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Un ángel de paso por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno, les dejo un capítulo más. Espero lo disfruten

*se escabulle a las notas finales*

 

 

El celo era duro cuando un lazo se quebraba, sin atadura alguna, ya no estabas obligado a responder a un solo alfa, tu celo atraía a cualquiera. Yuri hasta lo había olvidado. Esa época donde las sensaciones estaban a flor de piel, cada tacto o caricia por sutil que fuera, se volvía un cosquilleo intenso. Se encerró en su habitación cuando esa época llegó, cuando abrió sus ojos esa mañana sentía el aire pesado, el calor en sus mejillas y su trasero húmedo… odiaba la auto lubricación, se sentía resbaloso y no quería salir ni ver a nadie. Planeaba solo quedarse en cama y dormir hasta que pasara esos horrendos días pero le era imposible pues tenía algunas presentaciones pactadas, y a más de eso, tenía que salir a ejercitarse o perdería el ritmo

 

 

-¿estás bien? – esa vocecita era la más hermosa que Yuri podía escuchar. Su pequeña hija siempre era cariñosa, dulce. Cuando pasaba en esas épocas difíciles, el solo mirarla le bastaba para que dejara de doler cualquier herida – papi, ¿quieres algo?

-estoy bien – sonrió levantándose de la cama, era aún temprano pero Ely ya estaba despierta, era madrugadora y con sus cortos años era dedicada. Iba a trotar con Yuri en la mañana sin excepción, por eso el azabache no dejaba su rutina. Elizabeth tenía mucha energía así que seguirle el ritmo era un poco complicado en ocasiones – ¿estás lista para salir?

-sí, solo debemos esperar a Tady – sonreía la pequeña peliplata acomodándose junto a su padre, en esa cama

-mi niña – sonrió besándole la frente – puedo preguntar algo… ¿por qué le dices Tady?

-yo también tengo curiosidad – hablaba Mari quien ingresaba a limpiar la habitación de Yuri, le gustaba ayudarlo en épocas difíciles como esa. El aroma de Yuri era fuerte, lo que significaba que los estragos debían ser insoportables – ¿por qué le dices Tady?

-porque es tan gentil como papi – sonreía la pequeña que sentada en las piernas de Yuri se acomodaba la gorrita de lana debido al frio de esa mañana – y porque se llama Tadashi.

-así que combinaste nombres – se reía Yuri, ya lo había sospechado

-si, por eso es Tady. Es amigo de Ely y es bueno como papi… - Elizabeth hablaba en tercera persona como las niñas de su edad, era adorable de cierto modo – Tady es como mi otro papá. Nunca vi a Viktor así que Tady es lo más cercano a un padre que tengo

-Ely – sonrió Yuri con melancolía y Mari se tensó al escuchar el nombre de aquel famoso patinador artístico – Viktor… él está…

-Viktor se la pasa viajando – habló Mari con brusquedad, cortando las palabras de un Yuri que por años omitió cosas sobre el peliplata que lo abandonó. Entendía que Yuri deseara que Ely tuviera una buena imagen de Viktor, pero no podía seguir… ese hombre no tenía nada de bueno, eso pensaba – tiene prioridades Ely-chan… y lamentablemente

-Mari – pidió Yuri con voz firme pero ella no se iba a detener

-Viktor siempre ha tenido su carrera en primer lugar. Eso es lo que debes saber Ely

-¡Mari! ¡Ya basta! – Yuri regañó con el ceño fruncido y cuando quedó en silencio, suspiró pesadamente – Ely… debe haber una razón para la que Viktor no haya venido

-lo sé – la pequeña vio a su tía y a su papi de frente, con la mirada serena y con seriedad – Viktor patina siempre, pero los otros padres que también trabajan. Los demás vuelven a casa siempre… el mío no lo hace. Viktor no debe querer verme, es por eso que no vuelve

-mi niña… cariño, deja de pensar en eso – Yuri quiso llorar al escuchar aquellas palabras con la voz apagada de su hija, pero se mantuvo firme – siempre trato de llamar a tu padre y lo sabes

-y cuando cuelgas veo el dolor en tus ojos, papi – la niña sonrió con sutileza – Viktor te hace sufrir… y no quiero eso, por eso… ya no quiero verlo

-así se habla – apoyaba Mari orgullosa de su pequeña sobrina

-pero es tu padre – Yuri acarició la mejilla de Ely en una compensación por el mal momento – eres pequeña… no deberías pensar en cosas tan complicadas como esa Ely

-pero yo entiendo – Ely se dio vuelta y abrazó a su papi, acariciándole los cabellos… consolando al mayor – porque te escuché esa vez – Yuri abrió los ojos con sorpresa – Viktor rompió el lazo y te abandonó… y si te abandonó a ti papi… Ely no quiere saber de Viktor

-pequeña mía… cariño – susurró Yuri dejando un par de lágrimas escaparse – no quise que escucharas eso – Mari solo se quedó en silencio, dolida al escuchar aquello. Con el cabello largo de Yuri no se notaban esas cosas.

-Ely… espero que seas beta – susurró Mari. Maldijo entre dientes, a pesar de que ya sabía la razón de la recaída en la salud de Yuri… escucharlo de Ely dolió el doble

-Ely no quiere odiar a Viktor – susurró mordiéndose el labio, era una niña aún… era sensible y enfrentaba esos desafíos – Ely es fuerte… pero Viktor es cruel… papi es maravilloso, no deben abandonarlo

-esto es difícil mi pequeña – Mai empezó a llorar de pronto, habían sido largos años en silencio, dejando que Yuri se recuperara solo… sin ir a decirle al hijo de puta de Viktor que se ganó el odio de todos. Respetando que Yuri deseara que Ely creciera sin escuchar sandeces de Viktor. Pero todos lo sabían… Viktor se había ido. Vieron a Yuri llorar días, noches, horas largas por el rechazo de aquel sujeto que con tanta fama y dinero que llevaba a cuestas, debió por lo menos dignarse a volver a Japón, de visita a su destinado – no merecías esto – susurró acariciando la cabecita de la pequeña que empezaba a gimotear bajito escondiendo su rostro en el pecho del pelinegro

-siempre quise que Viktor te conociera – susurró Yuri besando la cabecita de su hija, acomodándole la gorrita de color rosa, acariciándole los cabellos largos que se escapaban – perdona por no haber podido lograr que…

-te amo papi – susurró la pequeña – no necesito más que a papi, a Mari, a los abuelos… y a Tady – lo que más estrujaba corazones era la dulzura en las palabras de una inocente niña

 

 

Yuri estaba destrozado, evitó que su pequeña hija sufriera por esas realidades amargas por largos años, y falló en un momento crítico. El dolor de la rotura del lazo debió tragársela por completo, debió morderse la lengua si fuese necesario pero sucumbió. Yuri nunca quiso que su pequeña se enterara de nada, que siguiera con esa vida infantil en la ignorancia de hechos que los padres cometían por motivos que ni siquiera eran entendibles a plenitud. Yuri ni siquiera sabía qué intensiones tuvo Viktor. No sabía por qué se fue para jamás volver. Se preguntaba constantemente cosas como: ¿lo amó? ¿Jugó con él? ¿Lo del lazo y el destino era mentira? Las promesas, los besos, las pasiones culminaron en un desengaño doloroso. ¿Qué debía hacer ahora? ¿Seguir? ¿Parar? ¿Buscarlo una última vez hasta que en verdad se vieran de frente? ¿Olvidarlo y fingir que nunca lo conoció? No le importaba lo que Viktor o alguien más pensaran de su insistencia… lo único que quería era que Ely conociera al hombre que fue parte de su creación, simplemente eso… que nadie le recriminara o cambiara el significado de las cosas. Viktor merecía conocer a Ely así no quisiera, aun si lo dejaba de lado después… pero tenía ese derecho… no quería que esa mujer de nuevo tomara la mínima excusa para hacerle ver como el malo de la historia… pero era tan difícil

 

 

-tenemos una gran familia – hablaba un castaño que había llegado. Estuvo allí un poco antes, lo suficiente como para escuchar lo esencial, sintió el dolor en el pecho ante los sollozos queditos. Tadashi se había aguantado las ganas de salir corriendo en busca del tal Viktor y golpearle la bonita cara de idiota que tenía. Porque nada era más doloroso que ver a una niña pequeña, que en sus cortos años ya entendía lo que era el abandono de un progenitor – eso es lo que importa – se paró en el marco de la puerta y se acercó con calma, soportando la amargura… su empatía estallaba – y que me incluyas es un honor, Ely-chan

-Tady – susurró la pequeña secándose las lágrimas con rapidez – Tady forma parte de nuestra casa… no necesito más que eso

-hey… acabo de llegar y los veo llorar. Sea lo que sea, deben olvidarlo – sonrió Tadashi y se sentó junto a Mari, consolándola, pues ella parecía sufrir mucho más – además… les tengo una noticia que les hará estallar de emoción. Veamos si puedo dejar que esas lágrimas desaparezcan

-¿qué cosa? – Ely se acomodó en el pecho de Yuri, quien en silencio aun derramaba lágrimas amargas, pero se aguantaba los sollozos con valentía – ¿algo para que papi deje de sufrir?

-si te tengo cerca, no sufro – sonrió Yuri secándose el dolor con los puños del suéter. Olvidando todo lo referente a dolor, celo, decepción y solo concentrándose en su presente

-alguien vio el video de Yuri – sonrió Tadashi y cumpliendo su labor de apoyar a Yuri se tragó el odio y siguió – quiere escucharlo y… ¿adivina qué?

-dime – Yuri veía a Tadashi sonreír con ternura, le transmitía la paz que necesitaba – ¿qué es?

-suelta la bomba, Tady – se burlaba Mari, recuperando su serenidad

-Yuri… ¿qué piensas de presentarte en Tokyo? Si fuese como apretura del festival cineasta de Japón – sonrió y las miradas se posaron en él de inmediato – solo dime si quieres y lo pactaré

-¿cómo es eso posible? – chilló Mari, entusiasmada al escuchar “festival” y “cineasta”

-el video fue visto por el organizador del evento. Aprecia tu pasión en cada nota… quiere verte tocar personalmente y luego... veremos qué pasa – Tadashi cumplía con su labor de representante, lo hacía a la perfección

-el evento… ¿se verá a nivel internacional? – Yuri tuvo una idea brillante en un segundo

-Japón es la cede – Tadashi ya sabía lo que Yuri quería hacer, lo habían discutido unas semanas antes. Era por eso que se empeñó en conseguir algo de este estilo. Usó a sus amigos  y valió la pena, pues… ese productor quedó maravillado con esa presentación en el video rústico… Yuri se había ganado eso solo, él solo dio el empujoncito faltante – obviamente muchos países participarán y… será un evento internacional

-¿y lo abriré? – Yuri se mordió el labio esperando las palabras de Tadashi

-abrirás el evento con un tema tradicional, será corto pero… si al hombre le gusta, te añadirá en algún otro puesto… es cuestión de esforzarte

-lo haré – afirmó Yuri, ese evento, era la puerta para salir de ese maldito lio – Ely… hija mía – con serenidad miró a su hija y sonrió con sutileza – papi participará en ese evento y si todo sale bien… Viktor nos verá

-pero no es necesario – sonrió la pequeña

-¿no te da curiosidad ver a tu padre? Sé sincera… deja los problemas de papi a un lado… quiero saber qué es lo que tú quieres, Ely

-quiero verlo… solo saludarlo porque… quiero decirle algo – la peliplata miró a Yuri con ilusión, era una niña dulce

-entonces está decidido – sonrió Mari, le emocionaba que su hermanito triunfara en lo que decidiera

-lo conseguiré… ese lugar extra, lo conseguiré – Yuri sonrió ampliamente, besando las mejillas de su hija – te cumpliré esa petición Ely… verás a tu padre a como dé lugar

 

 

Esa mañana estaba preocupado por su celo notable, por los estragos, pero todo malestar se le fue a la mierda cuando vio la oportunidad de acabar con todo de una sola vez. Sentía que ésta era una de las pocas cosas que en verdad tenía que hacer a como dé lugar, a pesar de doloroso que podría llegar a ser. Mari solo se reía bajito, apreciaba la decisión de su hermanito menor y a la vez apreciaba que ese castaño idiota lograra cambiar las cosas de un día para el otro. Tadashi se esforzaba en cada cosa que hacía, seguía a Yuri como un perrito fiel, era un… idiota porque nunca pensaba en los problemas propios. Y aun así, aquel castaño sonreía ampliamente y con sinceridad al ver la decisión de su gran amor

Pero las cosas nunca salen como uno lo desea, ¿verdad? Yuri no estaba en sus mejores condiciones cuando la cita fue pactada, para ser precisos estaba en el cuarto día de su celo y sentía que todo se le derrumbaba al ver que aquel sujeto. La persona que lo iba a escuchar tocar era un alfa, quien lo miraba con aquella naturaleza tan poderosa. Un problema, Yuri lo podía decir apenas cruzó aquella puerta. Tadashi quiso sacarlo de allí porque obviamente estaba en problemas, mucho más porque se sabía que el director era viudo. Sin lazo… doble problema, porque Yuri estaba apenas asimilando su ruptura. Instintos animales que fluían con fuerza. Pero Yuri no iba a perderse esa oportunidad única, así le diera náuseas oler a un alfa, lo haría. A pesar de que desarrolló cierto desagrado por aquellos  imbéciles destinados a marcar a omegas, iba a aguantarse y presentarse de forma formidable, incluso si tenía que soportar que ese vejete aspirara su aroma sin descaro alguno. Eran animales cuando el celo llegaba, porque su olfato era agudo. Tadashi apretó la mano de Yuri pues la preocupación también era suya, nadie sabía lo que los instintos animales de su especie pudiesen hacer

 

 

-solo necesito a Katsuki-san en la sala – hablaba el desconocido mirando a Tadashi

-al ser su representante, me quedaré a supervisar cualquier cosa

-solo será una distracción – Tadashi se dio cuenta de las intenciones de ese hombre, odiaba eso… porque los alfas se creían la divina maravilla del mundo, porque… era de cierta forma superiores a los betas, malditos sean

-está bien, Tadashi – Yuri sonrió para darle confianza a su… de nuevo una buena idea se le apareció en la mente – cariño… es mejor que lo haga solo, me pones nervioso cada que me miras – sonrió con ternura y Tadashi lo miró extrañado

-Yuri…

-ve con nuestra hija, no debes dejarla sola – remarcó las palabras con un toque más suave y suplicante. Se le ocurrió algo que tal vez ayudaría a calmar las cosas. Sintió que estaba en el camino correcto al presenciar como aquel alfa se tensaba y fruncía el ceño

-no tardes – sonrió captando la idea de Yuri, fingir estar casados. Si ese hombre cometía la mínima imprudencia, el asunto pasaba a ser otro. Benditas las leyes de los hombres – buena suerte querido – sonrió besando la frente de Yuri, quien sonrojado sinceramente, asentía apretando el estuche de la flauta traversa y del shamisen que portaba para su presentación

 

 

¿Lo que sucedió? El alfa no se pudo contener con el aroma del celo de Yuri. Obviamente hubo líos y Yuri… se defendió como nunca en su vida lo había hecho. Un grito fuerte había hecho que Tadashi ingresara derribando la puerta, lo que halló fue a un organizador en el suelo con la punta de un bolígrafo en el cuello. Yuri era fuerte, esos años cargando con el peso de una hija, de una familia, de un amor no correspondido, de ayudar en cualquier maldito trabajo para salir adelante con su pequeña. Era padre soltero, trabajó en todo lo que pudo hasta alcanzar estabilidad, ayudaba en la tienda de Tadashi y los chelos, arpas u órganos no eran livianos que digamos, además se había estado ejercitando y su condición física casi llegaba a la deseada. Resultado obvio, el vejete alfa había caído después de un par de duros golpes

 

 

-viejo atrevido – bufaba Yuri con esa mirada llena de ira que Tadashi en pocas ocasiones vio – ¿qué cree que diría la prensa de esto?

-maldición tu aroma es tan…

-atrévase a completar la frase – bufó Yuri apretando el bolígrafo y Tadashi fue quien lo alejó con calma

-pensé que era profesional – el castaño hablaba con porte y dureza. Mirada fiera porque a SU Yuri no debían tocarle ni un pelo – espere a mi abogado en su despacho mañana a primera hora

-no le hice… - pero se calló cuando vio a Yuri levantar la manga de su suéter y mostraba la marca roja de su muñeca – maldición, fue instinto… tu celo es fuerte

-a su edad eso no es justificable – bufó Yuri mientras salía a paso calmado

-¿qué quieres para que este incidente no salga a la luz? – las apariencias estaban primero

-el acto intermedio – Yuri aún estaba enfadado pero podía aprovechar la ocasión – simple

-cinco minutos, con la flauta traversa y al inicio con el shamisen – declaró el organizador de aquel evento, quien se levantaba recobrando su porte de empresario

-pero no se salva de la acusación – habló Tadashi, estaba muy molesto – no avisaremos a la prensa, pero tramitaré una orden de alejamiento, señor

-tsk… deberías tomar supresores

-no lo hago porque pensé que los alfas podían aguantarse la calentura – bufó Yuri, se negó a mostrarse débil a pesar de la ocasión – pero veo que no son más que animales

-dices eso… ¿y tu alfa, no sería lo mismo?

-después de tomarme… se fue – soltó con una sonrisa irónica y molesta antes de salir de aquel lugar. Tadashi no dijo nada, solo miró mal al alfa y dio un portazo declarando su furia. No se iba a rebajar a ese nivel

 

 

Yuri ya no estaba para juegos, solo para realidades. Al llegar afuera, con la seguridad que ahora Viktor no tendría excusa para no verlo, respiró aliviado. Quería llorar debido a la felicidad pero en vez de eso solo se sostuvo de la pared por sus piernas temblorosas, fue una horrible experiencia. Un alfa dominante tratando de tomarlo por la fuerza, fue definitivamente horrible. Sintió a Tadashi tomarle la mano con cuidado, como si fuese de cristal y temiera romperlo, para llevarlo a un lugar y sentarse. Yuri agradeció ese detalle, pues el miedo surcó su cuerpo poco después. Era horrible ser omega, pero tenía a alguien cerca, en el que podía apoyarse. Yuri se aferró a Tadashi y no quiso soltarlo, se sentía seguro a su lado, él no le haría daño, lo sabía perfectamente… los betas, eran protectores

Lo siguiente no tenía que ser explicado, al menos no demasiado. El pelinegro se preparó para aquel evento, hasta Minako le ayudó a recuperar su cuerpo de competencias como lo llamaba. Ely entrenaba con él, era una pequeña demasiado comprometida con la causa. Ver a Viktor a la cara, llamarlo públicamente con sutileza, era el objetivo de Yuri y Ely. Tadashi solía reírse porque los veía tan enfrascados que… era hasta contagioso. Incluso él se puso en forma, entrenando las mañanas. Dos semanas después, se hallaban en aquel sitio. Un lugar en el centro de Tokyo, un lugar amplio, un teatro enorme y ellos estaban en camerinos.

Yuri usaba un kimono tradicional, blanco casi en totalidad, detalles en azules y dorados, flores y aves representaban la dulzura y libertad en su vida. Su cabello largo, suelto, tan solo con un adorno de color blanco, leve maquillaje en sus mejillas y párpados, uñas pintadas de blanco. Estaba listo con su Shamisen, no temblaba… ¡mentira! ¡Se había preparado durante dos semanas para esto y ahora estaba que… ¡se moría de los nervios! Fue mucho peor cuando vio a las personas que llegaban al teatro, los asientos llenos, ¡maldita sea! Si era un fallo, si cometía un error… ese desastre sería horrendo, humillante

 

 

-tranquilo Yuri – sonreía Tadashi mientras le acariciaba los cabellos – lo harás bien

-hay mucha gente – Ely hablaba con esa vocecita calmada, llegaba de mano de Mari y añadió sal a la herida – es un sitio enorme y…

-Ely-chan – sonreía Tadashi llamando a la menor, debía pensar en algo para aliviar a Yuri

-Yuri… si ganas, te prepararé Katsudon de la mejor clase – consolaba Mari a su hermano, quien nervioso apretaba sus puños hasta volverlos blancos

-ne… Ely-chan, hay que ayudar a papi a ponerse… calmado – el castaño y a pequeña peliplata se sentaron en frente del pelinegro que respiraba profundo para ganar valor – pensemos en algo

-faltan cinco minutos – avisaba uno de los del personal y Yuri apretaba sus labios con fuerza

-creo que… voy a desmayarme – decía Yuri apretando la mano de su hermana, quien se aguantaba las ganas de gritar de dolor

-papi… Ely te hizo un amuleto – sonreía la pequeña peliplata y se trepó a las piernas de Yuri – un collar de piedritas de colores – sacaba el mencionado objeto colocándoselo al azabache, acomodándole en el cuello

-gracias Ely… con esto estoy más tranquilo – Yuri sonrió destensando su cuerpo, por su hija… todo esto era por su hija, si iba a brillar lo haría por ella, mostraría lo que era capaz de hacer, haría que todo el mundo hablara de su presentación y que ese alfa lo mirara – cumpliré, lo prometo

-yo solo quiero que el mundo ve a que papi es maravilloso

-Yuri, estarás bien. Has estado en competencias antes y has salido ovacionado por el público, esto es igual – Tadashi adoraba a la pequeña Ely por cosas como esa

-pero aquí tengo que centrarme en el público y allá solo me concentraba en mi rutina de patinaje – bufó apresurado y de nuevo se puso nervioso. ¡Quería salir corriendo!

-cierra los ojos – sonrió Tadashi con calma, tomando la mano de Yuri entre las suyas y besándole el dorso – si no los ves, no te pones nervioso. Has como en tus competencias, solo céntrate en tu rutina… en este caso son los dedos en el shamisen y luego en la flauta traversa – sonreía y Yuri se concentró en Tadashi

-en honor a mi maestro – el pelinegro sonrió divertido – gracias por enseñarme Tadashi… me has dado la oportunidad de estar aquí

-Yuri, todo te lo has ganado solo… yo solo soy tu sombra, te hago brillar más

-esa frase la escuché en un anime – sonreía Mari y Yuri empezó a reírse también – lo vimos en casa

-pero ya estas más tranquilo – sonreía Tadashi besando de nuevo las manos de Yuri

-Tadashi… – Yuri tenía las mejillas teñidas de rosa y se agachó hasta unir sus frentes – sólo esta vez

-¿a qué te refieres? – el castaño apreciaba la cercanía y disfrutaba del perfume de Yuri

-a ver a Viktor… solo esta vez – sonrió mostrando sinceridad en esa mirada marrón – después… solo te miraré a ti, Tadashi

-Yuri… yo… – el castaño sintió el leve beso cálido que le dieron, uno dulce y suave, sutil y sincero – que…

-hasta que al fin – se reía Mari mientras aplaudía – ¡felicidades! – festejaba emocionada. Esperaron por eso durante años, Tadashi si era bienvenido en la familia

-¿papi y Tady son novios? – Ely miraba todo junto a su tía, sonreía al verlos

-aun no – sonrió Yuri alejándose tras depositar un beso más en los labios del castaño – cuando todo este evento termine… si lo seremos

-¿y no preguntan mi opinión? – sonreía Tadashi, aunque sus mejillas estaban rojas, emocionado más que todo

-¿te negarás? – Mari habló con ironía

-solo quería parecer difícil – bromeaba Tadashi, mientras acariciaba las manos de Yuri

-Tady… ¡¡¡es novio de papi!!!

 

 

La presentación más maravillosa que había dado, eso debería ser aquello, era el objetivo esencial. Yuri salió con su cabello largo y negro, suelto, dejando que las hebras se movieran por si solas, libertad. No fue presentado como sería en cualquier evento. Salió a escena sin aviso, la oscuridad lo rodeó a él y a todo asistente. Pensó que iba a caerse pero no fue así. Llegó a su sitio, sentándose tradicionalmente en medio del escenario. Sus dedos tocaron las cuerdas del shamisen con suavidad y el silencio se vino abajo.

Una dulce melodía tradicional mientras las luces iban en aumento de a poco. Los presentes se sorprendieron instantáneamente al verlo, una figura destellante en belleza les daba un sonido tan tranquilo que no podían dejar de admirarlo. “Es una mujer” susurraron todos al ver aquella figurilla. Los dedos se deslizaban por el instrumento y cuando la voz de Yuri empezó a salir, gruesa pero afinada, un sonido nacido desde lo más profundo del pelinegro, todo se volvió diferente. Cánticos tradicionales que daban la ambientación perfecta para iniciar el evento en Japón, país de ensueños. “Un hombre”, susurraron la mayoría y Yuri los ignoró por completo para seguir con su espectáculo, no los veía a ellos, veía las piedritas brillantes de su hija en su cuello. Recordaba la mirada dulce de Tadashi y por último… recordaba el día en que tocó ese instrumento. Estaba deprimido pero eso lo calmó. Paz… eso transmitió en cada nota. Y al terminar los aplausos llenaron el escenario… Yuri no podía siquiera mirarlos, estaba tan nervioso que se le olvidó como respirar

Pero no era suficiente, no lo era. Necesitaba que lo ovacionaran de pie, necesitaba que todo el mundo hablara de él, porque Viktor debía enterarse que existía, que seguía vivo, que podía seguir solo, y sobre todo… que nadie en ese mundo lo podía ignorar. Necesitaba que solicitaran entrevistarlo, que le preguntaran cosas, porque públicamente llamaría a ese alfa de cabello platinado, su destinado. L a flauta traversa era su última oportunidad. Debía impresionarlos como fuere. Tenía cinco minutos en los que combinaría dos ritmos tan distintos que era arriesgado, un ritmo que para completarlo con éxito había tenido que mejorar su capacidad para aguantar el aire. Yuri se abrazó de Tadashi y de Ely mientras esperaba el acto intermedio, respiraba profundo calmándose, preparándose mentalmente.

Llegado el momento se paró en medio de todos, aun con su kimono finamente colocado y conexionado por costureras de su ciudad. Estaba nervioso pero no les puso atención a sus emociones, se concentró en aquella flauta que se la tocaba de lado. No veía sus dedos, no veía nada más que no fuera a los presentes. Sus labios eran la gasolina de cada nota y le iba a sacar el máximo provecho posible

Se iba a arriesgar mucho con esto y si lo hacía mal sería un desastre, pero no. Se decidió. Primero, captar la atención de todos y luego destellar emociones al máximo. Yuri dio una reverencia y admiró a todos, su cabello largo se deslizaba por sus hombros mientras colocaba la flauta traversa en posición. Esperó a que todo quedara en silencio y sonrió al público antes de colocar sus labios en el instrumento. Sus dedos empezaron a moverse. Paganini Caprice era una tonada sumamente rápida y podía ahogarse si no controlaba sus latidos y respiración. Como avispas, así lo había definido, movimientos tan rápidos que no podía fallar o cambiaría la tonada y el significado. Lo hacía con los ojos centrados en las luces para que las miradas sorprendidas no lo distrajeran, lo hizo hasta el punto culmine y más alto donde el aire casi se le terminaba y sus mejillas enrojecían. Maldito el que hizo esa tonada, era simplemente endemoniada, fue duro terminar esos minutos

Tadashi miraba atento cada movimiento de su futuro novio. Junto con Ely y Mari, estaban tensos, sabían lo duro que era, un desgaste grande para los pulmones de Yuri al manipular un instrumento de viento. Y todo paró de repente. Yuri tomó aire para empezar con su segunda melodía y ante el asombro de todos Kiss the rain empezó a sonar con tanta delicadeza que sus corazones se detuvieron de improvisto. Dulce al inicio pero melancólica al seguir con la partitura que Yuri recordaba en memoria fotográfica. Yuri sabía que las notas eran más finas, más llevaderas después de la tonada anterior.

Deslizó sus dedos con delicadeza y cerró sus ojos, dejando que el público ingresara con él al mar de recuerdos en su cabeza. Un amor que parecía eterno, una entrega, un sueño, un hermoso amanecer. Los presentes veían como aquel japonés de figura delgada, detallada por el obi se hundía en su mundo, lo acompañaron. Luego estaba el desastre, el amor destruido, la soledad, la lejanía, el dolor de verlo irse… Yuri recordaba aquello y las notas musicales reflejaban su amargura. Mari empezó a llorar y Tadashi solo cargó a Ely que embelesada solo miraba. El dolor era palpable y Yuri… derramó lágrimas silenciosas mientras detallaba el último minuto del espectáculo. Todo quedó en silencio, nadie hablaba, solo veían. Aquel japonés expresaba su amargura con aquello, las gotitas saladas brillaban con las luces alrededor. Los dedos firmes terminaban con aquello. El ultimo soplo, la última nota, el silencio total.

Yuri levantó la vista al público, a la cámara justo en frente enfocándolo para una buena toma. Con sutileza, Yuri tocó el collar que su hija le dio, dejó que sus lágrimas cayeran, no las limpió, solo suspiró y dio la reverencia final. Esperó unos segundos, nada… silencio… los miró entonces y una mujer en la primera fila, lloraba. El pañuelo secaba esas lágrimas ajenas y supo que triunfó, pues otra mujer también lo hacía. Un hombre aplaudió, los demás lo siguieron, la lluvia de golpes con palmas. La ovación, los aplausos, las luces, era un lío hermoso. Cuando Yuri giró a ver Tadashi, éste le sonrió mandándole un beso sutil y Ely levantaba los brazos mientras Mari se secaba las lágrimas y aplaudía. Yuri vio a los músicos que en silencio se habían quedado mudos y sonrió antes de a paso calmado ir detrás de telón… la ovación no se calmó hasta después de largos minutos. Solo para proseguir con la premiación de cineastas

 

 

-lo hiciste – fue el susurro de Tadashi cuando tenía a Yuri con él

-ya está hecho – sonrió y lo abrazó junto con Ely. Se quedó allí un momento sintiendo el beso en su cabello, estaba completo

 

 

Yuri esperó, solo un poco antes del espectáculo final y caminó fuera. Sus instrumentos eran llevados por Tadashi y Mari. Ely estaba en sus brazos y pasó lo que estaba esperando. La prensa lo acorraló a la salida, estaban emocionados. Preguntando su nombre, su edad, su pasión, si era su hija, a la que le habían recogido todo el cabello y ocultado con una gorrita. Para quién fue dedicada la melodía, el por qué las lágrimas repentinas y al final, entre tantas preguntas, alguien lo reconoció

 

 

-usted es Yuri Katsuki, el antiguo patinador… y entrenado por…

-Viktor – habló Yuri y miró a su hija que aún estaba en brazos con aquel gorrito blanco con orejas de gato, que tapaba todo su cabello – Viktor Nikiforov

-wow, no sabía que usted dejó el patinaje para entrar en la música – la prensa se mantenía a expectativa de cualquier respuesta

-¿para quién iba dirigida la melodía?

-para… mi antiguo entrenador – sonrió Yuri sintiendo como Tadashi hacia retroceder a cualquiera que se acercara mucho – espero que lo haya disfrutado mucho... al igual que todos los asistentes

-¿eso tiene un mensaje oculto?

-es porque quiero conocerlo – habló Ely y la atención se puso en la niña que saludando a la cámara sonrió – porque Viktor es famoso… y porque quiero saber quién era el novio de papi

-Ely – susurró Yuri, eso no lo planeó – no digas eso

-es verdad, ustedes fueron novios – habló una de las periodistas

-y yo saqué su cabellera – decía Ely y se quitó la gorrita de un solo movimiento, dejando que sus cabellos largos y platas destellaran ante las cámaras

 

 

Silencio… incómodo silencio que causó los nervios de Yuri. Tadashi hizo una barricada con su cuerpo, la prensa no sabía nada de eso y la primicia estaba allí para todos. Ely causó una conmoción con esas pocas palabras. Las periodistas gritaron cosas y las preguntas salieron al aire. Y Yuri… agradecía al cielo que Mari lo jaló de inmediato, ingresando a camerinos nuevamente. Yuri luchó para que lograsen escapar a los camerinos…  ahora… serían presa fácil. No tenían como volver atrás

 

 

Todos vieron eso en televisión. El evento fue famoso, transmitido en varios países y programas, los mejores espectáculos salieron en exclusivas, entre ellos estaba Yuri. El músico tradicional fue lo más destacado y la prensa rosa no tuvo compasión. Dos personas vieron todo aquello con sorpresa y hasta derramaron el jugo que consumían. La una persona fue la madre de Viktor y la otra…

 

 

-¡qué diablos! Como que… ¡VIKTOR TUVO UNA HIJA! – un grito estalló en la sala y después una almohada se estampó en la nuca de un rubio

-YURI, NO HAGAS ESCÁNDALO –

-me voy – habló medio conmocionado y saliendo de su shock

-¿cómo que te vas? – hablaba una rubia – oye, pequeño hermano… ¡oye háblame! ¿A dónde vas?

-a Japón – dijo y tomó la primera maleta que vio – ya sé porque el katsudon huyó… y de esta no se salva

-katsu… ¿qué?

-lo estrangularé – hablaba Yuri Plisetsky mientras llamaba a alguien por teléfono y compraba un boleto de avión. Se agarraba los cabellos rubios un poco largos, acomodaba su chaqueta de cuero y empacaba la ropa necesaria para frio invierno

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

¿review?

¿Solo a mí me dolió el capi de hoy?

Bien, hoy ha sido el día de la depresión. Se qué nadie en este fandom me conoce, así que les aclaro. Yo escribo guiada por emociones, así que si me deprimo hago drama del bueno. Si toy feliz hago comedia o un intento y así...

Hoy hice llorar a alguien importante. Lo peor de todo es que no me arrepiento de la historia que escribí, es mi favorita. Después vi el capi y dije... ¡que pasó aquí! osea WTF... ¿se acaba así? ¿habrá otra temporada con boda? y cosas así... bueno la cosa es que... hice esto

Espero que lo hayan disfrutado, porque la verdad no sé como quedó jajaja

*suspira*

A sido un día duro

Muchas gracias por leer y dejar reviews~

Los respondo mañana sin faltita... o el viernes... sip, será el viernes

Besos~


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