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2Fast, 2Beautiful por urumelii

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Notas del capitulo:

lalalalalalalalallalalalalalaa

Tora


 


 


Pasé las tres horas mas incomodas de mi existencia, desde el momento en que Kyo notó que había sido drogado por Toshiya. Estuve a punto de entrar para sacarlo de ahí, pero mi amigo parecía tener bastante controlada la situación. Por cuestiones de seguridad no podía apagar el micrófono, no podía descartar que el mafioso intentara algo en contra suya, sólo apagué la cámara y me dediqué a escuchar lo que pasaba; algo que resultó sumamente difícil. No era la primera vez que tenía que escuchar escenas de sexo entre mis informantes o en investigaciones, sí era la primera vez que lo hacía con alguien tan conocido. Traté de distraerme y solo poner atención a ciertas palabras que pudieran reflejar un peligro real para Kyo, sin embargo mi mente se perdía entre lo que estaba sucediendo y mi propia erección. 


 


No me sentía avergonzado de estar excitado, cualquiera se hubiera puesto así al escucharlos; parecía que lo estaban disfrutando que así lo hubiera pensado si Kyo no se la hubiera pasado repitiendo que no era por gusto. Llegué a sentirme mal por él en momentos, nunca me había sentido muy seguro de lo que sentía por Hiroto, yo tenía la otra versión de la historia, había visto a mi amigo sufrir de amor por Kyo por años y aunque tenía la ligera sospecha de que el sentimiento era reciproco, esa noche parecía que Kyo había abandonado toda esperanza con Hiroto. 


 


Por fin después de tres horas, escuché que Toshiya le preguntaba a mi amigo si ya había pasado el efecto de la droga, algo que el otro había afirmado. Me atreví a prender la cámara nuevamente, esperando que no se hubiera roto, la imagen afortunadamente fue tan clara como antes, dado que estaba en el collar que le había dado a Kyo, no podía ver su rostro, solo tenía una imagen de Toshiya acostado sobre la enorme cama, aún no vestía ninguna prenda, solo la sabana blanca que cubría su cuerpo de la cintura para abajo, su pecho al descubierto, se recargaba sobre su codo mirando a Kyo con intensidad. 


 


—¿Ya te vas? —Le preguntó con una ligera sonrisa triunfante. 


 


—Sí, tengo otro compromiso. 


 


—No puedes negar que te divertiste. 


 


Kyo bufó—. Lo que hiciste fue totalmente innecesario, lo habría hecho sin necesidad de un estimulante —pensé que estaría furioso, pero hablaba con seriedad y carente de emoción, la pantalla mostraba sus movimientos al estarse vistiendo, se estaba colocando las botas. 


 


Toshiya rió—. Tal vez, pero necesitabas un empujoncito —se estiró en la cama—, ¿vas a regresar?


 


—¿Tengo qué? 


 


—Pienso que te la pasaste de maravilla, apuesto incluso que lo hago mejor que tu cantante. Dime que lo hago mejor. 


 


—¿Cuándo quieres que venga? —Kyo se limitó a preguntar, estaba seguro que estaba usando toda su fuerza de voluntad para no golpear al otro. 


 


—Te mandaré un mensaje —Toshiya se acomodó mejor entre las almohadas y miró sus uñas sin prestarle atención—. Dime, Kaoru Niikura está en tu equipo, ¿no? —Comenzó la conversación como si fuera cualquier cosa, yo puse más atención, ese era el tipo de información que podría necesitar. Supuse que Kyo asintió porque no escuché nada mas y Toshiya continuó hablando—. ¿Son amigos? 


 


Por un momento solo pude ver en la pantalla la tela de la camisa de Kyo al colocársela, pronto pude ver de nuevo gracias a que desabrochó algunos botones y colocó mejor el collar.


 


—No sé si llamarme su amigo, casi no lo conozco. 


 


—No deberías de tenerle tanta confianza —advirtió Toshiya. 


 


Kyo soltó una carcajada—. Mira quién lo está diciendo, podría confiar mil veces más en él que en ti. ¿Qué te hizo de todos modos? —Preguntó verdaderamente interesado. 


 


—Me robó un auto —dijo tranquilamente—, me prometió que me ayudaría con mi problemita de las carreras y terminó por robarme. Llevo más tiempo del que piensas tratando de entrar al negocio y SCREW lleva más tiempo arruinándolo; me sorprendió ver a Kaoru correr para Nightmare en grey después de que tanto él como Shinya me estafaron. 


 


El otro comenzó a caminar hacia la puerta—. Me preguntó si quieres vengarte de él —dijo casualmente. 


 


—Mis asuntos con esos dos, los tendré que solucionar yo. Aún si no les haré nada mientras estén corriendo para mi. Una gran carrera la de hoy, no sé si a Byou le gusta mucho la idea de verse derrotado; incluso escuché algo que me llamó la atención —sonrió. Kyo se detuvo para escuchar lo que tenía que decir—. Se dice que tienen nuevo estratega, ¿no es así? —Soltó el comentario maliciosamente, para esperar la reacción de mi amigo. Estaba hablando de la aparición de Kai en el equipo contrario—. Algo que definitivamente no nos conviene a nosotros, pero veo que supieron resolver; de todas maneras es probable que Kai no esté ahí por su propio gusto.


 


—¿Sabes dónde lo puedo encontrar? —Preguntó Kyo con cautela. 


 


—Se dice que lo atraparon a él y a otro chico. No sé dónde, pero si quisiera saberlo iría directo con Byou —dijo tranquilamente—. De tal palo, tal astilla —sonrió. 


 


—¿De qué hablas? 


 


Me acerqué tratando de escuchar con mayor claridad lo que estaba diciendo, había estado presente cuando Ruki le había advertido a Kyo que Kai no estaba en SCREW por gusto, pero no había ahondado en detalles, pues había dicho que nos lo diría cuando estuviéramos en casa. Los demás probablemente sabían lo que Toshiya estaba diciendo pero para nosotros era completamente nuevo. 


 


—Byou, es hijo de tu queridísimo Gackt —se burló el mafioso—. ¿Acaso no lo sabías? El verdadero heredero de toda la fortuna hecha gracias a los negocios ilegales. Byou quedó huérfano ese día en Yokohama, por su culpa. El gobierno trató de meterlo al sistema, que alguna familia lo adoptara, solo tenía doce en ese momento, pero Mana fue quien movió todo desde la cárcel para que el chico fuera criado por nosotros, con un solo pensamiento en la cabeza: venganza. Byou estaba obsesionado con el Corvette que había entrado a la mansión de su padre, al menos lo estaba hasta el momento en que yo me salí del grupo; no fue una sorpresa para todos cuando por fin decidió armar un equipo y comenzar a correr. Ahora que Mana ha escapado y ustedes han vuelto a correr, no te sorprendas si el heredero no hace lo que esté en sus manos para verlos caer. 


 


Garabateé en mi libreta todo lo que había escuchado, en los registros sí había rastro de un hijo de Gackt, sin embargo en ningún lado se mencionaba su destino. Simplemente se había pensado que estaba con su madre, los investigadores no lo habían siquiera considerado como una amenaza por su edad y su poco envolvimiento en la situación con Gackt. Era probable que si lograba dar con Byou, estaría más cerca de atrapar a Mana, y aunque estaba seguro que podía verlo en las carreras, por el momento estaba pasando de encubierto, no podía acercarme como agente de CIRO. Al menos no, hasta tener más información. 


 


Kyo no se quedó más tiempo en el departamento, salió tan rápido que en menos de dos minutos se estaba subiendo a su Lexus. Me costó un poco de trabajo alertar a los patrulleros que podían irse a su casa y yo mismo seguirlo en la SUV donde me había estacionado afuera del edificio. Las tres horas de escucharlos tener sexo habían rendido frutos después de todo. 


 


No tomó mucho tiempo llegar a la casa de Kyo a esas horas de la madrugada, lo que era sorprendente era el ruido que se escuchaba en la cuadra; la celebración que había dicho Nao se había vuelta una fiesta que no sabía se podían dar desde mis épocas de adolescente. No sólo había mucho ruido y grandes luces que se prendían y apagaban en diferentes colores, había muchísima gente en toda la casa, parecía que hubieran invitado a medio Ginza. 


 


Me bajé de la SUV al mismo tiempo que Kyo admiraba el espectáculo de su casa, sonriendo casi de forma amarga, sacó un cigarro y lo prendió al momento en que me paraba junto a él. 


 


—¿Te la jalaste? —Fue todo lo que preguntó dandole una bocanada al vicio entre sus dedos. 


 


Lo miré mal—. Eso es prácticamente abuso, ¿lo sabías? —No lo miré, seguía viendo a la gente que platicaba alegremente en el patio de Kyo. 


 


—Lo hubiera hecho de todas formas —contestó también mirando al frente—. ¿Escuchaste todo?


 


Asentí. 


 


—Sólo por esta noche deja que me embriague, que vea el fondo de la botella una y otra vez; mañana te prometo podremos hablar de todo, trazar un plan. Hoy —se le cortó la voz—, solo quiero embriagarme para no sentir que cometí la traición más grande de todas. 


 


No supe qué responderle, me sentí tan mal por él que solo atiné a abrir la reja de la casa y caminar en busca de un consuelo que solo encontraríamos en el alcohol. 


 


Como había imaginado la casa estaba llena de gente que bailaba al compás de la música que resonaba en cada rincón de la enorme mansión. Algunos platicaban en los pasillos alegremente, mientras otros corrían o caminaban de n lado a otro en busca de mas bebida, localicé una barra en el jardín trasero a un lado de una enorme cabina de Dj. Cómo habían hecho para conseguir todo en tan poco tiempo, era algo que escapaba a mi entendimiento y tampoco quería averiguarlo. 


 


Avancé hacia el jardín, Kyo se había perdido de vista casi de inmediato y mientras lanzaba pude ver de reojo a Shou quien se encontraba en la sala en medio de un circulo de gente desconocida que lo animaba a tomar, el chico de cabello rojizo tenía dos vasos de shots en las manos, se lo tomaba como si fuera agua. Al caminar en el pasillo cerca de las escaleras estaba Sakito, por un momento pensé que estaba viendo con detenimiento lo que su ex novio estaba haciendo, sin embargo, había alguien a su lado cuya cara no pude ver bien que le susurraba cosas al oído, el más bajo sonreía con los brazos cruzados y aquella mirada insolente que lo caracterizaba. Aquello iba. Salir terriblemente mal. 


 


Para cuando llegué al jardín, encontré a Uruha con una botella de cerveza en la mano, sonreí alegremente platicando con Kaoru, Shinya y Saga; todo hubiera estado perfectamente bien si no hubiera sido porque Kaoru tenía firmemente tomado a Saga de la cintura. Sentí que la sangre me hervía, aún no podía creer que lo había besado, le había dicho lo bien que se veía y el idiota estaba ahi con un delincuente de poca monta. ¿Qué se tenía que hacer para que le prestaran un poco de atención? Una de las razones que mas me entusiasmaba de regresar a la vida de mis amigos era Saga, Saga y su voz, sus manos de artista, su cuerpo esbelto, su mirada traviesa, su sonrisa y su manera de desenvolverse. 


 


La forma en la que Saga me veía cuando estábamos en preparatoria me perseguía aún ahora, y sí, era cierto que en un principio Uruha me había atraído bastante, un enamoramiento que se había apagado casi al instante de comenzar cuando me había dado cuenta de los verdaderos sentimientos del castaño. Me había dolido muchísimo pensar que había muerto, pero para ese momento no le guardaba mas que un afecto extraordinario. Un año después de toda esa locura, muchos aún creían que yo había estado perdido por él, por esa razón Saga no se atrevía a acercarse de más, aunque fuera tan obvio como una colegiala al demostrar lo que sentía por mi, ya fuese atracción o enamoramiento de adolescente; lo cierto era que le había prestado atención,  el chico me encantaba de los pies a la cabeza, pero él creía que no había lugar para él debido a Uruha y yo no me atreví a contradecirlo, pues quería ser respetuoso con la memoria de nuestro amigo. 


 


Cuando me asignaron el caso de Mana, estaba decidido a conquistar a Saga, recuperar el tiempo perdido, después de tantos años estaba seguro que podíamos dejar eso en el pasado y comenzar algo nuevo. Estaba seguro que Saga aún sentía algo por mi, tal vez una mera atracción que eso podía convertir en cariño; pero lo encontré mas orgulloso de lo que pensé; mas inalcanzable y ahora, estaba en los brazos de ese cabrón. Tenía que respirar y beber algo para no hacer un escándalo; eso fue precisamente lo que hice. 


 


Encontré a Reita en la improvisada barra, pensé que estaría ebrio o algo por estilo, sin embargo sostenía una botella de cerveza la que apenas le había dado unos tragos; tenía la mirada perdida en el horizonte, seguramente pensaba en Kai y en todo lo que había pasado en los últimos días. Me acerqué buscando las cervezas que encontré en una hielera en el piso, tomé una dispuesto a contarle lo que habíamos descubierto. 


 


Estaba enterado de la mayoría de las cosas, gracias a Ruki, quien se había negado a contar cómo sabía todo aquello; pero al menos podíamos trazar un plan. 


 


—Voy a buscar al chico en las bases de datos, tal vez pueda encontrar a Kai —dijo el policía de inmediato caminando a la salida. 


 


Lo seguí temiendo que se estuviera adelantando, tampoco podía decirle que no lo hiciera, para él ya habían perdido demasiado tiempo. 


 


—Espera —le dije en la salida—, Toshiya dijo que habían sido dos chicos; es probable que Kai no esté solo y por eso puedan tenerlo bajo su control, hay que averiguar quién es el otro. 


 


—Al diablo con eso, tengo que ir por Kai —dijo Reita resuelto, se revolvió el cabello moviendo de un lado a otro, a leguas se notaba su ansiedad, su desesperación de hacer algo. 


 


—¿Estás bien? —Le pregunté—. Tú más que nadie sabe que estas cosas son complicadas, no han exigido un rescate, vaya, ni siquiera haz reportado su desaparición, ¿qué le vas a decir a tu superior? 


 


Reita negó una y otra vez aún caminando hacia la salida—. No entiendes, lo que le dije, las cosas que hice porque pensé que me había engañado —se pasó la mano por la cara, puso otra en su cintura. Nos quedamos en la entrada de la casa, la puerta estaba abierta para seguir recibiendo invitados, había unos cuantos aún platicando alegremente en el patio—. Le iba a pedir que se casara conmigo, en vez de eso le aventé el anillo y le dije que no quería volver a verlo. Está en peligro, tal vez por mi culpa, si no hubiéramos tenido esa estúpida discusión…


 


—Hubiera pasado con discusión o sin ella, era obvio que tenían mas que planeado hacerse de un estratega y, —me quedé callado al ver un auto estacionarse frente a la casa, un Nissan Gtr para ser precisos, Reita no se había percatado de ello estaba demasiado absorto en sus pensamientos. Detrás del había un BMW, no debía ser un físico nuclear para saber a la perfección a quienes pertenecían esos modelos, lo confirmé cuando del Nissan salió Byou con una sonrisa retadora, del asiento del copiloto nada mas y nada menos que…—Kai —pronuncié sin poder creerlo. 


 


Reita alzó los ojos por fin ante mi mención, su mandíbula pudo haber caído al piso de la impresión; sin que pudiera decir algo comenzó a avanzar hacia los recién llegados. Contrario a mis instintos me devolví adentro de la casa a buscar refuerzos. Casi corriendo me adentré ne la sala donde recordaba haber visto a Shou, quien ahora estaba sobre una mesa, sin pensarlo lo tomé de la camisa y lo jalé para bajarlo, esperando que no estuviera aún tan ebrio como parecía. 


 


—Reita está en problemas —dije cuando éste se quejó de mi acción—. Enfrente, ahora los alcanzo. 


 


La mirada que me dedicó Shou me indicó que estaba alerta, salió disparado a la entrada, segundos después Sakito salió detrás de él, tal vez había captado el mensaje solo con nuestros movimientos. Seguí mi camino hasta el patio de atrás, donde me tardé en volver a encontrar a los demás, pero en cuanto lo hice me acerqué sin pensarlo demasiado. 


 


—Reita y Kai —fue todo lo que le dije a Uruha.


 


—Buscaré a los demás —dijo Saga moviéndose. 


 


Los otros tres me siguieron de regreso a la entrada, esperando encontrar a Kyo en mi camino, pero no sucedió. Cuando llegamos no solo estaba SCREW frente a los demás, había mas hombres detrás de ellos. 


 


—Que recibimiento tan amargo —dijo Byou en cuánto salimos—. Sólo hemos venido porque escuchamos que se estaba dando una gran fiesta, queríamos divertirnos un poco. 


 


—Kai, por favor —dijo Reita en tono suplicante. 


 


El mencionado negó—. Es cierto lo que dice Byou, solo veníamos a divertirnos, tal vez tomar un poco. Contigo no tengo nada que hablar —dijo tajantemente. 


 


—¿Esperas que los dejemos entrar así como así? —Fue Sakito quien preguntó. 


 


—Antes no había problema en tomar con aquellos que considerábamos nuestros enemigos, es más, nos volvimos amigos, te lo recuerdo —repuso Kai. 


 


—¡SÍ! —La voz de Kyo hizo que nos giraremos todos hacia la puerta, tenía un trago en laman y estaba recargado en el marco de ésta, parecía que si no se sostenía caería irremediablemente al piso, detrás de él estaba Saga con expresión apologética—. ¡ENTRE MAS SEAMOS MEJOR! —gritó tan fuerte que toda la atención estaba puesta sobre él en el patio—. AL FINAL TODOS NOS IREMOS AL CARAJO —avanzó hacia adelante pero tropezó en el primer escalón, se hubiera ido de bruces si Uruha no hubiera alcanzado a sujetarlo del pecho, el otro reía sin parar ante lo que había ocurrido—. Son bienvenidos a mi casa —logró decir entre balbuceos, se zafó de Uruha y señaló la puerta—, no quiero dramas, solo alcohol. 


 


Kai fue el primero en avanzar, alejándose de sobremanera de Reita y evitando las miradas de los demás, todo SCREW lo siguió a excepción de uno, el piloto del BMW se quedó mirando a un punto al final de la calle confundido. 


 


—Byou —lo llamó, el otro se detuvo para indicarle que lo escuchaba—, regreso en un momento —avisó, el tal Byou levantó la mano para expresarle que no había problema y el chico salió de la casa directo al auto. 


 


—Esto se va a ir al desastre más rápido que un Bugatti contra un avión —dijo Sakito entrando a la casa. 


 


-&-


 


Aoi 


 


Las vagas palabras de mi madre seguían retumbando en mis oídos aún si llevaban días de haberse dicho, la sorpresa ante su revelación hacía que de cierta forma me doliera el pecho o me sudaran las manos. ¿Qué se supone que debía hacer con eso? Después de todo, tenía sentido, sí; aunque no aportaba ninguna explicación a nuestro caso. Me había repetido una y otra vez frente al espejo que no importaba el resultado de aquel encuentro, que todo estaría bien, que Kouyou y yo estaríamos bien, solo que entre más lo pensaba, más difícil se me hacía mantenerlo. 


 


Kouyou me había escrito diario desde que nos habíamos separado, sin embargo desde que había hablado con mi madre me había sentido incapaz de contestarle. ¿Qué iba a decirle? Ya sé quién de los dos es un Shiroyama, ahora tengo que cumplir una promesa a nuestra madre para que no te pase nada. 


 


Maldecía nuestro arrojo al haber fingido nuestra muerte, tampoco nos quedaba de otra, hicimos lo que pudimos con lo que teníamos, sin pensar en las consecuencias. Jamás me hubiera imaginado que terminaría como gerente de un hotel, trabajo que amaba con locura; tampoco había pensado en qué pasaría si el fraude se descubriera, incluso los papeles de la universidad de Kouyou se podían ver afectados. Podríamos perder todo en el mejor de los casos, en el peor, incluso terminar en la cárcel no sólo por fraude, por asesinato. 


 


Nunca me había sentido culpable de haber prendido ese auto en llamas sin haberme cerciorado si estaban vivos o muertos, tampoco iba a empezar ahora. De lo que me sentía culpable es haberlo hecho sin pensar realmente en las consecuencias, era como si el mismo Die volviera de la tumba para burlarse de mi. Todo mi pasado parecía una enorme montaña a punto de derrumbarse sobre mi y yo era quien me había puesto ahi en primer lugar. Era mil veces pasar por todo eso sin siquiera tener a Kouyou a mi lado, sabiendo que apenas a unos minutos de mi, estaba el chico que mas amaba junto a las personas que consideré mi familia por tanto tiempo. 


 


Miré el celular, repasando por milésima vez el mensaje que mi novio había escrito, a pesar de obtener respuesta mía, él seguía escribiéndome, contándome con lujo de detalle lo que pasaba, cómo estaba y cómo estaban los demás. Se me hizo un nudo en el estomago, quería salir corriendo hacia donde se encontraba, quería hablar con él, con Reita, quería que alguien que no fuera yo me diera una solución a mi problema. Estaba tan cansado de estar solo, que me sentía patético. 


 


—Trágate el orgullo Shiroyama y ve a la puta fiesta —me dije a mi mismo frente al espejo, me había lavado la cara en busca de claridad, las gotas de agua aún resbalaban por mis mejillas y barbilla. 


 


Kouyou me había escrito sobre la carrera de Nao, había descrito los detalles y finalmente me había avisado que darían una gran fiesta en casa de Kyo, me animó diciendo que tal vez al estar todos muy ebrios podían recibirme con grandes sonrisas y pocas preguntas. No era que le tuviera miedo a las preguntas, le tenía miedo a sus miradas, a su resentimiento por dejar que pensaran que estaba muerto; tenía miedo que no fuera como antes, que no me recibieran y no les interesara conocerme de nuevo. Al final, no era el mismo chico con el que habían asistido a la preparatoria, podía ser igual de impulsivo y buen piloto, pero lo que había tenido que pasar al fingir nuestra muerte, me había endurecido, me había hecho más serio, mucho más calmado que antes. 


 


¿Qué pasaba si no podía volver a ser el casi hermano de Reita? Me estremecí ante el pensamiento, prefería dejarlos en mis recuerdos, intactos, a tener que enfrentar que para ellos no fuera mas que un desconocido. No importaba las veces que Kouyou me hubiera dicho lo contrario, por sus relatos sabía que no eran los mismos, ¿por qué habrían de serlo conmigo?


 


Volví a verme al espejo y suspiré. Al mismo tiempo necesitaba ayuda y apoyo, suspirando sin saber muy bien si lo que estaba haciendo estaba bien, tomé el celular dispuesto a ir a la casa de Kyo. Subí a mi Lamborghini Murciélago, en menos de quince minutos estaba en Ginza a una calle de un lugar que se me hacía tan conocido y que al mismo tiempo formaba parte de mis recuerdos mas lejanos. 


 


Me sentía inseguro aún si ya estaba llegando, por obvias razones no le había dicho a Kouyou que iría, aún podía arrepentirme, aún podía poner reversa y dejar los reencuentros para otro día. No avancé el auto, me quedé en la esquina de la calle esperando reunir el valor suficiente, cuando dos autos se estacionaron frente a la casa de Kyo. Al menos uno, lo reconocí de inmediato, era ese BMW al que le había ganado en mi primera carrera de regreso; me sorprendió saber que estaban invitados a la fiesta, Kouyou no me había contado nada acerca de esos chicos, tal vez podrían incluso estar ahi para causar problemas, pero Kai bajó del Nissan Gtr. 


 


Kai…


 


Mi cuerpo comenzó a temblar de solo verlo de lejos, a pesar de que estaba a más de cuatrocientos metros de mi. Si volteaba vería sin problemas mi auto, por lo que apagué todas las luces, al menos podía pasar inadvertido en la calle. Mi mente recordó la bonita sonrisa de mi amigo, sus palabras de aliento, la forma en la que habíamos fingido ser novios tantos años antes, solo para que yo pudiera ocultar mi amor por Kouyou. Kai había sido uno de mis amigos más cercanos, nunca me había dado la espalda, incluso en esos momentos cuando parecía que todo iba a explotar; me sentí incapaz de moverme, de respirar siquiera. Apenas podía verlo con claridad, pero no cabía ala menor duda de que era él, quería salir corriendo a abrazarlo, decirle que estaba bien, que todo iba. Estar bien, pero eso solo sería engañarnos. 


 


Vi movimiento en el patio de la casa y agradecía que los arbustos de las otras casas no me dejaran ver que estaba pasando, quiénes estaban discutiendo con el equipo, o por qué estaban detenidos en la puerta sin haber entrado. Mi mente recordando circunstancias similares, cuando éramos niños, cuando afuera de una fiesta nos habíamos peleado con un montón de mafiosos enviados por Mana para no correr, recordé cómo en otra fiesta Kouyou se había presentado con un Nissan Skyline y yo casi había perdido la cabeza. 


 


Quería reírme del recuerdo, lo único que salió fue un sonido parecido a un sollozo, todo aquello estaba pasando a mi vista, sin que yo tuviera una relevancia real, sin que tal vez les hiciera falta. Apreté el volante, pensando que yo mismo había causado eso; no soportaría estar ahí más tiempo, así que esperé a que todos entraron para encender de nueva cuenta el auto. Sin embargo, un chico me vio, el conductor del BMW se quedó estático mirando el Lambo, prendí las luces y metí reversa, no importaba que él me viera, no sabía quién era. 


 


Estaba dispuesto a regresar a mi departamento cuando noté que el BMW me seguía a velocidad moderada, lo miré por el retrovisor pensando que tal vez era una casualidad, así que di un giro a la derecha para irme por otro camino. Sin embargo, el BMW hizo el mismo giro que yo, así continuamos por varias calles, era más que claro que me estaba siguiendo. Aunque dudaba que el chico solo fuera una amenaza para mi, no quería que me viera, aceleré tan pronto como estuve en una avenida principal y no fue sorpresa que él hiciera lo mismo. 


 


En la recta en la que nos encontrábamos era imposible alcanzarme, su BMW contra mi Lambo, pero debía admitir que fue bueno manteniendo el paso. Manejaba con una destreza impresionante, no era mejor que yo, pero sí era muy bueno, esquivaba los obstáculos que le ponía en frente con una soltura natural, era puro talento lo que ese chico estaba demostrando. Lo había visto el día de la carrera pero en ese momento lo estaba comprobando. Subí un puente y me desvié a la derecha hacia la carretera, si lo que quería era alcanzarme, mínimo se había ganado hablar conmigo, pero no lo haría cerca de nadie, no sabía si el chico era peligroso así que lo mejor que se me ocurrió fue sacarlo de Tokio, a donde me siguió sin problemas. A un lugar al que solía ir bastante cuando era chico, un pequeño terreno cerca de un bosque en donde en mas de una ocasión se celebró una carrera. 


 


Derrapé en la tierra para estacionarme, seguido del BMW quien llegó de forma elegante. No sentí mucho miedo del encuentro, podía lidiar con algo físico más que con mis sentimientos de antes, puse mi mejor cara de indiferencia y bajé del auto. El chico lo había hecho desde que apagó el auto. 


 


—No lo haces nada mal —dije recargado en la puerta de mi auto. 


 


El chico hizo un puchero, apenas estábamos iluminados por los faros de nuestros propios autos y dos otros postes de luz a lo lejos del terreno. Me sorprendió la cara del chico, parecía verse demasiado tierno para conducir en la forma en que lo hacía, probablemente si lo hubiera visto en la calle jamás hubiera pensado que podía hacer tales cosas sobre un auto. Tenía el cabello castaño chocolate y una perforación en el labio de la misma manera en que yo la había tenido años atrás, tenía otra del otro lado y una en la ceja, me miraba con cierto interés combinado con asombro. 


 


—No puedes hacer eso, ¿sabes? —Me dijo casi riendo. 


 


Alcé la ceja sin entender a lo qué se refería. 


 


—No puedes aparecer en una carrera, ganarme de la manera en que lo hiciste y luego marcharte sin decir nada —explicó—. Se supone que soy el mejor piloto del lugar y tu, me venciste como si fuera nada. 


 


Sonreí de lado ante su indignación—. Pasaste más tiempo tratando de lucirte que de hecho ganar la carrera, ese fue tu error —dije sin burlarme—. A mi también me gusta lucirme, pero solo lo hago cuando ya tengo asegurada mi victoria. 


 


—Siempre gano —dijo desconcertado. 


 


Negué—. Yo siempre gano, tu puedes intentar ganar —sonreí. 


 


—¿Puedo aunque sea saber tu nombre? —Preguntó ansioso—. Todo el mundo cree que eres alguien que de ser cierto, no me sentiría mal en perder contra ti. 


 


No pude evitar sentirme fascinado, tenía mucho tiempo sin recibir la atención a la que estaba acostumbrado por ser tan buen piloto, la atención que me encantaba recibir. Me crucé de brazos acomodándome mejor en la puerta del auto—. ¿Ah sí? ¿Y quién crees que soy? —pregunté pensando si de verdad mi nombre podría haber hecho eco en las carreras tantos años después. 


 


—Primero dime que si adivino tu nombre me dejarás correr contra ti, aquí y ahora —espetó acercándose, el chico era terriblemente lindo, peligrosamente bello. 


 


—¿Para qué? 


 


—Quiero ganarte. 


 


—Si soy quién piensas que soy, sabes que no podrás.


 


El otro abrió mucho los ojos, parecía debatirse su siguiente respuesta—. La gente siempre decía que la única persona que podría ganarme había muerto hacía muchos años. Incluso Byou estaba de acuerdo, me dijo, nadie podrá derrotarte porque Aoi Shiroyama ya no existe en este mundo. Hace unas semanas su hermano resucitó, y tu Lambo apareció —se encontraba a un escaso metro de mi—, las especulaciones corrieron por todos lados, hay quienes aseguran que Aoi Shiroyama no estaba muerto del todo y ahora conducía un murciélago. Eso lo explicaría todo, tu forma de conducir y que seas capaz de ganarme —terminó. 


 


Sonreí ampliamente—. ¿Y tú qué piensas? —Pregunté divertido. 


 


Abrió y cerró la boca varias veces. 


 


—Pienso que tu leyenda no te hace justicia —entrecerró los ojos mirándome con curiosidad—. ¿De verdad eres Shiroyama? —su mirada no se apartó un segundo de mi, asentí levemente y el dio un respingo, como si hubiera visto un fantasma—. ¿Sabes también que pienso? —Dejé que continuara, sus ojos muy abiertos—. Pienso que puedo vencerte, tanto que puedo apostar que puedo hacerlo. 


 


—No te conviene apostar algo así. 


 


—Déjame competir contra ti y si gano… —se quedó en silencio sin saber si continuar. 


 


—Si ganas te daré lo que quieras, incluso mi auto —señalé el Lambo sin vergüenza. 


 


El chico negó—. Si gano, me dejarás besarte —dijo tranquilamente con una esperanza renovadora.


 


 


 

Notas finales:

son hermanos o no?? 

 

Kazuki???????? muahahahhahahaha


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