Capítulo 4
—Alfas —dijo uno de los Betas que Tsunade había golpeado, le costaba pronunciar las palabras por la falta de aire, pero tenía que informar.
Sai lo miró molesto ya que ese Beta había comunicado por la radio que ellos estaban ahí, lo agarró de las solapas de su chaqueta y lo noqueó con un fuerte golpe. Tsunade seguía pegada a la puerta y él no sabía qué hacer, si tan solo su compañero estuviera ahí, sería más fácil él era bueno en la cerraduras y todo lo que tenía que ver con abrir algo.
Cuando vio que venía un grupo de Betas se puso en alerta, distinguió pistolas… ¿Pistolas? ¿Por qué demonios tenían armas de fuego? ¿Era un zoológico manejado por alguna mafia? ¿Era eso?
Jaló a Tsunade y esta lo golpeó, vale puede que fuera joven a comparación de la Alfa, pero estaban en peligro y tenían que moverse.
—Están armados Tsunade tenemos que irnos. ¡Ya nos olieron!
La rubia se separó de la puerta viendo hacia los Betas que se acercaban corriendo y tuvo que actuar rápido, sacó las llaves que tenía y salió corriendo hacia la puerta de Naruto.
La abrió rápidamente metiendo a Sai a empujones pues no tenían tiempo.
Sai iba a seguirla hacia el cuarto del rubio pero ella lo detuvo.
—Haz guardia.
—Pero huele a Omega.
—Que hagas guardia —demandó.
Sai solo asintió aburrido, entonces Tsunade corrió hacia la habitación de Naruto hallándolo en posición fetal y recién salido de un baño, sintió el fuerte olor de Sasuke en su pequeño cuerpo y se tensó.
¿Acaso? Oh Dios mío.
—Naruto, cariño…
—Tsunade —levantó la cabeza rápidamente para verla.
—Dime que estás bien…
—Yo… No lo sé, estoy tan confundido.
—Cariño lo sé… No tengo tiempo para explicártelo, por favor escucha bien lo que te voy a decir y quiero que me digas la verdad —usó la voz de Alfa y pudo ver como Naruto se retorcía un poco asustado pero era necesario, no tenía tiempo, necesitaba la verdad.
—Si —dijo bajando la cabeza y ella pudo haberse complacido pero no era su caso.
—Ese tigre, del otro lado… ¿Te hizo algo?
—No —negó—, solo lo vi y estaba enojado… No lo sé, me da miedo.
—¿Estaba en forma de hombre? —vio como el chico negó—. ¿Hacía algo raro?
—Tenía la mirada perdida y respiraba muy rápido…
—Lo drogaron —dijo en un susurro—. Bien mira, necesito que seas fuerte…
—¡Ahí vienen! —gritó Sai y ella se volvió a tensar.
—Tengo que irme.
—¡Te veré mañana! —dijo feliz.
—No, no —negó rápido—. Puede que no me veas en un largo tiempo.
Naruto automáticamente se puso triste.
—Pero…
—¡Escucha! Ese tigre que esta haya —señaló hacia el otro lado—, es mi compañero, escucha muy bien Naruto, cuando se haya pasado el efecto de la droga dile que vendré a salvarlo. Dile que traeré refuerzos.
—¿Lo conoces?
—Sí, desde hace mucho. Recuérdalo y díselo. Él es una buena persona, si te hace daño y le temes aun así tienes que decirle, si no sé nada de él en una semana vendré el primer día de la segunda semana.
El rubio solo asintió, Tsunade se acercó rápido y lo abrazó fuerte y el rubio sollozó contra su pecho y se le rompió el corazón al dejarlo ahí.
Pudo sentir como el cuerpecito del rubio estaba caliente y comenzaba a desprender un fuerte aroma y eso le daba señales de celo. Era el peor momento para irse, se sentía terrible al dejarlo ahí y no poder hacer nada…
—¡Vámonos! —volvió a gritar Sai.
Tenían que irse. Se alejó y salió corriendo, tenían que escapar de ahí a como diera lugar.
—Lo siento Naruto
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Disparos, eso era todo lo que se escuchaba en el zoológico.
El tiroteo era constante y los dos Alfas querían escapar de ahí ilesos pero eso era cada vez menos probable.
Sai corrió rápido y disparó hacia atrás dándole a uno directo en la pierna, cuando pasó cerca de una jaula se congeló al ver a un chico pelirrojo a través del cristal y supo que era un Omega, el chico estaba viéndolo de igual manera .
Sus ojos verdes fríos le estaban matando con la mirada y Sai no supo cómo reaccionar, Tsunade lo jaló corriendo lejos de ahí, Sai quería volver y ver a ese Omega pero el fuerte agarre y los gritos de Tsunade lo devolvieron a la realidad.
—¡¡Reacciona!!
—Ese Omega era realmente…
—Bello, lo sé pero esta no es la mejor situación para eso.
Cuando al fin, pudieron salir, Sai fue directo a su carro para irse definitivamente de ahí cuando vio a un Beta aparecer tranquilamente con su cara llena de piercings y el cabello anaranjado.
Rápidamente lo reconoció pero no espero que el peli anaranjado disparara directo contra Tsunade, se le congeló la sangre al ver como la Alfa caí al suelo comenzando a desangrarse y ese Beta solo sonreía.
Sacó su pistola y comenzó a dispararle pero Pain era rápido y ágil, no esperaba menos de él, de uno de los criminales más buscados.
Se fue acercando a Tsunade y se hincó para ver si estaba viva, tenía pulso pero tenía que llevársela ya.
La cargó como pudo y siguió disparando, la metió al auto y arrancó, varias balas dieron contra el carro pero aun así logro salir.
Demonios…
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Se acostó en la cama retorciéndose un poco.
Conocía muy bien esos síntomas y no era un buen momento para un celo. Estaba triste por Tsunade y algo confundido con su compañero pero no quería sentirse miserable y necesitado en ese momento.
Suspiró entrecortadamente, mientras sentía como poco a poco su piel se iba calentando más y comenzaba a sentirse ansioso.
Su vientre comenzó a doler un poco y supo que dentro de unas horas su celo iba a estar en apogeo, y sería en ese momento cuando los Betas entrarían y le darían supresores para calmarlo.
Pero eso ciertamente no pasó cuando su celo lo golpeó fuertemente, se retorcía en la cama respirando rápido, su pene dolía, su entrada estaba mojada, necesitaba algo llenándolo, alguien jodiéndolo.
Gimió quedito sin saber qué hacer.
Era tan doloroso y estaba sudando frío, se sentía miserable solo quería que alguien le dijeran por qué no habían llegado los Betas por él.
Cuando su puerta fue abierta abruptamente, se asustó pero se sentía débil, nunca habían dejado que su celo estuviera en su apogeo, siempre se lo cortaban con los supresores. Su jaula fue abierta y un fuerte olor hizo que su entrada se mojara más, era un olor penetrante, olía a tierra húmeda y su Omega estaba queriendo revolcarse ahí.
Claramente era un Alfa.
—¡¡Joder Konan!! —dijo desesperado el Alfa.
—Espera ahí cabrón.
Escuchó como Hidan le gruño y sabía que eso iba a estar difícil.
Vio al pequeño rubio en la cama y aun así pudo oler —considerando las limitadas capacidades de un Beta—, el dulce y atrayente olor, sabía que Hidan estaba por tirarse encima de ese Omega para violarlo pero ese no era el plan, por eso no le gustaba tener Alfas en sus territorios.
Era la primera vez que se dejaba ver por ahí así que Naruto la miró con ojos sorprendidos y no supo si fue una medida de autodefensa el convertirse en tigre, suspiró, llevaba un collar de Omega para así evitar una mordida, pero el condenado Omega había cambiado a tigre.
Menos mal que ella era inteligente, se acercó de nuevo y sacó un collar para el tigre, no quería nada de enlazados, ese no era el plan, para nada.
Cuando el Omega se sintió acechado se le pusieron los pelos de punta y quiso retroceder.
—Quieto —rugió Hidan viendo desde afuera con las pupilas dilatadas y los puños cerrados.
Naruto obedeció de inmediato entonces Konan pudo ponerle perfectamente el collar tapando ese punto de unión que tenían los Omegas y sonrió.
—¿Ya drogaron al Alfa?
—…
—¡Hidan!
—Sí, maldición. ¡Sí! ¿Puedo follármelo yo primero? ¡¡Quizás tenga hermosos cachorros híbridos conmigo!!
—¡No! ¡No quiero fenómenos aquí!
—Ahora sé por qué Pain lo quería tanto.
Hidan entró a la jaula y jaló del pellejo a Naruto y este gimoteó, pudo sentir cómo era arrastrado, visualizó hacia donde lo llevaba ese gran hombre y se asustó cuando vio la jaula del otro tigre, trató de sacar sus garras y aferrarse al suelo pero Hidan iba caminando rápido y lo sujetaba con tanta fuerza que no pudo hacer nada.
Cuando Hidan lo tiró adentro del cuarto de Sasuke todo se descontroló rápidamente, Hidan gruñó, Sasuke gruñó y el pegó un chillido.
Hidan salió rápido antes de comenzar a pelearse y perder el control, cerró la puerta dejando a Naruto y Sasuke juntos.
Naruto trató de levantarse pero sus patas temblaban y estaba tan caliente, que su piel de tigre le incomodaba pero nada pudo hacer cuando ya tenía encima el enorme tigre albino, quiso moverse pero Sasuke mordió su collar simulando morder su pellejo y eso fue lo único que necesito para que lo dejara sumiso debajo de su enorme cuerpo. El olor de ambos se concentró en el aire, el fuerte olor a pino de Sasuke y el dulce olor a vainilla de Naruto.
Naruto levantó su cola dando acceso a su entrada para que Sasuke entrara en él, el dolor seguía y él solo podía escuchar como Sasuke gruñía en sus orejas peludas mientras sentía como las garras se enterraban en su pelaje.
Gruñó suavemente a diferencia de los gruñidos de Sasuke, este comenzó a restregar su pelvis en la espalda baja del Omega, dejando impregnado su olor en él y Naruto se avergonzó, iba a oler días y días a él.
Cuando sintió como su entrada era tocada por la punta del pene del otro se removió, estaba asustado y deseoso, pero eso era nuevo para él, el gruñido brutal que le dio Sasuke lo dejó más asustado, bajó las orejas y poco después Sasuke entró en él llenándolo completamente y quiso gritar pero en su forma de tigre no podía, era doloroso pero necesario.
Algo en él se removió cuando sintió los duros empujes que el tigre albino le daba, solo pudo sacar sus garras e incrustarlas en el suelo gruñendo, la respiración caliente caía cerca de sus orejas, su interior acogía a aquel que estaba penetrándolo rápidamente.
Apagando lentamente el fuego.
Sintiendo los fieros mordiscos en el collar de cuero resistente que tenía, sabía que quería morder su piel, cuando saliera de su celo necesitaría saber tantas cosas.
Los embates que le daba eran fuertes y precisos y lo dejaban débil contra el suelo y moviéndose por los golpes.
Sintió cuando fue llenado y dejó caer la cabeza en el suelo, sintió muy caliente su vientre con la semilla del tigre blanco en su interior.
La lengua perezosa de Sasuke comenzó a lamer su cuello —o parte de el— mientras subía y lamia sus orejas y su cabeza haciéndolo ronronear como un lindo gatito. Al parecer a Sasuke le gustó ya que pegó un gruñido satisfecho y salió del interior del Omega pero aun así no se movió de encima, olisqueándolo y dándole mimos, lamiéndolo y haciendo sentir bien a Naruto.
Mientras afuera del cuarto estaba Konan sonriendo satisfecha, había visto todo y parecía que había salido bien. Cuando escuchó los gritos de Pain y vio cómo venía hacia ella hecho una bola de furia.
—¿¡Qué demonios Konan!?
—Ya bájale a tus... —no la dejó terminar.
—¡No! ¡¡No!! ¡Voy a sacarlo de ahí!
—Ahórratelo, estoy casi segura de que ya tiene los cachorros de ese Alfa en su vientre, llegas demasiado tarde —sonrió de lado y comenzó a caminar dejando a Pain muy enojado.
—Jodete…
—Jodete tú mismo mi amor —dijo ella—, y te puedes ir bien a la mierda cabrón
Y le saco el dedo de enmedio.