"Jimin" Me llamaba una suave voz; me removí entre las sabanas inconforme por la intromisión de mis sueños "Jiminy, es hora de ir al colegio" sentí un repentino frío al ser despojado de mis sabanas. Abriendo los ojos lentamente y frotándolos con las manos para poder acostumbrarme a la luz del sol que se filtraba por las ventanas.
"Sra. Park" jadee "¿Tengo que ir al colegio?" Pregunte una vez sentado en la cama, aun con el sueño recorriéndome el cuerpo y utilizando mi mayor esfuerzo por mantener los ojos abiertos.
"Claro que sí, y no me llames Sra. Park, llámame madre" repelo la señora Park antes de salir de mi habitación. La Sra. Park era la bella mujer de cabellos rubios la cual tomo la decisión de adoptarme ya hace cinco años atrás cuando vivía en una casa hogar para niños huérfanos.
Mis padres habían muerto en un accidente automovilístico cuando yo solo tenía 10 años de edad y al no tener parientes directos los cuales se pudieran hacer cargo de mi, fui directo a un orfanato en el cual pase aproximadamente dos años antes de que la Sra. Park apareciera.
Me levante y arrastre los pies hasta llegar al cuarto de baño, soltando un suspiro de resignación y adentrándome a la ducha una vez que me retire las prendas de dormir.
Ya que termine de arreglarme para ir al colegio, baje las escaleras de dos en dos y me senté en la mesa donde mi desayuno estaba servido. La señora Park ya se había retirado al trabajo y estaba yo solo comiendo en la mesa, o bueno, no tan solo.
"¿Amaneciste bien?" Preguntó una ronca voz a mi lado, solté un suspiro de resignación conociendo de quien provenía.
Seguí comiendo, haciendo caso omiso a los berrinches que él hacía.
"ChimChim hazme caso, sé que puedes escucharme" Seguía chillando, haciendo mi cabeza doler "Yah! Si no me haces caso me voy a molestar" amenazo dando un golpe a la mesa con el puño cerrado.
"Haz lo que quieras" comente un poco fastidiado, terminando de comer y lavando los platos que había utilizado.
"Ajá" canturreó "me has respondido" me frote las sienes al darme cuenta de lo que había hecho.
"Si Jungkook, te estaba escuchando" voltee a verlo.
Jungkook era un muchacho de cabellos castaños, un poco más alto que yo y con una radiante sonrisa de conejo que hacía desaparecer levemente su labio superior, luciendo más joven de lo que en realidad era.
"Pero hyung, ¿por qué no me querías responder?" Hizo un puchero y yo solté otro suspiro de resignación.
"Ya sabes por qué, se supone que ni siquiera debería de poder escucharte" me mordí el labio inferior y desvié la vista.
Todo empezó a raíz del accidente de mis padres en el cual yo también estuve involucrado, terminando en el hospital con una grave herida en la cabeza; internado por casi dos meses, desperté y lo primero que vi fue a mis padres sonriendo aliviados, mi madre acariciando mis cabellos mientras susurraba que todo estaría bien.
Después de ese día todo fue tan confuso, me notificaron que mis padres habían muerto pero seguía sin entender porque yo los podía ver, tarde años en comprender que lo que yo veía no era normal, que el poder ver a gente muerta no era normal, que yo no era normal.
"Pero estaría tan solo si no pudieras hablar conmigo" Jungkook suspiró, siguiéndome por detrás.
Jungkook era uno de los fantasmas que podía ver, lleva alrededor de 2 meses persiguiéndome y al parecer no recuerda nada de lo sucedido, solo leves imágenes aparecen en su memoria, como el lago en el cual se ahogo y a su hermano el cual falleció junto con él.
"Sabes que lamento eso y si pudiera hacer una cosa para ayudarte lo haría" estaba saliendo de la casa, encaminándome hacia el colegio; habían pasado las vacaciones de pascuas y estar de vuelta a la rutina era agotador.
"Oh! Pero si hay algo que puedes hacer" Sonrió y dio brinquitos a mi alrededor. Si antes parecía conejo, ahora actuaba como uno.
"¿Como qué?" disimulaba mi platica mientras mis ojos no despegaba la vista del asfalto. Eres fácil atraedor de miradas extrañas si vas por la calle hablándole a la nada.
"Ayudarme a buscar a mi hermano" levanté la vista solo para ver una brillante sonrisa de conejo aparecer a centímetros de mí rostro.
Bien, nunca había ayudado a un fantasma ¿qué mal podría pasar?
"Okey, haré lo que pueda, solo no me hables en público" dije, sin querer elevando la voz, escuchando cuchicheos a mi alrededor, cosas como 'está hablando solo' 'que raro tipo' se oían entre murmullos.
Solté otro suspiro; ya había perdido la cuenta de cuantos había soltado a través de la mañana. Este será un día largo.