Ya estábamos de vuelta en el penthouse, yo tenía algunas vendas y moretones pero estaba bastante bien y Vaal también dentro de todo. Cacia era la que mejor estaba y a ala que le debíamos la vida, ella había logrado parar todo. Vaal me había contado una mañana en el hospital mientras desayunábamos en mi habitación, Cacia había logrado soltarse milagrosamente y esperó a que un guardia saliera para noquear al que quedaba y se escapó a soltar un grupo de los escoltas de Vaal y así nos liberó. Nicola me contó que Vaal se había llevado al mexicano a un lugar, el solo con el tipo y como no le pudo sacar información lo mató, el cómo no lo sabemos pero sospechó que no fue rápido ni indoloro. También supe que Vaal mató a algunas personas importantes que se encontraban en el edificio de la MM para disolverla, me costaba asimilar como la vida era tan insignificante en este ambiente, como caída de peones y partidas ganadas.
Al llegar íbamos a almorzar pero Nicola y Marco tenían que salir, Cacia estaba trabajando y comer solo era aburrido asique preparé algo y lo llevé a la oficina de Vaal.
-¿Quieres almorzar?- Le pregunté en voz baja levantando una bandeja en las manos para que me entendiera ya que estaba hablando por teléfono.-
-Sí el encargo llegó hace unos días pero quería hacer otro.- Respondió al aparato y asintió con la cabeza para mí.- Si me parece bien, después te envío las especificaciones y lo que voy a agregarle.-Se paró del escritorio y me señaló la mesa que había junto al juego de sofás.- Bien adiós.-Cortó la comunicación y me sonrió.- Podría acostumbrarme a esto.-
Me reí con él y comimos, lo llamaron muchas veces por teléfono pero aunque sea logré hablar algunas palabras con él y eso me puso de buen humor, además descubrí que le gustaba el clima cálido, muy al contrario de un típico ruso por eso vivía aquí.
Estaba juntando las cosas cuando alguien tocó la puerta y Vaal lo hizo pasar, lo reconocí era uno de los superiores de los grupos organizados.
-Ángelo.- Dijo Vaal a modo de que este hablara.-
-Señor tengo afuera a un chico que dice haber trabajado con usted y tiene asuntos que atender.-
-Hazlo pasar, gracias.- Respondió Vaal y se ubicó nuevamente en su silla de escritorio mientras juntaba papeles.-
-Señor Petrov lamento molestarlo.- Retrasé apropósito mi tiempo en la oficina porque quería saber que pasaba y al levantar la vista me encontré con una cara conocida, era el chico del burdel el que dio el espectáculo y no pude evitar sentir pudor al verlo.- Necesito pedirle por favor quedarme unas noches en el hotel señor, no tengo donde ir.-
-Te quedaste mucho tiempo ya Ron y a cambio trabajaste conmigo pero no puedes quedarte indefinidamente.- Respondió el rubio dedicándole tan solo una mirada y luego volviendo a sus papeles.-
-Pero por favor señor Petrov no tengo dinero para volver con mi familia y le puedo ser útil con ese despreciable de Dimitri, se alguna cosas de él.- El chico estaba desesperado y miré a Vaal esperando que mostrara su mejor lado, no podía dejar al chico a la deriva después de todo lo que había pasado.-
-No vas a serme de ayuda, y visite a parar aquí por tu propia voluntad yo no te obligué. Ya te dije no puedes quedarte indefinidamente.-
-Pero por favor señor se lo ruego no tengo donde ir.- El chico parecía desesperado pero cuando miré a Vaal supe que irritado iba a sentenciar una negativa asique interrumpí.-
-Hay un colchón extra debajo de mi cama, puede dormir allí aunque sea por 3 días para que busque un lugar, por favor Vaal.- Le dijé y me miró serio.- Prometo ocuparme de todo y no molestar.-
-Ya váyanse.- Vociferó Vaal suspirando resignado, le sonreí, realmente era buena persona en el fondo.-
-Muchas gracias.- Le dije y salí acompañado del tal Ron.- Ven te mostraré mi habitación.-
-Gracias de verdad.- Me dijo el chico.- Realmente no tengo donde ir y solo quiero poder juntar dinero para volver con mi familia, la extraño mucho.-
Sabía cómo era su situación porque yo tenía familia a quien extrañar y cuando recién llegué con Vaal me sentía muy desesperado porque mi condición me frenara de ver a mis padres y mis hermanos.
-No es nada, se lo que es extrañar a la familia.- Le respondí sonriendo mientras llegábamos a mi cuarto y lo ayudaba con sus cosas.- ¿Cómo es que sabes de Dimitri?-
-Ah porque yo trabajaba para una empresa importante y Dimitri la hundió, me quitó un puesto de trabajo importante y decidí vengarme.- Me miró como queriéndose reír.- Sé que no elegí un honorable nuevo trabajo pero la verdad es que el sexo con esos tipos es genial.- No pude reírme de su broma porque se suponía que yo trabajara de lo mismo aunque Vaal no me estaba usando para eso todavía.-
Le mostré el lugar a Ron, hablamos bastante y me parecía un buen chico, tenía un año más que yo y no podía evitar sentirme identificado con su vida, para todos las cosas no son tan fáciles y a veces haces trabajos que no te gustan por dinero, yo tuve que hacerlos aunque nunca llegué a ese extremo. Soporté compañeros de trabajo que te hacían las cosas difíciles, jefes abusivos o trabajos tan difíciles y monótonos que te dificultaban las cosas. Realmente me había esforzado para obtener el puesto de trabajo en el hotel, yo mismo lo había echado a perder pero no imaginaba lo que sería para este chico perderlo por alguien más.
Le dije a Ron que podía tomar un baño mientras yo preparaba la cena, me gustaba cocinar y sobretodo en una cocina tan equipada y moderna, al menos me sentía útil. Vaal había salido hacia una hora y me había dicho que volvería para la cena. Efectivamente luego de una hora y medía regresó, yo casi terminaba todo.
-¿Qué diablos haces?- Escuché la voz de Vaal en tono alto, bajé el fuego y me acerqué para saber que pasaba.-
Al llegar a la escena vi de lejos que el tal Ron estaba parado detrás del escritorio de Vaal con varios cajones abiertos, Ron se quedó estático en su lugar y Vaal desenfundó su arma gris. No pude evitar quedarme pasmado en mi lugar y vi las cosas sucederse con el tiempo ralentizado.
El arma de Vaal infalible apuntaba sin piedad ni duda, el dedo en el gatillo y la bala que entró horrorosamente en la cabeza del chico. Vi el color rojo y sentí que las piernas me temblaban, no pude evitar caerme al suelo de rodillas espantado. Tan fácil le era a Vaal deshacerse de una vida, romper una familia, evitar que otra se formara, un padre se quedaba sin un hijo, una madre lloraría vestida de negro frente a una lápida. Me daba aprensión este mundo frio y sin corazón, uno no tendría que tomarse otra vida tan a la ligera, esto estaba mal.