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Mafia roja por BlackWidowHunger

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Notas del capitulo:

:(

Estuve todo el día esperando en la sala, parecía un perro atento a la puerta hasta que su dueño regrese de trabajar, esperaba que los demás no se dieran cuenta de esto. Trate de ordenar un poco mi habitación pero luego volví a la sala, me levanté para cocinarme algo pero luego volví a sentarme en el sofá, probé también salir a la terraza un rato pero siempre terminaba en el mismo lugar. Andre estaba manteniendo ocupado a Nicola quien no era un muy buen par sumado a la ansiedad, yo trataba de caminar por la extensión del piso para cansarme y poder relajarme en sofá un rato pero no sé si servía demasiado.

A eso de las ocho las puertas dobles se abrieron de par en par, muchas personas se metieron  al penthouse ocupando la estancia mientras que mis ojos viajaban de rostro en rostro hasta dar con el de Vaal. Vi a Marco quien se derrumbó en el suelo contra una pared al pasar adentro, tenía la cara muy lastimada y no podía casi abrir un ojo, Nicola se arrodillo junto a él tan nervioso que hasta yo noté que temblaba. Dante gritaba en italiano discutiendo con su hermano quien parecía petrificado, las cosas parecían feas y yo no entendía porque no nos estábamos abrazando todos de felicidad. Repasé el grupo de hombres porque no veía a Vaal, vi a dos que tenían las caras hundidas en depresión, otro cojeaba y cuando me fijé no tenía nada de la rodilla izquierda para abajo. El ambiente me estaba poniendo mal, algo no andaba bien, me metí entre la gente y me di cuenta que había bastantes bajas, aun así no veía a Vaal. De repente escuché un estruendo que provenía de la oficina asique me alejé del grupo para ir a la fuente del sonido.

La puerta estaba entreabierta y vi como el fichero de Vaal caía al piso abriéndose todos los cajones y esparciendo papeles por el aire. Abrí la puerta asustado y me encontré con la mirada iracunda de Vaal, por dios santo estaba vivo, sentí que un peso enorme dejaba de oprimirme el pecho. Di un paso más en su dirección pero el negó con la cabeza y yo me quedé muy quieto.

Tenía un tajo que le atravesaba ambos labios en el lado izquierdo de la cara, uno muy grande que tenía un color amarillento en el reborde, necesitaba atención. Tenía más cortes pequeños en la frente y en el pómulo izquierdo también y un vendaje enorme que le asomaba por el cuello de la camisa entreabierta.

Salí de la habitación corriendo para buscar un botiquín en el baño, cuando quise volver a entrar en la oficina un objeto de vidrio se estrelló contra la pared  pero entré de todos modos.

 

-Vete.- Me grito Vaal. Su voz sonaba ronca y muy colérica.-

 

-Solo déjame revisar tus heridas.- Le dije en voz baja esperando poder hacerlo entrar en razón.-

 

-Te dije que te fueras.-Volvió a gritarme de espaldas a donde yo me encontraba, iba a volver a insistir cuando Andre y Nicola aparecieron a mi lado y pasaron dentro de la oficina, Nicola tomó el botiquín de mis manos con expresión lúgubre y me sonrió un poco como disculpándose.-

 

-Sera mejor que salgas por unos minutos Liam.- Me susurró Andre conduciéndome hasta la salida.- Lo lamento, luego voy a hablar contigo, solo espera.-

 

Salí porque no pude hacer otra cosa que ir con la corriente. Volví a la sala algo aturdido, sentía como todo estaba en una nube la cual no podía disipar bien, el corazón me latía a mil.

Cuando llegué a la sala había dos hombres con guardapolvo blanco atendiendo a la gente, seguramente habían traído doctores. Uno Le decía a Marco que sostenga hielo sobre su ojo mientras revisaba el corte de otro, mientras que el segundo medico quitaba el vendaje del hombre que parecía haber perdido media pierna. No pude quedarme a ver eso asique me fui hasta mi habitación, de todos modos no podía ayudar en nada, no sabía qué hacer. Cuando cerraba la puerta de mi cuarto escuché gritos de dolor y supe que provenían del paciente más grave, cerré rápido la puerta, toda esta situación estaba alterándome de verdad.

No sé muy bien cuanto tiempo pasé sentado en la cama, tenía la cabeza en blanco y el presentimiento de que algo muy malo había ocurrido, no podía estar más intranquilo.

De repente Nicola entró en mi cuarto y no reaccioné hasta que se sentó a mi lado en la cama.

 

-Liam cálmate un poco o te va a dar algo.-Me dijo mientras me tomaba del brazo y me giraba para que lo viera de frente, el moreno parecía muy cansado.- Escúchame tienes que empacar, guarda todas tus pertenencias en las maletas, si necesitas más bolsos puedes tomarlos del placard.-

 

-¿Qué? ¿Para qué?-Le contesté sin entender nada.- ¿Vaal está bien?-

 

-Solo haz las maletas, yo vuelvo en una hora.- Me dijo Nicola levantándose de la cama, tironeé de su ropa y lo hice voltear.-

 

-¿Vaal está bien?- Le repetí la pregunta.-

 

-Si Liam no le pasó nada grave, ya le traté la herida del labio.- Me respondió , algo andaba mal y yo no tenía idea de que era, pero no era nada leve.- Haz la maleta por favor.-

 

-¿Nicola que pasa? ¿Por qué tengo que hacerla?- Le pregunté con la voz ahogada, tenía la respiración agitada y la tensión hacía que se me hiciera difícil tragar.-

 

Nicola mantuvo la mirada en el suelo varios segundos antes de mirarme directamente, tenía pronunciadas las ojeras y lo notaba muy decaído.

 

-Te vas.- Pronunció, no lo entendí al principio asique esperé que continuara hablando como si se hubiera equivocado de palabras.- Vaal quiere que regreses a tu casa.-

 

Lo miré como si me hubiera dicho la cosa más disparatada del mundo, me levanté de la cama y me dirigí hacía la puerta, Nicola quiso detenerme pero me sacudí de su agarre. Caminé por el pasillo y noté todo en silencio, parecía que la gente se había retirado o se hubiera quedado dormida en el piso de la sala. Me metí en la oficina de Vaal y todo estaba en la penumbra salvo por el escritorio quien estaba iluminado por una lámpara pequeña.

 

-¿Cómo que quieres que me valla?- Le dijé incrédulo y me acerqué al escritorio, Vaal estaba sentado, tenía la botella de whisky casi vacía a un lado y un cenicero lleno en frente.-

 

Permaneció en silencio por lo que me pareció una eternidad y cuando me miró todo se me vino encima, me di cuenta que Nicola no mentía. ¿Esto era todo? Nadie me había prometido nada, nadie me había puesto fechas, yo no trabajaba para él y no éramos amantes pero ¿Así terminaba? Un día me obliga a quedarme y al otro me obliga a irme, nada dependía de mí, no importaba que pensara yo sobre esto, no importaba si sentía algo, si quería otra cosa.

 

-No llores.- Me dijo y no fue hasta que pronunció las palabras que me di cuenta de que tenía las mejillas y el cuello mojados.- No te lo tomes personal, esto es así, mi mundo es así.-

 

Ambos nos quedamos en silencio, sus palabras tiraban de mí como si me fuera a romper. ¿Fui el único que sintió algo?

 

-¿Por qué tuvimos sexo si no planeabas usarme para trabajar?- Necesitaba saber eso.- ¿No necesito pagarte?- La última pregunta la lancé como última opción, era mi única ancla a él.-

 

-No, no necesitas pagarme nada.- Me dijo en voz baja y le dio otro trago a la botella, no me miraba, tenía la vista clavada en la madera de su escritorio, tragué en seco.-

 

-entonces ¿Por qué?- Le pregunté inaudible,  ¿Qué significaba para él? Nada.- ¿Por qué? Maldita sea.- Le grité con la vista nublada por las lágrimas, no vislumbré su rostro cuando me miró, pestañeé varias veces.-

 

-Es lo que hago, Cacia ya te lo dijo, estuve con muchas personas antes de ti y estaré con más luego.- Me contestó sin pestañear.- Dime que no estabas esperando una historia de amor Liam.-

 

No pude soportar tales hirientes palabras, salí de allí. Llegué a mi cuarto, que en realidad nunca fue mi cuarto y metí toda la ropa en mis valijas sin fijarme que estuviera ordenada. Dejé todas las cosas que me habían comprado ahí colgadas, no quería absolutamente nada de él. Tomé el equipaje y atravesé la estancia sin cruzarme con nadie, salí afuera y cerré la puerta tras de mí. No pude evitar derrumbarme en la puerta de los ascensores, mis sollozos se escuchaban horribles con el eco del pasillo, me sentía  partido. Atravesé el hotel bajo la mirada de muchas personas que de seguro ponían atención al ver mi cara surcada de lágrimas y enrojecida, me importó una mierda.

Me subí al primer taxi que vi y me alejé de allí sin siquiera darle un vistazo a la fachada del hotel. Ojala nunca hubiese venido aquí, ojala nunca me hubieran contratado, ojala nunca hubiera cometido ese error, ojala nunca hubiera conocido a Vaal.


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