Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

2Fast, 2Beautiful por urumelii

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

lalallalalalallala

Kai


 


Había intentado hablar con Kamijo ni bien había llegado al noticiero, el maldito me evitó durante toda la mañana. Yo estaba que me llevaba el carajo, no había dormido nada, no sólo por la estúpida carrera, sino por culpa de Akira, ¿de dónde había sacado esa idea absurda que yo le había dicho a Kamijo nuestra historia? Eso no era ni de cerca lo más frustrante, era que el idiota le había creído. Estaba sacando humo por las orejas de tan enojado que me sentía, ¿de verdad mi pareja me conocía tan poco que creía que pondría mi carrera frente a todo demás? Si hubiera sido otra situación hasta me hubiera reído de lo bien que era aparentando que me gustaba lo que hacía. 


 


Cuando el programa terminó, nuevamente traté de buscar al imbécil del conductor, sin éxito; podría haber destrozado la sala de espera. Tal vez grité un par de veces, puesto que Sujk entró poco minutos después con cara de preocupación. Yo tenía en la mano la jarra de la cafetera que de no haber sido por su intromisión hubiera terminado hecha añicos en el piso. 


 


—¿Estás bien? —Dijo cerrando la puerta detrás de él. 


 


Dejé la jarra sobre la barra con fuerza, me revolví el cabello—. Sí, no, sí, argh —giré los ojos. 


 


—¿Qué hizo Akira esta vez? —se cruzó de brazos recargándose en la puerta para que nadie entrara. 


 


Puse las manos en la cintura sin evitar sonreír, Sujk me conocía demasiado bien, incluso si no sabía todo lo que en realidad estaba pasando o había pasado, en todo caso. 


 


—¿Te sirve si te digo que no sólo fue Akira? —Contesté mirando al techo tratando de evitar soltarme a llorar. 


 


—¿Qué pasó? —Se me acercó poniendo su mano sobre mi espalda y dirigiéndome al pequeño sillón gris al fondo de la sala—. Creo que nunca te había visto así. 


 


Nos sentamos de inmediato, me quedé en la orilla del sillón con las manos en las rodillas—. Porque no me sentía así desde que tenía dieciocho —confesé derrotado—. Dieciocho, ¿te das cuenta? Uno pensaría que después de tantos años con él, ya me conocía. Después de todo lo que pasamos, nuestra relación sería más fuerte que un simple rumor. 


 


—Kai, no te entiendo. 


 


Suspiré, nunca le había contado nada a nadie sobre lo que había pasado con Gackt y con Mana, sobre los autos o las carreras. Sin embargo necesitaba desahogarme, necesitaba hablar con alguien que no fuera ninguno de los involucrados, que no creyera conocer a Akira o a mi. Sentía que si no lo hacía terminaría por estallar y la ultima vez que eso había pasado, había terminado por irme a los golpes con Reita en el baño de un hospital; ese recuerdo parecía ser de mil años atrás. 


 


—¿Tiene que ver con lo que anda diciendo Kamijo? —Me preguntó, con aquello captó mi atención pues no sabía a lo que se refería. Sujk se acomodó mejor en el sillón—. Se ha encargado de decirle a todo el mundo que tienes que ver con Mana y que quieres robarle la historia. 


 


Lo miré sin poder creerlo, ¿qué le pasaba a ese tipo? Estaba tratando de que me mataran, eso era seguro, porque nadie podía ser tan estúpido. Recargué los codos en las rodillas y cubrí mi rostro con mis manos mientras negaba efusivamente. 


 


—Robarle la historia, ni siquiera sabe la mitad de la maldita historia —grité finalmente. 


 


Sujk abrió los ojos sorprendido—. ¿Hablas en serio? ¿Sabes algo? —se acercó a mi—. Es decir, no me cuentes, si no quieres, solo que…


 


Masajeé mi sien—. Fue hace mucho tiempo, por una serie de decisiones equivocadas terminamos por trabajar para un tipo llamado Gackt, un amigo muy cercano de Mana —expliqué rindiéndome—. Apenas éramos unos niños, fue horrible. Sin embargo, por algunas circunstancias logramos llegar a un acuerdo con la policía y los únicos que tuvieron que testificar en contra de Mana, fueron Akira y dos amigos más. Todos los demás involucrados fuimos liberados sin culpa ni registro —Sujk me miraba atentamente sin poder creer lo que estaba escuchando—. Ahora el tipo escapó de la cárcel y quiere matarnos —sonreí ante lo absurdo que eso sonaba—. Y el idiota de Kamijo va y grita a los cuatro vientos que tengo algo que ver. Jamás en la vida le diría algo solo por una historia, no algo tan importante como eso, ¿lo sabes, verdad? —Le pregunté preocupado. 


 


—No tengo duda, a ti ni siquiera te interesa ser como él —puso su mano sobre mi espalda ofreciendo un consuelo. 


 


Asentí—. Con todo eso, Kamijo fue y habló con Akira, le dijo quién sabe qué cosas sobre mi, que yo le había prometido la historia —volví a ocultar la cara entre las manos—. ¿Qué fue lo que hizo Akira? Creerle, le creyó al mayor papanatas de la historia, en lugar de confiar que yo nunca haría algo así —sentí que me ahogaría en llanto—. Vine con toda la disposición de romperle la cara a Kamijo, pero me estuvo evadiendo. Ahora por supuesto, Akira no me habla y yo siento que voy a matar a alguien. 


 


Sentí que su mano me daba ligeras caricias en círculos para tranquilizarme—. Tranquilo, seguramente Akira se dará cuenta de lo tonto que fue al creerlo; por lo que me cuentas están bajo mucho estrés —sonó tan comprensivo que agradecí mil veces tener un amigo como aquel. 


 


—Tenemos este don de convertir todo en un drama, si te contara —dije mirando mis manos—. Hace ocho años casi nos destruye, no quiero que vuelva a pasar algo así. Todos estamos hechos un desastre, pensé que a pesar de las amenazas y los ataques, Akira y yo sobreviviríamos porque ya lo habíamos superado una vez, me da miedo que se vaya al carajo —dije honestamente. 


 


—Lo dudo —dijo Sujk—. Es una pelea, nada más. No creo que no puedan arreglarlo —me sonrió. 


 


Me sentí más calmado al instante—. Tienes razón, gracias. Perdón por esto —me recargué en su hombro y su brazo rodeó mis hombros. 


 


—No pidas perdón. Quiero pensar que Akira no sería lo suficientemente estúpido para dejar ir a alguien como tu —dijo en un tono que me causó un sobresalto—. Y si lo hace, yo seré el primero en estar contigo. 


 


—Sujk… —pronuncié levantando ligeramente la cara, entendiendo sus palabras por primera vez. Me veía con ternura y una sencilla sonrisa, sus ojos no mentían. Estábamos bastante juntos aunque eso no importaba, yo amaba a mi novio, no podía ver a nadie más de manera diferente—. Yo…


 


—No lo digo con ninguna esperanza —dijo en voz baja. 


 


Sonreí ligeramente, la puerta se abrió en ese momento, estábamos sentados en una posición bastante comprometedora. Tardé en reaccionar y hacerme a un lado, solo que ya era demasiado tarde, la persona que había entrado me veía con ojos cargados de furia que pasaban de mi a Sujk en milésimas de segundo. El ambiente del cuarto se tensó de inmediato, me sentí paralizado, no sabía qué hacer o qué decir. Akira avanzó con paso decidido, le había visto tantas veces esa expresión en la cara, que estaba seguro de lo que iba a hacer. Me atravesé impidiendo que llegara a Sujk, quien se levantó con una expresión seria. 


 


—¿Qué haces aquí? —Le pregunté con voz ahogada. 


 


Me miró con desprecio—. ¿¡Qué hago aquí!? —Gritó, seguramente todos afuera lo escucharían—. Vine a disculparme, si seré idiota —se pasó la mano por el cabello alejándose de mi—. Me sentía mal por como había reaccionado anoche, vine a disculparme y mira como te encuentro —volvió a mirar a Sujk. 


 


—No es lo que crees —sabía perfectamente lo que podía parecer, pero estaba tan alejado de la realidad y Reita estaba tan enojado que no me escucharía. 


 


—¿Entonces, qué es? —Siguió gritando—. Primero Kamijo y luego esto, nunca imaginé que estarías vendiéndote al mejor postor —un dolor atravesó mi pecho ante sus palabras, no pude ponerle mucha atención pues su cara se volteó debido al puñetazo que recibió, Sujk lo había golpeado. 


 


—Retráctate —dijo con voz seria. 


 


Reita sonrió, como un maldito psicópata; aquello se iba a salir de control y rápido. Me volví a interponer entre ambos. Varias personas comenzaban a asomarse a la sala, los gritos estaban llamando la atención de todos. 


 


—No hagas un escándalo —traté de mantener la calma. 


 


—¿Un escándalo? Tu estabas aquí haciendo quién sabe qué con él y, ¿yo estoy haciendo el escándalo? —Gritó tan fuerte que un guardia de seguridad se acercó, si seguíamos gritando nos iban a sacar—. ¿Cuánto tiempo, eh? ¿Cuánto tiempo llevas viéndome la cara? 


 


—¡No es lo que piensas! —Grité harto, para ese momento se me olvidó la gente, que podrían sacarme del edificio o incluso podía perder mi trabajo. 


 


—Vete al diablo —escupió, encaminándose a la salida. Se regresó metiendo la mano en el bolsillo de su pantalón, sacó una pequeña caja de color negro, al verla casi me desmayo. La aventó a mis pies—. Eso es tuyo, no quiero saber nada más de ti. Lárgate con ese cabrón y no te atrevas a pisar un pie en alguna carrera, yo no seré igual de compasivo que Sakito; ya estás muerto para mi —señaló a Sujk con la cabeza y salió empujando a la pequeña multitud que  se había formado. 


 


Tomé la caja temblando, no quería abrirla pero tenía que estar seguro, un anillo con un pequeño diamante incrustado se asomaba entre el terciopelo negro. Las lagrimas salían tan violentamente que nublaron mi visión, me llevé la mano a la boca para reprimir el sollozo que estaba a punto de soltar. Sujk fue tan rápido que atinó a tomarme por los hombros y sacarme de la sala de espera, en menos de dos minutos estaba en la terraza del lugar, donde me dejé caer de rodillas, apretaba la cajita con fuerza. No podía dejar de pensar que todo se había ido al carajo. 


 


Alcé ligeramente el rostro, tratando de darle sentido a dónde me encontraba, escuché la puerta volver a abrirse, por un momento pensé que sería uno de los guardias aunque guardaba la esperanza que fuera a Akira. Tres desconocidos entraron en la terraza, apenas logré levantarme para verlos mejor, no fui lo suficientemente rápido, pues uno de estos me atinó un golpe en la sien que hizo que todo se volviera negro. 


 


-&-


 


Shou


 


Me ardía el estomago por no haber comido nada y sólo haber consumido alcohol, del malo. Se me estaba acabando el dinero, no importaba si estaba pasando algunos días en casa de Kyo, tarde o temprano tendría que hacer algo para ganarlo aunque no quería ni pensar en cómo hacerlo. Tal vez podía mandar algún cuento que tenía escrito, sin importar si era bueno, necesitaba el dinero. Repasé en mi cabeza la lista de cuentos que tenía escritos, pensando cuál era el mejor, tal vez la revista donde usualmente publicaba me aceptaría. Tomé un yogurt bebible del refrigerador, lo abrí y le di un pequeño sorbo, al girarme me encontré con Uruha en la cocina. 


 


Había escuchado a Kyo marcharse con Saga, no me estaban dirigiendo mucho la palabra, tampoco lo esperaba, presumía que estaban bastante enojados por mi actitud. No los culpaba, yo tampoco me sentía muy contento por lo que estaba haciendo, solo no encontraba la forma de dejar de hacerlo, no podía enfrentar el hecho de que Sakito me había dejado, no tan pronto. 


 


Sin embargo, Uruha me dirigió una ligera sonrisa que hizo que mi corazón se calmara un poco; a diferencia de mis amigos, él no me había juzgado, me había compartido su experiencia y había tratado de comprenderme, hacerme sentir mejor. No es que estuviera esperando palabras de aliento de parte de Reita o Kyo, pero al menos no una mirada de odio o decepción. Podía con todo, no con eso. Nao me había mandado un mensaje, hasta ahí, también estaba enojado conmigo. Iba a dejar la casa ese mismo día, no aguantaba la mirada de todos, dudaba que Sakito estuviera ahí y mas allá del ataque del bar, no creía que hubiera otro en mi contra. 


 


—¿Cómo te sientes? —Me preguntó Uruha sentándose en la barra, se recargó en la mano derecha y me miró con esos grandes ojos castaños que no había notado que tenía. Ultimamente todo en Uruha era nuevo, me causaba sorpresa y maravilla, la forma en la que caminaba con elegancia, lo amables de sus palabras, el sonido de su risa, la manera en la que sutilmente acariciaba a Aoi con amor. Incluso como sus músculos se tensaban al conducir su Icon Sheene. 


 


—Mi novio terminó conmigo, me puse la borrachera de mi vida, me cogí a un prostituto y se me está acabando el dinero que me daban mis padres. Cómo me siento es lo que menos importa —no quería sonar tan fatalista, lo mejor era ser realista y comenzar a recoger los pequeños pedazos. No podía mentir, más que estar tomando aquel yogurt, moría por un trago, solo me daba vergüenza admitirlo frente al castaño. 


 


Uruha volvió a sonreír—. A mi me importa —dijo severamente clavando sus bonitos ojos en los míos. 


 


Fruncí el ceño sin saber qué contestar—. Como un fracaso —fue todo lo que atiné a formular. 


 


—Ya, habrá que solucionar eso —se alzó de hombros—. No podemos hacer mucho por lo que sucedió con Sakito —se mordió el labio—. Podemos empezar por algunas cosas, como el dinero. Necesitas un trabajo —resolvió. 


 


—Pensaba en mandar algún cuento a la revista, no creo que sean buenos, aunque tal vez tenga suerte —sin saber por qué el rostro de Uruha se iluminó. 


 


—Entonces, no has dejado de escribir del todo —parecía emocionado, eso o yo ya estaba viendo cosas donde no las había. Si bien había dicho que le había gustado lo que había leído, no significaba que le alegrara que escribiera, podría solo estarse comportando de esa forma para hacerme sentir mejor. Negué sin verlo—. Hubieras empezado por ahí, muero por leerlos, claro que los enviaremos. Yo te ayudaré. 


 


Me quedé sorprendido porque lo que había dicho—. ¿En serio? —Le pregunté sin creerle del todo. Uruha asintió enérgicamente—. No es la gran cosa —me excusé rascándome la nuca con vergüenza. 


 


—Me encanta lo que escribes, claro que son la gran cosa —sentí los colores subirse a mis mejillas, siempre apreciaba que a alguien le gustara lo que escribía, sin embargo la emoción que demostraba el chico, bastaba para hacerme sentir había una pequeña luz entre toda esa oscuridad que era mi vida—. Ya resolvimos esa parte, ¿qué mas?


 


—Pensaba en regresar a mi casa, Sakito seguramente ya se fue y no aguanto estar aquí; creo que todos me odian —reí tratando de ocultar lo mucho que me dolía haber decepcionado a todos. 


 


—No puedes irte tu solo, no únicamente por Mana. Después de lo que hiciste anoche, ¿crees realmente controlar tus ganas de beber? —Preguntó sin reproche, sino preocupación. 


 


—¿Quién dice que quiero hacerlo? —No quería, era verdad. No encontraba otra manera para sobrellevar lo que estaba pasando, me gustaba como se sentía estar ebrio y olvidarse de todo, despertar al día siguiente con una terrible resaca era lo de menos, porque mínimo no recordaba nada de lo que me estaba pasando; al menos estando ebrio no tenía que enfrentar las situaciones de las que no me sentía listo. 


 


Esperaba que Uruha me hiciera algún reproche, solo se quedó mirándome con esa tranquilidad que me causó un pequeño escalofrío. 


 


—De acuerdo, solo no debes arriesgarte así —suspiró—. Me mudaré contigo —resolvió como si fuera la respuesta obvia. Casi me atragantó con el yogurt, iba a replicar, no me dejó—. A mi tampoco me gusta estar en esta casa tan grande, podemos hacernos compañía y te ayudaré con el dinero, si te hace falta. 


 


—No podría…


 


—No acepto negativas —se levantó finalmente—. Sé lo que es que algo te destroce tanto que la única manera que encuentras de lidiar con ello es autodestruyéndote, nadie debe pasar por eso solo. No voy a darte dinero para que te vayas a beber, tampoco voy a tratar de persuadirte para que no lo hagas; solo quiero que sepas que aquí voy a estar para cuando estés listo y empezar a sanar. Todos merecen otra oportunidad Shou, solo no la desperdicies. Debo irme, recuerda que tenemos una carrera el sábado —se despidió con un gesto de la mano y me dejó ahí. 


 


Le había prometido a Aoi que cuidaría de Uruha, y éste terminaría por cuidarme a mi. Temblé ante el pensamiento, no quería que él también me terminara odiando, pensé en mil y un formas en que podría irse al carajo la ayuda que me estaba ofreciendo. Imaginar que lo besaba, era la principal, sacudí mi cabeza para alejar aquel pensamiento; acababa de terminar con mi novio, sin mencionar que Uruha estaba con alguien más, pensar en eso no me iba a llevar a nada mas que al desastre. 


 


-&-


 


Ruki


 


No recordaba un momento en que las cosas estuvieran tan mal, no sabía si era porque los problemas a medida que crecías se hacían peores o simplemente la habíamos cagado en proporciones tan grandes que no se parecía a nada que hubiéramos enfrentado antes. Sin embargo, ahí estábamos en la sala de la enorme casa que ahora le pertenecía a Kyo, escuchando el relato de Reita, varios de los muebles sufrieron maltratos de su parte, nadie se atrevió a decirle algo, probablemente nunca lo había visto en peor estado. 


 


Nao y Kyo lo miraban con cierta lástima en los ojos, mientras Tora tenía una expresión indescifrable; juro que no quería decir nada inapropiado aunque la manera en la que Reita había enfrentado el problema se me hacía todo menos la más certera. 


 


—En pocas palabras nos dejaste sin estratega —dijo Tora tranquilamente, lo miré sorprendido, Reita estaba a punto de matar a alguien por haber descubierto a Kai con alguien más y a Tora solo le importaba la carrera. Tampoco lo juzgaba, no tenía por qué involucrarse en los dramas de los demás, sobretodo cuando teníamos años sin vernos. 


 


Reita lo miró, iba a matarlo, o mínimo iba a descargar su ira contra él. 


 


—Mira, entiendo que estés enojado —continuó el agente—. Solo que estamos en un momento sumamente delicado, y ¿lo primero que haces es actuar por impulso? No te estoy diciendo que perdones a Kai o lo que sea, lo que digo es que ya no eres un niño, debiste de manejar mejor las cosas, porque nos estás jodiendo a todos —se cruzó de brazos. 


 


El rubio tensó la mandíbula—. Pensé que tendrías algo más que decir para defender a Kai, lo cierto es que tienes razón —suspiró apretando los ojos. 


 


—No soy quien para creer lo que hizo o no Kai —afirmó mirando a los demás. 


 


—Yo sí y creo que es una estupidez —declaré recargado en el asiento, donde Nao estaba sentado en el brazo—. Si crees que tu novio es capaz de engañarte, entonces el imbécil eres tu, no él —nos miramos por largo rato. Fue inevitable recordar años atrás cuando habíamos sido pareja, solo para terminar discutiendo por culpa de Kai; en esas e´pocas cuando era claro que mi amigo se moría de amor por mi novio y el otro le correspondía aunque ninguno de los dos se había atrevido a decir una palabra. De hecho, creo que la única razón por la que realmente habían terminado juntos fue porque casi se matan en el proceso. Akira podía ser muchas cosas, pero era terriblemente bruto para las relaciones interpersonales. 


 


—Podrá ser lo que quieras, los vi —dijo Reita finalmente entre dientes. 


 


Suspiré, me crucé de brazos y me recargué en Nao, sin dejar de mirar al otro—. Los viste muy juntos, no los viste besarse o siquiera estar abrazados. ¿Podría que ser que uno estuviera consolando al otro porque su novio es un idiota? —Pregunté calmadamente, el otro abrió y cerró la boca sin saber qué contestar—. Es más fácil creer que te está engañando, ¿no? A tener que enfrentar los problemas como adultos.


 


—Kai y yo no tenemos problemas —Reita se dejó caer sobre el asiento de piel frente a los demás—. Al menos no teníamos. 


 


Bufé, podría haber pasado años fuera del país y eso no hacía que me diera menos cuenta de las cosas que pasaban con ellos, no solo porque Kai me contaba sino porque los conocía demasiado bien. Mi amigo que se sentía entre la espada en la pared por su carrera, por el rumbo que estaba tomando su vida y Reita sin una idea de lo que pasaba a su alrededor, no dudaba que se amaran con locura, solo habían estado tan bien durante tantos años que en algún punto se olvidaron de si mismos. Era más que obvio que a Reita le daba miedo que Kai lo dejara por mero aburrimiento o rutina entre ambos, se había dado cuenta que le faltaba esa chispa que las malditas carreras le ofrecían tantos años atrás y era probable que Kai pasara por el mismo proceso, por eso había actuado como si fuera un niño, prefería alejar él mismo a su pareja antes de que lo dejaran—. Ese es tu problema Suzuki, das por sentado todo —miré a Tora, había problemas que debían resolverse antes y con mayor prioridad—. ¿Tu podrías ayudarnos con la estrategia? Mientras trato de localizar a Kai —saqué el celular y marqué el numero, el cual me mandó directo a buzón. 


 


Asumí que estaba demasiado molesto para atender, yo lo estaría si mi novio hubiera sacado de contexto una situación. Me preocupaba cuánto duraría la pelea, si serían capaces de enfrentarlo, me pregunté que haría yo, pero me di cuenta que algo así jamás nos pasaría a Nao y a mí, no era que no tuviéramos problemas, sin embargo nuestra relación era muy distinta. Habíamos tenido que dejar atrás tantas cosas para poder sobrevivir en ese ambiente tan austero, que pensar en pelear por algo tan banal con un malentendido se sentía a años luz. Teníamos nuestros propios problemas, como en las noches que despertaba golpeándolo porque juraba que iba a matarme, lo abracé con fuerza, agradeciendo tenerlo a mi lado y no a alguien como el tarado de Reita. 


 


—Supongo que es un buen plan —dijo Tora—. Haré la estrategia pero no prometo ser tan uno como Kai, mientras tenemos que hablar sobre Toshiya —miró a Kyo, quien torció la boca. 


 


—¿Qué hay sobre Toshiya? —dijo tomando un sorbo de cerveza. 


 


—Mi equipo hizo una investigación al respecto, corroboraron los datos con algunos de nuestros informantes. No ha tenido contacto con Mana, al menos no por ahora, está por de mas decir que no debemos liarnos con él además de “ayudarlo” a ganarle a SCREW —explicó—. Según sabemos, lo único que hacen es que apuestan grandes cantidades de dinero que luego se transforma en dinero para drogas, que Toshiya esté dispuesto a ayudarnos es una rencilla estupida entre mafiosos que puede darle oportunidades a futuro para burlar a la ley, creemos que al ayudarnos va a tratar de negociar un trato de inmunidad —miró fijamente a Kyo como si supiera algo que nosotros no. 


 


Kyo giró el cuello para tronarselo—. Sólo dime que si atrapamos a Mana, también podemos atrapar a ese maldito, o al menos librarnos de su presencia. No lo quiero cerca de nosotros por ninguna circunstancia —dijo severamente. 


 


—Eso depende más de ti —explicó Reita—. Aunque Mana esté bajo investigación federal, Toshiya terminaría siendo de mi jurisdicción, aunque sea del área de vicios, puedo hacer un arresto si se pasa de listo. La única manera en que logremos eso es que lo provoques. 


 


Lo que acababa de decir me cayó como balde de agua fría—. ¿De qué hablan? —Dije bastante alarmado—. Kyo no va a hacer nada, ¿o sí? —miré a mi hermano con pánico. 


 


—Nada que no se deba de hacer —fue todo lo que dijo. 


 


Me levanté—. ¿No les basta con subirse a ese maldito auto? —Los señalé a todos, no podía perderlos, no por algo como unas carreras de autos y mafiosos. 


 


—Taka —comenzó a decir Nao, solo que yo ya no quería escuchar más—. Esto es ridículo, ¿cuánto más vamos a tener que arriesgarnos hasta que puedas encontrar a Mana? —Volví a dirigirme a Tora. 


 


El agente iba a contestar, sin embargo su atención se desvió a la puerta que acababa de abrirse, a primera vista no se podía ver a quien había entrado, pero apenas unos segundos después Saga apareció con una enorme sonrisa en el rostro, seguido del chico cuyo nombre era Kaoru, quien sonreía de igual forma. Tora alzó una ceja la verlos entrar. 


 


—¿Y ustedes dónde estaban? —Preguntó Kyo divertido. 


 


—Kaoru Niikura —pronunció Tora de forma molesta—. ¿Qué demonios estás haciendo aquí? 


 


El mencionado sonrió de lado, su semblante bastante desafiante al ver al otro—. Vaya, agente Amano, qué sorpresa verte por aquí, ¿El cuartel de CIRO deja que te juntes con delincuentes en potencia o sólo es una reunión social? —Mantuvo su temple al decir esto. 


 


Mis ojos iban de Tora a Kaoru a Saga, la escena era bastante tensa, para mi era un poco divertida, la cara de confusión de Saga era un verdadero poema al entretenimiento. 


 


—¿Se conocen? —Fue Reita quien habló finalmente. 


 


—El agente Amano fue quien me arrestó la ultima vez —explicó Kaoru tranquilamente. 


 


Tora sonrió como si se trataran de viejos amigos—. Asumo que saliste rápido, ¿Shinya dónde está? —preguntó. 


 


—Estoy en libertad condicional, Shinya está bien. 


 


—¿Tu oficial sabe que corres ilegalmente o pensaste que no era importante mencionarlo? No tenías ni idea, ¿verdad? —Vio a Saga con un semblante serio. 


 


Saga sonrió ligeramente—. ¿De su libertad condicional? Me lo contó mientras comíamos —asintió—. Jamás se me hubiera ocurrido que ustedes se conocían, ¿lo vas a arrestar? —Puso ojos de cachorro. 


 


Tora se apretó el puente de la nariz—. No me hagas enojar Niikura, o seré el primero en regresar tu trasero a prisión —advirtió. 


 


Kaoru hizo un saludo tipo militar—. Sólo es para ayudar a Nightmare en grey —dijo. 


 


—¿Tu correrás el sábado? —Pregunté rompiendo un poco el ambiente que se había formado. Kaoru asintió—. Gran bienvenida, supongo —saqué el celular volviendo a marcarle a Kai, quien seguía sin contestar. 


 


***


 


El sábado llegó más rápido de lo que hubiera querido, y para ese momento nadie había sido capaz de localizar a Kai, aunque Reita se había rehusado a preocuparse porque seguramente el otro estaba haciendo un berrinche descomunal, yo comenzaba a hacerlo. Sólo había recibido mensajes bastante vanos de parte del castaño oscuro asegurándome que todo estaba bien y que no tenía ganas de ver a nadie, sonaba tan poco a Kai que era lo que me tenía preocupado, le había dicho que mínimo me dejara visitarlo, se había rehusado. 


 


Por lo que esa noche, en ese lugar tan remoto de Tokio, donde Nao correría una carrera por primera vez estaba más nervioso que de costumbre. La psicóloga me había referido a un psiquiatra bastante alegre que me había recetado algunos calmantes, bajo la promesa de supervisión si mis pensamientos se convertían en alucinaciones, lo único que me faltaba, estar imaginando cosas. 


 


En mi defensa no era demasiado difícil pensar en situaciones fatalistas donde esa noche todo salía mal, llevaba toda la semana con un extraño presentimiento atorado en la garganta, similar al que tuve cuando habíamos llegado a Tokio, similar al pensar en ese día de la protesta. Mas me valía no ignorarlo esta vez, sin embargo cada vez que trataba de hablar con Nao al respecto me respondía con la misma calma, tratando de hacerme sentir mejor y despreocupado. De más estaba decir que no lo había logrado, odiaba ver a la gente que mas me importaba arriesgarse de esa forma, como si se tratara de un mero juego de Soccer. 


 


Me paseé por todo el lugar incapaz de darle mi “bendición” a Nao para subirse al auto, tampoco quería que creyera que estaba enojado, o algo por el estilo, solo no quería armar una escena. Miré de nuevo el celular esperando algo más que un mensaje de Kai, pero la pantalla no tenía notificaciones. 


 


—Te está llevando el carajo —la voz de Kouyou me sacó de mis pensamientos, estaba parada a mi lado, con un audífono en el oido derecho y las manos metidas en su abrigo de color negro. 


 


Asentí, no valía la pena negarlo. 


 


—¿Estás preocupado por Kai? —Me preguntó. Seguimos caminando sin un rumbo fijo a lo largo de ese enorme terreno—. O, ¿te preocupa Nao? 


 


La modalidad de carrera de mi novio era la peor, no solo era completar un circuito a lo largo de la ciudad, con el peligro de los autos o el transito habitual, además consistía en burlar a la policía mientras se conducía, tenían que lograr que una patrulla los persiguiera por la ciudad, completar el circuito y evitar ser arrestados. Ocho años atrás, un camión se había pasado un alto mientras Nao corría una de esas carreras, estaba vivo de milagro. 


 


—Ambos —contesté sinceramente—. Reita sigue siendo el mismo bruto, me preocupa que no nos haya contado la historia por completo y que haya hecho algo terrible para lastimar a Kai. Y, no quiero que Nao se suba a ese maldito auto. 


 


—Tienes que confiar en Nao, ¿sabes? —Dijo suspirando, lo miré sorprendido—. No ha de ser fácil para él tampoco enfrentarse a algo que casi lo mata, puede que sea su manera de superarlo. Sin embargo ha de ser más complicado cuando la persona que amas no está del todo apoyándote —hizo una mueca, me sorprendió que hablara así. Ciertamente no lo había visto de esa forma, no me había detenido a pensar en que Nao podía estarla pasando peor que yo. 


 


Miré al piso sintiendo un poco de vergüenza por mi egoísmo—. Ya no eres el mismo Kouyou de antes —dije sonriendo ligeramente. 


 


Él bufó—. Tu tampoco eres el mismo, Taka —aseguró mordiendo su labio inferior. 


 


—Tal vez, pero tu suenas tan maduro —traté de no burlarme—. Yo soy un chico con mas inseguridades y miedos que antes. Creo que no soy nada del que solía ser. 


 


—Yo tampoco —dijo de forma cortante—. No creo que eso sea bueno —jugó con sus pies sobre la tierra, nos habíamos detenido lejos de algunos autos—. Parte de mi murió en esa enorme mansión —no se atrevió a mirarme, aunque supiera perfectamente a lo que se refería, probablemente no había hablado con nadie al respecto. Nosotros solíamos ser los mejores amigos, seguramente solo se sentía seguro hablando eso conmigo—. Y pude haber escogido que eso me destruyera, casi lo hizo —continuó—. Despertaba con pesadillas, atacaba a Aoi, tenía esta firme convicción de que iba a hacerme daño y yo tenía que defenderme —me sorprendí, pareciera que estaba describiendo mi vida actual—. Tomaba muchísimo alcohol, por días enteros quería desconectarme y no saber nada más de mi. Yo sabía que Aoi hacía lo posible por ayudarme, pero solo éramos dos chiquillos con una enorme carga a cuestas. Hasta que por fin un día, me internó en una clínica —volvió a bufar—. Recuerdo que fue uno de los peores días de mi vida, no podía creer que la persona que mas amaba me hubiera traicionado de esa forma, sólo estuve dos semanas, pero fue la primera vez que recibí ayuda profesional. No fue un proceso fácil, ni bonito, pero me di cuenta que nunca podría ser la misma persona que fui, por más que lo intentara. Así que me enfoqué en ser una mejor versión de mi —sonrió sinceramente—. Ya tenía alguien a mi lado que me amaba, no podía irme tan mal. 


 


—Lo siento —fue todo lo que dije, me vio sin entenderme—. Me siento mal de que hubieras tenido que pasar todo eso tu solo. No fui el amigo que necesitabas —me alcé de hombros, todos esos años me lo había planteado, me había arrepentido de no haber hecho más por él—. Te conozco desde que éramos unos niños y nunca hice por comprenderte, no entendía el cariño y amor que le tenías a Aoi, mas que tratar de apoyarte, traté de que lo olvidaras. Te oculté cosas, porque no quería que esa inocencia tuya se rompiera y creo que todo causó el efecto contrario. 


 


—Taka, no eres un mal amigo —aseguró—. Las cosas pasaron como tenían que pasar, no esperaba que entendieras lo mío con Aoi, jamás lo hice. Vamos, yo todavía no lo entiendo, aunque ya no lo cuestiono. No había nada que tu pudieras haber hecho para evitar que pasara lo que pasó, y entiendo la frustración que debiste sentir al pensar que era tu deber como amigo hacer algo. Soy yo el que te debe pedir perdón, nadie debería pensar que su amigo está muerto sin posibilidad de haber hecho algo más. A veces, pienso que Aoi y yo nos precipitamos en nuestras decisiones, pero esa era nuestra única salida en ese momento. También creo que ustedes nos hubieran hecho la misma sugerencia, en algún punto. Hacemos lo que podemos por la gente que nos importa, incluso si no está en nuestro control, lo único que nos queda es apoyar y esperar lo mejor —puso una mano sobre mi cabeza, sabía que se refería a Nao y a Kai. 


 


Asentí sin saber qué más decir, estaba de acuerdo, lo cual no significaba que fuera más fácil. Alcé la mirada, a lo lejos pude ver a los dos equipos preparándose para la carrera. 


 


—Sigue tratando de contactar a Kai —dijo Kouyou finalmente—. A veces la gente necesita ayuda, aunque no lo sepa —hizo un gesto con la mano y se alejó, tenía que ir a prepararse para dar las indicaciones al nuevo chico.  


 


Me quedé estático pensando en lo que acabábamos de decir, me recargué en uno de los autos estacionados esperando a que la carrera diera comienzo, no podía evitar que mi corazón se acelerara de miedo al pensar en Nao sobre ese Bugatti; en mi cabeza se repetía una y otra vez la escena del accidente, ese horrible sonido del camión estrellándose contra su auto. Tampoco quería ser enterrado por los recuerdos, quería estar bien y estabilizarme antes de que terminara, para apoyarlo, hacerle saber que estaba con él. Cerré los ojos con fuerza la escuchar el motor de los autos acelerar. Apreté los puños, tratando de normalizar mi respiración e ignorar la presión de mi pecho. 


 


—Disculpa — la voz de un chico me hizo abrir los ojos de forma brusca—. ¿Estás bien? —era un chico de grandes ojos y cabello castaño claro, muy parecido al color del cabello de Sakito. Debía tener máximo unos dieciocho años, usaba una perforación en su labio muy parecida a la que Aoi había usado alguna vez. 


 


Asentí—. Sí, esto de las carreras. No es para mi —me despegué del carro dispuesto a  irme.


 


—¿Tu eres algo del piloto de Gazette9, no? —Preguntó tímidamente pero con entusiasmo. 


 


Me sorprendí alzando la ceja—. Es mi novio —contesté de forma brusca. 


 


—Ya —el otro sonrió, pero casi de inmediato la felicidad desapareció de su rostro. Parecía abrumado por algo, conocía esa expresión a la perfección, la había visto tantas veces en mis amigos—. Y, ¿también eres amigo de los de Nightmare en grey? 


 


—Mi hermano es el capitán —volví a contestar secamente. 


 


—Wow, ¿eres el hermano de Kyo? —Asentí, parecía verdaderamente emocionado. Terminó por recargarse en uno de los autos frente a mi—. Ellos eran una leyenda por aquí, ¿lo sabías? Gazette9 y Nightmare en grey; yo quería ser como ellos antes de que las cosas se pusieran raras —de nuevo esa expresión casi de dolor se reflejó en su rostro. 


 


Suspiré—. Eres de SCREW —no fue pregunta, el otro hizo una mueca y asintió. 


 


—Soy Jin —se presentó mirándome con intensidad. 


 


—Déjame adivinar, Jin. Correr era divertido porque te sentías en la cima del mundo, hasta que un mafioso llegó y lo arruinó todo con sus ordenes disfrazadas de obligaciones —dije sintiendo un poco de simpatía por el chico, quien asentía a cada cosa que le decía. 


 


Jin metió las manos a los bolsillos de su pantalón y miró al piso—. Se suponía que iba a ser divertido, pero Byou tenía otros planes —dijo, lo miré sin entender—. Byou es nuestro líder, el que le ganó a Kyo la vez pasada —hice un gesto de reconocimiento—. Él, bueno, es más complicado que solo ganar por un mafioso, como ustedes lo hicieron. 


 


Ladeé un poco la cabeza—. ¿A qué te refieres? ¿Conoces la historia? —Dije también recargando en el auto, dudaba que el chico me fuera a hacer algo, parecía como que tenía que hablar con alguien más que pelearse. 


 


Asintió—. Todo SCREW la conoce, porque —pareció debatirse por varios minutos, no quería presionarlo así que me mantuve en silencio esperando a que él continuara—, bueno, Byou es hijo de Gackt —dijo sin mirarme. 


 


Sentí un golpe en el estomago de la impresión, no sabía que el horrible mafioso al que nos habíamos tenido que enfrentar, tuviera hijos, ¿cómo dejaban que personas así fueran padres? Bueno, la misma pregunta podía hacerme respecto mis propios padres. 


 


—Él era muy niño cuando ustedes —se alzó de hombros—. Mana, se ocupó de él, aún cuando estaba en la cárcel. Nosotros nunca lo juzgamos ni nada, lo conocemos desde hace mucho tiempo, cuando nos dijo de las carreras, aceptamos sin dudar. Fue como llegar a un lugar que no conocías, pero que te había esperado; si vieras correr a Kazuki, lo entenderías. Era divertido hasta que Mana salió de prisión —se mordió al lengua sabiendo que había dicho demasiado. 


 


—¿Sabes dónde está? —Pregunté tratando de mantener la calma. 


 


Jin asintió—. No puedo decirte por obvias razones, ni siquiera debería estar hablando contigo —se alarmó de pronto, se incorporó dispuesto a marcharse. 


 


—Oye, —alcancé a detenerlo— no estás solo. Puedes salir de esta —le aseguré—, no te sientas mal por haber hablado conmigo, podemos ayudarte. 


 


Jin me miró indeciso—. Por favor no le diga a nadie que hablamos —me suplicó y yo asentí para darle más confianza—. Kai está bien, te prometo que no le pasara nada —me dijo rápidamente alejándose. 


 


Casi me da un infarto—. ¿De qué hablas? —pero el chico se había perdido de vista, me dejó temblando y más preocupado que antes. 


 


Regresé con los demás casi corriendo, no iba a delatar a Jin, tal vez hablar con él nos daría una oportunidad de encontrar a Mana, pero tenía que ganarme su confianza, tenía que esperar a que regresara a hablar conmigo. Sin embargo, lo que había dicho de Kai me había descolocado, estaba dispuesto a hacer que Resta entrara en razón y lo buscara de una buena vez. 


 


Encontré a Tora y a Uruha dando instrucciones precisas por el micrófono, mientras sostenían una tablet. Me acerqué a Kyo quien permanecía con los brazos cruzados mirando a la nada, estaba muy rígido y parecía metido en sus propios pensamientos. 


 


—Tooru —le dije en una voz apenas audible, me miró apenas para hacerme entender que me escuchaba—. ¿Dónde está Reita?


 


Mi hermano me señaló con la cabeza, hacia mi lado derecho. Me giré, a lo lejos vi horrorizado el lugar donde estaba todo el equipo de Screw, Reita frente al estratega del equipo quien daba ordenes a quien fuera que estuviera corriendo contra nosotros. Kai hablaba con paciencia por un micrófono, mientras otros evitaban que el rubio se acercara a él. 

Notas finales:

lalallalalalallalala XD no me maten


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).