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Un ángel de paso por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno, estaba escribiendo esto mientras veía una novela.... ¿por qué? no sé... así salen las ideas XD

Disfruten del capítulo

 

 

Las travesuras de las trillizas siempre metieron en problemas a Yuri, ¿no? Pues esta no fue la excepción, aunque… esta vez fue diferente. Ahora no era patinaje lo que las niñas filmaron sino otra cosa. Yuri veía ese video en internet, estaba pasmado por completo, de nuevo aquella pesadilla viral. En la sala donde abría sus ojos mirando la pantalla no estaba solo, sino que Ely y Tadashi estaban junto a él. Una recién llegada Mei se unió al escuchar ese sonido conocido porque lo escuchó varias veces en casa

 

 

-Yuri, te ves… hermoso – decía Tadashi al ver aquello

-no… ¡no puedo creer que subieran el video! – al fin emitió un sonido, uno agudizado por la impresión

-papi está brillando – decía Ely al ver las imágenes en donde su papi se mostraba entero. Algunas personas decían que el celo hacía que los omegas mostraran más encanto de lo normal… y en ese video parecía ser así

 

 

Cuando Yuri tocaba la flauta o cualquier otro instrumento, solía cerrar los ojos, sintiendo la melodía en cada fibra de su ser, la música se había vuelto su nueva pasión en compensación de la otra que le traía amargos recuerdos. Así que… aquel día donde tenía el cabello suelto, el mismo que le llegaba a media espalda, combinado con el fondo brillante del agua oceánica le daba un toque lindo. En ese video usaba una yukata de tono celeste muy claro, uno con detalles varios pues lo usaba cuando trabajaba en algún bar o restaurante como el músico de ocasión. La brisa movía los cabellos mientras los dedos se deslizaban por la flauta de forma rápida en ocasiones o lenta en otras. Ese día preciso había estado practicando su sonata favorita en la flauta traversa. La melodía suave que tocaba desde que inició su aprendizaje era hermosa. La expresión que  Yuri mostraba era calmada, el agua reflejando el sol, lucecitas que titilaban por el movimiento del líquido salado. Y como acto final, en esos minutos que marcaba el video virtual el ambiente cambiaba, las trillizas hicieron un buen trabajo y lo habían estado filmando en diferentes zonas al parecer. Una habitación diferente, donde Yuri tocaba el arpa, la pequeña Ely de siete años bailando en el fondo, con un tutu pues al final terminó aprendiendo ballet… un corto video de lo más hermoso que Tadashi había visto

¿Popular? Eso fue un caos, pues desde hace mucho que Yuri podía defenderse con los instrumentos, tocaba en los restaurantes concurridos por turistas y esos se llenaban de visitantes que pedían ver  escuchar al artista y fotografiarlo. Se apenaba por eso hasta ahora, evitaba cualquier contacto con el público, pues su timidez no había sido superada en ese tiempo. Pero con ese maldito video subido a no sé qué página popular, sus lugares de trabajo se llenaban y las miradas se posaban en él. Yuri se estremecía al ser observado, no solo porque eran muchos los desconocidos sino porque tenía un leve complejo por la pancita que tenía. Todos le decían que solo era psicológico, pero Yuri se veía al espejo y veía a un redondito ser, aunque la realidad no era así de exagerada. Incluso era más delgado que cuando se deprimió por perder el Gran Prix antes de que Viktor fuera su entrenador… pero eso no tenía relevancia

 

El video era de visita pública, era lo normal y en ese caso no fue excepción. Hubiese sido gracioso que Viktor de nuevo viera el video por coincidencia… pero no fue él quien vio aquello, sino una mujer de edad que frunció su ceño y apretó sus labios al reconocer a la persona que a pesar de tener el cabello largo era inconfundible. La madre de Viktor cerró la laptop que usaba y emitió un leve gruñido de enfado. Caminó por su casa pensando en cómo diablos iba a evitar que su hijo viera esa cosa indeseable. Pero no había forma porque la publicidad dada por las redes sociales era ilimitada y al final ella mismo estaba con Viktor cuando el peligris veía los cinco minutos de duración

 

 

-igual de impresionante que la primera vez – habló en voz calmada mientras cerraba la página donde estaba viendo aquello, aún sin terminar de verlo completamente

-no me digas que irás corriendo a verlo

-¿a quién? – sonrió mirando a su madre y la mujer solo se puso seria pidiendo de forma muda una explicación  a aquella pregunta – el que allí toca ya es desconocido para mí – su mirada brillaba mientras jugaba con unos papeles y veía un retrato de Mackachin, quien ya no estaba con él

-¿hablas en serio?

-lo hago, mamá – soltó un leve suspiro mientras se acomodaba el cabello y se levantaba – a pesar de todo. Yuri no cambió y eso fue lo que condenó nuestro vínculo

-¿lo amas?

-mamá… ¿quieres ir conmigo de compras? – Viktor sonreía mientras abría totalmente las cortinas de la habitación y dejaba entrar los rayos de sol – la vida es buena, hay que disfrutarla

 

 

 

Su lazo era palpable…

 

 

 

Yuri suspiraba esa mañana, era otro día que no quería recordar, uno de esos días que todo se volvía más pesado. Tocó su marca en el cuello, aún estaba allí y por esa marca que se presentaba en su piel, tenía esperanzas. Más de siete años desde que Viktor se fue. Aun recordaba cuando despidió a su alfa destinado en el aeropuerto, deseándole buen viaje, dándole un beso lleno de cariño y una sonrisa porque lo amaba tanto. Prometieron verse en la Gran Prix, prometieron luchar para enfrentarse en una competencia real, que grande era su motivación en ese entonces. Yuri se sentía estúpido por todavía esperar que Viktor regresara, pero esa marca le hacía desear aquello.

Si la marca seguía allí era porque Viktor no había roto el lazo, pues quien decidía la unión era el alfa y eso le daba un rayito de luz a Yuri. Un atisbo de fe, para que tal vez, por la mínima oportunidad volvieran a estar juntos. Dejar que ese peliplata conociera a Ely, quería un futuro en  donde formaran una familia como siempre debió ser. Y era por esa fe que rechazó a Tadashi y no solo a él, sino a todo pretendiente, en su mayoría alfas atraídos por su celo, que se presentaban. Cuando el castaño se le declaró fue algo tan mágico y dulce, cualquiera hubiese envidiado la fortuna que tenía con ese chico y aun así Yuri solo negó. A pesar de eso Tadashi estaba allí, cada día ganándose el cariño de los Katsuki… cada día ganándose el agradecimiento de Yuri y algo más

 

 

-no te quiero dar ilusiones – Yuri había salido de paseo con Ely, comían helado y veían el espectáculo callejero de Tadashi. Ahora que el castaño descansaba se sentó junto a ellos

-y yo te dije que no me iba a alejar. Sé que no me amarás como lo hacías con él… aun así no quiero dejarte Yuri – sonreía acariciando los cabellos del azabache y admirando a Ely curiosear con las cuerdas de la guitarra de su propiedad – quiero que algún día me veas de la misma forma que a ese tal Viktor. Me esforzaré… ese es mi sueño – culminó de decir como todas esas veces donde miraba a los marrones pozos que tenía Yuri y se sinceraba

-lo siento – vio a Tadashi sonreír y se sintió mal. Lo rechazó pero el otro no se rendía… Yuri tenía envidia de esa fuerza, de esa insistencia, de ese valor sin límites

 

 

Tadashi quería demasiado a Ely, la trataba como a una hija, lo había hecho desde hace años y la pequeña de cabello plateado lo adoraba. Yuri no vio problema en dejarlos convivir juntos, pues Ely necesitaba una figura paterna y Tadashi era una persona fuerte, luchadora, sonriente, amable… aunque a veces despistado y no sabía lo que era el orden. Yuri solía reírse por eso, ya conocía el departamento de Tadashi, allá iba a recibir las clases de guitarra que ahora quería aprender. Siempre había un desorden no en exageración pero si notable y era gracioso porque Tadashi se ponía arreglar su hogar en ese mismo instante. Era divertido verlo en esos apuros

Yuri invitó a almorzar a Tadashi, generalmente lo hacía porque le gustaba agradecerle todas las clases gratis que el castaño le daba. Aprendió a cocinar en cierto punto de su vida porque no podía depender de su madre para siempre. Aquella tarea  no se le daba tan mal, y ese día en donde solo estarían ellos tres en casa, pues era como una salvación. Comieron, rieron por las bromas y Ely contaba acerca de su vida, de la escuela… era una niña muy expresiva a sus siete años.

 

 

-papi… quiero ver a Viktor – Yuri jamás le mintió a su hija, le dijo quién era su padre, le mostró fotografías, de las pocas en donde salían los dos – ¿puedo?

-claro, Ely-chan – sonreía Yuri aunque le dolía ver a su pequeña tan emocionada por una simple cisión de aquel patinador en una pantalla. Cuando le dijo a Ely que Viktor tuvo que irse a seguir con las competencias, su inocente hija le insistió en que quería verlo de frente. Yuri trató de llamar a Viktor pero jamás contestó… como dolía eso… así que finalmente desistió y solo le dejaba a Ely ver las competencias. Su única respuesta a las insistencias llegó a ser que, Viktor estaba ocupado y no podía pactar una cita

-yo te ayudo – sonrió Tadashi, quien respetado las decisiones de Yuri solo seguía con su vida – veremos a Viktor en la televisión

-gracias – Yuri solo agradecía que su pequeña no llamara papá a Viktor, porque eso dolería más – Tadashi… ¿sabes cómo usar eso? – decía al ver al castaño tomar el control remoto

-claro, tu tranquilo. Yo me encargo de Ely

-gracias Tady – Yuri sonreír al escuchar a su hija, Tady, esa forma graciosa de llamar al castaño… algún día preguntaría por qué lo llamaba así, aunque tenía una ligera sospecha – vamos, apresúrate… quiero ver a Viktor

-¿te gusta mucho, no? – sonreía el castaño sentándose junto a Ely y encendiendo el aparato – pero sabes que es solo un reprise

-¿reprise?

-una repetición. Esta competencia ya pasó, solo vemos una grabación

-no importa. Ponlo en marcha, Tady

- también quiero ver – Yuri llegaba con un par de bocadillos, el postre que consistía en uvas. Se sentaba junto con los otros dos y miraba… así era en muchas ocasiones, solo miraba en silencio

 

 

Tadashi nunca ocultó que le gustaba la forma de patinar de Viktor. Yuri nunca negó que amaba verlo competir. Ely siempre decía que aquel peliplata parecía volar en la pista. Era admirado, Yuri aún lo hacía, olvidando lo imbécil que fue y el daño que hizo al irse y nunca llamar al menos. Aún seguía siendo único en su especie, un nato patinador. Viktor seguía compitiendo, aunque a fines de año se retiraría, eso decían las noticias una y otra vez. Ya dejaron de creer esos rumores de la prensa y solo esperaban a ver qué pasaba. Yuri observaba todo sin mostrar emoción, sentía la sutil mirada de Tadashi de vez en vez pero no se incomodaba. En el fondo, bien escondido, le gustaba tener la atención del castaño, pero siendo su fe bastante fuerte… lo negaba, negaba todo lo que no fuera su familia

 

 

-¿te pasa algo Yuri? – Tadashi vio a Yuri retorcerse un poquito, apretando sus puños y tensándose

-na-nada… solo… debo ir al baño – dijo con dificultad y se levantó

-papi, ¡mira ese salto! – sonreía Ely admirando la televisión, sin darse cuenta de nada

-si mi niña… sigue viendo, ya regreso – Yuri se fue de allí, con rapidez y desesperación. Salió del campo de visión de ellos y corrió

 

 

Le dolía, le dolía mucho el pecho. Se fue al baño sí, pero no porque tuviera necesidades fisiológicas, sino porque su cuerpo temblaba al saber la verdad. Yuri se agarró del lavamanos, jadeó y abrió el grifo. Con las manos temblorosas llevó el agua hasta su rostro, se mordió el labio, cerró el agua, se veía al espejo, estaba sufriendo. Sus lágrimas brotaron y sus piernas le temblaron, se mareó de pronto, dio dos pasos errados buscando cerrar la puerta pero cayó antes de lograrlo. Se cubrió la boca con desesperación para no soltar los sollozos y gateó hasta la puerta, debía cerrarla, debía encerrarse, debía llorar en silencio… debía aguantarse todo

 

 

-Yuri… ¡Yuri! ¿Qué tienes? – Tadashi lo encontró en el suelo, se asustó pero para que Ely no escuchara no gritó. Cerró la puerta y se arrodilló al lado del azabache – ¿qué pasa? – veía a Yuri desesperado, con las lágrimas brotando sin control. Lo abrazó, lo sentó en su regazo, dejándolo de lado, le acarició la cabeza, las piernas, trataba para calmarlo – dime… ¿qué pasa? ¿Te sientes mal?

-ya no… ya no… – sollozó y se mordió las muñecas para aguantar el dolor

-te llevaré al médico

-¡no! – gimoteó y trató de alejarse de Tadashi – ya no… ya no… – sus sollozos se le escaparon y negaba constantemente

-dime que tienes – exigió asustado al verlo así, en pánico, en descontrol – Yuri por favor, dime algo

-de-déjame solo – soltó con la voz quebrada – déjame solo… por favor

-no – habló tajante al ver que su pelinegro destrozado, con la mirada vidriosa, adolorida, los puños apretados – Yuri no te voy a dejar… dime qué tienes y ayudaré

-por Dios… – Yuri empezó a sollozar audiblemente, se jaló los cabellos con fuerza y Tadashi tuvo que jalarle las manos, agarrarle las muñecas y aprisionarlo

-por favor dime qué tienes – insistía desesperado, quería ayudarlo pero no sabía como

-Tadashi… agh… déjame – se aguataba los gritos adoloridos y cerró sus ojos pero las lágrimas no dejaron de brotar. Tadashi no lo dejó y lo abrazó pegándolo a su pecho, lo sostuvo con fuerza por miedo a perderlo de un momento a otro. Yuri se escondió en el pecho de Tadashi, le agarró la camiseta con fuerza y derramó su llanto ahogándose en el cuerpo del castaño – ya no está… lo rompió – sollozó sin dar más información, estaba dolido, desesperado

-¿qué rompieron? ¿Qué pasó? – todo fue tan repentino que parecía una pesadilla

-Tadashi… la marca ya no está – gimoteó mientras se jalaba el cabello mostrando su cuello – rompió… rompió el lazo – su llanto desesperado era tan doloroso que Tadashi empezó a sentir dolor, sus ojos se estaban humedeciendo

-¿qué cosa? – aun abrazando a Yuri vio aquella zona del cuello, la vio fijamente y no había nada… donde antes estaba esa marca de enlace, ahora ya no había nada

-lo rompió, lo deshizo – sollozó Yuri mordiéndose las muñecas porque quería gritar y no podía, no quería asustar a su hija – acaba de romperlo… Viktor rompió el lazo… lo hizo

-tranquilo Yuri – Tadashi era un beta, no entendía que era lo que se sentía romper un lazo. Lo único sabia era que un alfa marcaba a su omega destinado, ese lazo era una unión eterna, que solo se deshacía con la muerte de uno de ellos o… o debido a que el alfa quisiera romperlo – acaso… ¿sabes lo que pasó?

-lo rompió – sollozó con fuerza aun escondiéndose en el pecho de Tadashi – lo sentí… lo rompió porque… porque ya no quiere un lazo conmigo… porque ya no quiere sentir mi cariño… por Dios… lo escuché decirme que estaba harto

-que cruel – Tadashi derramó lágrimas mientras calmaba a Yuri, compartía el sentimiento con la persona que amaba. No sabía qué clase de estúpido alfa era Viktor, pero despreciar el amor de alguien tan hermoso como Yuri era imperdonable – Yuri… no sufras por alguien como él… no te dejes herir por ese hombre

-Tadashi – sollozó perdido en su dolor – lo rompió ahora… siempre tuve esperanza de que volvería, de que todo se resolvería – se mordió el labio hasta que sangró y sentía los dedos de Tadashi acariciarle las mejillas para reconfortarlo – pero lo rompió… ¿por qué ahora? ¿Por qué no antes? Porque… espero hasta ahora para deshacerse de mí definitivamente – hipaba y no podía parar de sufrir. Romper su lazo era como una puñalada, rasgaba más que un cristal en su pecho, punzaba peor que cuando se daña un nervio del cuerpo

-basta Yuri… por favor -

-¿acaso es como… su madre?... solo quiere mi dolor… mi agonía – sollozaba – no puedo con esto

-no digas eso Yuri – lo abrazó y besó los cabellos. Lo apretó y acarició la espalda – ya basta… el tal Viktor no te merece

-ya no me ama… soy solo… un fastidio – dictaminó casi sin fuerzas, ni siquiera veía claramente a Tadashi

-Yuri… ¡Yuri!

 

 

Yuri se desmayó debido al shock. Para un omega un lazo roto era como desgarrarle el alma, un dolor tan grande que entraba en depresión. Para Yuri fue igual, sentir que jamás volvería a estar con su alfa, con su destinado, fue demasiado. Su mente y cuerpo no aguantaron, se desmoronó como si fuera de cristal. Se perdió en la inconsciencia para huir de todo eso. Tadashi cargó a Yuri en brazos, salió con él tras limpiarse las lágrimas a Yuri y a sí mismo. Le dijo a Ely que le ayudara a llamar a un taxi para llevar a Yuri a un hospital porque se había enfermado

 

 

-papi… despierta – Tadashi no pudo evitar que la pequeña sufriera también

-tranquila, solo se desmayó – sonreía forzadamente, besándole la frente a la peliplata que sollozaba bajito al ver al pelinegro dormido en brazos del castaño – el médico sabrá que hacer… por eso vamos al hospital Ely

-pero quiero a papi despierto – sus lagrimitas estrujaron el corazón del castaño que desesperado trataba de calmarla

-no te asustes Ely

-Tady, has que papi despierte – pedí con inocencia en aquel taxi que no llegaba al hospital

 

 

Internaron a Yuri porque empezó a tener fiebre a medio camino. Una fiebre alta que los médicos supieron controlar con medicamento y un poco de hielo. Una reacción ante la rotura del lazo, no un sufrimiento físico sino uno psicológico que los omegas debían combatir por sí solos. Esa fue la explicación del médico tras escuchar los hechos por parte de Tadashi.

Yuri despertó dos días después, desorientado y adolorido, no en su cuerpo, sino en su alma, una mirada más opaca que antes. Ely se lanzó encima de su papi, no se separó de Yuri y el pelinegro parecía más calmado con su hija cerca. Fue duro en las dos primeras semanas, pero después vino la resignación. Yuri era más fuerte de lo que pensaban, era más firme de lo que Viktor pensó. Yuri era más fuerte de lo que Tadashi conoció y en ese par de meses más lo demostró, recuperándose por completo

 

 

-ya no quiero hablar de eso – Yuri veía su guitarra, el regalo más bonito que Tadashi le dio y  la cual tocaba con cuidado – Tadashi… no lo menciones

-lo sé – sus ojos grises se quedaron mirando al pelinegro – vamos Yuri, tienes una presentación en dos semanas… hay que practicar

-sabes Tadashi… quiero… quiero volver a patinar – dijo con un poco de vergüenza, muchas veces discutió con Tadashi porque se juraba no volver a tocar una pista de hielo

-¿profesionalmente? – se sorprendió pero enseguida mostró una enorme sonrisa. Solo había visto a Yuri en videos, quería ver como se deslizaba patinando en una pista lisa y blanca

-no… Ely me ha dicho que quiere bailar en hielo, quiere hacer el ágape… y el único que puede enseñarle soy yo

-¿seguro?

-si… además… quiero subir mi autoestima – hablaba jugando con sus dedos

-¿te refieres a…?

-si… quiero volver a tener mi figura delgada – sonrió avergonzado, ya lo había estado pensando. Qué mejor que eliminar sus complejos y sonreír al verse a un espejo – no me gusta… estar… redondo y fofo – Yuri se sentía como una ballena, pero no era así, solo eran percepciones. Su rostro estaba más redondito y tenía algo de barriga pero no era en proporciones exageradas y aun así Yuri se despreciaba al verse reflejado

-a mí me gusta cómo te ves – Tadashi sonrió pues así conoció a Yuri, así se enamoró de él y así lo amaba. Yuri se sonrojó al escucharlo pero curvó sus labios en correspondencia a esas lindas palabras. Tadashi sabía cómo hacerlo sentir bien consigo mismo – pero si quieres adelgazar, está bien… yo te ayudo en todo

-sabes… si adelgazo mis presentaciones tendrán más valía… el jefe me lo dijo

-que no te afecte lo que dicen otros, te ves hermoso sea como sea – después hablaría con ese jefe por meterle esas ideas a su ángel azabache. Por ahora solo acarició la mejilla de Yuri y como respuesta recibió un sonrojo – Yuri… si decides algo que sea por ti mismo

-lo haré porque … quiero sentirme bien conmigo mismo… porque quiero estar ligero para enseñarle a Ely… para sentirme atractivo y…

-Yuri… quiero que triunfes en lo que hagas, estaré a tu lado siempre… sea como amigo, como aliado, como representante, como compañero – repasó las mejillas del ojimarrón con sus dedos en un gesto dulce

-quiero que seas algo más – Yuri dijo eso con las mejillas rojas, sin hacer contacto visual pues estaba avergonzado – yo… Tadashi… quiero intentar enamorarme de ti

-Yuri… ¡Yuri! – fue lo único que dijo Tadashi  pues sin resistirse lo besó. Tal vez fue apresurado e impulsivo, pero estaba feliz. Solo con aquella oportunidad su emoción saltó – me basta con que me digas que lo intentarás… me voy a esforzar – sonrió y lo abrazó

-te prometo que lo superaré – Yuri solo correspondió al abrazo de Tadashi, escondió su sonrojo en el pecho ajeno. Quería intentar vivir de nuevo, ya sin falsas esperanzas, ya sin amores no correspondidos… quería sentirse amado y amar sin preocupaciones, quería corresponderle a Tadashi porque era la persona que más lo había apoyado en esos años

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

¿review?

Vimos a Viktor, vimos a Yuri... ¿qué creen que pasará después?

Las cosas mejoran para nuestro cerdito-chan jejeje

Nos veremos la siguiente vez~

Besos~


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