Yo solo seguía a Dante por los pasillos de la casa, atravesamos un par de puertas y llegamos a unas escaleras hacía abajo, me hizo un ademán para que pase primero y le hice caso. Estaba todo muy oscuro y olía a encierro, cuando terminé de bajar avancé un poco y esperé a que apareciera mi acompañante, pasaban los minutos y todo estaba en silencio, me puse algo inquieto.
-¿Dante?- Llamé al aire sin saber muy bien en qué dirección estaban las escaleras.-
Depronto el lugar se iluminó, era una cava muy grande, con paredes de ladrillo, muchísimos estantes y algunos toneles.
-Es una suerte haber encontrado un lugar con esto, me hace sentir como en casa, yo tenía una así en el viñedo de mi padre en La toscana.- Me contó el italiano apareciendo detrás con voz amble, casi me muero del susto.- Acompáñame mi reserva esta por allá.-
Lo seguí hasta la pared del fondo y nos encontramos frente a un mueble de madera clara que resaltaba del resto de estantes y mesas. El moreno frenó ante él y yo lo imité.
-Y bien Liam ¿Qué es exactamente lo que haces con Vaal? Es la primera vez que lo veo con una cara nueva, siempre son Marco y Nicola.- Me pregunto en voz baja mientras buscaba algo en su bolsillo delantero del pantalón, seguramente sería la llave del mueble.-
-Yo en realidad iba a trabajar para él pero todavía no sé muy bien para que.- Le contesté evitando revelar los por menores algo personales.-
El italiano soltó una carcajada y se volteó a verme.
-¿Entonces estas con él sin trabajar?- Me preguntó riendo todavía.-
-Algo así.- Le contesté, no entendía bien que era tan extraño en eso como para que se ría.-
Ante mi contestación el italiano se quedó en silencio unos segundos y de repente me empujó contra la pared más cercana tomándome del cuello y presionando con fuerza, abrí mucho los ojos espantado y tomé sus manos para intentar apartarlas, tenía mucha fuerza.
-Perdón si tengo las manos algo sucias del polvo que hay aquí, pero con esto tendrá que bastar para que entiendas que soy muy bueno percibiendo que me ocultas cosas y eso no me gusta nada.- Me explicó en tono mordaz y con una expresión amenazante. La garganta me dolía porque sus manos cada vez apretaban más, haciéndome toser y negándome cada vez menos aire. Arañé sus manos en busca de soltarme pero no parecía funcionar.- No confió en nadie y menos confió en un tipo nuevo el cual me miente estando en mi residencia. Querido Liam el hecho de que hayas visto como es mi rostro no me agrada ni un poco asique confío en que este pequeño discurso te convenza de no mentirme y no comentar nada de mí a nadie.-
Escuché un ruido a lo lejos y me esforcé para pronunciar alguna palabra, dar aviso a cualquiera que esté ahí de ayudarme.
-Por favor apreciaría que no comentaras esta pequeña charla con nadie.- Me dijo sonriendo el cínico hombre sonriéndome entre dientes y me soltó. Me agaché sosteniéndome de las rodillas en busca de aire, la garganta me ardía y raspaba, no podía parar de toser.- ¿Capisci?-
Cuando levanté la vista Dante sostenía una botella de vino y acercó su rostro al mío para darme un beso leve en los labios a lo que espantado no supe si quedarme quieto o retroceder.
-¿Qué diablos haces?- Escuché que gritó la voz de Vaal y me alivié muchísimo de oírla.-
-Ah fratello llegas justo para llevar el vino arriba.- Le dijo el italiano al rubio con su voz tranquila y educada, como si nada. Este hombre era un psicópata.-
-¿Qué te pasa?- Escuché que Vaal me pregunto ante mi ataque de tos y seguramente mi aspecto horrible, debía de estar todo rojo y con los ojos ardidos.-
-No es nada, el ragazzo aspiro un poco de polvo, está muy sucio aquí abajo.- Explicó con expresión preocupada el anfitrión, era demasiado astuto en un mal sentido.-
Ni siquiera levanté la vista solo asentí, ahora entendía cómo es que había llegado a estar donde estaba y ser quien era. Me di cuenta que había un precio para pertenecer a la mafia, entonces mi pregunta era cual ¿había sido el de Vaal? ¿Qué cosas había hecho?
Subimos a terminar el postre y no me atrevía a hablar más, ni siquiera miraba a Dante por miedo a que se me escapara alguna expresión sospechosa. De verdad quería volver al penthouse y esperaba poder fingir bien ante Vaal que no había pasado nada.
Una vez que nos levantamos de la mesa Dante invitó a Vaal a fumar un puro en el piso de arriba, seguramente para hablar de negocios. Era increíble como mantenía perfectamente la máscara del anfitrión modelo, sumado a su deslumbrante aspecto cualquiera caería ante su papel. Marco y yo acompañamos a Nicola para que fumara un cigarrillo mientras esperábamos y una vez que ambos líderes bajaron nos dirigimos a la entrada.
-Fue un gusto tenerlos en mi residenza, son bienvenidos cuando gusten.- Nos saludó el italiano y yo me aseguré de pensar en varias excusas para nunca tener que cruzarme a este macabro tipo.-
Una vez que estuvimos en el auto me recosté más relajado en el asiento y me gané una mirada inquisidora por parte de Vaal pero por suerte no me preguntó nada al respecto.
Cuando llegamos al hotel Marco y Nicola se fueron por su lado siguiendo instrucciones de Vaal mientras que el de ojos bicolores y yo subimos al último piso. Sentí la mirada de Vaal puesta sobre mí durante el trayecto en el ascensor y una pregunta implícita en el aire asique me escape rápidamente a mi habitación, pero cuando volteé a cerrar la puerta el rubio había dado un paso dentro de mi cuarto y me echaba una mirada irascible.
Intenté evadirlo mientras me sacaba el traje frente al armario pero se me acercó por detrás.
-¿Qué diablos pasó ahí abajo?- Me preguntó en tono firme.-
-Nada, solo intentó besarme, ya me advertiste que era extraño, lamento no haberte hecho caso.- Me excusé y me saqué el saco para colgarlo.-
-¿De verdad vas a mentirme?- Me preguntó muy serio tomándome del brazo y obligándome a mirarlo.- Pensé que confiabas en mí.-
Me di cuenta que Vaal comenzaba a enojarse y yo realmente no supe que era peor, si mentirle a él o revelar lo que había pasado, sabía que el rubio no iba a tomarse esto a la ligera pero no quería esconderle cosas. Agregando que me sentía más seguro con Vaal protegiéndome que reteniendo una mentira esperando que el italiano se comporte. Suspiré con el ceño fruncido y encaré al de ojos dicromáticos.
-Mira no quiero causar problemas, ni tampoco quiero que te pelees con Dante por mi culpa por favor.- Le dije en tono cauteloso y lo noté cada vez más y más colérico.-
-Dímelo de una puta vez.- Me soltó exasperado.-
-El tipo me amenazó con que no revelara su identidad y algo sobre que ví su rostro.- Le dije en voz baja esperando que impactara más pacíficamente en Vaal.-
-El hijo de puta te golpeó ¿No es así? Por eso tosías.- Me preguntó con vos siseante, esa que pone cuando lo invade la ira.-
-Si pero por favor no…- No pude terminar porque repentinamente Vaal golpeó con mucha fuerza la puerta del placard asustándome y di dos pasos atrás.-
Me tomó del hombro abrazándome contra él, eso sí que no me lo esperaba, me quedé muy quieto mientras me envolvía en sus brazos. Notaba su respiración acelerada igual que los latidos en su pecho. Nunca quisiera que este hombre se enojara conmigo.