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Mafia roja por BlackWidowHunger

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Notas del capitulo:

Bueno perdon por la tardanza pero les traigo un capitulo que se que esperan ;)

Gracias por leer

-Sígueme.- Me dijo Vaal  cuando estuvimos en el último piso del hotel. Después de la revelación en el restaurant esa orden hacía que tuviera los nervios a flor de piel.-

 

Atravesamos la estancia hasta mi cuarto, no entendía muy bien que se supone que estaba pasando, seguramente ahora iba a pedirme que saque las cosas y me mude al piso siete con los demás esclavos sexuales. Pasé dentro de la habitación y me dirigí directo hacía el armario dispuesto a sacar las cosas, cuando corría la puerta hacia un costado sentí el cuerpo de Vaal tras de mí y voltee.

Me tomó del mentón con una mano y la otra la uso para apoyarse contra el armario, me besó nuevamente. Todavía no lograba recomponerme del primer beso del todo, la verdad era que él besaba bien, muy bien, demasiado para lo que yo estaba acostumbrado.

Lamió mi labio inferior a modo de permiso y yo abrí la boca accediendo, no se me pasó por la cabeza hacer otra cosa, tenía un sabor intenso y nuestros alientos cálidos se mezclaban, sentí calor no solo en la boca sino recorriéndome en todos lados. Bajó la mano de la pared y me tomo de la cintura baja acercando mi cuerpo al suyo, la fricción me iba a delatar en cualquier momento ya que no podía evitar sentir el calor trepar hasta lo más profundo de mí. Se separó lo suficiente para poder mirarme y descubrí su mirada oscurecida, atenta e intensa.

 

-Necesito probar que sabes antes de que ejerzas la profesión.- Dijo muy cerca de mi boca y entonces entendí que quería averiguar que sabía yo de sexo.-

 

Y la verdad era que nada,  había salido con varios tipos pero cuando la primera vez quise probar tener sexo resulto un fracaso, me dolió horrorosamente mucho y paré el acto, tanto que le di un ultimátum al sexo, también conseguí que dicha pareja se esfumara. Después de tan negativa experiencia no quise volver a probar, solo hice cosas superficiales y besarme con tipos que como no conseguían pasar más allá se aburrían.

Entonces me invadió el pánico. No tuve tiempo de pensar en mi nuevo trabajo realmente y se me había pasado por alto la idea de tener que practicar sexo, se me había pasado por alto la horrible idea.

 

-Para para, por favor.- Le pedí agitado y el pánico se me coló en la voz.- Por favor no quiero.-

 

Me miró fijo, supongo que intrigado porque pude ver como pensaba en algo que no estaba pronunciando, se quedó en silencio frente a mí y pensé que quería una explicación.

 

-Yo…-Por más que quisiera explicarle no sabía que decirle, si le decía que el sexo me aterraba podría reírse de mí y asignarme un trabajo mucho peor. Lo pensé por unos segundos y la mejor idea que tuve fue darle otra explicación que no era del todo mentira, tal vez me daría tiempo.- Yo, soy virgen.-

 

Noté sorpresa en su mirada, pero al segundo volvió a la sería mascara impenetrable. Luego de unos segundos se separó y se fue por la puerta, no sabía si tenía que sentirme aliviado o no por la negativa y su retirada, después de todo estaba acostumbrado. Me senté en la cama y pensé un segundo lo que casi acababa de pasar, una parte de mí estuvo dispuesta a ceder, ya que la sensación fue tan placentera que bloqueo mi parte racional. Era estúpido decepcionarse porque luego de la revelación Vaal se retirara, ya que con su auto-adjudicado poder y posición tendría miles de mujeres y hombres queriendo meterse a la cama con él, además solo quería probar que sabía yo de sexo, nada personal. Pero me sentía algo avergonzado y decepcionado, aunque fuese un poco.

De repente vi que el de mirada bicolor regresó y cerró la puerta tras de sí, no llevaba chaqueta, ni corbata ni camisa y traía un envase cilíndrico consigo que dejo arriba de la cama. La sorpresa de que volviera solo se acrecentó cuando vi su pecho, llevaba un símbolo negro tatuado en un pectoral y tenía varias cicatrices sobre un cuerpo escultural. No pude reparar tanto en su piel porque de un momento a otro lo sentí encima, dejándome boca arriba sobre la cama y acercando su rostro al mío.

 

-No te preocupes, se lo que hago.- Fue lo único que me dijo antes de besarme nuevamente, no tardé en perderme en su beso, demandante y caliente. –

 

De un segundo a otro no había ropa que separe piel con piel, el beso y la fricción de él encima mío me hacía pasar por alto lo rápido que me quedé sin ropa. El contacto donde nuestra piel se tocaba hizo que mi cuerpo se retuerza un poco, en respuesta él se presionó más contra mí y esto provocó que no pudiera contener un gemido que se me escapó sobre su boca.

Se separó unos centímetros de mí y me besó el cuello lento, con los labios abiertos y lamiendo ciertos trayectos sobre mi clavícula, no pude evitar agarrarme con ambas manos a las sabanas. Siguió bajando con su boca hasta llegar a mi vientre mientras sus manos hábiles se deshacían del pantalón y mi ropa interior lanzándolos en el aire. Tomó el envase que había traído y lo apretó encima de mi sexo, un líquido frio se deslizo por mis caderas hasta seguir más abajo, jadeé de sorpresa y el volvió a dejar el envase en la cama. Me asustó un poco el hecho de que fuera a tocarme ahí, me puse tenso y clavé mi mirada en el techo, no sabía que iba a hacerme pero tenía miedo.

Puso ambas manos en mis muslos y fue ascendiendo,  me acarició la cara interna y subió hasta los huesos de la cadera y ascendió. Recordé esta maniobra del espectáculo del chico y el enmascarado, sentí la misma ansiedad pero peor porque ahora la sentía en carne propia. El líquido continuaba deslizándose sobre mi miembro erguido pero el apenas rozaba la zona, la caricia estaba desesperándome asique sin darme cuenta acercaba mi cuerpo a sus manos y lo oí reír en voz baja. Suspiré frustrado y sentí como recién en ese momento tomo mi pene entre ambas manos haciendo uso del líquido, retorció ambas en sentido contrario y también las movió de arriba abajo, la sensación fue inexplicable. Rodeó la base con una mano y con la otra tomo presionando hacía arriba la cabeza, no pude contener un grito ante tal maniobra, sentía que me iba. Aumentó el ritmo desde la base hasta la punta de mi sexo con su mano experta y con la ora bajo hacía mi entrada trasera, al darme cuenta de su intención tense las piernas.  Al darse cuenta de mi negativa hizo movimientos circulares con su pulgar sobre mi miembro, movimientos que me llevaron nuevamente a mi mundo particular de éxtasis y jadeos, asique con su mano libre llego a mi entrada y haciendo uso del líquido introdujo un dedo. La sensación fue extraña pero no dolorosa, no sé si era a causa del líquido o de mi inminente orgasmo. Comenzó a retirar y volver a introducir su dedo cada vez más profundo y me sentí al borde de un abismo, acariciaba el clímax pero el tocando mi entrada hacía todo más intenso y me asustó tanto la poderosa sensación que sentí que me iba a romper.

 

-Vamos Liam, déjate ir.- Escuché la voz suave de Vaal sobre mis propios gemidos que inundaban la habitación.-

 

Aumentó el ritmo de su mano en mi miembro e introdujo más profundo su dedo en mí al momento que yo alzaba las caderas y me arqueaba sin darme cuenta. Me estimuló aún más con su dedo hasta que tocó un punto muy sensible dentro de mí, un punto que yo desconocía el cual me hizo llegar a un desgarrador orgasmo que me consumió por completo. El clímax duró bastantes segundos, fue muy intenso y tarde varios minutos de jadeos y bocanadas de aire para normalizarme.

A todo esto yo tenía los ojos cerrados involuntariamente, lo sentí moverse sobre mí hasta que pego su pecho contra el mío y sentí su aliento sobre mi boca. Abrí los ojos y vi los suyos  que me miraban penetrantes, me dio miedo llegar a la conclusión de que nadie nunca me había hecho sentir así, su solo contacto me hacía sobresaltar pero lo que había pasado recién estuvo a otro nivel.

-Creo que sirves muy bien para el trabajo pero hace falta que te entrene mucho.- Me soltó en voz ronca y susurrante.- Hay muchas cosas que mostrarte.-

 

Volví a cerrar los ojos ante la idea de repetir lo que acababa de pasar y ni hablar de ir más allá, no sabía que existían tales sensaciones.

Sentí un teléfono sonar en la habitación rompiendo el hechizo que me había hecho viajar hacía otro planeta, Vaal se incorporó de la cama y atendió el teléfono mientras yo me arrastraba para meterme dentro de la cama y cubrirme un poco.

 

-Marco, dime que encontraron.- Se oyó entre el silencio como el nombrado explicaba algo desde el otro lado del teléfono.- ¿Combinado del Este? Entonces el rastro nos guía a la cárcel de máxima seguridad Cubana, genial.- Soltó en tono irónico el rubio mientras yo intentaba adivinar a que se refería cuando en realidad solo pensaba en lo que acababa de pasar.- Prepara el avión mañana le haremos una visita al bastardo.-

 

Sinceramente no entendía mucho, también debía admitir que el sueño me ganaba y comenzaba a ceder ante él. Primero pensé en  el chico que ayudó a Vaal a buscar a alguien, luego el hombre del piso 7 y la información que tenía en el hotel francés, seguido la cárcel Cuba y por último me quedé dormido.


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