Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un ángel de paso por 1827kratSN

[Reviews - 105]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¿Sobrevivientes?

Aquí su dosis prefinal XD

 

 

 

 

Celos…

 

Las visitas de Ely a casa de los Katsuki se daban diariamente o, a más tardar, cada dos días. Siempre era divertido verla llegar de repente, cargando una mochila pequeña o con una bolsa en la mano que contenía algún obsequio. La jovencita sorprendía a la familia con una sonrisa, un abrazo y alegraba el día de todos en Yutopia. Cierto día en especial llegó con las intenciones de quedarse dos días seguidos, algo confirmado por el mismo Viktor mediante una llamada con el altavoz activado. Un hecho muy extraño que no fue despreciado, por el contrario, los planes se trazaron con prisa. Lo primero que se decidió fue salir de paseo familiar, no muy lejos, solamente al parque que usaban hace años para tocar el violín, bailar tango y ganar unas monedas.

Revivirían memorias pasadas antes de que su dicha corriera el riesgo de desmoronarse.

La jovencita de cabellos platas tomaba la mano de un niño azabache de cinco años, un espectáculo que los transeúntes apreciaban sin imaginarse que ese par eran hermanos. Ely tarareaban alguna melodía que escuchó con Orel, mientras se adelantaba junto con Hiro al menos dos metros delante de los dos adultos. Yuuri y Tadashi se tomaban de las manos y entrelazaban sus dedos mientras sonreían al ver la felicidad de las dos personitas más importantes de sus vidas, de las que cuidaban con placer. No pedían más dicha en esa vida.

Mentira.

Lo que pedían era que esa escena pudiese revivirse cuantas veces quisieran después de que la custodia de Ely se diera a los Katsuki

 

 

—Así que te preguntó eso — Tadashi alistaba su instrumento al igual que Yuuri mientras los dos niños corrían por el lugar persiguiendo algún cachorro juguetón que paseaba por aquel parque — ¿y qué le respondiste?

—Que tú eras el padre de todos mis hijos — Yuuri sonreía mientras deslizaba el arco por una de las cuerdas del violín verificando que el tono fuese el adecuado — ¿Qué más debería responderle?

—No sé — acomodaba un mechón de cabello de Yuuri, aquel largo rastro de negrura brillante que gustaba de tocar — pero no negaré que adoré esa respuesta

—Tadashi, ¿eres feliz? — se arriesgaba a preguntar con leve timidez mientras se acomodaba en aquella banca de ese parque

—Más de lo que puedes imaginar — apretaba un poco la nariz roja, debido al frío que había, de Yuuri y su mirada dulce se dirigía a sus dos hijos. Se le escapaba una leve risita al ver a Hiro en hombros de Elizabeth mientras esta daba un par de vueltas — tengo un novio hermoso y dulce, dos hijos espectaculares, padres y hermanos que me acogieron a pesar de que yo era un extraño para los Katsuki… sin pensarlo encontré a la persona que me daría una familia, ¿por qué no he de ser feliz?

—No olvides a Ryu y tu madre

—No lo hago — rió bajito — aunque mi madre siga diciendo que yo debería volver a casa para tomar mi herencia

—¿Por qué no lo haces? — Yuuri se levantaba con su violín en mano y miraba con curiosidad a Tadashi — es tu legado después de todo

—Porque me basta con lo que tengo aquí en Hasetsu — se levantó también y acarició la mejilla de su novio entes de besarle los labios por un segundo — no quiero nada más… ahora vamos, hay que empezar con el espectáculo

—Tadashi — lo detuvo antes de que se alejara y con seriedad habló. Necesitaba saber — ¿por qué nunca deseaste saber si Hiro en verdad era hijo tuyo? — a Yuuri le carcomía la conciencia debido a todo lo que hizo porque él sí tuvo curiosidad. Tadashi se había negado a hacerse una prueba de paternidad voluntariamente, reiteró muchas veces el no desear ver los resultados dados por un papel. Tadashi nunca dio señales de tener dudas o sentirse incómodo con esa incógnita en su vida y eso era… increíble de cierta forma

—Es simple — admiró la ansiedad de su pareja. Sabía que debía darle una respuesta a Yuuri, pero nunca había pensado en cómo expresar aquello — porque no tengo dudas, porque sé que Hiro es mi hijo al igual que Ely lo es

—Pero…

—Yuuri, deja de pensar en eso — su voz comprensiva se daba al mismo tiempo que abrazaba a su azabache y le besaba la frente — amo a esos dos pequeños como mis hijos. Los vi crecer, los acuné en mis brazos, les enseñé lo que pude. Me equivoqué en muchas ocasiones y dejé que ellos me enseñasen algunas cosas, siempre disfruté de eso. Hiro y Ely son mi familia, así como lo eres tú y todos los Katsuki… no tengo ninguna duda de eso

—Pero debes tener curiosidad… debes querer saber si…

—Lo único que me dirá esa prueba es un sí o un no — el castaño se alejó para mirarlo a los ojos — pero me dará igual y yo seguiré viendo a Ely y a Hiro como mis hijos

—A veces creo que tienes algo mal en la cabeza, Tadashi — se acomodó su cabello detrás de sus oídos y suspiró

—Eso me dijo mi padre a los cinco años — rió lleno de felicidad — me dijo que gracias a eso iba a ser muy feliz durante toda mi vida y era la cualidad perfecta para ser un artista

—Tu padre era así, ¿verdad? — soltó una risita suave y se perdió en esos ojos platinados

—Le dijeron que estaba demente cuando quiso vivir solamente con lo que su piano le brindara… fue un gran hombre, pero su personalidad hizo a mi madre padecer muchas veces

—Así que corro un riesgo al estar contigo — Yuuri sonrió mientras se encaminaba al lugar de su trabajo — suena interesante — podría estresarse por horas por la despreocupación ajena, pero sabía que después de cinco minutos se le olvidaría eso. Tadashi lo distraía demasiado, mejor dicho, lo alejaba de los problemas con facilidad, al menos temporalmente

—Prometo controlar mis impulsos. No puedo causarte más problemas de los que ya te he dado

—Más te vale — bromeaba mientras le golpeaba el brazo — ahora, hay que empezar

 

 

Dos personas dejaban los estuches de sus violines abiertos mientras decidían con qué melodía empezar en ese día. Al final “A Thousand Years” fue la elegida, después de todo, el amor eterno debía ser expresado de alguna forma en esa ocasión. Los dos niños se sentaban cerca de Tadashi y Yuuri para ser los primeros espectadores de ese concierto al aire libre, ese privilegio no se los quitaba nadie. Admiraban el cómo sus padres se expresaban cariño con una sola mirada o sonrisa, disfrutaban de ser fruto de ese amor y estaban orgullosos de eso.

La primera nota empezaba con calma, en un tono suave, como un arrullo. Poco a poco la gente se aproximaba, atraídas por la pasión mostrada por el dúo de violinistas; las monedas empezaban a caer también y se demostraba que el espectáculo inicial era efectivo para acumular miradas. Elizabeth recordaba lo que ella hacía años atrás y se arriesgó a intentarlo de nuevo, pero en esa ocasión lo haría con mayor efectividad. Cada paso que daba la jovencita iba acorde con la melodía, los repetía con precisión y gracia dada por su experiencia con el ballet; danzaba con habilidad y garbo. El cabello suelto, largo y platinado resplandecía, se mezcla con los pocos copos de nieve que descendían del cielo mientras interpretaba la melodía que sus padres interpretaban. Hiro aplaudía ante lo que veía, pues sus padres empezaron a mirarse mientras caminan en un círculo, simulando una afrenta con los violines. Cada nota se eleva, aumenta de ritmo y embelesa al público. Era hermoso

Los aplausos empezaron cuando Elizabeth saltó en el aire como una digna bailarina, imitando los movimientos que realizaba en el hielo, de modo que un schalow asombró a todos los espectadores. El arco se movió con potencia en una ocasión, la nieve empezaba a caer un poco más rápido como acompañando a la velocidad de la melodía. Hiro daba vueltas en su lugar, riéndose porque no podía imitar a su hermana, pero aquel leve mareo le indica que debe practicar más y los retos le gustaban. Yuuri acomodaba sus lentes azulados cuando se dio un descanso mientras Tadashi daba un solo hermoso, continuó en la parte que le correspondía y realizó su propio espectáculo personal para, al final, dejar que el arco se deslizase totalmente en las cuerdas y el sonido fuera agudo.

Aplausos, gritos, monedas y sonrisas. Una reverencia y su acto se terminaba. Pero no siempre todos los espectadores se iban cuando la melodía se detenía.

 

 

—Ha sido espectacular — un joven se acercó a uno de los artistas. Su sonrisa era espléndida y sus palabras llenas de emoción — los felicito… pero, sin despreciar a su compañero, usted ha sido el que más destacó

—Le agradezco sus palabras — Yuuri sonrió por la amabilidad y escuchó con atención pues nunca dejaría de ser aquella persona calmada que tiende a escuchar a los demás

—Su belleza destellaba y combinaba con el paisaje — continuó aquel desconocido, aprovechando que el otro artista y los niños se habían alejado para acomodar los instrumentos — permítame decirle que usted es… hermoso. Un omega hermoso

—Puedo notar las intenciones que esconden sus palabras — Yuuri lo notó con claridad cuando aquel muchacho demostró ser un alfa, emitiendo esa aura y ese aroma lleno de poderío. Asqueroso… Yuuri tenía náuseas, pero no iba a ser grosero… no tanto — pero no estoy interesado

—Me disculpo si fui demasiado evidente — una sonrisa dulce. Yuuri entendió que ese alfa era demasiado joven aun y, tal vez, sólo tal vez, no tenía malas intenciones; aun así, lo iba a detener — pero no pude ocultar mi interés en conocerlo mejor

—Me disculpo con usted, pero no creo que tenga la edad adecuada para compararse con la mía — Yuuri hizo una leve disculpa con la cabeza, mas, el muchacho parecía no entender

—Por favor… al menos deje que lo invite a tomar un café para combatir el frío

—Declino a su…

—Aléjate, muchacho — una voz dura hizo que Yuuri se tensara — ha dicho que no

—Me disculpa— el joven alfa apretó los dientes y frunció el ceño — pero estoy hablando con su compañero

—Perdóname tú — sonrió con falsedad mientras tomaba la mano de Yuuri y la besaba — pero no me gusta que se acerquen a mi prometido

—Un beta — rezongaba el jovencito

—Un desconocido — Tadashi imitaba el tono de voz del mencionado — y además sordo

—Tadashi — advertía Yuuri mientras suspiraba. Por razones como esa no le gustaba extender mucho las pláticas con algún admirador — basta

—Pero… — se quejaba señalando al tipo con su dedo índice

—Tadashi — Yuuri lo miraba con seriedad y el castaño apretaba los labios en respuesta. Sólo así el azabache pasó sus ojos al jovencito — si me disculpa, mis hijos me esperan

—Déjeme decir que sus niños heredaron su encanto

—Nos vamos — antes de que alguna palabra empezase una discusión verbal, Yuuri cubría la boca de un celoso Tadashi que podría seguir peleando con frases cortantes o burlonas todo el día — te he dicho que no seas celoso e impulsivo

—Pero… — intentaba discutir, pero sabía que su defecto en verdad era tedioso a veces, por eso caminaba por donde Yuuri le decía. Ya no más peleas

—Aléjate de papi — y otra personita se metía en el asunto. Se había escabullido de repente y ahora veía al hombre que trató de conquistar a su papi — desconocido feo — decía sacándole la lengua al mencionado. Ely no dejaba su faceta infantil, porque se volvía a sentir una niña al estar junto a sus padres y tampoco le negaban esa pequeña satisfacción porque la jovencita no había disfrutado de su infancia a plenitud

—¡Elizabeth! — Yuuri no podía creer que ahora también lidiara con su hija — vámonos

—Papi es de nosotros — alguien más pequeño aún, también acompañaba a Ely — ¡y no compartimos!

—Lo que me faltaba — Yuuri quería reírse al ver esa escena, pero si lo hacía sus hijos y su novio no lo tomarían en serio — ¡Elizabeth, Hiro! Nos vamos ahora — acentuaba la orden y cruzaba de brazos

—Eso lo sacaron de mí — sonreía Tadashi con orgullo y entonces el joven era atacado por tres pares de ojos que llegaron a incomodarle de cierta forma

—Ya entendí. Son sus padres… creo — el desconocido retrocedió cuando Ely se acercaba a él — ya basta de mirarme así

—Maldición — Yuuri soltó esa expresión al ver que hasta Tadashi se unía a esa especie de acoso familiar en contra del pobre joven — Me rindo — suspiró antes de alejarse. Eran tres los que lo desobedecían y no se iba a enfadar en vano, además, tal vez así ese muchacho recibiría un escarmiento bien merecido

 

 

Ignorar a los demás escandalosos se le daba perfecto a Yuuri, lo hacía para no tener dolores de cabeza. Recogía las cosas, las colocaba en la banca cercana, se sentaba a esperar que los demás terminasen mientras revisaba su celular y agenda para los próximos días. Tenía un día más con su hijita en casa y debía aprovecharlo. Lo primero fue limpiar su itinerario por esos días, después creyó que sería una buena idea aceptar la visita de los Osuma, aunque no lo consultó con Tadashi, además Ryu tenía que conocer a Ely si quería pelear por la custodia de la misma. Eran muchas cosas que tendría que enfrentar demasiado pronto

 

 

—Papi, ¿en qué piensas? — cuando terminaron con su asunto se dieron cuenta de que Yuuri los ignoraba a lo lejos. Eso era malo y por eso se acercaron con cautela y en silencio

—¿Ya terminaron? — Yuuri ni siquiera los miró mientras respondía un mensaje de Naya, quien le contaba que estaba de viaje en Korea para pactar una nueva presentación para los Yamamoto

—Bueno… — tanto Tadashi como Ely se tensaron al percibir el toque seco de la voz de Yuuri — teníamos que enseñarle a no acercarse a quien…

—Puedo defenderme solo — Yuuri sintió a su hijo menor tirar de su pantalón y sonrió al acariciarle la mejilla

—Papi, vamos por un helado — era normal que Hiro, a esa edad, ocasionalmente no percibiera el tenso ambiente

—Vamos — sonrió antes de levantarse y tomar la mano de Hiro — pero no se me olvida que tú también atacaste a ese muchacho, Hiro

—Yuuri… — pero Tadashi fue ignorado y eso fue una puñalada a su tranquilidad

—Papá y ne-chan lo hacían, creí que ese hombre era malo — el más pequeño respondió con sinceridad mirando detrás de él, por sobre su hombro — ¿hice mal?

—Tadashi y Elizabeth cometen errores a veces — la seriedad en el rostro de Yuuri hizo que los mencionados no dijeran absolutamente nada y obedientemente cargaran los estuches para seguirlo a una distancia prudente — no tienes que imitarlos

—Entiendo — Hiro miró a su papi y tiró de su mano — ¿estás enojado?

—No — suspiró mientras miraba a los otros dos y con un movimiento de su mano les permitía acercarse hasta colocarse a su lado — pero espero que no lo vuelvan a hacer

—Pero…

—No me gusta ser tratado como un inútil — Yuuri se quejó mirando a Tadashi y Ely a su derecha — mucho menos como un objeto o algo por el estilo. Si necesito ayuda la pediré, caso contrario… puedo solucionarlo solo

—Lo siento — Ely sujetó el brazo de Yuuri con delicadeza

—Los celos son sinónimos de inseguridad, Tadashi — Yuuri vio al mencionado rascarse la nuca — pensé que ya superamos esa etapa

—A veces no puedo evitarlo. Perdóname — sonreía nerviosamente, pues no le gustaba ver a su Yuuri enfadado

—Pero fue divertido — Hiro captó la mirada de los demás con sólo esa frase — aprendí a defender a papi con una mirada

—Hiro, en verdad espero que seas beta — suspiró Yuuri antes de acariciarle la cabecita — para que no tengas problemas

—Pero si es omega. Yo lo defiendo — Elizabeth sonreía al pensarlo

—¿Vivirás con nosotros? — preguntó Hiro emocionado. Logró cambiar el aura familiar con sólo una sonrisa

—¡Pero claro! No tengo dudas de eso — Elizabeth daba un par de saltitos de vez en vez mientras miraba el cielo — sólo hay que hacer el papeleo, demorará un poquito

 

 

Lo que mejor se les daba a los Katsuki era armar una cena familiar, un talento empujado por las pocas fechas que tenían para celebrar. Si festejaban, lo hacían en grande.

Al regresar a casa Ely pudo ver aquello, pues el aroma nostálgico brotaba de la cocina. En el comedor del onsen ya estaban lista tres mesas grandes, las botellas de sake estaban bien dispuestas en una esquina de la cocina y todos ayudaban en los últimos detalles en cada habitación destinada para los invitados. Los tres Osuma llegaron casi al anochecer y, aunque no compartieran sangre propiamente dicho, madre, hijo y esposa recién llegados, supieron emocionarse al conocer a la pequeña que Tadashi adoraba como a una hija.

Un par de regalos, pláticas, incluso Hiro parecía emocionado al estar con sus tíos. Era una familia que Ely no conocía, pero que supo apreciar desde el mismo momento en que se le dio la oportunidad de hacerlo. Era increíble ver como una familia chiquita se agrandó hasta el punto de ocupar varias mesas en el comedor, mucho más porque los amigos también aparecieron y el festejo estallaba incluso con los ajenos, es decir, los otros huéspedes de Yutopia. Y una sorpresa más se hizo…

 

 

—¡Gatito! — al verlo en la entrada con una maleta pequeña, se le lanzó encima. ¿Cómo negar que estaba emocionada? Sus ojos brillaban, su sonrisa era espléndida y el abrazo expresaba su felicidad

—¿Cuántas veces te he dicho que dejes de llamarme así? — suspiraba el rubio, pero no estaba molesto pues con los años discutir así se hizo común

—¿Viniste a visitarme? — sonreía esperanzada de recibir una afirmativa y se separaba para hacer contacto visual

—Vine a apoyar a tu padre — golpeó la frente de la jovencita y sonrió sutilmente — de paso vine a visitarte solamente para molestar al viejo

—Eres malvado — Ely sentía dolor por esas palabras, pero sonreía porque al menos podía ver a ese ruso — al menos miénteme — exigió con un puchero, escondiendo su verdadero pesar

—Ya hablamos de esto — Yuri miró con seriedad y un poco de incomodidad a la menor. Hace mucho que declaró no corresponder a todas las cosas que la jovencita ofrecía, no quería ni siquiera darle falsas esperanzas — ahora deja que salude a los demás, mocosa — pero obviamente nunca aprendió a ser más comprensivo o delicado en esa situación

—Malo — Ely suspiraba cuando era dejada de lado a pesar de ser la primera en recibirlo, pero no se quejaba

—¡Yurio! — Yuuri había estado escuchando cerca de la entrada, pues no quería interrumpir aquel encuentro a menos que fuera netamente necesario. Yuuri notó claramente que ni bien se escuchó la voz de alguien conocido saludando en la entrada, Ely salió presurosa a darle la bienvenida, sólo eso le bastó para planear su accionar — Bienvenido. Entra, llegas a tiempo para cenar — ser padre era difícil. Quería evitarle el dolor a su hija, pero sabía que no estaba bien y que debía dejarla experimentar aquello — Estás en tu casa — mas, al final decidió que la plática de esos dos debía terminar e interrumpió antes de que el silencio se volviera pesado

—No vine solo — Yuuri miró con curiosidad a cierto muchacho que salió detrás del rubio y sólo tardó dos segundos en reconocerlo

—Minami-kun — la impresión de Ely no se pasó desapercibida para Yuuri y eso le dolía de cierta forma — hace tanto que no te veo — su niña pareció perder brillo no sólo por el rechazo de Yurio, sino por la presencia de alguien ajeno… y aun le faltaba enterarse acerca de la destinada del ruso. ¿Cómo podía ayudarla, aunque sea un poco?

—¡Yuuri-san! — aquel jovencito que no superaba la estatura del azabache se mostraba brillante. Casi gritaba al ver al que siempre fue su inspiración mientras se adelantaba emocionado para reverenciar con entusiasmo — ¡estoy tan feliz de verlo de nuevo! Aunque ya no sea en la pista de hielo

—Me lo encontré en el aeropuerto… aunque lo evité en el avión porque sabía que iba a hacer un escándalo — Yurio ingresó sin mirar mucho al muchachito que parecía querer desmayarse con solo mirar a Yuuri — entraré primero

—¿Eres el amigo de Yurio? — Yuuri vio que su hija se mordió el labio levemente antes de volver a su actitud alegre y hasta infantil — un placer — la sonrisa de Ely era falsa, forzada, pero creíble si es que no la conocías bien

—Me he topado muchas veces con él — Minami no dejaba de brillar sin siquiera moverse de su posición junto al azabache — desde que Yuuri-san no compite me siento en obligación de representar a Japón, así que compito con el representante de Rusia cuando se me lo permite  

—No has cambiado casi nada, Minami-kun — sonrió Yuuri, sintiendo el dolor de su pequeña — ¿entramos?

—Sólo vine a verlo un rato, ¡no quiero molestar! — al parecer el fanatismo de Minami nunca se iría — sólo quería decirle que ahora… me encanta la música que hace

—Papi de verdad es espectacular, ¿cierto? — Ely sonreía al colocarse junto a su padre — sea como sea

—¿Música? — espetó Yuuri mientras negaba. Era imposible que Minami supiera aquello

—¡Y tú heredaste su encanto! — Minami halagaba a la pequeña de cabellera plateada — te he visto en las competencias, Ely-chan — sonrió — es un gusto conocerte

—¿eh?

—Brillas tanto como Yuuri, me atrevería a decir que más… pero sinceramente… Yuuri-san cortó su camino en el patinaje, así que no me parece correcto compararlos

—Gracias… supongo — las mejillas de Elizabeth se tiñeron de un leve rosa en respuesta a tan sinceras palabras

—Espera, Minami-kun… ¿dijiste música? — el azabache sonrió nervioso — pero yo no…

—Yo reconocería a Yuuri-san donde sea — Minami susurró aquello con seriedad, pero sonrió al final de su frase — adoro su matrimonio oficial como Aoi Yamamoto, pero tranquilo, no se lo diré a nadie

—¿Cómo? — Yuuri sentía esa incomodidad por ser descubierto, acomodaba sus lentes y planeaba seguir negando aquello, pero sería inútil

—Creo que se me escapó alguna cosa la otra vez — Yurio aparecía de nuevo en la entrada interrumpiendo aquella plática

—¡Yurio! — gritó Yuuri y Ely rió con ganas — ¡cómo se te ocurre!…

—Él solo confirmó mis sospechas — sonrió Minami — yo vi su aura brillar en cada presentación

 

 

Un invitado más al festejo, uno que después de dos años volvía de visita y que Elizabeth reconocía como un simpático chico. Un corazón melancólico que trataba de verle el lado bueno a las cosas, como esas sonrisas sutiles que Yurio mostraba al ver a su papi en reflejo de un amor que quedó en un platónico o amistoso. Elizabeth veía una sonrisa un poco más amplia por parte del ruso cuando charlaba con Minami o con las trillizas… Elizabeth sabía que debía disfrutar de la felicidad ajena, pero aún no lograba dejar de sentir un poco de celos por la cercanía que todos los demás tenían con Yurio y por eso salir al patio fue un escape adecuado

 

 

—Ely… ¿estás bien? — Yuuri había estado observando a su hija constantemente durante la cena y al ver su oportunidad decidió actuar

—Sí, papi — sonrió sutilmente — estoy… bien — suspiró en medio de su afirmación mientras Yuuri se sentaba a su lado

—Ely… hemos hablado mucho, pero nunca de una forma tan cercana como en estas semanas — sonrió con ternura mientras le acariciaba la mejilla — y yo…

—Amar duele — dijo bajito mientras flexionaba sus piernas y las unía a su pecho para posar su mentón en sus rodillas — es feo — decidió liberarse un poco porque con su papi se sentía segura y confiada. Ely sabía que sacar todo lo que había guardado para sí misma en todo ese tiempo le daría un poco de paz y confort

—Es porque no has hallado a la persona indicada — acarició la cabeza de su pequeña y la rodeó con uno de sus brazos para acercarla — a veces duele, es verdad… pero si duele constantemente es porque no es el correcto

—Me gusta Yurio desde hace tiempo — suspiró mientras se abrazaba a su papi y cerraba sus ojos unos segundos

—Lo sabía — también suspiró — Yurio, él me lo dijo… también sé que él no te corresponde

—Debería resignarme — se alejó para mirar a los ojos marrones que tuvo la suerte de heredar — después de todo, hasta Loop tiene más oportunidades que yo pues es la destinada de Yurio

—¿Lo sabías? — hizo una leve mueca de incomodidad

—Me lo dijo Lutz cuando fui a ver a Loop en su celo

—¿Por qué fuiste? — no se había enterado de eso, tal vez fue en aquella ocasión que salió a cumplir sus tareas como Aoi

—Si no practico a controlarme frente a diferentes aromas y potencias en el celo de los omegas, no podré protegerte a ti, ni a Orel, y si es que Hiro es omega tampoco a él — hizo un puchero al recordar la dificultad que conllevaba mantenerse serena — es difícil

—¿Resististe? — Yuuri había estado ayudando a Loop a enfrentar esos días, después de todo sólo una de las trillizas había resultado omega y las otras betas, nadie en la familia Nishigori tenía conocimientos exactos de qué hacer en esas fechas.

—Casi media hora — se deprimió — después tuve que salir corriendo porque sentí que me estaba sumergiendo en un lago y no podía respirar. Soy débil

—Yo creo que es lo contrario — sonrió con sutileza — eres una muestra de que el instinto no debe ganarnos

—Gracias — sonrió para después permanecer en silencio mientras veía al frente y se perdía en el infinito de ese cielo oscuro

—¿Quieres hablar sobre el tema que interesa? — evitar el tema no era el camino, por eso Yuuri decidió insistir

—Sinceramente no — suspiró — ya entendí que Yurio es mi primer amor platónico y así se quedará… ahora, me concentraré en lo que importa

—No eres de las personas que se rinde así de fácil

—Minami es omega, ¿verdad? — Elizabeth jugó con sus dedos un poco cuando recibió una afirmativa de su padre — parece llevarse bien con Yurio

—Eso no quiere decir que has perdido oportunidad, Ely

—Nunca he visto a Yurio sonreír tan ampliamente como hace unos minutos cuando lo hacía con Minami — apretó los labios, pero al final sonrió — casi puedo oler su interés despertar poco a poco… y eso es bueno. Yurio ya debe sentar cabeza y dejar ese mal carácter — rió suavecito mientras miraba a su papi — estoy bien, en serio

—Confiaré en tus palabras — le palmeó la espalda suavemente y sonrió — dejaré que aprendas por ti sola que la vida a veces te muestra caminos difíciles

—Y creo que el mío se trazó directamente a mis prioridades existenciales — bromeó para cambiar la melancolía del ambiente

—¿Y eso?

—La primera es traer mis cosas aquí — rió bajito — porque volveré a ser una Katsuki y necesito recuperar el tiempo perdido

—En cuanto el juez me de tu custodia, podremos hacerlo — Yuuri miró cierto brillo en su hija que era semejante al de Viktor, tal vez, cosas buenas del ruso sí se heredaron en su pequeña 

 

 

Pugna…

 

 

Viktor no había perdido la oportunidad de buscar pelea en esos días y lo que más les indignó a los Katsuki fue que aquel hombre se atreviera a pugnar por la custodia de Hiro, argumentando que la fecha de nacimiento del pequeño coincidía con su última estancia en Japón, entre otras cosas que Yuuri ni siquiera quiso escuchar. Aprovecharse de un asunto tan delicado como lo sucedido en un celo adelantado y manchado fue demasiado repulsivo, digno de Irina, quien Yuuri suponía era la promotora del nuevo lío legal que Viktor quiso sacar a la luz, y no estaba equivocado. La propia Ely pegó el grito en el cielo al enteraste de tamaña osadía por parte de su entrenador y la discusión con Irina fue tan fuerte como otras anteriores que habían tenido.

Fue tanta la insistencia de Viktor en que Hiro era hijo suyo, las discusiones por ese asunto y el asedio, que Yuuri terminó por aceptar aquella ridiculez simplemente para darle la satisfacción al demandante y para que los dejara en paz. Pero en el fondo tenía un temor enorme, porque ganar ambas custodias sería un asunto delicado, Ryu se lo advirtió. De nuevo, entonces, eran dos casos que tratar en poco tiempo y por lo que vieron, los Nikiforov usaban una estrategia igual a la dada hace años atrás. Los rusos buscaban que Tadashi se enfadara, buscara pelea y tal vez así de nuevo aplicarle el castigo de cárcel. Pero los Katsuki y los Osuma ya no se dejarían empujar al mismo juego. Ya no eran los ingenuos de antes, ya tenían estrategias bien planeadas que usarían sin dudar  

Ely había estado de visita constante, casi todo el día en Yutopia o en el Ice Castle. Sus razones se basaban en querer huir de sus tutores y su descaro. Ella no se iba a dejar influir por las malas energías de Irina o de Viktor, pero tampoco quería discutir, así que salía del hotel en que se hospedaban sin que nadie pudiese detenerla. La jovencita había discutido mucho con Viktor, amenazado con cualquier cosa, incluso pidió ayuda a Naya para que la apoyara y al final supo sacar provecho de su edad, pues tenía catorce años, en unos meses quince, y nadie podía ya detenerla en una casa.

Yuuri jamás estaba solo, Tadashi tampoco, ningún miembro de la familia se descuidaba, no había por donde atacar y la desesperación de los Nikiforov se notaba. Ellos por primera vez se vieron contra la pared y atacados por una espada afilada. Se les notaba que no sabían cómo diablos poner algo en contra de los japoneses, una trampa, un desliz, nada. Aumentándole a eso, Naya había llegado a Japón con energías renovadas y dos proyectos que incluían un libro revelando la oscuridad que encontró en la vida de los Nikiforov. Ella siempre estaba asediando a sus enemigos como la buena periodista que era, y los acorralaba para que fueran el foco de la prensa y no pudieran moverse con facilidad. Sin embargo, los Nikiforov se veían felices en el día del juicio por la custodia de Elizabeth y eso les dio mala espina a los Katsuki y a los Osuma.

Ryu era su abogado en esa ocasión, defendería a quienes se convirtieron en la nueva familia de su hermano, lo haría como si se tratase de su propia sangre. El mayor guardaba resentimiento, odio, indignación debido al comportamiento del ruso, porque en sus tantas indagaciones al caso de Tadashi y de Ely seis años atrás, descubrió evidencias de que hubo influencias en ambos casos. Los Nikiforov habían pagado a los jueces para que le dieran a Tadashi Osuma una condena larga y la misma estrategia fue usada en torno a la custodia de Ely. Peor que eso fue que él mismo participó en un proceso de los Nikiforov. Ryu lo hizo para darle una temprana salida a su hermano y mantuvo su boca cerrada a pesar de que sabía que la corrupción le estaba dando una alegría.

Los abogados dejaban la decencia debido a su profesión pues su principal objetivo era defender a sus clientes y ganar los beneficios para los mismos a través de la manipulación de leyes y evidencias existentes. Ryu lo supo desde el mismo momento en que decidió su carrera universitaria, pero tuvo el inocente sueño de cambiar eso. Sin embargo, estaba presenciando que existían personas tan descaradas como para recibir sobornos y perjudicar a alguien inocente en totalidad. Eso era demasiado, y lo peor de todo era que esa corrupción era tan común que ya nadie decía nada… pero era hora de darle un alto y una advertencia a todo el círculo judicial.

El día de la verdad llegó, tal y como hace tantos años lo hizo, pero esta vez Yuuri tenía a la mayoría de su familia detrás de él, incluyendo a Tadashi quien le susurraba que todo iba a salir bien. Los nervios eran conocidos mientras se planteaba el caso ante los presentes, Yuuri respiraba profundo para no caer en la ansiedad y apretaba la mano del castaño a su lado para brindarse apoyo mutuo. Nuevamente Naya tomaba notas sin quitar sus ojos del juez y de los demandantes, recalcaba los pros y contra mediante palabras en tinta azul. En esa habitación se detallaba la situación de las familias enfrentadas en ese juicio, la opinión de Ely contaba en esa ocasión y todo progresaba con lentitud tediosa.

Yuuri pensaba en su hijito, el que estaba afuera con Mari e Isamu, quienes seguramente mimaban al par de chiquillos que estaban con ellos. Mari seguramente jugaba con Hiro para distraerlo e Isamu estaría luchando por dormir a Taro que no contaba con más de seis meses. Ryu logró que el juicio por la paternidad de Hiro fuera el mismo día que el de Elizabeth, no fue difícil, ya que los Nikiforov estaban esperando que el proceso se diera con rapidez. Ese mismo día les darían los resultados de los exámenes de ADN y era tan evidente lo que pasaría que Yuuri se distrajo un rato. Lo hizo hasta que los miembros del jurado y el propio juez meditaran la decisión acerca del caso.

 

 

—Se ha considerado el futuro de la señorita Elizabeth Nikiforov, las condiciones de vida, la decisión de la misma. Se ha estudiado las mejores opciones para una crianza apropiada…

 

 

Ese hombre con seriedad empezaba a relatar el resultado, el mismo hombre que pactó un trato con los Yamamoto tiempo atrás y que hace muchos años dictó el resultado en el caso de Elizabeth y Tadashi. Viktor tenía una sonrisa al igual que Irina, miraban al frente como si nada en el mundo fuera más grande que ellos. Los Katsuki, los Osuma y los Nishigori estaban tensos, preparados para lo que fuera que escucharan, listos, con su carta bajo la manga para cualquier situación. Impugnar, apelar, harían lo que sea dependiendo de lo que ese juez dijera. Se tensaron mientras las sonrisas de los Nikiforov se ampliaban y la razón fue esa. Lo que demostraba que el dinero valía más que una sonrisa… y no cualquier sonrisa, la de una hija.

 

 

—La custodia es cedida a Nikiforov Viktor — ese juez que aceptó ayudar a los Katsuki para que, en el cumpleaños de su hija, los Yamamoto dieran un concierto privado… rompió el pacto

—¡NO! — Elizabeth saltó de su asiento junto a Viktor

—Elizabeth, siéntate — Viktor intentó tocarla, pero esta se alejó como si él tuviera alguna enfermedad contagiosa

—NO QUIERO — la jovencita miró al juez con rencor

 

 

Elizabeth elevó su voz primero, Irina le mandó una mirada de advertencia, Viktor probó el dolor del rechazo de su propiaprimogénita. Las protestas, los reclamos, la impugnación del caso. Ryu estaba que echaba chispas mientras daba contra al dictamen porque era obvio que los Nikiforov hicieron algo para que el juez se pusiera de su lado, después de todo, él conocía la estrategia de su hermano y cuñado para lograr poner las cosas en su favor por medio de un trato verbal con el que lideraba el juicio. Mas, la decisión no cambió y ahora venía la batalla para hacerle ver que estaba errado. El juego no se acababa

El juez tenía que escuchar a todos los involucrados porque según lo decidido se había permitido las visitas temporales de Yuuri a Elizabeth con previa planificación, se necesitaba acordar cómo y cuándos éstas se realizarían. Había muchas cosas que discutir todavía y por eso no hubo problema en refutar la decisión tomada por el juez y sacar su última carta del juego. El juicio aún no estaba terminado y el dictamen no sería definitivo

 

 

—La decisión del juez se basó en las condiciones de vida que tendría Elizabeth según las posibilidades económicas de su actual tutor — Ryu estaba sereno mientras se dirigía a la autoridad después de que, con mucho esfuerzo, se le diera permiso para refutar el dictamen tomado — los Katsuki no tienen recursos según los presentes — hizo una mueca de desagrado con las autoridades e incluso con los guardias del salón

—Sea respetuoso — advirtió el juez

—Lo soy — Ryu sonrió divertido. Yuuri buscaba con la mirada a Tadashi porque éste había salido a prepararse y aún no regresaba a la sala — así que le digo a todos: los Nikiforov ahora dependen de la imagen de la jovencita Elizabeth para subsistir, puesto que los recursos que genera Nikiforov-san ya no son tan rentables

—Claro que podemos mantener una vida estable para Ely mediante nuestros propios ingresos. No abusamos de la fama que se está ganando mi nieta — Irina no se quedó callada, pero en seguida le fue prohibida la palabra debido a que estaba interfiriendo con la oratoria del abogado en contra

—Como decía — Ryu entonces vio a alguien ingresar a la sala y sonrió con sutileza mientras que todos voltearon para ver a quien ganó la atención del abogado. El que elegantemente ingresaba por la puerta principal era Kaito Yamamoto y hasta el juez se distrajo un poco debido al sonido chirriante ocasionado. Minagawa se tensó al ver a esa persona con la que charló sobre un tema importante — se dice que los Katsuki no tienen los suficientes recursos — Ryu no pasó por desapercibido aquella impresión — pero yo contradigo eso con una sola mención. Cabe decir que este secreto no puede salir de aquí, exigencia basada en la privacidad de mi cliente

—Vaya al punto — ordenó Minagawa y Ryu admiró que en la sala sólo estaban miembros judiciales, guardias y familia. Sonrió porque era perfecto

—Osuma Tadashi es la pareja actual de Katsuki Yuuri, es un aportante en el capital de la familia y… está aquí, presente — sonrió mientras dirigía la mirada a Tadashi, quien ahora vestía y se veía diferente

—¿Dónde está? —mencionó el juez sintiendo incomodidad y previendo algo que lo descolocaría — no trate de burlarse

—Aquí estoy — sonrió Tadashi quien vestía como Kaito — mi nombre artístico es Kaito Yamamoto… pero mi nombre real es Tadashi Osuma. Un placer — silencio, impresión, cuchicheos y una risita por parte del demandado

—Tadashi-san no está casado, no tienen intervención en este caso pues quien pide custodia es Katsuki-san. Aún si viven juntos, eso no certifica que siga haciéndolo a futuro, es una suposición — retaba el abogado de los Nikiforov

—Es así que yo debo revelar también el nombre artístico de otra persona más en esta sala… de Yuuri Katsuki — sonrió Ryu viendo la impresión y descontento en los Nikiforov — el nombre artístico de mi defendido es Aoi Yamamoto… obviamente las identidades artísticas de los aquí presentes están casadas, aunque en la realidad no lo estén. — Naya quería reírse o fotografiar a Irina o a Viktor, esos rostros eran épicos — Es así que me atrevo a afirmar que Katsuki Yuuri-san está por encima de los Nikiforov en cuanto a recursos se refiere. Mi cliente tiene fama estable, trabajo a futuro, capital abundante, una casa, opciones de mantener dos hijos o más… entonces, es normal que pueda tener la custodia total de Elizabeth-san

—Es una sorpresa — el juez entonces se agarró la cabeza, porque no sólo se había enterado que esos artistas que su hija adoraba estaban frente a él. Sino que se auto acusó de que tenía tendencias a ser sobornado con dinero o con favores y eso no le beneficiaba en nada — Lo analizaremos… analizaremos el caso nuevamente — decía con nerviosismo. Estaba al filo de un precipicio

 

 

Con sólo esa corta intervención las cosas se ponían en el camino correcto nuevamente. Desde ese punto, lo que dijera el abogado de los Nikiforov no tuvo mucha fuerza y lo que tratara de torcer Irina, no tenía valía.

Fue entonces que la decisión del juez se volvió la esperada para quien merecía ganar ese juicio. La custodia de Elizabeth fue cedida a Yuuri, quien comprobó con cosas simples que era Aoi. Dos representantes, uno de ellos era Naya, una tonada de violín improvisada solamente para martirizar a Minagawa, todo lo que pidiera el impactado juez fue hecho, y al final todos se convencieron. Incluso Yuuri le cedió al juez Minagawa la carta de una fan –la misma que era la propia hija del juez- y de otros fanáticos como prueba final, todo para que no hubiera dudas.

Cosas más, cosas menos. El triunfo final causó las lágrimas de Elizabeth debido a la emoción porque le dijeron que volvería a ser una Katsuki. No fue lo único que surgió cuando el juez dio el veredicto final. El enfado de los Nikiforov fue como pólvora, los insultos de Irina y una bofetada que Yuuri recibió con una sonrisa, porque después de eso aquella anciana -y que dicha llamarla así- fue detenida por los guardias y sacada de la sala a la fuerza. Viktor tuvo que aceptar colaborar hasta acordar las fechas de visitas de él mismo para con Ely. Fue un día espléndido.

Pero no todo fue tranquilidad, pues al terminar el proceso y la charla, una amenaza más se dio cuando nadie pudo escuchar

 

 

—Te quitaré a Hiro… te ataré a mí, Yuuri. Nunca podrás dejarme atrás porque yo formo parte de tu vida y siempre lo haré

 

 

Yuuri sonrió al escucharlo porque la siguiente vez que viera a Viktor le ganaría y destrozaría ese orgullo tan horrible que tenía. Ni siquiera le respondió, fingió que no escuchó nada y sonriente se alejó de aquel que tanto daño le había hecho en esos años. No iba a gastar saliva en vano

Naya fue quien cortó el entusiasmo del ruso que intentó seguir a Yuuri, pues apenas lo vio con ganas de discutir a viva voz, terminó fotografiándolo. Una digna imagen que mostraba la desesperación y la humillación que Viktor sentía. Naya terminó riéndose porque haría un buen reportaje, pues a pesar de las censuras en esos años, logró volver a resaltar como una grande maestra y con ella, la reputación de Viktor caería en picada desde ese punto. Se aguantó solamente por pedido de Yuuri, pero en cuanto Hiro estuviera a salvo, ella no se iba a contener en nada

 

 

Fuera…

 

 

Hiro estaba sentado en una de las banquitas del pasillo, balanceaba sus piernas mientras esperaba que sus padres salieran detrás de esa puerta de madera oscura junto con Ely. Le habían explicado que Ely tenía un padre diferente y por eso estaban allí, para charlar algunas cosas y así poder tener el permiso para que Ely viviera en Japón, en Yuutopia. Estaba calmado mientras Mari cargaba a Tora y esperaba a que Isamu volviera con agua embotellada para todos. El pequeño veía con impaciencia por el pasillo, jugando con sus dedos, ladeando su cabecita de vez en cuando, suspirando cuando se sentía aburrido.

Vio salir primero a Ely de aquella puerta en cuanto se abrió. Ella corrió hacia él, Hiro también corrió un poquito para darle encuentro y la abrazó como correspondencia mientras escuchaba con emoción que ahora vivirían juntos. Por fin estarían formando una familia completa. Alegría, festejos y Hiro solo podía sonreír por la dicha ajena, contagiado por la emoción de sus padres y hermana. Pero no sólo ellos se abrazaron, sino que la familia entera lo hacía y se volvió un torbellino de sentimientos y de palabras entre todos. Pasó de brazo en brazo y hasta se sintió mareado porque terminó en manos de Ryu, quien lo dejó en el suelo para abrazar al siguiente familiar

Un momento de descuido bastó para que Hiro se alejara un poquito del grupo, pues buscaba con la mirada a sus padres o hermana. A veces tener una familia grande era complicado porque todos se perdían de vista. Sin embargo, a quien encontró no era a su hermana, sino a alguien más con el mismo cabello platinado… y ojos azules un poco fríos.

 

 

—Hola, Hiro~ — una sonrisa amplia que a Hiro le produjo un cosquilleo en su barriguita. Aquel hombre se puso en cuclillas para mirarlo de frente — ¿me recuerdas?

—Sí — pronunciaba mirando esos ojos azules y le daba una leve reverencia como saludo — usted es el otro papá de ne-chan

—Sí, soy yo… eres un lindo niño — entonces una caricia llegaba a la cabecita del pequeño que reaccionó retrocediendo instantáneamente — no te asustes… no te haré nada

—¿Ha visto a papi y a papá? — preguntó con curiosidad pues en su mente infantil sólo notó la altura de ese hombre y por consiguiente era más posible que, el tal Viktor, los viera con más facilidad y lo ayudara a hallarlos

—Sí… ya vendrán de seguro — sonreía al ver al pequeño. Viktor estaba embelesado con aquella aura tan inocente y pura, tal vez Ely también fue así a esa edad… y recordó que Yuuri siguió siéndolo a pesar de ser un adulto — ¿No quieres algo? Te lo compraré

—No gracias — decía con cortesía y una sonrisa — me iré ahora

—Eres un buen chico… no aceptas nada de extraños

—¡Hiro! — Tadashi había visto aquello de lejos, se acercó de inmediato, con apuro y de paso quitándose la peluca con rapidez — ven aquí, Hiro — el pequeño entonces se lanzó a sus brazos y Tadashi respiró profundo, con alivio

—¡Te encontré, papá! — sonrió, pero fue abrazado de tal forma que pegara su mejilla al pecho del mayor

—No te le acerques — advirtió el castaño mirando al ruso que se levantaba para darle frente. No se iba a intimidar porque Viktor lo superara en unos centímetros — deja a mi hijo en paz

—Lo haré de todas formas — sonrió Viktor mientras movía su mano en despedida del pequeño que lo miraba de reojo — yo me lo llevaré dentro de poco — susurró

—Eso jamás — logró tapar los oídos de su hijo antes de que escuchara lo que Viktor dijo. Sintió rabia, pero se obligó a no expresarla

—¿Papá? ¿Dónde están papi y Ely?

—Vamos con ellos — Tadashi no se fiaba del ruso. Jamás volvería a caer en una treta de esa persona

 

 

Tadashi se alejó a paso rápido de Viktor y volvió al grupo familiar que seguía en el festejo. De cierta forma era mejor que nadie hubiese visto que Viktor se le acercó a Hiro. Suspiraba porque esa amenaza le dio escalofríos y aun así sabía que estaba mal fundamentada, las cosas estaban a su favor y no dejarían que Hiro viviera algo parecido a lo que Elizabeth tuvo que pasar. Se quitó los pensamientos al sentir el tirón de su hijo y la reiterada pregunta acerca de la ubicación de Yuuri. Besó la mejilla del pequeño con amor y sonrió

 

 

—Tu eres mi preciado hijo

—¡Lo soy! — respondía con entusiasmo, logrando que el castaño se riera

—Claro que sí

 

 

Continuará…

 

 

 

 

 

Notas finales:

Obviamente esto es un fic por lo que el transcurso de los juicios me los improvisé XD

Confieso que leerme todas las leyes y no sé qué, fue difícil, y el tema no es de mi agrado, así que al final deseché todo eso y lo hice a mi forma. En resumen, lo que vi en las películas :v. Me disculpo si el “juicio” no tienen coherencia, pero si les soy sincera… me pareció divertido ponerlo así, es un fic después de todo

Dejando eso de lado, el siguiente es el capítulo final. Tendrán su final color de rosa, pero después de una semana… creo XD

Eso es todo por ahora~

Las ama: Krat~

Besos~

 

PD1: Creo que el final lo hice demasiado cliché… sorry

PD2: Releí mis primeros caps… creo que en el transcurso del fic se nota mi evolución como escritora. Jajajja me reí feo al ver la comparación XD. ¿Ustedes qué opinan?  

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).