-Mira el tipo llegó a donde está por ser como es y no lo juzgo, cada uno tiene sus propios demonios en este ambiente, pensé que se comportaría porque te traía conmigo.- Me explicó Vaal, yo me senté sobre la cama y el paseaba como león enjaulado por mi habitación, estaba enojado por lo de Dante.- Pero una vez cuando me alojaba en su residencia en Italia, él salió con sus hombres a resolver un gran problema con una pandilla de idiotas que querían hacer su propia red de narcotráfico en las narices de Dante. Yo me quedé ya que no era mi problema, Dante subestimo a los tipos con los que se enfrentaba y emboscaron la mansión, mataron muchos de sus hombres y si no fuera porque yo estaba en la casa su madre y su hermano hubieran muerto. Aunque es un idiota sé que puedo confiar en él por qué tiene “honor” y me debe ese favor que nunca me cobré, ahora lo necesito.-
Escuché muy atento todo el relato, no dejaba de sorprenderme con la actitud de Vaal, era la primera vez que me hablaba tanto, realmente me gustaba que se abriera a mí.
-Gracias por contarme todo esto.- Le dije sonriéndole.-
-Solo procura mantenerte alejado de Dante, porque en unos días vamos a ir a una fiesta en su casa.- Me informó con su tono serio otra vez, subió los muros de nuevo.-
Y con eso el rubio salió de la habitación, terminé de cambiarme en silencio y me metí a la cama.
Me levanté tarde porque era sábado y por lo general eran días tranquilos, excepto a la noche. Me duché, me cambié y fui a desayunar, me encontré con Marco y Nicola que hablaban animadamente, me alegraba que las cosas entre ellos fueran mejor.
-Buenos días reina del baile, tenemos que elegirte un vestido para el lunes en la noche, tu amigo Dante de seguro te saca a bailar.- Se burló Nicola con su excepcional humor, me reí porque la escena en mi cabeza sonaba graciosa.-
Sonó el teléfono celular de Marco y este atendió haciéndonos una seña y se fue a hablar a la terraza, Nicola lo siguió con la mirada, yo me serví café.
-Y espera a ver a Andre, el hermano de Dante que esta igual de bueno.- Comentó Nicola exagerando.-
-¿Es el hermano que salvó Vaal? –Pregunté sacando a Nicola de su distracción, no dejaba de echar vistazos a donde estaba Marco con expresión seria y me hacía gracia pero evité reírme.-
-Sí, el mismo, me sorprende que sepas la historia.- Me respondió el moreno volviendo a nuestra conversación.- Era un chico cuando pasó todo y mataron a su mejor amigo en esa masacre, por eso decidió seguir los pasos de su hermano y ambos volverse respetados. Pero aunque Andre ahora tenga 28 años y se halla vuelto un mafioso rudo en el interior es buena persona, él si me cae bien.-
-¿Lo de la familia mafiosa es algo muy común no?- Le pregunté a modo de chiste a Nicola.-
-Aunque suene de película, si, es algo común. En esto no puedes confiarle nada ni a tu propia sombra entonces es preferible confiar en tu familia que en tipos desconocidos, aunque tú hermano o primo sea un idiota.- Me contestó mientras terminaba de comer el Petrov menor.- En mi caso Vaal tuvo suerte, pero esa personalidad blanda de Andre puede costarle caro a Dante algún día.-
Dudaba que el italiano tuviera una debilidad, parecía que tenía todo perfectamente controlado. Nicola se paró a lavar su taza y su plato, no dejaba de mirar a la terraza y me pregunté cuál sería el problema. El moreno encaró para salir junto con Marco pero lo detuve antes.
-Espera, una cosa más.- Le grité.- ¿y Cacia?-
-Asique al final hicieron las pases.- Se rió Nicola y volteó.- Se fue a hacer de sus famosas averiguaciones, se sintió muy culpable después de lo que pasó y prefirió ser útil antes que quedarse y compadecerse de si misma.-
Me quedé en silencio y Nicola se fue, supongo que tenía sentido, en su lugar me hubiera sentido culpable. Lo que me gustaba de las personas en este horrible mundo de la mafia es que no dejaban que los problemas se los tragaran, aunque volverse un asesino no era una buena solución para todo.
Pasaron los días y Vaal había desaparecido, no lo había visto en todo el día, se hizo domingo y tampoco apareció, ni siquiera a buscar algo porque yo me quedaba con la puerta de la habitación abierta para escuchar quien entraba. Recién el lunes a la tarde cuando o leía un libro sobre armas y puntería por precaución lo vi entrar con un bolso, me saludó con un gesto y se encerró en su oficina. Esperaba que no pasara nada malo pero me estaba poniendo ansioso su ausencia.
Estuve media hora más en la misma posición leyendo, con la esperanza de que saliera de ahí por un café o tomara otra botella de whisky del bar pero no pasó asique me levanté y me fui a dar una ducha para ocupar mi tiempo.
Me estaba bañando con la cortina de la ventana corrida como siempre, no me preocupaba que nadie me viera porque era el último piso y en ese edificio no podía evitar acercarme siempre a las ventanas y perderme en la vista. Iba a extrañar mucho ese lugar si alguna vez me iba, la idea me abrumó. A medida que pasaba el tiempo sentía la idea de irme como algo lejano, porque quería quedarme, pero veía algo muy pretencioso el quedarme allí indefinidamente. Salí del baño con una auto infligida sensación de nostalgia y me senté en la cama con la toalla alrededor de la cadera.
-Vamos cámbiate que nos vamos a la odiosa fiesta.- Sentí la voz de Vaal y me sobresalté, estaba muy sumido en mi cabeza.- ¿Qué te pasa?- Cuando lo miré vi que había ladeado el rostro y su mirada intentaba bucear en la mía, era muy intenso.-
-Nada, me cambió y salgo.- Le dije levantándome y metiéndome al baño de nuevo.-
Me parecía ridículo confesarle que me preocupaba por no volverlo a ver, y no podía mentirle porque él veía a través de todo asique opté por cambiarme encerrado. Cuando salí no había nadie, suspiré aliviado y me cambié intentando espantar mis estúpidos pensamientos.
Volvimos a ir a la mansión del famoso infame italiano, el lugar estaba lleno de gente y me intimidó un poco. Vaal estaba cerca de mí y lo agradecía pero me di cuenta como todo el mundo lo saludaba, lo que significaba que tarde o temprano se lo iban a llevar para hablar. Marco y Nicola desaparecieron en dirección a la barra en cuanto llegamos al patio trasero.
Sentí que me estaba codeando con Tony Montana, Bonnie y Clyde entre otros, todos tenían aspecto llamativo de alguna u otra forma. Notaba dinero por todas partes, trajes caros, rolex, vestidos de diseñador, nunca me gustó el ambiente de los adinerados porque era obvio que no encajaba y jamás lo haría pero adinerados peligrosos era cien veces peor.
Busqué a Vaal con la mirada porque me percaté que ya no lo tenía a mi lado y lo vi hablando con un par de mujeres de apariencia exótica y un joven que parecía modelo. Me sentía un espectador mirando una obra de arte burgués, un hombre tan llamativo como Vaal rodeado de gente que aunque sea se acercaba un poco a su belleza, en una fiesta de adinerados, eso encajaba tan bien que me ponía de mal humor. Fui a buscar una copa de lo que sea y me senté en la barra donde esperaba ver a Marco o Nicola pero no había rastro de ellos. Me tomé un par de copas de vino esperando que me distrajeran pero cuando giré un poco sobre mi hombro para visualizar a Vaal lo vi hablando solo con el chico y me giré nuevamente. Sentía que se me oprimía el pecho y traté de disipar la sensación con otra copa más, sabía que tenía que comer algo o me marearía en menos que nada pero en este momento la ebriedad me parecía buena idea.
De nuevo aparecía mi humor depresivo y quería golpearme por eso, era natural que Vaal hablara con los invitados porque él era alguien muy influyente en el ambiente pero no dejaba de pensar que era ridículo esperar que se tomara en serio lo que me pasaba a mí. Querer ser la pareja de un mafioso, realmente me sentía como un ambicioso sin dinero, era una estupidez.
-¿Por qué tan solo?- Escuché la voz de Dante a mis espaldas y me enderecé en dos segundos, bastó para sacarme toda idea de la cabeza y entrar en estado de alerta. Era obvio que iba a aparecer en algún momento ya que era raro no haberlo cruzado antes.-
No contesté asique la figura apareció a mi lado y lo miré de reojo para encontrarme con un extraño.
-Que reacción más graciosa, seguramente pensaste que yo era mi hermano ¿No es así?- Me volteé por completo y me encontré con un hombre muy parecido a Dante pero más joven, extendió una mano entre nosotros y lo miré cauteloso.- Soy Andre.-
Estreché la mano del tal hermano de Dante y miré a mí alrededor por las dudas pero no había rastro del hermano mayor. El hombre que tenía a mi derecha era claramente el hermano de Dante en aspecto, difería solo por el hecho de que llevaba el pelo un poco más largo que le caía en ondas, tenía los ojos más rasgados aunque de igual color azul y vestía menos pretencioso. Realmente parecía más normal aunque detrás de ese aspecto relajado había alguien igual de atractivo que Dante.
-¿Debes ser Liam no es así?- Me preguntó y asentí, no sabía que decirle.- Mi hermano acaba de tener una muy divertida charla con Vaal y el ruso dejó en claro que no había que molestarte.- Se rió y me encogí de hombros esperaba que Dante no se tomara represarías conmigo, se suponía que tenía que guardar silencio de nuestra charla.- Pero si sigue espantando a todo el mundo te vas a quedar solo como ahora.-
-Supongo que aunque es algo deprimente de ver siempre es más seguro.- Le respondí dándole un trago a la copa, estaba medio mareado pero no era tan grave.-
-Es un buen argumento, lamento ser entrometido pero te estaba viendo hace un rato y si no comes algo te vas a caer del taburete y vas a ganarte un sermón por parte de Vaal.- Me comentó el italiano menor y lo miré con mala expresión, un hermano psicópata y el otro sabelotodo, ¿en Italia quedara gente amable?- No me mires así, te lo digo por experiencia, Vaal es un poco riguroso.- Se excusó riendo el de ojos azules mientras levantaba las manos en señal de inocencia.-
Me reí ante el comentario, riguroso era un adjetivo que no era capaz de abarcar la severidad de Vaal, pero sí seguramente me soltaría un buen discurso sobre estar alerta o comportarme.
-Genial, pensé que me odiabas, mi hermano solo sirve para matar gente y hacerme de mala fama.- Se burló el moreno.- Digo, quiero llevarme bien con todos porque a partir de ahora voy a trabajar con Vaal.-
No sé qué sorpresa tenía escondida este hermano italiano pero al menos parecía más amable, o era mejor actor que Dante, lo averiguaría pronto.