Especial
—Déjame ponerlo de esta manera: eres un hombre fuerte, bastante fuerte, y Kibum es…bueno, sabemos quién ganaría en una pelea, ¿verdad? No estoy diciendo que tuvieras la intención de llegar tan lejos, tal vez estaban peleando y, se te ha ido la mano, ¿es así?
Era la segunda vez que lo interrogaban en busca de pistas. En una desaparición, el novio siempre pasa a ser el principal sospechoso, y el hecho de que hubiéramos estado juntos la última noche, no les cuadraba nada.
—No—respondí agotado restregándome los ojos—, ya se los he dicho. Jamás le haría daño, es lo más importante en mi vida, daría cualquier cosa por traerlo de vuelta. Ya he dicho todo lo que sé, se los juro.
—El caso es, señor Kim, que Kibum fue visto a salvo en su salón de clases, nadie en la escuela escuchó o vio algo fuera de lo normal pero, casualmente, no llegó a su departamento, mismo donde usted se encontraba, ¿o me equivoco?
—No, pero
—Y dice usted, que no tuvieron ningún tipo de pleito.
—No
—¿Qué hacía en su casa esa noche?
—Estar con mi novio, no creo que necesite detalles— respondí incómodo.
—Señor Kim, ¿sabe usted cuántos años debe pasar una persona en la cárcel por un asesinato?
—¿Qué demonios…? ¡Kibum no está muerto!
—¿Cómo lo sabe?
—Tiene razón, no lo sé. Pero en lugar de buscarlo están perdiendo el tiempo conmigo. Estoy ofreciendo una fortuna a quien sea que de información, y siguen tratándome como un jodido criminal.
—Disculpe, pero a veces resulta ser la coartada perfecta: ofrecer dinero y parecer muerto por amor al chico
Esto era el colmo.
—¡Estoy harto! Quiero llamar a mi abogado. Si accedí a todo esto fue porque creí que me ayudarían a encontrarlo, no para ser condenado. No diré una sola palabra más.
…
—¿Y? ¿Cómo te ha ido? —Taemin estaba esperando en mi departamento cuando volví. Se pasaba allí la mayor parte del tiempo desde que Kibum había desaparecido. No sé si intentaba llenar el vacío que había en su vida conmigo, o si trataba de llenar el mío.
—No muy bien—me acomodé junto a él en el sofá y nos dedicamos a ver la televisión por un rato, aunque sabía que ninguno de los dos prestaba atención.
Taemin miraba de reojo en mi dirección como si buscara el valor para preguntar algo. Lo tomé de los hombros y lo acerqué a mí en un abrazo.
—Vamos, Taeminnie, suéltalo antes de que tu cerebro comience a tirar humo.
Soltó una risa amarga y suspiró.
—Jjong, ¿Tú crees…? ¿Crees…crees que sigue vivo? —murmuró angustiado.
Me había cuestionado esa misma pregunta una y otra vez, convenciéndome que mi Kibum estaba vivo en algún lugar, que regresaría a casa tarde o temprano, pero una voz en el fondo de mi mente siempre parecía regocijarse de mi ingenuidad.
Me torturaba pensando lo que estaría pasando de estar vivo. Si seguía en el país, si tenía hambre, frío…miedo. Pasaba noches enteras sin dormir.
Me aclaré la garganta y pasé mi mano por sus cabellos.
—No lo sé, Taeminnie. A veces me gusta pensar que sí, me gusta pensar que volverá, pero a veces…algunas veces quisiera creer que ya está…descansando. No soporto pensar en lo que podría estar pasándole—por más que intentaba ser fuerte, siempre terminaba inundado en lágrimas—Sólo quiero que vuelva. Necesito saber que está bien.
Sentía los hombros de Taemin temblar, y me aferré a su lado.
—¿Quién podría haberle hecho algo? —preguntó entre sollozos—¿Por qué alguien se lo llevaría de su salón de clases, y cómo hizo para no dejar huellas? Dejó… dejó todas sus cosas, él no habría bajado al estacionamiento sin ellas, alguien tuvo que hacerlo. No entiendo por qué la policía sigue sin encontrar nada, ¡es obvio que fue uno de esos malditos padres de familia!
—Los han investigado a todos.
—¡Pues no lo están haciendo bien! —su llanto incrementaba, y con ello el mío.
—Lo encontraremos, lo encontraremos y, mataré a cualquiera que se haya atrevido a hacerle daño. Te lo juro. Te lo juro, Taeminnie.
—¿Cómo…cómo vamos a superar esto, Jonghyun? —gimoteó—.Y su madre…Oh, Dios, no va a soportarlo.
—Oye, ¿qué pasó con mi primo el optimista? —dije en un pobre intento por aligerar el ambiente.
—No…no puedo. Han pasado ocho meses, Jonghyun, no puedo seguir fingiendo, no volverá. Kibum no volverá, y yo necesito saber cómo voy a poder vivir con este dolor, cómo voy a vivir sin mi mejor amigo…él es como mi hermano.
El llanto desgarrador de Taemin volvía el agujero en su pecho más tormentoso de lo que ya era. No sabía qué decir o qué hacer, era el menor el que siempre se ocupaba de consolar a los demás, era quien se encargaba de buscar el lado positivo a las cosas y quien seguía de pie cuando todo el mundo yacía de rodillas.
No se dio cuenta en qué momento comenzó a quebrarse.
Lo dejó llorar en su pecho hasta que cayó dormido. Continuó acariciando su cabello mientras sentía sus propias lágrimas salir victoriosas de nuevo. Cubrió su boca intentando acallar los sollozos e impedir que su primo despertara.
Ambos estaban rotos.
Cómo podría ayudarlo a superar el dolor cuando seguía naufragando en el suyo.