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Los idiotas se enamoran por LaylaRedfox

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Notas del capitulo:

 


 


 

1. Los idiotas lo saben

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En poco tiempo Hinata empezó a considerarse alguien que podía ser capaz de leer la situación con solo observar un rato. Pero lo que veía ante sus ojos rebasaba sus límites. Yachi y Yamaguchi era todo normal. Él había hablado con ellos miles y miles de veces hasta cansarse. Pero ahora, mirándolos desde la puerta del salón de ambos -ambos estaban en la clase 5 junto con Tsuki, malditos genios-, notó algo raro.

No sabía que podía ser. Talvez las mejillas sonrosadas de Yamaguchi, su sonrisa boba que se quedaba plasmada en su cara cada vez que Yachi se ponía a explicar algo u ojear sus cuadernos, como sus ojos la observaban con detenimiento, con suficiente presión para calmarse pero siendo sutil para no ser notado. Y Hinata fue capaz de ver todo eso con solo mirarlos.

Entonces pensó algo. Algo que debía ser bastante obvio y no se había puesto a pensar. Con todo el problema del intercolegial su cabeza ya estaba bastante revuelta. Pero eso que pensaba debió de haber comenzado desde antes. Entonces culparía al campamento de Tokyo y a las nacionales por no haberse dado cuenta. Pero no podía ser que fuera tan idiota. Por eso los kouhais no lo respetaban. Bueno, esos kouhais no respetaban a nadie. A los de tercero sí -menos a Tanaka por el simple hecho de ser Tanaka-, pero primero con segundo año era una guerra de miradas asesinas y saques igual de asesinos, que un día a Hinata casi le vuelan la cabeza. Condenado Hamasaki, pensaba, remedo de Kageyama con mezcla de Tsukishima.

Pero ya, que ese no era el problema.

Se alejó de la puerta del salón, indignado porque ninguno de los dos se había fijado en él en todo el rato que estuvo ahí parado, observando como buitre que esperaba carne fresca -el pequeño solo quería que lo ayudaran con inglés-. Entonces se fue, dándole espacio a esos dos. Era un sentimiento unilateral por lo que se dio cuenta, de parte de Yamaguchi obviamente. Desde cuándo, pensó, en que momento, por qué. Se puso a pensar en que cada cierto tiempo, cuando Tadashi no era la sombra de Tsuki, era la sombra de Yacchan también. Observándola, contemplándola en silencio. Pero Hinata estaba muy ocupado con el volley para darse cuenta. Que mal amigo se empezó a considerar de un momento a otro. No notar algo como eso, de verdad que era idiota. Seguro Tsukishima -el desaparecido Tsukishima, pues no lo veía desde la mañana- sí sabía sobre esa cosa tan obvia. Por eso no estaba, para darles privacidad. Y Hinata iba y los invadía y exigía le enseñaran lo que no entendía de la clase, lo cual era usualmente el 70%. Hinata había empezado a cuidar sus notas, y a veces iba junto con Kageyama también, el pobre no entendía el 80% de sus clases, así que necesitaba más ayuda que él. Así que ambos iban y estudiaban entre los cinco, arrebatándole seguramente el único momento en el día que Yamaguchi tenia para hablar con calma con Yacchan. Que mal amigo debía de parecer.

Se preguntó si Kageyama se habría dado cuenta. Pero si Hinata no se daba cuenta hasta ese preciso momento que necesitó verlos solos en la sala de clases, hablando como si nada, el simplón de Kageyama necesitaría más que eso.

Y hablando del rey de roma, se topó con él en lo que iba a clase -habían quedado en el mismo salón los muy idiotas-. Literal se topó con él porque le obstaculizó el camino. Hinata no estaba viendo por donde caminaba, y Kageyama se había quedado parado en mitad del pasillo, a escasos pasos de la puerta del salón.

—¡Ah! ¡Kageyama, no te quedes ahí! — le recriminó el de baja estatura.

Pero Kageyama no pareció ni escucharlo. Hinata lo miró con curiosidad. Pensándolo bien, desde la mañana no le había hecho ni caso, y desde la mañana Kageyama tenía el rostro más demacrado que nunca.

—Hey, ¿Kageyama? ¿Pasa algo? — le preguntó tirándole del brazo — ¿A esta hora no vas a…?

—¡Kageyama!

Hinata, y todos los que estaban en el pasillo, incluido Kageyama, se giraron a ver de dónde venía el grito. Quien había exclamado el nombre del chico con ojeras de panda fue nada menos que Tsukishima, que estaba parado estoicamente en medio del pasillo mirando a Kageyama con furia.

Hinata notó como Tobio pareció volver en sí, saliendo de esa especie de trance en la que había estado. El más bajo notó la tensión en el aire que había entre esos dos, y se preguntó que rayos estaba pasando. Entonces algo dentro de los ojos de Kageyama pareció hacer clic, y salió disparado hacia el otro lado del pasillo, alejándose lo más lejos posible de los ojos dorados de Tsukishima.

Este, por su parte, y para sorpresa de todo el mundo, salió corriendo tras él, persiguiéndolo. Hinata ahora sí que estaba perdido. Una cosa era ver a Kageyama corriendo por el pasillo como si estuviera intentando salvar su vida, era solo cuestión de tiempo para verlo así algún día; pero una cosa completamente diferente era ver al serio y genial Tsukishima corriendo tras él, con la intención al aparecer de querer acabar con su vida. Hinata terminó estando tan confundido como todos en el pasillo y Yamaguchi y Yacchan, quienes por el revuelo de hace nada salieron de su salón a ver qué pasaba.

A la distancia, vio que Yamaguchi le hizo una seña para que se acercara. Hinata se sintió levemente indignado porque fue necesario el inicio de una persecución onfusa para que esos dos se dieran cuenta de su presencia, pero no podía enojarse exactamente por eso con ellos.

—Hinata — le dijo Yamaguchi una vez el enano se había acercado — ¿Sabes qué pasó con esos dos?

—No tengo idea — respondió Hinata consternado —. Desde la mañana Kageyama ha estado ignorándome, y hace rato creo que se quedó parado en la puerta del salón pensando en nada.

—Tsukishima-kun también ha estado raro desde la mañana — comentó Yachi —. Parecía un poco preocupado.

—De hecho parecía estar más molesto que preocupado — dijo Yamaguchi pensativo —. Por eso me da algo de temor preguntarle qué le pasa.

—Posiblemente evite la pregunte o niegue todo — dijo Hinata.

—Y Kageyama está involucrado también, al parecer — observó Yamaguchi mirando el pasillo a lo lejos.

—¿Cuánto crees que estén corriendo después de esto? — le preguntó Yachi a Hinata.

—Capaz y Kageyama corre hasta salir de la escuela — reflexionó Hinata en cuestión de nada —. Pero no creo que Tsukishima quiera pasar por la sección de primer año corriendo desesperadamente. Eso lo haría parecer muy poco genial.

—Tienes razón — concordó Yamaguchi riendo.

Yachi asintió, comprendiendo. De repente, miró a ambos muchachos un momento, y esbozó una de esas sonrisas que tienen un aire maternal, lleno de cariño y de las que salen inconscientemente.

Hinata la miró confundido, y notó como a su lado Yamaguchi se ponía nervioso.

—¿Q-Qué pasa? — preguntó el más alto con un leve rubor en las mejillas.

Por un momento Hinata se preguntó si Yamaguchi había aprendido a controlar todos los posibles sonrojos que Yachi le causaba.

—No es nada, solo… — dijo la pequeña rubia negando con la cabeza —… me alegra ver que no están tan deprimidos por perder el intercolegial.

Los otros dos dieron un respingo. Se miraron, y parecieron pensar lo mismo.

—Bueno, creo que ya entendimos que no sirve de nada estar triste por tanto tiempo — se explicó Yamaguchi.

—No podemos darnos el lujo de deprimirnos — dijo Hinata —. No cuando el Seijo y Date están avanzando más de lo que pensábamos. Para el torneo de primavera debemos mostrarles lo mucho que hemos crecido.

Yamaguchi sonrió.

—Estos tres meses han sido divertidos al lado de los de tercero, no tengo ningún remordimiento de haber avanzado hasta donde nos quedamos — dijo encogiéndose de hombros —. Y ahora creo que sabemos tratar con los menores, no tiene que ser tan difícil.

Hinata asintió.

—Me esforzaré tanto que seré un sempai al que puedan admirar, y no usar de blanco al momento de sus servicios — declaró orgullosamente.

Yamaguchi arqueó una ceja.

—No vas a jugar contra los de primero en el torneo, Shouyo — dijo Yamaguchi con una sonrisa cansada —. Preocúpate más por los saques de Futakuchi-san si nos enfrentamos a Date de nuevo.

—Pero les ganamos ¿no?

—Todavía siento escalofríos de cuando casi te rompe la cara — dijo Yachi temblando de solo pensar en lo que dijo.

—¡Los saques de ese sujeto no son de los que te rompen la cara! — se defendió Shouyo, para agregar: —. Esos serían los de Aone…

—El capitán me dijo que Tanaka-san todavía tiene pesadillas con eso — comentó Yachi.

—Claro que las tiene — dijo Yama —. Estuvo en el suelo por un largo rato, y tuvo que ir a la enfermería durante medio set.

—No quiero ni pensar en lo que debió ver justo antes de recibir ese misil… — dijo Hinata temeroso al aire.

—Con la nariz — dijo Yamaguchi.

—Con la nariz — secundó Yachi.

Después de eso siguieron hablando de las jugadas más potentes del intercolegial, y después de lo emocionados que estaban por la concentración en Tokio que sería en dos semanas. Ahí fue cuando los dos genios que Hinata tenía por amigos cayeron en la cuenta de algo.

—¿Qué hoy no querías repasar inglés? — le preguntó Yachi.

Hinata, entrando en pánico, miró a Yamaguchi por un milisegundo, y después a Yachi de nuevo. Ese tiempo le bató a Tadashi para sabes que algo iba mal.

—Bueno, no llegué antes porque, pues, el problema de esos dos, digo — señaló el pasillo por donde antes los más altos salieron corriendo y no volvían —, me preocupé un poco, y me olvidé del inglés.

Yachi frunció el ceño.

—Y tú ahora aquí hablando de la concentración, cielos — dijo cruzándose de brazos —. Pensé que te ibas a preocupar un poco más, Hinata.

Esa expresión era nueva, y Hinata se puso más nervioso.

—Y lo estoy Yacchan, lo estoy pero…

Entonces se fijó en Yamaguchi. Yamaguchi que se quedó mirando no tan disimuladamente a Hitoka, quedándose atontado de alguna manera, y Yachi ni cuenta se daba. El nerviosismo de Hinata se convirtió de alguna manera en impaciencia.

—Hablaré con Tsukishima después del entrenamiento — se excusó Shouyo —. De alguna manera haré que me ayude, lo convenceré, lo juro.

Antes de que Yachi pudiera refutarle algo, el timbre sonó, y suspiró con cansancio.

—Está bien — dijo encogiéndose de hombros.

Hinata asintió.

—¡Nos vemos en la práctica! — dijo rápidamente retirándose a su salón, despidiéndose con la mano.

Y se fue, y Tadashi no le quitó los ojos de encima a Hitoka en ningún momento.

Eso se tenía que arreglar. Pero problema para después. El problema ahora era el chico alto y desgarbado que llegó al mismo tiempo que él al salón, tan despeinado como podía estar.

—Tsuki no te atrapó ¿eh? — le dijo Hinata a Kageyama. El más alto estaba respirando con dificultad, de seguro por la carrera que acababa de tener — ¿fuiste por primer año?

—Por tercero — dijo Kageyama —. Sabía que iba a ser igual, fuera por donde fuera.

Ambos fueron hacia sus asientos al lado de la ventana, mientras los demás compañeros también entraban en el salón.

—¿Y por qué huiste de Tsukishima, de todos modos? — preguntó Hinata sentándose. Sus asientos quedaban continuos, uno detrás del otro — ¿le hiciste algo? ¿Es por eso que estabas parado como zombie en la puerta del salón? ¿Tan sucia te dejó la conciencia ese asunto cualquiera que hiciste?

—Demasiadas preguntas — dijo Kageyama haciendo un gesto con la mano para que parara, pero sin mirarlo.

Sin embargo, Hinata no le quitó los ojos de encima, y siguió mirándolo con insistencia, exigiendo una explicación a todas sus preguntas. Se extrañó un poco al ver como Kageyama se tomó la frente con una mano, como si le estuviera doliendo la cabeza. El muchacho fruncía el ceño y también los labios más que de costumbre. Hinata pensó que si seguía así, le terminarían saliendo arrugas antes de la graduación.

De repente, los orbes azules de Kageyama se posaron sobre Hinata, para su sorpresa. Hinata sintió que Tobio comenzó a analizarlo, pero de una manera completamente distinta a como siempre lo hacía. No sabía de qué forma, pero de que era distinta, era distinta.

—Pasó algo, sí… — dijo al cabo de un momento, pero antes de que pudiera agregar algo más, la puerta se deslizó estrepitosamente, y el profesor entró en el salón —… pero te lo contaré después.

Hinata se giró sobre su asiento, mirando al frente. Observó a Kageyama por el rabillo del ojo.

—Muy bien — aceptó —. Yo también tengo algo que contarte, supongo.

Kageyama no dijo nada más, y después de eso empezó la clase.


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Kageyama sabía que estaba en falta. Que hizo mal. Que se iba a ir al infierno cuando muriera. Pero por el amor al volley, Tsukishima no podía ser más complicado. Nunca en la vida se hubiera imaginado eso. O talvez él no, solo alguien tan idiota podría imaginar la situación en la que se encontraba, como Hinata por ejemplo, pero Tobio no.

El maldito Tsukishima había saboteado su casillero de los vestidores, y Kageyama tardó más que nadie en vestirse para ir a entrenar. Y Tsukishima esperó a que todos se fueran para encerrarlos a ambos en los vestidores, con un aura de muerte, que solo una persona que estaba dispuesta a cometer homicidio podía tener.

—Basta de juegos Bakageyama(1) — maldito sea Hinata por el maldito mote —. Devuelve el jodido celular.

—No — respondió Kageyama al fondo del vestidor, erguido como todo un guerrero.

Ambos chicos sabían que era la idiotez de Tobio hablando. Ni él mismo sabía porque estaba siendo tan poco cooperativo.

—¿Por qué demonios no?

—Quiero ayudarte.

Definitivamente, era su lado más idiota hablando.

—¿Cómo, salir corriendo de la nada por toda la puta escuela, es ayudarme idiota?

Okay, cuando Tsukishima se alteraba soltaba muchas palabrotas. Kageyama podía son eso, así expandía su vocabulario a más palabras que solo boke(2).

—Hablo de tu… situación — respondió Kageyama, de la forma más sutil que alguien como él podía soltar.

Tsukishima entrecerró los ojos.

—¿Situación? ¿A qué demonios te re…? — entonces Kei se calló, porque pareció darse cuenta de que se trataba la cosa.

Kageyama pensó, que la conversación que había leído la noche anterior desde el celular de Tsukishima, justo antes del mensaje que llegó de Kuroo, parecía un tanto inconclusa. También pensó, por la mirada de instinto homicida de Tsukishima, que no debía mencionar que leyó los mensajes. Kageyama tenía cosas que quería hacer, y morir a manos de un larguirucho con problemas amorosos no estaba dentro de esos planes.

—Tú no, malditamente ignoraste el hecho de que ese teléfono no es tuyo y leíste cosas que no debías ¿verdad, Kageyama? — preguntó Kei con voz grave.

Tobio sudó frio, intentando permanecer impasible.

—Hipotéticamente hablando — dijo arqueando una ceja —, si lo hubiera hecho, y ofreciera mi ayuda ¿eso me haría inmune a cualquier tipo de homicidio que quisieras hacerme?

Tsukishima perdió todos los colores de la cara.

—No lo hiciste.

Miró a Kageyama de reojo y pensó lo peor.

—Oh Dios, sí lo hiciste — dijo con una expresión que Kageyama nunca pensó que vería de su parte.

—Fue un accidente ¿está bien? Pensé que era Yamaguchi buscando tu teléfono, pero luego veo el nombre de Kuroo-san y…

—La curiosidad no pudo contigo — lo interrumpió Tsukishima, con un tono un tanto histérico de su parte —. Un clásico. No puede ser que tú con solo ver su nombre deduzcas que estoy en una situación de esas.

Kageyama parpadeó.

—¿Entonces tu situación sí es una situación de esas? — preguntó el lado idiota y que quería ser golpeado de Kageyama.

Tsukishima frunció los labios.

—No quiero que, específicamente tú, me hables sobre situaciones de esas — le dijo tomándose el puente de la nariz —. ¡Más cuando también estas en una y ni te das cuenta!

Ahora sí que Tobio se había quedado a cuadros.

—¿Ah?

Tsukishima resopló.

—Solo, agh, dame el maldito teléfono — dijo extendiendo su mano.

Kageyama lo miró un instante, y luego tras soltar un suspiró resignado, sacó el teléfono que no le pertenecía de su bolsillo y se lo devolvió a Tsukishima.

Después de eso Tsuki dio media vuelta, dispuesto a irse al entrenamiento. Pero Kageyama habló una vez más.

—¿Yamaguchi lo sabe?

Kei se detuvo justo cuando había tomado el pomo de la puerta.

—No, no lo he hecho, y no lo haré, no hasta resolver mi mierda yo solo — respondió girándose a ver a Kageyama mientras abría la puerta —. No necesito de más personas que sepan mi situación, gracias.

Kageyama se dio cuenta de que, y seguramente Tsuki no, estaba haciendo demasiado énfasis en la palabra situación. Y también de las personas que estaban tras la puerta.

Tsukishima vio que Kageyama no lo estaba mirando, sino veía algo detrás de él. Entonces él más alto se giró, y Kageyama pensó que Tsukishima querría, en su caso, se lo tragara la tierra.

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CONTINUARÁ.

Notas finales:

intenté hacer que este capítulo quedara un poco largo, más de lo que pensaba que podrían quedar, aunque no prometo que queden así siempre.

(1) Creo que se entiende que es el juego de palabras con el nombre de Kageyama y Baka, para que resulte el nombre de Kageyama Idiota.

(2) Por lo que sabemos, la lista de insultos de Kageyama se limita a boke, boke, Hinata boke :v esperemos en el futuro se haga un poco más larga xd

Espero que el contexto del capítulo haya encajado con el título mismo :'v porque la idea es que cada nombre del capítulo quede de acuerdo a las acciones de nuestros idiotas favoritos (? Y así hasta terminar la historia. escuchen, estoy publicando esto un poco apurada, así que si leyeron algo mal escrito o fuera de contexto, me disculpo :'v

Bueno, nos vemos a la otra, gracias por leer! n.n

Layla Redfox fuera!

:3


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