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Un ángel de paso por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Les traigo actualización a media noche en mi país :v

Sobrevivientes... temer... ok no jajajaja 

 

 

 

 

Líos, peleas, reclamos. Un tira y afloja empezó esa misma tarde, donde Yuuri se presentó para formalizar la demanda y declaraciones. El proceso tenía como objetivo presentar testigos y pruebas, cosas de rutina que para Yuuri eran raras, demasiado, después de todo, su proceso estuvo en trámite desde hace tiempo y aun no tenía una fecha de juicio o algo parecido. El abogado presionaba, esas fueron las palabras exactas para describir el trabajo de Tanaka, quien constantemente había estado presente en cada establecimiento de justicia necesario, pero la burocracia los detenía. Yuuri sentía el retraso su trámite desde que inició todo y al mismo tiempo veía a los rusos, que ya habían dado sus pasos con velocidad. Sentía frustración que lo estaba llevando a arriesgarse más de lo debido  

Yuuri enfrentó a Viktor en la única ocasión que tuvo la desgracia de verlo; cuando el descarado venía a ver a Ely con esa sonrisa amena y con la mujer que le dio la vida a su lado. El japonés soltó su rabia en palabras directas pero respetuosas como siempre fueron, tenía la suficiente madurez como para un intercambio de palabras y amenazas que serían confundidos como una cátedra apasionada o una plática acalorada. Los Katsuki mandaban miradas duras porque por sobre todas las cosas, ellos no se iban a rebajar al mismo nivel de aquellas personas que mostraban su lado negro, escondido debajo de esa máscara de amabilidad y destellante hermosura.

En esa ocasión, la visita fue negada por obvias razones y las siguientes, planeadas a futuro, también fueron rechazadas… porque Viktor no vería a Ely mientras las cosas no se solucionaran… y eso incluía la pugna por la custodia total de aquella pequeña de cabellos platinados. La demanda impuesta por Viktor, se le fue notificada a Yuuri al día siguiente del traslado de Tadashi, parecía hasta planificado. Procesos y procesos, unos rápidos y otros lentos, beneficiando solo a ciertas personas. No había que ser un experto para saber que algo andaba mal y que, Irina o el mismo Viktor, tenían influencia en aquello. No podían asegurar que los rusos usaran algo chueco como corrupción, chantaje, soborno, pero como fuera, los extranjeros parecían tener prioridad en todo

 

 

—papi… quiero llamar a daddy — esa era la petición diaria y a Yuuri se le encogía el corazón, porque no podía decirle simplemente que podían hacerlo

—lo siento Ely, pero…

—papi, de verdad quiero hablar con él — se quejaba con sus ojitos cristalinos. Yuuri la abrazaba protectoramente y trataba de no dejar que su voz se quebrara, porque debía reconfortarla

—eres una niña inteligente Ely, debes ayudarme en esto. No me presiones porque, por más que me pidas hablar con Tadashi, simplemente no podemos

—daddy hizo algo muy malo, ¿verdad?

—solo fue un error — dijo con calma mientras acariciaba la espalda de su pequeña

—la abuela Irina me lo dijo — la pequeña se acomodaba en el regazo de su padre y pegaba su mejilla en el pecho del mayor — me dijo lo que pasó

—¿qué? — Yuuri ya lo venía venir… pero, ¿cuándo? ¿Y cómo? ¡Esa mujer no tenía derecho alguno de acercarse a Ely si él no estaba presente! — mi niña — reunió toda la calma que tenía y sonrió — ¿dónde viste a Nikiforov-san?

—va a verme a la escuela — dijo con calma, abrazándose a su padre

—¿qué más te ha dicho?

—dijo que Tady le hizo daño a Viktor — suspiró mientras sentía como sus cabellos eran peinados por los dedos de su papi — pero daddy no es así. No pudo haber dañado a alguien

—¿no le crees a Nikiforov-san? — su hija negó y Yuuri quiso sollozar porque su pequeña niña era sabia a tan corta edad — sabes Ely, eres una niña aun y no deberías escuchar estas cosas, pero también mereces que te digan la verdad — tomó el rostro de su hija y le besó en la frente — Tadashi se enfadó con Viktor, es por eso que pelearon. Se hicieron daño entre ellos y todo terminó así. Viktor acudió a la justicia de los hombres con corbata — dijo con calma — y Tadashi tiene que responder a eso

—¿tan malo fue? — esa mirada otoñal llena de curiosidad y melancolía, no era muy agradable de ver y Yuuri jamás pensó siquiera en presenciarla

—¿viste a Viktor herido aquella vez que vino de visita? — Yuuri se mordía el labio al recordar aquello, porque no pudo evitar que Ely viera un ratito a Viktor

—claro que no — Ely negó aliviada

— entonces no fue grave, pero, así como yo te defendería por sobre todas las cosas, Irina defiende a Viktor, pues es su madre

—entiendo — la pequeña escuchó con atención la explicación de su papi y dejaba de preocuparse por Tadashi, pues si el castaño no había hecho nada malo… seguramente volvería pronto como decían todos

—confía en mí — sonrió besando la mejilla de su hijita — confía en la que siempre ha sido tu familia

—sabes papi… la abuela Irina también me dijo que me iría a Rusia de vacaciones… dijo que iría con mi padre — Yuuri se mordió el interior de su mejilla al escuchar aquello. Irina merecía una reprimenda, pues no tenía ningún derecho para ir diciendo lo que se le venga en gana por ahí, mucho menos a su hijita — así que iremos de vacaciones con ella — sonreía Ely. Inocente criatura que no veía la doble intención en Irina

—¿yo también? — tendría que tantear el terreno, pues no quería que su hija odiara a alguien. El corazón de un niño debe ser ajeno a esos males

—sí, tu eres mi padre, ¿no? Entonces iremos juntos… y llevaremos a daddy, porque él también lo es — sonrió con dulzura, olvidándose por un momento de la tristeza — por eso quiero verlo rápido

—¿lo extrañas?

—mucho… daddy siempre está conmigo y aunque Yurio ahora está conmigo en las tardes, no es lo mismo — se quejaba con una leve mueca donde su labio inferior destacaba

—ya verás que todo se arregla — en esas simples expresiones, Yuuri entendía cuán importante era Tadashi en la familia — tú solo… sigue siendo una pequeña niña

—quiero que las cosas sean como antes — la pequeña de la casa elevaba una de sus manos para acariciar la mejilla de su papi

—Elizabeth — dijo mirándola, acariciándole las mejillas — lo único que tienes que saber es que Tadashi te ama y que pronto volverá

—¿tú me amas papi?

—por sobre todas las cosas, mi niña — sonreía besándole la frente — mi princesa está incluso por sobre Tadashi … nunca te dejaría de amar. Nunca me iría de tu lado

 

 

Obviamente Yuuri se sentía prisionero de sus propias tragedias mentales. Pensaba en el millar de posibilidades en que todo saliera mal, le quitaran a Ely, que su familia sufriera y también de aquella situación en donde le quitarían su apoyo con iris plata. Pero se negaba a que aquello pasara, se proponía luchar y eso estaba haciendo. Enfrentando todo con calma. Aunque claro, alguien se le adelantó en el proceso de “ojo por ojo y diente por diente”. Yuuri quería reírse al ver a Naya tan entusiasmada tecleando decenas de artículos en su computador portátil, justo en el salón del onsen, aunque a veces daba miedo la risa maléfica que la muchacha daba. Muchos solían decir que la pluma era un arma peligrosa… Yuuri podía certificarlo cuando Naya hablaba con las personas del periódico y trataba de negociar un espacio en las primeras páginas. Ella se había instalado en el onsen casi todas las tardes, porque así podía permitirles a los Katsuki leer los artículos de primera mano

Yurio lo ayudaba bastante y se lo agradeció infinidad de veces en los días que seguían pasando, porque mantenía a Ely ocupada. Aun así, Yuuri no dejaba que el rubio ruso se le acercara demasiado. El japonés no quería ningún alfa cerca, por más amigo que fuera, no lo deseaba, pues tenía un ligero trauma con ello. Al sentir aquella presencia que los caracterizaba, su cuerpo temblaba y algunas memorias que suprimió, regresaban. Cuando no conocía a alguien, desconfiaba hasta asegurarse de que no fuera un alfa o simplemente se alejaba de la mayoría de personas con las que no trataba seguido. Era como volver a ser un adolecente inseguro. Por eso que solo tramitaba todo con su abogado, con Naya y con Mari, pues en cierto punto las involucró en eso y así no se sentía solo

 

 

El día…

 

 

—hagamos un trato, Yuuri — el japonés vio venir aquella plática antes de que el juicio por abuso sexual se llevaba a cabo

—Irina-san, con usted es con quien menos quiero hablar — la miró con seriedad. Mari a su lado, se mantenía de la misma forma… en defensiva — ha estado buscando a mi hija en la escuela y eso no es su derecho, al menos no mientras yo no esté presente

—es mi nieta, puedo acercarme

—es mi hija, y a mí no me parece correcto permitirle tales confianzas — firme, duro… soportando la necesidad de golpear esa mejilla destellante de un leve maquillaje que la volvía sonrosada

—puedo quitarte a Elizabeth cuando quiera y pienso hacerlo — una sonrisa prepotente, altanera, egocéntrica… Yuuri odiaba esa expresión

—Nikiforov-san… no nos amenace — respondió Mari abrazando a su hermano y tratando de llevárselo, pues no debían armar escándalo en ese momento

—quita esta estúpida demanda y ahorraremos el tiempo— la mujer rusa acomodaba su cabello teñido de un solo color rubio… vano intento de que no se notara su edad — yo a cambio, te ofrezco la libertad de ese beta que, dices, es tu pareja — aquella mujer altiva sonreía porque creía tener la partida ganada

—lo que usted desea, simplemente es que el mundo no se entere de que su hijo es un malnacido… obviamente al salir de su vientre se vio manchado de toda esa porquería — la rabia en la mujer afloraba con rapidez y Yuuri solo se mantuvo sereno ante ello… aunque no supo de dónde surgieron esas palabras tan rudas hacia una mujer… pero Irina no era una mujer, era una serpiente

—Katsuki Yuuri, estás tentando a tu suerte — serenidad y aun así su ceño se frunció

—¿qué tiene en mi contra, Nikiforov-san? Me da curiosidad — Yuuri supo dar pelea entre sus miradas. No le iba a dar el gusto a esa mujer, no iba a mostrar debilidad

—solo no me agradas y eso me basta — sonrió — ahora sigamos en la negociación. Quitas esta demanda y yo obligo a Viktor a quitar la…

—me niego — la interrumpió. Yuuri la miró por un segundo antes de dar el primer paso

—creí que eras más noble, Yuuri… tu pareja está sufriendo en prisión. No es un bonito lugar donde un simple músico puede vivir

—¿acaso usted está metiendo sus negras y sucias manos para que lo maltraten? ¿usted influye en la decisión de esos tipos como para que no me dejen verlo? — el silencio de la mujer le dio la respuesta, y eso, Yuuri ya lo sabía — el karma llegará señora, ahora si me permite, la audiencia empezará

—cometes un error Yuuri. Desatar mi furia no es buena idea

—sea lo que sea, me defenderé

—Yuuri… al final te quedarás sin nada — Irina caminó junto al japonés y le susurró — porque aquí, todo está a mi favor

—dígale a su hijo que su reputación me importa una mierda — le susurró Yuuri de vuelta. En el fondo de su corazón le pedía perdón a Tadashi, pues no podía sacarlo de esa prisión, pero el castaño tenía razón. El japonés al menos tenía que atacar a Viktor y darle al mundo a conocer la horrenda personalidad que el ruso tenía  

 

 

Yuuri había visto solo un par de veces a Viktor desde la última vez, en todas discutieron, en todas Yuuri le lanzó insultos y a cambio recibía amenazas. La opción de irse con su destinado siempre estuvo presente, como si fuera una asquerosa paga por dejar que la injusticia ganara y que las apariencias tomaran el poder. Viktor tuvo la osadía de decirle que, si aceptaba irse con él y someterse, los problemas de la vida de los Katsuki se harían humo, que les daría una vida de reyes y no sé cuántas cosas más. Las promesas brillaban, pero esa sonrisa solo era la sustancia con la que se bañaba todas esas palabras, para cubrir toda la maldita mugre que ocultaba.

Yuuri abofeteó a Viktor en un par de ocasiones y aun recordaba el temor que le daba mirar esos ojos calmos o escuchar esa voz sin duda alguna. Tenía pánico, tenía miedo, tenía un trauma con esa mirada, pero tenía que superarla, tenía que hacerle frente. Sólo eso se repetía mientras escuchaba toda la maldita hora en la que vio al juez examinar las evidencias médicas, antecedentes y testigos, así como la defensa de cada abogado. Al final Yuuri escuchó con más atención una sola cosa y procesó una sola frase:

 

 

El señor Viktor Nikiforov es declarado, inocente

 

 

¿Qué? Los labios de Yuuri se entreabrieron de inmediato al igual que sucedía con muchos de los presentes en ese juicio. Su incredulidad se reflejó en el de Mari, en el del abogado y el de Naya, que boqueaba alguna cosa que no podía pronunciar. Mari hizo bien en dejar a sus padres con Ely en casa, a los Nishigori e incluso a Yuuri les impidió acompañarlos. Fue la mejor decisión de su vida, porque esto solo empezaba.

Todas las evidencias estaban de su lado, todo indicaba el abuso, todo era completamente legal, certero, evidente y… ¡¿POR QUÉ?! Las manos de Naya empezaron entonces a teclear algo en su celular mientras el juez seguía con su discursito. Yuuri sentía la palmada del abogado a su lado que pedía calma antes de dar contra. Todos estaban utilizando sus últimas opciones para ese lío y Yuuri… él solo podía negar con su cabeza, porque todo debía ser una pesadilla

 

 

Un alfa que pretende marcar a su omega no es un intento de violación, mucho menos si es un destinado. Eso es instintivo y normal. En ese periodo de tiempo donde las hormonas justifican los actos, la agresividad no tiene valía. La consideración de un atentado contra la integridad ajena es inválida

 

 

¡ABSURDO! eso fue lo único que gritó Mari cuando ya no podía seguir escuchando el dictamen de la ley. El abogado indignado, Naya memorizando cada cosa dicha para protestar de forma escrita, la sonrisa de Irina y su mirada prepotente, la tranquilidad de Viktor, la incredulidad y el dolor de Yuuri. La indignación de muchos de los presentes que incluso se levantaron dispuestos a reclamar a viva voz… «No es justo» dictó Yuuri, pero el juez no dio marcha atrás. ¿Así terminaba aquello? ¿Sólo porque Viktor era su destinado? ¿Sólo porque él era un omega no tenía derecho a elegir quien podría tomarlo? ¿Tan maldito estaba como para que le consideraran simplemente “falto de juicio” como para reclamar que un alfa lo intentara marcar sin su consentimiento? ¡QUE CLASE DE SOCIEDAD ERA ESA!

Entonces, ¿los derechos que tanto ocupaban las hojas y hojas de las malditas leyes estaban simplemente en la basura porque un alfa los enfrentaba? La igualdad, la protección, la sociedad moderna… ¡TODO ESO ERA UNA MIERDA! Quedaban solo en palabras, porque ahora se comprobaba que todo estaba simplemente en las apariencias. ¿Apelación? No se dio, las evidencias “no daban para ello”. ¿El resultado de tanto tiempo tramitando aquello concluía ahí?…

 

 

¡IMPUNIDAD!

 

 

Ese fue el grito de Naya, el mismo grito empezó a resonar en la sala porque Mari, el abogado, otras personas, los betas que ayudaron a Yuuri, lo repitieron a viva voz, pero los guardias los hicieron callar. El juez era alfa, estaba a favor de los de “clase alta”, de su casta. Irina reía mirando a aquel sujeto con complicidad. Viktor no ponía atención a nada que no fuera la decepción de Yuuri. El ruso sonrió y le guiñó el ojo entonces, porque el siguiente caso a juzgar era el de Tadashi… seguramente las coincidencias de fechas no eran coincidencias… ¿Todo eso estaba planeado por esas serpientes? ¿Todo iba a ser así?

Yuuri salió de ahí con prisa porque las náuseas le ganaran, esa sala olía a porquería pura. El estrés, el mareo por todas esas palabras repitiéndose una y otra vez en su mete, el dolor de saber que su naturaleza omega era la que desencadenó aquel resultado. Vació su estómago hasta que le temblaron las piernas y terminó arrodillado en el suelo de ese baño a disposición. Las lágrimas se le escapaban a prisa, ahogó el grito de frustración y decepción, maldijo a todo el maldito mundo mientras se lavaba el rostro y golpeó la pared para liberar un poco de esa sensación maldita que le nacía desde el pecho.

Yuuri sollozó con fuerza y hasta sentía su pecho cerrarse. Se apoyaba en el lavabo con la autoestima por el piso. Por primera vez se sentía morir y sin salvación, lo peor de todo es que no tenía a nadie a su lado. Nadie que le hiciera reír con comentarios absurdos, nadie que le abrazara y besara las mejillas para calmarlo, nadie que le sostuviera de la mano para levantarlo… Nadie… o eso creyó hasta que sintió unos brazos rodeándole

 

 

—tranquilo — una voz tranquila, pero dura a la vez — tranquilo… cálmate — Yurio estaba allí y Yuuri trató de apartarse, de escapar porque el pánico de pronto lo invadió, la rabia también afloró — tranquilo – y a pesar de eso, Yurio lo abrazó con fuerza

—malditos sean los alfas — voz quebrada

—no digas eso — con madurez, el rubio se limitó a acunar al otro en su pecho, evitando que se moviera demasiado, porque la ira no era buena consejera y menos cuando faltaba un juicio por enfrentar — puedes odiarme si quieres, puedes odiar a los alfas, pero no los maldigas… después de todo, tu hija es una de nosotros

—es cierto — sollozó con fuerza, lanzando un grito lastimero que le lastimó la garganta y se aferró a la camisa del ruso, apretándolo, incrustándole las uñas, golpeándolo en el pecho — entonces… ¡¿qué debo… sentir?!

—ira, decepción, odio… no importa, pero solo dirígela a quien se lo merece — el rubio deslizó sus dedos por los cabellos ajenos y suspiró — yo estoy aquí Yuuri. Tranquilo

—Viktor ganó — susurró quedito cuando logró calmarse lo suficiente. Al principio luchó contra el toque ajeno, pero después se dejó hacer, porque necesitaba sacar fuerzas de donde sea, antes de entrar a esa sala y escuchar lo que seguía

—lo sé… pero solo es una batalla… la guerra aun no termina, y no lo hará mientras sigamos vivos

 

 

Yuuri decidió simplemente salir de allí cuando logró detener su llanto y las náuseas. Lo hizo con la autoestima por los suelos, pero no dejaría que eso le impidiera seguir caminando con la frente en alto, porque aún faltaba un juicio. Tadashi… Tadashi tenía que ser liberado. Yuuri lo vio de lejos, siendo arrastrado por los oficiales en custodia hacia la sección donde esperaría el dictamen final, tanto como para ser liberado, como para ser trasladado.

Otra hora debería esperar y después de eso… una hora más para seguir el mismo proceso que en el juicio anterior. Una hora llena de decepción, otra condena en donde quien más poder tenía, acabó ganando. Yuuri no podía creer que todo estuviera en su contra y ni siquiera escuchó cuantos años de condena le darían al castaño amor que no había visto en días. El japonés se cubrió los oídos cuando su ansiedad se desbordaba, cuando de nuevo los malestares volvían. Sólo sintió como Yurio lo apretaba en su pecho y le impedía escuchar algo más.

 

 

Las evidencias dictan que todo fue planeado con anticipación. El afectado presenta heridas contundentes, pero el acusado estaba intacto a nivel físico. Viktor Nikiforov ni siquiera pudo defenderse por lo cual…

 

Tadashi Osuma es declarado culpable por el intento de asesinato hacia Viktor Nikiforov.

 

 

Yuuri sintió su estómago estrujarse, su respiración cortarse, su visión opacase, y su corazón detenerse. En un solo día había tenido dos enormes puñaladas y ni siquiera pudo decirle algo a Tadashi, porque se lo llevaron enseguida a una prisión acorde al denominado crimen que tacharía al acusado de por vida. Su desesperación creció de tal forma que en algún punto solo vio oscuridad. Tal vez fue lo mejor o hubiese tenido un ataque… Yuuri quedó inconsciente entonces. Demasiado cúmulo de emociones para un solo día y al final Yurio cargaba a un azabache que lloraba entre sueños

Lo peor de todo era que las cosas no acabaron allí, pues apenas un día después de los juicios, Yuuri recibía la notificación que decía que la custodia de Elizabeth estaba siendo exigida con prontitud. Yuuri no tenía fuerzas para seguir con eso, no podía, llegó a un punto en donde su pecho se estrujaba con fuerza, su estómago se retorcía y su cabeza daba vueltas… fue ahí en donde Yuri maduró. Aquel ruso que, hasta esa época solo exigía tener la oportunidad de conquistar a cierto japonés, dejó todo de lado para volverse simplemente en un buen amigo que daba todo por ayudar. Yurio entonces dio recursos, dio apoyo, dio su tiempo y sus fuerzas, para defender a los Katsuki. Fue testigo de cómo su mayor amor en esa vida se secaba por tantas lágrimas derramabas y por eso se volvió el protector de todo en esa casa. Yurio se prometió mantener a la princesa del hogar, donde se merecía y donde debía.

 

 

Rudo…

 

 

Ely en algún punto se enteró de lo que pasaba, que su daddy había sido condenado por un crimen y que no podía verlo. También entendió que algo malo le pasó a su papi y que ahora estaba enfermo porque muchas veces lo veía recostado apretándose el estómago o llorando porque seguramente le dolía algo. Finalmente escuchó que Viktor estaba dispuesto a darle su apellido. No era la historia completa, pero era demasiado para una pequeña que sufría porque, al que consideró su padre, se lo habían llevado, sabe el cielo, hasta cuándo.

Las lágrimas de la pequeña fueron la peor cosa que Yuuri tuvo que pasar. El azabache mantuvo a su pequeña hija entre sus brazos tratando de reconfortarla, pero no había mucho que hacer, porque no podía reparar aquellas cosas ni revelar detalles concisos. Lo único que quedaba era pelear por la pequeña luz de los Katsuki, para eso, Yuuri al menos debía gritarle un par de verdades al ruso que causó toda esa maldita batalla y eso hizo. El propio Yurio accedió a llevarlo a ese edificio departamental, el ruso lo hizo solo después de dos días de insistencia por parte de Yuuri

 

 

—¿a qué viene eso justo ahora? — Viktor miraba al japonés con serenidad y una ligera curva en sus labios — dime Yuuri, ¿ya terminaste de insultarme? — pues con calma escuchó cada cosa que el japonés le gritó desde que se miraron. Insultaron su sangre, a su madre, se metieron con su honor y cosas así, pero Viktor no se ofendió ni mucho menos, solo… escuchó

—maldito seas — dijo con la respiración pesada. Descargó todo el dolor acumulado y hasta creyó haberse excedido, tal vez por eso Viktor lo llevó al fondo del pasillo, lejos de las miradas curiosas de los posibles vecinos que pasaran por el ascensor — maldito seas… ¡¿qué más quieres de mí?! ya me has robado todo… incluso mi propia autoestima

—no creí llegar a eso — dijo con fingida culpa, pero al final solo volvió a su serenidad habitual — pero mentiré si digo que no estoy satisfecho, Yuuri

—¿no te bastó con lacerar mi cuerpo? — soltó con furia, agitando sus manos con fuerza y mirándolo con rabia — ¿quitarme a mi novio no fue suficiente? ¿ahora quieres llevarte a la pequeña criatura que cuido con esmero desde tu abandono?

—es mi hija Yuuri, y tú me la ocultaste todo este tiempo

—TÚ ERAS EL QUE NO QUERÍA CONTESTAR A MIS LLAMADOS

—pudiste viajar con la pequeña en brazos y decírmelo. Eso hubiera hecho un buen padre

—no creí que tuvieras ese lado tan asqueroso… el as del patinaje que yo creí admirar desde que tengo recuerdos, no es más que una alucinación — se quejó con las lágrimas acumuladas en sus ojos — eres solo una vil marioneta de tu madre, una marioneta poseída por algún demonio o algo así

—suenas a poeta, o al menos un intento de eso… ¿se te pegó la manía de ese castaño?

—no lo menciones

—cuando hablé con él… ese beta me salió con algo como eso. Una frase que me insultaba de la forma más poética que había escuchado

—¿lo viste? — Yuuri lo miró con rabia — ¡dime de una maldita vez si eras tú y tu madre los que manipularon a todos en ese estrado para condenarlo!

—no había porqué hacerlo — sonrió Viktor, estaba disfrutando de la desesperación de su destinado… verlo en vivo y en directo era mejor que sentirlo por medio del lazo — él lo hizo todo por si solo… pero una ayuda siempre es buena, Yuuri

—¡maldito seas! — gritó con furia desmedida, pues por culpa de esos rusos él perdió a Tadashi y su dignidad

—te dije que pagarías el desprecio que me diste, el desplante y la pérdida de tiempo… ahora quiero que te mentalices en esto Yuuri… — se acercó hacia el azabache y se inclinó para acercarse más — Elizabeth se irá conmigo

—no te dejaré — apretó los dientes y empujó al otro — ¡primero muerto!

—te doy otra opción — dijo acercándose al azabache y aprisionándolo contra la pared — ven conmigo. Así podrás estar cerca de tu hija y yo a cambio te…

—¡nunca! — dijo y usando su pierna golpeó al ruso en el estómago para dejarlo sin aire. Lo empujó con tanta fuerza como sus miedos y debilidades se lo permitieron. Abofeteó al más alto, lo miró con rabia — te crees un dios sobre la tierra, pero solo eres una pequeña babosa fea, aunque llena de colores — fue lo único que se le ocurrió decirle en ese punto, pues debía admitir que todos los insultos que pensó antes, ya se los había gritado a la cara — no te llevarás a mi hija, Viktor

—nunca deja de sorprenderme tu fuerza, Yuuri, pero llegas a tu límite. Estás al borde del precipicio

—eres despreciable — se alejó un par de pasos y reunió aire — escucha Viktor. No dejaré que te lleves a Ely, no dejaré que me hagas más daño… te juro que te haré la vida de cuadritos

—¿me copias las frases?

—eres solamente un estafador, un engaño, una sonrisa bonita y un alma impura — dijo con calma mientras se dirigía a las escaleras. Quería gastar energías porque ya empezaba a sentir un ataque llegar y un ascensor sólo empeoraría las cosas — no te llevarás a Ely… ella tiene que estar con su hermano

—¿así que… llevas un hijo mío? — sonrió

—¿tuyo? — dijo con ironía, regresando a ver a aquel patinador famoso pero que solo era una escultura hueca — tu ego no tiene límites… pues malas noticias, Viktor… el hijo que espero es del hombre que amo, de Tadashi. — Yuuri no lo miró tras decir aquello, solo caminó con calma. Sus hombros ya estaban relajados, su vida estaba hecha pedazos, pero podía al menos darse un descanso.

 

 

Viktor, por su parte, sólo tenía la vista puesta en el suelo, preguntándose como era posible que un beta hubiese sido capaz de ceder un pequeño niño a un omega. Se negaba, era rotundamente imposible, no había posibilidad biológica para eso. El tiempo se detuvo para él, incluso se olvidó del leve dolor que le aquejaba en el estómago debido al golpe. Algo nacía en su cabeza. La mirada de Yuuri no era cualquiera, era sincera. El japonés era un libro abierto y entonces las cosas se agolparon en la cabeza del ruso. «eso… jamás».

Ya había perdido el juicio, ya había hecho millar de cosas para hacer a su destinado sufrir, pero ahora llegaba eso y no quería aceptarlo. No… Yuuri era suyo, era simplemente de su dominio, solo debería llevar sus hijos. Viktor persiguió al castaño entonces, le exigió una prueba de aquella aberración, quería ver alguna cosa que certificara el futuro nacimiento de un pequeño ser repudiable. Un bebé nacido de la unión que no debió darse nunca, eso… eso era inaceptable. Yuuri le gritaba que no había duda alguna, porque incluso antes de esa noche fatal, ya sentía al pequeño ser en su interior. Discusiones mientras bajaban por las escaleras y así se llegó un punto sin retorno. Uno en donde ya el raciocinio quedó de lado y solo estaban ellos dos

 

 

—¡esa cosa no debió ser engendrada! — insultó mientras lo alcanzaba

—lárgate, Viktor — susurró con rabia, antes de soltarse del agarre y empujar a Viktor para luego, a puño cerrado, cerrarle la maldita boca y mirarlo con rabia — déjame en paz… el juicio será dentro de poco… así que más te vale prepararte… porque Ely se quedará conmigo

—mi niña no compartirá su vida con aquello — dijo mirando al vientre de Yuuri con asco y se ganó una bofetada más, antes de que le dieran la espalda — no lo hará

—vete a la mierda Viktor

 

 

Viktor no estaba en sus cabales en ese momento, lo guiaba solamente la necesidad de desmentir aquello. A paso calmo se acercó al castaño que descendía por las escaleras de ese piso en particular. Estiró su brazo para detenerlo y seguir en aquella discusión… era entonces que una idea se le cruzó y la voz de su madre le llegó, «te dije que deberías deshacerte de ese omega. No te trae nada bueno». Viktor solo ahí, le dio la razón a su madre y suspiró profundo antes de acercarse lo suficiente a Yuuri y posar la punta de sus dedos en aquella espalda. Deshacerse de lo que nada bueno le trae, solo en eso pensaba mientras unía su palma en la espalda ajena. Yuuri le hizo mostrar lo peor de si, lo que ocultaba con celo y por esa razón no lo quería ver más. Era así que dio impulso a su brazo, su palma se unió a esa espalda detallada…. y lo empujó… así de simple… empujó aquello que tanto le hacía rabiar

 

 

—¡YUURI! — esa voz sacó de sus meditaciones al ruso mayor, quien apenas se hizo a un lado, antes de ver la cabellera rubia aparecer y deslizarse a su lado

 

 

Yuuri había sentido el empujón. Su mente quedó en blanco y solo veía las escaleras delante de sí. Sus pies no tocaron el siguiente escalón y supo que lo habían empujado. El aire frío le golpeó las mejillas y sintió el pánico llegarle, la adrenalina surcar su cuerpo, y sus músculos reaccionando e intentado agarrarse de algo. Nunca en su vida imaginó que Viktor llegara a ser capaz de eso, siempre lo creyó una deidad tan pura que hasta se sintió indigno de tocarlo en la realidad. Cerró sus ojos con angustia, levantando sus brazos para cubrir su rostro por inercia. Estaba condenado a caer al abismo, pero sintió unos brazos rodearle y después solo vio el pecho de alguien que lo acunó. Se aferró al cuerpo de quien fuera y se resignó a la caída

El dolor se hizo presente de a poco. Su espalda, su frente, sus piernas y brazos, todo le dio vueltas, pero seguía sintiendo ese algo que lo abrazaba y protegía con lo que pudo. Yuuri escuchó el ruido, la queja y después simplemente no vio, escuchó, o sintió algo. La oscuridad le llegaba, el cansancio lo azotaba y se dejó llevar por aquello, pero antes de cerrar sus ojos… reconoció algo rojo en la piel clara. Admiró unos mechones rubios y dejó salir su aliento… porque antes de dormirse, reconoció a la persona que lo acunó en brazos para disminuir el poder de la caída por esas infinitas escaleras

 

 

—Yurio — susurró

 

 

Dos personas recostadas en las escaleras, solo eso vio Viktor antes de darse vuelta y alejarse. No había cámaras en las escaleras de emergencia, no había algo acusatorio y solo había una leve estela de nieve que aun persistía a inicios de marzo en un invierno extendido. Silencio total, ninguna duda... eso fue un accidente debido a la capa de hielo en las escaleras… porque Viktor Nikiforov siempre ganaba. Todos sus planes trazados terminaban en éxito

 

 

Continuará…

 

 

 

 

 

Notas finales:

Pude haber colgado el capítulo completo, pero me pareció prudente cortarlo aquí porque ya les dejé dolor suficiente para una semana. Así que advierto desde ahora… la intención del siguiente capítulo es hacerlas llorar

Yo sé que esta historia es dura, pero en como cada trama que yo creo… solo intento mostrarles una porción de realidad mezclada con ficción.

Espero que sigan leyendo esta pequeña locura, en verdad me haría feliz que lo terminaran, pues faltan como 9 capítulos si no estoy mal XD

Nos veremos~

L@s ama: Krat~


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