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Algodón de Azúcar (YoonSeok) por Futuristic lover

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Capítulo 6. Parte 2

 

 

 

 

 

 

 

 

Se acostó sobre la cama tomando aire para expulsarlo con calma, deseaba tranquilizarse después del numerito que logró hacer en la grabación. No solo insultó a Yoongi delante de todos, sino que dejó el plató con su trabajo a medio hacer. No era difícil saber que a partir de ese día Victoria le llamaría en cualquier momento para despedirle por irresponsable. Se lo merecía. No se quejaría porque tendría razón, simplemente se iría con el rabo entre las piernas. Sumiso y afligido.

Comenzó a pegar con fuerza la almohada que yacía a su lado, gritando groserías hacia su persona y hacia el individuo que provocó que perdiera la cordura. Sus puños se hundían en la almohada, para después levantarlos y volver a atizarlo de forma violenta. Quería matar a Yoongi por haberle mosqueado, por el hecho de haberle calentado y provocar que actuara de esa manera, aunque para qué mentir, no se arrepentía por haberle soltado unas cuantas verdades.

 

¿Por qué le siguió el juego? ¿Por qué no se calló y dejó que hablara?

 

Su autoestima ya estaba dañada y lo único que no permitiría era que un incompetente agrediera su orgullo. Iba en contra de sus principios. Su personalidad era fuerte, si bien muchas veces por poco acababa en el límite peligroso de la depresión, sin embargo, los pilares de su vida, que yacían paralizados, junto al apoyo de sus seres queridos alimentaban su dignidad y satisfacción personal.

El problema de ahora era cómo asumir el fracaso de su corto camino de camarógrafo con buen trato y sueldo. Sobre todo, la decepción en la persona que más ha confiado en él: Victoria.

Dio una vuelta en la cama, lamentando el cambio que había dado su vida de un momento a otro. Suspiró y cerró los ojos, no obstante, su teléfono, perdido en algún lado de su habitación, comenzó a sonar, Hoseok, veloz, se levantó de la cama tropezando con la manta que permanecía enredada en su cuerpo. Comenzó a buscar desesperadamente el teléfono, iba de un lado a otro descubriendo la sensación de adrenalina. Cuando lo encontró y vio el nombre en la pantalla, el estupor y desasosiego invadieron cada porción de su corazón.

 

Victoria.

 

El nerviosismo ya se manifestaba en el temblor de sus manos, incluso en sus labios. Sus ojos yacían abiertos del todo, y sin dejar de leer y releer el nombre de la susodicha, intentó sosegar las mil y una sensaciones que revoloteaban en su interior.

 

Mierda, mierda, mierda.

 

La vergüenza de descolgar la llamada incrementaba en cada tono, pues sabía que su jefa no se detendría en criticar su forma de actuar, sin importarle su bienestar como muchas veces antes le había confiado.

 

—¿H-Hola? —contesto finalmente.

¡Hoseok! Soy Victoria. —Al escuchar la voz femenina, llevo el teléfono a su pecho y cerró los ojos fuertemente aguantando el sentimiento de culpa asaltando en su pecho.

—Hola, Victoria.

Me alegro que hayas contestado porque quería avisarte de algo importante.

 

“Genial, me va a despedir por teléfono.”

 

—D-Dime. —respondió nervioso.

Ven a mi despacho ahora mismo. Cuelgo. —Y terminó la llamada.

 

"Prefiere decírmelo a la cara. Estas decisiones siempre vienen de Victoria.”

 

 

 

 

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Corrió lo que sus piernas le podían permitir, tomaba aire por la boca para después expulsarlo por la misma. El continuo incremento de los latidos de su corazón, le ponían demasiado nervioso. Debía llegar cuanto antes, no quería hacer esperar a Victoria, aunque estaba seguro que cuando llegara al edificio se encontraría con Sujong y asumir la vergüenza de sus actos. Continuó corriendo con las sensaciones agolpando su alma. Los cabellos volaban hacia atrás dejando ver su frente despejada, mostrando ambas cejas a la vista, el viento le despeinaba poco a poco y, si bien eso era lo que más odiaba, su mente, por suerte, estaba en otro lugar, preocupado en su empleo que desgraciadamente pendía de un hilo.

Cuando estuvo en las puertas del edificio que tanto conocía, se inclinó con el fin de posar sus manos en las rodillas y toser con firmeza. Volvió a mirar el edificio, a continuación, cerró los ojos exigiendo clemencia ante lo que iba a ocurrir en solo unos instantes, tragó saliva y entró al lugar.

 

 

 

 

 

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Hoseok tocó la puerta del despacho de su jefa, recibiendo desde el otro lado la rápida respuesta por parte de esta. Cuando la fémina le indicó que accediera en la habitación, Hoseok cerró la mano en un puño, tomó aire y abrió la puerta. Nervioso, asustado y alarmado, entró en ella.

Nada más sumirse en el interior, divisó a Victoria sentada en su largo y ancho sillón de cuero blanco. Ella reposaba la mirada en el ordenador, intercalándolo en algunos papeles situados a su lado. Su vista iba de un lado a otro concentrada en ejecutar de forma correcta su arduo trabajo. Tenía una blusa morada, con una falda negra mostrando sus largas piernas brillantes, incluso llevaba gafas de empaste color negro y su cabello acomodado en una larga y espléndida coleta en el que podías apreciar el cuidado que dedicaba en su imagen.

Hoseok se acercó lentamente, con miedo a una regañida demasiado sonora por parte de Victoria que, para su asombro, parecía estar tranquila y no colérica como había imaginado en todo el camino. No deseaba todavía ser testigo de su aclamado y estricto carácter que conscientemente creía poseer Victoria: una mujer poderosa que logró con su personalidad, actitud y sus buenos movimientos de cartas, convertirse en jefa de una de las grandes promotoras del mundo del porno. Cerró los ojos, se arrodilló y ante el silencio de su directora, que aún observaba los papeles esperando a que el chico tomara asiento, terminó pidiendo perdón de forma lamentable pero formal. Apoyó su frente en la alfombra sin siquiera perder el tembleque en su cuerpo.

 

—V-Victoria. Perdóname. No pensé antes de actuar. Soy un completo estúpido, soy un irresponsable. Merezco ser despedido. He venido aquí solo para poder pedir perdón por...

—¿¡Pero qué!? Hoseok. Detente. —hablo Victoria interrumpiéndole. —Eso deberías decírselo a Sujong. Levántate, por favor.

—¿Qué?

—Por lo que me han comentado no has tenido un comportamiento maduro, has dejado una filmación a medias además de insultar a un actor. Puedo entender que has tenido un mal día o que has perdido el juicio por un momento, pero no volverá a pasar. ¿Verdad? Sujong está enojada contigo, yo he intentado calmarla porque, Hoseok, creo en ti. Me concedes más de lo que puedes ofrecer y eso me es mucho más relevante que un mal día.

—Entonces. ¿No estoy despedido? —se levantó tras escuchar a su todavía jefa, impresionado y sin poder creer en su buena suerte.

—No, pero sabes las consecuencias de tu acto, ¿no? —preguntó Victoria y Hoseok negó con la cabeza. —Te descontaré la misma cantidad de la secuencia perdida de tu sueldo. He mandado hacer esa filmación a otro camarógrafo. No volverás a repetirla.

—Victoria, eres la mejor. —se acercó alegre y dando saltos, feliz.

—No tanto porque aún me falta decirte el motivo por el que te he llamado.

Hoseok abrió los ojos sorprendido, aunque el problema mayor ya se solucionó a medias, por desgracia todavía quedaban más sorpresas para él y comenzaba a percibir dichos nervios.

—Mañana viajarás con un equipo particular de la empresa, junto a diversos actores destacados. Irás a la isla Jeju para realizar una sesión fotográfica en las mejores zonas del lugar. Te encargarás de grabar el tras de cámaras. ¿Entendido? Estarás ahí todo este fin de semana, dicha labor no influirá en tus estudios. Tengo entendido que estás en la universidad.

—Pero, esto no aparecía en mi horario.

—Lo sé, es una actividad imprevista y totalmente nueva. No obstante, la fecha de publicación de la revista de la marca se acerca cada vez más y necesitamos cuanto antes la sesión de los actores. En cuanto al tema del pago, no debes preocuparte que te lo cargaré a la cuenta, independientemente del error hecho hace unas horas en plató. Mi idea era detallarte dicho plan y pedir disculpas por este desorden de horario. En cambio, he recibido... —señaló la alfombra donde antes había estado Hoseok arrodillado. —...una disculpa humilde e inesperada.

—Aaah~ Sí, eso. —ladeó la mirada, evitando mirar a Victoria realmente avergonzado. —P-perdona.

—Bien, todo está dicho entonces. Vuelve a casa, haz la maleta, prepara tu mente porque mañana va a ser un día duro.

—Gracias. Victoria.

—A ti. Puedes pasar por el despacho de Sujong. Ella sí que merece una disculpa. —tras observarle fija y seriamente a su empleado, volvió a organizar el papeleo caótico. —Ya puedes marcharte. Te mandaremos un correo con las indicaciones de mañana.

 

Hoseok salió de ahí, le ofreció una rápida reverencia y se dirigió apresuradamente al despacho de la regidora que estaría demasiado disgustada con él. No sabía cómo enfrentar una situación tan tensa e incómoda como esa. Solía ser demasiado pacífico con las personas, mantenía las relaciones de la mejor manera facilitando momentos de paz y armonía entre ellas. Sin embargo, su buena racha se vio involucrada en la metedura de pata que había hecho hacía unas horas.

 

 

*Toc Toc*

 

El total silencio al otro lado después de tocar la puerta, se mostró alarmante. A continuación, recibió un inquietante, pasa al menos de que te llames Hoseok.

Tragó saliva. Sí, estaba cabreada y todavía conservaba tiempo para correr de vuelta a su casa, tumbarse en la cama y arroparse con la manta. Tenía miedo, pero ella no merecía tal falta de consideración por su parte, no otra vez. Él no era así.

Con las agallas acumuladas que había captado estos segundos, cogió el pomo de la puerta, la empujó para asomar de poco en poco la cabeza y ver el severo y cansado rostro de la regidora.

—S-Soy Ho-Hoseok. —posó sus manos sobre la puerta, empujándolo del todo y revelando su identidad.

—Además de fastidiar, JODER, una grabación, ¿eres sordo? —repuso con aquella imponente y grave voz. Se levantó, acercándose al chico con pasos largos. Hoseok en vez de quedarse quieto, retrocedió cerrando fuertemente los ojos, ya que intuía que en unos segundos sería atacado por un depredador ansioso de desgarrar a su presa. —¡Devolverás ese tiempo perdido en otros quehaceres! ¿¡Te ha quedado claro!?

—V-V-Vale. Victoria descontará esa grabación de mi...

—¡Lo sé! ¡Fui yo quien le dio la idea! ¿Sabes lo que has causado por seguirle el juego a un actor?

—S-Sí. —abrió los ojos asustados, descubriendo a Sujong cerca de él.

 

Sospechosamente cerca.

 

Sujong aprovechó a disminuir la distancia que mantenía con Hoseok que yacía aún paralizado, como una mísera piedra asustada cuya alma desaparecía en sus manos elevándose hacia el cielo. Muerto en vida, Hoseok dejó que Sujong se arrimara a su oído ya apreciando los escalofríos que provocaba su voz.

 

—Cobraré mi tiempo perdido en solo una cosa.

 

 

 

 

 

 

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Se echó en el suelo del salón una vez hubo entrado a su departamento. Tropezó con algunos papeles, bolsas, y pertenencias cuya identificación de estas no fueron rescatadas de la corta amnesia de su memoria. Cogió un cojín cerca de su entorno y lo tiró contra la pared más cercana, malhumorado y desconfiado, pero sobre todo, anonadado de lo que acababa de ocurrir.

Sujong le pedía un imposible, requería de su inutilidad, porque eso era él en estos temas, para un plan difícil y enrevesado.

 

Quiero que Kim Taehyung se fije en mí. Por lo que veo sois buenos amigos.

 

Esto ya era lo último que le faltaba en su vida. Ayudar a una persona, que nunca habría imaginado posar su interés en su amigo para su beneficio sentimental.

Un imposible. Estaba claro.

¿Le gustaba Taehyung? ¿Desde cuándo? ¿Su amigo era su tipo de chico ideal?

No podía imaginarlo. No podía imaginar los ojos cautivadores de Sujong, recayendo sobre Taehyung, un chico de casi su edad.

Cogió de vuelta el cojín y lo volvió a tirar contra la pared perdido en los descompuestos pensamientos de su cabeza alborotada. Cerró los ojos cuando sintió la desgana y cansancio del día agotador que germinaba en su cuerpo y alma. Sin tan siquiera percibir la hora que era, ni el lugar exacto, Hoseok comenzaba a relajarse dejando que los brazos de Morfeo le mecieran hasta quedar del todo ausente.

 

 

 

 

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Su descanso solo fue complacido por la oscuridad protagonizada en su mente. No a las recreaciones extrañas de algún recuerdo o imagen fugaz de la experiencia del día. Nada. Simple oscuridad. No le importaba no recordar, no soñar, en absoluto. Él había descansado, había relajado su mente ante la negrura que se exponía ante sus ojos como si de una pantalla de cine se tratara, y eso era lo importante, tan esencial que no fue consciente de que la noche había devorado la luz del atardecer en un mismo crepúsculo para que después, la oscuridad lograse, una vez más, protagonizar la visión de Hoseok. Su habitación yacía en penumbra, algunos rayos de luz de las farolas se colaban en las cortinas, pero apenas fueron perceptibles.

Se levantó confuso, se frotó los ojos y se estiró desperezándose de la tensión de sus músculos. Iba a preparar la maleta para el viaje de mañana y algunos complementos que debería llevar, pero su acción se vio interrumpida cuando el molesto y agudo sonido del telefonillo lo asustó inmediatamente. Perezoso acudió a la llamada, encendiendo el visor de la cámara de dicho elemento.

 

—¡Hya! ¡Hoseok! ¿Estás listo? —saludó Taehyung, pegando los labios a la cámara del telefonillo y sonreír con dientes incluidos. Sabía que era él por esa voz gruesa y sonrisa cuadriculada.

 

Mierda.

 

Hoseok se había quedado dormido de tal modo que no recordó en ningún momento de la fiesta que asistiría esta noche y que el chico, quien le había llamado, era la persona que se había comprometido en ir a buscarlo para salir juntos.

 

—Ah... —se quedó sin palabras, pues los nervios habían bloqueado su mente e incluso sus cuerdas vocales temporalmente. —Sí, sí. Ta-tardaré un poco.

 

Rápidamente, se dirigió a su habitación para elegir algunas prendas que conjuntaban entre sí, ropa atractiva y de su exquisito gusto de la moda. Comenzó a prepararse dejando perdido el baño, la habitación, incluso su salón, todo a la velocidad de la luz, no quería hacer esperar al chico, por lo que, intentó no ser tan minucioso con el peinado, ropa y maquillaje, si bien aún tenía el golpe de Yoongi que decidió invertir un poco más de tiempo en cubrirlo lo máximo posible. Antes de coger la chaqueta de cuero y colocar en sus bolsillos algunas pertenencias importantes, se echó algunas gotas de su perfume favorito, pulverizando su cuello y cuerpo. Terminó observándose en el espejo más cercano y para su sorpresa estaba espectacular aun con el poco tiempo que tuvo para arreglarse.

Mientras bajaba las escaleras rogó a todos los dioses por no haber causado tantas molestias a Taehyung, que no se quedara con una imagen patética e imprudente de él mismo, y la más importante, que no notara su cara hinchada por haberse quedado dormido.

Cuando corrió hacia la entrada, divisó a Taehyung jugando con unos niños en el portal. Los niños pertenecían a una vecina que vivía en el piso superior al suyo.

 

Quiero que Kim Taehyung se fije en mí. Por lo que veo sois buenos amigos.

 

Al quedarse mirando cómo parloteaba con la madre de los niños, feliz y sin dejar de sonreír, sin querer se acordó de la proposición de Sujong. No sabía cómo hacerlo, ni qué hacer, ni cómo fijar la atención que en ese entonces ya recaía en él y que sin borrar su sonrisa sea dirigida a su supervisora. Veía la situación tan complicada e imposible. Saludo de vuelta cuando salió. Taehyung le observo tímido, haciendo un estudio fugaz de su ropa: informal, y moderno. En general, estaba espectacular y muy atractivo. Además, percibía el olor atrayente de la colonia que se había echado recientemente.

Hoseok se disculpó por haberle hecho esperar y que no volvería a pasar, intentó no mirar mucho al menor con el temor de sentirse descubierto de su fechoría. Ambos, entre conversaciones cómodas y usuales, partieron hacia el local donde ya se encontraba Namjoon trabajando.

 

 

 

 

 

 

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 La música se hacía más presente cada vez que se acercaban al recinto. La gente se reunía alrededor de la entrada formando una fila donde pasaban un excesivo control por los de seguridad antes de permitir la entrada en la fiesta. Hoseok y Taehyung ya estaban en la cola mientras hablaban entretenidos. Seokjin y Jungkook se encontraban dentro disfrutando de la diversión. Pasados unos minutos, ambos lograron entrar finalmente tras la espera pesada en la calle.

 

—¡Hola chicos! —saludó el moreno a sus amigos que permanecían hablando con Namjoon. Este hizo una corta reverencia cuando visualizó a los recién llegados, para después, continuar sirviendo unas cuantas bebidas alcohólicas a sus clientes entusiasmados que se acercaban a la barra. —Os presento a Taehyung. —se retiró del campo visual de sus amigos con el fin de que el nombrado se acercara y saludara a los presentes.

—Hola, mi nombre es Kim Taehyung. Encantado. —tendió la mano como señal de cortesía, primero a Seokjin y después a Jungkook, sin retirar su mirada en este último. Jungkook recibió el gesto de forma seca, pues no comprendió porqué su presencia le intimidaba y se volvía tímido.

—¿Qué vas a tomar Taehyung? —pregunto Seokjin, llamando a Namjoon que ya se encontraba algo desocupado. —¡Namjoon! ¡Hoseok nos ha traído a un nuevo amigo! ¡Vamos! ¡Ven! —Inconscientemente y sin que, por suerte, nadie se diera cuenta, el mayor le regaló un guiño al chico, este no tardo en sonreír y atender a su llamada.

—Mi nombre es Kim Namjoon. Un gusto en conocerte. —le tendió la mano al menor.

—¡Eres el barman! Llámame Taehyung. —sonrió.

—¿Te apetece tomar algo, Taehyung? —preguntó ya cogiendo un vaso largo de cristal entre sus manos.

—No, no suelo beber. —negó con la cabeza.

—¿¡Cómo!? ¡Si te he traído aquí es para que bebamos juntos! —salto Hoseok indignado por su respuesta. —Venga, vamos a beber.

—Hoseok, no suelo beb…

—¡Hoy beberás porque lo digo yo!

—Con menudo personaje te has juntado, Taehyung. —dijo Seokjin, tomando un trago de su bebida. —Hoseok es al que peor le sienta la bebida de los que estamos aquí. —Tal afirmación robo una risa a Jungkook, que silencioso en su sitio, prestaba atención a la conversación.

—¡Eh! ¡No creas una mala imagen de mí! —indicó el aludido haciendo un tierno puchero. Taehyung, con una mano en la boca, intentó silenciar alguna carcajada por la repentina confesión de su amigo. Hoseok le empujó molesto por dicha reacción. —¡HYA! ¡Deja de reírte!

—Hoseok, seguro que hasta él sabe lo terrible que eres con la bebida. —Esta vez habló Namjoon, al tiempo que cogía una botella de ron y lo vertía en un vaso de cristal.

—Hyung, te has ganado una fama espantosa —Jungkook se acercó a Hoseok dándole unas palmaditas en la espalda sin detener su risa burlona. Repentinamente, su brazo acarició el brazo de Taehyung y ágil la alejó de este, pues tuvo la sensación de haber sentido tal estremecimiento y electricidad nunca antes vivida.

—Hoseok, toma esto y ahoga tus penas, anda. Intenta controlar esta vez. —dejo Namjoon un vaso lleno de licor en la barra para su amigo. —Y este para ti, invita la casa. —le entregó una jarra a Taehyung amablemente. Este se iba negar, pero pensó que por una vez podía saltarse las normas, normas impuestas por él mismo para no perder el control. Recibió gustoso una jarra de cerveza y del tirón bebió un sorbo de esta. Sus labios superiores se empaparon de la consistente espuma de la bebida.

 

Hoseok también atrapó la bebida entre sus manos, cerró los ojos y tomó de golpe, aguantando el ardor que experimentaba su garganta al paso del líquido fuerte. Sus amigos rieron, pues sabían que tenían razón y el chico ya tenía un grave problema, sobre todo, de adicción a la cerveza. Hoseok vio las burlas en las miradas de sus “amigos” y enfadado, se fue a la pista de baile a desahogarse un poco del momento embarazoso que estaba pasando. Taehyung le acompañó después de despedirse de los chicos que aún seguían contando anécdotas ridículas del moreno. La confianza daba asco decían y nadie sabía cuan cierta era esa frase.

Taehyung acabó cerca de él, moviéndose al tiempo de la música, envió una mirada apenada a Hoseok que, al divisarle, se giró enfadado y continuó bailando. Taehyung, para captar su atención, comenzó a hacer poses ridículas de bailes provocando que la bebida temblara en su mano, lo que causó que el nivel de preocupación por el futuro de dicha bebida incrementara en Hoseok, ya que no deseaba ver una bebida en el suelo. Lo detuvo riendo con él y le obligó a que dejara la jarra a un lado, junto a la de él.

La gente ya comenzaba a animarse al paso que se hacía más tarde. Los movimientos entre ellos aumentaban en bailes poco profesionales, ridículos, o simplemente desplazamientos en el propio sitio. Hoseok ya presentía el alcohol, nuevamente, influir en su consciencia, incluso vio a Taehyung mareado y bailando sin control. Hoseok reía mientras golpeaba al menor, las carcajadas eran secundarias a la alta música electrónica que lideraba el ambiente. Volvía a beber, una y otra vez, dejando paso al adicto efecto de la bebida en su cerebro, todo se movía con él, su risa escasamente era audible para sí mismo, su vista se tornaba borrosa y ya dejaba salir el Hoseok que tanto odiaba al exterior. Era un problema para la sociedad, otro más, sin embargo, no le importaba, sabía que no iba a parar. Él nunca se detenía a tiempo, nunca lograba parar de mimar a sus deseos de desahogo. Tuvo un mal día, y ese era el motivo por el que ahora lo dejaba a manos de unas cuantas copas de algo que no recordaba y algunos chupitos que consiguió tomar con Taehyung, este se encontraba en las mismas condiciones que él en la barra. Reían a carcajadas, discutían por quien iba a beber más, juegos estúpidos y sin sentido entre tantos centilitros de alcohol y no les importaban, eran jóvenes y debían disfrutar al máximo de su problemática juventud. Olvidarse del resto, del mundo cruel que les tendía las manos para sufrir, en conjunto, del infierno ocasionado por la monotonía de cada día, de las injusticias que vivían en su piel, de los momentos de rabia consigo mismo y con otras personas.

 

Maldita la hora en la que bebieron unas bebidas que parecían hechas por fuego. Maldita la hora que Namjoon les quito otras bebidas de las manos para reemplazarlas con un par de vasos de agua y pudieran calmarse de los locos efectos que causaban el alcohol en ellos. Una hora más tarde y entrada ya la plena madrugada, comenzó a tener distintos e incómodos flashes de Yoongi, de Suga, de ambos. De ambas personas, que para él eran dos personas distintas que interrumpían su desequilibrada mente con recuerdos vagos de momentos subjetivos que habían pasado desde que se conocieron, hasta el momento más presente que había vivido con él, exactamente el de esa tarde, cuando echó por la borda su paciencia y orgullo y le canto las cuarenta en plena grabación que más tarde ganaría una proposición arriesgada por parte de Sujong. Fue idiota. Un completo estúpido.

 

De repente, cuando Hoseok volvía a bailar, invadiendo la zona donde las personas se agitaban seducidos al compás de la música que cada vez se hacía más ruidosa, divisó a una persona que desgraciadamente poseía ciertos rasgos idénticos al individuo que temía encontrar ahí, tal como la primera vez de hace ya unas semanas: el exnovio de Samantha.

 

Asustado saco su móvil para ojear la hora y al verla se fijó también en la fecha.

4-octubre-2016.

Hoseok entrecerró los ojos enfocando adecuadamente en la pantalla y poder apreciar mejor la fecha, pensó que había sido un error producto de su mareo. Esa fecha le sonaba, demasiado, tanto que sintió el recuerdo impulsado por su mente atontada como si de un empuje se tratara. Esa fecha estaba en la ficha del exnovio de Samantha que encontró en la casa de Yoongi hace un día. Preocupado y confuso, decidió seguir a la persona que se parecía a ese hombre, quien estaba saludando a un amigo y se dirigía fuera del establecimiento.

 

Buscó entre la multitud a Taehyung para avisar de su pronta ausencia, pero al visualizarle durmiendo en uno de los sofás, decidió no molestarle. Más adelante, se encontró a Jungkook besando a una chica en un marginado rincón cerca de la pista, oscuro y privado, aprovechaba a acariciar la espalda de la fémina para después posarla en el trasero voluptuoso ajeno. Maldito crio.

Namjoon hablaba con Seokjin, sonreían mientras este último bebía entretenido su copa. El ambiente entre esos dos parecía ser uno independiente al de la fiesta, ni el ruido, ni las personas interrumpían esa burbuja misteriosa que se había formado en los chicos. Estaba uno tan cerca del otro compartiendo algunas anécdotas graciosas, por lo que Hoseok, finalmente, determinó no interceptar a ninguno de sus amigos.

Se encaminó fuera del local algo alejado y minucioso del hombre que perseguía, no le convenía que este supiera de su plan, porque seguro que le reconocería y le propinaría otra paliza y ya estaba tocado como para aguantar otra pelea, preferiría seguirle sin ser descubierto y confirmar si realmente Yoongi se iba a encontrar con él.

Respiró aire puro, frío y limpio comparado a lo que vivía dentro tras salir del local. Se escondió en una masa de personas que platicaban y fumaban animados con algunas bebidas en la mano, estos no fueron conscientes de lo cerca que se encontraba Hoseok aparentando entender la conversación extraña, aunque su punto de atención reposaba en otra persona que encendía un cigarrillo y hablaba con el conocido con quien salió del local. Posteriormente, comenzaron a caminar hacia algún lugar. Hoseok, cuando confirmó que ya se localizaban lejos, emprendió su camino, silencioso e intentando no balancearse y causar algún gran escándalo.

Miro el móvil buscando la foto que saco de la ficha y averiguar el lugar del encuentro: Local Violeta de Prada. Un escalofrío recorrió su columna vertebral, no sabía exactamente del porqué seguía al chico que aún no se percataba de su presencia. La embriaguez gobernaba su mente, los efectos no cesaban, y no debía tomar estas drásticas decisiones en su estado.

Sin embargo, Hoseok era otra persona cuando bebía, ya no era el asustado Jung Hoseok que conocía todo el mundo, el que no tenía agallas para enfrentarse a situaciones tan arriesgadas, el que no perseguía a un delincuente a un local donde se realizaban transacciones ilegales y que Yoongi estaba metido en alguno de esos. El Hoseok que todo el mundo conocía era la persona que se escondía detrás de algún amigo, el que inventaba bromas para llevar la atención a otra parte o burlas hacia alguien, pero que no se metía directamente en un juego sucio, en un círculo vicioso influenciado por un actor porno que siempre protagonizaba en sus pensamientos por su vida tan oscura.

Mientras daba un paso para continuar con otro, fue testigo de cómo se estaba descubriendo a sí mismo, a un Hoseok irreconocible ante sus ojos, un Hoseok, que gracias al impulso de Yoongi, comenzaba a apreciar las nuevas pinceladas del distinto carácter que ya no conocía tan bien. Si alguien le confesaba hace unos meses del futuro que iba a experimentar, él claramente no se lo creería. Pero sí pudo comprobar una cosa y es que vivía la increíble y adicta adrenalina viajando por su organismo, sentido y alma, tal sentimiento aprobaba un estilo de vida opuesta a la buena conducta forzada por su grupo, por su familia, por sus principios estrictos. Poco a poco, le gustaba ese nuevo Hoseok que estaba descubriendo.

Se escondió cuando el sujeto, cuyo nombre respondía a Park Woonyeok, se dio la vuelta sintiendo una fija mirada puesta en su nuca. Su amigo preguntó sobre su acción a lo que él respondió con un simple, “no es nada”. Hoseok debería mantener la correcta distancia y sumo cuidado para que no le descubrieran. Inesperadamente, comenzó a percibir las náuseas brotar por su garganta, producto de su irresponsabilidad con la bebida. Asustado, dejo de caminar para dirigirse a un lado de la carretera y soltar una fuerte arcada. A continuación, se dio un leve golpe en la mejilla, la misma donde tenía el hematoma, por lo que se quejó rápidamente cuando sintió el escozor de la zona herida. Por lo visto, ya no estaba en sus cabales.

Llevo su mirada a los hombres que habían desaparecido por algún callejón, aumentó el paso, pero su misión fallo cuando no visualizó en ninguna parte a las personas de su interés. Los había perdido. Para su suerte, al seguir caminando y guiar sus ojos a un establecimiento frente a él, se dio cuenta que ya estaba en el local del encuentro. La pareja ya había desaparecido improvisadamente de su campo visual, perdiendo cualquier pista de su paradero. Bajó la cabeza, y golpeó la pared con su pie, soltando una maldición. Yoongi no aparecía o simplemente ya había entrado antes al local, por lo que, decidió ir al callejón a la entrada secundaria en la que destacaba la puerta de metal, aquella que vio a Yoongi hace días.

 

¿Realmente ese maldito se iba a encontrar con el algodón de azúcar? ¿De verdad Yoongi iba a permitir hacer lo que había planeado?

 

¿Por qué no paraba con esto? ¿Por qué Min Yoongi tenía una vida tan complicada? ¿Era un puto mafioso o algo que estuviera involucrado en la cruda realidad que hay detrás del mundo del porno? ¿Narcotráfico? ¿Camello? ¿Contrabando? ¿O era un simple actor que se divertía con otros "amigos"?

 

Solo soy un juguete.

 

¿Qué significaba eso?

 

Hoseok apretó los puños mientras caminaba con pasos fuertes y ligeros hacia la parte trasera del local. Ya veía el movimiento de personas que se encontraban cerca de la entrada a punto de disfrutar una noche agradable, lo que él había hecho minutos antes. Cuando estuvo a unos metros de la entrada, donde vio días antes a Yoongi con unos matones, respiró y guio sus pasos hacia allí. Sin embargo, cuando divisó aquella puerta de metal, acabó deteniéndose, ya que unos chicos vestidos de negro, fornidos y cuyo semblante tampoco era de felicidad absoluta, escoltaban esa entrada, no deseaba enfrentarse a ello por lo que se mentalizó que no iba a escoger ese camino. Por tanto, no tuvo de otra que intentar ir a la entrada principal.

Pretendía aparentar sobriedad, ante todo, pero cuando vio que la entrada principal también estaba siendo gentilmente escoltada por otros dos chicos de la misma escuela que los otros pensó que no lo conseguiría. Hoseok sintió tal rabia e incompetencia en su corazón que no pudo acobardarse en ese momento. No, no podía. Debía ser valiente y buscar a Yoongi. Sabía que estaba ahí y no podía permitir que se encontrara con el ex de Samantha. No podía. Era peligroso y muy bien lo sabía él.

Tenía miedo, no obstante, debía asegurarse y contemplar con sus propios ojos que Yoongi no corría peligro.

Sí, se metía en donde no le llamaban.

Por consiguiente, los pies de Hoseok acabaron al lado de uno de los escoltas. Tragó saliva.

 

—Lo siento, no puede pasar, chico. Es una fiesta privada. —soltó el segurata como si de un robot se tratara.

—Os daré todo lo que tengo. —Hoseok rápidamente saco su cartera para ofrecerle una cantidad pobre de dinero, pero era lo que poseía a cambio de entrar en el local. —Venga, tío, tengo que entrar. Por favor.

—Aléjese de la entrada. —le dio un duro empujón que desplazó al menor dos pasos atrás.

 

Hoseok guardó la cartera y le regaló una sonrisa al hombre para después hacerle una reverencia como muestra de cortesía. Al instante, Hoseok descubrió que el otro escolta dejaba entrar a una mujer por lo que, rápidamente y a grandes zancadas, aprovechó colarse con esta sin percatarse de que el de seguridad, de un movimiento, detuvo el objetivo de Hoseok. Éste comenzó a dar pataletas mientras gritaba que debía entrar. El hombre lo atrapó fuerte para empujarle lejos de la entrada.

Hoseok no hizo caso y le empujó para correr nuevamente hacia la puerta, sin embargo, su objetivo se vio obstaculizado cuando sintió un fuerte impacto en su boca. Percibió el caliente y resbaladizo líquido que escurría por su labio debido al golpe provocado por su estupidez.

 

—¡Vete de aquí! ¡Fuera! —bramó el hombre que le pegó.

 

Llevo su mano temblorosa al labio, dándose cuenta de la gravedad del asunto. Comenzó a toser y escupió sangre en un lado de la carretera. En el momento que alzó la mirada, se encontró con una persona que parecía mucho a Yoongi, pues tenía la misma estatura, la misma contextura, la misma esencia. Llevaba una gorra con un cubrebocas y se dirigía con cierto paso apresurado hacia la entrada trasera. Desapareció repentinamente ante los ojos de Hoseok.

No tardó en seguirle.

 

—¡Eh! ¡EH! ¡PARA! —gritó Hoseok, al tiempo que corría para alcanzarle, observando únicamente su espalda. —¡Estate quieto!

 

Estaba seguro que era él. Era igual a él. Esas piernas, esa estatura, esa espalda, sus brazos erguidos, y cabizbajo. Era Yoongi.

 

La persona con las mismas características se dio cuenta que Hoseok había reparado en él, giro sutilmente su cabeza para echarle un vistazo breve, no obstante, bloqueo dicha acción y comenzó a correr para llegar cuanto antes a la puerta de metal.

 

—¡No te vayas! —grito Hoseok.

 

Cuando llego ante los guardias que escoltaban la puerta de metal, le dejaron pasar apresuradamente. Hoseok no pudo continuar, puesto que, los guardias al visualizarle, se llevaron sus manos a los bolsillos de dentro de la chaqueta negra que llevaban, como si estuvieran dispuestos en sacar algo significativo. ¿Un arma, quizás?

Retrocedió asustado unos cuantos pasos, no le convenía recibir otro golpe, ni siquiera un disparo. Hoseok se quedó quieto volviendo a ver, cómo el chico era absorbido, otra vez, por el interior de ese extraño local. Ato cabos, dándose cuenta que Woonyeok y su amigo habían desaparecido por la misma entrada. Por desgracia, ya estaban juntos.

 

Precipitadamente, salió del callejón para esconderse en unos contenedores de basura y vomitar parte del alcohol consumido. Al ver el escenario en el que estaba ahora, su estómago decidió expulsar toda la angustia e impotencia que padecía. No quería pensar en lo que estaría pasando dentro de esas puertas de metal que tanto había memorizado sin querer. Desesperado, cogió el móvil y, decidido, intentó llamar a Yoongi para detenerle, aunque era él el que no debía entrometerse en asuntos desconocidos, pero todo le daba tan mala espina y nunca se equivocada cuando le daba esa sensación. Algo malo estaba pasando y sentía desde el corazón que Yoongi pedía ayuda a gritos en un silencio desgarrador. No lo conocía, no sabía nada de él, de su pasado, familia, experiencias, nada, pero poseía la necesidad de ayudarle en momentos tan duros como este.

 

No contestaba, volvió a llamar para obtener el mismo resultado, parecía que, entre el bullicio del interior y la alta música, no era capaz de escuchar o sentir la vibración del teléfono, esa fue la excusa que se dio en ese momento Hoseok. Intentó llamar otra vez, la ansiedad tomaba el control de sus actos, de su respiración agitada, su mente asustada, incluso de sus temblores, creía ahogarse, creía que Yoongi estaba pasando por un mal momento que creyó padecer el peor ataque de su vida. Tenía que tomar aire y calmarse, se agacho con el móvil en el oído, volvió a toser y se cubrió la boca al sentir de nuevo las arcadas fuertes que aparecían de un momento a otro. Quería llorar, pensaba que era otro efecto de su alocada cabeza o de los efectos que aún padecía del alcohol, quería llorar porque su corazón se rompía cada vez al pensar que ante la vida del chico no podía hacer nada para protegerle, porque sí, eso quería Hoseok, proteger al chico de las penurias del mundo que le rodeaba. ¿Por qué? No lo sabía. ¿Acaso Yoongi tenía razón y en verdad le gustaba? No. Eso era imposible.

 

No podía gustarle un chico, él aún tenía la certeza de que era heterosexual y esas cosas no podían pasar. Hoseok harto y cansado terminó por mandarle un mensaje de voz.

 

—No sé qué carajos estas tramando, Yoongi, pero por favor, déjame ayudarte y sal de ese lugar. Sal de ese mundo, por favor. —pidió con voz entrecortada, incluso se apagaba al tiempo que su paciencia se consumía lentamente. Sin explicación, comenzó a llorar sin modestia, se arrodilló intentando calmar la ansiedad que todavía atesoraba y colgó.

 

Tiempo después, se levantó y sin rumbo fijo acabo desplazándose por la calle con la mente en blanco, sin ni siquiera notar que alguien le seguía a pocos metros de margen contemplando curioso los movimientos del moreno. Hoseok no noto en ningún momento que en realidad estaba acompañado desde que salió del local.

 

 

 

 

 

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Sintió su culo verdaderamente frío, casi en congelación, como si estuviera en la nieve del auténtico invierno que vivían en la primera mitad del año, no comprendía del porqué sentía ese efecto, ni del frío que también padecía su espalda. Su cabeza reposaba bocabajo mientras que su cuerpo permanecía sentado, sí, estaba sentado y ni él se había dado cuenta de ello, puesto que, aún creía estar en la misma nieve percibiendo la frescura de la peor estación que podía vivir en Corea. Sus ojos cerrados, no fueron capaces de abrirse para observar el suelo hecho del mármol más delicado y caro del mundo. Hoseok, lentamente, abrió los ojos, obteniendo desde una vista borrosa hasta el enfoque de la calidad máxima. Repasó el lugar con más detenimiento, captando cada elemento que tanto recordaba en su día. Sonrió.

 

Imposible pensó.

 

Volvió a cerrar los ojos, dejando a su suerte sus pertenencias y él mismo en el lugar donde estaba.

 

 

 

 

 

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Pensó que estaba pasando por un temblor que no pudo comprender. Todo se movía, su cuerpo, su cabeza, su consciencia parecían despertar por fin del letargo de las horas que llevaba todavía en la nieve, o en las frías paredes de ese lugar. Se removía al tiempo que unas manos en sus hombros tiraban y empujaban de él. El ruido de una voz que no reconocía le hizo abrir los ojos, poco a poco, pudo fijarse en una persona cuya cabellera era del mismo carbón, brillante y negro como el cielo de la noche. Volvió a cerrar y abrir los ojos observando mejor a la persona que le había cogido anteriormente. Finalmente, fue testigo de ese ceño fruncido que le dedicaba con los labios colocados en una fina línea. Esa persona estaba molesta.

 

Yoongi estaba molesto.

 

 

Pero…

 

 

Abrió los ojos al contemplar mejor la persona que yacía a un metro de él. ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Dónde estaban? ¿Por qué él estaba a su lado? ¿Tanto tiempo había pasado en ese lugar?

 

—¿Me puedes decir que mierdas haces aquí? —preguntó enfadado Yoongi. —Estás borracho, joder. Apestas a antro de mala muerte. Eh, ¿el gato te ha comido la lengua? Di algo y deja de mirarme con esa cara como si hubieras visto un fantasma. —Este se acercó al otro, y le dio un empujón en el hombro. Aún no se había despertado. —¿Te has ido de fiesta, me envías un mensaje estúpido y vienes a este lugar a saber qué? ¿Qué pretendes? ¿Te quieres vengar de...

— ¿Q-qué haces a-aquí? —preguntó en voz baja Hoseok, mirando fijamente el suelo de mármol que había visto anteriormente.

—Eso es lo que te estoy preguntando. ¿Qué haces sentado al lado de mi puerta? —señaló dicho elemento captando la atención de Hoseok, que inconscientemente, se giró hacia la B que reposaba encima de la puerta principal del apartamento del chico que pedía y merecía explicaciones en ese mismo momento. No obstante, sentía que no podía dárselas.

—Y-yo. —Hoseok volvió su mirada al suelo, contemplándolo nuevamente, cerró los ojos cuando miles de recuerdos sacudían su mente confusa. Él, siguiendo los pasos de Woonyeok, posteriormente ver a Yoongi con capucha, para después terminar caminando sin rumbo fijo hacia el lugar donde se encontraba en ese mismo momento. No supo del motivo por el que acabo ahí sinceramente. —Te vi entrando en ese sitio a encontrarte con...

—¿Cómo?

—Te vi... Tú, estabas ahí y... —alzo la mirada para posarla encima de los orbes oscuros del actor. Este permanecía confuso, sin ser consciente de lo que estaba diciendo. Parecía que no sabía nada, parecía como si realmente no hubiera estado hace unos momentos en ese local. —...ahora estas aquí.

Sus ojos comenzaban a brillar, tal brillo era producto de las lágrimas que retenía con vergüenza. Estaba muy preocupado del paradero de Yoongi, tan preocupado que inconscientemente acabo en el pasillo junto a su puerta, esperando a que volviese se quedó dormido todavía bajo los efectos del alcohol que cesaban gradualmente. Sentía llorar, quería llorar, pues ahora el chico de sus preocupaciones se encontraba delante de él, enarcando una ceja y con cara de pocos amigos: el cabello estaba mojado, y vestía una camiseta gris tan ancha que podía presenciar las notables clavículas pálidas de Yoongi. ¿Había llegado a casa recientemente? ¿Qué había pasado con el ex de Samantha? ¿Realmente fue al local?

Hoseok comenzó a levantarse para cortar las distancias con Yoongi. Inesperadamente, le dio un tierno abrazo mientras hundía su cabeza en el hombro ajeno.

—Estaba tan preocupado. Estaba tan preo... —Las lágrimas por fin comenzaban a salir libres, bañando levemente la camiseta de Yoongi. Entrecerró más sus brazos en la espalda, apoyando sus manos en esta.

Yoongi no entendía la actitud extraña de Hoseok. Desde que había escuchado el raro mensaje de voz tras salir de la ducha, pues no había notado el sonido del teléfono por el ruido del agua, hasta que salió de su casa para comprar más ramen y encontrarlo sentado cabizbajo y durmiendo a un lado de su puerta, no entendió en ningún momento del motivo por el que hacia todo eso. Ahora lo abrazaba, y parecía que estaba llorando sin dejar de pedir perdón por dejarle solo.

Estaba claro que había ingerido mucho alcohol que ya tenía estúpidas alucinaciones sin sentido. Se quedó quieto cuando el otro lo estrecho entre sus brazos, no correspondió al gesto porque aún no entendía la situación. Solo se quedó ahí, paralizado.

 

—A veces eres un completo idiota. —afirmo Yoongi.

—Tan idiota que me preocupo por ti cuando no debería. —ahogo Hoseok un sollozo en el hombro nuevamente.

—Debes dejar la bebida.

—Debería.

—¿Por qué has venido?

—Simplemente pasó. —se soltó de Yoongi, bajo la mirada fijándola a sus manos entrelazadas. —Entonces, ¿hoy no saliste de casa?

—Solo para la grabación. ¿Por qué preguntas eso?

—Porque... —le miró confuso, no obstante, decidió no hablar más del tema. Su mente le jugó una mala pasada al confundir a un chico por Yoongi. Por tanto, podía estar algo más tranquilo después de descubrir que realmente no se había producido tal encuentro peligroso —...soy idiota. Tú mismo lo has dicho.

Entonces, ¿por qué Yoongi no estuvo ahí esa noche tal como había predicho tras ver la hoja aquella vez y a Woonyeok?

—Es un logro el haberte dado cuenta, te perdono por lo de esta tarde. —soltó Yoongi mientras se encogía de hombros.

—¿Qué?

—¿No recuerdas? Me insultaste en frente de todos.

—¡Eh! ¡Porque tú te pasaste mil pueblos! ¿Te hice algo para que pagaras tu cólera conmigo? —Hoseok limpió algunos restos de lágrimas de sus mejillas, su semblante cambió a uno molesto. —¡Te pasaste! Sabes que fue un accidente. —Hoseok le empujó un par de veces con el dedo índice, desplazándole unos pasos hacia la pared opuesta del pasillo.

—Los accidentes no ocurren en personas responsables.

—Já. ¡Como si tu fueras un chico perfecto! Luché por defender mi orgullo que estaba suciamente atacado por un imbécil delante de las personas de esa habitación. Por tu culpa, hice que Sujong perdiera del todo la toma. ¡Por tu culpa!

—¿Has venido para meterte conmigo, niño? —Yoongi saco las llaves del bolsillo, dio tres pasos hacia la cerradura de la puerta, dándole la espalda a Hoseok.

—¡Eres un maldito idiota! ¡Un completo cretino! ¡Un cara dura! ¡Un jodido engreído!

—¿Algo más? —cuestiono con una media sonrisa mientras abría la puerta y se giraba de vuelta encarando al chico.

—Sí. —Hoseok soltó en un susurro sin dejar su mirada puesta en él. —Eres...

—¿Soy?

 

Y entonces, Hoseok enterró sus labios sobre los de Yoongi repentinamente. Ladeó ligeramente su cabeza, abriendo la boca y besar intensamente a Yoongi. Este permaneció inmóvil, con las llaves en una mano y con la otra en el pomo de la puerta. Hoseok se separó, mirando firmemente el par de ojos oscuros con cierto brillo indescriptible.

 

—Eres el peor actor porno que he conocido. —susurro sobre los labios.

—¿Tantas ganas tienes que te de otro puñetazo? —pregunto Yoongi sin separarse.

—Exactamente de eso no es lo que tengo ganas. —y le volvió a besar, empujando el cuerpo sobre la puerta que se abría rápidamente ante el peso de ambos.

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Continuará...

 

 

 

 

Notas finales:

Antes de todo...

 

 

 

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! ¡Espero que paséis unas buenas fiestas! ¡¡¡WEEEEE!!!

 

No me gustan las reuniones familiares, pero sí la comida. Asi que yo, por mi parte, lo voy llevando de la mejor manera xD (???)

 

Tenía pensado publicar ayer el capítulo, pero por problemas personales me ha sido imposible, asi que lo he hecho algo tarde u.u Sorry </3

 

¡Espero que os haya gustado! Gracias por los comentarios y disculpad por algunas faltas de ortografía que no he visto en la corrección ;;;;;

 

Nos leemos pronto ~~

 

 

 

 

Lil B

Capítulo 6. Parte 2

 

 

 

 

 

 

 

 

Se acostó sobre la cama tomando aire para expulsarlo con calma, deseaba tranquilizarse después del numerito que logró hacer en la grabación. No solo insultó a Yoongi delante de todos, sino que dejó el plató con su trabajo a medio hacer. No era difícil saber que a partir de ese día Victoria le llamaría en cualquier momento para despedirle por irresponsable. Se lo merecía. No se quejaría porque tendría razón, simplemente se iría con el rabo entre las piernas. Sumiso y afligido.

Comenzó a pegar con fuerza la almohada que yacía a su lado, gritando groserías hacia su persona y hacia el individuo que provocó que perdiera la cordura. Sus puños se hundían en la almohada, para después levantarlos y volver a atizarlo de forma violenta. Quería matar a Yoongi por haberle mosqueado, por el hecho de haberle calentado y provocar que actuara de esa manera, aunque para qué mentir, no se arrepentía por haberle soltado unas cuantas verdades.

 

¿Por qué le siguió el juego? ¿Por qué no se calló y dejó que hablara?

 

Su autoestima ya estaba dañada y lo único que no permitiría era que un incompetente agrediera su orgullo. Iba en contra de sus principios. Su personalidad era fuerte, si bien muchas veces por poco acababa en el límite peligroso de la depresión, sin embargo, los pilares de su vida, que yacían paralizados, junto al apoyo de sus seres queridos alimentaban su dignidad y satisfacción personal.

El problema de ahora era cómo asumir el fracaso de su corto camino de camarógrafo con buen trato y sueldo. Sobre todo, la decepción en la persona que más ha confiado en él: Victoria.

Dio una vuelta en la cama, lamentando el cambio que había dado su vida de un momento a otro. Suspiró y cerró los ojos, no obstante, su teléfono, perdido en algún lado de su habitación, comenzó a sonar, Hoseok, veloz, se levantó de la cama tropezando con la manta que permanecía enredada en su cuerpo. Comenzó a buscar desesperadamente el teléfono, iba de un lado a otro descubriendo la sensación de adrenalina. Cuando lo encontró y vio el nombre en la pantalla, el estupor y desasosiego invadieron cada porción de su corazón.

 

Victoria.

 

El nerviosismo ya se manifestaba en el temblor de sus manos, incluso en sus labios. Sus ojos yacían abiertos del todo, y sin dejar de leer y releer el nombre de la susodicha, intentó sosegar las mil y una sensaciones que revoloteaban en su interior.

 

Mierda, mierda, mierda.

 

La vergüenza de descolgar la llamada incrementaba en cada tono, pues sabía que su jefa no se detendría en criticar su forma de actuar, sin importarle su bienestar como muchas veces antes le había confiado.

 

—¿H-Hola? —contesto finalmente.

¡Hoseok! Soy Victoria. —Al escuchar la voz femenina, llevo el teléfono a su pecho y cerró los ojos fuertemente aguantando el sentimiento de culpa asaltando en su pecho.

—Hola, Victoria.

Me alegro que hayas contestado porque quería avisarte de algo importante.

 

“Genial, me va a despedir por teléfono.”

 

—D-Dime. —respondió nervioso.

Ven a mi despacho ahora mismo. Cuelgo. —Y terminó la llamada.

 

"Prefiere decírmelo a la cara. Estas decisiones siempre vienen de Victoria.”

 

 

 

 

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Corrió lo que sus piernas le podían permitir, tomaba aire por la boca para después expulsarlo por la misma. El continuo incremento de los latidos de su corazón, le ponían demasiado nervioso. Debía llegar cuanto antes, no quería hacer esperar a Victoria, aunque estaba seguro que cuando llegara al edificio se encontraría con Sujong y asumir la vergüenza de sus actos. Continuó corriendo con las sensaciones agolpando su alma. Los cabellos volaban hacia atrás dejando ver su frente despejada, mostrando ambas cejas a la vista, el viento le despeinaba poco a poco y, si bien eso era lo que más odiaba, su mente, por suerte, estaba en otro lugar, preocupado en su empleo que desgraciadamente pendía de un hilo.

Cuando estuvo en las puertas del edificio que tanto conocía, se inclinó con el fin de posar sus manos en las rodillas y toser con firmeza. Volvió a mirar el edificio, a continuación, cerró los ojos exigiendo clemencia ante lo que iba a ocurrir en solo unos instantes, tragó saliva y entró al lugar.

 

 

 

 

 

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Hoseok tocó la puerta del despacho de su jefa, recibiendo desde el otro lado la rápida respuesta por parte de esta. Cuando la fémina le indicó que accediera en la habitación, Hoseok cerró la mano en un puño, tomó aire y abrió la puerta. Nervioso, asustado y alarmado, entró en ella.

Nada más sumirse en el interior, divisó a Victoria sentada en su largo y ancho sillón de cuero blanco. Ella reposaba la mirada en el ordenador, intercalándolo en algunos papeles situados a su lado. Su vista iba de un lado a otro concentrada en ejecutar de forma correcta su arduo trabajo. Tenía una blusa morada, con una falda negra mostrando sus largas piernas brillantes, incluso llevaba gafas de empaste color negro y su cabello acomodado en una larga y espléndida coleta en el que podías apreciar el cuidado que dedicaba en su imagen.

Hoseok se acercó lentamente, con miedo a una regañida demasiado sonora por parte de Victoria que, para su asombro, parecía estar tranquila y no colérica como había imaginado en todo el camino. No deseaba todavía ser testigo de su aclamado y estricto carácter que conscientemente creía poseer Victoria: una mujer poderosa que logró con su personalidad, actitud y sus buenos movimientos de cartas, convertirse en jefa de una de las grandes promotoras del mundo del porno. Cerró los ojos, se arrodilló y ante el silencio de su directora, que aún observaba los papeles esperando a que el chico tomara asiento, terminó pidiendo perdón de forma lamentable pero formal. Apoyó su frente en la alfombra sin siquiera perder el tembleque en su cuerpo.

 

—V-Victoria. Perdóname. No pensé antes de actuar. Soy un completo estúpido, soy un irresponsable. Merezco ser despedido. He venido aquí solo para poder pedir perdón por...

—¿¡Pero qué!? Hoseok. Detente. —hablo Victoria interrumpiéndole. —Eso deberías decírselo a Sujong. Levántate, por favor.

—¿Qué?

—Por lo que me han comentado no has tenido un comportamiento maduro, has dejado una filmación a medias además de insultar a un actor. Puedo entender que has tenido un mal día o que has perdido el juicio por un momento, pero no volverá a pasar. ¿Verdad? Sujong está enojada contigo, yo he intentado calmarla porque, Hoseok, creo en ti. Me concedes más de lo que puedes ofrecer y eso me es mucho más relevante que un mal día.

—Entonces. ¿No estoy despedido? —se levantó tras escuchar a su todavía jefa, impresionado y sin poder creer en su buena suerte.

—No, pero sabes las consecuencias de tu acto, ¿no? —preguntó Victoria y Hoseok negó con la cabeza. —Te descontaré la misma cantidad de la secuencia perdida de tu sueldo. He mandado hacer esa filmación a otro camarógrafo. No volverás a repetirla.

—Victoria, eres la mejor. —se acercó alegre y dando saltos, feliz.

—No tanto porque aún me falta decirte el motivo por el que te he llamado.

Hoseok abrió los ojos sorprendido, aunque el problema mayor ya se solucionó a medias, por desgracia todavía quedaban más sorpresas para él y comenzaba a percibir dichos nervios.

—Mañana viajarás con un equipo particular de la empresa, junto a diversos actores destacados. Irás a la isla Jeju para realizar una sesión fotográfica en las mejores zonas del lugar. Te encargarás de grabar el tras de cámaras. ¿Entendido? Estarás ahí todo este fin de semana, dicha labor no influirá en tus estudios. Tengo entendido que estás en la universidad.

—Pero, esto no aparecía en mi horario.

—Lo sé, es una actividad imprevista y totalmente nueva. No obstante, la fecha de publicación de la revista de la marca se acerca cada vez más y necesitamos cuanto antes la sesión de los actores. En cuanto al tema del pago, no debes preocuparte que te lo cargaré a la cuenta, independientemente del error hecho hace unas horas en plató. Mi idea era detallarte dicho plan y pedir disculpas por este desorden de horario. En cambio, he recibido... —señaló la alfombra donde antes había estado Hoseok arrodillado. —...una disculpa humilde e inesperada.

—Aaah~ Sí, eso. —ladeó la mirada, evitando mirar a Victoria realmente avergonzado. —P-perdona.

—Bien, todo está dicho entonces. Vuelve a casa, haz la maleta, prepara tu mente porque mañana va a ser un día duro.

—Gracias. Victoria.

—A ti. Puedes pasar por el despacho de Sujong. Ella sí que merece una disculpa. —tras observarle fija y seriamente a su empleado, volvió a organizar el papeleo caótico. —Ya puedes marcharte. Te mandaremos un correo con las indicaciones de mañana.

 

Hoseok salió de ahí, le ofreció una rápida reverencia y se dirigió apresuradamente al despacho de la regidora que estaría demasiado disgustada con él. No sabía cómo enfrentar una situación tan tensa e incómoda como esa. Solía ser demasiado pacífico con las personas, mantenía las relaciones de la mejor manera facilitando momentos de paz y armonía entre ellas. Sin embargo, su buena racha se vio involucrada en la metedura de pata que había hecho hacía unas horas.

 

 

*Toc Toc*

 

El total silencio al otro lado después de tocar la puerta, se mostró alarmante. A continuación, recibió un inquietante, pasa al menos de que te llames Hoseok.

Tragó saliva. Sí, estaba cabreada y todavía conservaba tiempo para correr de vuelta a su casa, tumbarse en la cama y arroparse con la manta. Tenía miedo, pero ella no merecía tal falta de consideración por su parte, no otra vez. Él no era así.

Con las agallas acumuladas que había captado estos segundos, cogió el pomo de la puerta, la empujó para asomar de poco en poco la cabeza y ver el severo y cansado rostro de la regidora.

—S-Soy Ho-Hoseok. —posó sus manos sobre la puerta, empujándolo del todo y revelando su identidad.

—Además de fastidiar, JODER, una grabación, ¿eres sordo? —repuso con aquella imponente y grave voz. Se levantó, acercándose al chico con pasos largos. Hoseok en vez de quedarse quieto, retrocedió cerrando fuertemente los ojos, ya que intuía que en unos segundos sería atacado por un depredador ansioso de desgarrar a su presa. —¡Devolverás ese tiempo perdido en otros quehaceres! ¿¡Te ha quedado claro!?

—V-V-Vale. Victoria descontará esa grabación de mi...

—¡Lo sé! ¡Fui yo quien le dio la idea! ¿Sabes lo que has causado por seguirle el juego a un actor?

—S-Sí. —abrió los ojos asustados, descubriendo a Sujong cerca de él.

 

Sospechosamente cerca.

 

Sujong aprovechó a disminuir la distancia que mantenía con Hoseok que yacía aún paralizado, como una mísera piedra asustada cuya alma desaparecía en sus manos elevándose hacia el cielo. Muerto en vida, Hoseok dejó que Sujong se arrimara a su oído ya apreciando los escalofríos que provocaba su voz.

 

—Cobraré mi tiempo perdido en solo una cosa.

 

 

 

 

 

 

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Se echó en el suelo del salón una vez hubo entrado a su departamento. Tropezó con algunos papeles, bolsas, y pertenencias cuya identificación de estas no fueron rescatadas de la corta amnesia de su memoria. Cogió un cojín cerca de su entorno y lo tiró contra la pared más cercana, malhumorado y desconfiado, pero sobre todo, anonadado de lo que acababa de ocurrir.

Sujong le pedía un imposible, requería de su inutilidad, porque eso era él en estos temas, para un plan difícil y enrevesado.

 

Quiero que Kim Taehyung se fije en mí. Por lo que veo sois buenos amigos.

 

Esto ya era lo último que le faltaba en su vida. Ayudar a una persona, que nunca habría imaginado posar su interés en su amigo para su beneficio sentimental.

Un imposible. Estaba claro.

¿Le gustaba Taehyung? ¿Desde cuándo? ¿Su amigo era su tipo de chico ideal?

No podía imaginarlo. No podía imaginar los ojos cautivadores de Sujong, recayendo sobre Taehyung, un chico de casi su edad.

Cogió de vuelta el cojín y lo volvió a tirar contra la pared perdido en los descompuestos pensamientos de su cabeza alborotada. Cerró los ojos cuando sintió la desgana y cansancio del día agotador que germinaba en su cuerpo y alma. Sin tan siquiera percibir la hora que era, ni el lugar exacto, Hoseok comenzaba a relajarse dejando que los brazos de Morfeo le mecieran hasta quedar del todo ausente.

 

 

 

 

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Su descanso solo fue complacido por la oscuridad protagonizada en su mente. No a las recreaciones extrañas de algún recuerdo o imagen fugaz de la experiencia del día. Nada. Simple oscuridad. No le importaba no recordar, no soñar, en absoluto. Él había descansado, había relajado su mente ante la negrura que se exponía ante sus ojos como si de una pantalla de cine se tratara, y eso era lo importante, tan esencial que no fue consciente de que la noche había devorado la luz del atardecer en un mismo crepúsculo para que después, la oscuridad lograse, una vez más, protagonizar la visión de Hoseok. Su habitación yacía en penumbra, algunos rayos de luz de las farolas se colaban en las cortinas, pero apenas fueron perceptibles.

Se levantó confuso, se frotó los ojos y se estiró desperezándose de la tensión de sus músculos. Iba a preparar la maleta para el viaje de mañana y algunos complementos que debería llevar, pero su acción se vio interrumpida cuando el molesto y agudo sonido del telefonillo lo asustó inmediatamente. Perezoso acudió a la llamada, encendiendo el visor de la cámara de dicho elemento.

 

—¡Hya! ¡Hoseok! ¿Estás listo? —saludó Taehyung, pegando los labios a la cámara del telefonillo y sonreír con dientes incluidos. Sabía que era él por esa voz gruesa y sonrisa cuadriculada.

 

Mierda.

 

Hoseok se había quedado dormido de tal modo que no recordó en ningún momento de la fiesta que asistiría esta noche y que el chico, quien le había llamado, era la persona que se había comprometido en ir a buscarlo para salir juntos.

 

—Ah... —se quedó sin palabras, pues los nervios habían bloqueado su mente e incluso sus cuerdas vocales temporalmente. —Sí, sí. Ta-tardaré un poco.

 

Rápidamente, se dirigió a su habitación para elegir algunas prendas que conjuntaban entre sí, ropa atractiva y de su exquisito gusto de la moda. Comenzó a prepararse dejando perdido el baño, la habitación, incluso su salón, todo a la velocidad de la luz, no quería hacer esperar al chico, por lo que, intentó no ser tan minucioso con el peinado, ropa y maquillaje, si bien aún tenía el golpe de Yoongi que decidió invertir un poco más de tiempo en cubrirlo lo máximo posible. Antes de coger la chaqueta de cuero y colocar en sus bolsillos algunas pertenencias importantes, se echó algunas gotas de su perfume favorito, pulverizando su cuello y cuerpo. Terminó observándose en el espejo más cercano y para su sorpresa estaba espectacular aun con el poco tiempo que tuvo para arreglarse.

Mientras bajaba las escaleras rogó a todos los dioses por no haber causado tantas molestias a Taehyung, que no se quedara con una imagen patética e imprudente de él mismo, y la más importante, que no notara su cara hinchada por haberse quedado dormido.

Cuando corrió hacia la entrada, divisó a Taehyung jugando con unos niños en el portal. Los niños pertenecían a una vecina que vivía en el piso superior al suyo.

 

Quiero que Kim Taehyung se fije en mí. Por lo que veo sois buenos amigos.

 

Al quedarse mirando cómo parloteaba con la madre de los niños, feliz y sin dejar de sonreír, sin querer se acordó de la proposición de Sujong. No sabía cómo hacerlo, ni qué hacer, ni cómo fijar la atención que en ese entonces ya recaía en él y que sin borrar su sonrisa sea dirigida a su supervisora. Veía la situación tan complicada e imposible. Saludo de vuelta cuando salió. Taehyung le observo tímido, haciendo un estudio fugaz de su ropa: informal, y moderno. En general, estaba espectacular y muy atractivo. Además, percibía el olor atrayente de la colonia que se había echado recientemente.

Hoseok se disculpó por haberle hecho esperar y que no volvería a pasar, intentó no mirar mucho al menor con el temor de sentirse descubierto de su fechoría. Ambos, entre conversaciones cómodas y usuales, partieron hacia el local donde ya se encontraba Namjoon trabajando.

 

 

 

 

 

 

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 La música se hacía más presente cada vez que se acercaban al recinto. La gente se reunía alrededor de la entrada formando una fila donde pasaban un excesivo control por los de seguridad antes de permitir la entrada en la fiesta. Hoseok y Taehyung ya estaban en la cola mientras hablaban entretenidos. Seokjin y Jungkook se encontraban dentro disfrutando de la diversión. Pasados unos minutos, ambos lograron entrar finalmente tras la espera pesada en la calle.

 

—¡Hola chicos! —saludó el moreno a sus amigos que permanecían hablando con Namjoon. Este hizo una corta reverencia cuando visualizó a los recién llegados, para después, continuar sirviendo unas cuantas bebidas alcohólicas a sus clientes entusiasmados que se acercaban a la barra. —Os presento a Taehyung. —se retiró del campo visual de sus amigos con el fin de que el nombrado se acercara y saludara a los presentes.

—Hola, mi nombre es Kim Taehyung. Encantado. —tendió la mano como señal de cortesía, primero a Seokjin y después a Jungkook, sin retirar su mirada en este último. Jungkook recibió el gesto de forma seca, pues no comprendió porqué su presencia le intimidaba y se volvía tímido.

—¿Qué vas a tomar Taehyung? —pregunto Seokjin, llamando a Namjoon que ya se encontraba algo desocupado. —¡Namjoon! ¡Hoseok nos ha traído a un nuevo amigo! ¡Vamos! ¡Ven! —Inconscientemente y sin que, por suerte, nadie se diera cuenta, el mayor le regaló un guiño al chico, este no tardo en sonreír y atender a su llamada.

—Mi nombre es Kim Namjoon. Un gusto en conocerte. —le tendió la mano al menor.

—¡Eres el barman! Llámame Taehyung. —sonrió.

—¿Te apetece tomar algo, Taehyung? —preguntó ya cogiendo un vaso largo de cristal entre sus manos.

—No, no suelo beber. —negó con la cabeza.

—¿¡Cómo!? ¡Si te he traído aquí es para que bebamos juntos! —salto Hoseok indignado por su respuesta. —Venga, vamos a beber.

—Hoseok, no suelo beb…

—¡Hoy beberás porque lo digo yo!

—Con menudo personaje te has juntado, Taehyung. —dijo Seokjin, tomando un trago de su bebida. —Hoseok es al que peor le sienta la bebida de los que estamos aquí. —Tal afirmación robo una risa a Jungkook, que silencioso en su sitio, prestaba atención a la conversación.

—¡Eh! ¡No creas una mala imagen de mí! —indicó el aludido haciendo un tierno puchero. Taehyung, con una mano en la boca, intentó silenciar alguna carcajada por la repentina confesión de su amigo. Hoseok le empujó molesto por dicha reacción. —¡HYA! ¡Deja de reírte!

—Hoseok, seguro que hasta él sabe lo terrible que eres con la bebida. —Esta vez habló Namjoon, al tiempo que cogía una botella de ron y lo vertía en un vaso de cristal.

—Hyung, te has ganado una fama espantosa —Jungkook se acercó a Hoseok dándole unas palmaditas en la espalda sin detener su risa burlona. Repentinamente, su brazo acarició el brazo de Taehyung y ágil la alejó de este, pues tuvo la sensación de haber sentido tal estremecimiento y electricidad nunca antes vivida.

—Hoseok, toma esto y ahoga tus penas, anda. Intenta controlar esta vez. —dejo Namjoon un vaso lleno de licor en la barra para su amigo. —Y este para ti, invita la casa. —le entregó una jarra a Taehyung amablemente. Este se iba negar, pero pensó que por una vez podía saltarse las normas, normas impuestas por él mismo para no perder el control. Recibió gustoso una jarra de cerveza y del tirón bebió un sorbo de esta. Sus labios superiores se empaparon de la consistente espuma de la bebida.

 

Hoseok también atrapó la bebida entre sus manos, cerró los ojos y tomó de golpe, aguantando el ardor que experimentaba su garganta al paso del líquido fuerte. Sus amigos rieron, pues sabían que tenían razón y el chico ya tenía un grave problema, sobre todo, de adicción a la cerveza. Hoseok vio las burlas en las miradas de sus “amigos” y enfadado, se fue a la pista de baile a desahogarse un poco del momento embarazoso que estaba pasando. Taehyung le acompañó después de despedirse de los chicos que aún seguían contando anécdotas ridículas del moreno. La confianza daba asco decían y nadie sabía cuan cierta era esa frase.

Taehyung acabó cerca de él, moviéndose al tiempo de la música, envió una mirada apenada a Hoseok que, al divisarle, se giró enfadado y continuó bailando. Taehyung, para captar su atención, comenzó a hacer poses ridículas de bailes provocando que la bebida temblara en su mano, lo que causó que el nivel de preocupación por el futuro de dicha bebida incrementara en Hoseok, ya que no deseaba ver una bebida en el suelo. Lo detuvo riendo con él y le obligó a que dejara la jarra a un lado, junto a la de él.

La gente ya comenzaba a animarse al paso que se hacía más tarde. Los movimientos entre ellos aumentaban en bailes poco profesionales, ridículos, o simplemente desplazamientos en el propio sitio. Hoseok ya presentía el alcohol, nuevamente, influir en su consciencia, incluso vio a Taehyung mareado y bailando sin control. Hoseok reía mientras golpeaba al menor, las carcajadas eran secundarias a la alta música electrónica que lideraba el ambiente. Volvía a beber, una y otra vez, dejando paso al adicto efecto de la bebida en su cerebro, todo se movía con él, su risa escasamente era audible para sí mismo, su vista se tornaba borrosa y ya dejaba salir el Hoseok que tanto odiaba al exterior. Era un problema para la sociedad, otro más, sin embargo, no le importaba, sabía que no iba a parar. Él nunca se detenía a tiempo, nunca lograba parar de mimar a sus deseos de desahogo. Tuvo un mal día, y ese era el motivo por el que ahora lo dejaba a manos de unas cuantas copas de algo que no recordaba y algunos chupitos que consiguió tomar con Taehyung, este se encontraba en las mismas condiciones que él en la barra. Reían a carcajadas, discutían por quien iba a beber más, juegos estúpidos y sin sentido entre tantos centilitros de alcohol y no les importaban, eran jóvenes y debían disfrutar al máximo de su problemática juventud. Olvidarse del resto, del mundo cruel que les tendía las manos para sufrir, en conjunto, del infierno ocasionado por la monotonía de cada día, de las injusticias que vivían en su piel, de los momentos de rabia consigo mismo y con otras personas.

 

Maldita la hora en la que bebieron unas bebidas que parecían hechas por fuego. Maldita la hora que Namjoon les quito otras bebidas de las manos para reemplazarlas con un par de vasos de agua y pudieran calmarse de los locos efectos que causaban el alcohol en ellos. Una hora más tarde y entrada ya la plena madrugada, comenzó a tener distintos e incómodos flashes de Yoongi, de Suga, de ambos. De ambas personas, que para él eran dos personas distintas que interrumpían su desequilibrada mente con recuerdos vagos de momentos subjetivos que habían pasado desde que se conocieron, hasta el momento más presente que había vivido con él, exactamente el de esa tarde, cuando echó por la borda su paciencia y orgullo y le canto las cuarenta en plena grabación que más tarde ganaría una proposición arriesgada por parte de Sujong. Fue idiota. Un completo estúpido.

 

De repente, cuando Hoseok volvía a bailar, invadiendo la zona donde las personas se agitaban seducidos al compás de la música que cada vez se hacía más ruidosa, divisó a una persona que desgraciadamente poseía ciertos rasgos idénticos al individuo que temía encontrar ahí, tal como la primera vez de hace ya unas semanas: el exnovio de Samantha.

 

Asustado saco su móvil para ojear la hora y al verla se fijó también en la fecha.

4-octubre-2016.

Hoseok entrecerró los ojos enfocando adecuadamente en la pantalla y poder apreciar mejor la fecha, pensó que había sido un error producto de su mareo. Esa fecha le sonaba, demasiado, tanto que sintió el recuerdo impulsado por su mente atontada como si de un empuje se tratara. Esa fecha estaba en la ficha del exnovio de Samantha que encontró en la casa de Yoongi hace un día. Preocupado y confuso, decidió seguir a la persona que se parecía a ese hombre, quien estaba saludando a un amigo y se dirigía fuera del establecimiento.

 

Buscó entre la multitud a Taehyung para avisar de su pronta ausencia, pero al visualizarle durmiendo en uno de los sofás, decidió no molestarle. Más adelante, se encontró a Jungkook besando a una chica en un marginado rincón cerca de la pista, oscuro y privado, aprovechaba a acariciar la espalda de la fémina para después posarla en el trasero voluptuoso ajeno. Maldito crio.

Namjoon hablaba con Seokjin, sonreían mientras este último bebía entretenido su copa. El ambiente entre esos dos parecía ser uno independiente al de la fiesta, ni el ruido, ni las personas interrumpían esa burbuja misteriosa que se había formado en los chicos. Estaba uno tan cerca del otro compartiendo algunas anécdotas graciosas, por lo que Hoseok, finalmente, determinó no interceptar a ninguno de sus amigos.

Se encaminó fuera del local algo alejado y minucioso del hombre que perseguía, no le convenía que este supiera de su plan, porque seguro que le reconocería y le propinaría otra paliza y ya estaba tocado como para aguantar otra pelea, preferiría seguirle sin ser descubierto y confirmar si realmente Yoongi se iba a encontrar con él.

Respiró aire puro, frío y limpio comparado a lo que vivía dentro tras salir del local. Se escondió en una masa de personas que platicaban y fumaban animados con algunas bebidas en la mano, estos no fueron conscientes de lo cerca que se encontraba Hoseok aparentando entender la conversación extraña, aunque su punto de atención reposaba en otra persona que encendía un cigarrillo y hablaba con el conocido con quien salió del local. Posteriormente, comenzaron a caminar hacia algún lugar. Hoseok, cuando confirmó que ya se localizaban lejos, emprendió su camino, silencioso e intentando no balancearse y causar algún gran escándalo.

Miro el móvil buscando la foto que saco de la ficha y averiguar el lugar del encuentro: Local Violeta de Prada. Un escalofrío recorrió su columna vertebral, no sabía exactamente del porqué seguía al chico que aún no se percataba de su presencia. La embriaguez gobernaba su mente, los efectos no cesaban, y no debía tomar estas drásticas decisiones en su estado.

Sin embargo, Hoseok era otra persona cuando bebía, ya no era el asustado Jung Hoseok que conocía todo el mundo, el que no tenía agallas para enfrentarse a situaciones tan arriesgadas, el que no perseguía a un delincuente a un local donde se realizaban transacciones ilegales y que Yoongi estaba metido en alguno de esos. El Hoseok que todo el mundo conocía era la persona que se escondía detrás de algún amigo, el que inventaba bromas para llevar la atención a otra parte o burlas hacia alguien, pero que no se metía directamente en un juego sucio, en un círculo vicioso influenciado por un actor porno que siempre protagonizaba en sus pensamientos por su vida tan oscura.

Mientras daba un paso para continuar con otro, fue testigo de cómo se estaba descubriendo a sí mismo, a un Hoseok irreconocible ante sus ojos, un Hoseok, que gracias al impulso de Yoongi, comenzaba a apreciar las nuevas pinceladas del distinto carácter que ya no conocía tan bien. Si alguien le confesaba hace unos meses del futuro que iba a experimentar, él claramente no se lo creería. Pero sí pudo comprobar una cosa y es que vivía la increíble y adicta adrenalina viajando por su organismo, sentido y alma, tal sentimiento aprobaba un estilo de vida opuesta a la buena conducta forzada por su grupo, por su familia, por sus principios estrictos. Poco a poco, le gustaba ese nuevo Hoseok que estaba descubriendo.

Se escondió cuando el sujeto, cuyo nombre respondía a Park Woonyeok, se dio la vuelta sintiendo una fija mirada puesta en su nuca. Su amigo preguntó sobre su acción a lo que él respondió con un simple, “no es nada”. Hoseok debería mantener la correcta distancia y sumo cuidado para que no le descubrieran. Inesperadamente, comenzó a percibir las náuseas brotar por su garganta, producto de su irresponsabilidad con la bebida. Asustado, dejo de caminar para dirigirse a un lado de la carretera y soltar una fuerte arcada. A continuación, se dio un leve golpe en la mejilla, la misma donde tenía el hematoma, por lo que se quejó rápidamente cuando sintió el escozor de la zona herida. Por lo visto, ya no estaba en sus cabales.

Llevo su mirada a los hombres que habían desaparecido por algún callejón, aumentó el paso, pero su misión fallo cuando no visualizó en ninguna parte a las personas de su interés. Los había perdido. Para su suerte, al seguir caminando y guiar sus ojos a un establecimiento frente a él, se dio cuenta que ya estaba en el local del encuentro. La pareja ya había desaparecido improvisadamente de su campo visual, perdiendo cualquier pista de su paradero. Bajó la cabeza, y golpeó la pared con su pie, soltando una maldición. Yoongi no aparecía o simplemente ya había entrado antes al local, por lo que, decidió ir al callejón a la entrada secundaria en la que destacaba la puerta de metal, aquella que vio a Yoongi hace días.

 

¿Realmente ese maldito se iba a encontrar con el algodón de azúcar? ¿De verdad Yoongi iba a permitir hacer lo que había planeado?

 

¿Por qué no paraba con esto? ¿Por qué Min Yoongi tenía una vida tan complicada? ¿Era un puto mafioso o algo que estuviera involucrado en la cruda realidad que hay detrás del mundo del porno? ¿Narcotráfico? ¿Camello? ¿Contrabando? ¿O era un simple actor que se divertía con otros "amigos"?

 

Solo soy un juguete.

 

¿Qué significaba eso?

 

Hoseok apretó los puños mientras caminaba con pasos fuertes y ligeros hacia la parte trasera del local. Ya veía el movimiento de personas que se encontraban cerca de la entrada a punto de disfrutar una noche agradable, lo que él había hecho minutos antes. Cuando estuvo a unos metros de la entrada, donde vio días antes a Yoongi con unos matones, respiró y guio sus pasos hacia allí. Sin embargo, cuando divisó aquella puerta de metal, acabó deteniéndose, ya que unos chicos vestidos de negro, fornidos y cuyo semblante tampoco era de felicidad absoluta, escoltaban esa entrada, no deseaba enfrentarse a ello por lo que se mentalizó que no iba a escoger ese camino. Por tanto, no tuvo de otra que intentar ir a la entrada principal.

Pretendía aparentar sobriedad, ante todo, pero cuando vio que la entrada principal también estaba siendo gentilmente escoltada por otros dos chicos de la misma escuela que los otros pensó que no lo conseguiría. Hoseok sintió tal rabia e incompetencia en su corazón que no pudo acobardarse en ese momento. No, no podía. Debía ser valiente y buscar a Yoongi. Sabía que estaba ahí y no podía permitir que se encontrara con el ex de Samantha. No podía. Era peligroso y muy bien lo sabía él.

Tenía miedo, no obstante, debía asegurarse y contemplar con sus propios ojos que Yoongi no corría peligro.

Sí, se metía en donde no le llamaban.

Por consiguiente, los pies de Hoseok acabaron al lado de uno de los escoltas. Tragó saliva.

 

—Lo siento, no puede pasar, chico. Es una fiesta privada. —soltó el segurata como si de un robot se tratara.

—Os daré todo lo que tengo. —Hoseok rápidamente saco su cartera para ofrecerle una cantidad pobre de dinero, pero era lo que poseía a cambio de entrar en el local. —Venga, tío, tengo que entrar. Por favor.

—Aléjese de la entrada. —le dio un duro empujón que desplazó al menor dos pasos atrás.

 

Hoseok guardó la cartera y le regaló una sonrisa al hombre para después hacerle una reverencia como muestra de cortesía. Al instante, Hoseok descubrió que el otro escolta dejaba entrar a una mujer por lo que, rápidamente y a grandes zancadas, aprovechó colarse con esta sin percatarse de que el de seguridad, de un movimiento, detuvo el objetivo de Hoseok. Éste comenzó a dar pataletas mientras gritaba que debía entrar. El hombre lo atrapó fuerte para empujarle lejos de la entrada.

Hoseok no hizo caso y le empujó para correr nuevamente hacia la puerta, sin embargo, su objetivo se vio obstaculizado cuando sintió un fuerte impacto en su boca. Percibió el caliente y resbaladizo líquido que escurría por su labio debido al golpe provocado por su estupidez.

 

—¡Vete de aquí! ¡Fuera! —bramó el hombre que le pegó.


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