Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los idiotas se enamoran por LaylaRedfox

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

2. Los idiotas lo confirman

.

.

.

A Kageyama le hizo gracia el como Hinata y Yamaguchi no quitaban los ojos de Tsukishima, como si este fuera una noticia nueva y nunca antes mencionada. El más alto solo podía apartar la mirada mientras fruncía el ceño, chasqueando la lengua cada que pensaba algo para sus adentros. Tobio se sentía más calmado al saber la historia de Tsukishima, sin tener que estar creando teorías -todas las que había estado pensando hasta ese momento estaban mal- con respecto al asunto.

Tsukishima había comenzado a mandarse mensajes con Kuroo desde el año pasado, desde el campamento de concentración. Pero eran cortos y no eran muy constantes. Pero en el torneo de primavera pasó algo. Algo que Tsukishima, al momento de contar la historia, dejó como un espacio vacío que quedó flotando en el cuarto, pero nadie preguntó nada.

Después de ese algo, los mensajes se hicieron más constantes y cotidianos, y en las vacaciones de primavera, habían veces en que Kuroo llegaba a Miyagi a verse con Kei, o viceversa. Los ojos de Yamaguchi casi se salen de sus cuencas cuando supo eso, puesto que entendió donde rayos se metía Tsuki los días que no lo llegaba a ver.

Pasado ese punto, Tsukishima pareció reacio a seguir contando, pero Kageyama mencionó la última conversación que habían tenido, y Yamaguchi exijió saber más. Talvez Kei solo siguió hablando porque sentía que le debía contar a su mejor amigo esas cosas.

Kuroo había mencionado cosas sobre relaciones, claro que solo Kageyama sabía exactamente qué era lo que Kuroo había dicho, pero no lo mencionó. Entonces la conversación entre esos dos se volvió un poco incómoda, hasta el punto de no hablar por unas horas, justo después de que Tsukishima le dijera sin querer que las relaciones le parecían una carga, y por alguna razón dio de ejemplo las relaciones a distancia, muy inconvenientemente.

Yo pienso lo mismo, Tsuki.

Kageyama reproducía ese mensaje una y otra vez en su cabeza, y entendía que Kuroo dijo eso para que Tsukishima supiera que no le importaba, pero la forma en como su compañero/rival/casi amigo estaba contando la historia, le daba a entender que no era así. Al final pudieron concluir que Kuroo se le estaba insinuando, pero Kei, por una razón que no mencionó al momento de relatar todo eso, lo rechazó.

Y todo eso pasó el día anterior.

El combo raro y Yamaguchi concordaron que el día anterior Tsukishima se había puesto raro y más cortante que de costumbre en cierto punto. Cuando le mencionaron ese Tsukishima apartó la mirada, lo que nos lleva a este preciso instante.

—Bueno — dijo Yamaguchi al cabo de un rato —, siempre me ha constado que cuando quieres evadir un tema lo haces de esa forma. Pero a mí no me importa porque te conozco. Sin embargo Kuroo-san…

—Los dos son parecidos — dijo Hinata con las manos en la cintura —. Harán cualquier cosa para seguir viéndose cool. Por eso Kuroo-san dijo lo que dijo, ¿No, Kageyama?

El de ojos azules se encogió de hombros.

—No he tratado mucho con él, pero sí parece ser alguien que haría eso — aceptó Tobio —, porque sí, de cierta forma se parecen.

Tsukishima volvió a chasquear la lengua, al parecer, queriendo retractarse de todo lo que dijo. Kageyama no sabía decir si era sobre contarle todo eso a ellos, o si era sobre lo que le dijo a Kuroo. Aunque se tratara de cualquiera de las dos, ya era muy tarde.

—Pero entonces ¿Planeas dejar las cosas así y ya? — se cuestionó Hinata mirando a Tsukishima, muy serio.

Parecía que Kei estaba por decirle que se metiera en sus propios asuntos, pero justo cuando abrió la boca, su celular soltó un pitido.

La batería de su teléfono parecía ser infinita, pues no lo había cargado desde la noche anterior y seguía encendido.

Al parecer Tsukishima olvidó que estaba rodeado de un montón de chismosos, porque nada más sacar el teléfono del bolsillo, los tres raros que tenía como amigos se le acercaron a ver también, aunque no tengan ni idea de que se tratara, y al más alto no pareció importarle. Pero nada más prender la pantalla, Tsukishima se arrepintió de haber sacado el celular.

Le acababa de llegar un mensaje de Kuroo, en ese preciso instante.

—¡¿Qué dice?! ¡¿Qué dice?! — exclamó Hinata con genuino interés.

Tsukishima apartó el aparato.

—Piérdete, Hinata — le dijo con el ceño fruncido —. No necesito que tú, ni ninguno de ustedes — miró a Kageyama y a Tadashi —, se metan en mis asuntos.

—Hey, yo puedo meterme en tus asuntos tanto como quiera — dijo Yamaguchi cruzándose de brazos.

—No es cierto — dijo Tsukishima.

—¡Claro que lo es!

—Yo ya estoy bien metido, de hecho — dijo Kageyama —. Digo, ahora sé lo que hablaron los últimos días, se podría decir que me sé casi toda tu vida amorosa.

Tsukishima parecía querer golpear su demacrada cara.

—Eres del que menos quiero escuchar eso. De ninguno, dije — declaró el más alto nuevamente —. Todos aquí tienen problemas amorosos, así que no pueden recriminarme nada.

Kageyama parpadeó, Tadashi dio un respingo y Hinata abrió la boca formando una perfecta 'o' de indignación.

—¡El único con problemas amorosos aquí es Yamaguchi! — exclamó el enano —. Yo no estoy en una situación de esas.

Habían establecido la palabra situación como palabra clave.

—¿A qué te refieres? — le preguntó Tadashi.

Hinata resopló. Le dio una mirada a Kageyama.

—De esto quería hablarte — luego miró a Yamaguchi —. Tú, no le quitas los ojos a Yacchan de encima, nunca ¿Cuándo piensas decirle lo que piensas?

Tadashi enrojeció. Hinata sonrió para sus adentros, pues consiguió la expresión que quería, ignorando el hecho de que había exagerado en lo que dijo, ya que no sabía si Yamaguchi siempre miraba a Hitoka -se había enterado en la mañana, cielos- pero se podía deducir fácilmente.

Tsukishima rio con sorna.

—Gracias. En serio, gracias por comentárselo — dijo con la mayor sinceridad que podía salir de su ser —. Al fin alguien más que se lo dice.

—¡Tsuki, por favor!

Kageyama parpadeó.

—¿Qué a Yamaguchi le gusta Yacchan? — dijo ladeando la cabeza, mirando a Shouyo — ¿Qué no lo sabías?

Los ojos de Hinata se abrieron como platos.

—¡¿LO SABIAS?! ¿Y por qué no me dijiste nada?

Kageyama lo miró como si estuviera tratando con un tonto, lo cual era en parte cierto. Y Tsukishima hizo lo mismo, pero mirándolo como si hubiera dicho algo que merecía pena de muerte.

—Eres idiota — dijo el rubio con mirada grave.

—Hasta los kouhai lo saben, boke — dijo Kageyama, de la misma forma —. Por eso te tratan como te tratan.

Hinata se encogió ante su mirada. A su lado, Yamaguchi, se cubría la cara de la vergüenza. Luego encaró a sus amigos.

—¡P-pero lo mío no es tan importante como lo de…!

Antes de que pudiera decir algo más, los otros tres lo observaron cómo dementes.

—No tiene importancia ¿dices? — dijo Kageyama, con gravedad en su voz.

—Eres idiota — no hace falta decir quien dijo eso.

—Te creía mejor persona, Yamaguchi — declaró Hinta entrecerrando los ojos.

Yamaguchi se puso nervioso.

—¡E-Es que-!

—¡¿QUÉ RAYOS SIGUEN HACIENDO AQUÍ?!

La puerta se abrió repentinamente, y a la habitación entró el intento de estrella de Karasuno, queriendo parecer importante y alguien que impone temor por donde va.

—¡¿Por qué ninguno de los chicos de segundo está entrenando, ah?! ¡Dejan mal a los de segundo año! ¡Yo era más responsable que ustedes a su edad!

—No es cierto, lo sabes — cortó el capitán Ennoshita a Tanaka —. Y deja de hablar como un viejo, se oye mal.

—¡Chikara, eres cruel!

El aludido suspiró con cansancio. Luego miró a los de segundo año.

—¿Pasa algo muchachos? Los estamos esperando desde hace rato — les avisó.

Los de segundo sabían que esas palabras amables eran una forma de ocultar palabras más fuertes de parte del capitán, así que no perdieron el tiempo. O más bien, Tsukishima, como buen representante de su grado, los salvó de otra advertencia de Ennoshita y la mirada grave de Tanaka.

—Lo sentimos, capitán — dijo rápidamente —. No pasa nada, ya estábamos por salir.

Y antes de que alguien pudiera decir algo más, Tsukishima salió de ahí, pasando a los de tercero.

Llevándose el maldito celular y dejando a Hinata con la duda. Sin embargo, no se iba a quedar así el asunto. Si no podía conseguir nada de uno, lo haría del otro.

—¡Si estábamos hablando de algo! — exclamó antes de que alguien se moviera, para sorpresa de sus compañeros —. La cosa es que… ehh, Tanaka-san — logró captar su atención, luego señaló a Yamaguchi —. ¿En qué cree que está pensando ahora?

Tanaka primero lo miró sin comprender, pero al cabo de nada, sonrió con picardía, haciendo que Tadashi se pusiera más nervioso de lo que ya estaba.

—Pues en Yacchan, seguramente — dijo con brazos cruzados.

—Cierto, debe ser Yacchan — respondió Ennoshita también.

Hinata rio victorioso mientras Yamaguchi volvía a cubrirse el rostro por la vergüenza. Kageyama le dio unas palmaditas en la espalda.

—¡Ja! ¿Estaban hablando de sus problemas amorosos? — dijo Tanaka en tono de burla —. Si quieren consejos, aquí está su senpai estrella para brindarles apoyo.

Los de segundo lo miraron un momento, analizándolo. La habitación quedó en silencio.

—No tienen que mirarme así — pidió Tanaka con tono de voz herido.

Todos en esa habitación, sabían que Tanaka ya no podía engañar a nadie. Incluso el mismo Tanaka lo sabía.

—No creo que quieran tus consejos, estrella — dijo Ennoshita con ojos cansados, después se dispuso a salir de la habitación —. Bueno, un tema para después, vamos ahora que el entrenador esta echando humo, apúrense.

Todos lo siguieron después de eso. Yamaguchi se quedó atrás conforme llegaban al gimnasio, tenía que tomarse un momento. Su cara todavía estaba roja por la vergüenza. Kageyama lo vio, y luego miró al orgulloso Hinata. Pensó por un momento que era un genio malvado. Un genio malvado al que nada más entrar al gimnasio recibió un balón asesino con la cara.

—¡Discúlpeme, Hinata-senpai!

—¡Esas son las disculpas más falsas que he escuchado en mi vida! — exclamó Hinata con la mano en la nariz — ¡Y eso que he escuchado muchas disculpas falsas! — sintió que alguien en particular dentro del gimnasio lo miraba — ¡Sí, habló de ti Tsuki!

El aludido, que estaba al lado de los bloqueadores nuevos de primer año, resopló.

—No me llames así…

—¡Hinata, Hamasaki! ¡Dejen de jugar! — sonó la voz de Ukai por todo el gimnasio — ¡Y los de segundo, tardones, cielos, empiecen a calentar! ¡Espera, Hinata, tú no! ¡Yacchan haz algo con su nariz!

La nariz de Hinata había comenzado a sangrar un poco, y Yachi llegó rápidamente con un pañuelo húmedo, y sin previo aviso ya se lo estaba plantando en la cara.

—¡Ah, Yacchan! ¡Aprietas mucho!

—No entiendo cómo pueden demorarse en su situación, cielos — le dijo Yachi, aparentemente molesta por el retraso de los de segundo.

—Que poco confías en nosotros, Yacchan — se quejó Hinata.

Kageyama los observó un momento mientras hacia los estiramientos de brazos. Luego miró a Yamaguchi. Tadashi no lo parecía, pero estaba echando humo. Tobio tomó esa actitud como ejemplo de celos, para saber diferenciarlo después. Aunque si lo pensaba bien, Yamaguchi siempre ponía esa cara de medio desagrado cuando Hinata y Yachi tenían un acercamiento de esos.

—Sabes que él está siendo regañado ahora ¿no? — le avisó Kageyama en voz baja, desactivando el modo furioso de Yamaguchi.

—Lo siento — se disculpó Yamaguchi, verdaderamente avergonzado —. No lo hago con mala intención, de verdad.

—Yo sé eso — dijo Kageyama, entendiendo.

Yamaguchi asintió. Se sentó en el suelo para estirarse.

—Creo que es algo… no sé.

—Dejémoslo como un instinto — declaró Kageyama —. Tienes que poner esa cara cada vez que sientes la necesidad. Pero eso demuestra que vas en serio.

—¿Tú lo crees? — preguntó Yamaguchi, con una sonrisa nerviosa.

—Claro — dijo Kageyama encogiéndose de hombros —. Y oye, Tsukishima ya nos contó su historia, tú podrías hacer lo mismo.

Tadashi lo miró sorprendido desde el piso, y se puso nervioso nuevamente.

—B-Bueno, no te puedo garantizar que será una interesante historia como la de Tsuki pero…

—Yamaguchi-senpai.

Ambos chicos de segundo se giraron a ver al chico de primero de cabellos azules rizados y despeinados que se acercó de repente.

—Si no le molesta, ¿cree que podría…? — tenía un balón en manos, y parecía algo impaciente. Yamaguchi sabia de que se trataba.

—Claro, ahora voy, Himura — accedió el mayor.

Se levantó del suelo y dejó que el chico de primero se adelantara y se ubicara en cierto lugar del gimnasio donde esperaba Kinoshita también, para poder terminar su conversación con Kageyama.

—Creo que lo dejaremos para después — se excusó.

—Está bien, igual ese tipo parece querer saber también — dijo Tobio, señalando a Hinata, quien ese momento estaba siendo retenido por Narita y Noya para que no se lanzara sobre su kouhai Hamasaki.

Yamaguchi rio.

—Está bien — dijo antes de retirarse a donde estaba Himura.

Kageyama lo vio marchar, y le dio una mirada general al lugar.

Tsukishima se había ido a un lado del gimnasio a explicarles a los dos bloqueadores de primero, Toyogawa y Mizushima, como iba cierto bloqueo. Si bien los de primer año no habían jugado tanto en el intercolegial, había cosas que querían saber

Por eso, Yamaguchi y Kinoshita decidieron ayudar al armador nuevo de primer año, Himura, con los saques flotantes. Y Noya y el capitán también estaban ayudando al nuevo libero de primer año, Shiraiwa. Por otro lado del gimnasio estaba Yachi anotando cada saque y recepción, al lado de la nueva manager Shitasawa.

Y luego estaban Tanaka y Hinata, que no hacían nada para ayudar al único receptor de primer año, Hamasaki. Solo estaban allí, queriendo matarlo por alguna razón, y lo único que se los impedía era el cuerpo de Narita.

—¡Kageyama, necesito ayuda por aquí! — pidió el chico de tercero que intentaba controlar a la estrella y a su sucesor para que no mataran a la futura estrella de primer año.

—¡Sí! — y Kageyama fue corriendo.

En algún momento a Kageyama también le tocó ayudar a Himura con las colocaciones, y Tanaka y Hinata también tenían que practicar los saques, ya que no querían quedarse atrás de Kageyama, y dos de los chicos de primero que también tenían un saque poderoso, pero no tan preciso como el de Tobio. Los de segundo tenían que apurarse si no querían que los de primero los alcancen, y los de tercero tenían que estar más alto de lo que los de segundo ya estaban. Era una carrera contra el tiempo que siempre continuaba, y siempre estaba presente, pero nadie se quedaba atrás y todos avanzaban juntos. Los senpai de tercero que se graduaron les dejaron eso.

Y así la práctica siguió hasta caer la noche.


.

.

.

CONTINUARÁ

Notas finales:

Pos, no quedó tan largo como esperaba, pero para hacerlo todo de corrido quedó bien xD espero les haya gustado :3 No sabía como terminarlo, o si seguirlo, pero pensé que después para la siguiente parte ya no iba a haber que contar y quedaría corto así que… tendré que ver que hago :'v

Nos leemos en la siguiente actu!

Layla Redfox fuera!

:3

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).