Su maldito destinado…
Todo su cuerpo se tensó y sintió un gran rugido salir de él. Tenía que verlo a los ojos, tenía que asegurarse de que fuera suyo, solamente suyo, abrió el candado rápidamente y aunque por un momento pensó que el chico dormía, estaba equivocado, Naruto levantó su cabeza al escuchar como los barrotes eran abiertos y no pudo hacer nada más que jadear al ver al imponente hombre que estaba frente a él pero supo que era su Alfa al olerlo, se paró rápidamente y lo abrazó.
Él era pequeño a comparación de su Alfa pero le encantaba sentirse así con su gran Alfa al lado, las pesadas respiración que Sasuke daba le caían de lleno en el cuello a Naruto y este se estremecía, sintió los fuertes brazos rodearlo —juntando ambos cuerpos—, cuando Sasuke quiso olerlo él dejó libre su cuello y el Alfa rugió complacido por ello.
El corazón de Naruto estaba por salirse de su pecho, estaba tan agitado, era el hombre más increíble que hubiera podido ver.
Y Sasuke estaba embobado, el Omega más bonito que hubiera conocido estaba frente a él, sus bellos cabellos rubios, su menudo cuerpo, con una piel deliciosa al tacto y de un hermoso color oscuro.
El aroma a vainilla se impregnó en su nariz y no pudo estar más contento por ello, después de todo había encontrado a su pareja para siempre, sabía que ese día iba a llegar tarde o temprano.
Quería morderlo ahí mismo y hacer que ese lindo Omega solo le perteneciera a él.
Se separó un poco y vio como el Omega se restregaba contra su pecho.
—Mírame —demandó algo ronco por la emoción.
Naruto levantó su cabecita y vio directo a los ojos negros del Alfa.
Negro y azul chocaron.
Sasuke se estremeció como nunca lo hizo en toda su vida, sintió fusionarse un poco con ese Omega, la cara más hermosa que había visto, enormes ojos azules con intensas pestañas doradas, su boquita entreabierta respirando suavemente y sus mejillas rojas a pesar de su piel morena. Era espectacular.
Lo dejó simplemente sin habla.
—Eres mío —rugió Sasuke.
A Naruto se le doblaron las piernas al escuchar tal demanda del Alfa, debería asustarse como lo hacía con Pain pero era diferente, se sentía protegido y amado de una u otra manera.
Los labios calientes de Sasuke besaron su frente y quiso llorar, era un sentimiento inexplicable. Solo sabía que todo el aire que estaba presente no era suficiente para él, el aroma fuerte del Alfa lo estaba matando —en el buen sentido—, a cada momento.
Escucharon un fuerte estruendo y las alarmas del zoológico empezaron a sonar, deteniendo el momento perfecto de Sasuke y de Naruto.
—Tenemos que irnos de aquí —dijo serio sin soltar a su pequeño Omega.
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—¡Maldición Shino! —decía Sai siguiendo a su amigo que estaba corriendo hacia otra jaula.
¿Qué demonios pensaba Shino que estaba haciendo?
—Mío, mío —murmuró.
—¿¡Qué demonios dices!? —dijo alterado Sai, lo alcanzó y se puso frente a él y Shino simplemente le gruñó, Sai trató de tocarlo pero Shino lo empujó lejos de él.
Como pudo le quitó las gafas y de inmediato supo que había encontrado a su Omega ya que tenía sus ojos dilatados.
Cuando menos lo sintió ya estaba en frente de la jaula así que con el pie rompió el vidrio, activando la alarma, el chillido que el Omega dejó escapar, hasta él pudo escucharlo mientras Shino seguía quebrando el vidrio para poder salir y entrar con facilidad.
Estaban contra reloj en ese momento.
—Maldito Shino, hiciste un gran escándalo —dijo malhumorado al ver como Shino salía con un Omega castaño entre sus brazos, era bonito aun desmayado.
—Cállate, él es mío, no lo iba a dejar aquí —abrazó más el pequeño cuerpo del Omega.
—¡Vete! Ya te alcanzaré, iré por Sasuke y Naruto. ¡Vete antes de que vengan!
Shino salió corriendo por el mismo camino por el cual habían entrado, con su Omega en brazos y Sai regresó por Sasuke y Naruto. Cuando los halló Sasuke traía a Naruto entre sus brazos, el Omega sollozaba y pedía que lo dejara en el suelo pero Sasuke no hacía caso en absoluto.
—¡Vámonos! —rugió Sasuke, parecía enojado y Sai no dijo nada, comenzaron a correr pero en un pasillo salieron Betas cortándoles el paso.
—¡¡Alto ahí!!
—¿Quién me lo impide estúpido Beta? —dijo Sasuke.
El Beta se hizo para atrás, la fuerte presencia del Alfa de Sasuke era matadora.
—Cobardes —dijo enojado Neji saliendo de entre los hombres que estaban ahí—. Estoy a cargo desde que Konan no está y es mi deber matar o retener a quien yo quiera así que háganme el favor de regresar a ese estúpido Omega a su jaula —dijo serio.
Sasuke se llenó de ira, ¿¡cómo osaba a decirle “estúpido Omega” a su Omega!? Dejó salir sus feromonas de enojo y Naruto tembló entre sus brazos asustado, Sai se mareo, Sasuke era un Alfa de sangre pura y todo su poder también le afectaba a él. Todos los Betas palidecieron y recordaron que ese hombre que estaba enfrente era el maldito tigre blanco que había causado tantos problemas y el salvajismo que manejaba era increíble.
Neji jaló a Hinata que estaba bastante cerca y la puso enfrente de él sacando una navaja y poniéndola en el cuello de la chica, Sasuke paró todos sus movimientos y Naruto pegó un chillido al ver como Hinata comenzaba a llorar.
—Suéltala —dijo Sasuke.
—No, a menos que sueltes a ese Omega y lo dejes donde pertenece, o ella se muere —presionó más el cuchillo en el cuello de Hinata y nadie se movió.
—Por favor, por favor —dijo suavecito Naruto a Sasuke y él se estaba muriendo con la simple idea de dejarlo ahí. No podía, no podía…
Entonces Sai, habló.
—Mátala.
Sasuke vio a Sai y este estaba irreconocible, su porte era altivo y sus ojos eran serios y fríos —los ojos de un asesino—. Él se quedó helado.
Neji chasqueó la lengua y presionó más el cuchillo, cortando superficialmente, Sasuke tapó los ojos de Naruto y salió corriendo, no esperaría para ver eso, podrían encontrar otra salida, ya habían perdido suficiente tiempo.
Sai formó una pistola con sus dedos y “disparó” hacia Neji, este lo miró incrédulo, el Alfa sonrió de lado y salió corriendo en la misma dirección que Sasuke había tomado.
Neji enfureció y mandó a los Betas tras los dos Alfas y el Omega, empujó a Hinata de lado y se fue corriendo.
La pobre chica se quedó temblando.
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Sasuke trataba de calmar a Naruto pero este sollozaba e hipaba y todo empeoró cuando se desmayó entre sus brazos, su Alfa estaba por volverse loco pero tanta presión y miedo habían hecho estragos en el pequeño cuerpo del Omega.
Sai venía atrás de ellos y se fijó en otra jaula, la misma que había visto cuando Tsunade escapaba con él, se acercó a la puerta y sacó su pistola.
—Corre, sigue por el mismo camino y verás una salida de emergencias, ya llegaré —dijo Sai, no tenía por qué andar de delicado cuando todo se había ido a la mierda. Disparó directo a la cerradura y esta se abrió por el impacto, entró al cuarto forzando el candado y vio al Omega pelirrojo matándolo con la mirada.
—Una mierda me importa que mires asi, ahora ven —demandó con su voz y Gaara tembló.
—¡Maldito Alfa! —gritó colérico.
Sai no soportó más y lo jaló del brazo sacándolo a la fuerza de ahí.
Gaara quiso oponerse y chilló para que lo soltara pero Sai dijo algo tan bajo que él alcanzó a escuchar y de inmediato se tranquilizó y comenzó a caminar, pero cuando salieron al pasillo para comenzar a correr Neji ya estaba ahí, apuntando con armas y Sai gruñó enseñando sus dientes.
—Quieren robarse nuestros Omegas imbécil —dijo Neji.
—No me hagas reír puto Beta.
Sacó su pistola y dio directo en la cabeza a dos Betas, reduciendo la cantidad de hombres Y salpicado con la sangre a Neji.
Todos reaccionaron y se resguardaron, Sai puso detrás de él al Omega pelirrojo para protegerlo y siguió disparando, uno a uno iban cayendo, Neji se acercó sin que Sai lo notara y le dio un disparo directo al hombro y Sai gritó por el dolor.
Todos estaban malheridos menos Neji, y Sai quiso despedazarlo pero la sangre que salía de su hombro no paraba, en absoluto y comenzaba a marearse.
—Vete de aquí —dijo el Omega—. Ahora.
—Pero…
—¡¡¡Vete!!! O te juro que te mataré con mis propias manos —dijo el Omega levantado su quijada, demostrando su autoridad y Sai supo que tenía que irse.
Cuando Neji iba a disparar de nuevo Gaara se atravesó y botó su pistola mientras lo retenía para que Sai se fuera.
Neji lo empujó fuera de su cuerpo para seguir al Alfa pero aun así Gaara volvió a agarrar su pierna tirándolo al suelo y Neji lo fulminó con la mirada.
—Te vas a arrepentir por haber hecho esto, Omega.
Y Gaara lo sabía…
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Solo podía amortiguar sus gemidos de dolor y de placer al ser profanado por Neji de esa manera, era empotrado contra la cama de su habitación mientras este lo violaba y maltrataba. Era plena mañana pero Neji no parecía estar avergonzado por hacerle eso, claro que Gaara no era virgen y había descubierto el placer del sexo antes, por eso no era tan doloroso pero su orgullo estaba lastimado, eso le molestaba mucho. Aun así se tranquilizó al saber que tanto Naruto como Kiba habían logrado salir.
Cuando sintió que Neji se corrió en su espada suspiró, al fin había acabado, el Beta se levantó y se fue sin decir más, se dejó caer en la cama. Tenía una dolorosa erección y su entrada estaba sensible.
Maldito Beta que no lo había hecho acabar, estaba poniéndose de un humor de perros. Cuando la puerta fue abierta bufó, si pensaba que iban a tener más sexo que se jodiera pero de la penumbra salió la persona que menos esperaba ver.
Tenía un traje completamente negro, hasta una máscara cubriendo su boca, su pelo plateado estaba a la vista, él suspiró con cansancio.
No se tapó, cuando el Alfa frente a él se acercó lo agarró del pelo y gruñó frente a su cara, los ojos bicolor del Alfa lo estaban viendo con posesión, eran muy intensos y su Omega interno chilló, enseñó su cuello para complacer al Alfa y este sonrió detrás de la máscara bajando un poco su enojo.
El Alfa metió su mano entre las piernas del Omega —este abrió más las piernas—, metiendo sus dedos en la entrada mojada de Gaara haciéndolo gemir fuertemente mientras comenzaba a moverlos.
—Eres mío —rugió/ronroneo en su oreja—. Córrete —demandó con su voz y Gaara curvó su espalda y se dejó ir.
—Ka-Kakashi—dijo entre suspiros.
—Nos vamos, vístete.
Gaara asintió y se levantó limpiándose rápidamente. Se vistió, viendo la fuerte espalda de su Alfa…
Sí, su maldito Alfa había llegado para sacarlo de ahí.