-Anda... Abre tus piernas... Te gustará... –Dijo mientras tocaba la pierna del pequeño.
-¡Por favor! ¡No...! –Sanji estaba completamente aterrado, era tanto el terror que no podía dejarlo pensar con claridad. Y haciendo lo posible por apartar las enormes y sucias manos de su agresor; hizo un inútil intento por zafarse de él, pero era tan grande la fuerza de aquel horrible pirata comparado con la del menor -¡No...! ¡Déjame...! ¡Te lo pido...!
-Deja sacar tus lágrimas, pequeño... Es tan excitante cuando alguien suplica por su vida... –Dijo esto volviendo a lamer con total lujuria la carita del pequeño haciendo que este se estremeciera del asco.
-¡POR FAVOR, BASTA...! ¡PAPÁ...! –Con esto logró que las lágrimas salieran de sus ojos; Carne veía la escena con gran impotencia al observar como ese maldito hombre recostaba sin trabajos en una mesa a Sanji y comenzar a prepararse para la tortura.
-¡No puedo seguir viendo esto...! -Carne se levantó de su lugar haciendo a un lado que tenía un arma amenazando a su cabeza, corrió tan rápido a donde se encontraban los otros dos, pero antes de llegar... ¡Bang! Una bala atravesó su pierna haciendo que cayera de nuevo al piso -¡MALDITOS! –Gritaba del dolor y la herida logró debilitarlo y hacer que perdiera la conciencia poco a poco.
-¡¡CARNE...!! ¡NO...! –Gritaba con gran desesperación el pequeño cocinero y antes de hacer algún movimiento, el maldito pirata tomó su carita con gran fuerza para que viera con mejor detalle el infortunio de su amigo –¡Ah...!
-Si no haces lo que te digo, vete despidiendo de tus amigos, así que sé un buen niño y déjate llevar... –Antes de decir mas, Sanji se logró zafar de aquel agarre en su rostro y mordió con gran fuerza la mano de su agresor -¡Hijo de...! –De un solo pero brutal golpe, hizo que el pequeño cayera al suelo desorbitándolo por un momento y antes de que esté pudiera levantarse, el sujeto se acercó y le propinó una monumental patada en el estomago como si se tratase de una pequeña roca. Sanji volvió a quedar en suelo de espaldas y cuando por fin iba a levantarse, el sujeto colocó su pie encima del menor, se agachó para darle más peso contra su víctima y como acto seguido, le clavó en la mano un cuchillo – ¡¿Eso quieres...?! ¡Te di una oportunidad de ser mi puta...! ¡Ahora gracias a ti, tus amigos morirán! –Dijo esto clavando mas el arma a la mano del pequeño.
-¡AAAAAHHH...! ¡BASTA! ¡NO SIGAS!
-Ya verás... –En esos momentos se escucharon pasos desde la entrada del restaurante. El capitán giró su vista y se encontró con su compañero quien yacía de pie con una cansada expresión en su rostro y cuerpo -¿Qué sucede...? ¿Eh...? –Vio como su compañero caía al suelo inconsciente y detrás de el se asomaba una figura algo robusta que comenzaba a dirigirse lentamente hacia donde estaban él y el pequeño.
-Será mejor que lo dejes en paz... –Era Zeff quien tenía un escalofriante semblante que logró que el tipo se apartara rápido del niño.
-Tu... –Miró el estado en que se encontraban Patty y Carne –Esos idiotas... –Pero al ver a Sanji, su ira incrementó y se lanzó contra el sujeto recibiéndolo con una gran patada. El pirata se estrelló contra la pared del restaurante y Zeff se acercó de nuevo al sujeto dándole una gran connotación de patadas hasta dejar con las costillas rotas, la cara llena de moretones y sangre que hicieron que quedara totalmente irreconocible el asqueroso pirata. Los subordinados del sujeto se acercaron para atacar a Zeff, pero fue rápido que los esquivó y les lanzó una gran patada y cayeron junto con su capitán, uno de ellos se levantó con trabajos y aun con ánimos de continuar peleando, pero al ver el aura amenazadora del chef, se cohibió y se arrodilló implorando piedad, Zeff lo observó con gran desagrado y dijo –Quiero que tu y tus amigos salgan de mi restaurante de inmediato... Sino... Juro que te destrozaré a ti a ellos como sandias...
-¡S-S-Si...! ¡Si señor...! –Dijo el subordinado entre llantos y pánico, contrabajos se llevó a sus compañeros y salieron del lugar y subieron a su barco y se marcharon.
-Creo que fui muy suave con ellos... –Prefirió ya no enfocarse en ellos y fue a donde estaba Sanji –¡Berenjena...! –Dijo con rabia acercándose al pequeño quien se encontraba sentado en el suelo abrazándose así mismo con la cabeza agachada, pero al escuchar la agresiva voz de su salvador lo miró con gran temor -¡¿Qué rayos fue lo que pasó...?! –Zeff no sabía cómo reaccionar ante la situación, por un momento pensó que fue una riña como era de costumbre en el restaurante, de igual forma pensó por un momento –¡Eres un...! –Pero antes de darle una lección, el pequeño se levantó del suelo y abrazó al chef aferrándose con todas sus fuerzas a el en sus piernas.
-¡Lo siento...! ¡Lo siento mucho...! –Dijo entre unos ensordecedores llantos y efectuando más el abrazo -¡Haz lo que quieras, pero no me dejes sólo...! ¡Perdóname...!
-Sa-Sanji... –No podía creer lo que estaba viendo, se le partió el corazón al ver el estado en el que se encontraba el pequeño, cuando el pequeño alzó la cabeza para mirarlo –Sanji... –Era la primera vez que veía un rostro que reflejaba miedo, angustia y culpa.
-¡Perdóname...! –Zeff se arrodilló y abrazó con gran fuerza al pequeño.
-Ya pasó... –Dijo con total serenidad y por más que lo evitara, las lágrimas de Sanji brotaron aun mas.
Algunas horas después del ataque:
Zeff estaba con el médico quien le estaba dando algunas instrucciones para cuidar a Patty y a Carne. –Con este medicamento ayudará a calmar el dolor de sus trabajadores; recuerde, una cada doce horas. –Dijo el médico –Por suerte no perdieron mucha sangre, pero deben estar en observación y reposo... Es una suerte que el restaurante no esté muy lejos de mi pueblo.
-Gracias por todo y disculpe por mas molestias... –Dijo el chef haciendo una reverencia.
-No tiene porque disculparse... Ahora lo importante es que se recuperen lo más pronto posible y... –Estaban un poco lejos de la puerta del cuarto; detrás de ella estaba Sanji viendo con sigilo lo que decían los mayores, se percató de que el doctor lo miró y se fue corriendo a su habitación. –No sea tan severo con el muchacho... Cuando iba a curar su herida se asustó, tal vez pensó que lo lastimaría o algo... Hable con el... –Dijo esto último con una sonrisa.
-Sé lo que tengo que hacer... –Dijo esto fingiendo enojo –Gracias por todo –Salieron de la habitación. Mientras tanto, Sanji estaba viendo desde la ventana de su habitación la partida del médico –... –Observó el vendaje que tenía en su mano derecha cerrándola un poco.
-¿No te aprieta...? –El pequeño se sobresaltó al escuchar la firme voz de su tutor quien estaba recargado en el marco de la puerta de la habitación.
-Creo que si... –Dijo volteando a ver a Zeff.
-Déjame arreglarlo... –Zeff se sentó en la cama del rubio e hizo un ademan invitando a Sanji a que también se sentara a su lado. Sanji se acercó y con un poco de miedo se sentó en la cama; extendió su mano para que le acomodaran los vendajes y mientras el chef hacia su labor, dijo –Además de esto... ¿No te pasó algo mas grave...? Sé honesto conmigo... –Dijo esto último con autoridad. Sanji abrió los ojos al escucharlo.
-Es-Estoy bien... Sólo fue mi mano...
-Sanji... Deja de mentirme, lo haces para no preocuparme, pero no funcionará... Confía en mi... ¿No te gusta vivir aquí...?
-Por supuesto que me gusta vivir aquí... Pero... Lo único que hago es causarte problemas... No eh hecho nada bien, y... –Calló por un momento recordando el día que quedaron varados en esa roca -Y...
-Ahora que lo pienso... Nunca me has hablado de ti... ¿De dónde vienes...? ¿Tienes familia...? ¿Pasó algo...?
-Si... Si tengo familia...
-... –Dejó de arreglar los vendajes para escuchar con atención a Sanji.
-Tú eres mi única familia... –Dijo con una cálida y sincera sonrisa y unas pequeñas lágrimas se asomaron en sus ojos –Eres lo más importante para mi... La razón por la que luego no te digo la verdad es porque no quiero ser una carga para ti... Has hecho demasiado por mí... –En esos momentos, Zeff se acercó y le dio un abrazo –Se-Señor Zeff...
-A veces creo que no hago un buen trabajo como padre, pero créeme cuando te digo lo mucho que te amo... Por favor, cuando te sientas mal o te suceda algo, dímelo... Escucha muy bien lo que voy a decirte, sólo lo diré una vez así que grábatelo en esa cabeza dura, pequeña berenjena... Tú siempre será mi hijo sin importar que... –Sanji respondiera al abrazo de su tutor y se acurrucó en su pecho.
-Gracias... Papá.
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-Quiero regresar contigo... Viejo... –Dijo esto mirando con tristeza la herida, estaba cambiándose los vendajes en la cocina –Una vez me dijiste que cada uno tiene un hilo del destino que conecta con alguien mas... Creo que yo no tendré nunca a alguien a mi lado... Me habría gustado que... –Fue interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose con brusquedad y ver de quien se trataba, ese horrible sentimiento regresó.