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Los idiotas se enamoran por LaylaRedfox

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Sintió la impaciencia que sentía al ver a la maestra corrigiendo los exámenes. La adrenalina de correr por el pasillo al saber que habían aprobado. El terror al subirse a la camioneta de Saeko-nee-san y dar vuelta a la esquina a una velocidad catastrófica. Y la emoción de estar a nada de llegar a la escuela Fukurodani.

Sin embargo, todas esas emociones entremezcladas unas con otras se revolvieron en su estómago. Se mareó, tambaleó, y no supo si fue porque era torpe o solo fue mala suerte, pero tropezó con sus propios pies y cayó al suelo y se golpeó la cabeza.

Al final, Hinata solo vio negro.

Hasta que después abrió los ojos, y estaba en un cuarto blanco con cortinas, recostado en una cama, y la única que persona que vio después de despertar fue Kageyama, quien lo veía a él también.

—Hasta que al fin despiertas, idiota — le dijo Kageyama con mirada cansada.

Lo primero que pensó Hinata fue desde que hora habrá estado ahí con él. Pero lo fue lo primero que dijo después de despertar.

—¿Qué me pasó? — preguntó sentándose y sobándose la cabeza.

—Bueno, te caíste y te golpeaste la cabeza e inmediatamente quedaste inconsciente y todo el maldito mundo enloqueció — explicó Kageyama —. Buen trabajo, el entrenador y Take-sensei están histéricos y a Yacchan le dio un ataque de nervios. Yamaguchi tuvo que tranquilizarla después de eso, así que no fue todo un desastre.

—Se supone que eso me haga sentir mejor ¿no? — dijo Hinata con mirada cansina.

Kageyama asintió, haciendo a Shouyo resoplar.

—¡Como sea! ¿Cuánto tiempo estuve dormido?

—Casi una hora, y para este momento ya todos estarán yendo a cenar, así que no te apresures y descansa — dijo Tobio al ver que Hinata ya se quería levantar de la cama y salir corriendo al entrenamiento —. Eso dijeron los profesores. Ya mañana tendrás todo el día para revolotear y exhibirte a tu gusto.

Hinata lo miró resignado, pero no se quejó. Más bien decidió preguntarle lo que había pensado hace rato.

—¿Y tú por qué has estado aquí todo el rato?

Kageyama dio un respingo.

—Eso es…

—¿Kageyama? — llamó alguien al otro lado de la puerta.

Esta se abrió y dejó ver a Ennoshita al lado de Kenma. Ambos capitanes parecieron aliviarse al ver a Hinata en buen estado.

—¡Ah, Kenma! ¡Ennoshita-san!

—Hola Shouyo — dijo el capitán de Nekoma adentrándose en la enfermería.

—¿Cómo te sientes, Hinata? ¿Estás bien? — preguntó Chikara acercándose también.

—Estoy bien, capitán — respondió Hinata —. Más bien, disculpen por preocuparlos así.

—No te tienes que disculpar por nada, Hinata. Más bien, Tanaka te envía disculpas por el mal viaje en la camioneta de Saeko-san.

—Al menos no vomitaste esta vez — comentó Kageyama.

—¡Desmayarse y golpearse la cabeza es mucho peor que solo vomitar, Bakageyama!

Lo bueno era que la energía de Hinata seguía allí, lo cual era buena señal. Seguido de eso, si Hinata de verdad se encontraba bien, decidieron dejar la enfermería para ir a cenar junto a los demás.

Antes de llegar al comedor, ya los estaba esperando Ukai y Takeda en la puerta para ver cómo estaba Hinata, y al ver como este se disculpó tan efusivamente le dijeron que se tomaran las cosas con calma, y que comiera lo necesario ahora ya que al día siguiente gastaría todas esas energías en el entrenamiento.’

—¡Hinata! — exclamó el poste de luz de Nekoma conocido como Lev — ¡Estas vivo!

—¡Claro que lo estoy! ¡Un golpe en la cabeza no va a matarme!

—Eso sería demasiada buena suerte — dijo Tsukishima sentado frente a su comida mirando su celular.

—¡Eso ya es cruel, Tsuki! — le recriminó Hinata.

Yachi se acercó corriendo con un plato de comida.

—¡Hinata! ¿Ya estás bien? ¿Tienes hambre? A no ser que ¡¿Está bien que comas?! ¡¿Está bien tu cabeza?! — decía la pequeña rubia hecha un completo manojo de nervios.

—Y-Yacchan estoy bien — intentó tranquilizarla Shouyo, disponiéndose a tomar el plato de comida —. Y ahora que lo dices, me muero de hambre.

Tomó el plato de comida, rozando sus dedos con los de Yachi, y bastó ese pequeño contacto para sentir una mirada letal encima de él.

Kageyama notó como Yamaguchi, quien hace nada había estado preocupado por Hinata también, ahora lo miraba como si quisiera que se atragantara con el plato de comida. Claro, nadie notó eso. Solo el combo raro, uno no sabiendo que hacer y el otro temiendo por su vida. Hamasaki también lo notó, y aprovechó el momento para molestar y ya.

—Ah, Yachi-senpai y Hinata-senpai se llevan tan bien — comentó con un gesto inocente, apoyando la barbilla sobre las manos entrelazadas — ¿Por qué no me tratas así también, Satomi-san?

La segunda manager de Karasuno le mostró la lengua desde la mesa donde estaba. Haruto recibió un codazo nada disimulado departe de Himura, pero Hamasaki ya había causado el efecto que quería.

Hinata y Yachi se exaltaron y Hinata retiró las manos tan rápidamente que casi lanza la comida por todos lados. Y sí, la mirada letal casi bien disimulada de Yamaguchi seguía posada sobre él. Hinata se sentó a comer junto a Lev y Kageyama después de eso, y Tobio miraba a Tsukishima como diciéndole con la mirada que intentara calmar a Yamaguchi, pero el más alto estaba muy pendiente de su teléfono, casi ni tocando su comida.

Los de tercero de cada escuela estaban muy animados en un costado del comedor hablando de sus experiencias a lo largo del año. Los de segundo estaban prácticamente igual. Talvez era porque desde el año pasado todos se conocían, y no fue mala idea que la tradición del campamento entre las escuelas siguiera vigente, al parecer. Sin embargo, los chicos de primero de cada escuela todavía parecían un poco tímidos a querer hablar, pero en una semana ya estarían todos conviviendo durante 7 días jugando volley y entrenando sin parar.

Kageyama se fijó más que nada en los nuevos miembros de Nekoma y Fukurodani. Nekoma, según le habían contado, tenía 5 miembros nuevos, lo cual era bueno ya que ese año se fueron los 3 de tercer año, así que tenían más gente. En una mesa estaban sentados justamente los 5, y al verlos, Kageyama primero pensó que estaba viendo doble, pero solo resultaba que Nekoma ahora tenía gemelos en su equipo.

—Nuestros nuevos son peculiares ¿no? — comentó Lev con orgullo al notar como Kageyama los observaba.

—En especial ese que te quiere quitar el puesto de estrella — dijo Eikichi de Shinzen.

Lev se tensó, haciendo que Inuoka y Chibayama rieran.

—¿Uno de los gemelos? — peguntó Kageyama.

Tsukishima había dejado el celular a un lado y también como que se integró a la conversación. Yamaguchi también escuchaba, pero tenía la mirada fija sobre Hinata aun, y el pobre solo intentaba comer en paz.

—Uno es bloqueador y el otro es punta receptor — explicó Chibayama.

—Y ese es el más molesto de todos los de primero — se quejó Lev apretando los dientes.

—Es curioso, tú eras el más molesto de primer año el año pasado, Lev — comentó Inuoka sin malicia en su voz, pero igual se notaba que quería burlarse de él.

Ese comentario hizo a casi todos en la mesa de segundo reír, y Lev tuvo que hacerlo también, a regañadientes, porque en el fondo sabía que era cierto.

—Hablando de estrellas… — dijo Tsukishima de repente —… ¿en Fukurodani ya...?

Casi todas las miradas se posaron en Onaga, quien miró a sus demás compañeros de segundo. Todos se encogieron de hombros y asintieron a la vez, como si hubieran concordado en la misma cosa telepáticamente. Onaga señaló la mesa de primero de Fukurodani, donde había 6 chicos sentados. Señaló a un muchacho en específico, con el pelo rojizo despeinado explosivamente, con mechones oscuros en la frente y por los costados de la cabeza. El muchacho comía y comía sin parar haciendo reír a sus demás compañeros. Lo que más llamaba la atención era su sonrisa radiante y sincera.

—No es como Bokuto-san — dijo Onaga —, pero se le acerca.

—Para cuando esté en tercero será una maquina letal — comentó uno de sus amigos.

Todos empezaron a analizar a ese chico de primero disimuladamente. O no tanto, ya que el chico los miró con sus grandes ojos celestes, y los saludó. Los de segundo intentaron volver a lo suyo.

Tsukishima, ya cansado de la situación, le dio un codazo disimulado a Yamaguchi para que dejara de una vez al desgraciado de Hinata.

Lo que quedó de la cena fue regular, hablando de la intercolegial y demás. Demasiados tenían muchas expectativas para los siguientes 6 meses, y aunque sabían que en más o menos la mitad de eso se estarían enfrentando casi todos ellos, para lo que quedaba de ese mes solo querían pasársela bien, y jugar como si no hubiera un mañana.

Claro, que no dejaron de tomarse la cosa con seriedad, sobre todo al día siguiente, cuando Hinata despertó 100% emocionado, y junto con Kageyama se habían vuelto, como de costumbre, los que más destacaban en la cancha a la hora de jugar. Claro que ninguno de sus compañeros se quedaba atrás. Tanaka se portaba como la estrella que era, haciendo relucir su lado más maduro que nunca. Ennoshita se sentía motivado, por lo que estaba casi a la par en recepciones que Noya, quien hacía notar su título de deidad guardiana. Tsukishima había madurado bastante en el último año, y a Narita, a quien le tocaba acompañarlos durante los bloqueos, le constaba. Luego estaban Yamaguchi y Kinoshita quienes prácticamente se estaban peleando por la titularidad, más o menos, solo era el puesto de sacador de aprietos. Y los de primero pues, se las arreglaban.

De las 5 escuelas, Nekoma fue la que tuvo más victorias ese día, y le siguió Karasuno y de ahí Fukurodani, empatada sorprendentemente con Ubugawa y Shinzen. La desventaja de no contar con una estrella entrenada se estaba notando, y los de Tokyo tendrían que ponerse serios si no querían perder ante Nekoma.

—Ah, ¡Perdón! — se disculpó Mizushima al dejar pasar un balón que paso entre sus brazos cuando estaba bloqueando al lado de Tsukishima.

Los de tercero y segundo cambiaban lugares de cuando en cuando con los de primero, para que se adapten y entiendan contra que se estaban enfrentando.

—No abras los brazos al bloquear — le dijo Tsukishima limpiándose el sudor del mentón con la camisa, luego levantó los brazos —. Júntalos así, o seguirán pasando tu bloqueo.

—Ossu — asintió Mizushima comprendiendo.

Toyogawa, a un lado, esperó a que el partido terminara para acercarse a Tsukishima.

—Ah, Tsukishima-san — le llamó —. Disculpa, pero me da curiosidad. Sabes mucho de bloqueos pero el año pasado todos los bloqueadores titulares eran de primero ¿no? ¿Cómo aprendiste tanto?

La pregunta tomó a Tsukishima por sorpresa. Luego la sorpresa se combinó con desagrado al sentir la mirada de Hinata sobre él, puesto que Hinata sabía la respuesta. Sin embargo, antes de que Kei pudiera decir algo, alguien más respondió por él.

—Fue un tipo molesto pero ingenioso — dijo el capitán de Fukurodani acercándose —. Ya se graduó, pero a todos en su equipo les dejó varias cosas en mente. A mí y a Tsukishima también.

Tsukishima apartó la mirada, obviamente reconociendo las acciones de Akaashi. Hinata miró al capitán de los búhos con admiración.

—¿Oh? ¿Era de otra escuela entonces? — preguntó Hamasaki, quien estaba escuchando.

—Era un tipo tenebroso — dijo Hinata uniéndose a la conversación —. Pero era genial después de todo.

A Tsukishima no le quedó otra más que asentir.

—Whoa… — dijo Toyogawa con brillos en los ojos.

—Que genial… — comentó Mizushima apretando el balón entre las manos.

—Para eso sirven las concentración de entrenamiento — dijo Akaashi mirando a los de primero —. No solo para estudiar a tu posible futuro contrincante, sino para aprender cosas nuevas de gente nueva. Espero que la próxima semana les esté yendo bien con eso.

—¡S-Sí! — exclamaron los dos de primer año, enderezándose ante la emoción de recibir consejos de un capitán de una escuela reconocida y fuerte.

—Ah, por cierto Akaashi-san — dijo Hinata de repente, mientras los de primero se disponían a reagruparse con los demás —. Kenma me dijo que…

—Oh, eso — dijo Keiji cortándolo, luego miró al grupo de Nekoma con disgusto, al capitán en específico —. Le dije que no te avisara todavía. La cosa es que, todavía tengo que hablarlo con su entrenador y maestro encargado.

—¿De qué se trata? — preguntó Tsukishima.

Akaashi esbozó una pequeña sonrisa, cosa que hizo que Kei diera un respingo.

Algo en la mirada de Akaashi inquietó a Hinata. Porque era la misma mirada con la que él veía a Tsukishima para hablar sobre su situación. Entonces lo supo. Akaashi, para desgracia de Tsukishima, también lo sabía.

—Es sorpresa — dijo Akaashi al cabo —. Hablaremos de eso la próxima semana. Ahora, si me disculpan, debo cumplir el castigo de perdedores.

Señaló a su equipo que esperaba a pocos metros detrás, y luego empezaron a hacer las vueltas de lanzamientos a un lado de la cancha.

Tsukishima y Hinata lo vieron irse, y el primero no pudo evitar suspirar con cansancio.

—Lo sabe, estoy perdido — dijo casi para sí mismo.

Casi claro porque al lado estaba Hinata.

—Es posible… — dijo Shouyo — ¿pero estás seguro?

Kei apartó levemente la mirada.

—Talvez sea porque… él estuvo cuando pasó ese algo, el año pasado — dijo al cabo, bajito solo para que Hinata lo escuchara.

Hinata lo miró con los ojos como platos, sorprendido por dos cosas. Por lo que le acababa de decir y también porque se lo dijo muy fácilmente.

—Espera, espera — dijo Hinata moviendo las manos como si quisiera detener sus palabras con estas —. ¿Lo sabe? ¿Y cómo es que me lo estás diciendo tan abiertamente?

Tsukishima volvió a suspirar.

—Si no te digo, te enojas. Si te digo, igual te enojas — dijo molesto —. Nunca estas conforme ¿eh?

La boca de Hinata cayó hasta el suelo.

—¡Es que, agh, solo me sorprende maldita sea! — le recriminó.

Tsukishima chasqueó la lengua.

—Pasa que me estoy resignando — admitió el más alto —. Que tú y Kageyama lo sepan ya da igual — se encogió de hombros —. Igual, talvez ni pase nada.

Hinata se le quedó viendo. Kei rio con sorna.

—Talvez solo es un capricho y ya — dijo negando con la cabeza —. Puede dejar de pasar, en cualquier momento.

—Tus acciones me demuestran lo contrario — dijo Hinata, muy serio.

Tsukishima lo miró sorprendido.

En eso sonó el silbato, indicando que el próximo partido iba a comenzar. El equipo de Karasuno se apresuró a avanzar hacia otra cancha para jugar contra el equipo de Shinzen. Hinata en ningún momento dejó la mirada seria mientras avanzaban, y Tsukishima lo seguía de cerca.

—La manera en cómo te comportas no puede ser indicios de un simple capricho — siguió diciendo Hinata —. Hay emoción, hay ansiedad, hay temor. No digas que solo es un capricho. Eso sería insultar tus propios sentimientos hacia Kuroo-san.

En ningún momento tampoco Tsukishima dejó de ver a Hinata, sobre todo cuando se pusieron en posición. Le sorprendía más que nada, ya había visto el lado serio de Hinata repetidas veces, pero cuando ese lado se dirigía hacia él, Tsukishima no podía evitar sentirse cohibido, y un poco, solo un poco, motivado.

Desde un costado, Kageyama también los observaba. Y por una razón que muchos sabían y él no, se sentía levemente inspirado por la actitud de Hinata. Solo por el simple hecho de verlo actuar y hablar de ese modo, encendía algo dentro de él que no comprendía. Y le impacientaba no saberlo.

.

.

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—¡Directo a sus casas, muchachos! ¡Los quiero ver mañana con la misma energía que hoy! — exclamó Ukai despidiendo a todos.

—¡Ossu!

Los de segundo terminaron yendo todos juntos por el camino que tomaban para regresar, con Yachi incluida pues los chicos de primero secuestraron a Satomi, pero se fueron todos juntos así que estaba bien para Yacchan dejarla así. Al menos en ese momento estaba bien, luego se pasó todo el tramo del camino rebuscando en su bolso algo que no encontraba.

—Oh no… — dijo en voz baja, y cuando supo que fue inevitable su frente se puso azul —. Oh nonononono…

—¿Qué pasó? — preguntó Yamaguchi preocupado.

—Mi libreta de apuntes — dijo Yachi rápidamente —. Creo que se quedó. La olvide. Estaba revisando cosas con Shitasawa en el bus. Debió quedarse ahí ¿y si ya se fueron? Ay no, esa libreta no. todo el fin de semana estuve…

—Yachi — llamó Tsukishima.

—Yacchan, tranquila — dijo Yamaguchi poniendo una mano en el hombro de la chica —. Si vamos ahora, seguro que siguen ahí.

—¿Tú crees? ¿Debería volver? — cuestionó Yacchan con preocupación palpable en su voz.

En ese momento, el mismo pensamiento surcó por la mente de los otros tres.

—Yamaguchi, acompáñala — indicó Hinata.

Tadashi se puso nervioso.

—P-podemos ir todos juntos, oigan…

Kageyama y Tsukishima lo miraron con ojos cansados. Ahí estaba la oportunidad perfecta para dejarlos a solas, pero los nervios de punta de Yamaguchi no ayudaban.

—Tsukishima y yo estamos cansados, en serio — dijo Kageyama intentando parecer neutral, como siempre —. Y este idiota tiene que ir hasta la montaña. Si se apuran seguro llegan. Solo vayan, ya.

Yamaguchi se les quedó viendo implorante, pero Yachi estaba temblando como gelatina, y mientras le jalaba del brazo parecía demasiado indefensa, y eso pareció romper por completo los nervios de Tadashi. Olvidándose de los otros tres miserables que tenía por amigos, Yamaguchi salió corriendo tomando a Yacchan del brazo.

—Salió decente — dijo Kageyama encogiéndose de hombros una vez se habían perdido de vista, refiriéndose a lo que acababa de ocurrir.

—Y luego el ingrato soy yo — dijo Tsukishima —, aunque fue buen momento.

—Bueno, esa libreta es importante para Yacchan, la veo anotar cada cosa de los entrenamientos en ella — comentó Hinata —. No quiero imaginarme como seria si la perdiera. Quedaría destrozada.

Tsukishima suspiró.

—Como se podría esperar de nuestra Manager… bueno, yo me voy por aquí — dijo Tsukishima señalando una intersección —. Nos vemos.

—Hasta luego — se despidió Hinata mientras Kageyama hacia una seña con la mano en señal de despedida también.

Tsukishima ya no los miraba, pero hacia un gesto con la mano, así que algo era algo.

—Está cambiado — comentó Kageyama —. Está un poco, como decirlo, tolerante.

—Creo que es bueno en parte, espero que siga así — dijo Hinata con una sonrisa sincera.

Kageyama se le quedó viendo.

—Creo que puede ser en parte por tus palabras de esta tarde — dijo Kageyama —. Lo sorprendieron, y a mi también.

—¿Estabas escuchando? En serio, que chismoso eres Kageyama… — le recriminó Hinata mirándolo de reojo. Luego miró al frente —… pero sí, me parece que tener la idea de que esa situación es solo un capricho, es un insulto a la persona misma y también a la persona por quien sientes aquello.

—¿Cómo puedes saberlo? — preguntó Kageyama.

—No es que lo sepa, solo me parece eso… — dijo Hinata encogiéndose de hombros —… supongo que es cosa mía y ya.

Kageyama asintió, mirando el camino también.

—Qué extraño… — murmuró Kageyama, pero fue lo suficientemente alto para que Hinata lo escuchara.

—¿Qué cosa?

Kageyama ladeó la cabeza a un costado.

—Hace un año exactamente tú y yo nos estábamos peleando porque no sabía cómo cumplir tus expectativas — dijo sin mirarlo —. Y ahora estamos aquí, y ese tema me parece ya tan lejano.

Hinata se quedó plantado donde estaba, y Kageyama se adelantó un poco, para quedarse parado unos metros más adelante.

—Me alegra haber logrado un paso que cumpla lo que querías. Siento que ese pase me abrió muchas puertas hasta el momento — se giró a ver a Shouyo —. Me alegra haber avanzado con todos ustedes hasta aquí.

El viento corrió a través de ellos bajo la luz de las estrellas. Hinata solo podía mirar a Kageyama, preguntándose por qué tan de repente, Tobio se había abierto hacia él de esa manera. Primero Tsukishima y ahora Kageyama, su compañero más preciado. No quería admitirlo, pero así era. Su compañero que, por una razón que no entendía, hacía que algo dentro de él se encendiera hasta quemarle el pecho. Solo podía preguntarse cuál era aquel sentimiento.

Sin nada más que decir, solo pudo reír.

—Tus palabras nunca van acorde a la situación ¿sabes? — dijo Hinata al cabo —. Pero eso no es malo. Yo también me alegro de haber avanzado hasta aquí con todos.

Kageyama asintió, esbozando una sonrisa diminuta, que Hinata, por la falta de luz no pudo percibir bien.

—También está el hecho de que hace un año no toleraba a ninguno de ustedes — agregó Kageyama comenzando a caminar, Shouyo lo alcanzó rápidamente —. Supongo que ahora los tolero, también.

—Tsukishima y tú son crueles — dijo Hinata riendo —. Pero sí.

Llegaron hasta el punto del camino en donde debían tomar caminos separados.

—Espero que en un año puedas decir algo más que “nos toleras” y ya — dijo Hinata con las manos en los bolsillos.

—Veremos — Kageyama se encogió de hombros —. Si de verdad vamos a ayudar en la situación de esos dos, creo que las cosas cambiaran radicalmente.

Hinata sonrió.

—Hagamos eso — dijo —, y mucho más. Debemos seguir avanzando.

Kageyama asintió.

Esta vez fue Hinata quien levantó el puño hacia Kageyama, y él lo recibió sin dudar. Chocaron los puños, se despidieron y se alejaron uno del otro, quedándose con un sentimiento cálido en el pecho, que no llegaron a percibir bien. Porque ese sentimiento ya estaba ahí buen tiempo, pero ninguno de los dos lo notaba, o no sabían que era. Por las circunstancias, deberían esperar a que alguien les dijera de qué se trataba. Y ese momento no estaba muy lejos.

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La semana siguiente transcurrió tranquilamente. Los de primero también se habían puesto ansiosos por la idea de regresar. Todo el equipo se las arregló, y pudieron combinar todas sus actividades en el mismo horario y lugar sin tener que pedir prestado el espacio del club de volley femenino.

Y varios notaron otra cosa. Kageyama y Hinata estaban más coordinados que nunca al momento de jugar. No habían discusiones tan grandes, solo pequeñas e insignificantes y eran por cuestión de broma, pero luego, al momento de jugar parecía que pensaran lo mismo en cada momento. Y parecía que ni ellos mismos se daban cuenta, pues era algo así como un acto inconsciente, pero nadie comentó nada, solo esperaban que siguieran así hasta que comenzara el campeonato. Ver a esos dos así motivaba a todo el mundo.

Juntos se sentían invencibles.

Sin embargo, al llegar a Tokyo pasó algo que nadie esperaba.

—Hinata-kun, Tsukishima-kun, por aquí — les llamó Takeda una vez bajaron todos del bus —. Hamasaki-kun y Toyogawa-kun también.

Todos los que habían sido llamados se separaron fácilmente de sus compañeros, pero aun así se veían con cierta confusión. Y la confesión aumentó cuando vieron a Akaashi acercarse junto a Lev, cada uno acompañado de las estrellas de primer año de sus respectivas escuelas. También venían los entrenadores de cada escuela.

Mientras los demás ya estaban ingresando a la escuela Shinzen, ese grupo extraño se quedó afuera, junto al entrenador Ukai y Takeda. Las managers de Karasuno también se habían quedado junto a los profesores.

—Te los encargo mucho, Akaashi — dijo el entrenador de Fukurodani.

—Sí — dijo Akaashi con firmeza.

Los chicos de Karasuno se veían con confusión, y antes de que pudieran decir algo, una van ingresó al estacionamiento de la escuela a velocidad peligrosa, estacionando de una manera igual de peligrosa, levantando polvo del suelo al parar.

Hinata notó como a Lev le brillaron los ojos y Akaashi sonrió con cansancio. Miró a Tsukishima y el solo miraba esa van con extrañes. Luego, pudo jurar como el alma de Tsukishima se le salía del cuerpo al ver quien salía de la van.

Con las llaves del auto girando en su dedo, Kuroo les sonrió alegremente, y después saludó.

—¡Buenas!

.

.

.

CONTINUARÁ

Notas finales:

Muajajaja, muajajajajajajaja *se atraganta con su lengua y tose* hey :D

El largo del capítulo compensa lo corto que quedó el anterior xD además de que todo lo que leyeron fue exactamente lo que necesitaba para la idea de este capítulo. 

Para quien me haya preguntado, yo no tengo un día fijo de actualizacion, si termino el cap cierto dia ese cierto dia lo subo y ya. Lo unico que puedo prometer es un capitulo semanal, creo.

Bueno, eso es todo. Gracias por lee! n.n nos vemos!

Layla Redfox fuera!

:3


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