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Un ángel de paso por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

¿Sobrevivientes?

Aquí les dejo el siguiente capítulo ^^ 

 

 

 

 

 

El uno sujetaba la mano del otro mientras caminaban de regreso a Yu-topia. El viento mecía sus cabellos y una nueva dosis de ese supresor, eliminaba la evidencia de aquel “florecimiento”. Así era mejor, porque era su pequeño secreto, el que solo les pertenecía a ellos. El dolor no se podía borrar en un par de horas, pero se podía mitigar un poco y con el tiempo ir reemplazándolo con nuevas experiencias y emociones. La sonrisa de Yuuri aún era opaca, la mirada aun no era la brillante de siempre, pero tenían un leve tono de alivio que poco a poco se iría expandiendo.

Un artesano se tomaba su tiempo para restaurar una escultura, esa fue la comparación que Tadashi hizo cuando miraba a Yuuri y le prometía ser quien ayudara a volver a esa escultura a su sublime imagen original. No sería el único que apoyaría ese objetivo, pues todos los Katsuki estarían participando en tal arduo trabajo. Era un esfuerzo obligatorio porque no querían ver que una de sus estrellas más brillantes se apagara o que su pequeña luz creciente se opacara. Yuuri no era el único que sufriría las acciones de una mala persona, Elizabeth corría el mismo riesgo y era por ambos que debían ser fuertes

 

 

—papi — Ely mostraba entonces su espléndida sonrisa, lanzaba sus cosas por donde más pudiese antes de colgarse del cuello de azabache, quien como si viera a su hija por primera vez, la abrazaba con fuerza — ¡estoy en casa!

—mi pequeño ángel — suspiraba Yuuri mientras daba una pequeña vuelta con su niña en brazos — ¿te fue bien hoy?

—si — afirmaba con diversión al recibir un beso en cada una de sus mejillas — ha sido estupendo, me he encontrado con alguien ahí

—¿con quién?

—con el gatito arisco que casi se fue sin despedirse — decía frunciendo su ceño y emitiendo un bufido que desapareció casi de inmediato — así lo dijo él. Con esa misma cara de enfado — reía por su imitación

—¿Yurio? — Yuuri sintió la mirada de alguien a su espalda y se giró de inmediato. Vio al mencionado en la puerta y por instinto, dio un paso hacia atrás, buscando a la persona con la que pasó esa mañana — pensé que te fuiste — Tadashi le dio una caricia en la espalda y eso lo tranquilizó sin esfuerzo

—yo… — sintió y percibió el aroma del pánico en el japonés y se le estrujó el corazón — tuve una corazonada — el rubio trató de emitir una leve sonrisa, pero solo pudo dar una mueca que desapareció en pocos segundos — me quedaré un tiempo más

—no deberías — Yuuri no quiso sonar grosero, pero no estaba muy bien todavía. Sentía la presencia de un alfa cerca y su piel se erizaba, incluso sentía su garganta cerrarse debido al miedo — Tadashi está aquí

—lo sé — Yurio miraba al castaño silencioso. Los dos se saludaron con un asentimiento de su cabeza y nada más. Los detalles no eran necesarios porque todos ya pudieron deducirlos — y sé que él te apoya en todo, pero de todas formas me quedaré

—vino conmigo y con tía Mari desde la escuela — Ely con ilusión relataba aquello mientras pedía que Tadashi la cargara y este con una sonrisa, lo hacía — me compró un helado y me ofreció algo

—¿qué cosa? — Yuuri miraba a su pequeña que brillaba con un aura extraña, o tal vez solo era su imaginación

—seré su entrenador por un tiempo — dijo el rubio mirando a la pequeña que parecía una luciérnaga brillando con luz propia — tiene talento. Lo cultivaré un poco

—¡a que es genial! ¡El gatito me va a enseñar todo! Su ágape principalmente — una niña. Yuuri no podía olvidar que su pequeña hija era aún una niña pequeña, la cual se ilusionaba con cosas como esas… Debía apoyarla

—creí que tú le enseñarías — Tadashi miró a Yuuri con sorpresa, pero este le sonrió en respuesta

—no estoy en condiciones — él lo sabía. No quería tener nada que ver con el patinaje un tiempo, no hasta que todo lo que le recordara a cierta persona dejara de afectarle — además, Yurio es el mejor… sería una oportunidad única

—entonces celébralo, mocosa — dijo divertido al ver la mirada brillante de Ely — tendrás entrenador gratuito por un tiempo — beneficios, tratos. Yurio solo quería quedarse allí y brindarle protección al japonés, porque Viktor… Viktor era una piedra en el zapato

—pero, ¿y, tu rutina? la competencia que viene — Yuuri miraba al ruso con un poco de duda. Las cosas que se decían sonaban bien, pero tenían consecuencias — ¿qué harás con eso?

—me daré un tiempo de descanso — Yurio hablaba con calma, soltando una leve sonrisa por la aceptación — será agradable quedarme por aquí… por si necesitas apoyo

—¡ya tengo entrenador! — festejaba la pequeña. Inocente infante que no se fijaba en que lo único que los mayores hacían, era meterla en una burbuja protectora, donde su tiempo se centrara en alguna actividad que amara, para que no se diera cuenta de lo demás

—gracias — No pudo negarse, por su hija y por su propia salud mental. Yuuri sabía que era lo mejor, porque a partir de ese punto las cosas se pondrían cada vez peor. Viktor se lo había jurado, lo iba a hacer caer en desesperación

 

 

No piensa… el tiempo solo avanza

 

 

Irina sonreía divertida al ver a su hijo recibiendo un citatorio, casi soltaba una carcajada, pero se detuvo cuando vio la molestia de Viktor. Ella mismo empezó a burlarse sin poder contenerse, soltando su risa extravagante porque era la cosa más beneficiosa para ella, pues así su queridísimo hijo abriría los ojos totalmente. Quería decirle “te lo dije” pero se conformaba con escucharlo bufar, maldecir y lanzar el papelito por allí. Sabía que ese japonés no se iba a quedar sin hacer nada y Viktor tampoco lo haría.

Ella se había ido de viaje a Rusia con una excusa tonta, pero su motivo oculto era evitar la tarea de apreciar como las cosas iban explotando por sí solas. Irina pensó que su hijo y el omega tendrían alguna pelea en esa semana, discusiones, alguna que otra agresión, incluso se planteó la posibilidad de que ese beta también se involucrara en el lío, pero el destino quiso que ella llegara a Japón cuando Viktor ya se había pasado de la raya con su destinado. Era tan divertido para ella, que ni siquiera escondía su radiante sonrisa llena de malicia y satisfacción

 

 

—se atrevió a hacerlo —se quejó sentándose en su nuevo sofá. Claro, después de la visita agresiva de ese beta, tuvo que hacer una remodelación básica

—es lo normal — Irina se acomodaba el cabello con gracia — pero le daremos contra obviamente

—esto es la guerra — decía bufando y tirando levemente de su platinado cabello — mamá… iremos ahora

—sólo disfrútalo Viktor — sonreía mientras balanceaba sus pies — déjalo sufrir un poco. No lo ataques durante unos días… la incertidumbre a veces te tortura con mayor efectividad

—tengo que ir mañana a esa cosa — gruñó con frustración mirando de lejos a ese papel maldito

—¿en serio? — decía mirándolo de refilón — entonces nosotros lo haremos hoy. Veremos qué cara pone cuando pase lo que tenga que pasar

—son solo tres días desde aquello. Tal vez no debí esperar tanto — Viktor miraba a su techo mientras su mano apretaba el celular con el cual vio la fecha — ni modo

—el momento ha llegado — se burlaba la única mujer en esa estancia. Parecía ser que ella lo disfrutaba mucho más que su hijo, ¿y para qué negarlo? Ella anhelaba el día en que ese omega que se inmiscuyó en su perfecta vida, cayera en el abismo que ella misma cavó poco a poco y que Viktor la ayudó a crear

 

 

Suceso…

 

 

Tadashi se había quedado con Yuuri en esos días, no quería dejarlo sólo y el azabache tampoco quería alejarse demasiado. Era como su pequeño tiempo en pareja, el mismo que planearon por días y que, olvidando todo lo sucedido, trataban de cumplir sin demora. “Borrón y cuenta nueva” sonaba tan fácil, pero no lo era, y aun así Yuuri trató incansablemente de solo centrarse en la compañía de su pareja, la que eligió, la que amaba y la que le proporcionaba la seguridad que requería con desesperación. Días de celo, días de florecimiento como ahora se los denominaba, juntos, demostrándose un sentimiento profundo y sincero. Apoyándose mutuamente. Borrando todo lo que había a su alrededor y centrándose en un beso que los fundía en uno solo y en una caricia que formaba un manto protector. Yuuri solo miraba a Tadashi, solo se aferraba a él, solo escuchaba las palabras llenas de cariño que hacían sus mejillas sonrojarse… se perdonó… lo hizo porque entendió que lo que lo llevó a ser débil, fueron sus hormonas y no sus propios deseos pensantes

La familia sin queja alguna, porque apreciaban el sobreesfuerzo que Tadashi hacía, incluso llegaba a dormir unas pocas horas con tal de estar pendiente de Yuuri y de Ely como siempre hizo. Yuuri no lo sabía, pero tenía pesadillas nocturnas que Mari y Tadashi lograban sofocar mediante caricias, susurros, besos. Un trauma que tal vez no se borraría, una culpa que carcomía el alma y conciencia, un dolor expresado en lágrimas fugaces. En la mañana era la agitación de unas horas tramitando el proceso legal en contra del monstruo. En la tarde una rutina basada en la compañía de la familia hija, patinaje, risas y actividades. En la noche un tiempo en pareja, palabras reconfortantes, planes a futuro, besos, suspiros, abrazos y caricias. Y en la madrugada, el desafío de los demonios que atacaban los sueños. Los Katsuki supieron superar eso y Tadashi supo sonreír como su padre le enseñó. Manteniendo la serenidad y mente positiva ante las dificultades, siendo un pilar inquebrantable cuando fuese necesario

Isamu había conversado con los allegados, les dio solo los detalles necesarios sobre lo acontecido con Yuuri. Lágrimas inevitables porque eran testigos de un daño irreparable y no podían hacer nada más, que esperar a que el propio Yuuri buscara compañía ajena. Rabia, angustia, dolor y rencor, fue una combinación que los llevaba a querer visitar aquel hogar. Mari era la que recibía a las visitas silenciosas en la puerta, charlaba con ellos, pero no los dejaba pasar. «No hay que agobiarlo. Cuando él desee salir de esta casa, estoy segura de que los visitará». Resignación, pues no podían presionar a alguien que estaba en su momento más frágil y aun así… podían hacer algo más. Cómo contactar con cierta mujer interesada en pisotear a cierto ruso famoso… pero eso era otra historia

Días de calma, días de perdón, días de adaptación. Yuuri llegó a reunir coraje. Eran tan solo tres días, pero con los cuidados necesarios, fueron suficientes para quitar la mitad de las laceraciones en el alma del omega. El celo se fue de repente, como si solo hubiese llegado para que fortaleciera la relación con la pareja deseada. El “florecimiento” solo fue un visitante que hizo que Yuuri entendiera con quién quería permanecer y con quién debería hacerlo. Calmada convivencia que envolvió a la familia y que, aunque sonara pesimista, era el aviso antes de la tormenta. Fue muy extraño que Viktor no hiciera acto de presencia, que ningún problema estallara, que el proceso de curación se diera sin inconvenientes y eso… tenía que terminarse en algún momento

 

 

—hemos venido a llevarnos al señor Tadashi Osuma — dos uniformados entraban al hogar que poco a poco, a paso lento y tembloroso, retomaba la normalidad. Era un pésimo momento, porque la tarde caía y todos estaban en casa — no estaba en su departamento y la información que tenemos dicta que este es como el segundo hogar de Osuma-san

—¿para qué lo solicitan? — Mari los atendía con recelo. Era obvio a lo que venían, pero no pensó en que fuera a esa hora

—llámelo o tendremos que entrar a buscarlo — fue la clara amenaza de uno de esos hombres serios, apáticos y que estaban acostumbrados a cumplir con ese tipo de tareas

—espere, espere. No sea brusco — se quejó Mari cuando uno de ellos intentó ingresar a Yu-topia — tenemos clientes y también visitas, no queremos alterar la estadía de nadie — pedía, pues dentro de casa tenía a las trillizas, Ely, sus padres y a Yuko — yo lo…

—Mari — Yuuri entonces salía a la luz, llevaba una bandeja con bebidas — ¿qué sucede? — con desconfianza miraba a esos dos uniformados y su corazón dio un vuelco. Ignoró el hecho de que uno de esos agentes fuera un alfa y que le causara náuseas, en vez de eso, se concentró en las miradas serias y en la explicación de Mari

—Yuuri… ellos han venido a buscar a Tadashi

— no se lo pueden llevar — dejó de lado su bandeja y se colocó junto a su hermana. Obviamente no podía siquiera pensar en que Tadashi tendría que acompañar a ese par de desconocidos… no podía alejarse  

—no obstaculice el proceso — advirtió uno de los hombres mientras ya daban los pasos faltantes para entrar — si nos disculpa

—¡espere! ¡no! — suplicaba Mari sin saber qué hacer. Estaba desesperada y solo supo ponerse en frente de los uniformados para cortarles el paso

—permítanos pasar o…

—no hace falta la agresividad — entonces la voz de Tadashi resonaba en la entrada y Yuuri tuvo que aguantar un jadeo lleno de pánico para no descontrolarse de una maldita vez. Mari estaba igual que su hermano, tratando inútilmente de impedir que los agentes entraran, colocándose en frente del castaño — estoy aquí — pero Tadashi se presentó por sí mismo

—debe acompañarnos. Usted será encerrado hasta que el proceso termine

—¿qué proceso? — Mari fingió demencia, pero eso estaba demás

—intento de asesinado contra Nikiforov-san — horror, era eso lo que el rostro de los Katsuki mostraba

—no lo diga tan fuerte — Mari apenas logró protestar… sólo pensaba en su pequeña sobrina, que ignoraba todo… al igual que esas tres adolescentes

—entiendo — Tadashi soltó un suspiro. Miró a Yuuri con ternura, quien lo sujetaba del brazo y sonrió, acariciándole la cabeza — sabíamos que esto pasaría… Yuuri — aquel nombre fue pronunciado con amabilidad y cariño, cosa que hasta los agentes pudieron apreciar

—tenemos que esposarlo

—espere — Tadashi apenas pudo impedir que dieran un paso hacia él — iré por mi cuenta. No voy a negarme a ser arrestado… pero les pido solo una cosa antes de ir con ustedes — vio a los agentes tratarlo como si estuviera loco, pero poco le importaba — Tengo una hija pequeña, quiero despedirme de ella — dijo con calma

—Tadashi, por favor no — pedía Yuuri, a pesar de que sabía que era inevitable — no vayas — lo miraba con súplica, no quería soltarlo y su mano empezaba a temblarle

—uno de nosotros lo acompañará — uno de los policías golpeó al otro en reclamo, pero la ofertaba estaba hecha — sólo dejaremos que se despida de su hija

— … — uno de los agentes rodó los ojos con inconformidad, pero quien ofreció esa posibilidad era padre de familia y sabía que un niño no podía simplemente presenciar como su padre era arrestado… eso sería cruel — No intente algo tan tonto como escapar

—gracias — una sonrisa forzada por parte del castaño hizo que Yuuri empezara a sentir el escozor en sus ojos

—yo lo acompañaré

—claro que no — sonrió Tadashi después de besarle la frente a Yuuri — solo quiero despedirme de mi pequeña Ely… no quiero que se quede asustada, eso es todo. Ver a un policía detrás de mí podría alterarla

—de todas formas, lo haré. Lo siento, pero es mi trabajo — un policía comprensivo, pero a la vez consiente de sus tareas

—Yuuri… cálmate — susurraba ante su pareja… pero no era fácil para nadie

 

 

Tadashi entonces entró a la casa, recorriendo el pasillo correspondiente. Lo hacía solo porque el agente lo seguía a pocos pasos, siendo prudente, pero impidiendo que alguien hiciera contacto con el acusado. El castaño buscaba aquel cuarto en donde su pequeña hacía tareas mientras escuchaba alguna canción de la radio. El oficial lo seguía de cerca, siempre teniéndole demasiada precaución, pero no hizo falta, porque lo único que se vio, era a Tadashi entrar al cuarto de la pequeña señorita y llamarla para charlar sobre algo.  Tadashi le dio una rápida explicación a Ely de por qué debía irse con los oficiales y ella en seguida se negó a soltarlo. Era una niña y aun así sentía que las cosas no estaban bien, menos aun cuando vio a su papi hablar con un hombre de uniforme a pocos pasos

 

 

—Ely, me iré un tiempo… debo ir con ellos — seguía intentando calmarla, pero su princesa de cabellos platas no quería soltar su chaqueta

—pero no quiero. Me dijiste que me ibas a tocar una canción en el violín mientras yo practicaba con Yurio mañana — se quejaba aferrándose al cuello del castaño y Tadashi estuvo tentado a llorar, pero se contuvo. Yuuri entró entonces para intentar calmar a su hija, pero ni siquiera él estaba del todo sereno

—Ely… sé buena niña. Ve con tu padre — decía Tadashi y le cedía a Yuuri la responsabilidad de cargar a la pequeña de cabellos platas — cuida de Yuuri mientras yo regreso

—¿por qué te llevan? — decía con angustia. Ely ya tenía idea del porqué el oficial apresuraba a Tadashi — ¿hiciste algo malo? — estiraba su mano para agarrar al castaño, pero Yuuri la detenía

—cometí un error — sonrió besando la mejilla de su hija. Mari a su vez detenía al oficial para que Tadashi al menos lograra despedirse como era debido — ahora tengo que corregirlo — miró a Yuuri y lo besó con dulzura. Esos labios siempre le supieron a gloria, pero ahora… le daban una sensación de agonía — Yuuri… te amo — le susurraba al oído y después se concentraba en su pequeña — Ely… quédate tranquila, estaré bien… volveré pronto  

 

 

Y a pesar de aquellas palabras fueron dichas con confianza y seguridad, nada fue fácil, pues el castaño fue dirigido a la salida de inmediato y ya sin impedimentos. Las miradas se posaron en él, los Katsuki, los Nishigori también le siguieron y cada uno trataba de que no se llevaran al que consideraban como un miembro más de la familia. Protestaban, pero sin armar escándalo para no asustar a la más pequeña, quien seguía pidiendo explicaciones porque el agente sujetó del brazo de Tadashi y se lo llevó. No hubo caso, Tadashi tuvo que irse con los custodios, despidiéndose y disculpándose con todos mientras caminaba con apuro hasta atravesar la entrada a Yu-topia con alguien sujetándole el brazo y empujándolo con prisa, para que otro hiciera lo mismo al estar en la calle. Yuuri no podía quedarse así, besó a Ely y se la entregó a su madre antes de correr a las afueras

 

 

—Tadashi — Yuuri logró alcanzarlo antes de que lo metieran a la patrulla y el castaño se zafó con agilidad para acercarse al azabache

—Yuuri, por nada de este mundo renuncies a hacer justica. No importa si soy condenado… no dejes que usen esto para chantajearte — le susurró en el oído mientras lo abrazaba con fuerza — haz que Viktor pague… daña su reputación, olvídate de ser bueno con él… daña su retorcida personalidad

—entre al auto o lo esposaremos — dijeron el par de oficiales mientras tiraban de Tadashi con fuerza para que soltara al azabache

—¡díselo a Naya! ella te ayudará — dijo con calma mientras caminaba hacia el auto y sentía el metal de las esposas en sus muñecas — también… usa a Yurio — dijo con una sonrisa divertida antes de sentarse dentro de ese auto

 

 

Tadashi supo que ese momento llegaría, por eso le confió a ese rubio altanero que ayudase a Yuuri. Después de todo, ambos querían ver al azabache bien ubicado, con todas las facilidades de esa vida y por, sobre todo, seguro de estar con su hija. Habían hablado solo una vez en esos tres días, pero fue suficiente como para que pactaran una alianza y el resultado seguramente se vería con los días. El castaño veía el brillante metal en sus muñecas y suspiró pesadamente. Eso se lo ganó a pulso, así que no iba a protestar, pero no evitaba que se sintiera culpable de haber originado aquella situación tan horrenda… y rogaba porque Ely no lo haya visto siendo esposado, pues eso no se lo perdonaría

Yuuri, por su parte, solo vio aquel auto partir y se mordió el labio inferior con desesperación. No lloró, no pataleó o reclamó, solo volvió a su casa y cargó a su hija que gimoteaba bajito. Le susurraba que todo estaría bien, que volverían a ver pronto al castaño, se dedicó enteramente a cuidar de su pequeño tesoro inocente. Yuuri sabía quién era el culpable de aquello y por esa misma razón, sintió rabia, pero no angustia. Estaba preparado para eso, porque había dañado el orgullo de su alfa destinado, ya lo habían amenazado con hacerle la vida imposible y eso solo era el inicio. Pero les iba a demostrar a ese par de serpientes venenosas, que no era débil y que podría darles contra. Tal y como dijo Tadashi, a pesar de todo, no iba a dejar chantajearse… eso a pesar de que le doliera, no podía dejar que ganasen

Ely era inteligente, no se tragó el cuento de que Tadashi solo tenía que ir a arreglar un asunto en la estación de policía. Ella lo vio, escuchó la patrulla, escuchó lo que una de las trillizas dijo. Ella tenía bien presente que las cosas estaban mal y que el culpable era alguien a quien conocía, pero no sabía quién era. Esa noche se la pasó preguntando lo que pudo a sus familiares, las respuestas eran ambiguas y Yuuri trataba de calmarla como pudo, hasta que al fin Ely se quedó dormida. La mañana no fue diferente y la luz que era la pequeña, se opacó a un nivel que causó la tristeza de todos los Katsuki, y eso solo empezaba

 

 

Ella…

 

 

Tadashi se había ido de casa cuando tuvo posibilidad de hacerlo, es decir que no tenía a ningún familiar disponible. Yuuri sabía aquella historia, normal cuando un adolescente difiere de los deseos de sus padres o al menos de uno de ellos. Tadashi se fue de su hogar, renunciando a lo que su madre quiso para él, pero heredó el talento del padre y sabía aprovecharlo de misma forma en que sabía pasar desapercibido. La única persona cercana era el amigo del beta, el mismo que actuaba como representante del que, en el mundo musical se hacía llamar Kaito Yamamoto. Sonaba en extremo extraño, pero las cosas nunca eran fáciles si decidías perseguir tus sueños de una vida calmada y sin nada más que un par de instrumentos a la mano.

Tadashi no pertenecía a una familia millonaria, pero nunca habían tenido problemas con el dinero. Yuuri tenía detalles de quienes eran los padres y el hermano mayor del castaño, pero también sabía que las mismas personas que reconocía como contactos en una pequeña libreta en el departamento de su pareja, no harían nada por ayudar. Cuando los llamó y le cortaron tras recibir la noticia, certificó aquello. ¿Por qué una madre o un padre actuaba así? No lo podía imaginar. Yuuri solo sabía que Tadashi no se merecía aquello. Ser tachado como el hijo que no cumplía con las expectativas, ser desechado de la familia o simplemente ser ignorado, era algo terrible. Tal vez era un conjunto de razones que Yuuri no quiso saber, porque estaba enfadado con los Osuma y con el jodido mundo

Tadashi había sido acunado en el seno de los Katsuki como si fuera un hijo más, se había ganado a cada miembro de aquella familia, los había ayudado con las diferentes crisis que pasaron y nadie negaba que ese muchacho un poco descuidado, era una buena persona. Siendo Yuuri el más cercano a Tadashi, se hizo cargo del asunto legal. Se contactó con el amigo que vivía en el extranjero, el mismo que le dio los recursos para contratar un abogado y defender al acusado, el cual permanecería en una celda mientras todo se aclaraba o si le daban sentencia. Entonces Yuuri le dio dos tareas a aquel hombre de traje que llegó a su casa, defender al castaño y a su vez defenderlo a él en la pesadilla que enfrentaba tras denunciar a Viktor Nikiforov por haberlo “manchado”. Así lo denominó aquel hombre de porte serio, duro, que no sonreía con nada, pero que parecía profesional.

Vengarse no era bueno y Yuuri lo sabía, pero aun así quiso hacerlo. Sentía tanta frustración que le dio igual su parte amable, piadosa y bondadosa, la ahogaría momentáneamente. Esos rusos ya le habían quitado la sonrisa hace años, la oportunidad de tener una vida en familia, la paz que tenía, sus sueños, incluso a su pareja actual… ¿qué más podían quitarle? Tal vez estaba siendo infantil, pero quiso chantarle el escandalo al patinador y por eso llamó a Naya. Contactar con una periodista de ese nivel de perspicacia, sería lo más loco que podría hacer, pero por algo el propio Tadashi la mencionó. Era una buena oportunidad para darle a Viktor, una cucharada de mala imagen. Naya llegó casi enseguida a Yu-topia, con libreta, una grabadora, una cámara y una sonrisa llena de fortaleza. Yuuri la miraba y sonreía, porque ella era su pase hacia su pequeña satisfacción, por eso le contó un resumen de los hechos… al menos hasta que se requiriera más detalles. Aquella muchacha era una buena amiga, lo reconfortó y brindó apoyo sin pedir nada a cambio… casi nada  

 

 

—haré que la reputación de ese sujeto caiga en picada — la malicia en esa mirada daba escalofríos, pero a la vez era reconfortante de cierta forma

—¿no tendrás problemas en tu trabajo por centrarte en eso? — Yuuri no dejaba de preocuparse por aquello, estaba temeroso de todo y cuando esa posibilidad llegó a su cabeza… se puso nervioso nuevamente

—deja que, de eso, yo me ocupe — sonreía aquella mujer, mientras bebía el té — además, mi vida es generar discordia entre famosos — una bromita que hizo al azabache soltar una sonrisa sutil — me apasiona dar noticias reales, sacar a relucir el lado negro de quien se lo merece y si para eso debo arriesgarme al odio del mundo entero, pues lo haré… ser la mala de la película siempre es divertido

—entonces sé muy mala, Naya — Mari ingresaba con las bebidas — supera tu nivel estándar de malicia

—¿y Ely? — Yuuri no quería que su pequeña supiera de sus planes contra Viktor… no quería que se enterara de nada

—se durmió. Está cansada después de estas noches llenas de preguntas — sonrió Mari

—creo que se quedará en casa unos días — Yuuri suspiraba, quiso evitar que su pequeña niña sufriera con todo eso, pero ahí estaba el resultado

—mejor prepara a tu abogado para enfrentar el lío legal con Ely — sonrió Naya mientras se ponía a pensar en todas las posibilidades para los títulos de sus reportajes — es normal que quiera tenerla para él. Ya dio claras muestras de querer vengarse de ti a causa del rechazarlo

—lo sé y ya lo he planteado. Estoy listo para defenderme de aquello — sonrió levemente

—Yuuri no te fuerces a sonreír si no quieres — la muchacha de rizos negros miraba detenidamente a Yuuri — has pasado días duros, es normal que estés destrozado. No finjas, porque eso duele más — completó Naya — si quieres llorar hazlo, si quieres reír también… pero si no sientes nada de aquello, no te fuerces a sentirlo, o empezarás a mentir todo el tiempo y tu hija te puede tomar como ejemplo

—no lo había pensado — sus labios retomaron la línea recta que mostró cuando se llevaron a Tadashi — creo que son muchas cosas al mismo tiempo — se disculpaba con una mirada  

—Yuuri, ¿quieres que hoy vayamos a ver como esta Tadashi? — Naya sentía el ambiente más decadente, fue por eso que miró a Mari y sonrió — sé que apenas se lo llevaron hace tres días, pero debe ser posible verlo —

—es buena idea — Mari veía cada vez más tristeza en su hermanito, por eso apoyaba a la reportera

—escuchaste a esos tipos — Yuuri bebía con rapidez, tenía que al menos aliviar su ansiedad de alguna forma — Tadashi está en reclusión, no puede tener visitas

—eso es absurdo — se quejó Naya con el ceño fruncido — aún está en etapa de investigación. Debe estar en alguna estación, puede recibir visitas, eso a menos que haya sido trasladado a alguna penitenciaría

—lo harán hoy — Tanaka, el abogado actual de los Katsuki, había ingresado guiado por la madre de Yuuri, quien sin decir nada, sólo se posó junto a su hijo y le acarició la espalda

—tranquilo — era el confort que brindaba Hiroko para Yuuri

—es notable la rapidez del proceso, del pedido. Nikiforov Irina tiene todo en sus manos y está abusando de ello — decía aquel hombre sentándose junto a los demás — es normal que haya presionado. Su hijo tenía una herida y el departamento estaba en ruinas, lo demás solo podemos decir que son influencias hacia alguno de los altos cargos, quién sabe

—así que solo quieren hundirme y hundir a los que me rodean — suspiró Yuuri y apretó sus puños — ¿hay alguna posibilidad de que pueda ver a Tadashi?

—por eso vine — el abogado estoico mostró una ligera sonrisa — iremos ahora, así al menos podemos verlo antes de que lo ingresen a la prisión, eso hasta que lo declaren inocente o le den condena

 

 

Yuuri sabía que Irina podía ser vengativa, el acoso de esos años evidenciaba que esa mujer lo odiaba y podía casi asegurar que ella le haría la vida de cuadritos mientras sonreía… pero ¿y Viktor? ¿También tenía ese legado oscuro, lleno de sed de venganza o algo por el estilo? Yurio asumió que sí y por eso trataba de ayudar a Yuuri en la mayoría de cosas. No bajaría la guardia de nuevo, acompañaría al japonés a donde tuviera que ir y lo protegería como siempre debió hacerlo… como un buen amigo que da todo por quien es su amor platónico. Aunque en esa ocasión con Naya y Tanaka, su presencia estuvo demás y se quedó en casa de los Katsuki con Elizabeth.

Yuuri pensó que tal vez en nombre del amor que tuvo con el ruso hace años, las cosas podían ser diferentes. Le dio una oportunidad a Viktor y lo abofetearon con sus propias buenas intenciones, entonces, ¿qué hacer? Yuuri solo respiró profundo, dejando a Ely en manos de Mari para que su pequeña no tuviera una impresión tan mala de Tadashi, pues seguramente el castaño estaría esposado o algo por el estilo. No sería grato para una pequeña niña, el ver a su padre así. Besó a su hijita en la mejilla, la misma que ahora parecía estar renuente a recibir buen trato, pero la entendía… ella tenía dudas que nadie quería aclarar. Yuuri sólo esperaba que el tiempo sanara esa pequeña rabieta y que la sonrisa de su pequeña hija volviera con fuerza

Yuuri partió con sus dos acompañantes, ansioso por ver al castaño, saber cómo estaba. Entonces estaba allí, esperando por una pequeña visión fuera de esa estación que tomara el rol de una cárcel provisional. Las cosas estaban siendo muy extrañas en esos días, pues no dejaron ver al acusado, incluso el abogado tuvo que tramitar algunas cosas para poder hablar con el castaño días atrás. Yuuri no pudo siquiera dejarle algún recado a Tadashi. ¿Podría ser que esas prohibiciones formaran parte de una artimaña de Viktor? Si era así, era caer demasiado bajo. Cuando dieron aviso de que Tadashi saldría, el abogado habló con alguien de uniforme. Yuuri solo esperaba la señal junto con Naya, y tuvieron una recompensa agridulce

 

 

—Tadashi — susurró Yuuri acercándose cuando le fue posible y se horrorizó al verlo — que te… Tadashi, ¿qué te pasó? — dijo con pánico al ver al otro

—Yuuri — sonrió a pesar de que le dolía el moretón en su mejilla — me alegra verte — lo abrazó como pudo mientras aun tenia esas fastidiosas esposas metálicas limitando sus manos

—¡sin contacto! — reclamó enseguida el oficial y Tadashi lo ignoró un momento — ¡no escuchas!

—sí, disculpe — el castaño hizo una reverencia al oficial y se separó un paso de Naya y Yuuri

—eso no me responde — regañó el azabache, mirándolo acusadoramente. Se abstuvo de acercarse y tocar la herida de Tadashi, pues no quería más problemas y además necesitaba al menos hablarle — ¿qué te hicieron? — Un moretón en la mejilla, un labio partido y una venda en el cuello, eso no era nada normal

—nada malo — Tadashi sonrió fingidamente, pero la mirada de Yuuri le decía que dejase de bromear— bueno… mi compañero de celda no es amable

—se nota — criticó Naya saludando al acusado y de paso tomándole una fotografía para evidencia. Los oficiales le reclamaron casi enseguida, pero ella dijo ser de la prensa y tener inmunidad. Naya simplemente se fue a discutir con los oficiales y de esa forma logró darles privacidad a los otros dos

—Yuuri, no te preocupes

—no me digas eso cuando te ves tan mal — se quejaba, mirando al castaño con preocupación

—puedo soportar esto y más. Tú no te preocupes — Tadashi suspiró y lo miró con seriedad — no importa. Me lo merezco, fui yo quien inicio la pelea

—tus manos son tu trabajo, debes cuidarlas — no quiso enfadarse, era poco tiempo el que tenía para ver a su novio… y debía aprovecharlo

—lo haré… pero Yuuri — Tadashi entonces guio el tema, debía ser directo — no desistas por favor, te lo pido… no hagas que mi estancia aquí sea en vano. No te dejes chantajear y sigue con la denuncia que seguramente ya colocaste

—no lo haré — dijo con duda, ver a Tadashi en ese estado no era agradable. Yuuri sabía que las cárceles eran lugares desagradables, lo estaba comprobando y eso… lo angustiaba — pero verte así me hizo dudar

—te lo exijo, Yuuri… que no desistas — lo miró con dulzura a pesar de la seriedad en su voz — deja de ser bueno. Viktor tiene que pagar por esto… yo estaré bien

—le dije a tu familia

—entonces eso basta… ellos me ayudarán — sonrió con calma

—me colgaron — confesó — ellos no…

—la conciencia les pesará… no te preocupes, yo los conozco — su mirada era amable y Yuuri se sintió intranquilo de cierta forma. — no gastes tiempo en defenderme, invierte en ti, en Ely

—ella también te extraña — apretó los labios al pensar en su pequeña hija

—y fue mejor que no la trajeras — sonrió con melancolía — Irina vino a verme— dijo cuando vio al policía querer acercarse — ella quiere a la niña. Yuuri ten cuidado con eso

—lo tendré — susurró antes de volver a abrazarlo, eso sin importarle que el policía protestara — Tadashi… prométeme que no buscarás problemas… no quiero que te pase nada

—lo prometo — susurraba antes de sentir el beso cedido y sonrió — me portaré bien

 

 

Tadashi le susurró que todo estaría bien, que lo soportaría perfectamente, y lo más importante… que lo amaba. El castaño entonces fue agarrado por el oficial, jalado con fuerza para que se alejase de los demás y se comportara como cualquier delincuente en custodia. Tadashi no era bien tratado, pero los demás no podían decir nada, después de todo, no tenían autoridad ante eso.

Una despedida demasiado rápida y una duda generada, pues ¿era el trato a los prisioneros de esa forma? Tal vez si, Yuuri no tenía ni idea. Naya ya había visto muchas cosas en esa vida, como para decir lo que era y lo que no era correcto… y ese maltrato no lo era, pues ninguna persona debería ser agredida durante el traslado a una penitenciaría. El abogado, con seriedad, les pedía regresar a casa, porque él tenía que ir a investigar como se mantenía el proceso de su propia denuncia… y Yuuri sólo sentía su corazón estrujarse… nada era fácil

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

Bueno, me pasé investigando un poco sobre cárceles, leyes y demás, en Japón. Pero debo confesar que el código penal es horrendo, me quedé dormida a la mitad y pido disculpas, pero no me guiaré en sus leyes… es demasiado texto que leer. Así que solo lo desarrollaré como sea lo más creíble posible, pero si exagero en algo, deberán perdonarme.

Después de eso… ¿han averiguado sobre las cárceles en Japón? Oh deus meo… no me vi el reportaje entero, eso me lo veré el otro fin de semana. Sonaba interesante, pero a la vez no… así que me prepararé para eso… cuando tenga tiempo jajajajjaja

Estoy exhausta por la universidad, y aun así les dejo la actualización~

Muchos besos~

Nos veremos~

L@s ama: Krat

 


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