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Between Angels & Insects Edited por urumelii

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Notas del capitulo:

Hola!

 

les dije que no me iba a tardar tanto :D 

 

no lo hice o si??

quisiera más rvws T_T por eso ya me estoy apurando!!! 

La buena noticia? mi marido y yo tenemos nuevo depa! 

La mala es que mi trabajo me quita mucho tiempo T_T

 

espero poder actualizar de nuevo

 

 

Sueños y realidades


 


 


Pudieron haber pasado horas, tal vez días o tal vez solo fueron segundos, pero aquello no importó,  pues  ninguno  de  los  dos  quería  moverse.  Simplemente  no  querían  que  el momento  terminara,  pues  algo  les  decía  que  en  el  momento  en  que  finalizara,  nada volvería  a ser lo mismo.


 


-de...mo...nio – Aoi fue el primero en hablar.


 


Uruha sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la voz del pelinegro, sin embargo su cuerpo temblaba por el simple hecho de encontrarse frente a un  ángel. Jamás en toda su vida se había cruzado con uno, en su familia la tenían muy sobreprotegido, a pesar de que sabía cómo defenderse, como pelear, jamás lo había tenido que hacer frente a un ángel y no se sentía muy seguro de ganar. Sin embargo a pesar del miedo que sentía, otra parte de él quería acercarse al pelinegro.


 


El  ángel  por  su  parte  estaba  paralizado,  nunca  había  visto  o  sentido  algo  parecido, alguien de tan hermosa belleza, quería abrazar al ser frente a él, pero algo lo detenía, era un demonio, no podía. Sus piernas flaqueaban y su corazón latía rápidamente. El chico tenía el cabello de color castaño  miel,  del  mismo  color  que  sus  ojos  que  incluso  con más  luz  podrían  pasar  por amarillo. Tenía los labios de forma peculiar y las capas de maquillaje lo hacían  lucir  más  grande  de  lo  que  en  verdad  era.  


 


Era la clase de demonio que llevaba a los humanos a la perdición. 


 


-no me mates – Uruha por mero instinto se hizo hacia atrás, aunque ahora sentía que una cuerda invisible quería unirlo al ángel.


 


Aoi se mordió el labio – tengo que...- cerró su puño alrededor del mango de cuchillo en su cinturón - ¿Cómo te llamas? – ladeó la cabeza, tenía curiosidad ¿Por qué? No lo sabía.


 


-Kouyou...-  no  supo  muy  bien  porque  contestó  aquello,  su  nombre  no  era  ese,  se  sentía mareado.  El  pelinegro  negó  sabiendo  que  ese  no  era  su  nombre –  Uruha –  corrigió  su respuesta.


 


-vete –  le  estaba  dando una  oportunidad,  algo  que  jamás  había  hecho. Durante  todo  su tiempo como cazador, nunca había dejado a un demonio vivo, nunca mostraba algún tipo de compasión por ellos ¿Qué tenía de diferente ese chico?


 


El  castaño  asintió  asustado,  había  tenido  suerte  y  no  la  desperdiciaría,  caminó  rápidamente hacia la puerta pasando a lado de Aoi, rozando sin querer su mano con la del pelinegro. Al sentir el contacto Aoi lo tomó por la muñeca, impidiendo que avanzara mas.


 


-Yuu...-dijo el demonio al sentir el contacto que ahora le quemaba, no dolía pero era un contacto demasiado intenso.


 


Lo  jaló  hacia  él  quedando  de  frente  los  dos,  mirándose  a  los  ojos  -  ¿Quién  eres? –  un hermoso acertijo, era lo que proyectaban aquellos ojos color miel.


 


Uruha  parpadeó  rápidamente –  la  misma  pregunta  podría  hacerte  yo –  contestó  con palabras que se llegaron como caricias al oído de Aoi.


 


El  pelinegro  soltó  su  muñeca  pero  Uruha  no  cambió  de  posición,  en  cambio  el  ángel acarició  sus  brazos  desnudos.  Aquel  cuerpo  era  como  un  llamado  hacía él,  cada  centímetro  de  piel  que  tenía  a  la  vista  parecía  gritar  su nombre,  no  Aoi....Yuu...el  otro  se dejaba  ante  sus  caricias,  apenas  y  podrían  llamarse  de  esa forma  debido  a  los superficiales  que  eran,  sin  embargo  se  sentía  treinta  veces  más  que  cualquier  otro contacto que hubiera tenido jamás, los dos pensaban lo mismo.


 


-demonio de la lujuria ¿Qué hechizo me has lanzado? – preguntó Aoi cerca de los labios de Uruha.


 


El  castaño  fuera  de  ofenderse,  sonrió –  un  demonio  de  la  lujuria  sólo  puede  tentar humanos,  te  aseguro  que  aquello  que  estés  sintiendo,  lo  estoy  sintiendo  también –  dijo gatunamente, temblando bajo el contacto. Una parte de él clamaba por más, mientras la otra quería salir corriendo de miedo.


 


Aoi parecía atraído por el aroma del demonio,  se  acercó  a  aquellos  labios,  únicamente  buscando saciar aquel sentimiento que se había apoderado de su pecho. Iba a besar a un demonio y  no  parecía  importarle  en  lo  más  mínimo.  A  punto  estuvo  de  hacerlo  cuando  un estrepitoso ruido terminó el momento de golpe.


 


Uruha se separó rápidamente, lo miró por cinco segundos y salió como ráfaga de viento de ahí. 


 


Aoi necesitó varios segundos para captar que había pasado, no se explicaba nada, pero sea lo que fuere, se sentía completamente vacío ahora que el castaño se había ido, como si con él se hubiera ido su alma.


 


Salió  del baño  con  un  ligero  mareo,  olvidándose  que hacía  ahí  desde  un  principio,  tardó un poco en ubicar a sus acompañantes. Caminó en automático hacia ellos, sentándose de manera brusca en una de las sillas.


 


-¿estás  bien? –  preguntó  Kai alzando  una  ceja  y  mirándolo  con  preocupación.  Aoi asintió  pero  no  contestó  -  ¿seguro?  Estás  pálido –  miró  a  Reita  quien  asintió  dándole  la razón.


 


El ángel miró al sacerdote y posteriormente al portal – tengo que llevarte a la Organización – dijo de manera cortante.


 


Reita parpadeó  muchas  veces,  esperando  que  las  voces  se  manifestaran pero  no ocurrió, se revolvió incómodo en su asiento – pero no quiero, ya te dije que las voces quieren ir, y no  creo  que  sea  buena  idea –  contestó  mirando  su  cerveza  como  si  fuera  lo  más interesante del mundo.


 


-mira,  ya  te  dije  que  no  tengo  idea  de  que  voces  me  hablas,  pero  hoy  ya  tuve  un encuentro con dos demonios y los dos siguen vivos – dijo tan molesto que parecía que iba a comenzar a golpear gente en cualquier momento – lo menos que quiero hacer es andar vagando por aquí y encontrar más, mi misión es llevarte, te aseguro que no son malos –trató  de  tranquilizarlo –  sí,  son  algo  estirados  y  cerrados,  prepotentes  insoportables –frunció el ceño – pero no por eso malos – sonrió de lado.


 


 


Kai negó irónicamente –  excelente  descripción. Lo  que  Aoi,  -  lo  miró  para confirmar su nombre, el otro asintió- trata de decir es que no hay lugar más seguro para ti en este momento que la Organización – dijo en palabras tranquilas y reconfortantes.


 


Reita suspiró no muy seguro – de acuerdo, pero tú irás ¿verdad? – le preguntó a Kai, por alguna razón le tenía más confianza al sacerdote que al mismo ángel.


 


El chico miró a Aoi, quien torció los ojos en un gesto que se interpretó como un “ya que” y asintió mostrando su preciosa sonrisa.


 


<<uy, que bonito el sacerdote>> 


 


Reita ignoró la voz dentro de su cabeza.


 


-x-


 


Uruha  llegó  a  la  mansión  con  el  corazón  latiendo  a  mil  por  hora,  sin  poder  creer  lo  que acababa  de  pasar,  si  poder  sentirse  tranquilo  ni  un  segundo,  simplemente  la  imagen  de aquel ángel pelinegro no se le iba de la cabeza ¿Qué clase de juego cruel estaba jugando el  destino  con  él?  Porque  lo  sabía,  sabía  que  en ese  instante  en  que  se  cruzaron,  se amaron,  sus  vidas  se  entrelazaron  y no  habría mucho  que hacer  al  respecto,  sólo  podía amar  a  alguien  toda  tu  vida  ¿Por  qué un ángel?  ¿No  estaría  bajo  un  hechizo,  como  el mismo Yuu había dicho?


 


Yuu....ni  siquiera  entendía  porque  lo  llamaba  de  esa  forma,  el  ángel  ni  se  había molestado  en  decir  su  nombre  real.  Por  alguna  razón  llamarlo  así  se  sentía,  correcto…bien.


 


Seguía respirando con dificultad, sin atreverse a dar un paso más, después de todo había utilizado  gran  parte  de  su  energía  en  salir  del  bar  y desplazarse  mas  rápido  de  lo  que cualquier  ojo  humano  pudiera  ser  capaz  de  percibir.  Demasiada  energía  considerando que se sentía débil por el simple hecho de no estar cerca de él. Cerró los ojos con fuerza, negando  y  dándose  golpes  en  la  cabeza  contra  la  puerta principal  en  la  que  se encontraba recargado.


 


-Uru...-  la  voz  de  Ni-ya  lo  despertó  de  su  lapso histérico.  Se detuvo  en  seco  y  miró  al pequeño demonio de cabello plateado, mirándolo como si estuviera loco - ¿estás bien? –alzó una ceja.


 


Uruha  sonrió   incómodamente –   cl..claro  que  si –   tartamudeó   caminando  hacia  las escaleras.


 


-deberías ir a ver a Shou – sugirió el otro.


 


El  castaño  cambió  su  expresión,  lo  habían  descubierto, seguro  lo  matarían  al  descubrir que  no  estaba.  ¿Cómo  iba  a  explicar  su  desaparición?  ¿Tendría  que  hablar  con  Sakito acerca de lo que había pasado con el ángel?


 


Subió las escaleras pesadamente, temiendo la enorme reprimenda que le esperaba. 


 


-x-


 


Miyavi  era  el  líder  de  la  Organización,  uno  de  los  siete arcángeles  y  uno  de  los  mas ocupados. Los humanos lo conocían como Uriel, aunque  él nunca se presentó como tal. No era un líder convencional, pues su carácter era por sobre muchas cosas muy fácil de sobrellevar, jamás se enojaba y le buscaba el lado bueno a las cosas, por demás era muy tranquilo en  aspectos  de  ira  o  cosas  por  el  estilo.  Sin  embargo  era  una  persona absolutamente  profesional,  cuando  se  requería  seriedad  se  transformaba  y  hacía  las cosas  como  nadie  más.  Y  aunque  no  muchos  lo  supieran  cargaba  una  de  las  más grandes responsabilidades de la tierra. 


 


Caminó  por  uno de  los  pasillos  menos frecuentados por  los  ángeles  de  la Organización, puesto que  algunos  lo  tenían  prohibido  y  lo  que tenían  acceso  simplemente  lo  evitaban. Se detuvo frente a una puerta que desentonaba con las demás, en lugar de ser de oro y piedras preciosas, era de simple madera. No tenía picaporte, ni un lugar por donde abrirla, simplemente era la puerta y nada más. Era imposible abrirla.


 


Miró  la  puerta  como  tantas  veces  lo  hacía  y  repasó  con  su  dedo  índice  la  única  figura tallada  en  la  puerta,  un  pentagrama. La  puerta  permaneció  cerrada.  Suspiró  y  sonrió  al sentir que lo abrazaban por detrás.


 


-¿otra vez? – dijo la voz de su pareja dulcemente.


 


-sabes que no lo puedo evitar – contestó aun repasando el pentagrama.


 


-no se abrirá y lo sabes, no mientras la organización esté aquí – lo trató de tranquilizar.


 


Se  giró –  no  lo  sé  Melody –  abrazó  a  su  pareja  por  la  cintura –  a  veces  siento  que  no puedo confiar en nadie, algunos a veces parecen querer que la puerta se abra. Ya no se expresan  de  los  hombres  como  antes,  ya  no  parecen  interesados  en  el  futuro  de  la humanidad – explicó con pesar.


 


Melody  acarició  su  mejilla –  están  cansados,  pero  eso  es  muy  distinto  a  querer  que  se acabe el mundo – le besó la nariz.


 


-si  tan  sólo  pudiera  quitarme  este  mal  presentimiento–  torció  la  boca  -  ese  portal  es  la clave  de  todo  -  cerró  los  ojos  -  si  Aoi  no  lo  trae  a  tiempo,  si  alguien  más  los  descubre. Soy el único que conoce la forma de abrir esta puerta, y si no neutralizamos a ese Portal quien sabe que podría pasar - suspiró. 


 


-nada.  Por  años,  milenios  has  impedido  que  esta  puerta  se  vuelva  a  abrir.  Esta  vez  no será diferente - lo jaló de la mano y se alejaron por el pasillo de color blanco.


 


-x-


 


Después del Diluvio, la primera y la última vez que la puerta se abrió. Dios prometió que no  volvería  a  interferir  en  el  mundo.  Prometió  que dejaría  que  serían  sus  propios  hijos quienes decidieran  cuando  habían  tenido  suficiente,  cuando  ellos  mismos pondrían fin a su existencia y al mundo. Cuando estuvieran hartos de la manera en la que vivían, de la mala manera en la que vivían. Y les regaló el arcoiris.


 


-x-


 


 


Uruha subió lentamente por las escaleras, no quería enfrentarse a su hermano; seguro le iría  muy  mal  por  haberse  fugado  de  esa  forma.  Nunca  lo  había  hecho  y  ahora  entendía porque, al recordar su encuentro con el ángel su cuerpo se estremeció. Giró a la izquierda por el pasillo para dirigirse a la habitación que Sakito compartía con Shou; pero se detuvo al encontrarlo sentado en la puerta fumando. 


 


-Sakito - lo llamó con voz baja. El rubio alzó la cabeza y lo invitó a sentarse con un gesto. 


 


Algo que hizo de inmediato estirando el brazo para que le compartiera de su cigarro, pero su hermano no se lo dió - yo... - se mordió el labio. 


 


-hoy  nos  emboscaron  -  dijo  su  hermano  mayor  mirando  la  ceniza  mientras  el  cigarro  se consumía - le dije a Shou que no sería fácil y dicho y hecho. Había ángeles esperándonos y el portal terminó por escaparse con Aoi Shiroyama - tiró la ceniza en el cenicero a su lado  -  y  eso  no  es  todo,  llego,  preocupado  por  la  batalla;  con  miles  de  problemas  en  la cabeza y resulta que mi hermano; el que tiene prohibido salir de la casa, no está. - lo miró con aspecto enojado - ¿Qué carajo estabas pensando? Aoi Shiroyama anda suelto por ahí, con ese portal fuera, todo es tres veces más peligroso y ¿tú decides que es el día en que quieres rebelarte? - alzó la voz - ¿estás buscando que te maten? - apagó el cigarro. Uruha  se  sintió  pequeño  y  muy  estupido,  quería  contarle  sobre  su  encuentro  con  aquel  ángel. No sabía a quien más podría contarle algo como aquello pero no podía. A pesar de que los dos se contaban todo siempre.


 


–  está  bien,  solo  fue  un  susto  y  sé  que  no  poder  salir tu  solo  es  muy  fastidioso.  Lo entiendo, pero ahora con el Portal, si antes era peligroso , ahora es mucho peor y quisiera que  lo  entendieras –  dijo  como  si  no  fuera  la  gran  cosa –  pudo  haber  sido  peor,  pero necesito que no te arriesgues, tú sobre todas las cosas– se quejó tratando de ocultar su preocupación. Le puso una mano sobre la mejilla.


 


Uruha torció la boca, conocía a su hermano demasiado bien - es que no lo entiendo, si me dejaras salir me podría defender. No sería tan riesgoso, siento que no confías en mi o me estás ocultando algo– dijo pacientemente, sabía que aunque se resistiera, al final Sakito le terminaría contando todo.


 


-es  el  Portal –  respondió  apretando  el  puente  de  la  nariz  -  es  todo,  me  pone  muy nervioso - prendió otro cigarro. 


 


-Sakito, ¿para qué queremos al portal nosotros? Es decir, se supone que tiene la clave del fin del mundo ¿eso de qué nos sirve? – preguntó un poco incómodo.


 


Él sonrió – pequeño – lo molestó, revolviéndole el cabello – no es que nos sirva, es que si ese portal pisa la Organización el fin del mundo será inevitable – hizo una mueca – las voces  que  él  escucha  no  son  seres  de  otras  dimensiones  infernales,  son  ángeles desterrados – Uruha abrió los ojos con sorpresa – son ángeles que juraron exterminar a la raza humana,  son ellos  los  culpables de que  desde un principio  se  pensara que  éramos nosotros  los  causantes  de  las  desgracias  humanas,  son  ángeles ancestrales  que  han estado buscando la forma de regresar a terminar lo que empezaron hace miles de años. Se dice que en la organización se encuentra el lugar para desatar el fin del mundo – le dio una  bocanada  a  su  cigarro –  nosotros,  podemos  evitar  que  eso  pase  sin  necesidad  de matar  al  Portal  y  al  mismo  tiempo  podríamos  limpiar  nuestro  nombre.  Vivir  en  paz–  se mordió el labio.


 


-¿Por qué ellos no pueden? – preguntó con curiosidad.


 


-además de que no estás hablando de demonios, los ángeles no están en contacto con la dimensión de donde provienen esos seres….


 


-....nosotros  si –  finalizó  Uruha  con  un  escalofrío –  si  confiaran  en  nosotros –  dijo  con decepción.


 


Sakito se alzó de hombros – por eso no podemos ir pacíficamente, pero – volvió a suspirar – a veces te cansas de ir contra corriente, sé que es lo mejor, sin embargo  ya me cansé de ver morir a los míos por culpa de una guerra sin sentido – siguió fumando.


 


-cacería –  corrigió  Uruha. 


 


Porque era  cierto,  si  bien  los  demonios  sabían  defenderse  y en sus  momentos  también  lograban  matar  ángeles,  los  pleitos  nunca  eran  causados  por ellos,  sólo  en  contadas  ocasiones.  Pensó  en  Yuu,  en cómo  había  dicho  que  tenía  que matarlo, como si fuera una clase de deber; sintió un escalofrío. 


 


-lo siento - dijo finalmente. 


 


Sakito asintió - sólo no lo vuelvas a hacer. Te prometo que cuando esta locura termine yo mismo dejaré que te vayas de viaje tu solo - sonrió pero había algo en esa sonrisa que no terminó por convencer a Uruha. 


 


-x-


 


Iban  caminando hacía  una gran  avenida, para  tomar  un  taxi.  Después  de  que Reita había terminado su cerveza el ángel estaba preparado para irse y de muy mal humor. Aoi iba frente a ellos con enfado, mientras Reita y Kai trataban de mantener el paso detrás de él.


 


-pensé que la Organización estaba en otra dimensión – mencionó Kai con ironía. Eran mas de las tres de la mañana y no era para nada seguro caminar por esas calles que de bonitas tenían poco.-está  fuera  de  los  ojos humanos,  no en  otra  dimensión –  contestó  Aoi  secamente.  Aun sentía  su  pecho  arder,  cada  que  caminaba,  cada  que  doblaba  una  esquina  esperaba verlo, quería verlo, ansiaba verlo, necesitaba desesperadamente verlo.


 


-¿entonces para qué necesitamos un taxi? – preguntó el padre confundido.


 


Aoi paró en seco – el hecho de que esté fuera de tus ojos no significa que se puede llegar a ella desde todos lados, además ustedes no pueden volar, lo que hace que tome el triple o mas  tiempo  llegar  a  cualquier  lugar –  recalcó  molesto.  Y  la  verdad  no  era  que  la presencia  de  los  otros  dos  le  molestara,  era  ese  demonio, era  la  ausencia  de  ese demonio. Giró los ojos al darse cuenta que no se lo estaba haciendo mas fácil y mucho menos al portal – miren tuve un día de pesadilla, solo quiero llegar a casa, darme una ducha y tal vez un tiro después – dijo sarcásticamente.


 


Reita  asintió,  estaba  más  tranquilo  después  del  alcohol. Al  menos  las  voces  habían permanecido  calladas  hasta  ese  momento –  puedo  soportar  tu  mal  genio,  créeme.  Sólo no  camines  como  si  fueras  solo,  no  todos  pueden  mantener  tu  paso –  miró  al sacerdote quien lucía un poco cansado, seguramente eso de las actividades físicas no se le daban mucho.


 


-de acuerdo – asintió Aoi, comprendiendo un poco la situación.


 


El rubio hizo el amago de caminar, pero una punzada en la cabeza se lo impidió. Escuchó el  grito enorme de una  de  las  voces, nublándole  por  completo  la visión. Después  no fue un  solo  grito,  fueron  dos,  uno  mas  agudo  que  el  otro, seguido  de  otro,  y  otro  mas. Gritaban  como  si  las  estuvieran  matando.  


 


Reita  sentía  que  su  cabeza  explotaría  en cualquier momento. Trató de taparse los oídos pero resultó inútil.


 


Tanto como Kai como Aoi se acercaron, pero el rubio se desvaneció ante sus ojos - ¿Qué  le  pasa? –  preguntó  el  ángel  con  verdadera  preocupación. Había  alcanzado  a agarrarlo antes de que cayera irremediablemente al piso.


 


-dice que pierde el conocimiento cuando escucha a todas las voces hablándole al mismo tiempo – explicó el otro verificando el estado del portal – está ardiendo en fiebre – dijo mirando a Aoi, quien ya lo tenía cargado como princesa.


 


Aoi miró a todos lados, tratando de encontrar una respuesta en algún lado, parecía que todo se le había complicado más de la cuenta -no podemos moverlo así – lamentó, no era un inconsciente, no pondría en peligro la vida de ese chico – pero tampoco es como que nos  podamos  quedar  aquí  o  llevarlo  al  médico –  definitivamente  no  estaban  en  el  lugar mas bonito de la ciudad.


 


Kai también miró a su alrededor –ahí – señaló un motel de mala muerte que parecía un agujero de drogadictos y prostitutas,  pero no tenían muchas opciones.


 


-¿con qué se supone que paguemos? – Aoi alzó una ceja.


 


-¿no traes dinero? – Kai parecía sorprendido.


El ángel abrió la boca ofendido – bueno si, pero….


 


-ser tacaño es pecado – el sacerdote caminó hacia el motel.


 


Aoi no tuvo más remedio que seguirlo refunfuñando cosas acerca de lo que acababa de decir. En definitiva esto no ayudaba con su humor.


 


Tuvo que admitir que ver a Kai pedir una habitación en un motel de mala muerte, para tres  personas  y  una  de  ellas  desmayadas,  fue  una  de  las  cosas mas  entretenidas  que jamás  vio.  Es  decir,  el  sujeto,  que  parecía  un  proveedor  de  drogas  no  un  recepcionista, trató  de  convencerlo  que  ninguno  de  sus  huéspedes  necesitaba  un sacerdote.  Una  plática de  diez  minutos  antes  de  que  dejara  que  Kai  pidiera  una  habitación.  Cuando  lo  hizo, trató  de  convencerlo  que habían  mejores  hoteles.  Aoi nunca  había  visto a un padre  a punto de golpear a alguien y estaba seguro que cinco minutos mas y lo habría hecho.


 


 


Cuando  por  fin  estuvieron  en  la  horrenda  habitación, Aoi  recostó  sobre  una  de  las  dos camas  a  Reita,  quien  estaba  empapado  en  sudor.  Kai  de  inmediato  se  dirigió  al  baño por una toalla, la cual mojó con agua helada y la llevó directo a la frente del portal.


 


-¿Cuándo  crees  que  se  le  pase? –  preguntó  cruzándose  el  ángel  de  brazos.  Estaba parado a un lado de la cama, viendo como Reita se retorcía en esta y Kai estaba sentado a su lado.


 


-no lo sé, pueden ser horas o incluso días – respondió quitándole la toalla y dirigiéndose una vez mas al baño para enfriar el agua.


 


Aoi se quedó mirando al rubio – espero que no tarde tanto, es peligroso quedarnos aquí – le gritó a Kai.


 


De  pronto  Reita  comenzó  a  hablar  solo,  balbuceaba  cosas al  principio,  cosas  que  no  se entendían. El sacerdote aun no regresaba del baño cuando el rubio pronunció -Uruha.....- fue la única palabra que Aoi alcanzó a entender.


 


Palideció  -  ¿Qué  dijiste? –  preguntó  como  si  Reita  pudiera  escucharlo.  Imposible,  no  ese nombre de nuevo.


 


-¿Qué pasa? – Kai salió con la toalla en la mano.


 


-conseguiré  algo  de  comer –  dijo  el  ángel  saliendo  de  la  habitación  completamente perturbado. Sin importar la hora. 


 


-x-


 


Después de hablar con su hermano, Uruha se dirigió a su habitación, tenía la cabeza hecha un  lío  y no  nada  mas  la  cabeza, se  sentía  diferente, extraño.  Sentía  debilidad, debilidad que sabía que se iría si estuviera con Yuu, quería verlo, pero sabía que no podía.Tal vez esa iba a ser la única ocasión en la que lo iba a ver. Debía estar preparado para esa  posibilidad ¿entonces?  ¿Por  qué  se  sentía  así?  Tal  vez  mañana  disminuiría  el sentimiento, tal vez solo era algo de veinticuatro horas o simplemente se estaba volviendo loco. Era imposible sentirse así por un ángel, si alguien se enterara ¿qué pasaría? Seguro ahora lo encerraban en el sotáno, y aún asi no podía estar seguro si aquello era lo que se sentia. Esperaba que no. Se  recostó  en  su  cama  suspirando,  la  sensación  de  opresión en  su  pecho  no  se  iba, esperaba  que  lo  dejara  dormir.  Cerró  los  ojos,  cayendo  en  un  profundo  sueño  casi  de inmediato y sin notarlo. 


 


Su  descanso,  sin  embargo,  estuvo  perturbado  por  una  pesadilla.  Una  pesadilla  que  últimamente inundaba sus sueños cada vez con mas frecuencia.


 


Corría  por  un  enorme pasillo,  algo  lo estaba  persiguiendo  pero no  lograba distinguir  que era. El pasillo lucía interminable, pero él seguía corriendo, tenía que encontrar algo o a alguien,  por  mas  que  lo  intentaba  no  lograba  hallarlo.  No  podía  distinguir  nada  a  su alrededor, sólo una luz blanca que iluminaba todo y no lo dejaba ver con claridad el rumbo que estaba tomando, así que seguía corriendo en línea recta. Una voz detrás no dejaba de llamarlo, él seguía huyendo. Hiciera lo que hiciera no  debía  hacerle  caso  a  la  voz.  Luego  la  voz...  se  hicieron  dos,  y  tres  y  cuatro,  hasta hacerse incontables.


 


Se  detuvo  en  seco,  harto  de  los  gritos  que  llamaban  por  su  nombre, decidió  voltearse  y hacerles frente pero no vio nada. Se sintió solo en ese enorme pasillo, en un espacio vacío donde de pronto pudo ver una puerta, una puerta de madera. Las voces que lo llamaban provenían de ahí, estaba segura.


 


-no  entres –  una  voz que  nunca  antes  había  reconocido  le  habló.  Sin  embargo  ahora  sí sabía quien era – hagas lo que hagas no entres ahí...Kouyou– le dijo.


 


Trató  de  alejarse  pero  una  fuerza  invisible  lo  sujetó  por  el  brazo.  Un  pentagrama  en  la puerta brillaba, se abrió de golpe y lo que lo tenía sujeto, lo arrastró hacia adentro. Trató de zafarse pero no podía.


 


Casi siempre aquello lograba arrastrarlo hasta dentro y ahí despertaba, pero esta vez no fue  así.  Cuando  estuvo  a  punto  de  ser  jalado  completamente,  volvió  a  escuchar –  estoy contigo – le dijo la voz de Yuu.


 


De pronto se sintió fuerte y logró zafarse del agarre justo antes de entrar por la puerta del pentagrama. Se quedó estático, mientras las voces lo llamaban desde dentro –aquí estoy – Yuu lo abrazó por detrás. Y entonces las voces comenzaron a gritar de dolor.


 


Se despertó de golpe, respiraba agitadamente y sudaba. Se talló los ojos recuperando el aliento.  Sintió  una  punzada  en  el  antebrazo,  se  miró  con  curiosidad  y  descubrió  un enorme  moretón  plasmado  en  él,  tenía  la  forma  de  una  mano,  como  si  lo  hubieran sujetado muy fuerte.


 


Abrió mucho los ojos, había sido un sueño, solo un sueño. Miró por su ventana, llovía, no sólo llovía parecía que el cielo se estaba cayendo y entonces necesitó tanto de ese ángel que vio una sola vez. El ángel que ya amaba, porque así debían ser las cosas. 

Notas finales:

y?? que opinan?? 

 

les está gustando??? 

 

que pasará ahora??

 

que es esa puerta?

 

Aoi llegará a darse esa ducha?? 

 

galletas por reviews (?)


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