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Los idiotas se enamoran por LaylaRedfox

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Notas del capitulo:

Capitulo final!

Final

11. Los idiotas se enamoran

Decir que todo fue un desastre seria quedarse corto, porque nadie supo que rayos hacer. No supieron si gritar, si no mirar, o si dejarlos solos. Al final quienes pensaron con claridad fueron solo Yamaguchi y el capitán, quienes se las arreglaron para jalar a todo el equipo lejos del estacionamiento, llevándolos al lado del edificio más cercano para no ver a esos dos tipos compartiendo saliva.

Después de posicionarse tras el muro del edificio, nadie dijo una sola palabra. Estaban todos muy nerviosos para decir algo al respecto. Tsukishima maldecía bajito, mirando la nada, Yamaguchi solo se alcanzó a despeinar los cabellos y Yachi se mordía las uñas. Después de unos segundos, se escuchó el suspiro de la única persona que no podría sentir lastima alguna por la situación actual.

r13;Maldita sea, debí apostar dinero r13; maldijo Hamasaki apretando el puño.

Los demás lo miraron consternados.

r13;¿Cómo te atreves a decir eso? Claro, sabíamos que esos dos estaban en algo que ni ellos mismo sabían r13; Tanaka señaló el estacionamiento r13;. Pero no somos tan desalmados como para hacer apuestas a sus espaldas ¿Qué clase de ser cruel y desgraciado eres?

r13;Eres una vergüenza r13; soltó la linda Shitasawa r13;. Los sentimientos de Hinata-senpai y de Kageyama-senpai son los más puros que existen ¡No puedes ensuciarlos de esa forma!

Todos miraron a la joven manager de primer año boquiabiertos, Haruto solo con los ojos entrecerrados. Al final soltó una risa sarcástica.

r13;Sabía que eras un fujoshi de closet r13; comentó burlón.

r13;¡Haru!

r13;¡Cállate! r13; exclamó Shitasawa, furiosa pero no avergonzada.

Sus compañeros trataron de calmarlos, mientras Ennoshita mirada el estacionamiento preocupado.

r13;¿Estarán bien? r13; preguntó a nadie en particular.

r13;Seguramente r13; dijo Tsukishima r13;. No creo que Kageyama lo mate solo por olvidar el hecho de que bueno, se gustan.

r13;Ni siquiera Kageyama es tan drástico r13; secundó Yamaguchi.

A su lado, Yachi se miraba los dedos temblorosos.

r13;C-Creo que esto es por mi culpa r13; tartamudeó.

Yamaguchi se giró instantáneamente a mirarla, preocupado, y los demás la miraban confundidos.

r13;¿Yachi?

r13;E-Es que yo… r13; comenzó Yachi con nerviosismo r13;…yo le dije a Hinata que le gustaba Kageyama, pero no sabía que él ni estaba enterado.

r13;Y Kageyama tampoco estaba enterado de eso, Yachi r13; dijo Tsukishima intentando calmarla r13;. Yo también se lo dije esta tarde. Ahora los dos lo saben. Pero, no tengo idea de porque Hinata fue y… r13; se quedó callado.

Yacchan y Yamaguchi lo miraron confundidos.

r13;¿Tsuki?

El aludido suspiró.

r13;Será imbécil... r13; susurró, pero todos lo oyeron.

r13;¿Por qué? r13; preguntó Tanaka r13; ¿Por qué seria imbécil?

Tsukishima negó con la cabeza.

r13;Una extraña teoría que tiene Hinata r13; dijo haciendo un gesto con la mano, como queriendo mandar el tema lejos de ahí.

r13;¿Eso hizo que Hinata besara a Kageyama de la nada? r13; cuestionó Noya arqueando una ceja.

r13;Pues sí r13; dijo Kei encogiéndose de hombros r13;. Ahora solo depende de él darse cuenta de lo que siente. Saben que se gustan, pero no le deben ver el maldito sentido.

r13;Para ellos al menos, no debe tener sentido r13; dijo Yamaguchi asintiendo.

Los demás asintieron también. Tanaka se cruzó de brazos, resoplando.

r13;Cielos, los chicos de segundo sí que están resolviendo demasiado rápido sus problemas amorosos r13; comentó dándole una ojeada rápida a Yamaguchi y a Yachi, luego le clavó los ojos a Tsukishima, quien dio un respingo r13;. ¡Más te vale, Tsukishima, que estés teniendo cuidado!

El más alto arqueó una ceja.

r13;¿Ah?

r13;Daichi-san me dijo que había un tipo acechándote. Un tipo extraño y de mala influencia.

.

En alguna parte en Tokyo, tres tipos salían del entrenamiento universitario. El más alto, de nombre Kuroo Tetsuro, estornudó.

r13;¡Atchoo!

r13;¡Guah! r13; exclamó Iwaizumi, y a su lado Daichi arqueó una ceja r13; ¿Qué rayos?

.

De vuelta a Miyagi, Kei miraba a la estrella de su equipo con ojos cansados.

r13;¿Y qué con eso?

r13;¡Me encomendaron cuidarte! r13; exclamó Tanaka como si fuera obvia la cosa.

Los demás esperaron la respuesta burlona de Tsukishima, que obviamente, sí llegó.

r13;Pues no has hecho bien tu trabajo ¿sabes?

Todos lo miraron boquiabiertos. Incluso el sarcástico Hamasaki se había quedado callado.

r13;Eso no me lo esperaba r13; dijo con los ojos bien abiertos, pero sonrió divertido al final r13; ¿alguien más tiene alguna relación amorosa que quiera declarar?

Miró a los de tercero con picardía, pero estos lo asesinaron con la mirada, entonces se fijó en sus compañeros de primero, que también lo miraron mal. Solo Toyogawa desvió apenas la mirada, tipo no queriendo que lo descubrieran pero también queriendo con todo su ser presumir sobre su linda novia.

Entonces escucharon a alguien gritar. Se apilaron a un lado de la pared y esperaron a ver qué pasaba entre los dos idiotas parado en el estacionamiento.

.

.

.

Kageyama supuso entonces que las palabras de Tsukishima no debían ser del todo falsas. Porque lo primero que uno piensa cuando alguien lo besa de sorpresa, en especial cuando es un chico súper escandaloso e hiperactivo, es en alejarse, o golpearlo, o las dos juntas. Pero no se piensa que los labios de esa persona son increíblemente suaves. No se piensa que son la octava maravilla del mundo. No se piensa en la felicidad enorme que te recorre todo el cuerpo. No, esas son clases de pensamientos que siente alguien al que le gusta otro alguien. Y ese alguien era Hinata.

Hinata, que lo había besado de sorpresa. Hinata, que había sido la primera persona en aparecer en su cabeza cuando le dijeron que pensara en algo que lo hiciera feliz.

Después de que Tsukishima hiciera que se dé cuenta de eso, solo se pasó la tarde pensando en cómo comprobarlo. Como comprobar si Hinata de verdad.

Entonces llega ese renacuajo pelirrojo y manda todo a la condenada mierda. Aunque no tanto, eso le quitaba la molestia de crear algún plan, en el cual posiblemente no hubiera sido muy bueno elaborando.

Y ahí estaban, en medio del desolado estacionamiento, pegados por los labios. Todo el equipo se esfumó de un momento a otro, dejándolos completamente solos.

Kageyama también pensaba que Hinata de verdad era idiota, que hacer eso en un lugar público como la escuela los metería en problemas. Pero Kageyama también era medio idiota, por qué sino estaba tomando a Hinata de los hombros y acercándolo como se debía. Por qué sino empezó a corresponder el beso él también.

Lo sorprendente fue que Hinata no se haya quitado, porque a ojos de Kageyama eso debía sorprender a cualquiera. Pero decidió no seguir pensando. O fue involuntario no seguir pensando en nada. Por alguna razón, perderse en los labios de Hinata lo hacía sentir en las nubes. Fue la primera vez que lo hacían, y ya se sentía perdido. Por algo pensó todo lo que había pensado.

Pero ahora no pensaba en nada. Solo deseaba. Deseaba tenerlo más cerca, abrazarlo con más fuerza. Ni siquiera le incomodaba lo pequeño que era Hinata. No le molestaba el hecho de encorvarse para besarlo. Más bien le sorprendía lo perfectamente bien que encajaba Hinata entre sus brazos y contra su cuerpo.

No debió pasar tanto tiempo, pero se sintieron como horas. Sus labios solo se movían unos encima de otros, con torpeza y rapidez. Ninguno sabía que estaba pasando exactamente. Solo lo seguían haciendo.

Definitivamente no sabían lo que estaban haciendo, porque si Kageyama hubiera tenido al menos un escaso gramo de consciencia no habría mordido el labio de Hinata, haciendo que este abriera la boca de sorpresa, y entonces el más alto introdujo su lengua, lamiendo descaradamente el interior.

Hinata abrió los ojos como platos, y apretó los dientes y le mordió la lengua a Kageyama.

No fue tanto como para arrancarle la lengua, eso lo sabía muy bien, pero a Kageyama le dolió. También le dolió el orgullo. Se soltaron y se separaron con alarma, el más alto apretándose la boca con ambas manos.

r13;¡¿Q-Qué rachos te pagsa, igdiota?! r13; cuestionó Kageyama, hablando raro.

r13;¡¿Yo?! ¡¿Qué es lo que te pasa a ti?! r13; soltó Hinata con sorpresa r13; ¡¿Por qué mierda correspondes?! ¡¿Y qué haces metiendo tu lengua ahí, Bakageyama?!

Kageyama tuvo que mover la lengua fuera de su boca para recuperar su movilidad.

r13;Agh r13; miró a Hinata molesto r13;, si tanto te molestó ¿Por qué no te quitaste entonces, boke?

Hinata se alteró.

r13;Pues porque… porque… ¡PORQUE…! r13; después de balbucear eso gritó desesperado jalándose los cabellos r13; ¡¿Qué significa todo esto?!

Kageyama lo miró incrédulo.

r13;¿Eso quiere decir que nosotros…?

Hinata se encogió ante su mirada.

r13;¿…nos gustamos?

r13;¡SÍ, DEMONIOS, SÍ! r13; se escuchó un grito a la lejanía.

Ambos chicos se giraron y vieron a Yamaguchi y al resto del equipo, ocultos al lado del edificio de la escuela.

r13;¡Sí se gustan! r13; exclamó Yamagucho alterado también r13; ¡¿Qué no lo ven?! ¡IDIOTAS!

Sus amigos dieron un respingo.

Tsukishima, al saber que Yamaguchi le gritaba eso a todos cada vez que se alteraba, lo tomó por los brazos y lo arrastró hasta quedar ocultos nuevamente tras el muro. Los otros dos idiotas parpadearon, y lo dejaron pasar.

r13;¿Te gusto? r13; dijo Kageyama r13; ¿Me gustas? ¿Cómo es que me gustas, de todas maneras?

r13;¡Esa pregunta me la debería hacer yo! r13; exclamó Hinata furioso r13; ¡No tiene ningún maldito sentido! ¡Eres un desastre!

r13;¿Yo soy el desastre? ¡¿Has visto cómo eres acaso?! r13; contraatacó Kageyama r13; ¡Eres un enano escandaloso y molesto! ¡Y no sabes nunca cuando callarte!

r13;¡¿Ah sí?! ¡Pues tu cara da miedo!

r13;Eres un enano fastidioso.

r13;¿Qué ganas con hacer esto? ¡Siempre me estas molestando! ¡Y hasta me golpeas a veces! ¿Quién se enamoraría de ti? ¡No puedo creer siquiera que yo lo esté!

r13;¡Pues contigo es… es…! r13; Kageyama lo miró confundido r13; ¿Qué?

El corazón de Kageyama dio un vuelco cuando vio a Hinata frente a él, apretando los puños, sin mirarlo, con las mejillas rojas como tomates.

r13;Pues eso. M-me gustas… r13; dijo Hinata con toda su fuerza de voluntad para no caerse o correr lejos r13;…por eso no… no me aparte.

Entonces Tobio procesó mejor lo que Hinata estaba diciendo. Por eso había balbuceado tanto. Pero no sabía que significado tenía todo esto. Entonces se dio cuenta.

r13;Te gusto, pero no sabes por qué r13; concluyó Kageyama.

Hinata asintió débilmente. El más alto se rascó la nuca.

r13;Estamos en las mismas, entonces r13; dijo cansadamente.

Hinata agachó más la cabeza.

r13;Si intento pensar en alguna razón que explique porque me gustas, solo termino pensando en cosas malas r13; se explicó sin mirarlo r13;, y eso no tiene sentido.

Kageyama lo miró de lado, y se puso a pensar. Miró un punto en el cielo negro azulado, donde se asomaban brillantes estrellas, todas tenues a la vista.

r13;Si lo pienso un poco, creo que me pongo mal cuando te veo triste r13; soltó mirando el cielo.

Hinata lo miró rápidamente.

r13;Tú siempre sonríes, eres un rayo de luz implacable, r13; dijo Kageyama sin mirarlo todavía r13; y nunca te rindes, y hasta hay veces que esa energía me parece molesta pero… verte deprimido o enojado, me hacen sentir mal también.

El más bajo guardo silencio, esperando, porque Kageyama parecía que todavía tenía algo que decir.

Esta vez sí lo miró.

r13;Si me siento así al verte triste… supongo que podría decir que me gusta tu sonrisa.

El corazón de Hinata también dio un vuelco.

r13;Me parece increíble, pero me gusta cuando ríes, cuando tus ojos brillan cuando consigues hacer lo que te propones, ese infantilismo tuyo… y si dejamos a un lado todo lo malo… podría decir que me gusta todo lo que tenga que ver con Hinata siendo feliz.

Kageyama fruncía el ceño, pero no era porque estaba enojado, sino porque se tenía que forzar para decir exactamente lo que decía sin vacilar, porque si lo hacía quizás todo podría salir mal.

No sabía que todo eso de verdad le gustaba hasta que lo pensó con claridad. Antes solo creía que era un sentimiento agradable y ya, pero ahí fue cuando se dio cuenta, cuando lo dijo con sus propias palabras que pudo comprender lo que sentía.

Pero faltaba Shouyo. Shouyo que lo miraba con las mejillas rojas y los ojos bien abiertos. El pequeño tuvo que mirar el suelo y respirar hondo antes de hablar.

r13;Kageyama casi siempre es muy torpe con todo lo que no sea vóley, eres despistado, te cuesta entablar conversaciones con los demás, no eres bueno en clases, comes mucho, me regañas mucho… r13; empezó a enumerar, y Kageyama lo miraba entrecerrando los ojos, pero Hinata continuó hablando r13;… pero hay momentos que siento que estar contigo es increíblemente divertido. Cuando competimos por cualquier cosa, cuando hablamos de cualquier cosa, cuando sin darme cuenta me estoy riendo contigo, aunque a ti te cueste sonreír r13; sonrió sin mirar a su compañero r13;. Pasar el rato con Kageyama es divertido, a fin de cuentas.

Kageyama se le quedó mirando, en parte con felicidad pero con otra parte llena de incertidumbre todavía. Tenía que quitarse esa sensación de inseguridad de una vez por todas.

r13;Pero ¿eso no es lo mismo que se siente con los amigos? r13; preguntó, mirándolo de lado.

Los hombros de Hinata temblaron con nerviosismo.

r13;Por eso se me ocurrió besarte, para saber si me gustabas… entonces ahora mismo cuando me correspondiste… r13; tragó saliva con dificultad r13;… me di cuenta… supongo.

Kageyama lo miraba inexpresivo.

r13;No digas solamente “supongo” r13; dijo secamente, y dio un paso.

Ya estaba a centímetros de la cara de Hinata, agachado, pero no parecía importarle.

r13;Di que de verdad lo sientes r13; dijo en un susurro r13;, para que yo también lo sepa, y así podre decirlo con seguridad yo también.

Los ojos de Hinata brillaban y temblaban, y al verlos de cerca Kageyama no podía evitar pensar que eran verdaderamente bonitos. Hinata pensaba igual, viendo los ojos de Kageyama, azules como zafiros, serios como nunca, eran algo impresionante. Al final Kageyama se enderezó, mirando a Hinata ladeando la cabeza.

r13;Y si no es suficiente eso, entonces nos enamoraremos juntos, paso a paso r13; declaró con firmeza r13;. Yo haré cosas que hagan que te enamores de mí, y tú harás cosas que hagan que me enamore de ti.

Hinata solo lo miró, antes de apartar la mirada, pensativo.

r13;Enamorar viene de amor… r13; murmuró

Kageyama arqueó una ceja.

r13;Si hacemos eso que tú dices… al final no diré que me gustas, sino… que te quiero, así r13; dijo frunciendo el ceño, rojo como tomate r13;. Pero eso será entonces… por ahora… deja que te diga que me gustas, Kageyama.

El más alto guardó silencio, sin saber a ciencia cierta que decir.

r13;Porque siento que es difícil de creer r13; continuó diciendo Hinata r13;, pero no creo que me sienta de la misma manera con alguien más que de la manera que me siento contigo… por eso… déjame decirlo…

Kageyama respiró hondo y apretó los puños.

r13;Digámoslo juntos, entonces r13; dijo con las mejillas sonrojadas.

Hinata dio un respingo, pero asintió al cabo.

Mirándose a los ojos, contaron hasta tres en silencio, para después inhalar y gritar.

r13;¡Me gustas, idiota!

Ambos gritaron al mismo tiempo. Ambos gritaron lo mismo. Ambos agregaron esa palabra que muy a pesar, los describía perfectamente.

Se quedaron mirando, en silencio. Después de un segundo, Tobio hizo un gesto que pareció ser indicios de una sonrisa, pero solo terminó en una mueca avergonzada. Pero Hinata, él no. Él pudo sonreír, como siempre solía hacerlo, y para Kageyama, esa fue la sonrisa más radiante que le vio hacer jamás.

Y es por eso que no se resistió, y se lanzó sobre Hinata para abrazarlo. El más bajo se sobresaltó entre los brazos de Kageyama.

—¡¿K-Kageyama?! — exclamó Hinata con voz nerviosa.

Tobio solo lo apretujó más, suspirando.

—Demonios… de verdad… — susurró contra los cabellos de Shouyo —… realmente me acabo de dar cuenta… cuanto me gusta esa sonrisa.

Hinata se paralizó durante un segundo, hasta que el olor de Kageyama lo relajó, y se apoyó más contra su hombro. No pudo evitar sonreir con alegría.

 Y así se quedaron, abrazados, entre los sentimientos declarados uno del otro. Y durante ese momento solo fueron ellos dos.

Al menos, hasta el momento en que alguien empezó a gritar con alegría y aplaudir. Y eran varias personas además.

El par de idiotas se separó para encarar al equipo entero, que en cuestión de nada ya estaba encima de ellos, felicitándolos, alegrándose. Hitoka estaba a un lado con los ojos rojos y lágrimas de alivio en las mejillas, porque resultó que lo que le había dicho a Hinata no fue para mal, sino para mucho bien. Y a su lado, Kei y Tadashi suspiraron con alivio, felices de que esos dos idiotas, se hayan dado cuenta por fin.

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El viernes por la tarde, Tsukishima tenía los papeles de informe entre las manos, y solo los podía mirar con los ojos entrecerrados, con un tic en la ceja.

—No puede ser cierto… — decía.

Kageyama lo miró sorprendido.

—Wow, entonces sí te molesta.

—No creí que llegaría el día en que vería a Tsuki serio por eso — comentó Yamaguchi.

Kei los miró con el ceño fruncido.

—Yo puedo ponerme serio por lo que sea, y a ustedes no debería importarles, trio de… — dejó la oración a medias pues Hinata lo interrumpió, indignado.

—¡Yo no he dicho nada!

Tsukishima lo miró.

—Oh, es cierto — dijo —, es sorprendente.

—¡Hey! — exclamó Hinata alterado.

Pasaba que Yachi ya tenía la información de todo el equipo, esa que pedían para los panfletos en las nacionales. Los había tomado en la mañana, y ya todos estaban reunidos después de clases, pero los de segundo llegaron antes y revisaron la lista. Y Tsukishima estaba muy molesto porque Mizushima, cuatro centímetros más alto que él, tenía la misma altura de salto de remate. Y Kei no estaba para nada feliz. Y era raro ver justamente a Tsukishima enojado por eso. Sus amigos, con Yachi incluida, pensaron que el hecho de estar con Kuroo le estaba afectando y se le estaba atrofiando el cerebro a causa del vóley, y eso que Kuroo ni siquiera estaba por ahí.

Entonces supusieron que la hora de muerte de Mizushima estaba cerca al verlo entrar al gimnasio acompañado de los demás de primero.

—Mizushima — llamó con voz firme, mostrándole los papeles —, podrías saltar más alto.

Todos los de primero se sobresaltaron.

—¡Eh! — exclamó Rai con confusión, pero luego pareció darse cuenta —. Ah, n-no creo que…

—¡Claro que puedes! — soltó Hamasaki —. Mides casi dos metros, maldición.

—Oye, no está bien presionar de esa manera — le dijo Himura.

—Eh… — Mizushima parecía querer hablar, pero lo interrumpieron.

—Cierto, tómalo con calma, Shima — le aconsejó Toyogawa. En eso llegaron los de tercero también.

—Sí, crea un poco de masa muscular y ya — dijo Shiraiwa señalándose los brazos.

—¡Entrenamiento de pesas! ¡Obviamente te falta eso!

—Pero aquí no hay sala de pesas.

—¿Un gimnasio?

—¿De dónde sacar dinero para eso…?

—Oigan…

Y los mayores solo podían ver y oír hablar a los de primero sobre incoherencias, y así los dejaron hasta que llegó Ukai, pero segundos después llegó Takeda corriendo también.

—¡Muchachos! — exclamó llamando la atención de todo el mundo.

Los de segundo y de tercero recordaron como fue el año pasado, justo cuando Takeda llegaba en ese preciso momento. Ya se esperaban que iba a decir. Tanaka se adelantó a los hechos.

—Muy bien, Take-chan, ¿quién de estos mocosos — dijo señalando a los de segundo —, fue clasificado a la sub-19, de nuevo?

Como si fuera necesario preguntar.

Takeda respiró hondo, y dijo lo que todo el mundo ya sabía.

—Llamaron a Kageyama-kun…

Nadie se sorprendió, felicitaron a Kageyama apenas. Hinata intentó poner cara de póker, pero no le salió, y se quedó en una mueca triste. Entonces Kageyama quiso golpear a alguien, al menos hasta el momento que Takeda siguió hablando.

—…pero eso es porque él ya está dentro, de por sí — explicó el profesor —. Ahora llamaron a alguien más.

Todos los miraron con sorpresa y atención.

—Hinata-kun, y Nishinoya-kun irán también.

A Ukai se le desencajó la mandíbula.

Todo el mundo miró a los más bajos del equipo, quienes se habían quedado mudos y con los ojos bien abiertos.

Hinata y Nishinoya prácticamente se habían partido la espalda durante los partidos contra Kakugawa y Shiratorizawa. Era una explicación lógica. Pero ni ellos mismos podían creerlo. No hasta que explotaron en gritos de emoción, y los demás les siguieron.

Los profesores los dejaron estar, mientras ellos enloquecían de felicidad. Hubo un momento en que todos se apretaron juntos, y Hinata quedó muy cerca de Kageyama. Lo miró rápidamente, y para su sorpresa, Tobio sonreía. Hinata lo miró con sorpresa un leve segundo, pero se alegró después, y solo le quedaba reír, abrazado al chico que le gustaba.

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.

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Al día siguiente, a la misma hora, Hinata estaba solo en el gimnasio, rodeado de pelotas de vóley esparcidas por todo el suelo, haciendo rebotar un balón contra sus manos. Se había pasado los últimos quince minutos desde que llegó haciendo lo mismo. Lanzando la pelota, corriendo, saltando, y lanzándola hacia el otro lado. La gran mayoría no pasaba, algunas se quedaban contra la red, otras chocaban contra el borde y cruzaban apenas, y solo un par logró entrar limpiamente. No se había detenido desde que llegó, no podía, su cuerpo se lo impedía.

—¿Sabes que hoy no hay entrenamiento, cierto?

Justo cuando iba a lanzar el balón hacia el aire, escuchó la voz de Tobio, y se giró a verlo.

—Lo sé, pero llegue temprano, y estaba aburrido.

Kageyama ladeó la cabeza, mirándolo.

—Muéstrame como lo haces.

Hinata se encogió un poco ante eso, pero hizo lo que le pedía.

Miró la red, antes de lanzar el balón al aire y correr. Dio los pasos necesarios y saltó, estirando su brazo derecho, que resonó contra el aire, como si lo estuviera cortando. Su palma impactó contra el balón, y lo mandó lejos.

Para la suerte de Shouyo, ese balón logró pasar.

Miró a Kageyama con una sonrisa de triunfo. El más alto solo lo miraba.

—Fue un buen tiro, de unos 30 — dijo con ironía señalando el interior del gimnasio —. Y no tienes cuidado al caer, a ese paso te arruinaras la espalda.

Hinata suspiró.

—Siempre tienes que estar regañando ¿no?

—Son cosas importantes.

—Podrías tener un poco más de tacto al menos cuando lo digas.

—¿No lo tengo?

—¡Pero por supuesto que no!

—¿Cómo sabrías tú, algo sobre tener tacto?

—¡Tengo mucho más tacto que tú, Bakageyama!

—¡Pequeño… !

—¡Ohhh! Que buena manera de empezar la mañana — dijo Ennoshita ingresando, junto a Tanaka y a Nishinoya, aplaudiendo para apaciguar el ambiente entre esos dos.

—Ja, se supone que deben ser pareja ¿no? — cuestionó Tanaka — ¿Cómo es posible si lo único que hacen es discutir?

—Si es así, ¿no han estado juntos desde hace mucho tiempo ya? — dijo Noya a nadie en particular.

—Desde que se conocieron, prácticamente — comentó Tanaka.

Eso hizo que el combo raro se sonrojara.

Justo después de eso entraron Yachi y Yamaguchi.

—¡Woah! ¿Qué pasó aquí? — preguntó Tadashi, mirando el panorama —. Es un desastre.

—¡No lo es! ¡Es perfecto! — dijo Yachi con una sonrisa, y una cámara entre las manos.

Pasaba que Yachi quería hacer una figura promocional del equipo, y necesitaba a más jugadores, entonces preguntó quién podría ayudarla. La idea era tomar un cuadro exacto desde un lado de la cancha, en el momento justo cuando los chicos hacían un ataque sincronizado. Los titulares debían estar ahí de preferencia, pero Narita había tenido un percance, y Kinnoshita nominó a Yamaguchi como reemplazo. Yamaguchi no se quejó pues se lo pedía Yacchan, y no podía negarle nada a Yacchan. Ya estaban todos, solo faltaba el largo de Tsukishima, quien abrió la puerta de repente, hablando por el celular.

—No, no me llamaron a mí, solo al par de idiotas y a Noya-san… — dijo como si los nombrados no pudieran oírlo —. No creo que vaya, todavía tengo clases y el entrenamiento… las nacionales están a la vuelta de la esquina, ya habrá tiempo para… — hizo gesto cansado —. No, no vengas, no te he dicho que… en serio, no. Ah, por Dios — se pasó la mano libre por la frente, luego pareció pensar en algo — ¿Puedes poner el teléfono en altavoz? ¿Sí? Muy bien… ¡alguien controle a este tipo, por favor! — exclamó para sorpresa de todos, y aunque el teléfono de Kei no estuviera en altavoz se pudo oír claramente el grito de Kuroo y las advertencias de Daichi al otro lado de la línea. Tsukishima sonrió satisfecho —. Hasta luego, Kuroo-san.

Colgó y miró el celular con una sonrisa burlona, pero al final rio alegremente con el celular sobre los labios.

Los demás lo miraron arqueando una ceja.

—Me siento un mal senpai — dijo Tanaka de modo decaído.

—Serias un mal senpai sino lo aceptaras — señaló Noya —, ¡así que acéptalo y se un buen senpai!

Tanaka lo miró un momento, antes de posar sus ojos sobre Tsukishima.

—¡Tsukishima! ¡Me alegro mucho por ti!

Kei ni parpadeó.

—Tus cambios de opinión son increíbles, Tanaka-san — dijo, hiriendo a Ryuu de alguna manera.

Ya que estaban todos, Ennoshita les indicó posicionarse. Vestían todos el uniforme del equipo. Kageyama estaba al frente, en donde le correspondía, y los demás se alistaron para correr. Noya estaba ahí porque solo quería ver, igual los líberos no remataban. Él solo iba a lanzarle el balón a Kageyama desde un lado para que el pelinegro lo colocara.

Yachi encendió la cámara, y se colocó cerca del escenario.

—Muy bien… — dijo mientras enfocaba la cámara —. ¿Listos? En tres… dos… uno…

Y Noya lanzó el balón, con el ángulo suficiente para que cayera sobre Kageyama, y ahí donde todos empezaron a correr. Mientras algunos se preparaban y otros ya saltaban, se escuchó y se notó un flash.

Al final, Yachi miró el resultado, y sonrió satisfecha de haber conseguido exactamente lo que quería al primer intento.

.

.

.

Hinata y los demás de segundo hubieran querido jugar un partido dos contra dos, sorpresivamente Tsukishima también estaba dispuesto a jugar, pero Ennoshita les recordó que el lunes iban a ir al campamento de entrenamiento, y que debían aprovechar cada momento para descansar hasta ese día. Entonces los mandaron a casa, y cada quien fue por su camino. Los de tercero se despidieron primero, luego Yacchan y Yamaguchi fueron hacia la estación, Tsukishima se perdió por ahí con los audífonos puestos, y solo quedaron Hinata y Kageyama, que no querían volver a casa todavía, así que caminaron sin rumbo especifico, lado a lado, rodeados por los árboles que perdían sus hojas poco a poco.

Los rodeaba un silencio tranquilo, eso hasta que Hinata habló.

—¿Parecemos pareja? — preguntó con voz inocente.

Eso tomó desprevenido a Tobio.

—¿Dónde has visto tu a tipos gritándose de esa manera que sean pareja? ¿O molestándose de esa manera?

A la cabeza de Hinata le llegó nuevamente, el recuerdo del gran rey e Iwaizumi, un recuerdo que posiblemente lo seguiría hasta el fin de sus días. Por eso no se lo comentó a Tobio, porque no quería matarlo de esa forma.

—Yo solo digo… — dijo al cabo, encogiéndose de hombros.

Kageyama lo miró de costado, y luego miró su mano libre. La tomó sin previo aviso, y entrelazó sus dedos con los de Hinata. Este lo miró sorprendido.

—Así— dijo agitando con suavidad sus manos entrelazadas —, así parecemos pareja.

Hinata quería sonreír tontamente, pero se contuvo, porque le vino a la cabeza un pensamiento extraño.

—No podemos serlo aun — declaró de repente.

—¿Ah? — Kageyama lo miró sorprendido.

Hinata se fijó que pasaban junto a un parque solitario, y pensó que era demasiado conveniente, pero tanto daba. Se soltó de Tobio y corrió hacia el parque, hacia la pirámide para escalar en específico, subiéndose sobre los barrotes de hierro. Cuando estuvo en la cima se giró con los brazos abiertos para ver a Kageyama, que ya estaba ahí abajo, mirándolo con confusión.

—¡Oye, idiota! — exclamó con alarma.

Hinata respiró hondo.

—¡Haré que Kageyama… diga con completa seguridad que está enamorado de mí!

Tobio se quedó helado, y su corazón dio un vuelco. Hinata volvió a gritar.

—¡Y también… podré decir que amo a Kageyama! ¡Con toda la seguridad que me alcance en el cuerpo!

El viento corría, y le alborotaba los cabellos naranjas. Hinata sonreía contra el viento, con determinación en los ojos. Kageyama solo lo veía.

Después de gritar todo eso, Hinata saltó, y fue sobre Kageyama. El más alto tuvo que atraparlo casi por instinto, y ambos cayeron al suelo. Tobio se quejó de dolor, mirando al renacuajo pelirrojo que tenía entre los brazos.

—¡¿Qué rayos haces?! ¡¿Y por qué gritas todo eso?!

Hinata escondió el rostro en su pecho.

—¡Porque no quiero olvidar lo que siento! — exclamó con voz amortiguada — ¡No quiero pensar que todo esto es una ilusión y nada más! ¡Quiero estar completamente seguro de que esto es real, porque me haces feliz!

Kageyama se quedó callado, mirando los cabellos naranjas frente a su cara. Estiró las manos, y sostuvo a Hinata por las mejillas, haciendo que lo mire. Hinata tenía la cara completamente roja, y los ojos vidriosos y brillantes. Kageyama lo miró con un cariño que nunca pensó que sería capaz de expresar. Le revolvió los cabellos naranjas mientras hablaba.

—Soy real idiota — le aseguró —. Lo que siento es real. Lo que sentimos es real. Me asegurare de que tu personalidad idiota nunca lo recuerde. Y de por sí me asegurare de que digas que me amas, idiota.

Kageyama también estaba rojo, pero sonreía, con esa extraña mueca que solo él sabía hacer. Hinata le sonrió de vuelta, apretándose más a él.

—Lo haremos… lo haremos juntos… No es difícil pues… los idiotas también pueden enamorarse ¿verdad?

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FIN

 

Notas finales:

Disculpenme por la ausensia enorme!!! pero mi wifi era estupido y no me servia la pagina :c pero ahora sirve a la maxima potencia y por eso todos los caps de corrido :3

espero les hayan gustado estos 12 capitulos llenos de amor y asdfghgfds xD el 20 traere unos pequeños extras adicionales a esto :3 Hasta entonces!

Gracias por leerme ;w;

Layla Redfox fuera!

:3


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