Advertencia: Este capítulo es demasiado angst. Si estás pasando por un momento de depresión, evita leerlo. Las cosas se pondrán mejor, busca ayuda!
Yo encontré alivio en un grupo llamado 4to y 5to paso (para problemas emocionales de todo tipo) los hay por latinoamérica en diversos países. Mi fraternidad tiene unos en Perú y otro en Panamá, con miras de llegar hasta Argentina y España <3
Hola Diario:
La noche después de la cena, Grace me envió un mensaje pidiéndome disculpas. Creo que mi madre le contó lo sucedido después de que yo le conté sobre el tipo del balcón. Grace se sintió muy mal por ello y me pidió verla en un café cercano a mi casa.
En aquel momento no pensé que tuviera mucha importancia aquello, no entendí por qué Grace se disculpaba por la actitud de ese sujeto. No tenía mucho sentido, aunque conociéndola, seguramente sentía que era por haberle permitido a William invitarlo.
Eso pensaba.
Llegué al café y ahí estaba ella. Suele llegar diez minutos antes a todos lados, tiene una obsesión con la puntualidad contrario a William, que siempre es el último en llegar a los sitios. Son tan opuestos a veces, pero supongo que eso es lo que hace que la relación que llevan sea tan… especial.
Como sea, me senté a la mesa que ella ya había ocupado, algo lejos de las mesas ocupadas. No era tan temprano, así que había poca gente pues era en horario laboral. Ella había pedido un té y yo pedí solamente un café.
Se quedó en silencio un buen rato, mirando su taza, moviéndola entre sus manos y viéndola como si fuese muy interesante. Abrió la boca un par de veces como para decir algo, pero quizá no sabía cómo empezar, así que esperé y observé alrededor mientras ella pensaba en qué decir quizá.
Quizá es la depresión, pero todo alrededor, por más que el día estaba soleado como cualquier día de primavera, se sentía frío, sombrío, carente de color. Era como una fotografía en escala de grises. La risa de las personas me parecía sin razón, las plantas me parecían carentes de vida…
Nada tenía vida, todo lucía apagado…
Miré mi taza de café humeante y le di el primer sorbo. Grace pareció salir de su estado de meditación y habló al fin.
-Craigh - me miró a los ojos -. Se llama Craigh Harrison… Es mi cuñado - agachó la mirada, apenada -. Excuñado... Wanda está en Irlanda y se llevó al pequeño Matt hace tiempo ya. Craigh siempre me cayó bien, lo cual te puede parecer raro, pero es que él no era así de amargado ni tan… irritante. Después del divorcio y de que Wanda se llevara a Matt, Craigh empezó a comportarse de esa manera. Yo… entiendo que está triste en cierto modo, pues Hachi se convirtió en una “extensión” de Matt para él y perderlo fue un golpe bastante duro - encogió los hombros -. Pero no justifica que te haya hecho pasar tan mal rato. Usualmente Craigh es jodidamente directo con lo que piensa, a veces molesta un poco eso, pero… En estos tiempos parece importarle poco tener algo de tacto. De verdad lamento que todo esto haya pasado - explicó cabizbaja mientras yo la veía y por dentro sentía que me había comportado de una manera insensible con el pobre tipo.
Es decir, yo no conocía lo que él había pasado y él tampoco conocía mi situación, pero… Quizá debí ser más comprensivo…
Sentí culpa.
-No lo sabía… - murmuré.
-Oh, no, no, no, no te sientas culpable por él, cariño - alargó su mano hasta la mía por sobre la mesa y la apretó fraternalmente -. Ellos se separaron porque simplemente no había química, nunca la hubo en realidad. Creo que para ambos fue más un casarse por no estar solos que por amor. Craigh ama a su hijo, pero simplemente no podían seguir juntos él y Wanda… Y ya sabes la clase de histérica que es ella siempre - entornó los ojos -. La quiero mucho y todo, es mi hermana, pero su carácter no le ayuda mucho… Pobre de Matt, que tiene qué aguantarla solo - sonrió con tristeza -. Ya casi tiene seis años, hace tres que Wanda se lo llevó y Craigh sólo fue decayendo. Desde ese momento el trabajo y Hachi fueron su todo, y pues… Luego de perder a Hachi, supongo que eso fue lo que lo quebró. Dejó el trabajo a los pocos meses, se tiró al vicio… Puso a la renta una casa que tiene en Boston y de eso vive prácticamente. Es muy triste…- me contó.
-¿Y así pretendes que no sienta lástima por él? - le recriminé irónico.
-Bueno, sólo pretendo que entiendas un poco por qué se comporta como un cabrón -puso los ojos en blanco -. Sé que no es motivo para que le amargue la vida al resto, pero…
-Sí, yo mejor que nadie sé de eso - desvié la mirada. ¿No era eso lo que yo le hacía a los que me rodeaban? A mis padres principalmente. No entendía cómo ellos me aguantaban…
-Cariño… es normal que te sientas así después de perder a la persona más importante de tu vida, pero…- se mordió el pulgar suavemente, como pensándose si decirme lo siguiente -. Pero yo creo que… deberías consultar con un tanatólogo… He oído que el duelo no debe durar demasiado, que es perjudicial para ti y…- la interrumpí.
-No es algo que se pueda superar nada más así, tú no entiendes y espero que jamás pases por esto - sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas -. Mejor me voy a casa - saqué mi cartera y dejé un billete de cinco en la mesa.
-¡Scott, yo no quiero que sigas destruyéndote! -me gritó y comenzó a sollozar.
Volteé a verla… Grace… Gracie, siempre había estado ahí pero yo me dedicaba a alejarla. Me acerqué a ella y me hinqué a su lado mientras ponía mi mano sobre su hombro.
-Perdón… - le murmuré.
-Scotty - pronunció aquel mote cariñoso entre sollozos -. Matías jamás habría querido verte así… Yo entiendo que es difícil, pero… -siguió sollozando un momento -. No sé qué hacer… -alcanzó a pronunciar con un hilo de voz antes de volver a sollozar por un rato más, incontrolablemente -. Todos los que te amamos estamos preocupados, y no quiero que sigas el mismo camino que Craigh - se cubrió la cara con ambas manos y lloró, lloró amargamente mientras yo la abrazaba.
Finalmente, le prometí que iría a un grupo de autoayuda. En esta ciudad abundan, así que no fue difícil encontrar uno cerca de mi zona…
El problema es que la reunión era hoy a las siete. Son casi las nueve y está por terminar.
Simplemente no tuve ánimos de ir.
¿Para qué lo necesito? No van a poder ayudarme… ¿Cómo van a hacer para quitarme esto que siento, que me oprime el pecho y no me deja respirar? Ojalá lo oprimiera suficiente como para poder matarme… pero no lo hace… oprime durante días y de repente, me levanto una mañana sintiéndome un poco mejor, pero siempre vuelve…aunque no haya pasado nada, aunque no haya tenido ningún disgusto en todo el día ni me haya encontrado a alguien que me recuerde de manera cruel que ya no está él…
Aquella vez que salí a pasear al perro de mi mamá al parque y sentí que todo iba bien… A pesar de que era el mismo parque a donde solíamos ir, no sentía nada de tristeza aunque recordaba los buenos momentos… Snow corrió por todos lados mientras yo le lanzaba varas que nos íbamos encontrando por el camino y me las traía de vuelta. Me sentí con ganas de hacer eso todos los días, de salir y respirar el aire fresco de la mañana.
Por primera vez en meses me había levantado temprano, como antes. Incluso pensé que sería buena idea volver al trabajo… Pero de repente, de la nada, sin que siquiera pasara algo, comencé a sentirme sumamente triste de nuevo… Me costó un mundo llegar a casa.
Creo que Snow percibió mi estado, pues no se resistió a volver como siempre hacía. Al contrario, se acurrucó conmigo en el sofá y, podría decirse que, me abrazó todo el tiempo hasta que mis padres volvieron a casa.
Es muy jodido sentirse así todo el tiempo… ojalá con sólo desearlo pudiera simplemente sentirme bien, pero a veces siento que no debería. ¿Qué derecho tengo de sentirme bien si él no está? Él era más útil que yo en esta vida…
No me quiero deprimir más, pero a veces pienso mucho en esas cosas. Es que ya no tiene sentido nada en mi vida, ¿por qué lucho? ¿para qué sigo aquí sin él?
No soy un suicida, de hecho es la primera vez en la vida que tengo pensamientos tan horribles, pero… de verdad, a veces quisiera no despertar.
Pero pienso en mis padres y me detengo… Todas las personas que amo se pondrían muy tristes… O es sólo que quizá soy muy cobarde para quitarme la vida yo mismo…
Estoy en este limbo donde la vida carece de sentido, no puedo avanzar ni retroceder… Sólo quisiera quedarme aquí en mi cama para siempre, que mi mente vague en la nada, no recordar nada, no sentir nada…
Soy un estúpido… Matías estaría tan decepcionado de mí…
Hasta mañana, Diario, voy a intentar dormir. Quizá Grace me llame para regañarme por no haber ido, dijo que pasaría por mí al finalizar la sesión.
Quizá debí ir sólo para no causarle la molestia de tener qué estarme cuidando, pues ella tiene mejores cosas qué hacer, sobre todo estos días previos a su boda.
Ojalá pudiera dejar de arruinarles la vida…
¡Agh! Ya me voy a dormir, ya no quiero pensar más. Buenas noches.