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Un nuevo comienzo por aiakafuri

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Estar con dos costillas facturadas y un brazo con férula no era fácil, y se le complicaba más por no poder moverse por si mismo y tener que depender a alguien... Y qué ese alguien era Akashi Seijūrō ¿su novio? 

 

No. Definitivamente no era fácil.

 

Era difícil. 

 

No se podía acostumbrar a los mimos del pelirrojo... Bueno, eran los mismos que antes, sólo que él no se había percatado de que el trato del pelirrojo hacia él era diferente a con los demás. Ahora entendía porque decían que  parecían pareja... 

 

—Kōki-san.

 

—Hmmm...

 

— ¿Te cambio de posición?

 

—Así estoy bien...— estaba a boca abajo sobre las almohadillas que habían  colocado sobre uno de los camastro para que pudiera tomar el sol y no se lastimara.

 

—Te vas a quemar...

 

—Kazunari-san me aplico bloqueador... Además, no me preocupa tomar un poco de sol.

 

—Es Seijūrō— dijo en un tono cansado.

 

—Lo-lo siento, Seijūrō-san.

 

—¿Estas seguro?— cuestionó observando la espalda de ¿su pareja?

Aun no estaba 100t53; seguro si eran pareja... pero ahora eso no importa. Mientras observaba la espalda  se percató de aquella marca en la piel del castaño, si no ponía atención no la vería, pero la marca contrastaba con la piel morena clara, era más clara; aquella marca debía de ser de los golpes que Fukuda le dió al castaño.

 

—¿Sei-Seijūrō-san?— no pudo evitar tartamudear al sentir unos dedos tocando su espalda.

 

—... Iré por algo de beber ¿Quiere algo?

 

—Helado de fresas y...

 

—Galletas— interrumpió al castaño —Enseguida.

 

Cómo pudo se giró y quedó boca arriba y luego de acomodó mejor para poder comer el helado.

 

Al regresar se sorprendió al ver al castaño en su lugar.

 

Kōki recibió el helado y comenzó a comerlo antes de que se derritiera.

 

—¿Esta bueno?

 

—Sí— mordió una galleta.

 

Rió al ver las mejillas del castaño, parecía una ardilla.

 

—¿De qué se ríe?— cuestionó haciendo un puchero.

 

—De esto...

 

Lo único que vio fueron los ojos rojos a centímetros de él, y sintió algo húmedo en su mejilla. Al alejarse el pelirrojo vio que en  punta de la lengua llevaba helado de fresas, y luego lo comió. 

Su rostro estalló en un fuerte sonrojo.

 

—Delicioso...

 

———

 

Tetsuya, Tatsuya, Ryō y Kazunari estaban detras del matorral más cercano a la pareja. 

 

—Aun le falta— susurró Kazunari.

 

— Fue un gran avance — Tatsuya sonrió.

 

—¿Qué les parece si les ayudamos?

 

—¡Kise! 

 

—shhhh~ vámonos de aquí antes de Akashichi nos encuentre.

 

Miraron al frente y vieron a ambos mirando en su dirección. Asintieron y retrocedieron lentamente.

 

—¿Cuál es el plan?

 

—¡Sexo!— gritó el rubio.

 

—¡Idiota!— Yukio le dió una patada —No se puede mover mucho. Nada de sexo.

 

—Descartado sexo y todo lo que tenga que ver con movimientos bruscos.

 

—¿Nadar?

 

—Flotar...

 

—Humm ya sé— Kazunari sonrió 

 

—¿Qué?

 

—Haremos esto...

 

————

 

Seijūrō sonrió al ver a sus amigos huir despavoridos. Sin duda alguna, algo 

 

—¿Qué fue eso?— miraba en dirección de los gritos. 

 

—Kōki-san. El helado se derrama.

 

—Waa...

 

————

 

—¿Entonces haremos eso?.

 

—Sí.

 

—¿Cuándo?

 

—Mañana en la noche. Podemos usar de pretexto que queremos una sesión romántica con nuestros esposo.

 

—Vale. Eso haremos. Es lo mejor.

 

—¿Y sí a Kōki-san no le gusta?

 

—No se dará cuenta. Es bastante despistado.

 

—Pues es eso haremos.

 

—Sí.

 

Se miraron unos a otros y sonrieron.

 

————————

 

Ya era de noche. Se dirigió a la playa, le gustaba caminar cuando era el atardecer.

 

Escuchó una voz familiar. Apresuró el paso.

 

Kōki estaba hablando por teléfono.

 

—No, Souichi-san. Usted no sabe donde estoy... No se cuento tiempo estaremos aquí... ¡Me secuestro! No sabía nada... Entiendo. Posponga la reunión... No sé. Hablaré con Seijūrō-san mañana y le preguntaré...  ¿Con Seijūrō-san? Estamos iniciando algo... Si, de verdad. Lo entiendo.  No estoy seguro pero quiero intentarlo... Puede que esta vez sea el correcto... Gracias. Adiós, Souichi-san.

 

—¿El correcto? ... Kōki.

 

—Seijūrō-san.

 

—Regresemos a la casa.

 

—Si...— cuando caminaban de regreso a la casa, sintió una mano rozar la suya. Por instinto la apartó pero luego volvió a sentirla, así que sujeto la mano del pelirrojo.

 

Sonrió al ver el gran sonrojó cubriendo las mejillas del castaño. 

 

No apresuraría las cosas.

Iría lento, muy lento.

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer :)


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