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Mil Mundos por Rising Sloth

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Capitulo 14

–Maldita sea –escupió Ace ajustando el catalejo mientras el bote seguía su avance–. No hay ni rastro de ellos.

–¿Tampoco con la visión nocturna? –le preguntó Marco.

–No sé si menos.

Smoker, encargado del timón, observó la barra de combustible.

–Si no los encontramos en una hora deberemos retomar la búsqueda mañana.

Esa declaración hizo que el pecoso se alterara y buscase con más ahínco, en vano. Cuando viera de nuevo a Luffy le daría una patada en el culo. Por su parte, Marco, también tenía el catalejo, pero no lo usaba, prefería concentrarse y detectar el calor de los diferentes cuerpos, aunque ello tampoco le estaba aportando demasiado éxito. Notaba diferentes criaturas de la jungla que sobrevolaban, pero no a los chicos ¿Cómo podían haberse alejado tanto en tan poco tiempo? Algo llamó su atención. Con la mirada en el horizonte encontró lo que parecía el sol en un amanecer. Tomó el catalejo y se lo colocó en el ojo derecho, como supuso, aún no llegaba la mañana.

–Ace –le llamó con un golpecito en el hombro–. ¿Puedes mirar por el catalejo justo allí? –el otro hizo lo que le dijo y abrió la boca de sorpresa–. ¿Ves lo mismo que yo?

–Si los dos vemos un parque de atracciones en medio de una peligrosa jungla... está claro que si.

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–¿¡Quinientos años!?– exclamó la peliazul.– ¿¡Os habéis mantenido aquí tanto tiempo!?– puede que, para gente como los yokais, quinientos años no significara más que seis meses para un humano, pero hasta alguien de la raza de Vivi entendía que un lugar desocupado durante un periodo tan largo acababa, en la gran mayoría de ocasiones, absorbido por la extinción.

–Así es. No es fácil, pero hacemos todo lo posible por un mantenimiento absoluto desde que el parque cerró. Aunque podría decirse que nos las apañamos bien –se volteó un poco solo para sonreír a Vivi.

–¿Quieres decir que cerraron el parque y os dejaron aquí? Lo normal sería...– no quiso continuar pero no hizo falta.

–Si, lo normal hubiese sido que nos hubiesen desconectado a todos. Pero el parque no cerró por motivos normales –hizo una pausa–. Hace cinco siglos, este planeta, estaba completamente deshabitado. Nadie se acercaba aquí debido a la inusual fuerza gravitatoria. Creo que ya te habrás dado cuenta de que es más fuerte de lo normal.

–Sí...– ahora entendía el aterrizaje forzoso de la nave.

–En otro tiempo era mucho mayor y de espíritu creciente. Los expertos afirmaban que acabaría por destruir el propio planeta junto con su fauna y flora, sin contar que podía atraer grandes meteoritos –hizo una pausa–. Eso no detuvo al que iba a ser el padre de Human Age, Sir Crocodrile. Él era un gran estudioso de la era humana, de sus épocas de esplendor y de sus maravillas; con mente financiera levantó este parque creando una cúpula que rechazaba la fuerte gravedad del planeta –sonrió con nostalgia– Su idea tuvo gran éxito. El parque siempre estaba lleno y las luces nunca se apagaban.

Alika hizo otra pausa, como si de verdad le costase hablar del asunto y sus acciones no estuviesen predeterminadas por una base de datos.

–Solo que la cúpula acabó colapsando. Todos en el parque murieron, incluido Sir Crocodrile y excluyéndonos a nosotros. No nos pudimos mover hasta mucho después.

La peliazul entendió que cuando se refirió a "mucho después", la robot, se refería a varias décadas, incluso más de un siglo. No pudo evitar sentir compasión.

–Después... Es irónico pero, con el paso del tiempo, la fuerza gravitatoria menguó y nuestros cuerpos fueron liberados. Aún así nadie vino a reclamarnos o a levantar el parque de nuevo. Nuestro patrón no había sobrevivido y la razón por la que fuimos creados dejó de existir. Por ello, decidimos lo único que podíamos decidir: reconstruir el parque y esperar –volvió a mirar a la yokai para sonreírle–. Por eso estamos muy felices de que estés aquí.

Ahora le asaltó la pena, pareciéndole imposible que la chica que tenía delante no fuera una máquina..

–¡Hemos llegado!–anunció animada.

Vivi miró al frente, ante ella había una mujer de cristal que se alzaba hacia el cielo. Portaba en su mano derecha una antorcha y en la izquierda un libro. Sobre su cabeza había lo que parecía una corona.

–Es la Estatua de la Libertad –le explicó mientras quedaban liberadas de los cinturones–. Un monumento de la Era humana. Por dentro es un centro comercial. Dejaron a Rahul para que las esperara en la puerta. Una vez dentro, la robot se sorprendió mucho al ver que las heridas de Vivi ya se hubieran curado, excepto por la pierna que aun tenía un buen moratón; a esas alturas solo le molestaba. Así que, despreocupándose por su salud la dejó en la sección de ropa femenina.

–Yo iré al piso de restaurantes a buscarte algo de comida. Los que trabajaban allí se desperdigaron por el parque ya que hacer comida para nosotros es inútil, así que tardaré un rato mientras me comunico con ellos y abrimos las cámaras de congelación.

–No hace falta que te molestes tanto. Ademas, no tengo dinero y...– paró al ver que la morena reía.

–El dinero para nosotros no tiene importancia.

De esta manera, Vivi se paseó por toda la sección. Era más grande de lo que parecía a primera vista y abarcaba ropa de muchos sitios y épocas. Casi se pierde de no ser por un mapa interactivo que le ayudó a buscar lo que más le interesaba, no sin antes mostrarle varios anuncios y darle diferentes recomendaciones. Finalmente acabó con unos pantalones blancos ceñidos a juego con un top palabra de honor y una chaqueta de cuero verde marino y unos botines del mismo color. Salió del probador, esperando ver a Alika, sin embargo, lo que vio fue un espejo adosado a una columna que le advirtió que la chaqueta todavía llevaba la etiqueta. Los ojos salieron de sus órbitas al ver el precio, tenía demasiados ceros; se lo quitó con algo de culpabilidad a la vez que se acercaba a la ventana para observar el precioso parque ¿De verdad el dinero no les importaba? Podía entender que actuaran como humanos, que se expresaran como ellos e incluso que los hubiesen programado para sentir. Sin embargo... ese concepto de "no necesito dinero" se le escapaba, se supone que para eso habían sido creados, para ganar dinero.

A menos que el que los creó pusiera en segundo término el dinero, siendo lo prioritario hacer feliz a la gente que viniera allí. La persona que los hubiese programado así no era una buena persona sino un buen estratega comercial; los clientes se sentirían más atraídos por ese trato, pero pensando en los robots era algo muy cruel. Tantos años esperando a que alguien viniera a ese parque y disfrutaran con ellos porque así sentían que sus existencia era algo más que un software... No podía evitar sentir pena.

–¡Vivi! –se volteó a escuchar la voz de Alika llamándola–. No se si te gustan pero mira, te he traído canelones.

–Ah, muchas gracias, aunque... creo que eso es demasiado.

–Cómete lo que te apetezca –dijo amable a la vez que ponía el plato en el poyete de la ventana– Por cierto, con esa chaqueta hay una boina a juego. Aunque bueno, también tienes esa corona de plumas, sería triste ocultarla.

–La verdad es que me vendría muy bien esa boina.

Mientras la yokai comía la otra le hablaba de toda la extensión del parque, entusiasmada y con muchas ganas de enseñárselo.

–Y después no sé si te gustará, tenemos una zona de todos los personajes ilustres de la Era Humana, dividido en oficios. En su tiempo era muy popular la de estrellas de cine y cantantes.

–Me encantaría verlo todo, pero antes tengo que encontrar la nave en la que viajaba.

–¿Quiere irte? –la pregunta fue cortes, pero la yokai vio la turbación en los ojos de Alika.

–No, no –la intentó tranquilizar–. Es que estoy preocupada, tuvimos un aterrizaje horrible. Y mi hermano iba ahí.

–Ah, entiendo –se alivió–. Los traerás aquí para que se diviertan, ¿verdad? No te preocupes, ahora desde Rahul le enviaré una señal a Ganesh, mi pequeño elefantito que siempre anda por la selva, él los buscará y los guiará.

–Muchas gracias, de verdad.

–No hay de que.

Vivi observó su sonrisa, la tenía muy dulce. Un zumbido la puso en alerta, giró la vista hacia la ventana. Sus cuerpo se tensó de golpe, algo que se acercaba a alta velocidad. Saltó al instante para tirar a Alika al suelo, cubriéndola, justo en el mismo momento en que aquella cosa entraba en el edificio haciendo añicos los cristales.

–¡Vivi! ¿Estás bien?

–Sí... –los cristales habían caído sobre ella pero ninguno se había clavado en su piel, por suerte. Miró aquello que les había atacado. Sus ojos se abrieron de sorpresa.

Era una mujer, de piel verdosa, cabeza rapada y exageradamente alta, puede que llegara a medir tres metros. Su cuerpo estaba completamente chupado, marcándose las facciones de su rostro y todos sus huesos. Sus afilados ojos, desde la cornea a la pupila, eran completamente negros. Para rematar, sus pies eran como agujas y ambos brazos terminaban en grandes guadañas. No era la primera vez que se encontraba una criatura así, una parca, y no podía olvidar su encuentro con esa raza. Sin embargo había dos cosas que no concordaban; la primera que no atacaban por la espalda, nunca, la segunda que ya estaban más que extinguidos.

La parca criatura sonrió.

–Por fin ten encontré –arrastraba las palabras, su voz doble reverberaba. Tomó posición de ataque desplegando sus alas membranosas y transparentes– yokai hembra –y se abalanzó sobre ella.

Vivi no esperó. Plegó las piernas y saltó de espaldas a la ventana atrayendo a la parca; con una pirueta aérea a más de cuarenta metros de altura, esquivó las guadañas que se iban a cerrar en su cuerpo cual tijera. Sacó entonces, las armas que siempre llevaba escondidas, sus cuchillas; estas volaron mientras la peliazul las manejaba a través de sus cadenas anilladas a sus dedos meñiques, se clavaron el pecho de la parca, y permitieron a la chica maniobrar con otra serie de acrobacias hasta colocarse sobre la espalda de su enemiga. Vivi mandó a las cuchillas atravesar las alas de la parca y tiró de ellas inmovilizarlas.

–¡Que haces maldita niña! ¡Suéltame!

Se precipitaron en picado; la peliazul lo tenías previsto y pensaba saltar justo antes del golpe pero, antes de tiempo, el cuerpo de la verdosa se ennegreció, se estaba trasformando en una especie de lodo. Alarmada, Vivi se apartó del cuerpo y aterrizó en una atracción en forma de pulpo mientras que la mujer bicho se estampaba de lleno contra el suelo. Desde su posición observó esa extraña metamorfosis, como el cuerpo de su atacante dejaba de serlo transformándose en una masa negra, traslucida y sin forma. Entonces de esa masa, que no dejaba de moverse como si de agua sucia se tratase, brotó una suave risa y una voz de mujer.

–No he de sorprenderme –dijo–. Después de todo eres mi sueño anhelado, no iba a ser tan fácil devorarte.

–E... eres un... devorador de formas –habló sin creerse lo que decía. Los devoradores de formas eran criaturas hechas solo de masa oscura con conciencia propia, devoraban a otras especies y obtenía la capacidad de transformarse en ellas, no en un clon sino en otro espécimen de la raza seleccionada, fuera cual fuera mientras cayera en sus fauces.

–Eres más exacta cuando dices "una" devoradora, querida. Los de mi especie obtenemos nuestro género tras devorar a nuestra primera presa. La mía evidentemente fue una hembra, lo que me obliga a dejar al género masculino fuera de mi alcance.

–¿¡Como puedes transformarte en parca!? ¡Los parcos se extinguieron hace más de dos mil años!

–Acaso no lo sabes pequeña. Nosotros vivimos el tiempo que nuestros cuerpos transformados puedan vivir, si devoro a un humano viviré ochenta años, si devoro a un parco más de quinientos. Y si devoro a un yokai...

A Vivi se le heló la sangre. La masa negra comenzaba agitarse más deprisa, haciendo su charco más grande. Al son de un terrible rugido salió del oscuro charco las terribles fauces de una un monstruo gigantesco. Viví reconoció, con el corazón en un puño, el cuerpo de una ballena sin ojos, la forma de sus gigantescas escamas que parecían cubrirla cual armadura, y millones de hileras de afilados dientes al rededor de toda su boca.

–Un dragón marino –pronunció en un grito ahogado.

La criatura se abalanzó hacia ella con atronador rugido. Vivi saltó pocos segundos antes de que la atracción fuese destruida por los dientes de la bestia, palpó el suelo con sus pies y corrió a una velocidad vertiginosa. Pocos segundos bastó para que se diera cuenta de que su rapidez de yokai no era suficiente, aquel monstruo nadaba en el aire siguiéndole los talones. ¿Que puedo hacer? Se decía, en campo abierto no tardará en darme caza, pero no me puedo arriesgar a perderme en los túneles, tengo que despistarle. Paró flexionando las piernas para centrar toda su fuerza en ellas. La bestia rugió abriendo su gran boca, ya era suya.

Viví desapareció haciendo que el dragón marino destrozara el suelo con sus dientes. El monstruo rugió escupiendo la piedras que habían entrado en su boca y avanzó hacia el frente topándose con los coches choques que empezó a destrozar buscando al chica. Habiendo terminado con la atracción empezó con otra.

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–¡Alika! –le habló el chico de ojos rasgados a través de comunicador holográfico que cada robot llevaba en el brazo–. ¿¡Que está pasando!? ¿¡Pol qué ha salido esa cosa!? ¡La gente está como loca! ¡Huyendo pol todos lados!

–No lo se Kuan-yin, desde que llegó hace cien años no salió de la torre, pero de repente fue a por Vivi.

–¿Es ella a lo que pelsigue?

–Sí, tenemos que sacarla de aquí o la matará.

–Está bien, halé un conexión general mental pala todos. Así la buscalemos.

–Está bien, nos vemos fuera. Voy a por Rahul.

–Ten cuidado.

La conexión se interrumpió y la morena salió corriendo. Lo siento Vivi, dijo en sus pensamientos, estábamos tan contentos que no quisimos decirte nada para que no te asustaras y salieras corriendo, pero conseguiremos ponerte a salvo.

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El dragón marino volvió a rugir, retaba a su presa que si era valiente que se mostrara. La peliazul se acurrucaba en el suelo de una de las cabinas de la noria con la idea de divisar con su vista animal la nave e huir disimuladamente. Pensó debería estar los suficiente arriba y se puso de rodillas en suelo, miró por la ventana. Al instante, liberó un grito, la noria se había doblado por la mitad de un golpe y ella había salido de la cabina; sus reflejos le permitieron agarrase a la puerta, pero quedó colgada y a la merced de su enemigo. Volvió a escucharse la suave risa de mujer, procedente de aquel monstruo gigante que la observaba de frente.

–Ya no tienes escapatoria –y las fauces se abrieron por completo abalanzándose para devorar la noria entera.

Vivi apartó la cara, cerró los ojos, por lo que no vio como alguien caída desde el cielo, golpeaba la ballena y la hacía rebotar contra el suelo, llevándose por delante varias casetas, tan solo el resultado de ello al volverlos a abrir. Gritó otra vez al ver notar como la noria daba crujido brusco.

–¡Vivi!

La chica levantó la mirada más que sorprendida al escuchar esa voz. ¡Luffy! ¡Era Luffy subido sobre un pequeño elefante!

–¡Vamos! –el elefante agarró de la cintura al chico para el el alargara la mano hasta Vivi–. ¡Agarrate! ¡Esto se va a caer!

La chica hizo caso sin preguntar, acabando de un lanzamiento de la trompa a los brazos de Luffy y Luffy con el culo en el asiento. El elefantito saltó justo en el momento que la a se atracción se derrumbó por completo.

–¿¡Has venido a buscarme? –preguntó con el elefante haciendo la pirueta.

–¡Si! ¡Zoro y yo fuimos en tu busca! –sonrió mostrándole las encías.

–¿¡Zoro!? ¿¡Donde está!?

–¡Al ver que estabas en peligro saltó como un loco del elefante y le arreó un puñetazo a esa cosa en toda su cabeza! ¡Me dijo que él se encargaba y que te pusiera a salvo!

–¿¡Qué!? ¡Elefante, bájame! ¡Tengo que ir a por él!

El peliverde miraba con sus pupilas rasgadas a aquel gigantesco bicho. Apretaba los dientes lanzando roncos, bajos y amenazadores rugidos. La risa de mujer sonó.

–Vaya, vaya, vaya... –el cuerpo se tornó negro– Así que tenemos un pequeño engendro de yokai –la masa negra se hacía cada vez más liquida y pequeña–. Menos mal que no eres una mujer, no me gustaría tener que conformarme con asqueroso híbrido –volvió a ser una parca.

–Ja, ya me sorprendía bastante que hubiese un dragón marino por aquí; eres un devorador.

–Devoradora –corrigió–. Y ahora –cambió a un tono más amenazante, alzó sus guadañas de parca– apártate de mi camino.

Se lanzó sobre Zoro y, en el acto, se enzarzaron en un duelo. No era la primera vez que el peliverde se enfrentaba a un parco y esa copia no les llegaba ni a la suela de los talones, sin embargo esa devoradora era bastante rastrera. Así que por la espalda, pensó entretenido el joven yokaí, voy a destruirte solo para que dejes de mancillar el honor de los parcos.

Luffy y Vivi llegaron en pleno desarrollo de la ágil pelea.

–Tengo que ayudarle –dijo, volviendo a sacar sus cuchillas–. Luffy, tú quédate aquí.

–¡Vivi, espera! –la agarró del hombro y señaló el cielo.

Milésimas de segundo más tarde, Zoro vio en primera fila como una flecha de fuego atravesaba el ala y el hombro de la falsa parca.

–Vaya –dijo Marco serenamente sentado en el borde del bote que sobrevolaba la pelea–. Un arco de fuego, Ace. Estoy impresionado.

–Lo que tiene leerse las instrucciones –alardeó aún en la postura de arquero.

La mujer bicho se retorció en el suelo trasformándose en negro.

–¡Teniente! –avisó el piloxiano–. ¡Es un devorador de formas!

–Ya me lo temía. Ace, Marco, bajad y dadle con todo el fuego que podáis, eso evitará que se transforme en otra cosa.

Ambos asintieron, y estaban a punto de saltar pero Ace quedó atrás debido a que el oficial le agarró fuerte el brazo.

–Pase lo que pase sigue mis ordenes ¿Entiendes?

El pecoso entendió que tenía un plan, pero que suponía riesgo. Tomó aire y decidió confiar en él.

–Perfectamente, mi teniente –contestó firme antes de lanzarse y preparar para la lucha hombro con hombro junto a Marco y Zoro.

–Menuda guerrilla tenemos aquí –sonó la voz femenina dentro de una masa negra que se elevaba cada vez más como una montaña–. Mejor retiraros, que seáis hombres solo significa que no puedo apoderarme de los genes de vuestra especie, no que no podáis desintegraros en mi interior.

–¡Rápido!– gritó Marco. En completa sincronía, lanzó con Ace una doble bocanada de fuego.

Las llamas no hacían efecto en ese cuerpo, pero evitaban tanto la intención de transformase como su avance. En breve se percataron de que no era suficiente, el fuego no era suficiente y la masa oscura se hacía cada vez más alta, cada vez más grande. Lo cinco tripulantes abrieron sus bocas; la devoradora era una inmensa ola oscura. Los iba a arrastra a todos.

–¡Fuego a discreción!

Un silbido cruzó el aire. Algo estalló con fuerza. Su cuerpos retumbaron de arriba a abajo por la onda de sonido. Colores se dispersaron en forma de flor gigante. La devoradora había sido bombardeada por proyectil de fuegos artificiales. Vivi observó los alrededores, se llevó las manos a la boca, la vista se le nubló por las lágrimas. Los robots, todos y cada uno de ellos, firmes y decididos, rodeaban a la devoradora, Alika entre ellos. Ella alzó el brazo y apuntó al enemigo.

–¡Fuego!

El primer torpedo solo había sido un aviso. Una lluvia de fuegos artificiales calló sobre aquel monstruo. Ace tuvo que cubrirse, estaba muy cerca del fuego cruzado.

–Vamos –oyó la voz de Marco y sintió su fuerte agarre en el hombro, tiraba de él para apartarlo de allí y ponerlo a salvo.

El pecoso se dejó guiar y corrió detrás del piloxiano y el yokai. Se le ocurrió mirar hacia atrás. Los párpados se le separaron, su pies se detuvieron en seco. Observó través del oscuro y traslucido cuerpo, de los fuegos. Al otro lado estaba Smoker, esquivando los proyectiles, avanzando directo hacia aquella cosas. Ace vio como el teniente adentraba de lleno en el interior del monstruo. El corazón terminó su giro de ciento ochenta grados una nueva explosión le tapó la vista.

–¡Ace! –le llamó Marco– ¡No te distraigas!

–¡Smoker está dentro!

–¿¡Qué dices!?

–¡Eh! –captó su atención el peliverde–. A esa cosa le pasa algo.

Todos se fijaron. Aquella bestia estaba cubierta de llamas, pero aún así pudieron percibirlo.

–Se está comprimiendo –dijo Vivi sorprendida.

El bombardeo se detuvo. No se oía la voz de mujer, solo gruñidos desesperados de diferentes bestias; no se luchaba, solo miraba como el devorador de formas se hacia cada vez más y más pequeño. Finalmente fue absorbido y ante todos quedó la figura del teniente que tenía una rodilla en el suelo y recobraba el aliento.

–¡Smoker! –Ace fue el primero en ir y los demás le siguieron– ¿Qué ha pasado? –le ayudó a levantar dejando que se apoyara en su hombro–. ¿Qué has hecho?

El oficial le miró.

–Todas las criaturas del universo tienen aquel contrario que les supera. Los devoradores no pueden digerir a los de Onix por nuestra piel de piedra –les mostró a todos una esfera blanca que mantenía en su puño–. Por ello puedo meterme en su interior sin que me absorba, aunque eso no me permite respirar. Antes de que se acabara mi oxigeno he utilizado esto. Es una cárcel especial para ellos. No podrá salir ni transformarse, y vivirá lo que le corresponde, diez años.

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–¡Increíble!– exclamó Sabo–. ¡Incluso parcos habéis visto! La legendaria raza de guerreros.

–Pues Zoro me ha dicho que Vivi y él estuvieron conviviendo con uno de sus aquelarres por una corta temporada –le dijo Luffy sonriente aun con los dos chichones de su cabeza, uno por su hermano y otro por el cyborg cocinero. Suspiró–. Voy a echar de menos a U2, no entiendo porqué el teniente no me ha dejado llevármelo conmigo.

–Porque ya tenía dueña –le espetó su hermano pecoso.

El peliverde subió al castillo de popa.

–Profesor –se acercó Zoro al narizotas– Sé que esto es un poco abusivo, pero... Necesitamos llegar hasta el próximo planeta, al que sea pero que esté habitado, nos haría un favor si nos dejara quedarnos en el barco hasta entonces.

–Claro, por mi no hay problema, pero creí que querías quedarte aquí.

–Bueno, tanto Vivi como yo nos las podemos apañar bien en una lugar como este, además están los robots que nos darían de comer y alojamiento –apartó la mirada molesto–. Pero a Vivi se le ha metido entre ceja y ceja que es su deber contarle a la gente que existe este parque para que vengan.

Usopp quedó mirándole con gesto pensativo y seguido se tomó la barbilla con gesto altanero.

–Bueno, es cierto que soy el patrocinador del viaje y por lo tanto el que manda, has hecho bien en pedírmelo a mi. Hum... en verdad... en un viaje tan peligroso como este nos haría falta gente como tú. ¿Qué te parece si te contrato?

–¿¡Qué!? ¿Lo está diciendo en serio?

–Claro que sí. No es ningún crimen, aunque cierto capitán me tache de no saber escoger tripulación –dijo esto con retintín con una mirada de reojo a Mihawk, el cual hizo caso omiso, que no significara que no estuviera al corriente.

–Lo que faltaba –le comentó a su teniente–. Los patrocinadores se deberían dedicar solo a poner su dinero, así no despilfarrarían más de la mitad.

–No discrepo con usted señor, sin embargo no creo que esta vez el profesor haya errado.

–¿A que te refieres?

–Vi al chico desde el bote, señor. Fue capa de derribar al devorador de formas con un solo golpe cuando este era un dragón marino.

Mihawk no dijo nada, pero su silencio y quietud fue su signo de sorpresa. Apartó sus dorados ojos del teniente para ponerlos en el peliverde. Un híbrido no podía tener tanta fuerza.

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El barco zarpó de nuevo. Vivi, en la enfermería, miró aún abrumada las tres bolsas de ropa que los robots habían insistido en que se llevara. Suspiró. Al menos también había ropa que podía usar Zoro o alguno de los otro tripulantes, no solo ella. Miró la boina verde marino que había sobre su cama y la tomó sonriendo con cariño.

La despedida de Alika había sido corta, como su encuentro, pero de ella se llevaba una promesa. Puede que en ese mismo momento, en que los yokais eran tan odiados, no tuvieran muchas oportunidades de contar las maravillas de Human Age, sin embargo, los tiempos siempre cambian, mucho se lo habían demostrado.

Se levantó de la cama y se acercó a la ventana para ver como se alejaban de ese planeta que algún día no habría persona en el universo que no lo visitase.

Continuará...

Notas finales:

Notas Finales: Estos capítulos han sido la razón de mi demora. Me daba mucha imprensión meterme con ellos porque no sabía que me iba a encontrar. Son, de todo el fic, los que menos he revisado desde la primera vez que lo publiqué y los recordaba muy vagamente como una pequeña historia llena de chorradas mías que solo estaba para aburrir al personal. Sin embargo, cuando me metí con ella, la disfruté mucho y espero que a vosotros os haya pasado lo mismo ;)

Y después, un dato interesante: El dragón marino ¿por qué tiene forma de ballena? La idea salió a partir de un tomo de Air Gear donde en la antigüedad confundían a las ballenas asesinas, orcas, como dragones o gigantescas serpientes marinas, incluso hicieron una ilustracion que me encantó y le dio forma a la mía. Además, mi dragón marino no es como los tiburones que aparecieron en capítulos anteriores, va tanto por el espacio como por el planeta, igual que un dragon "marino" va tanto por tierra como por mar y si quiere hasta vuela. Eso sí, tome el tamaño de una ballena en vez del de una orca porque imponía más.


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