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Mafia roja por BlackWidowHunger

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Notas del capitulo:

Perdon perdon, se que estaban por matarme si no subía ESTE capitulo, pero aquí esta.

Gracias por leer, no me cansod e decirlo pero son los mejores mejores lectores *.* :3

Estaba tomándome un café solo en la cafetería de un hospital en Moscú, pensando que ayer era ajeno a todo esto. Luego de que Vaal se quedara dormido a mi lado entraron los médicos dentro de la casa y se llevaron al rubio directo al hospital, al parecer lo que lo hizo dormir fue la consecuencia de dos días enteros sin sueño por causa de las drogas.

Realmente le daba vueltas al asunto y me parecía de lo más inentendible y difícil. Por un lado estuve pensando mucho sobre la historia de Vaal y me di cuenta que contextualizando las cosas muchas de sus reacciones me fueron  entendibles ahora. Y por otro lado, tratando de no pensar en sus pasadas parejas , la cosa es que no se había abierto con nadie a no ser que fuese su última opción, no confiaba en nadie y por eso si quería ayudarlo debía mostrarle que estaba ahí siempre.

Pero mis palabras sonaban hipócritas porque él ya había despertado y yo me escondía en la cafetería cuando todos estaban en el piso 5 visitándolo.

Los doctores dijeron que iba a regularizarse sin problema con días de reposo y un poco de suero, le habían hecho un lavaje de estómago  y se suponía que el efecto de las drogas que había tomado estaba comenzando a disiparse. Al disponerse a ordenar la casa encontraron muchísimas pastillas y cocaína, repartidas por lugares de la casa, nadie podía calcular cuánto había tomado el pero parecía bastante. Tenía varias dudas pero la principal era ¿Por qué Vaal se estaba drogando? ¿Por qué ahora? Según Nicola había enfrentado a Dimitri en otras oportunidades, entonces mi deducción de querer escapar de un pasado oscuro no tenía tanto sentido. ¿De que escapaba Vaal? ¿O que perseguía?

Se me vinieron a la cabeza sus palabras en  el sofá, las que hablaban sobre soñar conmigo.

 

-¿No piensas subir nunca?- Me llegó la voz de Nicola sacándome de mis pensamientos.- Vine a hacer un pedido para todos, van a venir en un minuto. Porque no subes a verlo de una vez.-

 

-Estaba juntando fuerzas.- Le respondí con una sonrisa cansina, me daba algo de miedo pero estaba a punto de enfrentarlo.-

 

Nicola me sonrió y se dirigió al mostrador, o me paré y tiré mi envase vacío en un cesto de basura. Salí de la cafetería y reconocí un grupo de gente a lo lejos, en el que vislumbré a Marco y Andre, también a Cacia y me sorprendí. Me subí a un elevador  y me bajé en el piso 5, habitación 237, toqué la puerta y pasé.

Vaal estaba solo en la habitación, semi recostado en una cama mirando la televisión, la habitación era gigante y parecía costosa. Cuando cerré la puerta tras de mí me miró a través de la habitación, sentí estremecerme ante su potente mirada bicolor que hace mucho no veía. Me acerqué un poco y me senté en una silla que había a un costado.

 

-¿Qué haces aquí?- Me dijo en tono inexpresivo, la pregunta me dolió un poco, parecía que nadie le había contado que yo había venido o lo había ayudado.-

 

-Quiero ayudarte.- Le repetí con voz ahogada las palabras que había dicho en la casa cuando lo encontré, era la verdad.-

 

-¿Eras tú?- Preguntó de repente, parecía sorprendido por mis palabras, parecía recordar y yo asentí con la cabeza, sentía que si hablaba iba a llorar. El suspiró.- No te dije que te fueras ¿Por qué volviste?-

 

-Ya lo sé, me convenciste muy bien de irme la otra vez.- Le dije y me ardían los ojos.- Pero volví, supongo que quiero ayudar pero no sirvo para ello.-

 

Vaal no contestó y mis intenciones de quedarme con él pase lo que pasé flaqueaban, me sentía totalmente innecesario. Sentí las lágrimas desbordarse asique me paré y fui hasta la puerta, quería irme lo más rápido que podía.

 

-No te vayas.- Me llegó su voz del otro lado de la habitación y me congelé. Dudé de irme porque sentía que iba a darme un sermón nuevamente para dejarme en claro que no volviera. Tomé el picaporte en mis manos pero de repente tuve a Vaal detrás mío.-Tienes que irte pero la verdad es que no quiero que lo hagas.-

 

Sus palabras me sorprendieron, no pude evitar que se filtrara un poco de alivio en mi cabeza.

 

-¿Por qué?- Le pregunté en voz baja y sentí su boca respirar muy cerca de mi nuca, me estremecí un poco.-

 

-Porque cuando te fuiste fui tan cobarde que me refugié en las drogas para evadir la realidad y cuando me di cuenta que así te veía no pude parar.- Me dijo con la voz ronca detrás mío.- Te extrañé.-

 

Volteé para enfrentarlo y sentí la boca de Vaal sobre mis labios, demandante, insistente y encendida fuego. Me aferré a la tela de su camiseta para acercarlo a mí y el pegó su cuerpo contra el mío, aprisionándome contra la puerta. Mis labios se movían solos para dejarle paso y la vez acariciarlo con mi lengua yo también, extrañaba esos besos, extrañaba tenerlo cerca, extrañaba el contacto.

 

-Innumerables veces pasó esto en mis sueños pero no podía sentirte, era una tortura.- Me dijo limpiándome las lágrimas con los pulgares y volvió a besarme. Sentía mi interior agitarse, no daba crédito a lo que oía.

 

-Te quiero.- Le dijé entre sus labios y se separó para mirarme fijamente, parecía sorprendido, muy sorprendido.- Te lo dije en tu casa, te quiero.-

 

Me besó de manera sofocante en respuesta, tironeó de mi ropa hasta sacarme mi camiseta por la cabeza, al segundo que nuestros labios se separaron para que la prenda pasara él los volvió a unir. Sus besos pasaron de la anhelación a la desesperación y su lengua recorría entera mi cavidad, acariciándome innumerables veces. Mordía mi labio inferior, lo presionaba en sus labios y luego me atacaba de nuevo.

Sus manos grandes y cálidas comenzaron a pasearse por mis costillas, hasta mi vientre y ascendían hasta mi pecho. Tocaba toda la piel libre que podía, acariciaba mi esternón, bajaba por mi ombligo, recorría los huesos de mi cadera y se metían justo por el hueco de la V que había en la parte baja de mi vientre hasta mis pantalones. Jadeé cuando sentí el contacto de su piel en mi pelvis, me estaba volviendo loco. Metí mi mano en su pelo, lo acaricié en señal de gusto y luego tiré de él suavemente para que nos separáramos.

 

-Vamos a la cama.- Le dijé y el levantó una comisura de sus labios en señal de aprobación, trabó la puerta detrás de mí y me subió enzima suyo, yo enredé ambas piernas en su cadera, él me clavaba su erección en la cadera.-

 

Se sacó la camiseta por la cabeza y arañé su pecho cuando comenzó a darme besos en el cuello, sentí su lengua contra mi piel y me revolví en la cama, no podía resistirme a eso.

 

-De verdad te extrañé.- Me susurró en el oído mientras sus manos volvían a estar sobre mí, recorría mi pecho con suavidad moviendo sus dedos por mi cuerpo hasta meterlos en la cintura del pantalón.-

 

Sus palabras tenían un efecto muy poderoso en mí, me di cuenta de cuanto había querido oírlas. Comenzó a desabrochar mi pantalón y mi respiración iba como loca, me estaba desesperando, lo quería dentro de mí.

Sacó mi ropa llevándose también la ropa interior, se posiciono  entre mis piernas y comenzó a besar la cara interna de mi muslo. Mientras que con una mano presionaba la parte baja de mi vientre para que me quedara quieto sobre la cama, pasaba sus dedos delineando la piel estirada sobre los huesos de mi cadera y cuando terminó con un muslo pasó al otro. La ansiedad me consumía.

 

-Vaal….- Lo nombré entre jadeos, mi erección dolía ante el anhelo de que me tocara ahí de una vez.-

 

-Te tengo aquí, no me apures y déjame disfrutar.- Me respondió a lo que tuve que callarme.-

 

Me aferré fuerte a la cama cuando su lengua trepó por mi pierna hasta mi cadera pero sin tocar mi sexo, luego mordió la piel de mi abdomen y yo sentía que iba a morir de impaciencia.

Sin previo aviso se metió mi miembro en su boca húmeda y caliente,  gemí sin poder contenerme, era demasiado bueno en esto. Repasó mi longitud con su lengua y envolvió sus dientes en sus labios para chupar fuerte y constante, cerré los ojos de placer puro. El silencio de la habitación en la noche se llenó de mis ruidos, no podía evitar jadear y quejarme ante la boca del rubio en mi sexo. Me calló poniendo dos dedos en mi boca que chupe y mordí con fuerza en respuesta de lo que Vaal me hacía, sacó los dedos y los acercó a mi entrada hasta introducirlos de a poco. Gemí de manera ronca y desesperada cuando arremetió contra mí, mis emociones estaban tan revueltas que sentía todo muy intenso, un orgasmo no iba a tardar nada en tragarme. Con su mano libre Vaal masajeó la base de mi pene al tiempo que rodeaba con su lengua mi glande e introducía dos dedos en mí. No podía aguantar todo eso, tiré de su pelo y sentí todo mi cuerpo temblar, la tensión en mis piernas era inaguantable, estaba muy cerca del clímax.

 

-No puedo aguantar…- Le dije en voz delirante interrumpida por mis jadeos, Vaal era muy bueno en lo que hacía.-

 

-No lo hagas.- Me dijo sobre la piel de mi vientre bajo y depositó un beso ahí para luego volver a su tarea, los dos dedos se convirtieron en tres, que metía muy profundo tocando en mi un punto que me hacía gritar.-

 

Estallé en mil pedazos con ese orgasmo tan fuerte e interminable que me hacía tiritar sobre la cama donde me retorcía bajo el cuerpo de Vaal. Mi respiración iba rapidísimo, pero no me alcanzaban las bocanadas para oxigenarme, mi corazón bombeaba a un ritmo enloquecido.

El rubio trepó sobre mí besando mi pecho para luego besar mi cuello también, de manera suave y consoladora. Pasé mis brazos alrededor de él y lo abrasé contra mí, me besó y yo quise quedarme así para siempre.

Sentí su miembro duro dentro de sus pantalones asique bajé una mano, desabroche la prenda y metí mis dedos dentro hasta cerrarlos sobre su pene. Jadeó de gusto en mi oído y eso me alentó a ponerle un ritmo a mis caricias, separó un poco sus caderas de mí sosteniéndose sobre sus brazos en la cama y desabroché su pantalón. Con más libertad acaricié todo el grosor de su sexo desde la base hasta el glande en el cual hacía círculos con mi pulgar. Sentía su respiración agitarse, cerró los ojos y gruñó en mi cuello, su miembro se puso más duro en mis manos y la sensación era muy poderosa.

Adelanté mi cuerpo y lo guié hasta mi entrada, no aguantaba más, tenerlo excitado enzima mío era suficiente para producirme otra erección. Abrió los ojos y me miró con ojos oscurecidos por el anhelo, me miró también con hambre y deseo, yo me revolví bajo él para acercarlo a mí. Me penetró de a poco y apretó los dientes, sé que se estaba aguantando de embestirme con fuerza, yo quería que lo hiciera.

 

-¿Estas bien?- Me preguntó con voz torturada y arranqué un gemido de su boca cuando acerqué mi cuerpo contra su miembro en respuesta.- Diablos Liam.-

 

Comenzó a moverse contra mí todo lo que podía, arañé su espalda porque la tensión crecía cada vez más en mí. Al embestirme con fuerza y en esa posición tocaba algo especial en mí que me había ver las estrellas.

 

-Ahí.- Le indiqué intentando que mi voz se escuchara por entre los gemidos, no podía pensar.-

 

Entendió mi indicación y se metió más profundo en mí de la manera que le pedí, grité y el me besó.

 

-¿Así te gusta?- Me pregunto con voz ronca entre dientes mientras me besaba el cuello y lo mordía.- Estas apretándome tanto y no voy a aguantar mucho más.- Su voz sonaba como un ronroneo frustrado, yo me reí aunque volvió a envestirme y me distrajo nuevamente.-

 

Bajó una mano hasta mi sexo y me masturbó la cabeza de él con sus dedos expertos, la tan conocida electricidad de un orgasmo inminente me recorrió por completo, frité su nombre delirando para hacerle saber que me perdía. Aumentó el ritmo de sus embestidas, más y más profundo entraba y salía. Alcancé el clímax retorciéndome bajó el, tan intenso que duró unos minutos, se me cortaba la respiración. El gruñó ante la presión con la que lo envolvía gracias a mi orgasmo y él tuvo el suyo dentro de mí mordiendo mi hombro y apretando con fuerza la cama a mi lado, pareció igual de intenso.

De pronto la habitación se llenó de nuestras respiraciones agitadas, Vaal escondió su rostro en mi cuello, todavía no salía de mí y yo no quería que lo hiciera, quería seguir unido a él.

 

-Podría estar así toda la vida.- Me dijo y se levantó para mirarme a los ojos ladeando el rostro.- Yo también te quiero.-

 

Lo abracé fuerte cuando escuché sus palabras y me sentí al borde del llanto, nunca creí escuchar esas palabras y entendí cuan fuertes eran, cuan necesario era escucharlas de la persona que querías. Vaal me apretó envolviéndome también con sus brazos y besó mi hombro.

 

-No voy a volver a dejarte ir, lo siento.- Me dijo y yo intenté retener mis lágrimas porque me sentía algo tonto.-

 

Salió de mí y la sensación me hizo soltar un jadeó, cambiamos de posición y estuve encima de Vaal, apoyé mis manos sobre su fornido pecho para sostenerme y paseé mis manos sobre sus músculos tensionados. Me sonrió recostado en la cama y se llevó un brazo debajo de la cabeza.

 

-Linda vista.- Me dijo y me reí.-

 

-¿No debe hace reposo señor Petrov?- Le dije intentando soñar serio.-

 

-Contigo aquí eso no va a pasar.- Me prometió y sus ojos se oscurecieron nuevamente poniendo ambas manos en mis nalgas obligándome a bajar para besarme.-


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