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Mafia roja por BlackWidowHunger

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por los reviews, son lo máximo!!

Estoy haciendo cada vez más largos los capitulos por suspedidos, gracias por leer <3

Nicola

Hacía una semana ya que me estaba volviendo loco, parecía un maldito demente siguiendo a Marco en su tiempo libre para ver que me ocultaba, aun así no conseguía nada.

Todo empezó el miércoles pasado por la noche, caminaba por el pasillo a la cocina y escuche la voz de Marco hablando animadamente con alguien, al acercarme me di cuenta que estaba con el teléfono en la oreja y me dio curiosidad.

El jueves lo vi concentrado en su laptop la que rara vez usaba y cuando me acerque la cerró rápidamente distrayéndome con un beso y una sonrisa.

Viernes al mediodía, se encerró en su cuarto y por más que pegué la oreja a la puerta solo escuche palabras sueltas y risas por su parte. Esa misma noche le vi sonreírle al teléfono, hice todos mis esfuerzos para no inmutarme ante esto pero mis manos prácticamente se movían solas a su cuello, quería estrangularlo.

Sábado, tuve una conversación con Liam, la que me fue especialmente difícil de seguir porque nuevamente Marco tuvo una llamada sospechosa,  y para hacer todo peor salió solo a la terraza para hablar tranquilo. Me harté y lo seguí, alcancé a escuchar un “no te preocupes preciosa” antes de despedirse inmediatamente y sonreírme como si nada. Obviamente luego de eso me fui dejándolo encerrado afuera, pero supongo que Liam lo sacó porque a los diez minutos apareció en mi habitación.

 

-No tenías que portarte así.- Me dijo conteniendo la risa y le clavé mi peor mirada fingiendo que contar cuantos cigarrillos me quedaban era la cosa más importante del mundo.-

 

-¿Con quién hablabas?-Le pregunté directamente, no iba a estar con rodeos, ya me estaba hartando y hacerme el ciego no era algo característico de mí.-

 

-Con mi madre.- Me dijo y me reí amargamente ¿Este tipo me subestimaba?-

 

-Y una mierda.- Le dije escéptico.- No hablas con tu madre tres días seguidos, además se que ella no sabe usar la computadora, ¿Crees que soy idiota?-

 

-Dije que te amo, ¿Por qué creería que eres idiota?- Me dijo poniendo ese tono tranquilo y empático que usa cuando consuela a alguien, realmente deseaba golpearlo por tratarme como loco.-

 

-Me voy.-Le informé metiéndome el paquete de cigarrillos en el bolsillo trasero izquierdo de mi jean y tomando las llaves de una de las camionetas.-

 

-¿Dónde vas?- Me regocije en su pregunta preocupada.-

 

-A entregar unos papeles que me pidió Vaal.- Y era verdad, agradecía que fuera algo informal porque realmente odiaba usar traje, no me sentaba bien, en cambio un jean y una camiseta negra de mangas cortas era lo mío.-

 

Me despedí con una seña y fui directo al subsuelo del hotel para sentarme en el asiento de una de las camionetas que mi hermano tenía a disposición del personal. Me gustaba el hecho de que iba a viajar solo, me encantaba conducir de noche por la carretera con buena música a mucho volumen, además como debía conducir bastante eso  evitaría que estuviera presente cuando Marco hacía sus estúpidas llamadas.

Dios enserio estaba volviéndome loco, sobretodo porque Marco no era gay, si decía que me amaba le creía por el hecho de que yo fui todo su pasado y si se había enamorado de mí era porque nunca había entablado una relación tan estrecha como conmigo. Recordaba que hubo un tiempo en donde de niño me comentaba que le parecía linda una tal Irina Fredek, la pequeña era rubia y todo sonrisas, con solo ver a Marco era obvio decir que se casaría con una linda chica y tendría una gran familia, buen tal vez la gente diría eso antes de que se convirtiera en mafioso.

Siempre sentí que le arruiné la vida a mi mejor amigo, se la arruiné cuando hice que fuera mi guardaespaldas, lo arruiné cuando lo dejé solo siendo el peor mejor amigo y lo arruiné cuando deje que me siguiera en esta vida indigna y violenta. Es por eso que no le respondí nada cuando me preguntó si yo también lo amaba.

Una parte de mí quería liberarlo pero mi parte egoísta, la mayor parte de mí, quería tenerlo conmigo, yo no era bueno, nunca lo había sido.

 

Domingo, me levante tarde y Marco había desaparecido todo el día, suponía que estaba con Vaal arreglando cosas con Dante asique me duché, me vestí y fui directo al piso 7, necesitaba alcohol. Primero fueron dos wiskis dobles en las rocas, luego un Martini que estaba espantoso y después unas cuatro o cinco cervezas,  tuve que parar de tomar para ir al baño entonces cuando me levanté del taburete me di cuenta de que realmente había tomado mucho. Fui riéndome hasta el baño de hombres, espanté al tercer tipo que quería sexo y volví a la barra. Estaba tomando mi sexta cerveza cuando mi teléfono vibró sobre la barra y en la pantalla aprecia el nombre de Marco. Le sonreí al aire y atendí la llamada.

 

-¿Dónde estás?- Me llego su pregunta, la cual tuve que reproducir en mi cabeza nublada para poder entenderla.-

 

-En la iglesia.- Le dije riendo y dándole una calada a mi cigarrillo.-

 

-Maldita sea Nicola, ¿estás en el burdel?- Me soltó con voz enojada y me regocije ante su preocupación, dulce venganza.-

 

-Si pero solo para embriagarme, no voy a serte infiel, ya aleje a tres tipos ¿No ves que bueno soy?- Le dije arrastrando las palabras, no tenía ganas de hablar porque el alcohol me obligaba a concentrarme demasiado y prefería estar tranquilamente ebrio que volver a la realidad.- Bueno adiós.-

 

Corté la llamada y pagué por mis tragos mientras me sentaba pacientemente a esperar que Marco apareciese para cortarme la diversión, dicho y hecho vino con una expresión sombría para sacarme a rastas del bar. Nos metimos en los ascensores y lo besé con ganas, esperaba que me empujara pero en vez de eso me respondió  al beso envolviéndome con sus brazos.

 

-Perdón.- Me dijo al oído y lo golpeé en la cara con mi puño, no muy fuerte.-

 

-Si me amas deja de engañarme idiota.- Le dije al bajar de los ascensores y me fui directo a mi habitación, lo escuché reírse a lo lejos y azoté la puerta con furia sin importarme que fueran las dos de la mañana.-

 

Lunes, fuimos a esa odiosa fiesta de Dante, toda la gente era odiosa menos algunos amigos con los que hablamos Marco y yo, me sacaba de quicio que mi amigo hiciera como si nada pasara, realmente me daban ganas de matarlo a veces. A eso de las nueve de la noche, cuando la fiesta parecía terminar llegó Vaal con una horrible cara a decirnos que Liam no aparecía asique desde esa hora hasta la medianoche fue una odisea para ubicarlo. Apareció acompañado por Andre y realmente cambié mi opinión sobre el crio, era más astuto de lo que aparentaba. Me metí en el cuarto de Marco y lo escuché hablar nuevamente por teléfono en el baño, me senté en la cama y agradecí porque no se hubiese percatado de mi presencia.

 

-Si si, los dos pasajes en primera clase, sé que es demasiado pero son muchas horas arriba del avión.- Le dijo a la persona del otro lado.- No te preocupes, te quiero mucho, adiós.- Dijo y pude imaginar que sonreía al pronunciar las palabras.-

 

Salí de la habitación y me dirigí a la mía, cerré la puerta con llave y me tiré en la cama. Si estaba celoso y estaba volviéndome loco pero nunca creí de verdad que Marco fuera a engañarme o algo, no lo creía capaz, el no mentía. Sentí como mi humor se tornaba oscuro y denso, ahora es cuando no podía mentirme a mí mismo, Marco influía mucho en mí, yo realmente lo quería y no quería que amara a alguien más.

Tal vez Marco supuso que yo quería ese tipo de relación con él, amantes, porque a mí me regía el sexo, y en realidad el solo quería a su mejor amigo de vuelta, pero yo lo empujé al sexo. Tal vez Marco solo estaba conmigo de la manera que yo quería para complacerme, porque no quería perderme. Él no iba a mentirme, pero si tenía que hacerlo por un buen fin no dudaba que él sería capaz.

Era mucho más racional verlo con una linda chica como pareja, asique se iba de viaje con ella, seguro me diría que tenía que viajar por Vaal y yo no lo cuestionaría porque confiaba en él y como consuelo me traería algún suvenir y me diría que me había extrañado. Horribles ideas echaban raíces en mi cabeza asique intenté dormir, me costó pero finalmente concilié en sueño.

Al mediodía sentí golpes en mi puerta pero no contesté, la voz de Marco me llamó pero tampoco contesté, esperé a que se fuera y me cambié. Tomé dinero, un paquete nuevo de cigarrillos y las llaves de la camioneta, era más probable que si me iba a beber a un bar de la ciudad no me encontrara. Me escapé del penthouse sin que nadie me interceptara, mientras bajaba por los ascensores apagué mi teléfono.

Subí el volumen de la música de la camioneta todo lo que pude, no quería pensar, no quería enfrentar la realidad y esperaba poder atontar mi cerebro unas horas. Me metí en un bar punk, el estruendo de la guitarra eléctrica y la batería se oía desde afuera, perfecto, mucho ruido y alcohol.

Perdí la cuenta de cuantas cervezas había tomado, tenían mi marca preferida y la idea se me subió a la cabeza. Me di cuenta que mi limite se estaba acercando vertiginosamente asique paré de tomar, no quería terminar vomitando, no era muy divertido. Miré el reloj en la pared y marcaban las diez de la noche, me había mantenido ebrio unas cuatro horas, mi propio record. Maneje muy despacio cuando volvía al penthouse ya que me desconcentraba demasiado rápido, aunque los cigarrillos me ayudaban a mantenerme despierto.

Cuando entré las luces estaban apagadas, me metí en la cocina y abrí la heladera, me comí un postre de chocolate y tiré el empaque, la ebriedad me daba hambre. Estuve media hora sentado en la sala fumándome unos diez cigarrillos seguidos, una idiotez pero quería estar más despierto.

Me quité los zapatos y la chaqueta de cuero que llevaba y me metí en la habitación de Marco, fui hasta el baño y me lavé los dientes, sé que él odiaba el sabor a nicotina. Lo vi dormir durante unos minutos y sin pensarlo mucho más abrí las sabanas para meterme dentro, comencé a besarlo en el cuello y a enredar mis piernas en las suyas, lo que lo despertó en menos de nada.

 

-¿Nicola?- Preguntó en la oscuridad a lo que yo emití un sonido afirmativo y continué besándolo y metiendo mis manos por su espalda bajo la tela de su camiseta.- ¿Dónde rayos estabas?- Me dijo separándome para que parara.-

 

-¿Ya no quieres que te bese?- Le dije algo deprimido riéndome de mí mismo.-

 

Me trajo hacía su pecho y abrazó con fuerza, con eso conseguí relajarme.

 

-Dios Nicola hueles a alcohol y cigarrillos, ¿Fuiste a un bar?- No le hice caso a su pregunta y acaricié su entrepierna por sobre su ropa interior.- ¿Qué te pasa?-

 

-Quiero hacerlo.- Le dije contra la piel de su cuello en voz sugerente, si tenía sexo con el todo se arreglaría un poco y mi mente se desconectaría de la realidad.-

 

Me separó de él nuevamente sentándome en la cama e incorporándose el también, encendió la luz del velador y yo cerré los ojos porque la luz me incomodaba.

 

-Dime que pasa.- Me dijo con voz muy sería sin soltarme y sentí que cada vez era más difícil retener las ganas de gritar y llorar que había ignorado durante todo el día.-

 

-Sé que estas con otra persona, pero solo tengamos sexo por esta vez, que sea la última al menos.- Le solté con voz ahogada, él tenía expresión seria.- Te oí hablando de pasajes por teléfono, no me digas donde vas de viaje con ella por favor, no lo soportaría.- Me sequé las lágrimas con violencia, me sentía un idiota por llorar frente a él.-

 

Nicola se rió a carcajada limpia y lo miré estupefacto, luego de que su risa cesó me atrajo hasta su pecho para abrazarme fuerte y yo me quede en silencio esperando una explicación.

 

-Estuve toda la semana hablando con mi madre, en ningún momento te mentí, solo omití detalles porque la verdad era que disfrutaba de tus celos, los pasajes son para nosotros, iba a invitarte a visitar a mi madre en Rusia unos días.- Me explicó y yo tarde segundos en asimilar todo.-

 

-Eres un idiota, te odio maldito estúpido.- Le grité intentando separarme de él pero Marco solo reía y me apretaba más fuerte contra su pecho, estuve volviéndome loco todos estos días y el solo estaba jugando conmigo.-

 

-Yo te amo Nicola.- Me dijo todavía riendo y deje de luchar contra él, éramos un caso aparte.- Nunca me decepcionan tus reacciones.- Dijo mirándome a los ojos y lo besé, el alivió me recorrió con un efecto más fuerte que cualquier vaso de alcohol, él era mío.-


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