No lo encontraba.
Kōki no estaba en el jardín, en el techo o pabellón de bebés.
—¿Lo encontraste?
—No. No estaba en la escalera de emergencias— miró al guardia —¿No ha visto a este doncel?
Observó la fotografía —Sí. Tuve que reprenderlo porque iba corriendo. Salió, y abordó el primer taxi que encontró.
—Gracias.
—Voy a su departamento.
—Cualquier cosa avisas— le detuvo antes de que saliera —Felicidades.
—... Gracias.
Condujo al departamento de Kōki, entró y busco por todo el departamento... No estaba.
Intentó llamar pero el teléfono estaba apagado.
Desesperado y preocupado, salió corriendo y comenzó a buscar por la ciudad.
No estaba en ningún lugar que frecuentaban.
¿A dónde podría ir?
Sus padres no.
Fue Corp descartado.
Solo queda la casa Fukuda... Akachan.
¡Eso era! ¡Estaba con Akachan!
Condujo fuera de la ciudad.
Al llegar a la propiedad, tocó el timbre y salió el mayordomo.
—¿Esta aquí?
—Sí. Llegó un poco más de una hora. No sé ha separado. Nos corrió a todos. No quiere a nadie cerca. Intentamos llamar a Shintarō-sama pero no responde.
—¿El taxi?
—Lo pagué.
—Bien. Le haré llegar con Shintarō el dinero.
—No se preocupe. Ya ordené una habitación de invitados, la que siempre ocupa.
—Gracias.
Entró a la propiedad y fue directo al jardín.
Kōki estaba dormido y acurrucado contra la lápida de Akachan. Lágrimas cubrían sus mejillas.
Le acarició la mejilla, y Kōki se estremeció.
Observó la pequeña lápida.
—Akachan. Amo a tu papá. Prometo cuidar de Kōki y nuestro bebé. No dejaré que nada, ni nadie les haga daño.
Escuchó una voz lejana y abrió los ojos —Sei...
—Vamos. Te hará daño.
Negó y se aferró al bordo de la camisa del pelirrojo —Tengo miedo...
—Yo también— confesó acariciándole la mejilla —También tengo miedo. Es normal— le limpió las lágrimas —. Pero no estás solo, yo estoy contigo... Con ustedes.
Su corazón salto al sentir la mano sobre su vientre.
—Los cuidaré. Viviré por ustedes. Les daré todo el amor y cariño que tengo.
—Seijūrō-san— abrazó a su novio mientras sollozaba.
—Vamos— cargó al castaño y lo llevo a la habitación que habían preparado.
Dos tazas de chocolate caliente los esperaba.
Le ayudo a desvestirse, la ropa estaba sucia de tierra y césped. Lo ayudo acostarse y le entregó una de las tazas.
Bebió unos sorbos y dejó la bebida. No quería mucho. Tenía sueño.
Se deshizo de los zapatos y la chaqueta, se bebió la taza de chocolate y se acostó junto a su novio.
—Kōki...
—humm
—Se que tienes miedo— el castaño se aferró a su cintura — Yo también lo tengo, pero estamos juntos en esto.
Miró a Seijūrō —Tengo miedo ¿y si lo pierdo?
Sintió horrible al ver los ojos cafés lleno de pánico y miedo —Haremos todo lo posible para que no suceda.
—¿Qué haremos ahora? Yo tengo miedo de no ser un buen padre ¿Y si le hago daño?
—Kōki. Eres excelente con los niños, no le harás daño.
Asintió temeroso.
—Referente a que haremos... Quisiera que vivamos juntos.
—¿Eh?— miró impactado el pelirrojo.
—Vivir juntos. De hecho planeaba decírtelo en un futuro cercano. Y creo que es el momento adecuado.
—Yo...
—Piénsalo. Quiero que seamos una familia. Te pediría matrimonio pero sé que me dirás qué no.
¿Casarse? ... Definitivamente no quería casarse... Aún no.
Ahora pensaría en vivir juntos ¿Sería buena idea?