Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

2Fast, 2Beautiful por urumelii

[Reviews - 58]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Shou me volvió a hacer llorar XD puede parecer un poco lento el capi, pero tengan paciencia. Va a haber mucho drama jajajja

 

 

Ya vi que se repitió el capitulo, espero no haber borrado rvws :( si no avisenme! 


Kai

El dedo índice de Kamijo acarició el largo de mi mejilla, de pronto parecía que estaba incitando a algo más que solo hablar. Sentía su respiración chocar contra mis labios. Tragué saliva haciéndome aún más para atrás pero la pared me lo impedía, toqué la superficie fría con las palmas de las mano y no tocar nada que pudiera verse inapropiado.

—Puedo darte todo lo que siempre has querido —dijo Kamijo en mi oído, sentí sus labios sobre mi lóbulo, una corriente eléctrica llena de miedo y repulsión me recorrió la espalda. De verdad aquel hombre estaba dispuesto a todo por obtener lo que quería y no parecía que iba a aceptar un no como respuesta.

—¿Kai? —la voz de Sujk cayó del cielo, ahí estaba el camarógrafo mirándonos con extrañeza.

Kamijo no tuvo mas remedio que separarse de mi, no había notado que estaba conteniendo la respiración. Sentí un alivio casi inmediato al ver a mi amigo ahí con expresión seria. Kamijo solo atinó a sonreír y despedirse con la mano, dando a entender que la conversación no había terminado.

—Gracias —dije aliviado.

Sujk miraba hacia donde había desaparecido el periodista—. ¿Qué pasó? —preguntó muy serio.

—Nada —dije tratando de restarle seriedad al asunto, la mirada del otro me hizo pensarlo mejor—. Cree que tengo información que él quiere —suspiré alisando mi camisa, como si se hubiera arrugado por el contacto con Kamijo.

—¿Y la tienes? —dijo Sujk sin cambiar el tono.

Negué rápidamente. Sentí su mano sobre mi cabeza alborotando mi cabello, un gesto cariñoso que hacía seguido para tranquilizarme. Sujk era probablemente el único amigo que tenía fuera del círculo regular, y en ese momento lo agradecí. Con él podía hablar de cosas que no me atrevía a decirle a los demás o que por la distancia jamás pude hablar con Ruki; con él podía hablar cada vez que había una pelea con Akira, siempre tenía una opinión y era un gran oyente.

—¿Seguro estás bien? Le puedo partir la cara si gustas —bromeó pasando su brazo por mis hombros, encaminándonos al estudio.

—Creo que ahorita no es necesario —sonreí suspirando.

Sujk se detuvo en la puerta—. ¿Hay alguien más a quién deba partirle la cara? —dijo alzando una ceja.

—Pensé que no te darías cuenta, ¿nos vemos para almorzar? —le pregunté mientras cada uno caminaba a su respectivo lugar antes de iniciar el noticiero. Sujk asintió despidiéndose con un gesto de las manos.

Jamás le había contado a nadie lo que había sucedido con Mana, tampoco era mi intención hacerlo en ese momento, lo único que necesitaba era hablar de por qué me sentía tan enojado con los chicos por querer regresar a esa vida que nos había cambiado tanto. Tenía que admitir que si no hubiera sido por eso, tal vez Akira y yo jamás hubiéramos estado juntos, solo nos habíamos atrevido a confesarnos al estar en riesgo de muerte. Sin embargo, después de que los problemas se calmaron, nuestra relación se había vuelto bastante normal, nos veíamos de vez en cuando en la universidad, y decidimos vivir juntos apenas dos años atrás. Amaba a ese hombre con toda el alma, pero habían veces que me preguntaba si realmente estaba haciendo de mi vida, lo que quería hacer.

Eso era precisamente lo que me aterraba de que Akira se volviera a subir a un auto, cuando éramos adolescentes, ser piloto de carreras clandestinas le daba un poco de sentido a su vida. No lo hacía solo por la adrenalina, lo hacía por un vacío emocional que nunca se había atrevido a mencionar; después de lo ocurrido con Aoi y Uruha, mi novio había encontrado un sentido diferente. ¿Qué pasaba si se volvía a subir a un auto para correr? ¿Qué haría eso con su mente? ¿Podría enfrentar todo lo que habíamos dejado atrás?

—&—

Kyo

Cuando me levanté, Kai ya se había ido. Los demás seguían dormidos, estaba acostumbrado a levantarme temprano por la escuela, entré a la cocina pensando qué podría desayunar cuando me topé con Hiroto quien estaba parado frente a la estufa preparando tamagoyaki, sobre la barra ya había arroz, pescado, natto y la sopa de miso. Sonreí sin querer, Hiroto era muy bueno cocinando, aunque pocos supieran de ese talento, el chico era más que solo canto y actuación.

Tuve el impulso de abrazarlo, pero no me atreví, por más que tuviéramos todo tipo de de contactos, el chico sólo era mi amigo, jamás sería mío.

—¿Dormiste mal? —le pregunté entrando a la cocina y sentándome en uno de los bancos de la barra.

Hiroto sonrió—. No, pero quería hacer algo por ti, no podemos alimentarnos de comida rápida todos los días —colocó el plato del tamagoyaki frente a mi.

Comencé por el plato de arroz, dando bocados pequeños. Hiroto se sentó frente a mí mirándome con sus increíbles ojos, no lucía ni remotamente cansado, tampoco comía, solo se limitaba a verme con entretenimiento.

—¿Qué? —pregunté con la boca llena de arroz.

—¿De verdad vas a tratar de averiguar si tus alumnos corren? —preguntó aun sonriendo.

Asentí sin mirarlo. Mi parte del descabellado plan era enterarme si alguien de la preparatoria estaba involucrado, para poder conocer a nuestros posibles contrincantes. Encontraba un poco irónico el asunto, me había convertido en profesor para evitar esa clase de cosas y ahora, tenía que regresar a un ambiente del que había jurado, intentaría sacar a todo el mundo. A diferencia de Hiroto, yo no había dormido nada, aunque no quisiera aceptarlo, Toshiya estuvo en mis pensamientos durante la noche.

No era que aún tuviera sentimientos por él o algo parecido, todo lo que yo sentía por él se había ido por el drenaje desde el momento en que entendí que ese chico solo nos había metido en ese problema por pura conveniencia. Sin embargo, aquellos sentimientos de culpa, que me había acompañado durante esa época, habían regresado como olas chocando contra las piedras, tan fuerte como un tifón azotando. Era mi culpa que estuviéramos en ese problema de nuevo y aunque nadie iba a aceptarlo, yo sabía muy bien que era mi responsabilidad.

Odiaba el hecho de tener que volver a involucrarnos en esto, odiaba que mis amigos no iban a dejarme solo, por esta estupida cursilería de que eramos una familia y estábamos todos juntos. Quería arreglarlo yo solo y sabía que la manera de hacerlo, tal vez residía en tener que hablar con Toshiya nuevamente. Lo que no sabía era si lo toleraría, quería molerlo a golpes; quería hacer tantas cosas, pero sobretodo quería poner a salvo a Hiroto, La cabeza se me quebraba de tan solo pensar que ese incendio en su presentación no había sido un mero accidente, nos estaban cazando y yo sería el único culpable si a ese chico sentado frente a mi con una sonrisa indescifrable le ocurría algo.

—Es un buen primer paso —fue todo lo que contesté.

Sentí su mano en mi mejilla—. No tienes que hacer esto si no quieres —me aseguró.

—Lo sé —me recargué en su mano cerrando los ojos—. No me perdonaría si los demás son los que se llevan toda la diversión —le resté seriedad.

Hiroto se rió.

—Debo admitir que me causa curiosidad —dijo y abrí los ojos chocando directo con los de él—. Verte correr, detrás de un volante a toda velocidad —sentí las mariposas en mi estómago, esas que ya se habían vuelto familiares al paso de los años, cada vez que estaba con él—. Solo procura no hacer nada que pueda matarte, ¿de acuerdo? Me muero si te pasa algo.

Sonreí con una mueca.

—Yo me muero si Mana te hace algo.

—No va a suceder, confío en ti —me dio un beso en la nariz.

—&—

Sakito

—Si no quieres verme está bien, pero, ¿entiendes que estamos en una situación de riesgo? —le dije casi desesperado, si la gente del juzgado pudiera oírme de esa forma probablemente se reirían de mi. Odiaba sentirme tan vulnerable con él, odiaba ser tan débil ante él.

—¿Y lo mejor que se les ocurrió fue competir? —gritó Shou detrás del teléfono.

Cerré los ojos con fuerza conteniendo las ganas de gritar más. Estaba en casa de Kyo, en el jardín para ser exactos, en ese jardín que me había visto gritarle innumerables veces a mi novio; adentro estaban los demás teniendo la dichosa junta para saber que había averiguado Kyo en la escuela y Tora en el trabajo. Yo, por estúpido, porque no hay otra manera de describirme, le había hablado a Shou nuevamente, para tratar de convencerlo de volver.

Tenía un miedo absurdo o no tanto, de lo que podía estar pasando. Lo más obvio era que por fin, mi novio había encontrado el valor para dejarme y ahora estaba en casa de su amante sin querer saber de mi. El solo pensamiento me hacía tener un dolor en el pecho y sentir unas ganas inmensas de llorar, no le había contado a nadie de nuestros problemas, de las prostitutas, de los gritos, los golpes en la pared y el alcohol. No sólo porque Shou también era amigo de mis amigos, no quería manchar esa imagen que tenían de él, tampoco lo había dicho por miedo a mi mismo. No quería aceptar que nuestra relación estaba del carajo, o podía concebir que mis amigos me vieran con lástima, me ardía el cuerpo de solo pensarlo.

En ese momento, solo me estaba aferrando al peligro inminente que Mana representaba, para no pensar en nada más. Irónicamente me aterraba más Shou que la amenaza de un mafioso del pasado. Me aterraba perderlo, me aterraba aceptar que tal vez no teníamos remedio y que todo había terminado, me aterraba saber que en ese momento estaba con alguien más que no fuera yo.

—No te vi tratando de convencerlos de lo contrario —dije con la voz cortada, las lágrimas acumulandose en mis ojos, las cuales me forcé a no dejar salir.

Escuché el suspiro, se había dado cuenta de que me estaba conteniendo.

—Saki, sé lo que puedes estar pensando; pero te puedo asegurar que no es lo que te imaginas —dijo más calmado. No pude evitar bufar, ¿qué entendía él de lo que podría estar imaginando? Si con todas sus acciones me demostraba lo contrario. A veces pensaba que era el precio a pagar por lo que le había hecho, por la persona que era antes de que finalmente habíamos decidido estar juntos—. Pronto entenderás, pero no puedo ir hoy…

Colgué, no quería saber más, no podía saber más mientras mi corazón se estuviera cayendo a pedazos con cada rechazo de parte de Shou. Respiré profundamente varias veces tratando de calmarme, tratando de poner mi mejor sonrisa y aspecto insolente para regresar a la sala.

—Shou no es así —la voz de Nao me dijo detrás de mi.

Me quedé de espaldas, no quería que me viera en ese estado—. Tu que sabes de Shou —lo reté—. Una persona puede cambiar mucho en dos años, tal vez siga siendo tu mejor amigo, pero no sabes nada de él —iba a acabar descargando mi ira contra él, cuando sólo estaba tratando de ayudarme, solo que no había nadie que pudiera ayudarme, estaba malditamente solo sintiendo el mundo colapsar.

—Sé que te está lastimando con sus infiernos mentales —dijo sin inmutarse—. No te estoy pidiendo que lo entiendas, para ti no es justo. Tal vez no sepa toda la historia, pero si lo conozco y sé que esta situación va a terminar por quebrarlo.

Me giré, mi tristeza convertida en enojo e insolencia—. Bueno, espero que estés ahí para levantar los pedazos —me metí a la casa rehusando a seguir la conversación.

Dentro, para variar, había un caos. Tal vez eramos amigos pero aquello no evitaba que pelearamos cada cinco minutos para tratar de ponernos de acuerdo, seguíamos siendo unos niños para muchas cosas. Reita y Kyo estaban levantados gritando algo que no comprendí al principio, Tora estaba sentado junto a Saga quien lo veía asustado; Hiroto tenía losojos muy abiertos; mientras Ruki y Kai parecía que iban a saltar a calmar a los dos primeros en cualquier momento. Sentí a Nao pararse detrás de mi.

—Estamos incompletos, maldita sea. Los autos son lo de menos, es el piloto, no el auto —dijo Kyo con furia.

Reita giró los ojos—. ¿Crees que no lo sé? Si queremos correr tenemos que hacer sacrificios —argumentó.

—¿Sacrificios? —se rió el otro—. No estamos hablando de dejar el azucar, tu y yo no tenemos la menor idea de cómo correr en un circuito. Tenemos dos expertos en drag y en drift y ninguno en circuito —se giró hacia Tora—. No te ofendas pero no eras tan bueno antes, sobretodo no vamos a arriesgar a Nao, de nuevo.

El mencionado se acercó con cara de fastidio—. ¿Quieren dejar de hablar de mi como si me fuera a romper? Estoy en condiciones de correr —dijo desafiante.

Ruki hizo una mueca—. Claro, porque la última vez que lo hiciste salió todo muy bien —parecía que el enano también estaba en contra de las carreras.

—Fue hace años, mi pulmón está completamente recuperado.

—Yo hablo del estrés que te va a generar —dijo Ruki realmente molesto—. Pudiste haber muerto y hablas como si hubiera sido una multa de tránsito.

—Todos pudimos haber muerto, Takanori —dijo Nao alzando un poco la voz.

La discusión era bastante obvia, a mi parecer. Para correr, se debía tener un equipo, cada uno especializado en una modalidad distinta. Años antes, habíamos sido dos equipos distintos, ahora éramos dos equipos bastante incompletos. Shou y yo podríamos hacer Drift, asumiendo que nos saliera igual de bien que antes; Reita y Kyo hacían Drag, una modalidad que necesitaba habilidades inmediatas, no reflejos estúpidos como los corredores de circuitos. Nao era el único que corría en esa modalidad, una que casi lo mata por culpa de un conductor de un camión. Nos faltaban al menos tres corredores si queríamos formar dos equipos de nuevo.

—¿Seremos solo un equipo, esta vez? —me atreví a preguntar arrastrando la atención hacia mi. Sonreí—. ¿Nightmare en grey o Gazette9?

—Nightmare en grey.

—Gazette9.

Contestaron Reita y Kyo al mismo tiempo.

Suspiré sabiendo la pelea que se desataría a continuación. Ambos gritando por qué el equipo debía llamarse de una u otra forma. De alguna forma me divertía, en mi opinión debíamos mantener ambos equipos, pero la falta de corredores seguía siendo un problema.

—No importa el nombre —gritó Ruki finalmente—. Importa que consigamos corredores, ¿no?

—¿Para meterlos en esta locura? —dijo Kai chasqueando la lengua—. No lo creo.

Hice una mueca pensando probablemente en la mayor locura de todas, pero no teníamos muchas opciones y aunque seguro Reita me mataría. Ambos ya habían derivado la discusión en el liderazgo, Kyo argumentaba que debía ser él, después de todo era por él que habíamos empezado el asunto con la mafia para empezar. Reita gritaba que debía ser él porque era parte de la policía y podría tener las cosas bajo control.

—¿Cómo se supone que ganemos una carrera si ni siquiera podemos ponerle nombre al equipo sin pelear? —dijo Kai mientras Suzuki y Kyo seguían gritando para quedar como líderes del equipo.

Me rasqué la cabeza sin saber qué hacer para parar aquello.

—¡Basta! —fue Ruki quien gritó finalmente—. El líder debe ser Kai, es la mejor opción gracias a sus habilidades para crear estrategias, aun si no lo ha hecho en ocho años.

La sala quedó en silencio, nadie pudo debatir aquello.

—No creo que sea buena idea —dijo Kai abriendo otra discusión—. Además, ni siquiera tenemos corredores suficientes.

—Yo puedo correr en circuito en un equipo y Drift en otro —interrumpí quitándole importancia—. Shou puede hacer el Drift en uno, asumiendo que quiera formar parte —dije de forma amarga. Nadie se había atrevido a preguntar dónde estaba, pero ya era momento de ponernos serios—. Nao puede correr el de policías y ya estaríamos completos, al menos un equipo. Del otro lado puede ser Tora y...—miré a Suzuki, pareció entender perfectamente lo que iba a decir, pues comenzó a negar rápidamente.

—Te volviste loco —dijo Reita con decisión.

—¿Tienes una mejor idea? —lo desafié—. Seguramente, también está detrás de él y es el mejor piloto de nosotros.

La sala se quedó en silencio.

—¿De qué hablan? —preguntó Kai confundido.

—Hablo de revivir muertos —sonreí.

—&—

Uruha

Yuu salió de la oficina de administración a atender a algunas cosas del hotel, aunque para mi era más que claro que estaba huyendo de la conversación. No entendía del todo su negativa ante ver a nuestros amigos, decirles que no habíamos muerto después de todo. Sabía lo que implicaba, Yuu y yo tendríamos que poner cartas sobre la mesa que habíamos preferido ignorar durante ocho años. Tampoco estaba seguro de tener la fortaleza para hacerlo, pero las cosas estaban escalando, quería tener la oportunidad de hablar con ellos una vez más, antes de que Mana lograra matarnos. No es que no tuviera confianza en la policía, pero nuestro caso era más complicado, teníamos identidades prácticamente falsas. ¿Cómo podrían defendernos?

—Lo siento —dijo la voz de Shou despertándome de mis pensamientos—. Siento que los estoy presionando a algo que definitivamente no quieren hacer.

Sonreí ante su disculpa, parecía ser bastante honesta.

—Son muchas cosas —me pasé la mano por el cabello—. No eres tu, es todo. ¿Tu crees que nos recibirían? —pregunté pensando lo peor.

Shou me sonrió, tenía una sonrisa bastante agradable, la cual me hizo sentir tranquilo de pronto.

—Estoy seguro que sí —contestó sin una pizca de duda—. Perderlo a ustedes fue una de las cosas más difíciles que hemos tenido que enfrentar, ustedes nos unieron en la extraña familia que somos. Te puedo decir que considero a Kyo uno de mis mejores amigos, ¿cuándo habrías imaginado algo así? —se rió de una forma que pude adivinar, no había hecho desde hacía mucho.

—Gracias —le dije, haciendo que mirara con extrañeza—. Nunca tuve la oportunidad de agradecerte por haberme sacado de la casa de Mana. Ese día yo…

—¿Por qué me agradeces algo así? Cualquiera lo hubiera hecho —contestó.

—Te debo mi vida —dije rápidamente.

Shou negó suspirando—. No me debes nada, lo haría una y mil veces —me miró con franqueza—. Valió la pena si estás sentado aquí conmigo. ¿Sabes? Después del que pensamos había sido un accidente, me culpe mucho, pensé que podía haber hecho más cosas para ayudarlos. Ese día tenía la firme convicción de hacer pagar a Gackt por lo que había provocado, mi idea original era meterlo a la cárcel pero terminé empujándolo por un barandal —se calló de inmediato, esperando mi reacción.

Abrí mucho los ojos, por supuesto que sabía que habían metido a la cárcel a Mana y que Gackt estaba muerto, había sido un escándalo nacional. Sin embargo, jamás había sabido bajo que condiciones había sucedido, la prensa no publicó nada pues la policía mantuvo el caso en secreto extremo. Incluso cuando el juicio se volvió una noticia bastante sonada, los participantes nunca se revelaron.

—¿Qué fue lo que pasó? —me atreví a preguntarlo, tratando de sonar como un apoyo, jamás me atrevería a juzgar a Shou. No cuando yo mismo era responsable de tres muertes.

Shou sonrió de lado incomodo.

—Si no me quieres contar está bien —dije de inmediato. Lo menos que quería era abrir viejas heridas.

—Está bien —se alzó de hombros—. Después de que ustedes se fueron, decidimos cumplir el plan de repartir la droga; excepto que a medio camino, Gackt secuestró a todos los que estaban en casa de Saga, obviamente y sin esperar a la policía fuimos a la mansión a tratar de sacarlos. Reita y Sakito llegaron primero, iba a matar al idiota de Suzuki mientras a Sakito —cerró los puños—. Yo llegué con Kyo después y por supuesto lo único que se le ocurrió para distraer a todos, fue atravesar la pared con el Corvette —se rió mientras yo abría la boca sin poder creerlo—. Pensé que nos íbamos a matar, pero salí intacto con solo el pensamiento de sacar a Sakito de ahí. Finalmente el enfrentamiento terminó con Gackt, Reita, Sakito y yo en un tercer piso —suspiró poniendo la mano sobre el pecho, parecía querer llorar y me sentí terriblemente mal de haberle preguntado, tampoco me atreví a interrumpirlo, estaba sumido en sus propios recuerdos—. Gackt le disparó a Sakito en un brazo, no fue grave pero recuerdo haber perdido la cabeza en ese momento. Me llené de tanta ira, enojo y frustración, no quería que se imbécil nos volviera a lastimar. Solo quería que terminara —su voz se quebró finalmente, una lágrima rodó por su mejilla, seguida de otra—. Lo único que pensé fue que no se terminaría mientras…

—Él siguiera vivo —completé. Lo entendía, lo entendía tan bien que yo mismo sentí lágrimas en mis mejillas—. Jamás podrías volver a dormir tranquilo si él siguiera respirando —yo ya no hablaba de Gackt y Shou pareció comprenderlo a la perfección.

Me miró con los ojos vidriosos.

—Nadie te dice que matar a alguien te cambia, incluso si fue para defenderte. En ningún lado te hablan de la culpa que sientes o las pesadillas que te asedian, noche tras noche mientras te preguntas de qué serás capaz después. Nadie se atreve a decir la verdad, del monstruo en el que te conviertes cuando ves cómo la vida se escapa de los ojos de alguien. Y es porque nadie lo entiende, te ven como héroe, cuando la realidad es que caes tan bajo como la persona que te amenazaba en primer lugar.

Sin saber cómo me aventé hacia él rodeándolo con mis brazos y ahí Shou se desmoronó en mi abrazo, el chico que yo consideraba inquebrantable, serio e impasible, lloró con fuerza sujetándose a mi como si la vida se le fuera en ello. Lloramos juntos, sabía que nadie más podía haberlo entendido como yo en ese momento, me di cuenta lo solo que debió sentirse, lo perdido que debió haber estado durante esos años. Yo tenía a Yuu, pero si Shou no se había atrevido a decírselo a nadie, debía estar llevando a cuestas una enorme carga.

—No eres un monstruo —le aseguré—. Protegiste a tu familia y sé que no lo harías de nuevo, a menos que las circunstancias te llevarán a repetirlo. Eso no te hace un monstruo, Shou; te hace una persona excepcional —lo abracé con más fuerza, quería demostrarle que no había razón para seguir cargando con aquello él solo.

Permanecimos así por minutos que pudieron ser horas, lo sentí calmarse entre mis brazos, respirar con tranquilidad. Quería decirle más pero su celular sonó en ese momento; fue él quien rompió el contacto, contestando con la misma seriedad que lo caracterizaba. No se necesitaba ser un genio para saber que era Sakito, por la forma en la que hablaba parecía que estaban discutiendo, volví a sentarme en el sillón esperando a que terminara.

—Saki, sé lo que puedes estar pensando; pero te puedo asegurar que no es lo que te imaginas. Pronto entenderás, pero no puedo ir hoy…—se alejó el teléfono suspirando. Sakito le había colgado.

—Estás en problemas, ¿no? —le dije tratando de sonreír, sabiendo que probablemente su pareja estaba fúrico porque no había regresado a casa.

—Quieren volver a correr —fue todo lo que dijo—. Al parecer para saber de Mana hay que ir a correr, de nuevo.

—Es imposible, no lo han hecho en años —argumenté sin poder creer lo que acababa de escuchar.

—Ni siquiera estamos completos —dijo mirando el telefono como si Sakito aun estuviera del otro lado de la línea—. Nos hace falta alguien…

Iba a contestar, pero entonces noté que Yuu nos miraba desde el marco de la puerta, no sabía cuánto llevaba ahí, por su expresión supe que lo suficiente para saber a lo que Shou se refería.

—Les hago falta yo —dijo Yuu. 

 

Notas finales:

y luego??

 

que opinan, que creen que va a pasa?? :O 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).