Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nadie te encontrará por Tris

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Sesión seis. 

Todo era silencio cuando desperté.

Recordaba los golpes, el sabor del agua en mi boca, la desesperación por conseguir un poco de aire, sus manos apretando mi cuello, el deseo de morir; y seguía atrapado aquí. Apenas podía moverme, hice un esfuerzo por levantar la cabeza y revisar la cabaña: estaba solo. No tenía idea de la hora, quizá era de madrugada, aunque Minho nunca se iba por la noche.

Tenía sed y hambre, pero no me atrevía a tocar nada. Fue suficiente con la osadía pasada, así que decidí dormir.

Perdí la noción del tiempo y de las veces que había perdido y recobrado el conocimiento. Supuse que pasaba del medio día por la temperatura cálida de la cabaña, y seguía estando solo.

No podía comer o beber agua porque todo permanecía bajo llave, y mi vejiga me torturaba de nuevo. La cabeza me dolía horrores y el pecho me ardía al respirar. No creía tener el control suficiente para retener las ganas de ir al baño, y temía mearme en la cama; no sabía cuál de las dos cosas lo pondría más furioso: usar el baño o ensuciar las sábanas.

Salí de la cama despacio, casi deslizándome hasta el suelo. Fui gateando hasta el baño, deteniéndome cada pocos segundos para recobrar la respiración, así que me tomó un buen rato llegar. Me aterraba tanto ser descubierto de nuevo que decidí hacer en la bañera. 

Volví a la cama a rastras, gimoteando del dolor. Me preguntaba dónde podía haber ido Minho, y si había decidido dejarme morir aquí.

 

Pasé otro día más en cama. Cuando creí que era capaz de mantenerme en pie, me acerqué al lavaplatos y me lavé la cara; el agua comenzó a mezclarse con mi sangre pero traté de ignorarlo. Después bebí con ansia para calmar mi sed y mi hambre, lo que empeoró las cosas; en cuanto el agua llegó a mi estómago me puse a vomitar. Para cuando terminé estaba tan débil que recurrí nuevamente a gatear.

 

El hambre del tercer día me hacía delirar. Me hinchaba el estómago con agua, ahora que había dejado de vomitar, pero no era suficiente para engañarlo. Estaba sucio, demasiado asustado de ser descubierto en la ducha.

Me imaginaba en casa con Jonghyun, atiborrándome de comida, paseando con Comme Des, cantando en el baño, incluso extrañaba dar clases. ¿Quién estará cubriéndome? ¿Pensarán que estoy muerto? ¿Y si han detenido la búsqueda? No. Jonghyun no se rendiría tan fácil. No quería pasar el resto de mi vida aquí.

Pero si Minho no regresaba moriría aquí solo. Quizá nunca encontrarían mi cadáver.

Para consolarme, me pasaba el día recordando los momentos divertidos en mi vida. Uno de mis favoritos era la navidad en que Taemin y yo terminamos vomitando juntos en el baño mientras Jonghyun se reía de nosotros. Pero no vomitábamos por haber bebido, sino por robar los dulces que irían en la piñata al siguiente día y las muchas bolsas de chocolate que se repartirían en la familia. Estuvimos toda la noche comiendo chucherías y viendo películas de terror seguidas por películas cursis que se llevaran el miedo.

También me gustaba recordar cuando Jonghyun colgó una manta en un puente que ponía: Te amo, Kibum. Pero cuando llegamos a ver la sorpresa, la habían modificado con pintura en aerosol para que dijera: Te vamo a coger, Kibum. Él estaba furioso, hasta que empecé a desternillarme de la risa y le dije me gustaba más esa versión.

Pero entonces los pensamientos regresaban a la cabaña, y terminaba llorando por volver a casa.

El cuarto día pensé en romper las puertas de la alacena para comer, pero entonces ya no tenía la fuerza para hacerlo; mi vista se nublaba y me temblaban las piernas.

No fue necesario: Minho regresó. Estaba cayendo en la inconsciencia cuando apareció. Por primera vez, estaba feliz de verlo. Estaba muriendo de hambre, de miedo y de soledad.

Permaneció un rato en la puerta, observándome con seriedad. Me deslicé por la cama intentando acercarme.

Con la voz débil y temblorosa, dije:

—Oh, gracias. Creí que… creí—las palabras se enredaban en mi mente, evitándome formar oraciones—, yo creí que me dejarías aquí solo. Creí que moriría solo. Tenía tanto miedo.

— ¿Así que prefieres morir acompañado? —se burló. Su risa aumentó cuando abrí los ojos como platos asustado.

—¿Qué? No, no, no —Cuando negué enérgicamente con la cabeza, todo comenzó a dar vueltas— ¿Vas… vas a matarme, Minho?  

Resopló—. No seas tonto. Ya te he dicho que te amo, simplemente tenía asuntos que resolver en la ciudad.

—¿En la ciudad? ¿Hay una ciudad cerca de aquí? ¿Te refieres a casa?

—Eh, eh, ni lo pienses. ¿Crees que habría tardado tanto si estuviera cerca? —Se dirigió a la mesa con un par de bolsas en las manos—Ven aquí, tengo un regalo para ti.

Me paré de la cama tambaleando, pero terminé en el suelo con tan sólo avanzar dos pasos.

Se acercó a ayudarme impaciente y me sentó en uno de los taburetes del comedor, atornillados al suelo.

No sabía si era parte de mis alucinaciones, pero podía oler comida. Sacó dos bandejas de foam y colocó una delante de mí. Comencé a abrirla ansioso: eran un emparedado de pollo. Estaba por llevármelo a la boca cuando la mano de Minho me detuvo.

—Espera, antes tengo que ponerle algo.

Fruncí el ceño desconfiado

—¿Qué?

—Bueno, si quieres comerlo vas a tener que dejarme ponerle un ingrediente especial—contestó.

—Sí, sí, está bien, ponlo ya

—Qué obediente estás hoy—sonrió.

Sacó un par de pastillas efervescentes y las puso en mi sándwich, por debajo del pan.

Aunque sabía que no era nada bueno, no dudé ni un segundo en devorarlo. Minho comía el suyo con lentitud, con extremada alegría en el rostro.

Cuando terminé me ayudó a caminar de nuevo y me ordenó recostarme, después  esposó una de mis muñecas a la cama y él volvió a salir. Jamás me ataba, era algo nuevo. Me sentía muy extraño, supuse que era consecuencia de comer tan rápido y después de tantos días.

Sentía mucho calor y todo estaba borroso.

Volvía a alucinar. Minho entraba a la cabaña con una chica; era alta y guapa. Su cabello caía hasta la espalda, llevaba un vestido suelto que llegaba a las rodillas y miraba todo con detalle.

—¿Lo tienes aquí todo el tiempo? —preguntó.

 

Se acercó a la cama y comencé a pensar que tal vez no era mi imaginación. Tenía una erección apretándome los pantaloncillos.  Paseó su mano por mi pierna y me estremecí de deseo. Para esto debían ser las pastillas.

Sentí sus manos en mi bragueta, y no podía hacer nada para apartarla, mi cuerpo rechazaba mis órdenes.

—Es lindo—dijo coqueta.

La voz de Minho la interrumpió en el momento en que soltó el botón:

—No toques demasiado, tan sólo…concéntrate en tu objetivo.

 

 ¿Qué objetivo? ¿Cuál era el objetivo de todo esto? ¿Humillarme?

La mujer continuó desnudando mi parte baja y aunque intentaba detenerla, la excitación era demasiada para evitar que siguiera.

Giré la cabeza hacia Minho, quien se encontraba sentado en la mesa mirando a la pared.

—Minho—lo llamé—. Minho, ¿por qué…qué es esto?

Siguió ignorándome. Tomó asiento esta vez dando la espalda y se dirigió de nuevo a la chica:

—Date prisa.

 

Todo pasó demasiado rápido; de un segundo a otro tenía a una chica montada en mi regazo mientras yo gemía como una cualquiera. Era humillante. Traté de resistirme lo más que pude pero había perdido todo control sobre mi cuerpo. No era más que un títere.

Sentí como recorría mi cuello con sus labios, luego mi mandíbula, no pudo llegar más lejos antes de que Minho interviniera de nuevo.

—Como te atrevas a besarlo, te rompo la cara.

—Qué aburrido—contestó la chica gruñendo.

 

Comenzó a moverse más deprisa, no se detuvo hasta que me vine dentro de ella; apenas recuperábamos la respiración cuando Minho se acercó a quitarla de encima.

La mujer se quejaba porque estaba siendo muy brusco.

—Ya sé que tengo que irme, no es necesario que me empujes—lo reprendió.

—Lárgate. Y cuidado con que se te ocurra abrir la boca.

—¡No! —grité. El efecto parecía haber menguado, pero la habitación continuaba dando vueltas—. No te vayas. ¡Estoy secuestrado! ¡Ayúdame, por favor!

 

Ambos me ignoraron. Tanto que llegué a pensar que no había dicho nada.

 

—Entonces, ¿espero tu llamada? —preguntó ella.

—Sí, recibirás el dinero cada mes. Puedes llamar a Minseok, pero sólo en caso de emergencia.

—De acuerdo—dijo esperando a que Minho abriera la puerta.

—Mi familia no puede saberlo, Young Mi.

—Ya entendí, no soy estúpida.

—¡Tienes que ayudarme, por favor! —Era la primera persona que veía en semanas, además de Minho. Estaba desesperado por ayuda— ¡No me dejes aquí, ayúdame! ¡Te lo suplico! ¡No, no, no, no, no, no, no! ¡Regresa! ¡No!

Me apresuré a levantarme para alcanzarla, pero lo único que conseguí fue lastimarme con las esposas, mis rodillas temblaron y terminé en el suelo. Me cubrí el rostro cuando escuché el sonido de la puerta. Se había ido. De nuevo estaba solo con este psicópata.

—Pierdes tu tiempo—me dijo—. Es la mujer más egoísta del mundo. Lo único que le interesa es el dinero, le vendería su alma al diablo si fuera necesario.

Lo miré con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Por qué… por qué has hecho eso? ¿Para qué la hiciste venir? ¿Querías humillarme?

—Ya te lo había dicho—explicó—: vamos a formar una familia. A mí tampoco me ha gustado la idea, pero no había muchas opciones. Pensé en hacerlo yo, pero entonces me di cuenta que le estaría quitando la oportunidad a un niño de parecerse a ti. Sé que no te gustan las chicas, es por eso que tuve que recurrir a una droga.

 

Oh, claro, porque con un chico habría sido magnífico. Estaba loco. Minho estaba realmente loco.

—Fue difícil también para mí—siguió diciendo—, pero valdrá la pena. Te lo juro.

 

Las cosas no hacían más que empeorar.

—Además—continuó—, no sé por qué te interesa volver, todos parecen estar muy bien sin ti, incluso han detenido la búsqueda.

—¡Mentira!

—No me levantes la voz. No tengo porqué mentirte, tu madre parece llevarlo todo estupendo, vi a Jonghyun cenando con una chica muy guapa y créeme que no lucía triste en lo absoluto. Ah, y han puesto tu departamento en venta.

—¡Cállate! ¡Todo lo que dices es mentira!

—No es mi culpa que te olvidaran tan rápido, no te molestes conmigo. También me sorprendió verlos tan bien. Pero, oye, no podemos culpar a Jonghyun, Shin Sekyung es toda una belleza, y no queremos que nuestro amigo se pase la vida llorando solo, ¿o sí?

—¡Mentiroso, hijo de puta! ¡Te odio! ¡Ah! —me tomó del cabello con fuerza y me lanzó una bofetada.

—En esta casa no se dicen malas palabras, y lo sabes. Discúlpate.

—Mi familia no me ha olvidado

Una bofetada más

—Tu familia está perfectamente sin ti, y tu adorado novio parece pasar las noches muy bien acompañado. Ahora abre esa linda boca que tienes y discúlpate.

—Lo…lo siento.

—Oh, vamos, puedes hacerlo mejor. No me parece nada sincero.

—Lo siento, lo siento mucho, Minho. Fui…un verdadero tonto, disculpa.

Alcé la mirada esperando por su aprobación y me dio unas palmaditas en la cabeza como si fuera una mascota.

—No está mal—dijo liberando mi brazo de la cama—. Ahora levántate, tienes que cepillarte los dientes al menos veinte veces, no pensarás besarme con sabor a retrete ¿verdad?

 

Sabía que lo que había dicho no era cierto. Solamente habían pasado tres meses, no podían rendirse tan pronto. Jonghyun no podía estar con esa mujer, lo decía para molestarme, no iba a creerle. No caería en su juego. Lo único que quería era tenerme aquí sin intenciones de luchar.

 

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Sí, lo sé, a Minho le hacía falta más de un tornillo. Tenía ideas escalofriantes. Y al parecer conocía a gente igual de loca que él. Esa chica estuvo dispuesta a…a violarme y tener un hijo para después cederlo sólo por dinero. Y a alguien como Minho; es comprensible que no me ayudara, tenía esperanzas de que hablara con alguien, aunque fuera accidentalmente y pudieran encontrarme. Creo que no era tan estúpida y que tenía la mente tan retorcida como él.

Minho no volvió a utilizar esa droga, por si se lo estaba preguntando. Supongo que su monstruoso cerebro le hacía creer que yo disfrutaba estar con él. Pero eso nunca ocurrió, aunque con el paso de los meses me convertí en un animal domesticado.

Una noche, después de que Minho terminara en mí y nos arropara a ambos, me giré, por primera vez en un año, hasta quedar frente a frente; y lo besé mientras cerraba los ojos con fuerza para imaginar que era Jonghyun quien enredaba sus dedos en mi cabello. Le permití abrazarme y dormí en su pecho.

Sé lo que debe estar pensando. Yo también me odié, sentía asco hacia mí mismo, pero cuando estás encerrado por tanto tiempo, sin tener contacto con nadie, el anhelo de un abrazo y de cariño se vuelven insoportables. Deseaba tanto hablar con alguien que sentía ahogarme, y aún hay noches en las que tiemblo de pensar en aquellos días. El silencio, la tristeza, el miedo, la desesperanza. Es indescriptible mi pesadilla en ese lugar.

Así que sí: me dejé abrazar por un monstruo. Pero retaría a cualquiera a pasar un año en el infierno sin anhelar un abrazo del diablo.

Tan sólo lo hice un par de veces, temía dejar escapar el nombre de Jonghyun; era una paliza asegurada.

 

Tengo mis razones para ser un hijo de puta.

Tengo razones para despertar cada noche a culpa de las pesadillas.

Tengo razones para pasar los días escondido en mi cama o en el armario.

 

Pero no creo que la vida tuviera razones para hacerme esto. 

Notas finales:

Agradecería mucho que me dejaran un comentario para saber si les gustó el capítulo, me sentía un poco insegura con este, no sé por qué, simplemente no me terminaba de convencer. Espero que a ustedes les agradara. 

Hasta pronto...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).