ROMEO Y JULIETA

¿Y por que diablos tengo que vestirme así?—preguntó el melado mientras los dos chicos ajustaban el vestido con encajes para que le quedara al cuerpo. Su cara era un poema de sorpresa y desagrado.

¡Oh Romeo, Romeo… ¿Dónde estás que no te veo?... ¿Dónde diablos estaba Romeo? ¿Se escondió o qué?—preguntó el rubio a los sentados en la platea, en sus manos el libreto y frente a él un Seto con cara de hastío mientras el ojos mieles miraba al avergonzado director de la obra, junto a este, repatingado en su asiento se encontraba el profesor Motou que había pedido permiso para asistir al primer ensayo. El viejo profesor se tapaba la boca mientras intentaba apenas contener su risa.

¿May? ¿De que hablas?—preguntó el rubio con sorpresa.

¡No te hagas el desentendido! ¡Quedó muy claro en ese video lo que piensas de mí!—gritó la chica del otro lado.

Los tres caminaban por los pasillos del instituto. Seto y Tea del brazo y un poco por detrás un sonriente Wheeler que asomaba la cabeza de vez en cuando mientras hablaban afanado en obtener la atención de la joven que disfrutaba de ser su foco y molestando a cierto ojos azules como yapa.

Y ahora la parte importante, el beso—dijo el dis que ayudante de director Duke Devlin, a los jóvenes que estaban parados sobre el escenario ensayando la obra, con una sonrisa un tanto maléfica en su agudo rostro.

Joey miraba como esos dos idiotas ensayaban la escena en que Romeo mata a Teobaldo.

¡Ja! Yo lo haría mejor hasta dormido—dijo molesto.

La cara de Devlin lo decía todo. Estaba disfrutando de la vista. Es que el bien sabía que no podía arruinar el gran día de la obra de graduación pero también quería ver lo que iba a pasar por lo que lo planeó para el ensayo.

Seto no pudo controlar su curiosidad. Como un gato siguió al melado que no escuchó sus gritos de desafío y se subió a un bus que pasaba. Dentro solo se sentó mirando con disgusto por la ventana mientras cruzaba los brazos y movía un pie en señal de apuro.

Entonces llegó el día de la gran obra y todo era movimiento.

Joseph aguantaba casi pacíficamente el ser ceñido en un corsé por las rudas manos de Devlin que parecía disfrutarlo al extremo.

Serenity alzó la cabeza cuando una chica castaña se le acercó.

¡Déjame preguntarte algo! ¿De donde conoces a Seto?—preguntó la chica que tenía ojos un poco menos azules que el amigo de su hermano.

¡No, no hagas eso!—dijo el joven que estaba sostenido entre la pared y su colega. Éste, que estaba a su espalda, frotaba con su mano el muslo del otro por debajo de la ropa holgada.

Se quedó dormido. Como era su costumbre desde que se veían en ese apartado lugar del instituto que quedaba tras el edificio de la intendencia.

Joseph miraba por la ventana cuando vio, mientras la profesora repetía la tarea para el siguiente martes, a Seto escurrirse al lugar de siempre. Quiso llegar antes pero los chicos de futbol insistían que se uniera al club.

Joseph trató de ignorar a Seto el resto de la semana pero este tampoco le hacía caso incluso cuando estaban en clase. Miraba a través de él como si fuera aire y el ego del ojos mieles sufría por ello.

Joseph vagaba sin rumbo por el colegio después de tener sus clases. Las chicas del colegio hermano, el Saint Victoria estaban alborotando a sus compañeros con su presencia pues estaban yendo a colaborar en el festival conjunto que celebrarían por el aniversario de su colegio. Los chicos de la clase B y F terminaban siempre enfrascados en batallas violentas por las chicas cuando estas no estaban presentes y es así que ese día el malhumorado Wheeler se vio en medio de una de ellas sin comerla ni beberla.

Joseph estaba furioso, su pecho agitado se movía desesperadamente buscando mas aire mientras caminaba por los pasillos del colegio. Toda esa ridícula escena del beso le estaba poniendo de nervios.

Jospeh miró al otro mientras se paraba dramáticamente del banco con su rostro surcado por una vena y un ceño igual a los de Seto--¿Qué importa eso? ¡Me vas a explicar ahora mismo porque esta foto sigue en tu celular!—le gritó sin más.

Los labios de Joseph se liberaron para decirle a Seto--¡Aquí no… van a vern…!—después de un momento mientras disfrutaba la sensación de tocar aquellos del castaño con énfasis nada contenido como si hubiera encontrado la piedra filosofal y se negara a abandonarla para regresarla al mundo.

Antes hablaste de contenerte—dijo el rubio con poco aliento--¿Eso quiere decir acaso… que tú…?—no pudo terminar su pregunta. Un miedo a estar equivocado lo invadió y también la pequeña esperanza que aquello que decía fuera cierto.

Pasado el incidente entre Seto y Devlin, Joseph y Seto se encontraron en un pasillo y el rubio increpó al castaño por lo ocurrido. 

Uff  ahora solo quedan los exámenes finales y somos libres—dijo el rubio en el pasillo a su compañero Tristán con cara de alegría.

No sé que tan libre quedes tú pues no creo que con tus notas…--dijo el castaño.

Devlin se le acercó rápido y con una mano agarró la descubierta garganta del ojos mieles y lo tiró hacia atrás para que terminara dando con la pared y se vieron a los ojos mientras solo uno de ellos sonreía.

Seto corrió tras la figura que se alejaba y que tropezando cayó dándole oportunidad de atraparla. Los ojos melados estaban bien abiertos mientras la respiración era agitada y después de un momento el derrumbado rubio puso su frente en tierra mientras su puño colapsaba sobre ella.

Había pasado un año de la última vez que estudiaran en el mismo lugar. Joseph se tuvo que perder la ceremonia de apertura de clases por el trabajo de medio tiempo que tenía en un instituto de educación primaria pero eso no le había molestado. De hecho si por algo estaba molesto era por no haberlo podido ver ese día.