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Mafia roja por BlackWidowHunger

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El tal Marco me había indicado que en la puerta del hotel me esperaba un auto.  El establecimiento estaba casi desierto, solo había recepcionistas de turno noche, que eran tres ya que a la madrugada no había tanto movimiento y el cuerpo de seguridad nocturna.

Con mis cosas salí hasta la entrada y en la calle había estacionado en el frente del hotel un Rolls-Royce negro, muy amplio con vidrios de tinte negro también. Al acercarme la puerta se abrió y salió un hombre aspecto llamativo también.

 

-¿Cómo estas Liam? Mi nombre es Nicola y soy el escolta de turno.- Se rió entre dientes, este hombre parecía de mejor humor y más simpático.-

 

Me dejó pasar primero en el asiento de atrás y se metió conmigo, adelante un hombre uniformado conducía. Bajo la luz del interior del auto pude apreciar el mismo uniforme de Marco, camisa negra, traje negro y corbata roja, pero este tercer hombre era más bajo de estatura y menos robusto de cuerpo. Era el moreno de los tres, de tez también blanca, ojos azul oscuro y facciones delicadas, tenía una sombra de barba en el rostro y cortos bigotes al estilo español.

Cruzó las piernas y me enfrentó, apoyando un brazo sobre el respaldo en mi dirección, me dedico una sonrisa de lado.

 

-Amigo estas metido en el peor de los problemas, yo si fuera tu correría hasta el continente más cercano.- Me dijo en tono burlón mientras el auto cruzaba una gran carretera sobre el agua ya que salíamos de la isla a la zona de residencias.-

 

-¿Cuán de grave es?- Me atreví a preguntarle porque este tipo parecía el más hablador de los tres, quizá me explicaba algo.-

 

-Muy muy grave ¿No sabes quién es Vaal cierto?- Espero a que negara y se rio a carcajada limpia.- Todos piensan que es solo el dueño del hotel, pero te imaginas cuánto dinero necesitas para tener ese hotel, te doy una pista no es empresario.-

 

-¿Ganó dinero en la lotería? –Intenté adivinar ganándome otra carcajada por parte de Nicola.-

 

-Es el jefe de la mafia roja, Bratva, la mafia rusa, como quieras llamarle. Con sus veintisiete años es la persona más temida entré los poderosos.- Me soltó así sin más como quién te cuenta un cuento infantil.-

 

Enmudecí al instante, todo tenía sentido, la gran suma de dinero, negocios en el hotel, tanta cantidad personal de seguridad, los trajes negros y rojos, la forma de pagar mi deuda y el aspecto tan destacadamente distinto de Vaal.

Estaba muerto, me quedaban pocas horas de vida para pasar a ser un esclavo, un escudo humano, un cuerpo para el narcotráfico, simples órganos para robar o un instrumento para la prueba de nuevas formas de tortura. Los minutos pasaban y las ideas se volvían más y más retorcidas en mi cabeza sobre mi destino. No iba a salir de esta vivo e intacto.

 

-Oye ánimo, Vaal no suele hacer ese tipo de ofrecimientos, en general manda a saquear todas las pertenencias y propiedades del deudor y su familia y luego el susodicho aparece muerto en pocas horas. Debe haber visto algo en ti sino estarías en una bolsa plástica negra.- Me soltó mi nuevo escolta mientras yo empalidecía por las revelaciones, ¿se supone que eso tenía que calmarme? Temí por mi familia más que nada, mis amigos, si algo les pasaba por mi culpa no podía perdonármelo.-

 

El auto estacionó en la entrada de la residencia, me bajé rápidamente y me dirigí a habitación. Guardé todo lo que tenía en una valija amplia y un bolso de mano. No tenía tiempo de empacar todo asique deje la comida, productos de limpieza y unos libros que eran algo pesados. Verifiqué tener mi documento, pasaporte y dinero suficiente para salir del país. Telefoneé a mi familia y esperé.

 

-¿Mama?- Dije y espere.-

 

-Hijo que grata sorpresa, ¿Cómo estás?- Me respondió mi madre con voz alegre.-

 

-Bien mama.- Suspiré aliviado.- Solo quiero decirte que por favor estén muy atentos porque hubo muchos robos por la zona de nuestra casa, me dijo un amigo. No le abran la puerta a nadie desconocido, ni suban a autos, especialmente de gente uniformada de negro.- Apuré en voz baja para que nadie me oyera mientras vigilara la puerta.- Mama eso era todo debo irme a dormir que es tarde, cuídense y cualquier cosa extraña llamen a la policía.-

 

Colgué y no le di tiempo a mi mama para que respondiera, con tantas mentiras de advertencia tenía que bastar hasta que yo llegara a casa con ellos, eso los protegería el tiempo suficiente. Desconecté el teléfono y me lo guarde en el bolso por las dudas que supieran a donde llamé, era ridículo porque así no funcionaba pero no me importaba tenía que tomar todas las medidas a mi alcance. Lancé la valija por la ventana trasera y también el bolso, salí yo también y gracias a dios no vi a nadie. Caminé por un sendero que daba a la salida trasera de la residencia y corrí lo más que pude unas tres calles sin que nadie me siguiera. No quería entusiasmarme con mi escape pero hasta ahora nadie me seguía, tomé un taxi y me dirigí al aeropuerto. Estuve unos quince minutos viajando y cada kilómetro más que hacía me sentía más seguro y tranquilo, me imaginé que los mafiosos me estuvieran buscando por toda la residencia perdiendo tiempo.

Le pagué al conductor y baje mis cosas en la zona de estacionamiento del aeropuerto, iba camino a la entrada cuando un auto negro se cruzó en el camino. Me paralicé, se abrió la puerta y ahí estaban Marco y Nicola, este último reía.

 

-Oye Liam hay que darte crédito, llegaste bastante lejos.- Me dijo Nicola risueño mientras Marco cargaba mis cosas en el baúl y me tomaba del brazo forzándome a entrar al auto.-

 

-¿Por qué siempre juegas a lo mismo?- Le soltó cansino Marco a Nicola.-

 

-Hay que aguafiestas eres, ¿no es divertido jugar a correr al conejo? Que sería de nosotros si tuviéramos que seguir órdenes pesadas de Vaal todo el día.- Respondió defendiéndose el moreno. Yo estaba en el medio muerto de miedo, peor que el que tenía antes. ¿Por qué se me ocurrió la estúpida idea de querer escapar de la mafia? Dios que idiota era.-

 

En menos de veinte minutos el chofer nos dejó nuevamente en el hotel, Marco bajó mis cosas y Nicola me tomó del brazo como si yo fuera un huésped al que van a mostrarle por primera vez el hotel.


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