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Los idiotas se enamoran por LaylaRedfox

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—¡Ahh! ¡Como cansa esto! — se quejó Tanaka con cansancio —. Envidio tanto a los mocosos que se fueron.

—No les digas mocosos, solo eres un año mayor — le recriminó Kinnoshita poniendo la botella de agua contra su cabeza.

—Deberías alegrarte y comportarte más como un senpai orgulloso — comentó Ennoshita con una sonrisa cansada.

—¡Estar corriendo hasta la muerte mientras ellos se van de espectadores no me dan razones para hacerlo!

—¡Correr una pequeña colina no te va a matar, Ryuu! — exclamó Nishinoya.

—¿Eso puede ser considerado como colina? — se preguntó Yamaguchi. Yachi le alcanzó una botella de agua a él y a Kageyama —. Gracias.

—Gracias — dijo Kageyama bebiendo de la botella, secándose con el dorso de la mano después de un par de tragos —. Aunque es difícil decir que no da un poco de envidia, supongo.

Yamaguchi y los demás lo miraron con sorpresa.

—¿Oh? ¿Kageyama esta celoso? — cuestionó Tanaka con un poco de malicia en su voz.

—Lo dice el que se queja de correr una subida nada pronunciada — acotó Kageyama.

—¡Hey!

Los chicos de primero rieron.

—Yo también me siento un poco resentido por eso — dijo Himura rascándose la nuca —. Fueron a ver a Oikawa-san entrenar ¡qué envidia!

—No te perderás de nada Himura — se quejó Tanaka —. Los saques y colocaciones de Kageyama son mucho más geniales que las de ese tipo.

—Yo diría que son parecidas — dijo Kageyama encogiéndose de hombros —. Y a ti no te interesa el saque con salto ¿verdad? — comentó mirando a su kouhai —. Nah, te interesan los saques como de este tipo.

Puso su mano fuertemente en la espalda de Yamaguchi, haciendo que este se enderece.

—Es cierto — secundó Yachi con una sonrisa.

—Hey, yo estoy aquí también — dijo Kinnoshita levantando la mano.

—Pero solo Yamaguchi ha dejado callado al gran rey durante un partido oficial ¿no? — dijo Narita con una sonrisa torcida, haciendo que Kinnoshita diera un respingo.

Ante ese comentario, los de primer año miraron a Yamaguchi con asombro.

—Y-yo no deje a Oikawa-san callado — dijo el pecoso con nervios.

—Pero a su as sí lo hiciste chasquear los dientes más de una vez — dijo Tanaka divertido —, peor que cuando Tsukishima se queja. También confundiste al perro loco, ¡Y eso es mucho!

Yamaguchi lo miró un rato, antes de fruncir y mirar la botella en su mano. Kageyama puso atención cuando su brazo se tensó por apretar la botella con fuerza.

—Pero no pude hacerlo en el último partido, ¿cierto?

Eso sorprendió a todos. Yamaguchi nunca, nunca antes se había echado la culpa indirectamente, porque no había razones para que la asumiera. Kageyama miró al capitán con insistencia, y justo antes de que Ennoshita pudiera decir algo, un chorro de agua estaba mojando a Yamaguchi en la nuca, haciéndolo gritar y sorprendiendo a todo el mundo. Mayor fue su sorpresa cuando vieron que fue Yachi quien había apretado una botella y había empapado a Tadashi.

—¡¿Y-Yachi?! ¡AHH! — Kageyama no perdió tiempo y también apretó botella, mojando a Yamaguchi en el hombro — ¡¿Kageyama?! — y también, como buenos senpais que eran, Tanaka y Nishinoya hicieron lo mismo — ¡Gyah! ¡Ya basta!

—Se te está pegando la negatividad de Tsukishima y Rai — le recriminó Nishinoya.

—¡Yo no soy tan negativo! — se quejó el bloqueador central de primer año.

—Claro que lo eres — concordaron Himura y Shiraiwa al mismo tiempo.

Yamaguchi sacudió la cabeza y se secó la cara con el costado de su playera, aunque ya estaba demasiado empapada.

—No te culpes ahora, Yamaguchi-kun — le dijo Yachi con gesto preocupado pero molesto al mismo tiempo.

Yamaguchi se tensó al ver como ella lo miraba de esa manera, haciendo que sus mejillas se coloreen de rosa.

—Le bajaras la moral a todo el equipo, oe — dijo Tanaka con los brazos en la cintura —. Llevarte toda la culpa no es bueno.

—Eres nuestro importante sacador de apuros Yamaguchi — dijo Ennoshita chocando su puño contra su hombro, con suavidad —. No tienes la culpa de nada.

—¡Pero! Si hubiera anotado más puntos…

—¡Lo mismo puede aplicar para mí! — se apresuró a decir Kinoshita —. Solo anote 3 puntos consecutivos la única vez que entré, Yamaguchi. Pero tú, ¡tú hiciste 5 seguidos contra Shiratorizawa y eso ya es mucho!

—Le cerraste la cara a ese antipático de Shirabu — rio Kageyama.

—Avanzamos a las finales por eso — continuó Ennoshita —. Talvez perdimos contra Seijo, pero avanzamos todos lo que pudimos.

—¿Recuerdas el año pasado? — dijo Nishinoya —. Has cambiado mucho Yamaguchi ¡Eres genial! ¡Todavía recuerdo cuando no podía recibir tus servicios la primera vez que lograste el servicio flotante! ¡Rayos, me siento orgulloso maldita sea!

A Yamaguchi le temblaron los hombros.

—Apuesto a que si Hinata estuviera aquí no se cansaría de asegurar de que lograras anotar 10 puntos seguidos — dijo Kageyama —. Porque si sigues así, el otro año estaremos más que seguros.

—¡Los de segundo y primero son el futuro de Karasuno! — declaró Nishinoya para todos en general —. ¡Se lo digo a todos ustedes! ¡Y también serán grandes senpais!

En ese momento el entrenador Ukai se asomó por la entrada del gimnasio.

—¡¿Qué tanto gritan todos ustedes?!

—¡Entrenador! — llamó Tanaka — ¡Yamaguchi se está echando la culpa!

Ukai miró a Yamaguchi haciendo que este se sobresalte.

—¿Culpa de qué? — preguntó Ukai arqueando la ceja.

Kageyama golpeó el hombro de Yamaguchi, quien se quedó con la boca semi-abierta.

—Aquí nadie tiene la culpa de nada — aclaró Ukai —. Que Daichi y los demás ya no estén habrá hecho que se confundieran un poco, pero eso no es malo. Ustedes están desarrollando su propia fuerza, y las fallas que tengan solo los harán más fuertes.

Todos asintieron. Kageyama notó como Yachi sonrió aliviada cuando Yamaguchi asintió con determinación.

—Pero si te vas a echar la culpa, me asegurare de que participes a cada instante — avisó Ukai cruzado de brazos.

Yamaguchi palideció un instante, pero en nada se enderezó a sintió.

—¡Sí!

—¡Ahora, vuelvan adentro, que los partidos no terminan! — dijo Ukai señalando el interior del gimnasio.

—¡Ossu!

De uno a uno fueron pasando, pero cuando los de segundo estaban por pasar, el entrenador finalmente reparó en la camiseta mojada de Yamaguchi.

—Oe, pero no puedes entrar así — indicó mientras entraba —. Consigue otra playera y entra.

—S-Sí — accedió Yamaguchi.

—¡Ah! Déjame ir a colgar eso por ahí y traerte otra playera — sugirió Yachi señalando su camiseta.

—Ah, gracias — dijo Tadashi. Después se quitó la camiseta por encima de los hombros.

Kageyama se dio cuenta de que ambos tardaron como unos 5 minutos en darse cuenta de la situación. Ahora Yamaguchi, desnudo de cintura para arriba le entregaba su camiseta a Yachi, y entonces ambos se quedaron de piedra, y en cuestión de nada sus caras ya estaban ardiendo al rojo vivo. Yamaguchi retiró sus brazos hacia arriba y Yachi se alejó dos pasos apretando la húmeda camiseta, mirando cualquier lugar que no fuera el tordo pecoso de Tadashi. Después de eso balbuceó algo sobre ropa seca y salió corriendo hacia los salones donde se quedaban. Yamaguchi se quedó hiperventilando parado donde estaba, rojo como un semáforo en señal de alto. Kageyama ladeó la cabeza.

—Bien — dijo con inocencia.

—¡¿EN QUÉ MUNDO ESO ESTUVO BIEN?! — soltó Yamaguchi exaltado y avergonzado. Luego se cubrió la cara con vergüenza.

Tobio supuso que era porque no solo se acababa de desvestir frente a la chica de sus sueños, sino que ahora tendría que esperarla en ese aspecto para recibir su ropa. Y esa no iba a ser para nada una cómoda situación. Pero entonces Kageyama pensó en la reacción de Yachi. Yachi, quien veía en cada partido de práctica como todos los chicos del club se desvestían para ponerse el uniforme del equipo, y ella se había acostumbrado a verlos así. Sin embargo ahora, había explotado, con Yamaguchi específicamente. Tobio pensó que debía profundizar a fondo ese tema.

—No te sientas tan mal — le dijo Kageyama —. Pudo ser peor.

—¿Peor de qué manera? — cuestionó Tadashi sin quitar las manos de su rostro.

—A Yacchan pudo haberle dado igual y no reaccionar como reaccionó — sentenció el de ojos azules.

Entonces Yamaguchi lo miró de golpe.

Esa expresión era la que Kageyama buscaba. Iba a profundizar en el tema con ambos chicos. Con Yachi preguntando sobre su reacción repentina, y con Yamaguchi asegurándose de que este se diera cuenta de esas pequeñeces de las que Kageyama se daba cuenta. Tobio aceptaba que era un poco lento en cosas que no eran el volley, pero usaba esa gran observación y concentración suya que usaba en la cancha, para aplicarla en cosas de la vida cotidiana que pudieran ser, como lo dicho, pequeñeces.

—¿Tú estás diciendo que ella…? — Yamaguchi lo miró con ojos como platos señalando el camino por donde Yacchan acababa de salir corriendo. Sin embargo, luego largó una risa nerviosa —. Claro que no, Kageyama ¿Cómo se te ocurre?

—No me creas entonces — dijo Tobio encogiéndose de hombros —. Yo tampoco estoy seguro, puede ser una suposición, pero oye nunca está de más investigar un poco.

Yamaguchi lo miró con expresión cansada.

—No se rendirán ¿eh?

—¿Quieres dar el primer paso y declararte entonces? — preguntó Kageyama señalando el camino que había tomado Yachi.

—¡Eres cruel, Kageyama! — lloriqueó Yamaguchi sonrojado.

Kageyama ladeó la cabeza.

—¿No haría eso las cosas más fáciles? — preguntó con simpleza.

Yamaguchi dio un respingo, luego se rascó la nuca.

—Las haría mucho más fáciles, sí — asintió —, pero es difícil de creer.

Kageyama frunció los labios.

—Habrá que hallar una forma de que sus sentimientos sean recíprocos con el tiempo, supongo — dijo encogiéndose de hombros.

Yamaguchi lo miró ladeando la cabeza.

—Definitivamente no se van a rendir — dijo con cansancio.

—Me veo muy dentro de la situación como para salir ahora — se explicó Kageyama.

—No, estas metido en la situación de Tsuki. No hay necesidad de apresurar mi situación — señaló Tadashi.

—No quieras negar que también quieres ser feliz, Yamaguchi — contratacó Tobio.

—¡Sí quiero, pero a su tiempo!

—Déjanos apresurar ese tiempo y ya — sentenció Kageyama, refiriéndose a él y a Hinata.

Yamaguchi suspiró.

—Ustedes dos… — luego pareció percatarse de algo —. Cierto que, ¡Ennoshita-san me dijo que se los llevó Kuroo-san!

Kageyama agrandó los ojos.

—¿Estará bien…? — se peguntó Kageyama —. No lo he visto menos preocupado esta semana pero… podría ser que está aceptando nuestra ayuda, o está intentando superar la situación, haciendo como que no pasó nunca.

Yamaguchi dio un respingo.

—No sé mucho de las relaciones así… pero estoy seguro de que intentar hacer como si nada no es buena idea.

—Claro que no lo es — negó Kageyama —. Espero equivocarme, y que Tsukishima sea terco en esto también.

—¿Hinata estará planeando algo? — se preguntó Tadashi —. Él parece haberse metido en ambas situaciones después de pensarlo mucho.

—De hecho solo estábamos planeando resolver tu situación — se explicó Kageyama, ganándose una mirada molesta de Yamaguchi —. Pero de Tsukishima… todavía no sabemos que hacer exactamente. Quizás Hinata aproveche que los tendrá a ambos en el mismo lugar para hacer algo.

—¿Pero qué?

—No tengo idea — Kageyama negó con la cabeza —, pero sea lo que sea que haga, no puede estar yéndole tan mal.

.

.

.

Hinata apretó el balón entre sus manos con fuerza. No sabía porque no se movía. Usualmente cuando veía una pareja besuqueándose en la calle o en la escuela se apartaba después de 3 segundos. Pero la experiencia de ver a dos chicos besándose era nuevo. Y no cualquier chicos además. ¿El gran rey e Iwaizumi-san? ¡¿El gran rey y su antigua estrella?! Dónde, cómo, cuándo. Sabía que eran cercanos, pero no ¡tan cercanos! Quita la mirada de ellos, se decía. Aléjate lentamente que todavía no te notan, deprisa, corre. Sin embargo, la sorpresa y la curiosidad le ganaron a la racionalidad de lo que su subconsciente le decía. Así que se quedó ahí. Viendo como Oikawa pasaba las manos por la espalda de Iwaizumi con lentitud, mientras el más bajo le jalaba los cabellos de la nuca y acariciaba las mejillas de Oikawa.

Estaba tan impactado por la situación que ni se percató de que Bokuto se acercó a ver porque se demoraba tanto en ir a buscar unos balones.

—Hey, Hinata, ¿Por qué…? — pero entonces, el mayor también vio lo que pasaba dentro del almacén. Sus ojos se abrieron como platos — ¡Las raíces se enroscaron!

Todos los demás dejaron lo que estaban haciendo para mirar a Bokuto con extrañes, claro que el par dentro del almacén dejó lo que estaba haciendo y repararon en Hinata parado frente a la entrada petrificado y con las manos temblorosas sobre el balón.

—¿Qué rayos dices? — preguntó Daichi arqueando una ceja.

Akaashi puso gesto cansino, y solo Kuroo fue el único que pudo comprender a que se refería.

—¡Quiero decir! ¡¿Los kouhai se estiraron bien?! ¡Tenemos una enorme pista si quieren correr! — se movió a la velocidad de la luz hasta una puerta en la parte trasera del gimnasio y la abrió.

—¡Cierto! — exclamó Kuroo para sorpresa de todos —. ¡Akaashi, Kyoken-chan! Ustedes piensan aplicar aquí ¿no es así? ¡Deberían salir y observar los alrededores! Además estoy seguro de que los menores quieres observar los alrededores.

De repente, tras la idea de los dos amigos, los de primero y segundo, menos Tsukishima, miraron a los capitanes con insistencia, hasta Kyoutani miraba a Yahaba con insistencia. Akaashi y Yahaba se miraron y arquearon una ceja, y en lo que se giraban a ver a Bokuto y a Kuroo para preguntar que rayos decían, vieron salir a Oikawa y a Iwaizumi del almacen, y a Hinata parado ahí con los ojos como platos. Entonces todo cobró sentido. Yahaba sudó frio y dio unas palmadas al aire.

—¡Muy bien, a correr! — accedió.

Como si de niños de primaria se tratara, Miyakita y Hoshimoto salieron corriendo primero, y Lev tuvo que seguirlos obligatoriamente pues era el único superior de este último. Hamasaki y Kawakami también salieron corriendo para hacer competencia, mirándose con cara de odio, y Toyogawa y Kindaichi intentaban ignorarlos. Tsukishima se quedó al final, junto a Akaashi, mientras Yahaba salía y seguía a Kyoutani quien fue rápidamente a adelantarse a los de primer año.

—¿Es necesario que vaya yo también? — preguntó Tsukishima haciendo una mueca.

Antes de que Akaashi pudiera argumentar algo, Kuroo se les acercó rápidamente.

—¿Vas a dejar que te ganen tus pequeños kouhai?

—Que vayan, no es la gran cosa — dijo Tsuki encogiéndose de hombros.

—Unas cuantas vueltas no son la gran cosa ¿eh? — volvió a decir Kuroo arqueando una ceja, con una sonrisa divertida — ¿Qué lo es entonces? ¿Es que quieres que te ayuden con tus remates? ¿Quieres que te ayude con eso acaso?

Hasta Akaashi se preocupó por la cercanía que había ahora entre Tsukishima y Kuroo, y el primero se había tensado un poco, y su cara se había puesto colorada. No dijo nada después de eso, solo chasqueó la lengua y salió a la pista también.

Kuroo rio un poco.

—¿Qué no te cansas de molestar al pobre chico? — le preguntó Akaashi con gesto cansino.

—¡Ese no es un pobre chico! ¡Este es el pobre chico! — exclamó Bokuto preocupado mientras zarandeaba a Hinata — ¡Chibi-chan reacciona, reaccionaaaaa!

—Me esperaba más autocontrol de tu parte — regañó Daichi a Iwaizumi.

—¡Hey!

—No es nuestra culpa que Chibi-chan este de mirón por donde no se le llama — se quejó Oikawa cruzándose de brazos —, además ¿Qué clase de reacción es esa?

—¿Qué estaban haciendo ahí adentro? — preguntó Akaashi al ver cómo, hiciera lo que hiciera Bokuto, Hinata no reaccionaba.

 —¡No era nada fuera de lo común! — soltó Oikawa —. Es tu culpa por incitarme, Iwa-chan.

—¿Quién te incitaría a ti, basura? — Hajime lo miró como si fuera a matarlo.

—Aunque tú dijiste que harías algo como eso… — comentó Kuroo con una sonrisa ladina.

Iwaizumi también lo miró mal.

—¿Qué es eso de las raíces se enroscan, de todas maneras? — preguntó Daichi.

Bokuto dejó de zarandear a Hinata para mirarlo, pero no soltó al enano.

—Bueno, ya sabes, porque ambos eran de Seijo y su mascota es un árbol.

—Y ellos crecieron allí, lo que los vuelve como sus raíces — aportó Kuroo.

—¿La analogía correcta no sería que son sus hojas entonces? — cuestionó Akaashi.

—¡Oh! ¡Puede ser! — dijo Bokuto —. Pero ellos le dieron fama a Seijo, y las raíces le dan fuerza al árbol entonces…

—¿No es el tronco en sí? — preguntó Hinata de repente.

Todos los miraron con sorpresa.

—¡Ah, estás vivo!

—¡Solo me sorprendí! — se excusó Hinata al ver como Oikawa lo miraba mal.

—No te preocupes, Hinata  — dijo Iwaizumi dándole a Oikawa un golpe en el hombro para que dejara de verlo mal —. Es nuestra culpa por ser descuidados.

—Nosotros podemos ser descuidados — sentenció Oikawa —. Lo que no puede ser es que haya mirones cerca.

—¡No fue mi intención!

—Hey, eres tú el que acaba de profanar nuestro almacén — dijo Bokuto señalando el lugar —, ¡no puedes culpar a Hinata por tus momentos calientes!

—¡Yo puedo calentar motores donde se me dé la maldita gana!

—¡Dios, deja de hablar así frente a Hinata! — le reprochó Daichi.

—¡Eso podría contar como acoso a menores ¿sabes?! — exclamó Bokuto.

—¡¿Qué tiene mi lenguaje?! — se quejó Oikawa —. Además ¡Aquí el único acosador de menores es Kuroo!

—¡Es con su consentimiento! — se defendió el aludido.

Tanto Daichi como Akaashi lo miraron mal.

—Esas no eran las palabras que quería usar — dijo Kuroo levantando las manos.

Hinata ladeó la cabeza.

—Aunque Tsukishima parece hostigado por eso de vez en cuando, por lo que he visto — comentó sin malicia.

Eso bastó para que Daichi asesinara a Kuroo con la mirada, y esete se llevara una mano al pecho con indignación.

—¡No es posible que él…! ¿Ah, y tú como sabes? — preguntó Kuroo arqueando una ceja.

Hinata puso un gesto de orgullo, pero se desvaneció cuando sintió todas las miradas sobre él, y apareció un sentimiento de culpa porque él sabía que quería presumir sus conocimientos sobre la situación de Kuroo y Tsukishima sin ser él la primera persona en enterarse.

—Bueno, un día Tsukishima se dejó olvidado el celular en la casa de Kageyama — explicó Hinata —, y pues creo que le llegó un mensaje de Kuroo-san en ese momento, y de alguna manera lo leyó… y toda la conversación también.

Kuroo se quedó helado.

—¡Ah! ¡Los dos son igual de chismosos! Son tal para cual… — masculló Oikawa.

Hinata lo miró arqueando una ceja.

—¿E-En verdad parece hostigado? — preguntó Kuroo para sorpresa de todos, con leve preocupación en su voz.

—Bueno, a ratos sí, a ratos no — respondió Hinata —. A veces parece un poco distraído, otras veces molesto, pero hay veces en las que parece hasta tranquilo y contento.

Kuroo parpadeó, saboreando la información nueva, cruzándose de brazos y poniéndose a procesar ese poco.

—¿Hablan constantemente, entonces? — preguntó Iwaizumi.

—¿Desde cuándo? — quiso saber Daichi, con severidad en su voz.

—¿Sí te responde cuando le hablas? — dijo Bokuto —. Mis mensajes parece que ni los lee.

—Al principio era lo normal… respondía cuando quería, y cuando no, no — dijo Kuroo sobándose el cuello con incomodidad —. Sin embargo, el año pasado en las nacionales…

Dejó la frase en el aire, haciendo esperar a todos los demás. Hinata era el más interesado. Quería escuchar la versión de la historia desde el punto de vista de Kuroo, pero le sorprendía que hasta él pareciera reacio a querer contarle.

—Pasó “ese incidente” y hablaron mucho más — dijo Akaashi simulando las comillas con los dedos.

Todos lo miraron con sorpresa. Kuroo lo miró como si quisiera matarlo.

—¿Incidente? — inquirió Daichi.

—No me mires así, Daichi — se quejó Kuroo.

—Es que conociendo tu historial, la palabra ‘incidente’ combinada contigo no pueden ser lindas noticias — comentó Oikawa socarronamente.

—¿Historial? Kuroo es más puro que el agua de las iglesias — dijo Bokuto burlonamente.

—¡Eh! — exclamó Kuroo.

—Bokuto, hasta hace tres meses no comprendías una broma sucia sin que te la explicaran de pies a cabeza — señaló Iwaizumi.

Touche.

—¡¿Cuál fue el incidente?! — quiso saber Hinata.

Akaashi miró a Kuroo, como si estuviera pidiendo permiso. Este resignado solo alcanzó a suspirar, y le hizo un gesto con la mano, como si le estuviera indicando que podía seguir él solo.

—Yo no he tenido incidentes ¿está bien? — le indicó a Oikawa —. En la secundaria y preparatoria creo que se me atrofió el cerebro y solo pensaba en volley, como nuestro compañero de aquí — puso una mano sobre el hombro de Daichi.

—Oye.

—Pero el año pasado… — suspiró —. Supongo que mi primer incidente fue con Tsuki.

Hinata arqueó una ceja.

—¿Durante el campamento? — preguntó.

—En el campamento me dio un aire de interés, sí — afirmó Kuroo —. Pero en las nacionales fue el ‘cuándo’ de todo.

—¿Y el incidente fue…? — insistió Oikawa con desesperación.

Kuroo abrió la boca para decirlo, pero se calló de inmediato y retrocedió un paso.

—No quiero decirlo si existe la posibilidad de que Daichi me golpee — avisó —. Comparto habitación con este tipo, cielos.

—Iwa-chan te protegerá ¿verdad? — sentenció Oikawa.

—Sawamura no te hará nada, Kuroo — dijo Iwaizumi ignorando a su… ¿novio, no?

—Solo dilo ya — insistió Daichi, de brazos cruzados.

—Sí amigo, me estas matando — dijo Bokuto —. Me mata el hecho de que Akaashi también posiblemente lo sepa.

—Tuve la suerte de estar durante el incidente — dijo Akaashi —, pero dejaré que Kuroo-san lo diga.

Kuroo resopló.

—No entraré en detalles. Pasó que nos perdimos un rato por ahí y… de alguna forma… Tsuki y yo nos besamos.

El viento que entraba por la puerta abierta del gimnasio los recorrió a todos, junto con el silencio de ultratumba. Kuroo los observó esperando alguna reacción.

—¡¿…CÓMO ES QUE NUNCA ME HABLASTE DE ESO?!

—¡¿CÓMO LOGRASTE ESO?!

—¿QUIÉN TE BESARIA A TI Y SEGUIRÍA HABLANDOTE?

—Eso es cruel, Oikawa-san.

—¡Con razón Tsukishima no quería tocar el tema! ¡Me esperaba todo menos eso!

—Esas no son cosas que se deban ocultar.

Kuroo volvió a retroceder por la mirada neutra de Daichi.

—Siento que esta noche vas a matarme… pero ¿Cómo lo dijo él? — le preguntó a Hinata.

—Bueno, lo estábamos presionando un poco. Yamaguchi estaba aplicando chantaje emocional, así que no parecía muy contento de contarnos, pero fue todo lo que Kuroo-san también dijo… menos lo del beso, claro — contó Hinata.

Kuroo asintió, comprendiendo lo que le había dicho.

—¿Y qué pasó después del dichoso beso? — preguntó Oikawa.

—Llegó Akaashi y Tsuki huyó — respondió Kuroo con tonó resignado.

—¿Tomaste una foto, Akaashi-kun? — le preguntó Oikawa al capitán de Fukurodani.

—De hecho…

—¡No te atrevas a mostrar algo como eso! — exclamó Kuroo con las mejillas rojas, parando a Akaashi de cualquier locura que quisiera hacer.

—Pero Tsuki huyó ¿Cómo es que ahora están hablando como si nada? — cuestionó Bokuto.

Kuroo se rascó la nuca.

—Creo que ha ignorado ese tema… y lo dejó pasar — dijo Kuroo —. Ahora está haciendo como si nada pero…

—¿Le dices algunas indirectas, no? — preguntó Hinata.

Kuroo lo miró con sorpresa, pero asintió al fin y al cabo.

—¡Ahhh! ¡Con razón no llegan a nada! — se quejó Oikawa.

Se cruzó de brazos y miró a Kuroo con seriedad.

—Kuroo, te lo digo por experiencia. Si no eres directo, nunca llegaras a nada. Pero primero que nada ¿Qué es lo que quieres con Gafas-kun?

Tetsuro dio un respingo.

—¿Te gusta, lo quieres? ¿O solo es un mero capricho?

Hinata vio como los brazos de Kuroo se tensaban.

—Chibi-chan — lo llamó el gran rey — ¿Qué es lo último que te dijo Tsukishima con respecto a esto?

Hinata se sobre exaltó, e hizo memoria.

—Con respecto al tema, fue hace como una semana — contó. Se miró las manos recordando lo que Tsukishima dijo —. Me soltó algo que no creí que me iba a contar, y me dijo que no importaba que lo supiera o no. Creo que Tsukishima quiere dejar todo de una vez y hacerlo parecer como un mero recuerdo, como un capricho solamente que puede superar.

Kuroo se tensó al saber eso. Oikawa alzó la barbilla con suficiencia, como si hubiera escuchado lo que necesitaba oír.

—Tú de ninguna manera quieres que piense eso ¿verdad?

Kuroo negó con la cabeza.

—No es un capricho. No es un mero gusto. A ti de verdad te importa — dijo Oikawa —. Entonces dale la importancia que se merece. Deja al amo provocador a un lado y vuélvete ese tipo que adora cuidar de los demás y di lo que quieres de una vez.

Hinata miró a Oikawa con asombro. La verdad era que, todo lo que Hinata haya estado planeando para sonsacarle información a Tsukishima y hacer que acepte sus sentimientos y luche por ellos, era nada comparado con las pocas palabras dichas por Oikawa. Era simplemente genial, aunque le costara decirlo.

—A mí me sirvió — declaró Oikawa —. Y estoy en una estable relación porque, acepte lo que quería. Deje a un lado al señor orgullo y me volví…

—Un idiota cursi — dijo Bokuto —, eso dijiste.

—Eso — accedió Oikawa —. Y si yo pude hacerlo, entonces de por sí tú también puedes.

Iwaizumi esbozó una sonrisa torcida.

—Además, Kuroo, tú situación es más sencilla. Te enfocaste en un tipo más inteligente — comentó Hajime —, no en un idiota con complejo de superioridad.

—¡Iwa-chan! ¡Estoy presumiendo nuestra linda relación indirectamente y así es como me pagas! ¡Eres tan cruel!

Daichi no pudo evitar reír.

—Bueno, ustedes son un caso bidireccional — señaló —, a Kuroo le falta obtener el corazón de Tsukishima todavía.

Kuroo lo miró con sorpresa.

—¿Es esto acaso el consentimiento del padre para cortejar al hijo? — preguntó Bokuto en lugar de su amigo.

—No soy su padre. Soy solo un tipo preocupado por el futuro de su antiguo kouhai y de su amigo — dijo Daichi.

Kuroo lo miró con una sonrisa torcida.

—Chibi-chan — llamó —, de alguna manera de me ocurrió una idea, pero necesito tu ayuda ¿crees que puedas ablandar un poco a Tsuki para…?

—¿Para qué?

El alma de todos salió de sus cuerpos cuando, cansado y sudando, Tsukishima entró al gimnasio.

.

.

.

CONTINUARÁ

Notas finales:

¿Por qué dejaré las cosas a medias? ¿Por qué me gustará dejar todo en suspenso? Quien sabe, quien sabe. Meh ¿les gustó? :D a mí me encantó hacer que ese grupito hablara y bromeara entre ellos xD los amo 

Gracias por leer *3* nos vemos a la otra!

Layla Redfox fuera!

:3


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