Había pasado varios días desde el incidente del beso. Louis no había regresado después de aquello. El alfa se sentía un poco solo por la ausencia del menor ya que este acostumbraba a visitarlo todos los días. Nunca había pasado tanto tiempo sin ir a verlo.
El alfa miró su reloj y chasqueó la lengua, iba tarde. Estefan debía encontrarse en un restaurante con una compañera de trabajo. La omega había insistido en salir a cenar con él.
Estefan aparcó el auto en el estacionamiento del restaurante italiano. Caminó a la entrada del lugar y cuando entró quedó petrificado. Louis estaba en el restaurante con otro chico, muy grande para el gusto del alfa. Estefan detalló el acompañante de Louis. Era moreno, cabello castaño, alto, con buen cuerpo. En definitiva aquel joven era un alfa. Estefan sintió un gruñido nacer desde su garganta pero reprimió al alfa que pugnaba por salir.
"Me hizo caso" pensó el rubio con un poco de amargura. "Nunca me hace caso ¿Por qué ahora lo hace?" se cuestionó de mal humor. La realidad lo trajo de vuelta y recordó porque estaba en el lugar. Buscó a la omega con la que se había citado. La encontró a unas mesas de distancia de la de Louis. "Genial" pensó de mal humor.
Una morena de curvas pronunciadas, ojos color café y sonrisa coqueta, le hizo señas desde la mesa. Ignoró por completo a Louis y se acercó a Sofía con una sonrisa de comercial.
-Sofía, ¿esperaste mucho? -preguntó con un poco de pena al pensar que la había hecho esperar.
-¡No! -se apresuró a responder la omega sumisa-. Acabo de llegar -agregó con una sonrisa conciliadora.
Estefan asintió antes de sentarse frente a Sofía. El alfa detalló a Sofía, llevaba un vestido rosa, el cabello suelto, los labios rojos. Se veía hermosa. Pero aun así su alfa no la quería, no sintió nada por la belleza de la omega, lo peor de todo el olor de la chica lo empalagaba. No pudo evitar pensar en los ojos claros de Louis.
-Estas hermosa -alagó Estefan tomando la mano de Sofía que estaba sobre la mesa.
Sofía se sonrojó y agradeció bajito. Estefan sintió el cambio en el olor de Sofía. Alzó una ceja, al parecer la mujer estaba más que a gusto con su presencia.
-¿Estefan? -se escuchó una voz junto al rubio.
Estefan miró lentamente al dueño de esa voz, vio a Louis que tenía pintado el reproche y el dolor en su mirada.
-¡Louis! ¡Que sorpresa! -fingió el rubio de manera natural, después de todo era un abogado.
-¿Quién es ella? -preguntó entre dientes el menor sintiendo como un suave gruñido intentaba escapar.
Estefan miró sorprendido a Louis su olor había cambiado drásticamente. Se golpeó mentalmente, había olvidado que los omegas en ocasiones tendían a ser posesivos y celosos con sus alfas. Tras ese pensamiento Estefan frunció el ceño disgustado por la hipocresía del menor. El había contenido su alfa al verlo con el otro tipo.
-Es Sofía, mi cita. Ahora, sé un buen niño y regresa con la tuya -dijo el rubio con la voz un poco dura.
Louis apretó los puños a sus costados y miró rabioso a la mujer quien le regresó el gesto. Antes de irse le dedicó una mirada llena de dolor y traición a Estefan.
Después del acontecimiento Estefan notó nuevamente el cambio de olor en la omega.
-Discúlpalo -pidió el alfa.
Sofía frunció los labios pero aun así asintió.
El resto de la velada transcurrió normal. Pero Estefan no pudo evitar mirar de hito en hito hacía la mesa de Louis quien tenía la mirada apagada. Sofía intentaba reclamar su atención y Estefan ponía empeño en dársela pero el alfa con el que estaba el más joven no le daba confianza. Sus sospechas fueron confirmadas cuando Louis se levantó de golpe de la silla y miró indignado a su acompañante antes de abofetearlo. El restaurante quedó en silencio. El alfa se levantó furioso y tomó la mano de Louis. Estefan notó el rostro aterrado del chico. No necesito estar junto a Luis para escuchar los pequeños chillidos de pavor que emitía el omega. En un dos por tres el hombre se levantó de su silla y en tres zancadas tomó la mano del otro alfa.
-Suéltalo -demandó en un gruñido.
El otro iba a responder rebelde, pero la mirada que le dedicaba Estefan lo hizo desistir.
-Estefan... -dijo bajito Louis lleno de miedo.
-Suéltalo -gruño peligrosamente bajo Estefan.
El alfa más joven obedeció.
-Si ya tenías alfa no debiste sacudir la cola frente a mí -dijo socarrón el joven a Louis antes de irse.
El omega sintió sus ojos llenarse de lágrimas.
-Llévame a casa -pidió Louis a Estefan en un quejido.
Estefan miró a Louis y asintió. Regresó la mirada a donde estaba su acompañante y descubrió que ya no estaba ahí. Se sintió mal por la chica pero por ahora solo se preocuparía por Louis que estaba a punto de llorar.
Estefan pagó las cuentas y salió del restaurante con Louis siguiéndole el paso. Cuando llegaron al auto Estefan quiso decir algo pero no sabía qué. Entraron al auto y el silencio incómodo los rodeó. Louis miraba por la ventana dejando sus lágrimas correr. Estefan sentía que el pecho le quemaba detestaba ver en ese estado al omega.
-¿Por qué lloras? -preguntó preocupado el rubio.
-Por nada.
-Uno no llorar por nada.
-Dije que por nada.
-Louis...
El mencionado apretó los puños y miró furioso a Estefan.
-¡Maldita sea! ¿¡Cómo quieres que no llore!? Te he visto en una cita con una omega. Me dieron tantas ganas de agarrarla de los pelos. ¡Odio que no me mires! ¡Detesto que intentes estar con cualquiera menos conmigo!
Estefan apretó el volante, se orilló a un lado de la carretera, paró el auto y lo apagó. Estaban en un lugar poco transitado a esas horas. El rubio miró a Louis quién le regresaba la mirada confundido. Estefan sin decir nada tomó a Louis del cuello de su camisa y tiró de él. Juntó sus bocas en un beso demandante. Louis jadeó complacido e inmediatamente correspondió. Cuando rompieron el beso se separaron con la respiración acelerada.
-¡Maldición! -exclamó Louis-. Deja de ser tan egoísta -dijo llorando está vez de impotencia el menor.
-No llores -pidió Estefan afectado por los chillidos que emitía el omega.
Louis ignoró la petición y siguió llorando. Con rabia miró al alfa y comenzó a hablar nuevamente.
-No entiendo por qué eres así. Me besas en tú apartamento luego me hechas, sales con alguien y me vuelves a besar. Pero cada vez que te digo que me marques o por lo menos que me consideres como tu compañero sales con la verborrea de siempre "eres menor" "tu madre me mata antes" "mi padre no lo aceptará". Decídete de una puñetera vez que soy para ti.
El menor respiró aceleradamente cuando terminó. Sus lágrimas habían cesado y se encontraba más calmado por expresar lo que sentía. Estefan miró sorprendido a Louis.
-Lo siento, yo... -Estefan no hallaba que decir-. Discúlpame por besarte... yo...
-No te disculpes por besarme, idiota. Me hace sentir peor escuchar eso...
-No lamento besarte, bueno sí. Es que... ¡Dios! No sé qué decir, ni siquiera se explicarme a mí mismo que siento.
-Que alfa más inútil -dijo Louis cruzándose de brazos.
Estefan lo miró con una sonrisa débil.
-Ni que lo digas.
Más calmados, Estefan regresó a la carretera para reanudar el regreso al edificio departamental donde vivían. El pelinegro sonrió al ver el rostro tensó de Estefan.
-A pesar de todo lo inútil y egoísta que puedes ser no dejo de querer ser tuyo. No puedo dejar de amarte. Mi omega te ha escogido aunque no quieras aceptarlo -dijo Louis con una sonrisa resignada.
Estefan no dijo nada pero su alfa aulló orgulloso y prepotente al ver que el omega aun quería estar con él. Pero el lado racional de Estefan seguía negándose a rendirse ante el omega y su propio alfa. No podía estar con Louis, tenía miedo de perder todo y nada a la vez. Tenía miedo de buscar su propia felicidad, encontrarla y perderla. Después de todo, mientras su padre siguiera con vida evitaría a toda costa que su hijo siguiese mancillando el apellido de los Roth.