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Yin y yang: Entre la luz y la oscuridad. por S_D_Holmes

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Notas del capitulo:

He aquí el nuevo capítulo.

 

Bueno solo quería dar las gracias a quienes leyeron el primer capítulo así que MUCHAS GRACIAS.

 

 

El día soleado y fresco, las blancas nubes deslizándose lentamente por el azul cielo, daban una sensación de falsa tranquilidad, James y Sirius se encontraban nerviosos, hace tiempo que Remus actuaba de extraña manera y ahora pedía encarecidamente a James que saliera de su escondite por unas horas.

 

En un principio ambos hombres dudaron, sabían que dentro de la Orden se hallaba un espía,  no les gustaba, pero dada su condición de hombre lobo y todo lo que Voldemort prometía para ellos había una posibilidad de que fuera Remus. Sin embargo prometió que tras esta charla sabrían la razón por la que se había distanciado de ambos, todo quedaría aclarado.

 

Caminaron un par de minutos más encontrando la casa que Remus les había dicho, llegaron y se quedaron parados frente a la puerta, ninguno sabía que pasaría.

 

—Lily ya debe saber que salí, me matara.

 

—Eso solo si no mueres aquí primero— le susurro Sirius para evitar alertar a la persona en el interior de la pequeña casa— Esto es importante

 

—Sé que Moony ha estado bastante extraño desde hace unos meses, por no decir el último año, pero también sé que sería la última persona en traicionarnos, el jamás nos pondría en peligro, y ha llamado a Harry su cachorro, sabes la importancia que tiene eso para un hombre lobo, o por lo menos para nuestro amigo.

 

—Escucha a mí tampoco me gusta la idea, pero Voldemort le ofrece muchas cosas a todas las criaturas mágicas, en especial a las oscuras y Remus…— había comenzado a caminar hacia el lado derecho de la casa— ¿Estamos seguros que este es el lugar?, por qué parece la casa de una ancianita— con cautela camino entre las flores bajo el marco de la ventana

 

— ¿Qué haces?— Sirius pidió silencio y trato de asomarse por la rendija que dejaban las cortinas de la ventana, su expresión cambio en una milésima de segundo

 

— ¡Remus!— su grito alerto a James y con rapidez ambos entraron a la casa.

 

Dentro encontraron a un hombre, portaba la máscara de los mortífagos, este colocaba a un inconsciente Remus sobre el sofá dentro de la habitación, ambos con varitas en mano y en posición de ataque se extrañaron al ver que no pareciera que el hombre se fuera a defender

 

— No pienso atacarlos, los necesito—miro a Remus acariciando su mejilla apenas unos segundos— Llévenselo

 

— ¿Quién eres?—no pudo evitar preguntar James mientras se dirigía a su amigo dejando a Sirius aun en posición de defensa

 

—Eso no lo diré, pero puedo decir que él  ha sufrido mucho los últimos meses dividido entre sus principios y sus sentimientos, a pesar de las consecuencias y de mi propio dolor tome lo que creo es la mejor decisión para él,  no me recordara, he borrado todo.

 

Y dicho esto, aquel hombre desapareció.

 

**********************

 

La verdad era que Sirius no había pensado en ese asunto hace un largo tiempo, Remus olvido todo aquello, no hubo señales de que aquel hombre le buscase, tanto James como el propio Sirius sentían cierto miedo de que aquel hombre regresara y Remus se pusiera de su parte, y después simplemente  no tuvieron tiempo para pensar en ello cuando meses después Voldemort se decidió cazar personalmente a los Potter, meses después James murió, Lord Voldemort se fue, Sirius quedo encerrado en Azkaban y tras sus años en aquella prisión muchas cosas fueron olvidadas.

 

Era la quinta noche que pasaba desde que Remus se hubiese ido, Sirius le conto aquello, cuando termino de explicar lo sucedido, Remus no había dicho nada inmediatamente, unos minutos después se levantó,  y se fue diciendo que necesitaba pensar. El animago no estaba preocupado puesto que la noche anterior al terminar la reunión de la Orden, Dumbledore le había dicho que Remus se encontraba en el castillo preparándose para partir a su misión, según dijo el mago fue su amigo quien le pidió le diera ese mensaje.

 

Aun así, esos días no había estado tranquilo, pero no tenía tiempo para pensar mucho en ello puesto que Molly se había empeñado en que debían dar una limpieza adecuada a la casa, Sirius acepto y había estado ayudando, como no hacerlo cuando era su casa, además no había podido dormir así que de noche lo pasaba pensando en la forma de ayudar a su amigo a recuperar lo que le habían quitado.

 

—Quiero que sepas que entiendo que si guardaron silencio no fue porque él se los pidiera—le dijo Remus cuando al octavo día de su partida regreso a la mansión Black—Sé que lo hicieron por que estaban preocupados por mí, sé que solo pensaron en mi bien, y no estoy enfadado con ustedes, sé qué esperas ser perdonado, pero no tengo nada porque perdonarte.

 

Sirius no dijo nada, por temor a decir algo que hiciera que Remus se fuera, solo fue hacia él y le abrazo, el hombre lobo le respondió aunque con menor entusiasmo, se separaron después de unos minutos. Aun sin hablar Sirius le ofreció a su amigo un asiento.

 

—Puede que si este un poco enfadado—acepto el hombre lobo— Pero no demasiado, quizás no precisamente contigo, pero eres el único que tengo a mano.

 

—Aceptare lo que sea que venga—dijo Sirius con un atisbo de sonrisa—Sé que James y yo hicimos mal, debimos hablar contigo, pero temíamos el cómo lo tomarías y si nos creerías

 

—Sin esos sueños que he tenido puedo decir con seguridad que nos les habría creído—Acepto el hombre lobo— Escucha fui a Hogwarts para algo más que prepararme para mi misión, le conté a Dumbledore, no todo, obviamente omití ciertos detalles y me dio esto— Remus le mostro un frasco que contenía un líquido de color dorado— Me hará tener un… sueño más profundo, al parecer mis sueños eran en cierta parte por el influjo de la luna. Mis sueños me revelaran la verdad, o algo… parecido, ha dicho Albus, solo necesito que me observes mientras duermo, dado que podría ser peligroso, si hay sangre, debes despertarme con esto—esta vez le enseño un frasco con un líquido verde—Esto me despertara aunque el proceso no haya terminado

 

— Pues, hazlo, yo estaré aquí—tomo la redoma de líquido verde mientras Remus bebía el otro, que de un solo trago quedo vacío

 

—Según Albus, el hechizo que haya usado conmigo ha empezado a debilitarse puesto que no borro mis recuerdos tan solo los… encerró, el empezar a recordar hará que el dique levantado comience a caerse en  una reacción en cadena que destruirá el muro y entonces…—se quedó en silencio, Sirius actuó con rapidez cuando Remus se desmayó, tomándolo para que no cayera en el suelo.

 

Sirius tomo a Remus y con cuidado lo llevo hacia la que era su habitación esperando que tal desmayo fuera a causa de la poción. De vez en cuando Remus se removía un poco y murmuraba cosas que él no llegaba a entender,  hasta que comenzó a dar señales de que pronto despertaría.  Sirvió un poco de agua en un vaso y vertió sobre este un poco de poción pensando  que despertaría con un gran dolor de cabeza. Remus comenzó a incorporarse, quejándose y llevando una mano a su cabeza.

 

—Remus, aquí— le ofreció el vaso que fue aceptado rápidamente y bebió sin dudar— Te ayudara con el dolor, ¿Cómo te sientes?, ¿has recordado algo?

 

El no contesto inmediatamente, primero termino de beber el contenido del vaso y después se levantó.

 

—Todos estos recuerdos…aún están algo confusos, es como si los estuviera mirando a través de un velo, sé que están ahí pero no puedo acceder a ellos

 

Sirius no dijo nada, solo miraba como su amigo parecía pensar y pensar, pasó un buen rato recorriendo la habitación de un muro a otro,  apenas deteniéndose un par de segundos cuando parecía recordar algo que parecía más importante que otras cosas. Una hora después detuvo su recorrido de manera abrupta.

 

—Vámonos Sirius— sin decir más le tomo del brazo y ambos desaparecieron.  

 

— La próxima vez, avísame— dijo Sirius tratando de regular su respiración— ¿Dónde estamos?

 

—Cerca de Wisbech… me parece

 

— ¿Te parece?—pregunto sorprendido el animago— ¿Nos has aparecido sin saber dónde íbamos?

 

—Si lo sabía, solo no estaba…totalmente seguro.

 

Remus comenzó a caminar y Sirius no tuvo más que seguirlo, no pregunto nada, supuso que era lo mejor, a pesar de todo Remus parecía un poco nervioso, caminaron por alrededor de diez minutos por un terreno prácticamente llano con unos pocos árboles, de un momento a otro Sirius pudo vislumbrar una casa pequeña, apenas verla Remus comenzó a correr demasiado rápido, no pudo seguirle el ritmo y el animago quedo atrás. Cuando le alcanzo su amigo se encontraba dentro de lo que ahora sabia era una cabaña bastante rustica.

 

—Aun no recuerdo su nombre, el de él, pero sé que esto, este lugar fue mi hogar, lo fue por un tiempo, si recuerdo que era de su familia, una herencia me parece, tenía la esperanza de que siguiera aquí, de que no se hubiera ido.

 

La cabaña parecía que había sido abandonada hace mucho, Remus camino, solo había tres puertas sin contar la de la entrada, abrió una lentamente y entro, Sirius estuvo todo el tiempo tras él, pero se sorprendió al ver aquella habitación.

 

—Él me hizo más daño del que puedes imaginarte

 

—Moony, esto…

 

Sirius quería decir algo, pero todo lo que pensaba no salía de su boca temiendo cometer algún error, para esto no había nada que pudiera decir, ningún consuelo, simplemente camino al centro de la habitación, donde lucía una cuna que ahora se miraba destrozada, parecía que las paredes habían sido azules con nubes dibujadas, con seguridad aquellos animales ahora inmóviles y negruzcos por el polvo antes se movían

 

— ¿Tuviste…un hijo?

 

—Hija— corrigió con rapidez mientras bajaba la mirada

 

Remus se dejó caer sobre sus rodillas, sollozaba y Sirius no pudo hacer más que abrazarlo y escucharlo.

 

— Fue durante una “misión” que ella nació… la misión llevo poco tiempo, menos del previsto, entonces vine a casa esperando encontrarlo y platicar sobre un asunto,  ella nacería pronto y yo quería que ustedes…

 

—No Moony, no te lastimes, esto…no es necesario que me cuentes.

 

—Es necesario Sirius—contesto el hombre lobo lloroso pero seguro— Yo no lograba entender porque insistía en que nos escondiéramos. Esa noche al llegar él no estaba, no le avise que vendría, cuando el llego pude verlo, aquella máscara en sus manos, ¿puedes imaginar cómo me sentí?, el hombre que amaba...

 

>> Grite, el grito, peleamos y todas las emociones juntas, supongo que fue todo ello, ella nació la noche que descubrí que su padre era un mortífago, fue la peor y la mejor noche de mi vida, pase por dos dolores ese día. El decidió darme mi espacio, para pensar las cosas, pero visitaba a nuestra hija todos los días. Tuve un duro debate entre mis ideales y mi corazón, fueron meses de agonía,  hasta que tome una decisión, les contaría todo, estuviera el o no de acuerdo.  

 

—Fue el día que nos citaste a mí y  a James, ¿verdad?

 

—Sí, pero el llego a la cabaña donde nos reuniríamos y lejos de enfadarme me alegre, pero aun así, llore, porque no podía seguirles escondiendo todo eso, ustedes eran mi familia, él dijo entenderlo, me dijo que me amaba y que cuando el arreglara su salida de los mortífagos, estaríamos juntos y por fin podríamos ser nosotros mismos ante todos, y entonces lo hizo, y lo siguiente, bueno eso tú ya lo sabes.

 

—Si eso ocurrió tal cual, ¿Qué pasa si ese hombre planeaba regresar?, quizás por ello no te borro la memoria, el encerró tus recuerdos, sus recuerdos, tal vez porque planeaba volver.

 

—Eso no importa, el no regreso, y tampoco ella—Remus se puso de pie y se acercó a la cuna, paso sus manos por el polvoriento barandal, apenas lo rozo— La ultima mañana que la vi estaba aquí acostada, le di su biberón, un beso en la frente y le prometí regresar pronto, le dije que quizás conocería a sus tíos y salí de este lugar, de verdad esperaba que aceptaran a mi familia y que él aceptara a los que consideraba mis hermanos, aunque tenía miedo, mucho a decir verdad,  aun cuando les pedí que fueran no estaba seguro de nada, Kalid fue la razón por la que no tuve un colapso.

 

— ¿Kalid?

 

—Es su nombre, Kalid Rideer— repitió Remus saboreando el sonido del nombre en su boca— ¡Debo encontrarla!, debe odiarme por haberla abandonado, debo saber cómo esta

 

—Estoy seguro entenderá cuando le expliques como pasaron las cosas

 

Remus quedo sumido en el anhelo de tener a su hija en sus brazos, invadido por la tristeza de no haber estado en su vida. Sirius simplemente gurdo silencio sabiendo que su amigo necesitaba de él, de su presencia, más que de sus palabras, pero entonces se dio cuenta.

 

— ¡Rideer!—grito casi eufórico—Remus has dicho Rideer, ese debe ser el…

 

Primero Remus le miro sin entender, pero después de unos segundos comprendió lo que su amigo decía, y no solo eso, cuando su mente dejo de girar lo recordó, el nombre, una vez su mente supo que buscar, el conocimiento llego a él.

 

— ¡Sirius!—declaro con emoción, ahora sabía que buscar— Es Johannes Rideer

 

*****************

 

Era una tarde lluviosa, el otoño estaba por levantar y el frio viento que llegaba acompañándole ya se podía sentir. Remus asió su abrigo aún más en la búsqueda de obtener un poco más de calor, la lluvia no molestaba, después de todo solo era agua, pero apenas hace unas noches había sufrido la luna llena y los remanentes de la debilidad que aún tenían le hacían no soportar ese viento helado que chocaba contra él.

 

Le pareció que había sido un mal día para salir, pero ahora no se podía arrepentir, le había prometido a Dumbledore hablar con aquel hombre para que se uniera a la Orden, aunque lo había prometido antes de que este le dijera que aquel mago prefería los sitios muggles. Después de unos metros más de camino por fin pudo ver aquella pequeña cafetería, la única del pequeño pueblo.

 

Al abrir la puerta, de inmediato lo golpeo el cálido olor del establecimiento, que aunque pequeño parecía bastante cómodo, paseo su mirada por el lugar, dentro no había más que unas seis personas, cuatro de ellas mujeres, uno de los hombres se encontraba en el mostrador, seguramente en espera de su pedido y el otro se encontraba en la esquina más apartada, pero ninguno era el mago con el que se reuniría.

 

Se libró de su abrigo y lo colgó en el clavijero que se encontraba cerca de la puerta, tomo lugar en la mesa frente a la ventana, una amable joven le tomo su orden, pidió una taza de chocolate y espero. Ese hombre debía de ser muy impuntual pues el propio Remus llego cinco minutos después de la hora pactada, pero Dumbledore le advirtió que quizás llegara tarde pues al parecer algunas veces perdía la noción del tiempo en su trabajo.

 

Después de veinte minutos, una y media tazas de chocolate el hombre no daba señales de si, no muy convencido Remus decidió terminar el restante de su taza y si en ese tiempo el hombre no llegaba, se iría, a pesar de eso miraba por la ventana de manera insistente, esperando que de un segundo a otro el hombre llegara, cosa que no hizo. Estaba por terminar, el tiempo acababa cuando una voz le hizo quitar la mirada de la ventana.

 

—Es raro ver un mago por este lugar— dicho aquello tomo lugar en el asiento vacío

 

La frase había sido dicha como apenas un susurro, los demás clientes parecieron no escucharlo, algo que alivio a Remus y que al otro hombre parecía no importarle. Era el hombre que al llegar había visto en la esquina más apartada del lugar, por lo que veía era claramente unos centímetros más alto que el mismo Remus, de cabello negro y ojos del mismo color, y si debía decirse apuesto.

 

—No debería decir algo como eso en voz alta—le reprendió mirando a su alrededor cerciorándose de que nadie les prestaba atención —No es extraña nuestra presencia,  usted está aquí al igual que yo, sé que uno vive en el pueblo y dado que es la única cafetería, debo suponer que la visita con frecuencia, en cuyo caso es insólito que tres la visiten un mismo día, algo que dada la hora no pasara el día de hoy—Entonces a Remus se le ocurrió que quizás ese hombre podría conocer al mago con el que se reuniría— ¿Conoce al “otro” que vive en el pueblo?,

 

—No le conozco, pero debo decir que no es muy inteligente dejar esperando a alguien como tú, estamos en guerra, algo podría pasarte—  dijo aquello con un tono que seguramente hacia que brujas y magos de lanzaran a sus brazos— Supongo que no es un buen candidato a pareja

 

—Agradezco su interés— contesto con simpleza— Pero no era una cita romántica, tal cual supone, eran negocios — Explico

 

—Quizás entonces puedas quedarte a tomar algo más conmigo, o aceptes acompañarme al pub que hay cerca, y beber algo más fuerte

 

A Remus sí que le apetecía, él no era una persona que gustara de rollos de una noche, el prefería las cosas un poco más serias. Sin embargo jamás se había permitido algo así, no en su condición, ¿Quién querría a un hombre lobo?,  aunque tampoco había tenido muchos rollos de una noche, unos poco cuando era más joven, durante el colegio. Remus miro al hombre, aun no se presentan el uno al otro, y no parecía haber interés en decir sus nombres, le miro una vez más, dudando, después de todo como el hombre había dicho, estaban en guerra y nunca se podía estar totalmente seguro.

 

—Está bien—contesto contraviniendo a sus instintos.

 

No le haría daño relajarse y dejarse llevar por una vez, tal cual sus amigos se lo sugerían, después de todo el hombre tenía razón y estaban en guerra, relajarse un poco podría ser beneficioso.

 

*********************

 

La entrada de la habitación se encontraba tenuemente iluminada por un par de velas colocadas en una mesilla frente a la puerta,  la iluminación era más que suficiente para dejar ver el suelo por el que se pisaba, el fondo de la habitación se encontraba a oscuras.

 

La luz alcanzaba a iluminar tres figuras, todas con una rodilla apoyada en el suelo, y la cabeza inclinada sin atreverse a levantar la mirada, usaban capas de color negro, la capucha sobre su cabeza.

 

—Mi señor—la voz insegura salió sin más de alguna de aquellas figuras— Lo sentimos pero…

 

Un rayo azul emergió de la oscuridad al fondo de la habitación impactando en la figura de en medio, esta se desplomo sobre el suelo, dado la proximidad al suelo no causo ruido alguno y segundos después el cuerpo desapareció. Las figuras restantes temblaron ligeramente.

 

—No me importan las excusas, las detesto, y cuando regrese jamás me dará una nuevamente— la voz provenía del área oscura del cuarto, una voz calmada y sibilante—En cuanto a ti, me parece que la última vez fui lo suficientemente claro, respecto a la importancia de este cometido— dijo a las figuras restantes—Es mi culpa, lo acepto, sabía que trabajaba con alguien poco capaz y aun así acepte dejar este asunto en tus manos— Una de las figuras se puso de pie

 

—Mis señores les aseguro que si me brindan una nueva oportunidad…mi lady si me permite

 

—Bastante se te ha permitido ya, muchas oportunidades te he brindado, ¿No lo crees?— pregunto una nueva dulce, delicada y joven voz— Ya ha sido dicho, es nuestra culpa, es de “familia”, por generaciones La Orden de la Penumbras no dio segundas oportunidades, mucho menos una tercera, el confiar en alguien como tú fue un desliz que no repetiremos.

 

Aquel hombre no intento ni tomar su varita, en este caso de nada le valía, pero no pudo evitar  dar un paso hacia atrás, no hubo rayo verde como esperaría, solo cayó al suelo sufriendo un dolor insoportable a juzgar por la forma en que se retorcía en el suelo, se escuchaba el crujir de huesos, su cuello realizo un movimiento casi imposible un sonoro clic y luego quietud.

 

—Mi señora, si me permite, si comienza a matarles por su incompetencia terminaremos sin gente prescindible— dijo la última figura mientras se erguía, portaba una máscara blanca con intrincados brocados rojos adornándola, la cual retiro de su rostro.

 

La tenue luz ilumino el rostro de facciones masculinas y jóvenes,  piel blanca tenuemente tostada, de cabello peinado prolijamente color marrón y corto.

 

—Ya sabes que odio tener que llegar a estos extremos, pero estoy desesperada y sus errores solo logran agravar mi estado de ánimo— dijo la joven voz. — Odio la dificultad que nos da el tener que deshacernos del cuerpo sin levantar la más mínima sospecha

 

—Mi señor— saludo a la segunda persona que sabía estaba en el lugar—Es un honor haber sido llamado

 

—Me alegra que hayas podido venir— dijo en un susurro el hombre al fondo de la habitación—Sé que tu situación es complicada

 

Se escuchó el tronar de unos dedos y la luz de ambas velas aumento hasta tener completamente iluminada la habitación, dejando ver una silla de madera bien trabajada, dando la impresión de que era un trono y a su lado una parecida pero más pequeña y estilizada pensada para un cuerpo más pequeño.

 

Sus ocupantes, un hombre de cabellos negros que llegaban a la altura de sus hombros. Distinguido, vistiendo una elegante capa de tonos grises. Y una joven, prácticamente una niña, de largo cabello negro, ojos dulces y piel blanca, vestía un bello vestido amarillo con algunos bordados rojos cerca de la cintura.

 

El hombre se puso de pie y fue seguido de cerca por aquella joven, ambos atravesaron la habitación, hacia una puerta de trabajada madera oscura y sin picaporte, el hombre apunto con su varita lanzando un rayo de luz azul que envolvió a la puerta la cual se abrió automáticamente.

 

Todos entraron la habitación, esta se encontraba iluminada por una luz blanca que provenía del centro de esta y que emergía desde el suelo, la extraña luz era dispersada con claridad gracias al cristal colocado en el suelo, dentro no había ningún mueble, solo una habitación de cuatro paredes y una puerta sin picaporte.

 

—Los signos  indican que el tiempo se termina —dijo esto último con firmeza

 

—Y perderlo nunca ha sido una opción, en cuanto tengamos todo listo, será hora de traerlos

 

La joven junto con el hombre se asomó por el cristal en el suelo notando el cuerpo de un joven hombre.

 

—Solo él sabe dónde está,  pero pronto despertara y ella volverá a mí—dijo a nadie en particular— Y con ese poder, ¡oh!, lo que haremos con ese poder, la oscuridad invadirá el mundo de la magia, lo sobrenatural, pronto el mundo se arrodillara frente a nosotros, frente a nosotras…ante mí.

 

—Siempre podrá contar conmigo mi lady —le aseguro— Y usted mi señor, claro esta

 

— Lo sé y lo agradezco, no por mí sino por ella, sé qué harías cualquier cosa por Kalid

 

—Soy leal a la Orden de las Penumbras y a mi señora

Notas finales:

Muchos sabrán quien es la pareja de Remus para este fic, nunca fue mi intención esconderlo por mucho tiempo, no por lo menos para los lectores, porque para que Remus lo sepa aún faltan varios capítulos.

 

 

 

Es una pareja poco común, yo solo he leído un fic de ellos, pero supongo que la musa deseaba más, por mi parte espero que también deseen más de esta pareja.

 

 

 

Bueno les doy nuevamente las gracias por leer, y ya saben si han detectado algún error no duden en hacérmelo saber, les recuerdo que no tengo beta y seguramente habrá algunos.

 

 

 

Bueno hasta dentro de dos semanas.

 

 

 

Atte. S.D.


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