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Lazos por Tina Black

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Notas del capitulo:

Y aquí con otro capitulo :D

Después de haber apagado la fogata, se retiraron a dormir. Una vez que se despidieron las chicas se dirigieron a su dormitorio, los muchachos se prepararon para ir a dormir. Zoro fue el último en recostarse a su hamaca, pero antes de que pudiera acomodarse para descansar, el cocinero le hizo una pequeña visita cayendo encima de su compañero.

-¡¡Oye, oye, oye...!! ¡Tu cama es la de arriba! –Dijo con fastidio, Sanji lo miró y le respondió con una juguetona sonrisa y después para acurrucarse en su pecho, claro que a nuestro espadachín no le cayó muy bien en gracia –¡Dije que tu cama está arriba! –Dijo esto levantándose de mala gana, apartando al cocinero y luego llevándolo a su respectiva cama –Aquí dormirás tú... –Dijo cansado.

-Pero quiero estar contigo... –Dijo el cocinero haciendo un fingido puchero.

-No, esta es tu cama... Además no cabemos en el mismo espacio...

-Está bien... –Dijo resignado yendo a recostarse en su cama. -¿Cuándo partiremos?

-Creo que mañana en la tarde... ¿Por qué...?

-Me gustaría conocer el lugar antes de irnos...Quiero ver  esa fuente... Aunque no tengo monedas... –Dijo con desilusión.

-Si te apuras con el desayuno de mañana tal vez te dé tiempo de ir... –Dijo ya desesperado por ir a dormir.

-¡Acompáñame...! –Dijo el rubio con felicidad.

-¡Claro que no...!

-Pero somos los únicos que no han explorado este lugar...

-Yo en algún momento tuve ánimos de ir a conocer el pueblo... Pero cierta bruja me arrebató lo único con lo que contaba... –Dijo con rabia recordando a cierta brujilla picara.

-Podríamos ir sólo a pasear... –Dijo con inocencia.

-¡Dije que no! ¡Ahora, duérmete! –Dicho esto, Zoro se retiró a dormir, dejando a Sanji algo desanimado. Se recostó tapándose y al mismo tiempo el sueño lo iba invadiendo poco a poco. –“Tal vez mañana lo logre convencer...” –Pensó el cocinero cerrando sus ojos.

Al día siguiente:

Sanji fue el primero en levantarse, miró el reloj dándose cuenta que eran apenas las cinco de la mañana. No se sentía tan cansado al haber despertado a esa hora, sentía que tenía muchas cosas que hacer. –Mmmm... ¿Qué haré...? Tengo ganas de tomarme un delicioso baño, y después haré la comida... ¿Pero que podría preparar...? –Dijo sentado con las orejas abajo –Ya se me ocurrirá algo... –Dijo con ánimo y bajando de la cama con mucho cuidado para no despertar a los demás, una vez que bajó, miró más a su alrededor –Pero... ¿Dónde estará mi ropa...? ¿Y con que me bañaré...?

-Yo podría ayudarte Sanji-san... –Dijo el músico acercándose a Sanji.

-¡Brook! ¿Por qué estás despierto...? –Dijo mirando a su nakama.

-Cierto... No recuerdas nada, verás tú y yo somos los primeros en despertar siempre a esta hora. Ven te diré donde están tus cosas, sígueme... –Brook llevó a Sanji a un pequeño ropero. –Mira aquí está tu ropa y algunas cosas, lo que esté aquí es tuyo...  Si necesitas ayuda, no dudes en llamarme...

-Gracias, Brook... De hecho... Si tengo algunas preguntas...

-Claro, dime...

-¿Podrías llevarme al baño, por favor?

-Por supuesto, en el camino te mostraré lo demás... –Salieron de la habitación. Sanji llevaba una toalla y sus sandalias puestas y con un cambio de ropa, mientras iban de camino al baño, Brook le enseñó la cocina la biblioteca y el almacén de la comida.

-Y dime Sanji-san, ¿cómo es la chica que les ayudó...?

-Bueno, es muy alta, tiene el cabello largo y negro, su corte de fleco se parece al de Robin, y es muy agradable, espero volver a verla... –Dijo con mucho cariño.

-¿Es hermosa...?

-Sí, es muy linda... –Dijo con inocencia.

-Pensé que ibas a hacer algunos de tus bailes del amor...

-¿Eh...?

-Yohohoho... Nada. Aquí está el baño, el agua ya está caliente.

-Sí, gracias... Llevo todo... Si... Ah, cierto... ¿Qué te gustaría para desayunar, Brook...?

-No lo había pensado... Bueno, me gustaría desayunar unos deliciosos panqueques si no es molestia, Sanji-san...

-No es molestia, quiero agradecerte por ayudarme... Haré muchos panqueques para ti y los demás. –Dijo con alegría.

-Es muy dulce de tu parte, no importa si engordo, porque sé que lo que harás será delicioso... Espera... Pero yo no tengo estomago... ¡Yohohohohohoho!

-Jajajajaja... Eres muy gracioso, Brook.

-Es cierto... Me sorprende que no te hayas asustado de mi presencia...

-Por alguna extraña razón, cuando los vi, sentí como si ya nos habíamos conocido desde mucho antes... Aunque no recuerdo nada, me dio el presentimiento de que no tenía nada que temer... Bueno, es difícil de explicar...

-De acuerdo, no hay problema... Ahora ve a arreglarte, yo estaré a fuera tocando mi violín.

-Sí, nos vemos en un rato... –Brook se retiró dejando al cocinero para que se pudiera preparar para entrar a la ducha. Preparó el agua y se sentó en un pequeño banco y comenzó a preparar la jabonadura, una vez que terminó de enjabonarse todo su cuerpo, preparó el champo, se puso en la cabeza, enjabonándose con cuidado en sus orejas y preparó un poco más para su cola. Ya que terminó, se arrojó un balde con agua para quitarse el jabón de su cuerpo, después entró a la tina y se relajó, mientras disfrutaba del calor del agua pensó un poco sobre su existencia; quién era, como es que sabían algunas cosas de él, como se conocieron, pero sobre todo, quién era su familia.

-Espero tener alguna fotografía de mi familia... Me gustaría que me platicaran sobre más cosas, y conocerlos... No sé qué haría si no estuviera con ellos... ¿Podré hacer bien mi trabajo como cocinero de ahora en adelante...? –Dijo esto posando sus manos detrás de su cabeza -¿Por qué tendré estas orejas y cola...? –Sacó su cola del agua para observarla mejor –Por extraño que parezca... Una parte de mi me dice que confíe en ellos... No parecen ser malas personas... Pero cuando estoy con Zoro, siento un dolor en mi pecho, es agradable, pero al mismo tiempo me duele, me pregunto que será... –Prefirió no darle más vueltas al asunto y salió de la bañera, se secó con la toalla y comenzó a prepararse, colocándose desodorante, su ropa interior, una playera holgada y unos shorts. –Ah, rayos, mi ropa interior no es molestia, pero esto, si... Cierto, debo buscar los pantalones que me dio la señorita Yuko... Por ahora debo hacer el desayuno... Espero no fallar... –Una vez que terminó de arreglase, salió del baño y se dirigió a la cocina, la contempló por un rato y vio en una mesa de algún rincón que tenía unas libretas sobre ella; se acercó y tomó una de las libretas, eran las recetas que él escribía, comenzó a hojear la libreta y encontró la receta de los panqueques –Muy bien... Haré mi mejor esfuerzo... –Tomó los utensilios necesarios para preparar el desayuno, y como por arte del instinto, preparó la comida como si ya lo hubiera hecho antes, estaba muy concentrado en su trabajo que no se daba cuenta de la perfecta coordinación que tenia al manejar la cuchara y preparaba la masa, encendió la estufa y puso el sartén a calentar, sacó unas mandarinas de un canasto que estaba a lado suyo y con ellas preparó el jugo, una vez que terminó de preparar el jugo, colocó un pedazo de mantequilla en el sartén esparciendo el pedazo con mover el instrumento; ya que estaba listo, tomó una cucharada de la masa y la esparció en el sartén, comenzaba a percibir el ligero aroma del panqueque, lo volteó haciéndolo volar y logrando atinar, hizo esto con el resto de la masa. Mientras tanto, el delicioso aroma invadió en la habitación de los muchachos, Luffy fue el primero en despertar y como era de esperarse, se dirigió corriendo a la cocina, abrió la puerta y encontró al cocinero terminando de preparar los enormes panqueques. –Ah, buenos días, Sanji... –Dijo Luffy.

-Buenos días, Luffy. ¿Podrías ayudarme acomodando los platos a la mesa, por favor?

-¡Claro! –El capitán sacó de la alacena los platos y los acomodó en la mesa, después fue por los vasos –Listo... ¡Se ven deliciosos...!

-¿Los demás ya están levantados...?

-Supongo que si...

-Esperemos a que lleguen...

-¡Pero quiero comer ya!

-No tardarán, sólo espera... –Dijo tranquilo.

-Mmm... –Luffy puso una mueca como respuesta. Se le ocurrió la idea de molestar un rato al cocinero tratando de tomar uno de los panqueques. Acercó su mano al plato que tenía el desayuno, pero tal fue su sorpresa que Sanji lo retuvo sosteniendo su mano con total calma –Sanji... –Dijo atónito.

-Ah, lo siento mucho, pero es de mala educación comer antes que los demás... –Dijo con mucha pena el cocinero.

-Eso ya lo sé. Siempre molestas con eso... Es sólo que es la primera vez que no me golpeas por intentar robar la comida... Eso es nuevo...

-¡¿De verdad...?! Me disculpo por esas ocasiones... –Dijo rascándose la cabeza mostrando una sonrisa de pena -¿Qué te parece, mientras llegan los demás podrías irte a lavar las manos y la cara...? Ya no han de tardar...

-Shishishishi... Está bien, sólo lo hice por diversión. De acuerdo, pero no comiencen sin mi...

-Claro que no, por haber sido el primero en llegar, te tocará uno de los dos más grandes

-¡¿En serio?! ¿El otro para quién es...?

-El otro es para Brook, de todas formas sobró masa. Haré más si quieren repetir...

-De acuerdo... No tardo –Luffy se retiró para ir al baño a lavarse las manos, de paso tocó la puerta de la habitación de las chicas –¡Nami! ¡Robin! ¡Ya es hora de desayunar! –Con esto se retiró para ir al baño. Nami abrió la puerta junto con Robin. -¿Quién habrá hecho el desayuno...? Aun no nos hemos organizado... –Dijo la peli naranja.

-Vayamos a la cocina y lo sabremos, parece que habrá panqueques... –Dijo la arqueóloga.

El resto ya había salido de la habitación a excepción de un marimo quien se había quedado profundamente dormido, los chicos no hicieron nada, ya que era la costumbre de cada día. En lo que los demás llegaban a la cocina, Sanji salió para avisarle a Brook, una vez que todos estaban en la cocina, o bueno, casi todos; Sanji entró con Brook, los muchachos exclamaron un gran “ooww” y Franky preguntó -¿Quién hizo el desayuno...? Se ve apetitoso...

-Ah, yo. Brook me dio la idea de prepararlos

-Perdón si no lo consultamos antes con ustedes, pero se me antojaron, ¡yohohohoho!

-Está bien, sólo quería... ¡¿Preparaste el desayuno...?! No has olvidado quien eres del todo... –Dijo Franky con sorpresa.

-Bueno... Al momento de hacer la comida me dejé llevar es todo... Además hay unas libretas en la mesa de allá. Espero les guste... –La tripulación se sentó para comer, pero antes de ensartar el tenedor sobre los esponjosos panqueques...

-Esperen... ¿Y Zoro...? –Dijo Usopp

-Ay, ese torpe... Se volvió a quedar dormido... –Dijo Nami con fastidio.

-¿Dormido...? –Preguntó Sanji

-Cierto, Zoro hace eso a diario, duerme a cualquier hora del día... Que no te sorprenda –Agregó Chopper.

-Iré a traerlo... –Dijo Sanji, logrando que sus compañeros abrieran los ojos como platos y casi tirando la quijada al suelo. -¿Sucede algo...?

-No, es sólo que por lo general mandas a alguno de los muchachos a despertarlo o simplemente guardas su comida para después... Pero si tu quieres ir, está bien... –Dijo la navegante.

-Ya veo... Iré por el... Ah, si... ¿Podrían esperarnos por favor...? Prometo que no tardaré... –Dijo el cocinero esperando la respuesta de alguno.

-De acuerdo, Sanji-kun... Pero no tardes. –Dijo resignada Nami

-Sí, no tardaré... –Salió disparado de la cocina.

-¡Si no despierta, no insistas...!  Ah, ya se fue... –Dijo Nami en un suspiro.

-Descuida, estamos hablando de Cocinero-san, ya se las ingeniará para traer a espadachín-san... –Dijo Robin recargando su brazo en la mesa. Luffy intentó aprovechar la oportunidad para robar un panqueque y antes de poder alcanzar uno, Robin usó su habilidad y lo aprisionó con una llave.

-¡Robin, suéltame...! –En vez de obedecer, sus manos comenzaron a hacerle cosquillas al capitán para matar tiempo. –¡Jajajajajajaja...! ¡Esta...! ¡Bien...! ¡Esperaré...! ¡Jajajajajajaja...!

Sanji se dirigió a la habitación, entrando vio al espadachín tumbado en su cama, estaba en una posición bastante incómoda, pero al parecer era algo que no le molestaba, Sanji se acercó con sigilo hacia donde se encontraba Zoro y posó su mano en el hombro de su nakama para moverlo un poco, al ver que no recibía respuesta alguna, volvió a moverlo una vez más logrando que despertara al fin.

-Cocinero... Déjame dormir... –Decía con gran pesadez.

-Buenos días, Zoro... Ya levántate...

-Dije que me dejes dormir... –Decía abrazando su almohada

-Pero te estamos esperando...

-Que desayunen sin mí... –Zoro se levantó y quedando sentado en la cama continuó –Además... Tú siempre guardas mi comida...

-Pero me gustaría que desayunaras con nosotros...

-Sólo déjame dormir, ¿quieres...? Se bueno y guarda mi desayuno... –Sanji se molestó por tal patanería que vio del marimo, hizo sus orejas hacia atrás y agachó la cabeza, pero vio que Zoro traía puesto el haramaki y se le ocurrió una idea. El marimo se encontraba encamorrado, así que no se encontraba bien en sus cinco sentidos; el cocinero aprovechó para quitarle de un tirón su haramaki como si se tratase de una playera, ante tal acción, logró despertar al fin a Zoro y éste, molesto por lo que hizo su nakama se levantó de golpe.

-¡Quien te dijo que puedes tomar mi haramaki! –Gritó con una pose de desafío

-... –Sanji tenía en sus manos el dichoso haramaki, lo abrazó con todas sus fuerzas y dijo –Si lo quieres, ve por el... –Le hizo un gesto con la lengua y salió corriendo de la habitación con Zoro detrás suyo –¡Devuélvemelo, maldito zorro! –Gritaba con completa ira el espadachín. Los chicos estaban aun sentados en la mesa esperando por el regreso de Sanji junto con un discurso preparado para animarlo de su fracaso por no poder traer al espadachín, pero repentinamente vieron como su nakama entraba a la cocina con tanta prisa.     –¿Es el haramaki de Zoro...? –Preguntó Usopp sorprendido.

-¿Qué fue lo que pasó, Sanji...? –Preguntó Chopper asombrado, en eso Sanji se dirigió por donde estaba el acuario y esperó de pie y tranquilo a que llegara Zoro, el susodicho entró a la cocina jadeando y lleno de coraje, los demás vieron con atención lo que estaba a punto de ocurrir. Zoro se acercó con una aura amenazante y a paso lento, ignorando los murmullos de sus compañeros, llego a Sanji, quedaron frente a frente; el cocinero estiró sus brazos ofreciéndole el haramaki, al ver esto, Zoro hizo todo lo posible por no soltarle un golpe o decirle algún insulto, le arrebató con brusquedad la prenda y miró al rubio a los ojos diciendo –No vuelvas a tocar mis cosas, o te juro que...

-Está bien... –Dijo con una leve sonrisa

-Te voy a... ¿Qué...? –Si como lo leyeron, Sanji no siguió con la absurda pelea y agrandó mas aquella contagiosa sonrisa dejando a Zoro y al resto de la banda con la boca abierta, bueno excepto a Robin, ella sólo miraba con tranquilidad la escena.

-Ve a lavarte las manos mientras te sirvo de desayunar... –Dijo con mucha calma alejándose del peli verde no sin antes darle una suave palmada en el hombro. Zoro quedó atónito ante la acción de su nakama. Y a regaña dientes fue a lavarse las manos. Se sentó a la mesa y Sanji le sirvió tres panqueques –Hay miel y mermelada para tus panqueques... –Dijo el cocinero sentándose a la mesa.

-Tsk... Eres un arrogante... –Recibió un zape por parte de Nami.

-Ya basta, y come... Pareces un niño... –Dijo Nami entre divertida y molesta.

-¡Shishishishishishi...! Zoro ya déjalo así, además nos da gusto que nos acompañes a comer...

-¿Quieres jugo...? –Dijo Sanji sirviéndole un vaso al espadachín

-Gr- gracias... –Respondió con pesadez.

-Partiremos de aquí a mas tardar a las cinco o siete de la tarde, podrían ir al pueblo...

-Nami, necesito que me ayudes con lo que te pedí... –Dijo molesto el espadachín

-Te ayudaré cuando hayamos partido, sería bueno que tú y Sanji-kun comenzaran a llevarse mejor, en eso ayudaría su visita al pueblo...

-Dije que...

-Si no lo haces, lo lamentarás... –Dijo esto apretando con desquite la rodilla de Zoro.

-Está... Bien... Está bien... ¿Por qué me senté junto a ti...?

-¿Entonces iremos a conocer la fuente...? –Preguntó Sanji con muchos ánimos.

-En tus... –Antes de insultar al cocinero, recibió otro apretón en la rodilla de parte de la navegante –¡Ya basta!

-Tal vez éste es el precio que tú tienes que pagar, Zoro... –Dijo con disgusto Franky.

-El ha sido amable contigo, deberías ser agradecido... –Dijo Usopp mientras le daba una mordida a su comida. –Además, Nami tiene razón, es buen momento para que convivas mejor con el...

-Me levantó de mi cama... –Dijo con protesta.

-En verdad eres un cínico... vas a acompañarlo quieras o no... –Dijo Nami.

-Prepararé algo de comer para nuestro paseo... –Dijo el cocinero juntando sus manos. -¿Qué te gustaría comer, Zoro?

-Ah, lo que sea, menos cosas empalagosas... No puedo creerlo...

-Ay, no es tan malo... Sanji-kun ha sido bueno contigo...

 

Mientras tanto...

-¡Aaahh...! ¡Son tan deliciosos estos panqueques...! –Decía una alegre y despreocupada Yuko –No cabe duda que esto cae muy bien después de tomar sake... Watanuki eres el mejor...

-Tsk... Alcohol... Es en lo único en lo que piensas...

-Me pregunto... –Dándole una mordida a su desayuno –Como le estará yendo a Sanji-san...

-¿Y Zoro-san...?

-El está bien... No me preocupa ni en lo más mínimo...

-Se nota que te agrada... –Dijo con sarcasmo -¿Cuándo los volveremos a ver...?

-Si la piedra que acaba de comenzar a rodar... No los aplasta, tal vez muy pronto...

-¿Eh...?

-Watanuki, podrías ser tan amable de traer sake, por favor... –Dijo canturreando la peli negra

-Tú y tus vicios, te harán daño un día de estos... –Dijo retirándose de la sala refunfuñando.

-En verdad, ese muchacho acaba de apostar a su propio destino... –Dijo mientras dejaba a un lado lo que comía –Lo peor de todo, es que es un juego que dejó en manos de la persona menos apta... Aun tengo fe de que pasé lo bueno...  La piedra no se detendrá, hasta encontrar el fin del camino... Pero por ahora el destino de ambos aun sigue incierto... Roronoa Zoro... tanto tus lazos como los de Sanji están conectados... Y esos lazos acaban de crear el vínculo conmigo... No cometas el mismo error gracias a tu hábito... Si no, será el fin de él y el tuyo...

Notas finales:

Espero les haya gustado, nos vemos pronto. Feliz año.


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