—¡Kōki baja de esa mesa!
Se había distraído unos minutos. Minutos que cambiaron toda la situación.
—————————————
—¿A dónde vamos?
—Es una sorpresa. No preguntes.
—Pero...
—Shssss— colocó un dedo sobre los labios del castaño —Aguarda a que lleguemos.
—....— asintió.
—Disculpa él no llamarte. Tenía mucho trabajo.
—N-No se preocupe.
—¿Te gustaron las flores?— sujetó la mano del castaño y entrelazó sus dedos.
—Son hermosas. Gracias— titubeó un poco —Aunque...
—¿Aunque?
—Fueron demasiadas. No debió.
—Lo sé. Es para que recuerdes estés día— besó la mano sin apartar la mirada de los orbes cafés.
—...— su corazón latía rápidamente.
—Seijūrō-sama estamos por llegar.
—Mira por la ventana— cuando el castaño giro para mirar a través de la ventana, aprovechó para cubrirle los ojos.
—¿Qué?
—No la quites— besó al castaño y justo antes de separarse le mordió el labio inferior.
—Se-Seijūrō-san...
—Vamos. Confía en mí.
Estaba nervioso. Lo último que logro ver fue un callejón oscuro.
Sintió los movimientos del pelirrojo y luego una mano que lo ayudaba a bajarse del auto.
—No tengas miedo.
—Pero...
—Vamos.
Caminaron bastante y cuando iba a preguntar se detuvieron, pero a los segundos reanudaron la marcha. Sintió descender unos escalones y luego subir otros.
No se escuchaba nada.
Ni un solo ruido.
—Te voy a quitar la venda.
Sintió los dedos de su novio rozar su cabello y a los segundos la cinta dejó de cubrirles los ojos. Lentamente abrió los ojos y ...
—¡Sorpresa!
Todos sus amigos estaban frente a él, sonriéndole, y entre ellos un pastel de cumpleaños. La pantalla detrás de ellos se leía: Feliz cumpleaños Kōki.
—G-Gracias— logro decir después del shock y que la música comenzará a resonar.
Fue abrazado y felicitado por sus amigos. Le entregaron regalos que fueron tomados por el chófer de Seijūrō.
—Gracias por organizar esto.
—Pues tienes que agradecer al enano— Kazunari jaló al castaño a la pista —Todo fue organizado por él.
—¿Qué?
—Nos invitó la semana pasada.
Giró a ver al pelirrojo, Akashi platicaba con Shintarō Midorima. Por unos segundos sus miradas se encontraron. Desvió la mirada avergonzado por la sonrisa que le había dedicado su novio.
La fiesta continúo. Para esos momentos Kōki iba con su cuarto vaso de licor.
—No. Ya no más.. — empujaba el vaso.
—Otro más. Una vez al año no hace daño.
—Pero yo....
—Nada de pero. Al fondo— Kazunari le obligó a beberlo.
10 vasos más tarde.
—Etto...
—Ahora sabemos porque Fukuda no dejaba que bebiera más de un vaso...
El cumpleañero se movía al ritmo de la música... Pero les preocupaba aquella sonrisa despreocupada y la manera de contonearse sobre la mesa.
———————
—¡KōKi baja de esa mesa!
—¡Sei!
Un feliz Kōki se había lanzado a los brazos de Akashi y comenzaba a restregarse contra él.
—¿Kōki?— ¿Acaba de llamarlo sei?
—Bailemos, Sei.
A pasos torpes se dejó jalar por el castaño, quien al llegar a la pista de baile comenzó a moverse muy pegado a él. Estaba teniendo muchos problemas en la forma que su novio se pegaba a él.
¿Qué había pasado para que estuviera así?
Miró sobre el hombro de Kōki, al lugar donde habían estado. Vio al mesero retirar vasos y aún quedaban unos 15... Eso le hizo comprender que había sucedido.
Kōki estaba borracho.
———
Sintieron un gran escalofrío al ver la mirada fría del pelirrojo.
Lo iban a pagar.
—————
—Seeeiiii.
—Calmado— sostuvo las manos de su novio. Habían abandonado la fiesta cuando Kōki intentó desnudarse.
—Seiiii ¡suéltame! — intentaba soltarse.
—No. Si lo hago terminarás desnudo y kitikawa te verá.
—¡Yo solo quiero estar desnudo para sei!
El chófer casi se estrelló ante el grito del castaño.
—ehhh ¿Así que desnudo para mí?
—¡Sí!
—¿Por qué?
—Porque quiero a Sei.
Un gran sonrojo cubrió sus mejillas. Era la primera vez que Kōki le decía que lo quería. Entendía que el castaño no se lo dijera porque tenía miedo —¿De verdad?
—¡Sí! Mucho.
Rió divertido al ver al castaño extender sus brazos —¿Por qué me quieres?
—¡Porque te amo Sei!
Juraría que su corazón se detuvo —Yo también te amo ¿Lo sabes, verdad?
—Lo sé. Sei me demuestra lo mucho que me quiere.
—¿De verdad?
—¡Sí! Me quiere. Me besa. Me consiente. Me hace sentir amado.
—¿Algo más?
—Me hace el amor cómo nunca nadie me lo ha hecho. Tan frágil. Tan fuee...
No resistió más y se lanzó a devorar los labios rojos de su novio. Sin pudor alguno, estrujo los glúteos del castaño.
—Aghhh...
El castaño se había separado y ahora besaba su cuello y poco a poco iba bajando...
—¿Kōki?
El castaño había dejado de moverse... Le acarició el cabello y notó que se había quedado dormido.
—No volverás a tomar sin supervisión— susurró tocándole la mejilla.