—Niisan... —la voz de Sasuke se oía claramente apagada pero cargada de preocupación debido a la situación que Itachi tenía frente a él. Éste trató de relajar su expresión, obviando como el rubio había tratado anteriormente a su hermano por el simple hecho de que se habían separado.
El mayor terminó de bajar los últimos escalones que le quedaban y se situó al lado de Sasuke, dirigiéndole una mirada de evidente odio a Naruto.
—¿A qué has venido? —inquirió. El aludido estaba a la defensiva y con el ceño fruncido, demostrándole que no se iría aunque lo amenazaran.
—Vine a hablar con Sasuke-ttebayo. —siseó.
—Estás de suerte entonces, porque hoy vamos a estar los tres. —su anuncio lo tomó más que por sorpresa y sin darle un segundo para procesar sus palabras, Itachi le dijo a Sasuke que lo siguiera a la cocina. Sabía que el de ojos azules iría tras él también.
Caminó bajo la atenta mirada de ambos niños, Itachi pensaba que de seguro no comprendían absolutamente nada y cada uno luchaba con sus propios pensamientos, pero era cuestión de minutos para que todo se apaciguara. Todo para que Sasuke no sufriera de la forma en que lo estaba haciendo. Era algo difícil ya que no sabía exactamente qué decir, pero ya buscaría la forma.
Abrió la nevera una vez se dispuso a desayunar algo, aunque siendo más de las once de la mañana en esos momentos el almuerzo también podría ser una buena opción.
—Ototo, ¿qué quieres comer? —se giró, observando al inseguro de su hermano, éste pareció dudar en responder pero tras unos balbuceos le susurró que cualquier cosa estaba bien. —De acuerdo. —sonrió un poco, intentando calmarlo. —Ey, zorro. Tengo un tazón de ramen, ¿lo quieres? No creo que hayas comido antes de venir aquí, ¿cierto? —el rubio creyó por un segundo que estaba bromeando con él pero al ver la seriedad en el rostro mayor, sus ojos se iluminaron de, una para nada disimulada, felicidad y asintió enérgicamente. —Vayan a la sala. Prepararé todo lo más rápido que pueda.
—Niisan...
—Sasuke, vayan a la sala, ¿si? —no le gustaba la expresión contraída de angustia en Sasuke y no sabía qué hacer para que la cambiara. Era un manojo de nervios. Quizás el no ver que tratara mal a su amigo le parecía sumamente extraño, pero antes que nada Itachi tenía modales y ellos eran unos niños que obligatoriamente necesitaban comer, ¿verdad? —Y no quiero peleas de ningún tipo, ¿quedó claro? —enfocó su vista en el ojiazul que lo miró un tanto avergonzado al decir esto. No supo si había entendido su indirecta pero algo le decía que en parte lo hacía porque no lo miraba directamente.
Su pequeño neko asintió con su cabecita y llamó a Naruto con un timbre de voz tan frágil que le destrozó el alma.
Una vez se fueron, comenzó a preparar todo lo necesario para los tres. El ramen para el rubio, algo de arroz, tomate y atún para Sasuke, mientras que para él sólo unas simples bolas de arroz. Todo le había tomado una media hora así que una vez hubo terminado se dirigió con los alimentos sobre una bandeja hacia la sala, en silencio. Cuando estaba próximo a llegar pudo escuchar que Naruto dijo lo suficientemente alto "yo si te quiero" a Sasuke, quién por un segundo se volteó para verlo con intención de responderle pero al ver a Itachi se calló y bajó la mirada. Éste último prefirió no decir nada hasta que terminasen de almorzar. La comida debía disfrutarse y de seguro a Sasuke le empezaría a doler el estómago si hablaban de asuntos serios.
Se sentó frente a ellos y le entregó a cada uno su plato.
Comieron en silencio, desafortunadamente. Itachi acostumbraba a hacerlo a solas con Sasuke, no obstante, creyó que al menos el rubio diría algo para fastidiar como solía hacer las veces que almorzaba con ellos, aun así nada parecido sucedió. Tal vez la situación era más grave de lo que creía pero ninguno de los tres era consciente por completo.
Sasuke dejó el almuerzo a la mitad, el ojinegro mayor no lo obligó a terminarlo por que comprendía en parte sus nervios.
El fuerte sonido de un plato golpeando contra la mesa repentinamente, sobresaltó a los hermanos.
—Itachi-san, muchas gracias por el ramen-ttebayo. —susurró Naruto, inclinando su cabeza en forma de agradecimiento. —Pero realmente necesito hablar con Sasuke. —sentenció seriamente.
Itachi asintió, no quiso admitir que aquella actitud lo había sorprendido demasiado. No creyó que sería justamente él quien tomara la iniciativa.
—¿Sabes, Naruto? No eres el único que quiere a Sasuke. —el mencionado se encogió de hombros, como si quisiera esconderse de ambos con ese simple gesto. Naruto bufó.
—Lo sé. Sé que eres su hermano, pero yo necesito... —tomó todo el aire que pudo para decir lo que diría a continuación. —Yo realmente necesito a Sasuke a mi lado, y cuando tú te interpones es muy molesto-ttebayo.
Itachi sonrió prepotente. Tampoco pensó que se confesaría tan rápido.
—¿Acaso sientes celos de que esté tan cerca de Sasuke? Si soy su hermano deberías entenderlo. —su tono de voz había había cambiado por completo y no se percató para qué dirección se estaba yendo la conversación.
—No son celos... bueno, si... agh, es raro. No me molesta que seas su hermano-ttebayo, sólo detesto que siempre quieras tener al teme para ti. Él no es un objeto. —no era su intención mirar tan amenazadoramente al mayor, pero sus sentimientos parecían estar a punto de rebalsar y éste no parecía querer tener una charla tranquila.
—Sé que no lo es, zorro. —no pudo evitar llamarlo así con un tono tan despectivo, le había irritado mucho que creyera aquella estupidez. El rubio lo fulminó con la mirada. —¿Qué quieres de Sasuke entonces?
—¿Qué quiero-ttebayo? ¡Es mi mejor amigo! ¡No te quieras creer con el derecho de arrebatármelo porque sólo eres su hermano-dattebayo!
—Sasuke es mío.
—¿Ves? ¡Lo quieres todo para ti-ttebayo!
—¿¡Y qué si así fuera!?
—¡Itachi-san, me gusta Sasuke!
Silencio absoluto. El azabache mayor quedó en shock, no pudo pronunciar palabra alguna. El moreno menor observó con horror y miedo al ojiazul como si el secreto más grande se hubiera descubierto. Éste último con una postura firme, con las manos sobre la mesa y una convicción en su mirada que a Itachi le generó un nudo en el estómago.
—¿Por qué?
Bajó la cabeza, golpeándose interiormente con aquella pregunta que hizo. Era más bien retórica y era algo que venía preguntándose así mismo hacía bastante. ¿Por qué todo se había dado así?
—Porque lo quiero. —respondió casi con dolor, sus ojos se aguaron. No comprendió por qué pero de alguna forma el dolor que sentía en el pecho era a causa del estado de Itachi. Jamás lo había visto de esa manera. —Lo siento, sé que Sasuke es tu hermano pero...
Si Naruto tan sólo supiera que ése no era precisamente el problema.
El rubio se giró y fijó sus ojos en Sasuke, el cual hasta el momento había permanecido en silencio, temeroso a que una pelea como la que se había desencadenado se formara nuevamente.
—Teme... te quiero. —un pequeño jadeo ahogado se escapó de los labios del neko, cubriéndolos luego con ambas manos, observando al kitsune con inseguridad. —Ya te lo había dicho-ttebayo. Yo...
Itachi comenzó a sentir un terrible miedo. Miedo de que Sasuke respondiera que él también quería al zorro y así sería como todo cambiase entre ellos. ¡Todo cambiaría!
Miró a su hermano, estaba temblando. No sabía exactamente el motivo pero su rostro enseñaba toda clase de emociones desconcertantes. Otra vez había fallado como hermano mayor...
—Dobe... no sé qué esperas qué diga, esto es tan extraño que parece un sueño... no logro entenderlos y siempre es así... —sus ojos se llenaron de lágrimas de frustración e impotencia, limpiándolas rápidamente con su brazo derecho. No iba a permitir que lo vieran llorar. Él era un Uchiha.
—Sasuke...
—No, cállate, niisan. Ya he escuchado lo que tenían para decir. —cortó, fijando su vista directamente en ambos. Inhaló y exhaló todo el aire que pudo para prepararse mentalmente. —Nunca entiendo qué es lo que pasa entre ustedes y por qué se llevan tan mal, tampoco entiendo por qué parece que pelearan por mi culpa, ¡No quiero que peleen! ¿Tan difícil es eso para ustedes? Yo... Oka-san dice que cuando amas a alguien se lo tienes que decir las veces que sientas necesarias, ¡Pero ustedes lo único que hacen en frente mío es gritarse! ¿Por qué? Yo nunca... —por unos dos segundos se mordió los labios, conteniéndose las ganas de llorar. —Dobe, yo nunca le dije a mi niisan que te prefiero a ti sobre él. Y, niisan, tampoco te he dicho a ti que te prefiero más que a el dobe. ¡Y-yo... yo los amo a ambos por igual! ¡Así que por favor, dejen de llevarse tan mal o al menos intenten llevarse bien a partir de ahora o... o...! ¡No lo sé!
Sasuke no pudo aguantarlo más, había comenzado a llorar desconsoladamente mientras se cubría con ambas manos el rostro. Odiaba los sonidos que hacía como si tuviera un molesto hipo, eran insoportables y humillantes, además de que herían el interior de su pecho. Sin embargo, realmente no podía detenerse. Los últimos días habían sido un martirio, no le echaba la culpa a nadie y a pesar de eso se sentía más que sofocado, como si no pudiera respirar con todo lo que sentía y venía soportando. El dobe y su hermano besándolo, diciendo cosas extrañas que de a poco iba entendiendo... pero nunca del todo. ¡Eso lo enojaba demasiado! ¡Él tenía que entenderlo todo y jamás quedarse afuera!
Al sentir los brazos de Itachi y Naruto envolviéndolo en un cálido abrazo, cada uno a su costado, no supo por qué se sintió algo contento y tuvo que dejar escapar una leve sonrisa.
—Ototo, también te amo. Lo siento mucho, perdóname. —susurró su aniki apoyando la cabeza en la suya, a su vez acariciando alguno de sus cabellos.
—Lo lamento, teme. No sabía que te sentías así-ttebayo. —confesó el ojiazul, abrazándolo aún más fuerte.
Naruto e Itachi se miraron de forma cómplice, pactando una pequeña tregua momentánea para mantenerse en son de paz. Ninguno quería volver a ver a Sasuke en aquel estado así que estaban de acuerdo en que por el momento no pelearían ni se mirarían de mala forma. No sabían bien cómo lo resolverían pero eso era lo que menos importaba en esos instantes, no con Sasuke relajándose con tanta naturalidad entre sus brazos.