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Mafia roja por BlackWidowHunger

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Entramos al vestíbulo y me encontré con la supuesta invitada de Vaal, una mujer de unos treinta años, algunos menos. Tenía el cabello lacio pelirrojo en una colita tirante y larga, ojos verde oscuro y muchas pecas en el rostro, sonrió enseñando unos dientes blanquísimos y abrazó a Vaal lo que me sorprendió visiblemente. Era una mujer linda, al estilo mujer irlandesa de historias del medioevo, ¿porque era una invitada importante?

 

-Cacia, que gusto verte.- Le dijo Vaal a la chica con media sonrisa.-

 

-Te extrañé mucho, lo sabes.- Le respondió la chica y me miró directamente.- ¿Tu eres?-

 

-Liam.- Respondió el rubio antes de que yo pueda presentarme, la pelirroja amago a decir algo pero Vaal la cortó.-No quiero averiguaciones, es Liam fin del tema.-

 

-Que autoritario como siempre Vaal.- Ironizó la mujer.- Averiguaré por mis propios medios, pero primero te tengo una sorpresa.- Dijo mientras señalaba un estuche de computadora sobre su valija en un costado.- Tengo mucha data sobre Dimitri, y me enteré que estas investigando a Philip, pues haces bien porque trabaja para una corporación que está a nombre de una de las manos derechas de Dimitri.- Reveló delante mio y yo miraba a Vaal para ver su reacción frente a estas palabras, ¿Quién era Dimitri y por qué todo giraba en torno a él?-

 

-Bien, pasa a mi oficina.- Le dijo impenetrable el rubio mientras un hombre del personal se presentaba, me asustó un mayordomo uniformado saliendo de la nada, ¿había estado aquí siempre o qué?- Por favor lleva el equipaje de la señorita a su nuevo cuarto. Liam luego seguimos, nos vemos para cenar, vístete de traje.- Finalizó y acompañó a la tal Cacia a la oficina.-

 

Me fui a mi habitación y me tiré en la cama, no esperaba tener mal humor pero lo tenía, no esperaba ser descartado tan fácilmente. En realidad suponía que iba a ser excluido del tema Dimitri en el momento que lo nombró la mujer esa, pero lo que me molestaba puntualmente es ser el único que no sabía nada del tema.

Me había dormido un rato para luego despertarme con una pesadilla en la que me metía en el cuarto de Vaal para que termine lo que empezó en el subsuelo, me asustó el hecho de mi reciente obsesión con el rubio asique me metí a duchar para despejarme.

Una vez que fueron las nueve yo ya estaba en el la sala con el traje puesto mirando televisión en el aparato gigante intentando que no se arrugara mi vestimenta por recostarme en el sofá.

 

-Nos vamos.- Me ordenó la voz reconociblemente imperativa de Vaal desdé el recibidor.-

 

Me paré y me reuní con el tirano y su invitada, el de ojos bicolor estaba impecable como siempre con un traje negro y corbata roja, mientras que la tal Cacia tenía un vestido negro sin escote pero con toda la espalda descubierta y por arriba de las rodillas, muy por arriba. Me sentí algo insignificante teniendo en cuenta que podían pasar como pareja tranquilamente mientras yo daba la impresión de su escolta bien vestido. Subimos al ascensor y al bajar en el piso del casino la pelirroja tomó a Vaal del brazo y dio un paso al frente arrolladoramente segura de si misma.

Me impactó ver que no solo saludaban a Vaal sino que la gente también se sabía el hombre de su femenina acompañante, lo que me dejaba a mi totalmente descolocado del dúo. Extrañaba a Nicola, realmente quería un aliado en este momento, hasta Marco era bienvenido.

Fuimos directo a la zona del restaurant y nos sentamos en una mesa cerca de la baranda del balcón en el exterior, hacía una noche agradable. Comí totalmente en silencio, en parte porque no había lugar para mí en sus conversaciones y por otro lado porque me permitía absorber toda la información posible.

 

-Igualmente Frank es el peor jefe que alguien puede tener, no es lo mismo que trabajar contigo.- Lanzaba Cacia como el sexto cumplido en la noche que la oí decir hacía Vaal.- Averiguar sobre el bastardo de Dimitri tiene mucho más sentido que averiguaciones absurdas, juro que cuando encuentre la más mínima sospecha de su paradero no voy a contenerme de…- Y cuando la conversación me relevaba algo relevante Vaal la calló, no se distraía ni un segundo.-

 

-Te agradezco el entusiasmo.- Soltó Vaal fingiendo cortesía.-

 

La pelirroja lo miró curiosa y luego a mí, entonces cambió de expresión a una resuelta.

 

-Lo mantienes fuera de esto, entonces si no trabaja para ti ¿Qué se supone que hace contigo?- Preguntó Cacia perspicaz.-

 

Vaal tomó un sorbo de Vino y fingió interés en su plato, entonces la chica me miró exasperada.

 

-¿Y tú no vas a hablar en toda la noche o eres un ratón asustadizo que esta aquí contra su voluntad?- Me dijo elevando un poco la voz y la miré levantando una ceja irritado.-

 

-¿Por qué debería responder a tu pregunta?  Es de mala educación ser tan entrometido.- Le escupí con mala intención, la mujer había ocupado el puesto de persona indeseable número uno en pocos minutos. Era hipócrita decirle entrometida cuando yo era mucho más que eso pero en este momento el adjetivo me permitió dejarla perpleja y con eso me alcanzaba para contentarme.-

 

Fingí seguir comiendo como si nada y escuché a Vaal contener una carcajada lo que me pareció muy satisfactorio.

 

-Veo que te prejuzgue, en todo caso eres un ratón irritante.- Me respondió con una sonrisa forzada aunque bien se veía que mi comentario no le había hecho gracia.-

 

-Comparto el adjetivo.- Dijo Vaal y me miró de reojo.-

 

Vi a Cacia mirar a Vaal observarme y su expresión cambio a una muy seria, de esas que uno pone como máscara cuando está enlazando pensamientos. No se sí me convenía que la chica supiera que hacía yo con Vaal, ya que percibía cierta posesividad de su parte. Subimos nuevamente al último piso de la torre más alta y yo me dirigí a mi habitación un poco harto de estar en presencia de la insoportable invitada mientras dejaba a Vaal y la chica discordia tomar un café en la cocina.

Después de media hora con los ojos abiertos en la oscuridad me di cuenta que no podía dormir porque me encontraba imaginando que hacían solos en la cocina. Me levanté, me puse una camiseta amplia y fui hasta la cocina con la excusa preparada de tener sed. Cuando llegué me encontré solo con la detestable pelirroja que tecleaba en su computadora, rezando porque no me viera di medía vuelta y volví para mi cuarto.

 

-¿Sabes que no tienes el don de la sutilidad no?- Me llegó el comentario cuando apenas di tres pasos alejándome de allí.-

 

Volví a la cocina y me serví el dichoso vaso con agua sin contestar a sus acusaciones.

 

-Una excusa terrible para controlar que hacíamos Vaal y yo en la cocina.- Me informó y su voz había pasado a ser de molesta a irritante.- Deduzco que tienes una especie de relación con Vaal, pero no tan cercana. Me da la impresión de que tienes asuntos con el pero muy recientes y lo que hay entre ustedes es bastante superficial dado que no sabes mucho sobre él.- Dijo el discurso con seguridad y yo aguantaba las ganas de matarla, sus palabras eran ciertas pero que las diga en voz alta era demasiado molesto.-

 

-¿Por qué te importa tanto lo que soy o no soy para él? Que exasperante.- Le solté en respuesta.-

 

-Porque no quiero extraños merodeando, aunque confió en el instinto de Vaal asique no debes ser muy peligroso.- Me respondió con sorna.-

 

-Yo pienso que no te gusta tener competencia, lamento informarte que Val es gay.- Contrarresté en un golpe de gracia y pero no terminé de disfrutar mi comentario ya que no la vi derrotada.-

 

-Veo que no tienes idea de nada sobre él, ¿lo catalogas de gay porque te lo cogiste una vez? Es mucho más complejo que eso. – Me dijo con voz seria y quedé perplejo.- Mi punto es, si estás aquí porque crees que tienes oportunidad de aspirar a ser su amante lárgate. Vaal no se enamora.-


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