-Mmm... Veamos... -Sanji estaba terminando de preparar el desayuno. Se le ocurrió la idea de hacer en esta ocasión un omelet para cada uno de sus nakamas. Terminó de decorar el último platillo que le faltaba -Listo... Espero que les guste...
-Estoy segura de eso...
-¿En verdad lo crees...? ¡Robin! ¿En qué momento entraste a la cocina? -Fue sorprendido por la sigilosa aparición de su nakama, quien estaba a lado suyo.
-Se ven deliciosos, Cocinero-san... -Dijo yendo a lavarse las manos. -¿Qué más te falta por hacer...?
-Aah... Creo que es todo... El café está listo... Mmm... Creo que ya es todo, solo falta que lleguen los demás.
-No tardarán en llegar... Vamos a esperarlos. –Lo agarró de la mano y fueron a sentarse juntos a la mesa.
-Sí.
El resto de los muchachos llegó a la cocina, una vez que se sentaron a la mesa. Sanji comenzó a servir el café pero se percató que había una silla vacía -¿Y...?
-¿Zoro...? Tal vez se quedó dormido... -Comentó Usopp.
-No puedo dejar que se quede sin comer... Iré a...
-Sanji-san... Deberías dejarlo por ahora... El debe saber que hay un horario preestablecido y que debe respetar... -Agregó Brook.
-Es... Cierto... Sanji... -Dijo Luffy con la boca llena -Además... No creo que esté de buen humor para que te hable y...
-¿Y...? -Preguntó con gran curiosidad el cocinero.
-Tendré más para comer... -Estiró su brazo para alcanzar el plato que sobraba en la mesa, pero fue detenido por un poderoso golpe de Nami.
-¡Respeta! -Dijo alterada.
-Supongo que tienen razón... Pero... -Dijo llamando la atención de todos -Debo hacer que lo entienda... Iré a traerlo... ¿Podrían...?
-Está bien, Sanji... Pero no tarden... -Contestó Franky con los brazos sobre la mesa.
-No tardo. -Salió de la cocina y entró a la habitación para encontrarse con Zoro, quien ya estaba levantado. Se encontraba sentado en su cama dándole la espalda al cocinero -Zoro... Ven a desayunar, por favor... -Dijo con tranquilidad.
-No necesito que me lo digas... -Dijo sin voltear a ver a su nakama. Al haber dicho eso, el extraño humo de antes volvió a aparecer. Sanji se asustó al verlo, aquel humo era un poco más grande que el que vio ayer.
-Zoro... Tu... -Estaba un poco nervioso. El espadachín fijó su mirada en el rubio y se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia donde estaba este. -Zo-Zoro... ¿Estás bien...?
-¿Acaso tienes que estar detrás de mi todo el tiempo...? -Dijo con mal humor acercándose cada vez más a Sanji. El por otra parte sintió una descarga al momento en el que emanó un poco mas aquel humo llegando hasta su posición.
-"¿Acaso no lo ve...?"
-Escucha, no estoy de ánimos para soportarte... Desayunaré si así dejas de estar fastidiándome... -La extraña esencia desapareció y el espadachín pasó a lado de su nakama sin hacerle nada y salió de la habitación dejándolo sólo.
-"¿Qué fue ese extraño humo...?" -El cocinero volteó a ver para observar a su nakama y notó que ya no había rastro alguno del humo.
Al llegar a la isla, rodearon para poder encontrar un refugio para el barco, pero en esta ocasión no encontraron nada. Cada uno ya estaba abrigado.
-Mmm... Supongo que habrá que hacer un sorteo para ver quienes se quedarán al cuidado del barco para esta noche... -Dijo Nami mientras observaba el log pose -Según lo que me comentaron en la isla pasada. La brújula indicará el camino dentro de cuatro días... Así que... -Preparó el clásico juego de las ramitas. Todos tomaron una. Usopp y Chopper fueron los elegidos ya que les salió la ramita más pequeña.
-Supongo que no hay opción... -Dijo el artillero con resignación.
-Calma, una vez que lleguemos a un hotel haremos el mismo juego y los otros dos tomaran su lugar para que ustedes puedan conocer la isla... -Respondió la navegante.
El resto de la tripulación preparó sus cosas para pasar los siguientes dos días fuera del barco. Sanji fue a hacer un pequeño inventario con la ayuda de Nami para los suministros de los alimentos para los próximos meses; una vez que todos se alistaron fueron a adentrarse a la isla. Como era de costumbre, Luffy ya se les había adelantado, seguido de las chicas dejando atrás a Los hombres. -Ya era hora de tomar un pequeño descanso... Sí que es una isla invernal... Siento como se me hela la sangre... Esperen, pero si no tengo sistema sanguíneo... ¡Yohohohohohoho...!
-Debemos apresurarnos o los perderemos... Y eso va para ti, Zoro... -Dijo Franky regañando al espadachín quien ya estaba comenzando a hacer camino para tomar uno de sus famosos atajos.
-¡Déjenme en paz...! -Respondió molesto mostrando una cara graciosa.
-... -Por otra parte, Sanji observaba a su nakama para ver si no se volvía a hacer presente el enigmático humo que rodeaba al testarudo del peli verde.
-Oye... Sanji... -Le llamó el carpintero logrando sacar a su nakama del trance.
-Ah... ¿Si, Franky...?
-¿Sólo piensas llevarte esa capa...? Hace demasiado frio...
-Llevo un abrigo... La capa me ayudará a ocultar mis orejas y cola...
-Aun me pregunto por qué tendrás eso, Sanji-san -Dijo el músico posando su mano sobre su barbilla en señal de duda.
-Créeme... Hay una razón... Pero es muy tonta... -Respondió el peli verde recordando con molestia la respuesta de la bruja dimensional -No es gran cosa...
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Entraron al pueblo y al notar el bonito paisaje cubierto por aquel manto de nieve, el cocinero quedó impresionado al ver algunas figuras hechas de hielo -Son increíbles... Miren esa escultura en forma de un lobo... Y esa otra... -Decía maravillado yendo a ver cada una de las figuras.
-Oye, deja de perder el tiempo, cocinero... -Dijo con sarna el espadachín.
-Es un increíble velero...
-Mira esa sirena... -Franky y Brook también se unieron a la diversión dejando a Zoro como el amargado de la fiesta.
-¡Oigan...! Aaaahh... Para que enojarme...
-Zoro... -Sanji llamó a su nakama con algo de pena y miedo. Jaló un poco de la manga de su abrigo para poder llamar mejor su atención -¿Te encuentras bien...?
-¿Por qué lo preguntas...?
-Bueno... Verás... Es qué...
-¿Qué...?
-¿Cómo podría explicártelo...? Es que... -Antes de poder sacar el tema de lo que percibió anoche y hoy, Brook los interrumpió para por fin ir a la casa de huéspedes.
-Debemos llegar pronto ó no alcanzaremos habitación.
-De acuerdo... ¿Qué era lo que querías decir, cocinero tonto?
-Oye, eres un grosero... -Dijo un poco molesto el rubio.
-¿Qué? ¿Por decir la verdad...? Que delicado...
-No te hice nada... -Hizo un pequeño puchero.
-Je... ¿Crees que eso me molesta...? -tomó el gorro de la capa tirándolo por delante para molestar con provecho a Sanji. Mientras que este como respuesta picó con fuerza las costillas de Zoro logrando que saltara del dolor -Eres un maldito... -Pero antes de comenzar una pelea, fueron detenidos por los mayores.
-Ya es suficiente... -Dijo con autoridad Franky.
-Dejen de pelear... No hay razón para hacer un espectáculo... -Agregó Brook.
-Lo hice porque Zoro me molestó primero... Sólo quería preguntarle por algo... -Dijo el cocinero con enfado hacia el espadachín.
-No quiero que me estés fastidiando, zorro con cejas de Diana... -Contestó con gran enojo Zoro.
-Ya basta... -Replicó el esqueleto -En verdad son como niños...
-Bueno, más bien un niño... -Dijo Franky señalando sin malas intenciones a Sanji -Defendiéndose de un horrendo monstruo... -Señalando a Zoro.
-¿Qué dijiste...? -Los dos se vieron cara a cara para comenzar una pelea de verdad, pero para suerte, su enfrentamiento se interrumpió.
-¡Muchachos...! -Gritó Luffy quien venía en compañía de las chicas -¡Vengan, vamos a quedarnos en este lugar...! -Hizo un movimiento con el brazo al aire para que el resto de los chicos pudieran verlo.
-¡Sí! Vamos... -Sanji había olvidado su enojo y jaló a Franky del brazo para que fueran a reunirse con el resto dejando atrás a Brook y a Zoro.
-Vaya... Sanji-san se ve muy animado -Dijo el músico comenzando a caminar -Deberías ser un poco mas paciente con él, Zoro-san... -Volteó a ver a su nakama y fue su sorpresa cuando vio la cara de este. Se podía notar la ira en sus ojos, pero sobre todo... -"Creo que ya lo entiendo..." -Pensó con picardía -Anda, Zoro-san... Si nos quedamos más tiempo aquí sin hacer algo, pescaremos un resfriado... Espera... Pero si yo no me puedo enfermar ya... ¡Yohohohoho!
-Ya voy... -Dijo con mucho coraje.
Una vez que entraron a la casa de huéspedes, pidieron habitaciones compartidas -Muy bien... Robin y yo nos quedaremos en esta habitación... Franky, Luffy y Brook en esta... No creo que ustedes quieran compartir cuarto... ¿Cierto? -Dijo esto último la navegante para Sanji y Zoro.
-"Es mi oportunidad para poder hablar con el... En verdad me preocupa mucho... Y también quisiera saber que fue lo que le hice para que se molestara de esa forma conmigo..." -Pensó Sanji.
-"Compartir habitación con este engreído... Si como no. Aunque..." -Pensó el espadachín mientras examinaba con discreción al inocente cocinero -"No haría daño jugar con el un rato... Y demostrarle quien manda aquí... Voy a hacer que pierda"
-Supongo que no hay otra opción... Bueno, pero esto les costará con intereses...
-¡Aceptamos...! -Dijeron al mismo tiempo el cocinero y el espadachín -Compartiremos cuarto... -Se miraron el uno al otro. Sanji miró a Zoro con un ligero rubor en sus mejillas y agachó un poco la cabeza, en cuanto al bruto del marimo, lo miró con gran desafío.
-De acuerdo... Pero no quiero quejas por parte del lugar y sobre todo... -Miró con ojos asesinos a Zoro y este le recorrió una descarga en su espina dorsal -Si le haces algo malo a Sanji-kun... Te las verás con nosotros...
-Nnn...
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-... -Espero y no haga otra tonteria con el...
-También espero lo mismo, Yuko-san... -Watanuki y Yuko estaban observando desde el portal lo que había pasado desde que los mugiwara llegaron a la isla.
-Esto no será bueno... Habrá dos choques entre esos dos... La piedra a comenzado a girar de nuevo...
-Aun no logro entender el extraño comportamiento de ese chico...
-Watanuki...
-¿Si...?
-Por nada vayas a perder de vista a Roronoa... -Dijo con gran seriedad -Hay un futuro incierto para esos dos... Pero cualquier decisión que tome afectará en el trato...
-¿A qué te refieres...?
-Hay dos caminos que podrá tomar Roronoa... Uno hará que siga en pie el acuerdo... Pero el otro camino hará que termine de una manera trágica... –Tenía una mirada sombría.
-Yuko-san...
-¡Además...!
-...
-¡Cómo se atreve a molestar de esa manera a ese chico...! ¡¿Acaso no le dá ni siquiera una pizca de ternura al ver su carita...?!
-¡Aah! –Watanuki cayó al suelo tras escuchar semejante respuesta de su patrona.
-¡Yuko-san, esto es serio y lo único que te importa es ver como se ve de tierno ese muchacho...!
-Aaaahhh... ¿Celoso...? –Dijo mirando con bacilo a su ayudante –Tranquilo, jamás te cambiaria por el...
-¡¿Qué quieres decir...?! –Estaba ya desesperado el pobre de nuestro cocinero.
-Aunque... No nos vendría mal tenerlo con nosotros... –Juntó manos imaginando lo que pasaría si tuvieran a Sanji con ellos –Me haría también de comer, ayudaría con la casa... Ah, claro que también te ayudaría con el resto del trabajo... –Dijo esto acercándose a su ayudante –Sería una buena idea, ¿no lo crees...? –Sumió su dedo índice en la mejilla de Watanuki.
-Ya entendí... –Agarró la mano de su patrona para alejarla de su mejilla –Claro...
-Sería maravilloso tener a dos chefs conmigo... –Estaba tan ilusionada de su sueño que dejo de prestar atención por un momento la situación.
-Ah no ser que... ¡Eh...! ¡Quieres inducirlo a las malas artes de la seduc...! –Antes de terminar de decir más, fue callado por un zape.
-Déjate de tonterías...
-Mmm... ¡Mira...!
-Mmm... –Volvieron a observar el pequeño portal.
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La habitación de Sanji y Zoro se encontraba en la primer planta dando vista a un paisaje que llevaba al mar, el cocinero se encontraba sentado junto a la ventana viendo la nieve que cubría todo a su alrededor. Por una parte estaba feliz porque al fi podría platicar en calma con Zoro, pero por otra tenía un poco de miedo, no tanto por la conducta de su camarada, si no por el extraño humo que salía cubriendo su existencia –“Debo saber qué es lo que le pasa... No puedo dejar que le pase nada malo, ni a él ni al resto de los chicos...” –Sonrió –“Haré mi mayor esfuerzo...”
-Oye...
-... –Reaccionó y vio el reflejo de Zoro desde la ventana –Zoro... Pensé que no volverías... No te había visto desde hace una hora... Nos llevaron a la habitación y cuando volteé ya no estabas...
-Sí, si, si... Este lugar parece un laberinto, es como si las paredes se movieran... –Dijo esto sentándose en la cama para descansar un poco de su agotadora búsqueda.
-“Se perdió...”
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-Se perdió... –Dijeron al unísono Yuko y Watanuki.
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-Bueno... No es muy grande el lugar, pero...
-¿Qué?
-¡Nada! ¡No dije nada, disculpa! –Dijo apenado negando con las manos.
-Bien... Iré a beber. No me esperes... –Se levantó de la cama y fue a la puerta para salir. Sanji fue hasta él para detenerlo.
-Zoro... ¡Espera! –Inconscientemente lo agarró de la mano para poder llamar su atención –Yo...
-¿Ahora qué quieres...?
-Bueno, yo... –Agachó la cabeza para ocultar su pena –Quería preguntarte algo...
-Fantástico... ¿Sabes...? Yo también quería preguntarte algo...
-¿Qué te parece si nos quedamos un rato a conversar y...?
-No, gracias...
-Pero dijiste que tenías algo que preguntarme también y...
-No te dije que quería hacerlo ahora... Iré a buscar una taberna.
-¡No...! En verdad necesito hablar contigo... –Aprisionó con su cuerpo el brazo de su nakama.
-Oye, no tengo ánimos para soportarte...
-Pero Zoro... Ni siquiera sabemos si hay gente buscándonos...
-Descuida... Tengo conmigo mis espadas... Soy difícil de vencer, no soy como tu...
-Zo-Zoro... –Le molestó un poco el comentario del espadachín, pero no podía dejar a un lado lo que le estaba ocurriendo –En verdad necesito hablar contigo ahora... Si no quieres hacerlo por la buena... –En un rápido movimiento le arrebató una de las espadas y salió al pasillo con ella.
-¿Pero qué...? Eres un...
-... –Abrazó con fuerza la espada.
-Esa espada me la dio una amiga... Devélamela... –Estaba comenzando a perder de nuevo la paciencia.
-No hasta que hablemos...
-Tu... –El humo se volvió a hacer presente, era un poco más grande que antes.
-¡Mira! –Señaló a su nakama –Detrás de ti...
-Déjate de tonterías... Dame esa espada...
-Pe-pero... Mira a tus pies...
-De que hablas... –Bajó la mirada –No hay nada... Deja de intentar engañarme, dame esa espada...
-Zo-Zoro...
-¡Dije, que me des esa espada...!
-“No lo ve... El humo lo está comenzando a invadir y no lo ve...”
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-Ese humo... –Dijo atónito Watanuki –Pero... No es como los de aquellas chicas que les diste el anillo... Un momento... A él no le diste uno de esos anillos...
-Si le hubiera dado uno, no lo usaría... Me lo habría rechazado desde el momento en el que se lo diera, aun si fuera el caso, no aguantaría la gran magnitud de su terrible hábito...
-Se ve muy molesto... Es como si fuera otra persona...
-Para muchos ese hábito puede ser insignificante, pero para la persona que vive con ello, puede llevarlo a su fin.
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-¡Dame esa espada...!
-“Es como si fuera otra persona...” No, hasta que hablemos... –Al ver la cólera de Zoro, no pudo evitar sentir las ganas de huir y corrió de nuevo a la habitación esquivando a su adversario. Abrió la ventana y salió de un salto.
-Ese maldito... –Zoro fue hacia la ventana y se percató de que el cocinero estaba tirado, este con trabajos se levantó y para su fortuna no se hizo daño gracias a la nieve. Sin pensarlo más corrió adentrándose a un pequeño bosque. Seguido de esto, no lo dudó ni por un segundo y Zoro salió por la ventana. Una vez que se logró incorporar, dio comienzo a otra persecución.