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Lazos por Tina Black

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Notas del capitulo:

Y eh aquí, mucho mas largo que el anterior XD Para la proxima haré lo posible por no hacerlo tan cansado.

Sanji estaba preparando el almuerzo para su paseo, estaba haciendo unas bolas de arroz rellenados con trozos de pescado y otros rellenos de mermelada de zarzamora; estaba tan ilusionado y muy contento por salir con Zoro. Ya llevaba una gran cantidad de onigiris, el resto se los dejaría a sus nakamas. –Muy bien, ya está listo, ahora pondré los que nos llevaremos en estas cajitas... –Sacó de un mueble las cajas de almuerzo, después lleno en una cantimplora jugo de mandarina –¡Listo! Muy bien... –Guardó la comida en una mochila y salió de la cocina para buscar a su compañero de viaje, quien estaba buscando algunos pantalones para arreglar, pero no sabía cuales escoger –Esto es muy difícil... Tendrá que conformarse con ese pantalón y ya... –En eso, el cocinero entró a la habitación y se percató de lo que estaba haciendo su nakama.

-¿Qué buscas...?

-Mmmm... –Miró con desdén a Sanji –Nada, algo para arreglar...

-¿Mi ropa...? –Zoro se sobresaltó al escuchar esa pregunta.

-Ayúdame a escoger las prendas que quieras que arreglemos... –En eso, vio que su nakama traía puesto el pantalón que le habían arreglado -¿Cómo te sientes con ese pantalón...?

-Ah, muy bien... Mejor que el short que traía puesto en la mañana... Me hubieras dicho y te ayudaba...

-Estabas preparando no sé qué cosa, así que mejor te deje... –Se retiró del ropero.

-Mmm... Quiero este... Y este... Y también...

-Oye son sólo shorts, escoge por lo menos uno o dos pantalones mas...

-De acuerdo, entonces estos tres shorts y estos dos pantalones... –Dijo sacando las prendas del cajón.

-Son muchos... Vas a tener que ayudarnos...

-¡Claro! Con gusto los ayudaré, pero primero vamos a ver la fuente... –Dijo con entusiasmo el cocinero.

Está bien... No puedo creer que esté haciendo semejante ridiculez... –Dijo sobándose la sien. Zoro estaba de muy mal humor y sin ganas de acompañar a Sanji. Salieron de la habitación junto con la mochila y fueron con Luffy.

 –Luffy ya nos vamos... ¿No quieres venir con nosotros...? –Preguntó el rubio.

-No, vayan ustedes... Yo ya fui ayer... Diviértanse... –Luffy estaba preparando su caña para pescar –Debo quedarme aquí, espero cazar un gran pez...

-¿Se acercaran a la cueva...? –Preguntó el cocinero.

-¡Claro que sí, estoy seguro...!

-De acuerdo... Si gustas, dejé unos onigiris en la cocina, ¿podrías avisarles a los demás por mí?

-Claro... Iré después de conseguir un pez...

-Te deseo suerte capitán... –Dijo Zoro viendo a otro lado.

-¡Suerte también...! –Los muchachos fueron a la orilla del barco para irse pero antes... –¡Sanji...! –El cocinero se detuvo al escuchar que su capitán lo llamaba –Hay unas señales que te indican donde se encuentra el pueblo... Síguelas y no dejes que Zoro se pierda... No le quites la vista de encima, shishishishi... –Dijo divertido el capitán.

-De acuerdo... ¡Volveremos pronto! –Dijo esto último saltando, cayendo de pie sin ningún problema, Zoro ya se encontraba en tierra también.

-¿Qué te dijo...?

-Me dijo que hay unas señales para llegar al pueblo... Debemos seguirlas... –Dijo esto marchando.

-O... Podríamos tomar un atajo... –Dijo el espadachín con tanta seguridad y confianza de si mismo, pero antes de dar un paso, Sanji lo retuvo del brazo.

-No dejaré que te separes de mi... –Dijo con algo de autoridad –Además Luffy me dijo que están las señales para llegar allá...

-De acuerdo... –Zoro miró al cocinero con un poco de enojo.

-Es cierto... ¿Qué llevas en esa mochila, Zoro...? –Preguntó curioso –Ya llevo la comida aquí en la mia...

-Ah, es verdad, te voy a dar algo... –Se quitó la mochila para sacar lo que llevaba dentro, Sanji fue a ver lo que estaba sacando –Oye, me estás quitando espacio... –Dijo con desdén el marimo.

-Disculpa... –Aun no se apartaba del espadachín.

-Si no te tapas los ojos, no te daré lo que tengo... -Sanji se apartó de Zoro y cerró los ojos –No veas... “Así me lo quito de encima por un momento...”

-Está bien... –Dijo el cocinero tapándose la cara con las manos y dándole la espalda a su nakama.

-De acuerdo... –Sacó lo que había en la mochila y se lo puso encima de Sanji, este notó algo sobre su cuerpo y cuando abrió los ojos... –¡Waaa! ¡Una capa! –Dijo con tanta emoción que dio una vuelta -¿Cómo se me ve...? –El espadachín había comprado esa capa hace algún tiempo, pero nunca le dio un uso. Era de color negro y tenía dos botones cocidos del lado izquierdo.

-“Ridículo...” –Pensó con molestia el espadachín –Eso es para cubrir tus orejas y esa cola... No te la quites por nada, ¿de acuerdo...?

-¡Sí...! –Dijo moviendo la cola por la emoción.

-¡No la muevas...! ¡Ni siquiera la levantes...! –Dijo deteniéndolo tirando un poco la capa –No hay nadie más aparte de ti que lleve esas cosas pegadas a su cuerpo... No quiero que nos molesten... Por nada te la quites... –Dijo con mucha autoridad.

-Está bien... –Dijo con la cabeza abajo sintiendo como si lo acabaran de regañar.

-Escucha, si tienes calor dímelo e iremos a algún lugar apartado de la gente...

-Sí, es cierto hay que apurarnos. Debemos ir a ver esa fuente... –Dijo tomando nuevamente el brazo de Zoro y caminaron siguiendo las flechas que señalaban la entrada al lugar. Llegaron al pueblo y se percataron que había mucho pasto en el. Sanji estaba muy emocionado y comenzaron su paseo viendo los aparadores de algunas tiendas  y algunos puestos–Mira, esos adornos, son geniales... –Dijo el cocinero viendo unas decoraciones hechas de cristal, tenían formas y colores muy hermosos. El dueño del puesto le enseñó un caleidoscopio y Sanji lo tomó con mucho cuidado –Mira a través de ese orificio, chico –Dijo el vendedor, Sanji miró lo que había en su interior y fue tal su sorpresa al ver  las figuras que eran hechas por el reflejo de los espejos –Es muy hermoso... Me lo llevo... –Dijo sacando una pequeña bolsa con dinero.

-¿De dónde sacaste el dinero...?

-Nami me dio un poco de dinero, me encargó que le llevara un recuerdo del pueblo y me dio de mas para gastar en lo que quiera... –Dijo sacando algunas monedas y se las entregó al vendedor –Muchas gracias... –Dijo con una sonrisa.

-Esa arpía... –Dijo con sarna.

-Vamos a ver que hay por allá... –Sanji guardó el caleidoscopio en la mochila y jaló a Zoro de la mano, ya que vio el puesto que vendía los juegos artificiales –Debe ser aquí donde Usopp compró esas varillas... –Dijo mirando la mercancía.

-Si puede ser... Pero vamos... –Dijo el espadachín llevando a Sanji a otro lugar.

-Pero...

-No gastes el dinero con cada puesto con el que te vayas topando... Primero observa y después piensas que vas a querer comprar... –Dijo regañando a su compañero.

-Tienes razón... Terminemos de ver el lugar y después vamos a ver que compramos... –Dijo animado.

-Vaya...

-¿Sucede algo...?

-No, nada... Sigamos viendo... –Zoro estaba un poco sorprendido, normalmente comenzaban con una discusión ya fuera Sanji o el, pero esta vez todo fue diferente, era bastante extraño y era algo que comenzó a ver días antes de lo ocurrido –Vamos a buscar la fuente...  ¿No tienes calor...?

-No, estoy bien... ¡Mira, un parque...! –Sanji llevó a Zoro al lugar con tanta emoción, el espadachín se sentía tan avergonzado, no sabía si dejar inconsciente o abandonar a su nakama -¡Espera...! ¡Me voy a caer...! –Llegaron al parque y se sentaron en una banca. Sanji miró lo que los tenia rodeados y descansó recargándose en el respaldo de la banca -¿Tienes hambre...?

-No, aun no... ¿Tu...? –Dijo el espadachín recargándose igual.

-No, pero si cambias de opinión, puedes decirme... –Dijo mirando a su compañero.

-Gracias... ¿En verdad no recuerdas nada...?

-No...

-Cuando viste a esa mujer, ¿no te dijo algo de casualidad...?

-La verdad no... Cuando desperté ella sólo me dijo que me sintiera cómodo y que esperara a alguien... De ahí me llevó a tomar un baño... Pero no me dijo mas... ¿Me ayudarás...? –Nunca antes había visto una cara que reflejaba la tristeza  a la perfección, el espadachín no sabía que responder –No te aseguro nada, pero haré lo que pueda...

-Gracias... Me ayudaría mucho si me... –En esos momentos un zorro se les había unido –¡Mira! Es muy bonito... –Dijo olvidando por un momento su preocupación.

-Genial... ¿De dónde habrá salido...? –El pequeño animal se acercó a ellos con mucha confianza y se acurrucó en el rubio.

-Es muy simpático, ¿No lo crees...?

-Sí, claro... –Sin darse cuenta, otros dos zorros se les habían unido -¿De dónde rayos salieron...? ¡Fuera...! –Intentó ahuyentar a los zorros, pero no hicieron caso y se pegaron al espadachín como si se conocieran de toda la vida –No... ¡Aléjense de mí, roñosos...!

-No están haciendo nada malo, sólo quieren hacerte compañía... Jajajaja... –Dijo mientras acariciaba a uno de los pequeños invasores.

-Sólo quieren comida... No les daré nada... ¡Fuera...! –Zoro agarró a uno y lo bajó de la banca, en esos momentos una mujer se acercó a los mugiwara –Por lo que veo, ustedes son visitantes... –Dijo la chica –Este pueblo venera a los zorros, los consideramos guardianes de nuestro pueblo...

-Los demás no me dijeron nada... ¿Te platicaron algo de este pueblo, cocinero...?

-No...

-Está bien, son muy sociables con el resto de las personas y como lo pudieron ver, también con los viajeros...

-¿Podría decirnos donde queda la fuente, por favor...? –dijo Sanji mientras cargaba a uno de los zorros.

-Por supuesto, vayan caminado por donde está esa curva y sigan, entraran al centro del parque y ahí mismo encontraran la fuente, la podrán ver a simple vista... –Dijo la mujer mientras sacaba de una canasta alimento para los zorros.

-¿Siempre vienes a darles comida...? –Dijo Zoro teniendo encima ahora a siete zorros –Dije que me dejaran...

-Jajajaja... Les agradas mucho... Todos cuidamos a estos pequeños, de hecho la fuente fue creada en su honor y para protegerlos...

-¡Son muy simpáticos!

-Como tú eres uno de ellos... –El espadachín cerró la boca sabiendo que acaba de arruinar “el secreto” de su compañero.

-¿Eh...? –La chica no entendió lo que quiso decir el marimo –¿Uno de ellos...?

-Pero... –Zoro le tapó la boca aprisionándolo a su pecho. –¡Mmmm...! ¡Mmm...!

-Jajajaja... Nos vamos, gracias por todo... –Zoro se retiró llevando a rastras al cocinero y por un momentáneo milagro no se perdieron. Estaban caminando por la ruta que les indicó la chica –No digas nada de lo que eres... No quiero que nos molesten... –Decía el espadachín tratando de controlar sus nervios -¿Por qué le ibas a decir algo de ti, verdad...?

-Tú fuiste el que casi me delata...  Me doy cuenta que eres muy nervioso...

-En verdad eres un insoportable... ¿Por qué no me dijeron de esto...? Tenían que decirme que el lugar está infestado de zorros...

-¡Mira! Allí está la fuente... –Corrió hacia donde estaba, caminó alrededor de ella para contemplarla. La fuente era de un color azul cielo, contaba con cinco pisos con forma circular en cada una de las bases estaba decorada con algunos grabados que al parecer contaban la historia de la fundación del pueblo; mientras que en cada piso de la fuente tenia la escultura de un zorro en diferente posición  .Al acercarse, Zoro le dio un pequeño vistazo lo que estaba escrito en la placa de dicha fuente. –En honor  a nuestros guardianes... –Se apartó de la placa y miró cada detalle de la obra –Me pregunto qué harán con las monedas...

-Supongo que las usan para mantenerla en buen estado... –Dijo el cocinero acercándose a Zoro.

-¿Vas a pedir tu deseo...?

-No...

-¡¿Entonces por qué venimos aquí?!

-Tenía tantas ganas de conocer el lugar... Aunque tuviera un deseo, no podría dar el tributo, porque no regresaremos... –Agachó la cabeza.

-A veces... Uno puede cumplir su deseo por si mismo... –Sanji levantó la cabeza al escuchar a su nakama –Al igual que los sueños...

-¿Tienes algún sueño...?

-... –Zoro recordó por un momento lo que había vivido, desde su amistad con Kuina, pero sobre todo la derrota que tuvo contra Mihawk. Era algo de lo que no quería platicar por ahora –Le hice una promesa a alguien... –Sanji tomó una pequeña bocanada de aire para sacar otra pregunta, pero... –Y es algo que no quiero contar...

-Al menos lo recuerdas... –Sanji bajó la cabeza de nuevo, Zoro pudo notar el semblante que reflejaba tristeza.

-Estamos en ese barco porque compartimos algo en común... Y eso es cumplir nuestros sueños... –Dijo mientras miraba como la fuente hacia figuras con el agua.

-...

-Tu sueño es encontrar un mar legendario...–El cocinero levantó la cabeza.

-Gracias... –Dijo mostrando una cálida sonrisa, al escuchar lo que le había dicho recuperó los ánimos y sintió que en una parte de el no se sintió perdido –No sé qué decir... En verdad, te lo agradezco mucho Zoro... –Nuestro espadachín vio aquella sincera sonrisa, pero no mostró ningún gesto para responder a aquella cara que mostraba ahora su nakama. Trató de mostrarse indiferente ante Sanji.

-Está bien... Podríamos ir atrás de aquellos arboles para descansar un momento...

-Sí... –Se adentraron en lo más profundo de aquél lugar, al llegar, vieron que había un rio. Decidieron sentarse en el suelo cerca del agua. Sanji sacó la merienda y le dio su respectiva parte a Zoro –Espero que te gusten, la verdad es que ya no me dio tiempo para probar alguno... –Zoro abrió la caja para encontrarse con ocho onigiris, agarró uno y antes de dar la primera mordida dijo –Descuida, estoy seguro que te salieron bien... de eso no hay duda –Mordió el onigiri y disfrutó de su delicioso y fresco sabor. Al escuchar eso, Sanji no pudo evitar sonrojarse un poco –Te lo agradezco mucho... –Dijo mirando hacia otro lado.

-Es cierto... –Dijo mientras masticaba un poco –Ya puedes quitarte la capa...

-Es verdad... –Sin pensarlo, se la quitó y la dobló para después dejarla a un lado de las mochilas –Disculpa...

-¿Por qué...? En verdad te quedaron bien, cocinero...

-No, no es para tanto... –Dijo esto mientras movía la cola de alegría.

-Oye, deberías comer también... –Sanji salió de sus pensamientos y fijó su vista a su compañero.

-Ah, si... –Estaban pasando un buen momento a solas, Zoro miró de reojo  a Sanji quien estaba viendo el rio desde su lugar. Nunca antes habían convivido de esa forma, libre de insultos y peleas, así que no estaba acostumbrado a tratarlo de una manera digamos más... afectiva; así que era obvio que no sabía cómo convivir con él. Haciendo todo lo posible por no iniciar un verdadero pleito; el mejor que nadie sabía que Sanji no recordaba nada de su persona, por la fuerza de voluntad que tenía, haría lo posible por no entrar en alguna fuerte discusión con el cocinero, o bueno, hasta donde pudiera su poca tolerancia. En esos momentos mordió uno de los onigiris que tenia mermelada así a su vez saliendo de sus pensamientos –Zarzamora... –Dijo con un poco de disgusto. El cocinero volteo a verlo.

-¡Ah, sabía que era una mala idea...! –Tenía miedo de recibir algún regaño, el espadachín saboreó lo que tenía en su boca, no sabía mal, de hecho, la mermelada no tenía un sabor tan empalagoso y sin reclamo alguno se comió el resto del onigiri.

-Creo que no todas las cosas dulces saben tan mal después de todo... –Dijo tomando otro onigiri dulce.

-... –Sanji movió con mas animo su cola en señal de felicidad –Estoy muy feliz de que te haya gustado... No te muevas... –Sacó de su mochila una servilleta y se acercó a su compañero para limpiarle la mejilla que tenía un poco de arroz de la comida, Zoro retrocedió un poco con algo de nervios, pero al ver la inocencia de Sanji y sus buenas intenciones, dejó que le limpiara lo que tenía en su cara –Listo... –El espadachín se sonrojó demasiado –Zoro... ¡¿Estás bien...?! –Se acercó demasiado a Zoro, era demasiado, a casi rosando sus narices, acto seguido tocó su frente para revisar la temperatura –No tienes fiebre... ¿Seguro que estás bien...? –Era demasiado vergonzoso para el espadachín y más al ver que su nakama no se daba cuenta de lo que hacía. No soportó mas y se separó de el sin aventarlo y se volteó para el otro lado –Zoro...

-Es-es-estoy bien... Es sólo que sentí un poco de calor... “¿Qué rayos me pasó...?”

-Pero te veo muy rojo... ¿Seguro que estás bien...?

-¡Si, no te preocupes...! Si quieres ve a ver el rio...

-De acuerdo... –Dijo con algo de duda. Se levantó de su lugar y se dirigió al rio. Zoro volteó para verlo discretamente y analizó lo que sintió hace un instante, no sabía qué era lo que era, pero fue muy extraño –“¿Estaré volviéndome loco...? No, claro que no... Pero...” –Sacudió su cabeza para quitarse esos tontos pensamientos de su cabeza –Es el ridículo cocinero... Sólo eso... –Se levantó para ir a acompañar a Sanji, se sentó junto a él y notó como éste estaba tan emocionado al ver a los peces que nadaban en aquél rio. Estaba tan entretenido como un niño, Zoro observó con total atención esa linda sonrisa, esos ojos que brillaban gracias a la luz del agua, pero sobre todo ese inocente y gentil comportamiento. No soportó más y hundió su cabeza en el agua.

-Son muy hermosos estos peces... Admito que hasta se ven deliciosos, ¿no lo crees...? –Volteó a ver al peli verde y fue su sorpresa al notar el extraño comportamiento de este –Zo-Zoro... –Pero antes de decir más, el mencionado sacó la cabeza del agua por la falta de aire -¿Es-estás bien...?

-Perfecto, ya no tengo calor... Jajajaja... –En verdad los nervios se habían apoderado de el –Ya me siento mucho mejor... Debemos terminar de comer... –Se levantó y regresó a donde estaba la comida.

-Jajajaja... Saliste del agua al igual que un marimo... –Sanji no paró de reír, por supuesto, su risa no era de burla, le había parecido gracioso lo que hizo el marimo. Sus orejas se movieron al detectar el ruido de unos pies andando como si se tratase de una locomotora y al voltear su vista, vio a un espadachín con sus espadas en sus manos. Supo que iba a ser derribado por Zoro.

-¡¡¡Date por muerto cocinero de...!!! –Pero antes de decir más o de hacerle daño al rubio, este cerró los ojos y se quitó del camino logrando que Zoro cayera al agua; sacó la mitad de su cuerpo del agua y guardó las espadas  una vez que volvió a abrirlos, no pudo contenerse y se rió de su compañero –¡Jajajajajajajaja...! ¡Tienes un pez en tu boca...! –Claro a Zoro no le hizo ni la más mínima gracias, escupió al pez y antes de poder levantarse, sintió algo que se movía en su camisa, rápido lo buscó y sacó a otro pez y lo arrojó al agua –Déjame ayudarte... –El cocinero se acercó para ayudar a sacar a su compañero del profundo rio, le tendió su mano y en una mala jugada, Zoro lo jaló con el cayendo al agua.

-¡Ja...! –Rió con una sonrisa de lado. Sanji sacó la mitad de su cuerpo del agua y miró atónito a su nakama –Parece que no soy el único... Cocinero... Jeh... ¿Quién ríe ahora...?

-¡Jajajajajaja...! ¡Qué divertido...! ¡Es genial estar contigo, Zoro!

-“Esto tiene que ser una broma... No está enojado” –En verdad, eso no lo vio venir –¡Ya déjate de bromas, maldito zorro...! –Pero antes de protestar por más, recibió un abrazo del cocinero en su brazo, logrando que se crispara el espadachín.

-Me agrada mucho estar contigo. Ven, salgamos... –Dijo esto llevando a su nakama del brazo; una vez que salieron del agua, Zoro se quitó la camisa para exprimirla, Sanji hizo lo mismo y las pusieron sobre un rincón donde pegaba los rayos del sol. Después de esto, Sanji se sacudió para quitarse el agua de encima de él.

-¡Oye, me estás empapando más...! ¡Basta! –Dijo con molestia el espadachín. Fueron hacia donde estaban sus cosas para terminar de comer su merienda, pero antes de que Zoro se sentará volvió a sentir otra cosa ahora en sus pantalones, se trataba de un pequeño pez que había entrado a sus pantalones, con gran disgusto lo arrojó al agua. Sanji estaba haciendo lo posible por no reír abrazando su cola y cubriendo un poco su cara con ella.

-¡¿Quieres pelear?!

-¡Jajajajaja...! –Ganas no le faltaban para cortar en pedazos a Sanji, pero al ver aquella cara tan dulce, decidió dejarlo por ahora.

-Para la próxima no tendré piedad sobre ti... –Sanji se acercó para darle otro abrazo –Oye...

-Te quiero mucho Zoro. –Dijo esto mientras reía.

-Que tierno... –Dijo con sarcasmo tratando de no perder de nuevo los estribos.

Notas finales:

Espero les haya gustado. Zorros... Que original de mi XD

No olviden comentar. Nos vemos :)


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