Al día siguiente fui a su habitación después de que me revisara el doctor y nuevamente pasamos hablando sobre su percepción del amor, ambos teníamos un concepto totalmente diferente sobre ello, pero era interesante conversar con él.
Pase casi todo el día con él, solo en la tarde regresé a mi cuarto por las visitas del doctor, de mis padres y de mis amigos, que venían después de clases para ver como seguía.
Y como ayer, no conté nada a nadie sobre este nuevo conocido que me hacía sentir cosas extrañas que no entendía, cosas que para mí alguien tan realista y con los pies en la tierra eran una completa contradicción.
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—¿Por qué no puedo convencerte de que si es posible amar fuertemente a una persona aunque se la conozca por poco tiempo? —Me dice él mientras suspira, algo frustrado, ambos estamos en su cuarto sentados en su cama uno al lado del otro.
—Porque como ya te dije, para que mis padres tengan este matrimonio duradero y verdadero pasó muchos años; un tiempo largo de amigos y otro tiempo bastante considerable como pareja. —Replico como siempre.
—Pero me contaste que tienes dos amigos que se conocieron por poco tiempo antes de iniciar una relación y ahora en vez de romper, ellos parecen amarse cada día más, a pesar de lo que tu pensabas —Yo asiento—, entonces, ¿por qué aun viendo eso no puedes aceptar mis argumentos?
—Porque eso sería contradecirme a mí mismo, contradecir a todo lo que creí, además ellos dos pueden ser una excepción, y en algún determinado momento pueden llegar a separarse, nada es seguro con esos dos. —Me alzo de hombros no dándole importancia—. Ya sabes mi posición con respecto a ellos, su amor incluso me parece demasiado empalagoso y aunque son buenas personas y puede que sus sentimientos sean verdaderos, aun dudo que su amor sea para siempre. Es decir puede que ya estén en una relación por dos años, pero el cómo se conocieron e hicieron novios fue demasiado rápido para mi gusto, además sabes que no creo en eso de que son “su primer amor a primera vista”.
Él suspira —Está bien, parece que nada de lo que diga te convencerá —Yo niego sonriendo—, entonces cuando salga del hospital te mostraré diferentes parejas para que compruebes que el amor así, sí existe.
—Está bien —Yo acepto la idea encantado—. Por cierto, ¿cuándo sales?, a mí ya me dan de alta mañana temprano.
—Creo que este fin de semana, no estoy seguro.
—¿Puedo venir a visitarte? —pregunto algo tímido, temo que lo esté incomodando de algún modo.
—Claro, me gusta discutir contigo sobre el amor, además ni pienses que dejare de estar en contacto contigo, ya te dije que tengo la nueva misión de hacerte ver que el amor si puede ser espontaneo.
—Perderás el tiempo.
—Lo perderé encantado entonces —Su lindo hoyuelo hace acto de presencia. Enseguida me quede hipnotizado por el brillo de sus ojos cuando sonríe, y esa sonrisa tan cálida que me hace sentir sensaciones que no son para nada racionales, agito mi cabeza de un lado a otro para despejar esos pensamientos.
Lo empujo con mi hombro para que deje de sonreír, en cierto sentido solo quiero que deje de hacerlo para intentar calmar mi revoltijo interior. —Oye, ya que vamos a mantenernos en contacto por tu misión, ¿no crees que deberíamos intercambiar números? —Él me mira con una ceja alzada, pero después asiente feliz.
—Claro —Le paso mi teléfono para que anote su número, me lo devuelve para que yo guarde su nombre como quiera, y sé que está mirando atentamente mientras escribo su nombre en mis contactos.
—¿XingXing? —pregunta extrañado.
—Sí, bueno… —Bajo la cabeza por la vergüenza—, no puedo pronunciar tu nombre bien, así que pensaba llamarte de ahora en adelante así —aclaro.
—Me olvide que para algunos coreanos es difícil pronunciar mi nombre chino —dice mientras se pasa su mano por el cabello—, si prefieres puedes llamarme Lay, es el apodo que me dieron aquí uno de mis amigos.
Yo asiento algo desilusionado, ya que quería usar el apodo que yo le había dado —Está bien —Le doy una pequeña sonrisa.
Sus ojos se mantienen fijos en mí por un momento y después desvía la mirada hacia el frente y se aclara la garganta —Aunque si prefieres decirme así como me guardaste en tus contactos no me molestaría.
Pude jurar que lo vi sonrojarse un poco, pero seguro es mi imaginación, le vuelvo a sonreír emocionado —Gracias, utilizare los dos apodos —digo tratando de no sonar demasiado feliz.
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Yo salí a la mañana siguiente como había dicho, pero antes de irme pase por el cuarto de Lay para decirle que lo vería mañana, él me dio una sonrisa linda y me deseo buen viaje.
Los días fueron pasando y yo no dejaba de visitar el hospital por las mañanas, porque todavía no regresaría al colegio por el momento, gracias al permiso del doctor, en esos días logré conocer a su madre y hermanastro, que a pesar que no compartían lazos de sangre se querían mucho, ya que habían crecido desde los nueve años juntos.
El sábado era su último día internado allí, y obviamente yo quería estar cuando saliera del hospital. Mientras él junto a su madre arreglaban su maleta, me preguntó algo que me desconcertó.
—¿Crees en el amor que te tiene tu madre a ti?
—Sí. —hablo seguro.
—Alguna vez le has preguntado, ¿desde qué momento te empezó amar?
—Claro, como todo niño.
—Y, ¿cuál fue su respuesta?
—Se a lo que quieres llegar, pero es algo muy diferente el amor de madres a hijos y el amor de pareja, y en el segundo es en el que no creo.
—Solo responde.
Suspiro. —Mi madre dijo que me amo incluso antes de conocerme, cuando apenas me estaba formando en su vientre.
—¿Cómo explicarías ese tipo de amor con tu lógica?, casi todas las madres aman a sus hijos incluso si no los han visto, ni una vez.
—Es un amor diferente, no lo puedes comparar con el amor de dos personas como amantes, si te pones a pensar es algo lógico que las madres quieran a sus hijos, los tuvieron viviendo dentro suyo por nueve meses aproximadamente, los sentían.
—No todos los meses los sientes, a los cuatro o cinco meses recién empiezan a moverse.
—Pero les causan estragos desde los primeros meses, así que técnicamente saben que están ahí viviendo en su interior.
—Ok, pero... —Por fin parece que se quedó sin argumentos—. Ayúdame —Recurrió a su madre.
—Discutir del amor es en vano, sobre todo porque cada persona tiene su propia percepción de este sentimiento —Ella suspira—, además hay ciertas madres en otros países que no saben que están embarazadas hasta el último de sus meses, pero aun así, apenas se enteran aman a sus hijos intensamente.
Después que su madre dijera eso, dejamos el tema por la paz, y nos pusimos a conversar de cosas triviales, como nuestros cumpleaños, nuestros gustos en música, ropa, libros, y cabe recalcar que somos muy diferentes en todo sentido.
Ese día también conocí la casa de Lay por primera vez, su madre me invito almorzar, yo me quise negar, pero ella insistió tanto que hasta me sentí mal por rechazar su oferta. Termine por descubrir que es una gran chef profesional y comí junto a toda su familia.
Eran realmente amorosos, a pesar que eran una familia reconstituida, no lo parecían, ni Lay, ni Chen usaban los seudónimos "padrastro" o "madrastra" simplemente los adultos de esa casa eran "papá" y "mamá" sin importar que no compartieran lazos sanguíneos y entre ellos se trataban como los típicos hermanos. Era una familia realmente hermosa.
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Finalmente el Lunes por la mañana regrese al colegio y me sentía extraño con todo lo que paso la otra semana tan de improvisto.
Decidí en el receso finalmente contarles a mis amigos sobre mi nuevo conocido, y ellos apenas termine la historia se vieron fijamente hasta que una sonrisa misteriosa apareció en sus rostros.
—¿Qué? —pregunte desconcertado por su actitud.
—Así que este "amigo", tiene la misión de mostrarte que si existe un amor como el de nosotros, ¿verdad?
—Pues, sí.
—Ya presiento como terminará esto —dice Chanyeol.
—Yo también, y es extremadamente emocionante. —Sus sonrisas se ensanchan y chocan los cinco como si celebraran algo.
—Ustedes son extraños —hablo desinteresado en su raro comportamiento, sin intentar siquiera comprender lo que me estaban tratando de decir indirectamente.
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Los días siguientes, no pude ver como hubiera querido a Lay, ya que la escuela me absorbió por completo, eran las consecuencias de haber faltado una semana entera a clases.
En fin, cinco días después finalmente pude ver a Lay, ambos nos contactamos a través del celular y quedamos en salir hoy a un cine.
Iba a invitar a Chanyeol y Baek a venir con nosotros, pero considerando sus personalidades, y que desde hace rato me están fastidiando con conocer a Lay, lo reconsidere y me arrepentí, así que ese día salimos los dos solos.
La excusa del cine solo fue otro intento de Lay de convencerme que el amor se puede dar tan rápido y acabar tan pronto como sucedió en la película que vimos, pero no por eso significa que sea menos real. Adivinen, el film que vimos fue “Yo antes de ti”.
—Bien, ¿qué te pareció la película? —pregunto con una sonrisa de oreja a oreja, mientras salíamos de la sala del cine.
—Pues, no fue nuevo para mí, te salió mal tu intento de convencerme del amor puro en tan poco tiempo, yo ya había leído ese libro, incluso el que le sigue, y en los dos pensé lo mismo —replique suspirando—. Ella se hubiera podido ahorrar tanto sufrimiento si hubiera sido más racional al amar…
—El problema Suho… —dice interrumpiéndome—. Es que nadie ama racionalmente, eso es lo que te quise hacer entender, si el amor fuera tan racional como dices, entonces todos podríamos elegir de quien enamorarnos y eso no es así, además que ella le haya conocido también le dejó cosas buenas, no solo tristezas.
—Técnicamente el amor viene del cerebro, este órgano controla todo ese proceso químico en nuestro organismo, no nos enamoramos con el corazón, así que sí, el amor es racional —Pongo un gesto pensativo antes de continuar con el tema de la película—. Sabes, Lou se dejó impresionar por Will, porque era un hombre que le ponía un tipo de reto a su vida, le daba nuevas perspectivas, cosa que nunca antes un hombre le había dado, así que técnicamente su amor nació de la impresión que creó su cerebro del magnífico hombre arrogante que era él.
—Sin embargo debes admitir que a pesar de que puedes tener razón en ello, fue como el destino que ambos se encontrarán, porque así pudo darle una nueva razón a su vivir, y salir de una vida aburrida y monótona.
—Sí, pero… —Me detengo un momento cuando el aire frío de la ciudad me pega en las mejillas, me doy cuenta que ya es muy tarde—, ¿has leído el segundo libro? —digo después de esa pausa, él solo afirma.
—Bien, pues en ese segundo libro se ve en ella los estragos que dejó el hombre que supuestamente también la amaba, ¿de qué le sirvió su supuesto cambio de perspectiva?, si te pones a pensar, Will la dejó destruida prácticamente, ella no podía regresar a ser la misma de antes, pero tampoco sabía lo que era sin él. Le costó mucho superar su muerte y descubrir de nuevo quien es ella, el segundo libro nos deja ver claramente más la realidad del mundo en que vivimos, es más crudo por así decirlo, deja a un lado el romanticismo mágico del primero y nos muestra algo acorde a la vida misma.
—Por eso no me gusta el segundo libro —dice en un susurro, viendo hacia el cielo. Yo lo miro sin entenderlo por completo. —Odio la realidad —Me mira con una dulce sonrisa cuando deja de ver el oscuro firmamento—, pero en fin creo que esta es otra misión fallida.
—Ajam… —le sonrío de vuelta.
—Mañana —Se le ve dudoso—, ¿te gustaría salir de nuevo conmigo?
—¡Sí! —digo exaltado, pero cuando me doy cuenta que prácticamente eso lo grite, me sonrojo y desvió la mirada de su linda sonrisa con hoyuelo—. Quise decir que me encantaría —hablo lo más calmado que puedo aun sin regresar a verlo—, no tengo nada mejor que hacer los sábados, sería una buena idea distraerme.
Él se pone delante mío para que lo vuelva a ver, su sonrisa me emboba en un segundo —Genial, mañana quiero presentarte a unos amigos, que tal vez te convenzan del amor a primera vista.
—Lo dudo —Me cruzó de brazos divertido—, ya sabes que tengo un ejemplo de ese amor del que no creo en mis propias narices todos los días, y me lo restriegan en la cara cada vez que pueden, y aun así dudo de ello.
—Te convencerán, te lo aseguro —Sin decir nada más me toma de la mano y empezamos a correr hacia un taxi, cuando está a punto de abrir la puerta lo detengo.
—¿A dónde vamos? —Lo miro confundido.
—Tú, a tu casa, es muy tarde y no puedo permitir que te vayas caminando —Me sonríe dulcemente.
Yo me enternezco por su gesto. —¿Y tú?
—Tomare el próximo… —Me abre la puerta y yo agradezco su acto de caballerosidad, aunque yo no sea una mujer—, ¿tienes suficiente dinero? —Me pregunta preocupado—. Sí no lo tienes, yo pago el taxi, solo dime cuanto normalmente te cobran para yo poder… —Interrumpo el camino de su mano hacia su billetera y con ello su charla.
—Tengo suficiente dinero —Le sonrío por su ternura—, pero de todos modos gracias.
Él asiente, ingreso al carro, y regreso a verlo para despedirme de él. Sin embargo me quedo sin palabras ante su repentina acción. Lay me da un beso fugaz en la frente, yo solo puedo abrir mis ojos en demasía por la sorpresa.
—Nos vemos mañana, te mando la dirección y hora a tu celular —Sin dejarme siquiera hablar cierra la puerta y rodea la parte trasera del carro, para cruzar la calle y poder tomar el taxi que venía en esa dirección, yo lo sigo en todo momento con la mirada.
Suspiro atontado, hasta que la voz del taxista maleducado, hace que le preste atención, finalmente le digo a donde dirigirse.
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