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Infatuación por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

Con amor para el gato <3

 

Gracias por leer, por favor disfruten.

Había llegado justo a tiempo para ver a Rebecca inclinada sobre la butaca contigua a la de su hermano en el palco privado, susurrándole algo de forma confidente mientras el pronunciado escote de su ceñido vestido seguramente revelara a Sabo mas encantos que los de aquel caliente aliento en su oreja, Luffy ya se esperaba algo parecido pero aun así verlo de primera mano le revolvía el estómago, esa era una de las tantas cosas que odiaba de la ópera, además de lo aburrida que podía ser.

Rebecca era la nieta de uno de los magnates más importantes de aquel país, dueño de una importante trasnacional y patrocinador de muchos centros de beneficencia y caridad, su preciosa nietecita huérfana salvo por el abuelo heredaría un día todos esos bienes y tradiciones,  un partido de verdad bueno considerando que su personalidad calmada y complaciente la convertirían seguramente en una grandiosa esposa, de esas que los hombres lucían orgullosos en las galas de noche buena, y tenía bastantes buenas cualidades que lucir.

Su cabello de un rubio peculiar que rayaba en el rosado, sus grandes ojos y agradable sonrisa, sus manos delicadas pero firmes y las amplias caderas que daban un balance perfecto a la pequeña cintura y enormes pechos, toda una esposa trofeo, la clase de chica que además de hermosa y rica era agradable, Luffy le tendría en una mayor estima si no fuera por el interés que aquella mujer parecía tener en su hermano.

Y quizá también fuera menos receloso al respecto si Rebecca hubiera sido la única interesada en liarse con Sabo, valla que si él había ayudado a arruinar un millar de planes para conquistar a su hermano estos serian pocos.

Así como la pelirosada parecía atraer un sinfín de pretendientes entre caza fortunas y viejos ricachones en busca de una esposa hermosa pero de buena cuna y su tía Viola, asesora financiera de aquella empresa, usaba eso para sacar provecho, no era raro que los padres de Sabo -por qué hacía algún tiempo que Luffy había dejado de considerarlos sus propios padres- hicieran lo mismo con su perfecto hijo.

Atractivo, joven, agradable y deseable no era de sorprenderse que las herederas de buenas casas cansadas de ser el centro de acosos por sujetos poco agraciados se tornaran hacia Sabo en busca de diversiones que si bien podrían haber conseguido en cualquier otro lugar si estas provenían de un chico de buena cuna siempre eran mejor vistas.

Su hermano siempre las trataba con tan poca importancia que no se daba cuenta que eso le hacía aún más atractivo, no faltaba quien intentara sobornar a Luffy incluso, al enterarse de que eran hermanos, solo para obtener algún tiempo a solas con Sabo, en principio el pequeño no había visto nada malo en aprovechar esa nueva manera de sacar ventaja de una aburrida cena de negocios y fastidiar un poco incluso al rubio pero al poco tiempo había comenzado a notar que a diferencia suya Sabo no parecía completamente oblicuo a los encantos de las chicas, el leve nerviosismo, la manera de tratarles con mas consideración y cortesía de lo que comúnmente trataba a otros, la manera de colocar sus manos en esas finas cinturas a la hora de algún baile, Sabo había sido su instructor de baile privado, insistiendo en que era importante que aprendiera aquello al menos solo para después decir que nunca podrían bailar en público juntos, no estaba bien visto, tantas cosas no estaban bien vistas con él pero si con cualquier maldita chica…

Aquello le fastidiaba profundamente.

Imaginar al rubio casado con alguna mujer desconocida en alguna casona y rodeado de niños llorones y molestos le dejaba un regusto amargo y el imaginarlo con alguna conocida era aún peor, no era que le disgustaran las chicas, simplemente no le agradaba pensar que alguien pudiera robarle a su hermano, una cosa era que él necesitara con quien distraerse cuando Sabo le dejaba solo en casa y otra muy distinta que Sabo pudiera querer o precisar de alguien que no fuera él, Luffy estaba seguro que si el rubio alguna vez le dijera que le gustaba alguien más jamás se lo perdonaría, a Sabo que nunca le había atraído nadie que no fuera Luffy apenas si podía pasársele aquello por la cabeza aunque era un pensamiento que asediaba al menor cada vez que debían presentarse en sociedad.

Sabo era suyo porque así siempre había sido, no había lugar alguno para duda al respecto en su mundo, no había otra cosa en esta tierra que poseyera o que le interesara poseer fuera de su hermano, era después de todo, mucho mejor de esa manera, mientras tuviera el amor de Sabo todo lo demás vendría por sí solo. No porque fuera así en realidad si no porque el rubio se encargaría de proveérselo, eso significaba el amor, Sabo se lo había explicado en alguna ocasión “todo lo que quieras es tuyo Luffy, porque te amo y yo te daré todo lo que necesites” aunque las cosas que deseaba no siempre eran sencillas de conseguir mientras Sabo lo amara se las daría, así como mientras él amara a su hermano se aguantaría a seguir con los jugueteos inútiles, que cualquiera pretendiera a Sabo no era más que un jugueteo inútil, una táctica de negocios más.—Espero no interrumpir. — mintió llegando al lado de Sabo con una enorme sonrisa que se había tornado en verdadera al ver la manera como los ojos del rubio se iluminaban solo de verlo, en verdad que no podía molestarse demasiado tiempo con aquel chico de ojos azules.

—Luffy…— Su nombre en labios de Sabo era como una especie de placebo, capaz de curar cualquier dolencia con tal de que lo creyera, porque no eran dolencias de verdad, solo pequeñas ideas que contaminaban su mente cuando se encontraban lejos. — Rebecca, recuerdas a Luffy ¿Cierto? — Sabo no moderaba su voz, en el palco solo estaban ellos tres y Viola, el viejo Riku, como después se enteraría, había ido al baño y Luffy por algún motivo se había sentido un poco curioso al respecto, casi pensaba que en esa clase de lugares la gente no iba al baño.

Rebecca y él habían hablado en un par de ocasiones, la primera durante el cumpleaños de no recordaba quien donde la chica lo había cubierto tras tomar un trozo del pastel antes de que el cumpleañero siquiera llegara a verlo y la segunda cuando en la fiesta de navidad de hacia un par de años la chica le había regalado el ultimo trozo de pavo, era una buena persona y si a esta no le gustara su hermano probablemente la habría considerado aún mejor, vio a esta asentir a la pregunta de Sabo y sonreírle de manera nerviosa mientras él simplemente se sentaba a un lado del rubio de manera pesada, sin saludar a los demás y pretendiendo que ponía algo de atención al espectáculo, las luches eran bajas, el cantante principal ya estaba en el escenario que era la única fuente de iluminación y cuando sintiera la mano de Sabo rosar de suya de manera aparentemente furtiva un suave suspiro dejo sus labios, ¿Por qué Sabo siempre hacia cosas así? La tersa tela de los guantes blancos de su hermano apenas si dejaba transmitir la tibieza de la piel debajo y la verdad era que Luffy agradecía por ello.

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A mitad del segundo Acto el pequeño monito ya estaba sumido en su butaca, con los pies sobre el balcón y quedándose notoriamente dormido, ni siquiera intentaba disimularlo, los otros parecían bastante absortos en el espectáculo, incluso Sabo que con aquella iluminación tenuemente rojiza y la música dramática de fondo bien le recordaba al protagonista de alguna película antigua, antes de quedarse realmente dormido se preguntó ligeramente que tan larga seria aquella película.

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Despertó al calor del abrigo de su hermano, las luces aun no estaban completamente encendidas lo cual le hizo saber que aquello era el interludio que se llevaba acabo antes del acto final, la butaca a su lado estaba vacía, incorporándose un poco el menor comenzó a fijarse en el teatro, el edificio enorme y hermoso con sus palcos privados, sus interminables filas de butacas rojas y su alto techo de acabados barrocos  era un lugar impecable, aquí y allá una que otra persona se veía entre los asientos pero el menor sabía que la gran mayoría de la gente se hallaría en el vestíbulo y los pasillos, estirando las piernas y charlando de la obra u otros temas importantes, ahí estaría Sabo, con algo de suerte cerrando su gran trato de aquella ocasión.

Siempre había un gran trato que cerrar, una gala a la cual acudir, una cena importante a la que asistir, un documento urgente que revisar y firmar, siempre, siempre, siempre… ¿Cuándo había sido que comenzara a sentirse de aquella manera? Se apretó más a aquel abrigo en busca del calor y el aroma de su hermano, el olor de la colonia de Sabo le inundo la nariz, el jazmín y el ámbar era lo que más resaltaba de aquel perfume cada que su hermano lo usaba, un leve almizcle quedaba de fondo y  se mezclaba con el clavo y tabaco, siguiéndole en la memoria aun cuando el aroma ya se había esfumado, era gracioso por que aquella colonia se la había obsequiado él por primera ocasión sin saber que en realidad se trataba de un perfume para damas, a Luffy simplemente le había gustado el empaque y cuando la dependienta de la tienda se lo mostrara podía decir que olía a Sabo, desde entonces su hermano siempre la usaba.

Aun recordaba aquella ocasión, había sido hace mucho tiempo, en una de las pocas vacaciones familiares que alguna vez tuvieran, el cumpleaños de su madre se acercaba y Dragón les había dado dinero a ambos para comprarle un obsequio sabiendo que Luffy seguramente gastaría su parte en golosinas, siendo el glotón egoísta que no podía poner atención a los detalles más simples, aun si solo contaba con once no había mayor excusa, a esa edad su hermano ya había mostrado signos de ser un chico responsable y merecedor de confianza, confiaba pues en que Sabo con sus catorce añitos supiera escoger un obsequio por los dos y no se había equivocado, el rubio le había arrastrado por toda la sección de damas por dos horas y media, Luffy prácticamente había muerto de aburrimiento.

El empalagoso aroma de los perfumes le llego mientras sentado al pie de una raca de abrigos esperaba a que Sabo pudiera escoger cualquier cosa, lo que fuera estaría bien si lo escogía él, después de todo a su madre seguro que no podía importarle menos el obsequio que le dieran un par de chiquillos a los que ni siquiera apreciaba demasiado, quizá con Sabo que lucía la misma cabellera dorada que ella fuera una pizca más cariñosa pero ni siquiera así Luffy le consideraba una madre amorosa, tenía un imparcial desinterés por sus hijos y a Luffy poco menos que nada podía importarle si no fuera porque su hermano parecía empeñado en hacerse notar para ella un poco más que para su padre, era un poco molesto.

Se puso en pie, caminando hacia las vitrinas que iluminadas con luces propias hacían brillar sutilmente un centenar de botellas diferentes, una negra de cortes cuadrados y con tapa dorada parecía desentonar del resto, todas esas botellas con sus muchos colores y formas fantásticas no lograban ahogar la imponente sobriedad de ese perfume, con sus manitas manchando el pulcro cristal Luffy se le había quedado viendo el tiempo suficiente para que una dependienta se acercara a preguntarle si estaba extraviado, Sabo aun rebuscaba entre las mascadas de seda, desde donde estaba podía ver perfectamente los zapatos negros y los jeans azul obscuro de su hermano.

—Quiero ver ese. — con su dedito había señalado la botella en cuestión, tras un pequeño titubeo la empleada había sacado la botella de muestra que entre las pequeñas manos de Luffy parecía aún más grande, eh incluso un poco tosca, ahora que la tenía ahí podía ver la inscripción en letras doradas que leía “BVLGARI” era la marca del perfume y el menor no estaba seguro como se pronunciaba aquello ni tampoco el nombre bajo este “jazmin noir” no había significado alguno para él en aquellas letras y de esas palabras solo el nombre de esa pequeña flor blanca que Sabo un día le había mostrado le hacía un poco de eco.

Una pequeña y fragante flor que Sabo le había mostrado en una visita al jardín botánico de un remoto pueblo donde pasaran otras vacaciones, recordaba haber preguntado a Sabo que era eso que olía tan bien y cuando este le señalara las diminutas flores blancas apenas si lo había creído; apenas había tenido que olfatear un poco aquel perfume para decidir que lo quería, era un olor que le recordaba a Sabo y quería llevarlo consigo aun si probablemente no lo iba a usar.

Saco de la bolsa de sus bermudas los billetes doblados que su padre le había dado, la chica lo había mirado con algo de suspicacia por unos momentos pero decidiendo que no era de su incumbencia de donde un chiquillo así había sacado el dinero simplemente cobro el perfume y le entrego al pequeño de cabellos revueltos una bolsita con su compra.

Una enorme sonrisa ilumino el rostro de Luffy cuando además de una bolsita con su compra la dependienta la diera algunas cuantas monedas y dos billetes con su cambio,  había conseguido aquella cosa que le recordaba a Sabo y aun podría comprar unas cuantas golosinas en cuanto Sabo diera por terminadas sus propias compras.

Como convocado por el pensamiento su hermano había aparecido con una bolsa muy similar a la suya, de plástico grueso y adornada con franjas grises y la marca de la tienda. —Lu, ahí estas ¿Qué es lo que compraste? — Sabo no pensaba que Luffy fuera a gastar su dinero en aquella tienda pero quizá lo había atraído alguno de los juguetes infantiles que estaban en una de las secciones contiguas, no le había dado demasiadas vueltas al asunto hasta que el menor le mostrara una caja blanca envuelta en plástico transparente, inconfundiblemente se trataba de un perfume. — Oh, no pensé que fueras a comprarle algo a mama. — el rubio no había hecho mucho por disimular su sorpresa, incluso había enarcado una de sus cejas.

—No es para ella. — Murmuro Luffy volviendo a guardar su compra, quizá no había sido tan buena idea mostrársela a Sabo que ahora lo veía con esa curiosidad y recelo como si estuviera esperando que dijera algo incorrecto para regañarlo.

—¿Y para quien es entonces? — No era raro que su hermano consiguiera y diera cosas a personas al azar solo porque estas se lo habían pedido, en especial a la servidumbre, como si fuera normal regalar joyas a una mucama solo porque estas “estaban ahí y madre no las usa” no le agradaba en nada al rubio que la gente pudiera aprovecharse de su pequeño hermano de esa manera.

—Para nadie en especial. — El menor se encogió de hombros, tomando la mano que su hermano le ofrecía para salir juntos de la tienda, ya era bastante mayor y no necesitaba que lo tomaran de la mano pero era algo que le gustaba si se trataba de Sabo así que no hacia ningún comentario al respecto aunque había descubierto a su padre viéndolos mal un par de veces por hacer aquello. —Me recuerda a ti, por eso la quería. — el rubio había soltado una pequeña risa que de cierta forma había hecho a Luffy sentirse un poco apenado, no sabía por qué, no sonaba a que se estuviera burlando de él pero quizá simplemente lo hacia consiente de que era extraño.

—¿Entonces piensas usar colonia de mujer para oler a mí? No sé exactamente como debería tomar eso Lu. — había un deje extraño en las palabras de su hermano, la única que usaba perfumes en casa era su nana, aunque el tocador de su madre estaba lleno de botellas nuevas, pensó que podría hacer lo mismo, conservar aquel perfume en la cajonera de su cuarto y olfatearlo cada que extrañara a Sabo.

Su padre había llegado antes de que pudiera contestar aquella pregunta, por primera vez agradecía un poco su presencia ahí.

En la suit privada del hotel donde se hospedaban ellos tenían su propia habitación, era casi como estar en casa, solo que la presencia de sus padre al otro lado de la pared les hacía consientes de mantener la voz baja cuando charlaban por la noche—Oye Luffy…— La voz susurrante de Sabo en su oído le causaba un leve escalofrió que solo se había intensificado al sentir los labios de este sobre la delgada piel del área entre su cuello y su oreja, había dos camas en la habitación pero aun así Sabo insistía a dormir juntos como solían hacerlo en casa. — ¿De verdad quieres oler a mí? — la mano en tono a su cintura no le pareció algo extraño eh incluso cuando el mayor acunara su mejilla para hacerlo girar el rostro no hizo ademan de detener a Sabo, aquellos roces nocturnos eran algo que le hacía sentir bien, cuando su hermano comenzara con ellos hacia unos meses no los había cuestionado y ahora que eran algo común tampoco se preocupaba demasiado por ello, tener a Sabo cerca de una forma que nadie más lo tenía le hacía sentir especial para el rubio.

A su madre y a su padre nunca les besaba en la boca, había visto a sus padres compartir esa clase de mimos y asumió que eran algo normal cuando Sabo comenzó a proporcionárselos, los labios del rubio sobre los suyos no habían tardado mucho, solo un pequeño rose, como alentándolo a decir su respuesta, a decir lo que su hermano quería escuchar. —Esto ya tampoco es suficiente para ti ¿Verdad Luffy? — No estaba seguro de lo que se refería su hermano pero negó con la cabeza levemente, nunca era suficiente de Sabo para él, con una pequeña mordida a los labios del mayor le indico que quería más de aquello, sintiendo la lengua contraria acariciar sus labios de inmediato mientras las manos de su hermano recorrían su piel bajo la pijama, apretándole más contra su cuerpo en la cama.

El beso duro hasta que su respiración que comenzaba a sentirse pesada se volviera casi húmeda por aquel interminable contacto conformado de pequeñas lamidas juguetonas y roces interrumpidos pero constantes, no sabía en aquel momento lo que Sabo pretendía pero con completa sinceridad podía decir que tampoco le interesaba mientras el rubio estuviera más tiempo con él.

La mañana del cumpleaños de su madre habían desayunado tarta de frutas y jugo, en pijamas aun pues la verdadera celebración seria aquella noche, le habían entregado los obsequios que Dragón y Sabo consiguieran para ella, incluso había un par con el nombre de Luffy en su empaque de colores brillantes aunque él realmente no le había comprado nada, el pequeño monito se dedicaba a devorar lo que había quedado de la tarta mientras veía a esa mujer de risos rubios y ojos azul aquamarina desenvolver un regalo tras otro, Sabo había sonreído de manera preciosa cuando esta tomase una de las mascadas que había escogido el mismo y la colocara en su cuello de manera elegante, el azul marino con estampado de constelaciones doradas hacia un hermoso contraste con su blanca piel pero Luffy no podía más que fijarse con un poco de rencor en las reacciones de su hermano, más aun cuando viera a aquella mujer colocar un pequeño beso en la mejilla del rubio, atrayéndolo en un suave abrazo para dejar que Sabo se hundiera entre su suave piel y sus mullidos pechos.

Era odioso ver el color en las mejillas de su hermano que no debería sentirse tan feliz por tan pequeños detalles que no alcanzaban a cubrir por los meses de ausencia de esos mismos padres que pretendían quererles solo un par de veces al año, en vacaciones y en navidad… y a veces solo en navidad, aun así parecía que era suficiente para Sabo el estar ahí en la estela del candor que despedía su madre para no cuestionar su ausencia después “siempre contratan a quien cuide de nosotros bien cuando ellos no pueden hacerlo Lu, es obvio que nos quieren, solo que tienen cosas importantes que hacer, ya lo entenderás cuando seas más grande” le había dicho Sabo en varias ocasiones pero la verdad era que aun ahora no lo entendía demasiado bien.

El siguiente obsequio era una cajita envuelta en un papel dorado con un moño rojo muy vistoso, Luffy que intentaba no poner demasiada atención a la escena para no amargarse la comida había mantenido la vista en él pensando que era tan bonito que resultaba casi una lástima tener que romper el papel, su madre lo había desgarrado sin consideración alguna y al ver la caja de perfume que este contenía solo le había observado unos segundos con su sonrisa habitual. — Muy bonito, ¿Lo escogiste para mi Luffy? — la suave voz melosa de aquella mujer que le había dado vida a ellos dos lo saco de su estupefacción ¿Qué hacia la botella de perfume que había comprado ahí?

— No es para ti. — Había dicho sin pensarlo dos veces, dejando la comida de lado dispuesto a quitárselo de las manos por la fuerza si era necesario, la mirada de su padre le advertía que no hiciera alguna imprudencia, incluso Sabo lucía un poco preocupado y le rogaba con la mirada que no causara disgustos a su madre. — No es para ella. — repitió sosteniendo la mirada de Dragón que fría y penetrante intentaba amedrentarlo, pero no sentía respeto por alguien a quien no veía demasiado. —Es de Sabo. — musito de forma seria y sin titubear, no se refería a que fuera de su hermano aunque quizá hubiera sonado así.

La risa que había cortado la tensión del ambiente los había hecho tornar la atención de nuevo a la mujer en la cama, aquella dama de verdad sabia robar la atención de su público a voluntad, no por nada era una artista bastante aclamada a donde quiera que fuera, que una chica joven y encantadora estuviera con un hombre como Dragón a muchos les parecía un misterio pero la pareja normalmente lucia bastante feliz, al menos Elizabeth Desire Cavendish así lo lucia, aunque los rumores decían que su unión se debía más bien a que tras malgastar la fortuna heredada de sus padres no le había quedado más remedio que aceptar la propuesta de matrimonio de Monkey D. Dragon esta sostenía que había sido el amor, la diferencia de edades sin embargo no ayudaba demasiado a confirmar esa historia de la manera que las personas normalmente aceptarían, Elizabeth había quedado huérfana a los 12 y abandonado la escuela a los 17 en busca de una vida libre y llena de lujos que había obtenido hasta que el dinero comenzara a ser un impedimento, para los 19 se encontraba sin un solo penique y el amor a los lujos le había inclinado a pensar que quizá fuera hora de sentar cabeza, de entre todos sus pretendientes había sido justamente su padre quien alcanzara a llenar la talla de aquel amor, para Luffy que había heredado un poco de esa naturaleza cambiante y caprichosa era más que claro, todo momento en la vida de esa mujer estaba hecho para se consentida y despertar la admiración de otros, así pues, una cosa que no le agradaba era la de ser robada de su puesto central bajo los reflectores, si con su primer hijo había hecho una leve concesión al darse cuenta de que este le miraba con la misma admiración que la mayoría de los hombres y podía incluso convertirse en una agradable compañía cuando su esposo se hallaba demasiado ocupado y ella demasiado hastiada de las falsas adulaciones de sus amigos el segundo había venido a destrozar esa bonita fantasía.

Luffy quizá luciera más parecido a la rama de la familia Monkey pero su carácter más propio de un miembro de la familia de los Cavendish solo había venido a convertirse en más difícil aun con los genes heredados de un padre necio como lo era Dragón, había sido por esas fechas que Elizabeth decidiera alejarse un poco de aquellos mocosos para volver a centrarse en su carrera. —Así que es para Sabo,  valla, pero que confusión. — Había dicho la mujer con aquella sonrisa de que todo le parecía bastante gracioso aunque no fuera así, sin consideración a lo que cualquiera tuviera que decir había rasgado el plástico transparente que resguardaba la caja y abierto esta sin demasiado cuidado. — vamos a ver cariño, préstame tu muñeca. — Las palabras que habían sido dirigidas a Sabo se obedecieron al momento y, de manera delicada, tras sacarle la tapa al botecillo aquel Elizabeth había procedido a presionar el atomizador haciendo que el aroma de aquel perfume flotara de manera notoria en la habitación y se asentara sobre su hermano de manera más notoria cuando le había indicado a este como esparcirlo por su cuello y su otra muñeca. —No esta mal. — admitió la mujer, acariciando el cabello de su primogénito de manera que a Luffy no acababa de gustarle pero que permitía con tal de no causar un escandalo mayor.

La química de la piel del rubio había hecho aquel aroma transformarse de manera sutil pero que Luffy apenas podía asimilar, era la misma fragancia que le habían mostrado sobre un papel pulcro y blanco ahora mezclada con el aroma natural de Sabo para convertirse en un nuevo olor que pasaría a convertirse en uno de los favoritos de Luffy con el tiempo.

Una de las pocas cosas por las que le estaba agradecido a aquella mujer, porque para ser sinceros era mucho más agradable cuando aquel aroma se pegaba a la ropa de Sabo o a sus sabanas que simplemente olfatear una fría botella y después, cuando Sabo comenzó con aquel vicio del tabaco de alguna forma su aroma simplemente se había enriquecido mas.

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—Estas despierto. — La voz de Sabo le había sacado de sus recuerdos, sin el abrigo casi le habría podido confundir por un mesero con aquella ataviadita tan formal, le devolvió la gabardina a su hermano mientras soltaba un pequeño bostezo.

—tengo hambre, ¿No hay palomitas? — la sonrisa de su hermano lucia entre divertida eh irónica, como si se preguntara si el menor pensaba que aquello era un cine.

—Veré que puedo hacer. — aun si era algo ridículo Sabo simplemente se había puesto la gabardina y salido unos segundos al vestíbulo, 15 minutos después de que las luces hubieran bajado y el acto final hubiera comenzado uno de los botones había llegado con las palomitas del menor en una bolsa que indicaba que las habían sacado de alguna máquina expendedora, probablemente en el salón de los empleados o algo similar.

Con algo de comida el acto final que constaba de una pequeña batalla demasiado dramatizada y un solo del tenor principal llorando la muerte de su mejor amigo tras darse cuenta que el amor de una mujer demasiado frívola quizá no había valido el sacrificio de quien conocía de toda la vida  parecía, más o menos, interesante.

Aunque no quería realmente al final había terminado compartiendo sus palomitas con los demás presentes, la sonrisa de Sabo le decía que no era una opción negarse y de mala gana accedió a que los demás tomaran un poco con la esperanza de no tener que ir a una aburrida cena después de aquello.

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—¿Van a quedarse aquí mucho tiempo? — La pregunta le había sobresaltado un poco, Rebecca se había acercado a él mientras Sabo hablaba con el viejo Riku y su tía Viola, al parecer las negociaciones habían ido bien para ambas partes por las sonrisas cordiales pero nada forzadas que veía en sus rostros.

—Probablemente algunos meses. — había respondido Luffy sin quitar realmente la vista de Sabo.

—Qué suerte, nosotros regresamos a España al final de la semana, me habría gustado poder pasear un poco más. —No podía decir que sintiera alguna clase de simpatía por aquello, si la chica quería pasear bien podría haberlo hecho, tan simple como salir de la habitación de hotel, o al menos así se lo parecía a Luffy. — Ustedes tienen una casa en esta ciudad ¿cierto? —

El moreno asintió, era la casa que originalmente pertenecía a su madre y que Dragón había recuperado en una subasta. —Es la ciudad donde Nació Sabo. — se encontró a si mismo diciendo, aunque eran hermanos no solo habían nacido en distintos hospitales sino hasta en distintos países, a veces su amigo Zoro solía bromear con él que por eso eran tan diferentes.

Extrañaba un poco a Zoro, no recordaba haberlo visto en años aunque a veces aún se telefoneaban, el peliverde no les guardaba rencor y Luffy jamás había reparado en que aquello pudiera ser anormal, sus juguetes siempre eran compensados de manera esplendidas una vez se aburría de ellos después de todo, no veía por qué habrían de resentirlo, Sabo nunca les había hecho nada lo suficientemente malo de cualquier forma.

— Espero poder verte de nuevo antes de irme Lucci. — Vio a la tía de Rebecca hacerle una señal a esta y simplemente sonrió, despidiéndose de ella con la mano, la primera vez que viera a Rebecca le había dado ese nombre falso y parecía que a esta aún no se le olvidaba a pesar de que su padre la corrigiera, era un detalle agradable aunque no tanto como saber que finalmente regresaría a casa con Sabo.

Ver a su hermano acercase a paso rápido le había hecho sonreír un poco más. —¿Te aburriste demasiado sin mí? — una leve risa abandono los labios del menor mientras Sabo le revolvía el ya de por si despeinado cabello.

—Fue horrible, en serio. — Dijo sin realmente tanta convicción en la voz, no la había pasado tan mal con Ace y aunque le habría gustado besar al rubio ahí, frente a todos para que quedara bien en claro la clase de relación que tenían era algo con lo que sabía no le convenía jugar demasiado, a los ojos de los demás ellos eran solamente dos hermanos que se querían mucho, incluso los juguetes de Luffy, cuando estos se comportaban adecuadamente, ayudaban a cubrir aquello.

La mano de Sabo bajando lentamente por su cabeza hasta llegar a su mejilla le había hecho sentir el terrible impulso de besarlo. — ¿Cómo podría compensártelo? — Si, en verdad, ¿Cómo podía Sabo compensarle todas esas cosas que le hacía sentir a veces?

—Quiero llevarme a Ace cuando nos vallamos. — Comentó, notando con agrado la manera como el tacto de Sabo se volvía un poco tenso.

No era la primera vez que uno de los caprichos de Luffy les acompañaba en algún viaje pero si, eso definitivamente complicaba las cosas un poco y también acortaba un poco su tiempo, solo tenía unos meses para engatusar a Ace por completo o recurrir a tácticas más drásticas…

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Continuara.

Notas finales:

Me causo un poco de gracia que varios piensan que Ace está cediendo a los encantos de Luffy pero prácticamente nadie reparo en el gancho a la quijada que este le dio en el cap anterior, pero bueno, Ace tampoco le dio tanta importancia así que supondré que es por eso XD

Espero que la historia les este gustando.

En un pequeño comentario a parte, Elizabeth Desire Cavendish, si la imaginan con el rostro de Cavendish están completamente en lo correcto, buscando información eh caído en cuenta que “Cavendish” no es un nombre si no un apellido, probablemente tomado de Thomas Cavendish, un navegante Ingles, sus nombres también están relacionados con el sujeto y bueno ¿Por qué una mujer (genderbend)? Bien, esta es una de mis pocas historias donde el Mpreg no es una posibilidad, quería aclarar eso.

Muchas gracias a quienes siguen esta historia y los comentarios son todos bienvenidos.

Gatito gordo, no sé si te guste esta historia pero sé que preguntaras si algún día llegas aquí, si, te amo mucho y por tu culpa y tu caven consumo esa pareja crack.


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