-... –Corría todo lo que podía, los nervios comenzaban a debilitarlo. Detrás suyo venia un espadachín corriendo a todo lo que daba para alcanzarlo, no miró atrás, no sabía que camino estaba tomando, no sabía si su plan era bueno. Lo único que quería era saber que era lo que estaba pasando con Zoro.
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-¡Sanji-san...! Debemos ayudarlo... –Decía con temor Watanuki.
-...
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Antes de que pudiera continuar, su camino fue bloqueado por peñasco –No... –Miró a su alrededor y no encontró salida alguna –“Tal vez es hora de enfrentar la situación... Debo saber qué es lo que le ocurre a Zoro...” –Volteó detrás suyo y ya tenía a su nakama junto a el por unos dos pasos de separación –Zoro... –Estaba temeroso, pero como pudo mantuvo su posición.
-Dame esa espada... –La rabia lo invadía mas y mas dando mayor fuerza el hábito que tenía el espadachín.
-“El humo...”
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-El humo... Es... M-más grande... –Estaba impresionado por lo que veía –Y...
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-“A cambiado de color... A un color rojo...”
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-Yuko-san... Debemos hacer algo... –Miró a su jefa quien se encontraba con gran impotencia.
-No podemos intervenir... Los únicos que pueden manipular el trato son ellos...
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-Zoro... Por favor, escúchame... Hay algo que está sobre ti...
-Si lo que quieres es pelea... Eso es lo que tendrás...
-“Sus ojos... Es como si no fuera el mismo...”
-... –Se preparó para atacar al cocinero
-¿No puedes ver el humo que está invadiéndote...?
-No entiendo de lo que estás hablando... Qué curioso... Es cómo cuando nos habíamos peleado la última vez...
-Zoro... ¡Escúchame...! –Abrazó con mayor fuerza la espada. El peli verde desenfundó una de sus espadas y atacó contra su camarada, Sanj fue más rápido y esquivó el ataque agachándose y como un acto de reflejo le propinó una patada en la espinilla.
-¡Aaahh...!
-... –El mismo miedo no dejaba que sacara palabra alguna.
-Si esto es lo que quieres... Acabas de condenarte...
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Era de mañana y Sanji se encontraba mirando el paisaje que tenia la isla de verano. Hacia lo posible por olvidar el conflicto que tuvo anoche contra Zoro –Así que el sólo me ve como un juguete... –Recordó los malos días a lado de sus horribles hermanos -¿Por qué me está pasando esto...? –Entrecerró los ojos mientras buscaba una respuesta –Esto nunca me había pasado... Es como si algo me estuviera controlando... Esa fría mirada... Era como si... Se tratara de otra persona... Si es lo que creo que es, es un completo imbécil...
-Así que aquí estabas...
-¡Eeh...! –Se le heló la sangre al escuchar la gruesa voz de su nakama -¿Qué haces aquí...? Déjame tranquilo...
-No ha acabado nuestro juego, cocinero... –Se acercó y rodeó a Sanji con sus brazos lentamente, al sentir el abrazo, presenció las intenciones que tenia.
-Zoro... Déjame en paz... Basta... –Posó sus manos sobre los fornidos brazos de Zoro, pero el miedo no lo dejo hacer fuerza contra ellos –“Desearía que ese abrazo fuera por cariño...” –Sus pensamientos fueron interrumpidos al ver una pequeña mota de humo en frente suyo -¿Eh...? ¿Humo...?
-¿Eeehh...? ¿Humo...? ¿Dónde...? Yo no veo nada...
-Pero está justo en frente de mí... –Como pudo deshizo el abrazo y apartó al espadachín de su lado. –No puede ser... –Susurró al ver con gran impresión al marimo.
-Oye, oye... ¿Qué te pasa...?
-... –Notó que el humo venia desde donde estaba Zoro. Era poco, pero brotaba alrededor de este –El humo... ¿No lo ves...?
-Déjate de tonterías, yo no veo nada... –Estaba comenzando a perder la paciencia.
-Zo-Zoro...
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-¡Z-Zoro...! ¡No quiero pelear...! ¡Por favor...! ¡Detente...! –Esquivaba los ataques de su contrincante -¡Sólo quiero hablar contigo...!
-¡Quédate quieto...! ¡Dame esa espada...! ¡Tú no puedes conmigo...! –El humo se esparcía más y más.
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Dio comienzo a una nueva pelea. Sanji esquivaba los ataques de Zoro; no quería herir a su nakama. No podía dejar pensar en aquel extraño humo que aun continuaba emanándose alrededor de ellos. –¡Zoro, ya cálmate...! –Recibió respuesta del espadachín con un ataque y por suerte, el cocinero pudo detenerlo con una de sus patadas -¡Ya basta...!
-¡Sabia que eras un miedoso...! –El humo se hizo más grande –¡Yo soy tu superior...! ¡Deberías tenerme un poco mas de respeto...! –Cómo si se tratase de un incendio el humo se expandió aun más y más.
-¡Estás loco...! ¡Sólo dices incoherencias...! ¡El único a cargo de esta tripulación es Luffy, no tu...! “El humo...” –Se distrajo al notar como aquel humo ya había invadido la mitad del barco, fue sacado de sus pensamientos al recibir un fuerte golpe con el codo de Zoro. Esto hizo que cayera al suelo.
-No deberías bajar tu guardia, cocinero idiota... –Se fue contra Sanji.
-... –Antes de poder perforar el pecho de su nakama con la espada, Sanji reaccionó a tiempo para estamparle una tremenda patada contra la cara de Zoro, consiguiendo así que este saliera volando del barco y caer al mar. Una vez que Zoro sacó su cabeza del agua miró con total ira a su rival quien estaba sobre la borda –Creo que sé lo que tienes...
-...
-No sé porque sea ese extraño humo, pero puedo suponer que tiene algo que ver con esa tonta actitud tuya... –Dijo con gran coraje y con ganas de matar a su nakama -¡¡¡Era de esperarse de un completo estúpido como tú...!!!
-Espero que tengas ese mismo coraje cuando esté frente de ti... Maldito...
-No sé que esté pasando, pero si es necesario, te sacaré esa estupidez de tu cabeza a patadas... Aun si debo aplastarte el cráneo... –El humo se expandió mas y sin razón alguna comenzó a percibir el fétido olor que este emanaba –¡Agh...! –Se tapó la nariz y la boca –“Esto es extraño... Nunca había visto algo como esto... Debe haber una razón para que esto ocurra...”
-Esta me las pagaras... ¡¿Me oíste...?! ¡Eres hombre muerto...! –Gritó con gran coraje el marimo mientras se limpiaba el gran rastro de sangre que tenía en su boca.
-... –Mirándolo con desdén, bajó de la borda y se dirigió al bar para poder calmarse y despejar su mente de lo ocurrido. Llegó al bar y encendió un cigarrillo y contempló el acuario –“Zoro...” –Puso su mano sobre su cara, estaba confundido, sentía rabia, impotencia... Pero sobre todo dolor y rechazo, ese rechazo que le hacía sentir esa terrible tristeza –En verdad te afectó mucho la derrota que tuviste con Ojos de Halcón y contra ese extraño robot... Ja... Tonto... –Tiró su cigarrillo al suelo y lo aplastó –Sin embargo... Por más que quiera, no puedo odiarte... –Se abrazó así mismo recordando como sintió los brazos de su nakama sobre de el –Ojalá ese abrazo hubiera sido por amor y no para querer provocarme... –Una lágrima escapó de su ojo –Zoro...
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-¡Esta me la debes, cocinero...! –Zoro estaba comenzando a cansarse. –¡Deja de moverte!
-¡No! –Ya no soportaba mas el trato que le estaba dando -¡Zoro ya detente, por favor...! –Le dio por fin una patada en el estómago y su contrincante cayó sobre la nieve. Le sacó el aire y con trabajos se reincorporó en el suelo. -¡Ah...! Zoro lo siento mucho... No era mi intención, en verdad yo... –Se acercó para ayudar a su compañero –Yo no quería... ¡Aah...! –Fue sorprendido por el brusco comportamiento de su compañero al tomarlo de la capa.
-Ya déjate de tonterías... –Estaba completamente furioso
-“El humo... Es más grande...” –Apartó su mano y quiso levantarse para correr, pero Zoro fue rápido esta vez y lo tiró con mucha fuerza de la cola -¡AAAH...!
-¡Tú no te vas a ningún lado. ¿Oíste...?
-¡Suéltame...! ¡Me estás lastimando...! ¡Me duele mucho...! ¡Aaahh...! –Tiró aun más de la cola.
-¡Es mi turno...! –Pero fue su sorpresa al recibir de lleno una golpiza con la funda de la espada a su cara, soltó por fin a Sanji.
-... –le arrojó con mucho coraje la espada a sus piernas -¡Aquí está tu espada...! Yo sólo –Antes regresarle un golpe miró con atención al cocinero quien se tapó la cara con sus manos mientras estaba sentado de rodillas –Yo sólo...
-...
-Quiero ayudarte... Algo malo te... Está pasando...
-Tú...
-Sé que no debo ser débil... –Descubrió lentamente su cara, Zoro quedó estático al ver el rostro de su nakama –Pero... En verdad... ¡Me duele mucho...! –su cara estaba llena de lágrimas. -¡Lo siento mucho...! –Dijo esto mientras se quitaba con sus manos las lágrimas de sus ojos. El humo al fin había desaparecido, pero eso ya no le tomó importancia. Estaba muy dolido por el terrible e injustificado trato que recibió por parte de su nakama –No... No volveré a molestarte... –Se levantó -¡Eres un tonto...! ¡TONTO...! –Salió corriendo del lugar dejando sólo a Zoro.
-... –Había recobrado al fin la cordura, lo único que hizo fue ver como Sanji desparecía entre los árboles –Cocinero... –Sintió algo quebrarse en su interior, nunca había visto esa expresión de su camarada, miró su espada, la tomó y se levantó del suelo –Estúpido cocinero... –Ignoró lo que sentía en su pecho y caminó según él al pueblo –Creo que mejor será ir a buscar una taberna... –Dijo con indiferencia.
Mientras tanto a unos metros lejos de lo sucedido, Sanji corría con dirección al barco, estaba completamente decepcionado y no prestaba mucha atención a lo que había a su alrededor –¡Snif...! ¡Soy un torpe...! ¡Tonto, tonto, tonto...!
<<SÓLO ERES LA FALLA>>
-¡Aaah...! –Se detuvo en seco al oír aquellas palabras de sus pensamientos –¿Falla...? –Se pudo plasmar en sus pensamientos la silueta de Judge. Se tapó la cara de nuevo y cayó de rodillas –Por favor... No me lastimes... –Dijo temblando del miedo –Por... Por favor... –La imagen se borró de su cabeza y se pudo reincorporar aun temblando -¿Qué fue lo que pasó...? –Se levantó aun confundido y siguió su camino ya un poco más calmado, pero con aquella sensación de pánico.
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-Ese... –Yuko estaba completamente enfadada, hacia lo posible por no perder los estribos –Le dije claramente que no le hiciera nada malo... Y no pude predecir esto con tiempo... De haber sabido no le hubiera propuesto semejante cosa...
-Yuko-san... –Watanuki trató de consolar a su mentora dándole un suave masaje en sus hombros –Aun estamos a tiempo para impedirlo...
-No... No podemos... Si lo hago es como si estuviéramos haciendo trampa... Y si eso pasa, tanto el como yo recibiremos un daño...
-Eso es... Imposible...
-La piedra sigue girando... Tal vez eso sea un indicio de...
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-... –Sanji continuó caminando, pero sin prestar atención. Pisó un pequeño montículo de hojas... ¡CRACK! Cayó al suelo y en seguida gritó al no poder soportar tal incontrolable dolor.
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-¡Sanji-san! –Exclamó con preocupación Watanuki.
-... –En su interior Yuko estaba ya desesperada al ver la suerte de su cliente –“¿Cuánto más debe sufrir por ese hombre...?”
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Mientras caminaba hacia su siguiente destino y aun pensando en lo que había hecho... -¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH...! –Se detuvo y volteó a ver en la dirección en la que se había ido Sanji.
-¡Cocinero...! –Sin pensarlo se adentró al bosque para ir a buscar a su compañero.