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Los idiotas se enamoran por LaylaRedfox

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Los idiotas se enamoran

10. Los idiotas se dan cuenta

Tenían el punto del partido. Tenían el maldito punto del partido en la palma de la mano. Solo tenían que anotar.

Hinata apretó los puños al lado de Nishinoya y los demás. Todos tensos. Tenía la mirada clavada sobre la cancha, pero no podía tenerla sobre la persona que iba a servir en ese momento. No podía permitirse mirar a Yamaguchi, porque si todos los que estaban en el banquillo estaban nerviosos, seguramente a Yamaguchi le estaba explotando el corazón, y que Hinata le clavara su ansiosa mirada podría perjudicar las cosas. Así que solo era cuestión de esperar y creer.

Se giró a ver a Yachi, que tenía el cuaderno de notas contra su pecho, y temblaba como gelatina. Parecía que ella tampoco quería mirar a Yamaguchi, pero le era inevitable. Sus ojos brillaban y temblaban.

Los jugadores estaban todos tensos también, presionados por los contrincantes de adelante. El Seijo los miraba con ojos hambrientos, deseosos del próximo saque, para interceptarlo, elevarlo, y rematarlo contra los cuervos.

Yamaguchi respiró hondo contra el balón una vez el silbato hubo sonado. Durante los próximos ocho segundos, solo escuchaba el propio latir de su corazón. Lanzó el balón y lo visualizó en el aire.

Si era un tiro certero, ganarían. Si cruzaba la red sin fallar, el partido sería suyo. Porque desde hace cinco servicios que estaba anotando al hilo. Cinco servicios perfectos, y solo faltaba uno, el servicio actual; solo faltaba ese para ganar.

Ganaremos, pensó. Ganaremos, e iremos a las nacionales otra vez.

Fue como si el tiempo se hubiera detenido. Eso le bastó para pensar bien una cosa.

Pensar que los jugadores al otro lado de la cancha estaban demasiado cerca de la red. Y que él mismo había lanzado la pelota demasiado alto. En un ángulo que pare él, era perfecto.

Entonces, sin que nadie lo previera, Yamaguchi empezó a correr. Y antes de que el capitán del Seijo avisara algo ya estaba saltando y golpeando el balón.

Kageyama le había dicho que golpeaba muy despacio a veces, que intentara ser más brusco. Y esta vez lo fue.

r13;¡Cuidado!

r13;¡Va fuera!

r13;¡ES FUERA!

Por una mala predicción de jugadas, nadie se movió a tiempo, y si lo hicieron fue con demasiados titubeos. El balón ya había rebotado contra el suelo.

Y se hizo el silencio. Un silencio que fue por unos segundos, pero pareció eterno.

Entonces el banderín rojo indicó el resultado. El servicio fue dentro. El silbato sonó y el marcador cambió.

Habían ganado los dos primeros sets, pero Seijo había tomado el tercero. Y ahora, con el marcador en 26-28, indicaba que habían ganado el cuarto set.

Habían ganado los tres sets necesarios. Ya estaba.

Yamaguchi miraba el otro lado de la cancha y no se lo creía. No lo hacía. No podía.

r13;¡YAMAGUCHIIIIII!

No había vuelto a la realidad hasta que los de tercero estaban revolviéndole el pelo y palmeando su espalda con fuerza, y sus demás compañeros gritando alrededor. Todo el equipo se unió en una parvada ruidosa de jugadores victoriosos.

El estadio se llenó de gritos y ovaciones y palmadas, y también muchas, muchas lágrimas. De parte de los dos equipos. Estaban las lágrimas de tristeza y amargura, y luego estaban esas que eran por orgullo y alegría. Esas eran lágrimas de victoria.

.

.

.

r13;¡Muchachooooos! r13; exclamó Suga r13; ¡Estoy muy feliz!

Una vez agradecieron a la barra por animarlos, el equipo salió de la cancha, y los graduados se apresuraron en darles el encuentro en la recepción del lugar. Aparte del trio de tercero, también los acompañaba Shimizu. Y también, un par de tipos inesperados.

r13;¡HINATAAAA! r13; exclamaba un emocionado Bokuto, al lado de Kuroo r13; ¡Lo hiciste genial! ¡Todos lo hicieron! ¡Tú en especial, Pecas-kun!

r13;Estuvieron excelentes r13; dijo Daichi sonriéndole a los chicos de tercero actuales.

Shitasawa era un mar de lágrimas, y los de primero trataban de calmarla.

Pero la atención definitiva estaba sobre Yamaguchi.

r13;¡Hombre, estoy feliz, pero también celoso! r13; se quejaba Kinoshita.

r13;Yo también estoy celoso r13; aceptó Hinata r13; ¡Pero estuviste genial, maldita sea!

r13;Yo todavía estoy sorprendido r13; comentaba Yamaguchi aun así, mirándose la mano r13;. Lo hice ¡Sí lo hice!

r13;¡Claro que lo hiciste, maldito presumido! r13; decía Tanaka palmándole la espalda con fuerza.

r13;Kageyama r13; dijo Daichi r13; ¿tú le enseñaste eso?

Kageyama no lo decía, pero todos notaban que estaba emanando orgullo puro. Se le notaba en la cara. Alguien tenía que preguntarle.

Tras la pregunta de Daichi respondió asintiendo. Después le mostro una sonrisa de lado a Yamaguchi.

r13;Me has sorprendido r13; le dijo r13;. En serio lo has hecho.

r13;¡Dile algo más que eso, Bakageyama! r13; le reclamó Hinata.

Kuroo rio por lo bajo.

r13;Espera a que se entere Oikawa r13; comentó r13;. Le va a dar un infarto.

r13;Ay amigo, lo tendré quejándose todos los días hasta que comiencen nuestros partidos r13; se quejaba Bokuto cruzándose de brazos. Después cayó en la cuenta de algo r13;. ¡Definitivamente iremos a verlos en el torneo de primavera muchachos!

r13;Nosotros haremos el intento también r13; dijo Asahi refiriéndose a sí mismo, a Suga y a Shimizu.

r13;Y les agradecemos por eso, de verdad r13; decía el actual capitán del Karasuno.

r13;¡Nacionales! r13; exclamó Noya de repente r13; ¡Iremos a las nacionales!

Y todos lo siguieron, celebrando también. Tanaka dio un grito de emoción más fuerte que nadie.

r13;¡Esto amerita una celebración! r13; exclamó Tanaka emocionado.

Fue callado por el carraspeo de Ukai, que esperaba junto a la asociación de vecinos, Takeda, Saeko y Akiteru.

Ryuu se disculpó.

r13;Bueno, eso r13; volvió a decir r13;. Pero antes… ya todos aquí sabemos que hacer.

Y todo el equipo, para sorpresa de los mayores, asintió al mismo tiempo. Salvo Yamaguchi y Yachi, que no tenían idea de nada.

Entonces todos se dirigieron a la salida, y esos dos, pensando que debían seguirlos, fueron tras ellos, pero fueron detenidos por Kageyama, Hinata y sorpresivamente por Tsukishima, mientras los demás presentes se iban.

r13;¿Qué rayos…? r13; dijo Yamaguchi.

r13;Vamos a ir al torneo de primavera r13; les recordó Hinata r13;. ¿No habían acordado cumplir cierta cosa si eso pasaba?

Los otros dos lo miraron sin entender, pero entonces, al mismo tiempo para ambos, algo pareció hacer clic en sus cabezas, pues apenas se miraron para buscar respuestas el uno en el otro, se sonrojaron de pies a cabeza. Los otros aprovecharon ese momento para irse y dejarlos solos. Hinata reía sin malicia, al lado de un conforme Kageyama, y Tsukishima iba atrás vigilando que esos dos siguieran ahí donde los habían dejado.

Una vez fuera, se encontraron con todos los demás.

r13;¿Qué rayos están haciendo? r13; cuestionó Ukai extrañado.

Hinata y Tanaka inflaron el pecho con satisfacción.

r13;Hemos ayudado a un compañero r13; dijo Tanaka orgullosamente r13;. Ahora ¡Tengo hambre! ¡Y sueño!

Takeda rio mientras Ukai los miraba sin entender.

r13;Está bien, está bien r13; dijo con una sonrisa alegre, sus ojos seguían rojos y vidriosos, pero estaba feliz al cabo r13;. Vamos a comer.

Mientras la masa de gente que eran los estudiantes del Karasuno se disipaba y se iba, al igual que la asociación de vecinos, solo el equipo y unos cuantos se quedaron para encaminarse al restaurante en el que solían comer cada vez que ganaban un partido importante.

r13;Ah, ¿No esperaran a ese chico lindo del Seijo? r13; preguntó Saeko a los graduados.

r13;Nah r13; dijo Bokuto en vez de Daichi r13;. Oikawa e Iwaizumi se fueron junto a otros dos amigos a ver a sus antiguos compañeros.

r13;Creo que nos encontraremos con ellos más tarde r13; dijo el antiguo capitán del Karasuno encogiéndose de hombros.

La cara de Kageyama se descompuso.

r13;¿Oikawa-san estuvo viendo el partido? r13; preguntó entre emocionado y conmocionado.

Los demás no pudieron evitar reír ante la reacción de Tobio, quien apenas se había dado cuenta de que los graduados y Bokuto y Kuroo estaban en la barra animándolos hasta el final del partido.

r13;Oikawa e Iwaizumi nos acompañaron r13; dijo Daichi con paciencia mirando a Kageyama r13;, y en la entrada nos encontramos con Matsukawa y Hanamaki. Ellos fueron junto a los alumnos de Aoba para animar a su propio equipo.

Kageyama asintió y ya. Hinata sonrió de lado.

r13;Al menos ya te vio jugar r13; le dijo dándole un codazo en un costado r13;. Ahora no podrá decir que no eres tan buen jugador como él.

r13;¡Tú serás el mejor, Tobio! r13; le decía Noya.

Bokuto sonrió.

r13;No diré nada porque es seguro que Oikawa me mataría después r13; dijo encogiéndose de hombros r13;. Pero solo te diré, Tobio-kun, que no debes estar inseguro de tu forma de jugar. ¡Todo lo que has hecho es muy genial! ¿Cierto, Sawamura?

Daichi asintió con una sonrisa en la cara.

r13;Kuroo, también opinas lo mismo ¿No? r13; preguntó Bokuto girándose a donde supuestamente, debía estar Kuroo. Pero no estaba ahí. No estaba en ningún lado r13; ¿Kuroo?

Y también…

r13;¿Eh? r13; dijo Ennoshita confundido r13; ¿Y Tsukishima dónde está?

Entonces el combo raro de segundo sudó frío, al igual que Bokuto. A Daichi solo se le ensombreció la mirada.

Los de primero estaban más adelante, junto a Takeda y al entrenador.

r13;¡Oigan mocosos, dense prisa!

Y de mala gana tuvieron que acelerar el paso, incluso Bokuto, que no era ex-alumno ni nada. Solo esperaban que las dos parejas que habían dejado atrás no se demoraran tanto. En especial los dos últimos que acababan de desaparecer.

.

.

.

A Tsukishima por un momento solo le preocupó que su hermano viera como era arrastrado por Kuroo a quien sabe dónde, pero agradeció en silencio a los idiotas de su equipo por llamar la atención y que se olvidaran de ellos, aunque muy seguramente ya se habrían percatado de su ausencia para ese momento.

Asi que no le molestó el hecho de que Kuroo lo estuviera arrastrando por ahí. Se las arreglaron, y llegaron a un parque infantil desierto, rodeado de árboles.

r13;Ah, Miyagi es genial… r13; comentaba Kuroo mirando el panorama, sin soltar la mano de Tsukishima.

Se refería al paisaje tranquilo, sin tanta gente. Tokyo debía ser mucho más concurrido.

El mayor se giró a ver a Tsukishima.

r13;¿Te sorprendió verme en la barra, Kei?

Por alguna razón a Tsukishima no le molestaba que lo llamara por su nombre de pila tan pronto. No le molestaba, pero se sentía intranquilo, pero era una intranquilidad que sentía en el buen sentido. No sabía exactamente cuál era ese sentido, pero algo de bueno debía tener.

r13;Un poco, tal vez r13; respondió encogiéndose de hombros, dejándose llevar de nuevo por el pelinegro que los hizo sentar en los columpios.

Le pareció gracioso a ambos como sus enormes cuerpos apenas encajaban en los columpios, y sus piernas tan largas tenían que estar dobladas hacia el pecho, pero en el caso de Kuroo las había dejado estiradas hacia adelante. A Kei le parecía gracioso. Le parecía tan gracioso… y a la vez tan irreal. La situación, no como las piernas de Kuroo se estiraban de esa manera.

“Ya estamos juntos” se decía “De verdad”

Se sentía un poco ridículo seguir pensando en eso hasta esas alturas.

Porque hace dos semanas, cuando ya le había dicho como se sentía, y se habían besado como tres veces, supuso que ya no lo debía pensar más. Pero lo seguía pensando, incluso cuando se despidieron, incluso cuando terminó la semana de la concentración, incluso durante los partidos. Pero no era un pensamiento que lo mantuviera distraído. Era algo que lo mantenía lucido y contento. Podía concentrarse como siempre, y por alguna razón, cuando pensaba en su situación resuelta, esa concentración se hacía más intensa.

Se sentía completo, por decirlo de una forma profunda.

Más completo todavía porque no soltaba su mano. La mano de Kuroo era callosa y tosca, pero a la vez tan cálida y fuerte que Kei no podía evitar sentirse tranquilo y protegido, aunque solo fuera porque le sostuviera la mano.

r13;Me alegra que estés aquí r13; dijo de repente, sin pensarlo.

Kuroo lo miró con los ojos bien abiertos. Kei había desviado la mirada, y se había sonrojado un poco.

¿Iba a empezar a decir cosas cursis a partir de ahora? ¿Andaría pensando en él todo el tiempo? Tsukishima era alguien que decía lo que pensaba sin miramientos, de todos modos. ¿Por qué con Kuroo iba a ser diferente?

r13;Je, me alegra que digas eso, Tsuki r13; dijo Kuroo con una sonrisa, pero nervioso y sonrojado aun así.

¿Por qué le gustaba? Podía ser eso.

r13;Por ahí escuche que en una relación a distancia es bueno hablar un montón r13; dijo Kuroo de repente r13;. No guardarse ni las cosas más insignificantes, porque no puedes vivir el día a día con tu pareja, por eso es bueno contarse las cosas.

r13;Pero contar cosas del día es diferente a decir lo que uno piensa r13; señaló Kei.

r13;Ah, pero acabas de hacerlo r13; contratacó Kuroo.

Tsukishima solo chasqueó la lengua. Kuroo ladeó la cabeza.

r13;No te tienes que guardar nada conmigo, y yo no lo haré contigo.

r13;Tú ya dices todo lo que piensas, Kuroo-san r13; dijo Kei.

r13;Ah, es verdad r13; dijo Kuroo con sorpresa.

El menor curvó los labios en una pequeña sonrisa, cosa que hico a Kuroo sonreír.

r13;Ahh, quería venir a comentarte lo genial que me pareciste, pero eso ya debes saberlo r13; comentó Kuroo tranquilamente r13;. Que yo creo que eres genial. Porque que tú sepas que eres genial te haría un poco más egocéntrico.

r13;¿Un poco más? r13; cuestionó Tsuki r13; ¿Estás diciendo que soy un idiota del vóley egocéntrico?

Kuroo lo pensó.

r13;En todo caso me enamore de un idiota del vóley egocéntrico.

Y Tsukishima desvió la mirada de nuevo. Kuroo procesó lo que él mismo había dicho.

r13;Ah, sí digo todo lo que pienso entonces r13; dijo riendo, y haciendo a Tsukishima suspirar.

r13;No es del todo malo, supongo r13; soltó al aire r13;. Aunque si terminas siendo tan sincero terminare golpeándote.

r13;Puedes golpearme todo lo que quieras r13; dijo Kuroo r13;. Ah, lo hice de nuevo.

r13;Por favor, para.

Y se quedaron en silencio de nuevo, tomados de las manos, mirando el cielo.

r13;¿Pero sabes que estoy pensando ahora? r13; dijo Kuroo rompiendo el corto silencio.

r13;¿Quieres besarme?

Tal vez Tsukishima también estaba diciendo todo lo que pensaba.

r13;Oh… eso era lo segundo en lo que pensaba, de hecho r13; dijo Kuroo, y Tsuki solo quería morirse r13;. ¿Tú quieres?

Kei ni se molestó en ocultar su rojo rostro. De nada servía.

r13;Si tú quieres…

r13;Claro que quiero. Te lo he dicho. Pero no quiero que solo aceptes con un “si tú quieres” r13; dijo Kuroo ladeando la cabeza r13;. Supongo que me las tendré que arreglar para que me digas directamente lo que quieres.

Tsukishima arqueó una ceja.

r13;¿Ah sí? ¿Y cómo piensas hacerlo?

Kuroo le soltó la mano, solo para jalar la cadena del columpio y acercar el cuerpo de Kei.

r13;Tengo métodos…

r13;¿En serio?

r13;Nah, pero ya me las arreglare. Por mientras… supongo que habrá que ir por lo que ya sé.

Y se besaron.

Se besaron después de dos semanas de espera, de mensajes y llamadas nocturnas. Si lo pensaba bien, volvería a ver a Kuroo en un mes, cuando fueran a las Nacionales. Y un mes después de eso estarían concluyendo las clases de Kei y el ciclo universitario de Kuroo.

Podrían verse. Ahora que la situación era más real, a Tsukishima ya no le afligía tanto como antes. Ahora podía afrontar el tema en vivo y en directo. Y podría resolver todo por sí mismo. Y tambien estaba Kuroo. Y aunque no quisiera admitirlo, también estaban los idiotas de sus amigos para darle apoyo moral, de una manera estúpida, pero se la daban al fin y al cabo.

Tsukishima se preguntaba quien llevaría esos besos a un punto más profundo. Kuroo no parecía ser alguien que se contenga muy fácilmente. Y había ratos en que sus labios se tensaban, pero se amoldaban tan bien a los suyos propios que no se fijaba tanto en eso. Le gustaba el tacto, el calor. Como le apretaba la mejilla con esas manos callosas y cálidas.

Sin darse cuenta, ya estaba lamiendo los labios de Kuroo. Este se alejó de repente, y Tsukishima se sintió mal.

Tal vez había tocado un punto que Kuroo no quería tocar todavía. Tal vez hirió el orgullo del mayor porque, conociéndolo, sería el quien quisiera hacer algo primero. Pero ahí estaba Kei, pasándole la lengua por los labios sin aviso previo.

Estaba por disculparse, en serio que estaba por disculparse, pero entonces Kuroo lo tomó por el cuello de la chaqueta negra, y cerro la distancia que había creado, uniendo sus labios, y usando su lengua esta vez.

La cara de Kei explotó en rojo vivo, pero se sentía tan malditamente bien que no podía pensar en otra cosa que no fueran los labios de Kuroo. Entonces se dejó llevar. Se dejó abrazar y levantar. Tenía los ojos cerrados, pero podía saber de alguna manera que ahora estaba en las piernas de Kuroo, y Tsukishima ya lo estaba abrazando por el cuello. Se escuchó el rechinido de las cadenas, y sintió como su cuerpo perdía el equilibrio en algún momento, pero no le importaba caer si estaba abrazado al pelinegro. Una mano de Kuroo se amoldó a su cintura, mientras la otra sostenía la cadena del columpio, y sus piernas largas los mantenían en equilibrio.

Kei solo pensaba en su boca, en su olor y en su aliento. No en lo hinchados que probablemente quedarían sus labios después. No en el tiempo que se estaban demorando.

Entonces se dio cuenta de lo enamorado que estaba. En como el tiempo se detenía cuando estabas con esa persona. Como nada más te importaba. Solo esa persona. Y Tetsuro era su persona.

Ya fuera para bien o para mal, Kei estaba feliz.

Kuroo le mordisqueó los labios cuando se separaron, rozando sus narices, y sus alientos agitados chocaban. Los pies de Kei tocaban la arena bajo los columpios, y su cuerpo estaba demasiado pegado al de Kuroo. Tanto que sus pechos estaban demasiado juntos. Kei sentía sus latidos propios, y los de Kuroo también.

r13;Nos vamos a caer, Kuroo-san r13; dijo Kei con voz ronca.

r13;Hmm… r13; musito el mayor, besándole la coronilla, sobre los cabellos rubios.

Y en efecto, Kuroo se resbaló del columpio y cayeron en la arena, Kei todavía sentado en sus piernas. Tuvo que usar las manos para no caer hacia atrás. Kuroo se golpeó la espalda contra el asiento del columpio.

Y ahí se quedaron, en silencio de sorpresa. Se miraron con los ojos bien abiertos, y los labios de ambos temblaron al mismo tiempo antes de estallar en carcajadas. Kuroo, adolorido y todo lo abrazó aun así. La risa de Kuroo era un poco extraña a veces, pero en ese momento le sonó demasiado bella.

Que cursi se iba a poner desde ese momento, ya lo veía.

Se levantaron y se quitaron el polvo. La arena blanca se notaría demasiado en el uniforme negro de Kei, pero tanto daba. A esas alturas, todo el equipo debía saber de su situación. Y no le importaba.

Pero su hermano era otra cosa.

Se lo comentó a Kuroo, cuando estaban regresando, sin tomarse de las manos pero muy juntos al caminar aun así. Entonces Kuroo le dijo que no tenía que preocuparse de su hermano.

r13;Eso era lo que estaba pensando antes del… r13; iba a decir algo, pero solo sonrió pícaramente, haciendo que Kei frunciera el ceño y se sonrojara r13;… bueno, eso. Pero es que durante el partido vi a tu hermano muy pegado con Saeko-san.

La mente de Kei se detuvo durante un segundo.

r13;Santo cielo… r13; murmuró.

r13;¿Sería un problema que estuvieran en… algo?

Kei chasqueó la lengua.

r13;Saeko-san es una gran persona. Me agrada un poco r13; confesó r13;. El problema es que se llama Tanaka. Es como si… si Bokuto-san comienza a salir con alguien que te agrada, pero ese alguien tiene por hermano a alguien que no soportas.

Kuroo lo pensó.

r13;Me has puesto a pensar en la situación de Bokuto por cierto… r13; dijo al aire r13;. Pero igual, no creo que sea tan malo.

Tsukishima solo volvió a chasquear la lengua.

Y cuando doblaron en una esquina, pasando ya por completo el gimnasio, se encontraron con Yamaguchi y Yacchan.

Yamaguchi y Yacchan que estaban tomados de las manos.

Se hizo un silencio momentáneo. Los lentes de Tsukishima brillaron.

r13;Ah, finalmente.

r13;¡TSUKI! r13; exclamó Yamaguchi rojo como un tomate, mientras Yachi se cubría la cara con una mano y se escondía tras Yamaguchi, sin soltarle la mano, claro.

Tsukishima ladeó la cabeza.

Yamaguchi era un poste andante, no tan algo como él, pero sí, alto. Y Yachi era la chica más pequeña de su grado. Y viéndolos juntos uno al lado del otro, tomados de la mano se veían un poco peculiares, y también…

r13;Awn, ¿no son lindos? r13; canturreó Kuroo, mirándolos de lado.

Los otros dos gritaron más, avergonzados. Kei resopló.

r13;¿Cuánto tiempo van a estar así? ¿Dos semanas? r13; interrogó un poco molesto, por alguna razón.

Quizás sea porque esos dos podían andar por la calle tomados de las manos y nadie iba a cuestionarlos, cosa que él, junto con su especie rara de novio que se caía de los columpios no podía hacer. Pero no, Tsukishima no llegaba todavía al nivel de enojarse con su mejor amigo solo por eso.

Así que posiblemente lo que le molestaba era que, él no se había pasado casi un año entero escuchando a Yamaguchi hablar de Yachi como si fuera un diosa, para que cuando finalmente estuviera formalmente con ella explotara de vergüenza cada vez que alguien haga mención de su relación. Porque sí, eso lo jodia mucho.

Entonces pensó, que tendría que expulsarle la vergüenza a la fuerza.

r13;Nos están esperando, vamos.

Y se puso detrás de sus dos amigos y los empezó a empujar para que avanzaran, sin separarlos, eso sí. De alguna manera, Kuroo comprendió lo que trataba de hacer, así que también se colocó tras los chicos, al lado de Tsuki, y empezó a empujar a Yamaguchi. Caminaron varias cuadras sí, pero llegaron a donde estaban los demás.

El equipo estaba cansado, así que solo se dedicaban a comer. Pero cuando llegaron y Tsukishima abrió la boca todo el mundo enloqueció. No fue una tarde muy linda ni para Yamaguchi ni para Yachi, llena de preguntas y demás. Pero eso sí, no se separaron ni una vez.

Y Tsukishima y el combo raro no podían estar más felices y conformes por ello.

.

.

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r13;Son increíbles, en serio. Dan pena r13; decía Tsukishima con mirada arrogante.

r13;¡Cállate! ¡Como si tú fueras mejor! r13; le recriminó Hinata señalándolo con el lapicero.

r13;Claro que lo soy r13; devolvió el más alto r13;, ahora cállate y copia tu tarea.

r13;Hinata idiota, te falta más que yo r13; le avisó Kageyama.

r13;¡Agh! ¡Ya lo sé maldita sea!

r13;Dejen de maldecir tanto… r13; decía Yamaguchi.

Por alguna razón, esos dos idiotas habían olvidado terminar la tarea de un proyecto que habían dejado para lo de segundo año. No era larga ni complicada, pero esos dos idiotas no la hicieron aun así. Uno porque se olvidó, y el otro porque se pasó el fin de semana durmiendo como tronco, solo despertando para comer y jugar vóley. Así que le pidieron a Yamaguchi que les pasaran la tarea, porque de por si sabían que Tsukishima no les iba a prestar, y no se lo pidieron a Yachi por cuestiones de orgullo. Pero al ver como ese par de idiotas no podía compartir el miserable cuaderno Tsukishima les prestó el suyo antes de que destrozaran el de Yamaguchi.

Ahora estaban los cinco de segundo reunidos en el salón de los genios, Tsukishima chateando por el celular a ratos y solo se detenía a burlarse del par de idiotas, mientras Yamaguchi observaba como copiaban la tarea y también miraba como Yachi hacia bocetos para un nuevo póster del equipo.

Era hora del receso, por lo que esos dos tenían que apurarse antes de que comenzaran las clases nuevamente, pero apenas avanzaban dos líneas antes de detenerse por el tono de mensaje del teléfono de Tsukishima, que sonaba a cada mendigo instante.

r13;¿Puedes por amor al vóley poner esa cosa en modo vibrador? r13; exigió Hinata un poco alterado, después de la décima notificación de mensaje que le llegó a Tsukishima.

Tsukishima arqueó una ceja, pero hizo lo que le dijo, sin mirarlo. Así Hinata pudo continuar escribiendo, pero Kageyama se quedó mirándolo.

r13;Ah, ¿Estás hablando con-? r13; y antes de que Kageyama pudiera joderla de maneras inimaginables, Tsukishima hizo uso de sus instintos ocultos que negaba que tenía para moverse a la velocidad de la luz y taparle la boca a Kageyama.

Eso dejó sorprendidos a los otros tres.

Es decir, Yamaguchi y Hinata sabían, pero Yachi no. Todavía no, al menos. Sabía que Tsukishima estaba en algo con cierta persona, pero no sabía quién era, y ni sospechaba que pudiera ser Kuroo. Y Tsukishima no quería decírselo todavía, por temor a que Yachi se infartara. No es como si a Yachi le importaran esas cosas, pero decirle una noticia así podría hacer que se muera, o eso pensaban los muchachos, porque ni idea de lo que pensaba Yachi en realidad.

Tsukishima miró a Kageyama como si quisiera que le dé un ataque al corazón. Hinata pensaba que quizás Kageyama tenía una habilidad extraña para que el mundo lo odiara. El gran rey era un ejemplo de eso.

r13;No te debería interesar tanto con quien estoy hablando r13; le advirtió Tsukishima.

r13;¿No? r13; dijo Kageyama, fingiendo inocencia.

r13;No r13; volvió a decir Tsukishima con una vena resaltando en su frente.

Kageyama como que soltó un sonido de afirmación. Y entonces ocurrió lo impensable.

Impensable porque no pensaron que Tsukishima resguardaría tan mal su teléfono, e impensable también porque no pensaron que Kageyama saltaría desde su asiento para abalanzarse sobre ese teléfono, antes de salir corriendo. Los pocos presentes del salón se sorprendieron mucho, y casi se caen de espaldas cuando vieron al frio e inexpresivo Tsukishima salir corriendo tras Kageyama.

Hinata y todos los demás habían experimentado un pequeño deja-vú.

Yamaguchi y Yachi suspiraron con pesadez.

r13;¿Kageyama estará consciente de que lo sancionaran por no terminar el trabajo?

r13;Lo dudo mucho r13; dijo Hinata apresurándose a escribir.

Yamaguchi asintió levemente.

r13;Iré a ver que no se metan en problemas, supongo r13; dijo poniéndose de pie. Luego miró a Yachi r13;. Ya regreso.

r13;Que te vaya bien, suerte.

Fue ese pequeño gesto, esa pequeña mirada, esos dos sonrojos inconscientes que hicieron que Hinata sintiera un poco de envidia. Solo un poco. No es como si estuviera desesperado por querer estar en una situación así. Además no tenía con quien, al menos todavía, porque se supone que tenía alguien que le gustaba, pero no lo sabía. Un chico que le gustara. No tenía la menor idea.

Desechó la idea rápidamente porque no era momento para eso, así que siguió copiando la tarea mientras Yamaguchi se iba. Sin embargo, se detuvo al ver como Yacchan miraba como se iba, con una sonrisa alegre en la cara y ojos brillosos.

Hinata ladeó la cabeza.

r13;La mirada es la misma r13; comentó.

r13;¿Eh? r13; Yachi lo miró confundida.

r13;Tu mirada con la de Yamaguchi r13; dijo señalándose los ojos r13;. El brillo que toman, creo que es el mismo.

Yachi se sonrojó, y se miró los dedos. Ahora que lo recordaba, Hinata le había escuchado decirle lo mismo a Yamaguchi antes de que él se le declarara de una vez por todas. Ahí había otra razón para que Yachi se sintiera especial, que ese brillo en los ojos que siempre se le notara a Yamaguchi fuera por ella.

r13;Siempre he pensado que Yamaguchi es un chico muy lindo r13; dijo Yachi rascándose la mejilla sonrojada r13;, y estas dos semanas lo he observado más que antes… y también terminó gustándome r13; sonrió cariñosamente mirando un punto en el vacío r13;. Supongo que Yamaguchi es alguien muy genial como para no quererlo. Y pienso que si un chico tan genial como él me quiere… me hace muy feliz.

A Hinata se le estrujó el corazón por ver a Hitoka sonreír así.

Al final terminó sonriendo también.

r13;Ahhh, por alguna razón me dan un poco de envidia r13; dijo recostándose en el respaldar de la silla entrelazando los dedos tras la nuca r13;. Ya quisiera yo estar de esa forma… aunque no tengo con quien.

Yachi ladeó la cabeza con confusión.

r13;Pero… ¿Hinata a ti no-

r13;Sé que tengo una persona que me gusta r13; cortó Shouyo r13;, pero no sé quién es.

Su amiga lo miró más confundida todavía.

r13;Espera… ¿Te gusta Kageyama-kun y no lo sabes?

.

.

.

Iban a matarlo. O el capitán o Tsukishima. Pero de que estaba muerto, estaba muerto.

Solo a él se le ocurría revisar las conversaciones del celular en medio de una persecución. Y solo a él le podía pasar algo tan desgraciado como para chocar contra el subdirector, haciendo que Tsukishima choque con ellos también. Y el impacto hizo que, para sorpresa de nadie presente en el pasillo, el peluquín del sub-dire saliera volando, y que cayera sobre la cabeza de Ennoshita, quien casualmente pasaba por ahí junto a Kinoshita y Tanaka. El pasillo quedó en silencio sepulcral, con todos mirando la resplandeciente calva del profesor.

Kageyama ya había pasado por eso, de alguna manera parecida, pero no había recibido sanción alguna. Pero ahora fue diferente, porque ahora no era una simple chica recorriendo los pasillos. No, eran decenas de alumnos volviendo a sus salones que vieron lo que acababa de suceder.

Kinoshita tuvo que cubrirle la boca a Tanaka con un bollo dulce para que no estallara en carcajadas, y Ennoshita tuvo que reunir toda la paciencia del mundo para no partirle la madre a Kageyama y a Tsukishima ahí mismo. Algunos dirían que quizás Ennoshita no podría hacer eso, pero Kageyama lo sabía. Su capitán podía hacerlo si quería, pero no lo hizo.

Aunque hubiera preferido que Ennoshita les partiera la madre. Cualquier cosa menos el castigo del sub-director.

Lo que acababa de pasar merecía una suspensión de una semana. Pero, pertenecían al club de vóley, e irían a las nacionales de nuevo. Así que el sub-dire, con todo el peso del mundo, no podía suspenderlos aunque quisiera, así que lo único que dijo fue que, después de clases, y toda la tarde hasta la noche, fueran a la biblioteca a ordenar los libros nuevos y desechar los libros viejos.

Solo eso, se la pasarían ordenando libros toda la tarde. Obviamente, era mejor que una condenada suspensión, pero Kageyama no era fanático de los libros, ni de quedarse sin entrenamiento matutino de vóley. Claro que no lo era. Lo peor es que probablemente estarían en un cuarto oscuro solo con Tsukishima, donde no habría ni un testigo de su muy probable asesinato. Pero eso a nadie le importaba.

Ni siquiera a Yamaguchi, que había visto todo escondido detrás del muro que doblaba por el pasillo, y que no quería que lo relacionaran con esos dos.

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r13;¡¿Castigados?! r13; exclamó Ukai r13; ¡Sabia que eran idiotas, pero no tanto!

Hamasaki ni siquiera se molestó en disimular su risa, ganándose varios codazos por parte de Himura. A los demás de primero simplemente no les quedaba claro cómo es que dos tipos como Kageyama y Tsukishima habían conseguido que los castigaran. Quienes tenían más pinta de recibir una sanción así eran Tanaka o Nishinoya.

r13;¡Hey! r13; se quejaban ellos dos.

Los de tercero también estaban a favor de esa observación. Yamaguchi sentía indignación ajena, pero Hinata solo miraba un punto en el suelo, sin hacerle mucho caso a los demás.

r13;Ah, como sea r13; dijo Ukai apretándose el puente de la nariz r13;. Solo será por hoy, podemos con ello r13; dio unas palmadas r13; ¡Empiecen a correr!

r13;¡Ossu!

Se agruparon por grados como siempre y corrieron a lo largo de todo el gimnasio, debían dar unas 15 vueltas antes de los entrenamientos individuales. Los de tercero iban tras un disgustado Ennoshita, que desprendía un aura oscura que asustaba a todos sus compañeros. Al final de la final Hamasaki se seguía riendo, y sus compañeros lo tacharon como caso perdido, Haru nunca respetaría a nadie y punto. Y luego estaba Yamaguchi, que corría al lado de un pensativo Hinata. Habían pocas veces que lo veía así, muy pocas de hecho. Y ahora no tenía idea de que le pasaba, y cuando le intentó preguntar, el más bajo simplemente lo ignoró.

Lo ignoró, o estaba tan metido en sus pensamientos que no lo escuchó. Mientras más rápido corría más se perdía en las cavilaciones dentro de su cabeza. Porque simplemente no podía procesar las palabras de Yachi dentro de su mente. No podía aceptarlo. Debía haber un error ¿Pero cómo corroborarlo? No tenía idea de cómo.

Cuando sonó la campana de fin de receso, y tuvo que volver al salón, y vio a Kageyama llegar también con gesto cansado, su cabeza comenzó a revolverse. A Hinata no le importó que no hubiera terminado la tarea a tiempo, no le importó que lo regañaran junto a Kageyama. Simplemente, por un momento nada tenía sentido.

Son tal para cual. Había escuchado decir al gran rey.

Es un chico. Había dicho Tsukishima.

¿Te gusta Kageyama-kun y no lo sabes? Fue la cereza del pastel, pero con un sabor muy amargo.

Quería darse un jodido tiro. Porque ¡no era posible! Pero entonces comenzó a pensar en Kageyama. En todo lo que podía ser relevante para confirmar el hecho de que posiblemente le gustara. Y lo jodido era que había un montón de cosas que podían afirmar eso. Y Hinata no le encontraba el puto sentido.

Casi dos años siendo compañeros. Casi dos años siendo rivales. Casi dos años siendo una especie rara de amigos.

Siempre discutían, no se ponían de acuerdo en casi nada, se gritaban ante la más mínima estupidez. Podían decir que eran una especie rara de amigos, pero no se soportaban. A menos que sea vóley, pero incluso en eso habían cosas en las que tampoco se ponían de acuerdo.

¿Cómo un tipo que lo maltrataba, lo insultaba directa o indirectamente y que se burlaba de él a veces incluso, podía llegar a gustarle?

Si dos personas se odian no es posible que entre ellos surgiera… entonces pensó en el gran rey y en Iwaizumi-san. Por lo que sabía, esos dos se conocían desde que eran fetos, y habían pasado casi toda su vida uno al lado del otro, creciendo juntos. Y en las pocas veces que habían llegado a jugar contra ellos, pudo ver como Oikawa hacia enojar a Iwaizumi, e Iwaizumi no lo soportaba y hubo un sinfín de oportunidades donde pudo romperle las piernas.

Y entonces recordó el momento en el almacén del gimnasio universitario.

Si Iwaizumi-san podía estar con una persona que le colmara la paciencia cada cinco minutos, lo que pasaba con Kageyama no podía ser tan diferente. O tal vez sí, porque a Kageyama no lo conocía toda la vida, lo conocía desde la secundaria apenas. Y desde ese momento lo odió. Lo odió y detestó tanto tiempo… hasta que lo encontró en la misma escuela y en el mismo equipo, y tuvo que aceptar la realidad.

Llegó a entenderlo siquiera un poquito. Llegaron a comprenderse un poco y ya. Pero solo dentro de la cancha. Después había momentos en los que se querían matar, no paraban de insultarse. Sin embargo, aun entre insultos y discusiones, almorzaban juntos casi todos los días, caminaban juntos un tramo del camino al final de la escuela hasta el momento en que tuvieran que separarse e ir a sus hogares, entrenaban juntos los fines de semana cuando no tenían nada mejor que hacer.

Si lo pensaba bien siempre estaba con Kageyama. Entonces ¿podía existir así la posibilidad de que le llegara a gustar de una u otra forma? Pero, que le gustara y no lo supiera era ridículo. Aunque Hinata en sí era un tanto idiota, pero eso rebasaba los límites de la idiotez humana. No se lo perdonaría. Aunque Kageyama estaba en la misma posición y…

r13;¡Hinata-senpai!

r13;¡HINATA!

Shouyo había terminado de correr, y estaba divagando en su mente mientras se mantenía quieto en una parte del gimnasio. Una parte a donde llego el saque de Toyogawa. Todos intentaron avisarle, pero Shouyo no escuchaba. Antes de que lo viera venir el balón ya lo estaba golpeando en todo lo que se podía denominar cara.

Terminó en el piso, para variar, y todos alrededor gritaron y enloquecieron. A Yachi casi le da un infarto.

Hinata sabía que los saques de Hamasaki y de Toyogawa podían matarte, los de Tanaka también, pero nada como los saques de Kageyama.

Y de nuevo se puso a pensar en Kageyama.

Tenía que despejarse, si seguía así de distraído seguramente terminaría muerto a la semana, o menos.

Y solo había una forma de arreglar su propia situación. Y esa forma no le gustaba casi nada. Y ese casi era lo que le asustaba.

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r13;¿Por qué siempre tengo que pasar por la misma puta situación contigo?

r13;Porque tú te niegas a decir las cosas por las buenas.

r13;Eres un imbécil. Devuelve el puto celular.

Kageyama como que hizo un pequeño puchero. Sus niveles de chismorreo eran indescriptibles.

Después de que el sub-director los hubo castigado, Kageyama no devolvió el teléfono a Tsukishima, pero tampoco le dio tiempo de revisar las conversaciones, así que era caso perdido ya. Y no pudo porque le pidió la clave a Hinata, y el enano parecía perdido en el espacio y tiempo, y no le hizo caso durante las dos horas que quedaban de clase.

Al final del día se encaminó a la biblioteca donde ya lo estaba esperando un muy disgustado Tsukishima. Cuando se lo devolvió ambos entraron a la biblioteca, que estaba llena de cajas por doquier. La bibliotecaria, una viejita canosa y más baja en altura que Hinata estaba dormitando en la silla, y ni cuenta que los chicos llegaron, y ellos prefirieron dejarla así. Igualmente, ya sabían lo que tenían que hacer.

Tsukishima comprendió todo nada más ver libros desgastado y también libros nuevos. Había cajas llenas de libros nuevos, con sus copias exactas pero más viejas en los estantes. Lo único que tenían que hacer era retirar los viejos y ponerlos en las cajas para reemplazarlos por los nuevos. Incluso alguien como Kageyama podía hacer eso.

Le indicó entonces lo que tenía que hacer, y Tobio, quien apreciaba su vida, le hizo caso. Y en el silencio y la penumbra de la biblioteca empezaron a ordenar todo.

Kageyama pensaba que si terminaban antes podrían ir a la práctica igual, pero de verdad que eran un montón de cajas, y eso llevaría tiempo. Igual, Hinata se quedaba hasta tarde entrenando siempre. Fácil se las arreglaban para practicar un rato al menos.

Podía pensar en eso como solución a no quedarse sin entrenamiento, y eso estaba bien. Pero los libros igual no eran lo suyo. Y el silencio de ultratumba por alguna razón tampoco.

Miró a Tsukishima por el rabillo del ojo, y por alguna mística razón, se animó a preguntar algo.

r13;Hinata me contó que le dijiste quien le gustaba r13; soltó.

Tsukishima resopló, pero le sorprendió aun así que Kageyama dijera algo como eso.

r13;No le dije quien sino… que era un chico r13; dijo quedamente.

Kageyama parpadeó, haciendo un ruidito de afirmación. Tomó un par de libros entre sus manos y los miró como si fueran lo más interesante del mundo.

r13;¿Y yo…?

r13;No tengo razón alguna para decirte r13; le cortó Tsukishima colocando libros en un estante alto r13;. Averígualo por tu cuenta.

Tobio frunció los labios.

r13;Pues a Hinata se lo dijiste r13; comentó colocando libros en una caja r13;. ¿Fue por qué él te ayudó con lo de Kuroo-san?

Tsukishima se giró a verlo mal, pero como que Kageyama ya se estaba acostumbrando.

r13;¿Y a ti desde cuando te importa eso? r13; cuestionó el rubio.

Kageyama ladeó la cabeza, casi ni pensándoselo.

r13;Viéndolos a ti y a Yamaguchi, no sé, me da curiosidad r13; dijo encogiéndose de hombros.

Tsukishima hizo una mueca, pensando en darle pistas o no. Al final solo concluyó que si uno de los dos lo adivinaba primero, tal vez las cosas se solucionarían de una vez por todas.

r13;Solo debes pensar, si hay alguien que te haga sentir… r13; lo sopesó r13;… no sé, diferente.

r13;¿Diferente? r13; cuestionó Kageyama.

Tsukishima resopló.

r13;No voy a hablar de romance contigo, que horror. Pero eso es un punto clave. Alguien con quien te sientas… r13; de un momento a otro pensó en Kuroo r13;… feliz. Aunque en tu caso no sé cuándo estas feliz.

Kageyama ladeó la cabeza.

r13;Soy feliz jugando vóley r13; dijo lo obvio.

Entonces Tsukishima lo miró con insistencia. Kageyama agrandó los ojos.

r13;¿Alguien en la cancha? r13; preguntó al aire r13;. Si hubiera alguien con quien me divierta más jugando en la cancha seria… Hinata.

Tsukishima solo lo miró, pensando en que Kageyama había dicho eso de una forma demasiado instantánea. Se quedó mirando a Kageyama, y él lo miraba de vuelta, esperando a que dijera algo. Entonces Tobio cayó en la cuenta de todo.

r13;…No.

Tsukishima simplemente asintió.

r13;No.

Otro asentimiento. Kageyama negó con la cabeza.

r13;¡No!

La bibliotecaria dio un respingo desde su silla, alertando a ambos y mandándolos a hacer lo que debían. Kageyama sostenia los libros con fuerza. Sin habla.

r13;¿…Cómo? r13; preguntó a nadie en particular.

Tsukishima se encogió de hombros.

r13;No me preguntes a mí, son tus gustos, no míos r13; le dijo con simpleza.

Kageyama no dijo nada más, y apenas pudo seguir haciendo algo durante las próximas tres horas hasta que cayó la noche.

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Todo el equipo de vóley salió de la escuela después del entrenamiento, cansados y agotado, pero de alguna manera, conformes y felices. Y Hinata seguía perdido en sus pensamientos, con un pedazo de algodón en el orificio derecho de la nariz.

Yachi lo miraba con preocupación al lado de Yamaguchi.

r13;Siento que hice algo que no debía… r13; susurró con temor.

Tadashi la miró confuso, pero antes de que pudiera decir nada, Tanaka ya estaba gritando hacia un punto en el estacionamiento de la escuela, donde estaban las bicicletas de algunos del equipo.

Por ahí cerca estaban Tsukishima y Kageyama, que al parecer acababan de salir de su castigo también.

Alguien pudo haber querido burlarse de ellos. Alguien pudo haber querido pedir una explicación. Alguien pudo haber querido ver como Ennoshita les partía la madre. Pero no pasó nada de eso debido a Hinata.

Debido a Hinata, quien apresuró el paso y de un momento a otro ya estaba delante de Tobio. Y nadie vio venir como el pequeño pelirrojo tomó a Kageyama de la correa de su mochila para que se agachara, para plantarle un beso en los labios.

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CONTINUARÁ

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Omake – Yamaguchi y Yacchan se toman de las manos.

Después de que esos miserables que tenían por amigos los dejaran solos en el corredor, un silencio sepulcral los inundó. Solo Yamaguchi, aprovechando la adrenalina pasada por el partido, se apresuró a hablar primero.

r13;¡Yachi! r13; exclamó llamando su atención.

Ambos estaban rojos como tomates. Yamaguchi se inclinó hacia adelante.

r13;¡Acepta ser mi novia, por favor!

La cara de Yachi casi explota, pero reaccionó a tiempo.

r13;¡S-Sí! r13; tambien se inclinó hacia adelante r13; ¡Cuida de mí, por favor!

Y así se quedaron, inclinados el uno frente al otro en la soledad del pasillo. Ambos temblaban como hojas, pero de repente se calmaron cuando se miraron. Y no pudieron evitar sonreír.

Caminaron hasta la salida uno al lado del otro, y Yamaguchi volvió a aventurarse, y le tomó la mano. Yachi ni siquiera se alteró, o fue apenas.

Entonces caminaron juntos por la calle, tomados de las manos, envueltos en un silencio cálido.

Y cuando se encontraron con Tsukishima y con Kuroo en la calle, la vergüenza que tenían apagada se elevó hasta los cielos.

 

Notas finales:

Al fin!!! 

Ya viene el capitulo final en cualquier momento :D


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