Todo era blanco. Las paredes, la cama, las sábanas, incluso las cortinas de la ventana. No recordaba gran cosa, mi mente aún estaba en aquella habitación gris, con Jinki y Park. Después de eso no había nada.
Me costaba mantener los ojos abiertos.
Escuché la puerta y cerré los ojos de inmediato, fingiendo dormir. Sentí los pasos hasta mi cama y una silla arrastrarse. Sólo escuchaba su respiración. Entonces me acarició el rostro y supe que eran las manos de un hombre. No creí que Jinki se tomara la libertad de tocarme, así que pensé en Jonghyun. Aun no estaba listo para verlo.
Las caricias bajaron hacia el pecho, volviéndose desesperadas. Abrí los ojos al instante, paralizándome en el acto.
Minho estaba aquí. Estaba frente a mí: tocándome y sonriendo.
—No—gemí.
—Shh, tranquilo, Key
—¡No! —miré hacia todas partes buscando una salida. La puerta había desaparecido—¡Aléjate!
—Todo va a estar bien—seguía diciendo—Pronto volveremos a casa.
—No—me arranque la aguja intravenosa y me deshice de las sábanas—Estás muerto. ¡Te vi! ¡Sé que estás muerto!
—No lo estoy. Ahora ven aquí, te harás daño si corres.
—¡Auxilio! —esto no puede estar pasando—¡Alguien ayúdeme!
—Silencio, Key
—No, no, no, no, no—daba vueltas por la habitación—¡Aléjate, aléjate, aléjate!
—¡Basta, Key! —estaba cada vez más cerca.
—¡NO! ¡No otra vez!
Estaba sobre mí, tomó mis muñecas y me arrastró hasta la cama mientras yo seguía gritando y retorciéndome como un desquiciado.
—Dije que basta—me abofeteó y permaneció sobre mí en la cama, entonces comenzó a besarme.
—¡NO! ¡Por favor, aléjate!
¡KIBUM!
Abrí los ojos de golpe. Tenía la cara bañada en lágrimas. Al pie de la cama estaba mi madre junto a Jonghyun y Taemin, que me veían asustados mientras el doctor luchaba conmigo.
Todos permanecían en silencio mientras yo continuaba llorando aún más fuerte por la impresión de verlos y el tan real sueño que había tenido. Aún sentía las manos de Minho sobre mí.
Mi madre corrió hacia mí y casi arranca la aguja de mi mano por el fuerte abrazo que me brindó.
No pude corresponderle, estaba demasiado impresionado para reaccionar correctamente.
Estaba a salvo. Estaba con mi familia, después de tanto tiempo.
—Mi Kibummie—mi madre estaba sollozando—Mi bebé.
Lo que fuera que me hubieran dado para tranquilizarme me estaba dando nauseas, así que tuve que quitármela de encima
—Voy a vomitar—anuncié. El doctor me acercó deprisa una bolsa y no tardé en vaciar el estómago. Después me eché a llorar nuevamente y sólo quería salir corriendo de allí, por lo que intenté ponerme de pie, pero antes de que lograra hacer algo, el médico estaba sobre mí, forcejeé, así que tuvieron que venir algunos enfermeros e inmovilizarme en la cama mientras me suministraban más sedante. A los pocos segundos estaba inconsciente.
Cuando volví en sí, Taemin estaba sentado junto a la cama.
—Agua—dije—Quiero agua.
Se levantó de un salto y parecía perdido.
—Espera aquí—dijo—Iré por la enfermera.
Pero volví a caer inconsciente para antes de que volviera.
La tercera vez que desperté me sentía mucho mejor, había dejado de sentir mareo y náuseas y los ojos no me pesaban.
Esta vez Jonghyun se encontraba en la habitación. Se dio cuenta en seguida que había despertado y se acercó despacio.
—Hola—murmuró
Traté de decir algo pero mi boca no respondía a mis órdenes.
—¿Te sientes mejor? —preguntó.
—S-sí—carraspeé—Sí.
Seguía mirándome fijamente y yo no sabía qué hacer.
—Tu madre y Taemin han ido por café.
Los minutos seguían pasando y ninguno de los dos se atrevía a decir nada más.
—¿Puedo…puedo abrazarte? —dijo de pronto.
Tenía miedo de cómo mi cuerpo iba a reaccionar, pero aun así me atreví a asentir.
Se acercó despacio, como si temiera espantarme. Rodeó mi cuerpo con delicadeza y lo escuché suspirar de alivio, como si por fin pudiera respirar después de mucho tiempo.
—Dios, no puedo creer que estés aquí—su voz sonaba trémula—Lo siento—se disculpó alejándose, entonces pude ver las lágrimas en sus ojos.
Sentí la humedad en mis mejillas que me advertía del llanto avecinándose sobre mí. Había soñado tanto con este momento que ahora no sabía cuál era la forma correcta de reaccionar.
No hubo tiempo de decir nada más, justo en ese momento alguien llamó a la puerta: era Jinki. Se presentó con Jonghyun y después de dirigió hacia a mí y me dijo que la fiscalía
estaba revisando toda la información que les había dado en comisaría, y que iban a decidir si presentaban algún cargo contra mí.
—¿A qué te refieres? ¿Por qué un cargo contra mí?
—Ha habido una muerte, Kibum. A pesar de las circunstancias tenemos que seguir todo el procedimiento.
—¿Me van a detener? —pregunté.
—No creo que la fiscalía opte por esa vía, pero sigo teniendo la obligación de informarte de cuál es la situación.
Me asusté por un momento, pero después sentí el coraje crecer en mi interior.
—Lo que me faltaba, no sólo tuve que estar secuestrado más de un año, sino que ahora las cosas se vuelven en mi contra, simplemente fantástico.
—Siento que las cosas sean así, Kibum, pero te aseguro que haré lo que esté en mis manos para ayudarte—dijo Jinki.
—Sí, gracias.
Jonghyun, que había permanecido en silencio, acompañó a Jinki hacia la puerta y regresó a la silla junto a mi cama.
—¿Necesitas algo?
—No, gracias—respondí.
Me miró por unos segundos y después agachó la mirada
—Siento no dejar de verte, es sólo que te he extrañado demasiado
Me sonrojé por su confesión y me quedé sin palabras para decir.
—Lo siento—dijo—no hago más que incomodarte.
—Está bien, no pasa nada.
La puerta se abrió y Taemin junto a mi madre ingresaron a la habitación.
Mi madre se acercó deprisa y me envolvió en un abrazo, feliz de que estuviera despierto, pero Taemin lucía perdido al pie de la cama.
Nos miramos por un momento hasta que se animó a acercarse un poco más y me sorprendió que formulara la misma pregunta que Jonghyun:
—¿Puedo darte un abrazo?
—Sí
Sentí sus delgados brazos rodear mi cuerpo y me sentí feliz por un momento, hasta que mi mente jugó en mi contra y se me llenaron los ojos de lágrimas. Taemin lo sintió y se alejó disculpándose.
—Lo siento, lo siento—decía.
Pero yo continuaba llorando. Tenerlos me hacía recordar mis días en la cabaña y no entendía el por qué. Tal vez fueran las miles de noches que los extrañé y que pensé en ellos, tal vez fueran mis ganas de volver a ser normal o de sentirme bien.
—Quiero estar solo—pedí.
—Kibummie, pero…—comenzó mi madre
—Largo—me arrepentí al momento de decirlo, pero ya estaba hecho. Veía sus caras de desconcierto y quería disculparme, pero realmente deseaba estar solo—Que se vayan, ¿Qué no escuchan?
Los tres salieron cabizbajos, Jonghyun parecía el más reacio a irse, pero al final me dejaron tal y como pedí.
…
Jinki volvió después de una semana, tenía buenas noticias. Dijo que el hecho de que la cabaña estuviera tan adaptada les había ayudado a convencerse de que decía la verdad, y tenía el convencimiento de que la fiscalía no iba a presentar ninguna acusación contra
mí.
—Menos mal
—Tengo…noticias sobre Minho—dijo.
Lo miré sin saber qué decir, ni que esperar. No quería saber nada sobre ese hombre, y Jinki parecía saberlo. Jonghyun, que se negaba a dejar la habitación, también parecía sorprendido y sin saber cómo reaccionar.
—Está bien—dije—Puedo manejarlo.
—De acuerdo—dijo—. Parece que venía de una familia bastante prestigiosa. Estuvo en un hospital psiquiátrico en varias ocasiones, pero su familia pagó una buena suma de dinero para que pudieran tenerlo en casa. Con el tiempo pareció haber mejorado, así que comenzaron a darle más libertad: salir con amigos, tener un auto e incluso tener pareja. Todo parecía estar bien con él, ya no se metía más en problemas, no era agresivo y mostraba interés por la empresa familiar.
»Tuvieron un poco de miedo cuando terminó su relación con Baekhyun; creyeron que tendría una recaída, pero simplemente estuvo desanimado unas semanas y todo volvió a la normalidad. Su madre dijo que incluso lucía más feliz. Le gustaba viajar por varios días solo, sin decir a nadie a donde iba. Ahora sabemos que estaba preparando la cabaña. Les dijo a sus padres que se mudaría a Japón. Su hermano nos contó que los visitó unos meses después en dos o tres ocasiones…y esa fue la última vez que lo vieron. No se alarmaron porque Minho era un hombre reservado, no le gustaban las llamadas telefónicas y siempre pasaba tiempo solo.
Jinki sacó algo de su maletín
—¿Es él? —preguntó mostrando una fotografía de un Minho de algunos dieciocho años.
—Sí—respondí apartando la mirada. Pude ver como Jonghyun apretaba los puños con fuerza haciéndose daño.
—Bueno, señor Kim, comprenderá que sus padres no están muy contentos con lo que usted hizo, después de todo, Minho era su hijo, y ellos creyeron todo este tiempo que al fin lo habían recuperado. Hasta hace unos meses, pensaban que vivía en Japón y que estaba fuera de problemas, y de pronto sale esta noticia devastadora, se enteran de todo lo que él le hizo y, que además, fue asesinado. No lo malinterprete, solo quiero que entienda la forma en que ellos lo ven.
—Lo sé.
—No piensan poner ninguna demanda, no se preocupe. Hay suficientes pruebas para que duden de su palabra, así que, aunque sea duro para ellos, entienden que usted trataba de salvar su vida.
—Bien.
—¿Eso es todo? ¿Kibum no tendrá ningún problema, verdad?
—Bueno, los padres de Minho me mencionaron algo sobre ver al joven Kim, pero les dije que antes tenía que hablar con él.
—¿Qué?
—¿De qué habla? ¿Por qué querrían ver a Kibum? ¿Es esto una trampa?
—Jonghyun, cálmate.
—No, no estoy de acuerdo. Kibum, no puedes ver a esas personas.
—Cálmate
—¿Cómo sabemos que no quieren hacerte daño? ¿Qué si buscan venganza?
—Señor Kim, estoy seguro de que no buscan hacer ningún tipo de daño, ellos sólo quieren entender mejor todo lo que pasó. Compréndalos, perdieron a su hijo.
—Y nosotros a Kibum. Un año y medio.
Tenía razón. Jonghyun Tenía razón.