Descendió del elevador y se dirigió a la salida. Justo cuando salió, lo miro... Akashi Seijūrō se veía muy guapo en ese traje negro, chaleco con rayas y corbata roja. Pudo percatarse de que el pelirrojo se lamió los labios.
Cuentame todo con lujo de detalles. Y más si hay besos de lengua con el enano.
—¡Deja de recordar eso!— se reprendió mentalmente mientras se avergonzaba.
—Buenas noches Kōki-san— saludó apreciando el leve sonrojó en la mejillas del castaño.
—Bu-buenas nochess Akashi-san— saludó nervioso.
—No tiene que estar nervioso— rió bajó.
—Lo-Lo siento.
—No sé disculpe. Vamos— ofreció su mano. Un hermoso aroma de rosas inundó sus sentidos.
Miró inseguro la mano y luego al pelirrojo, la tomó después de que Akashi asistiera.
Ingresaron a la limusina. El ambiente fue algo incómodo, pues para Kōki era la primera que se subía a una limusina y no sabía cómo comportarse.
Miraba de reojo al castaño —No tiene que estar nervioso.
—Lo siento. Es que no se como debo comportarme ¿Y si lo hago quedar en mal?
Sonrió —¿Recuerda mi boda?— el castaño asintió —Será algo parecido, será en la sala del mismo hotel pero con personas aburridas.
—Entiendo.
La boda de Akashi fue la mejor del año, derroche de dinero por todos lados. Una gran fiesta de más de 1000 invitados. Él fue invitado junto con los demás y la mayor parte del tiempo la pasó platicando con sus amigos mientras Hiroshi fue a saludar algunos invitados.
—No será tan malo. Al menos esta vez no tengo que huir.
Kōki rió, recordaba a la perfección los gritos de Akashi Masaomi —Su padre estaba histérico.
—Si. Pero no fue para tanto.
—Dejó la fiesta por jugar básquet.
—Si. Pero no estaba tan feliz por casarme.
—¿Entonces porqué se casó? Lo siento. No es de mi incumbencia.
—Mi padre me obligó.
—¿Qué?
—Descubrió que estudiaba Psicología a escondidas. Y para dejarme continuar con la carrera me tenía que casar.
—Lo siento.
—Tengo mi carrera y consultorio pero resultó mal mi matrimonio. No la amaba, nunca la toque y al final intentó asesinarme.
—Lo siento.
—Ya no importa. Ahora soy libre.
Observó la sonrisa sincera en el pelirrojo —Me alegro mucho por sensei.
—Por está noche soy Akashi Seijūrō. Su cit... — ¿Iba a decir cita?
¿Cita? ¿Akashi lo consideraba su cita?
Un silencio incómodo se instaló entre ambos.
———
Arribaron al hotel del evento. Kōki logro ver muchas cámaras —¿Prensa?
—Sólo ignorarlo.
———
La limusina se estacionó y vieron bajar al soltero más codiciado de Japón, Akashi Seijūrō. Pero cual fue la sorpresa al ver que venía acompañado por un lindo doncel que de inmediato reconocieron, Furihata Kōki, el viudo de Fukuda Hiroshi y dueño de Fu Corp.
Por más que intentaron hacerlos detenerse no lo lograron.
————
—Dios...
—Tranquilo— sonrió al castaño.
Kōki desvío la mirada para que el pelirrojo no viera el sonrojó en sus mejillas.
———
Enseguida notó la diferencia en el trato hacia Akashi: sonrisas falsas, tratar de quedar bien con él y prácticamente se ponían a sus pies.
—¿Lo ha notado, Furihata-san?
—Sí— bebió un poco del vino que le había ofrecido el pelirrojo —Sigo sin creerlo.
—Ahora iremos a la siguiente fase. Permítame un momento.
Kōki observó alejarse al pelirrojo y se quedó en una esquina admirado el jardín. A los pocos minutos sintió a alguien detrás de él y volteó.
—Buenas noches ¿Esta teniendo una buena velada?— un hombre de cabello naranja y ojos verdes.
—Buenas noches. Sí— estaba nervioso.
—Kana Shōgō. Un gusto.
—Igualmente, Kana-san. Furihata Kōki— sonrió tímidamente.
—He visto que llegó con Akashi-san ¿Es su pareja?
—tan directo— pensó mientras sus mejillas adquirían un bonito tono rosado —No. Somos amigos...
—Ha dudado.
—Bueno. Es que nos conocemos desde hace 10 años pero no somos muy amigos. Tenemos bastantes amigos en común.
—Ya veo... Pero para que lo invité supongo que lo considera amigo.
—... Supongo— rió nervioso e incómodo. No le gustaba la mirada del ojo verde.
—Pu...
—Kōki-san. Kana-san.
—Akashi-san. Creí que iba a platicar con su socio.
—No. Fui a saludar a Reo.
—Ya veo. Yo estaba platicando con Furihata-san. De hecho quería pedirle que me acompañe está noche.
—Lo siento— Seijūrō en un rápido movimiento colocó su mano en la cadera del castaño, haciendo se sonrojarse —Kōki-san es mi cita.
—Creí que eran amigos— miró desafiante al pelirrojo.
Un sonrojado Kōki miraba entre ambos.
—También es mi amigo— le sonrió al castaño —Por cierto, Kana-san debería ir con su esposa y no dejarla sola, la encontré junto a los Mibuchi.
—Buenas noches.
El pelo naranja se marchó y Seijūrō miró a Kōki —Planeaba llevarlo a la cama. Kana-san tiene la costumbre de rentar una suite y llevarse algún doncel.
—Ya veo...
—Eso es lo que estaba tratando de hacer con Kōki-san.
—Ya veo— murmuró e incapaz de mirar al pelirrojo por el gran sonrojó que cubría sus mejillas —Me podrá soltar.
—Cla-claro— soltó al castaño al notar que aún lo sostenía y desvío la mirada avergonzado.
Aquella situación no pasó desapercibida para un varón de cabello negro y ojos rojos —Interesante.
—¿Dijo algo Akashi-sama?
—Nada. Continuemos..