-Zoro... Zoro... Zoro...
-Mmm... Déjame dormir...
-Zoro, anda. Por favor... –Dijo con ternura el cocinero ya que estaba intentando levantar a su camarada –Anda... Jajajajaja... –Era ya de mañana, Sanji fue el primero en despertar y ya había preparado algo para el desayuno.
-¿Qué te tiene tan animado...? –Dijo con pesadez.
-¡Mira...! –Se levantó para ponerse a la vista de Zoro –¡Zoro mírame...!
-¡Está bien, está bien...! –Se levantó del tufón con los ojos muy adormilados –Muy bien... ¿Ahora qué...?
-Jajajaja... ¿Ves algo diferente en mi...? –Puso sus manos atrás juntándolas y mostró una linda sonrisa a su nakama.
-¿Qué...?
-Mira bien...
-Mmm... Tus orejas...
-Jajajajaja... No. Es otra cosa.
-Creciste...
-¡Noo! Jajajajaja... Mira lo que hago... –Saltó -¿Ahora ya sabes qué es...?
-Mmm... Saltaste... ¿Eso qué tiene de especial...? –De pronto cayó en la cuenta –Espera... –Al fin reaccionó –Tu... –Miró el tobillo de Sanji y después su brazo -...
-¿Y bien...? –Miraba a Zoro con esa linda sonrisa mientras movía la cola y sus orejas.
-No es posible... –Se levantó y fue hasta Sanji –Ya no están nuestras heridas... –Sanji tomó las manos de Zoro y este como respuesta se sonrojó un poco y más aun al ver esa cálida sonrisa.
-¡¡Siii...!! –Dieron vueltas –Jajajajajaja... –Zoro aun no podía creer lo que pasó, no mostró ninguna alegría, sólo sorpresa –Zoro... ¿Qué pasa...? –Sanji detuvo el juego y se le quedó viendo a su camarada.
-Haruka... –Exclamó aun incrédulo.
-¿Haruka...?
-... –Reaccionó al escuchar la voz de su compañero –Ah... No es nada...
-Me pregunto cómo fue que logramos sanar muy rápido... –Dijo pensativo.
-Aahhmm... –Suspiró y vio al joven zorro –Voy a contarte algo, pero prométeme que no le dirás de esto a nadie. Y también espero y me creas...
-Está bien... Sea lo que sea yo te creeré... –Dijo con sinceridad.
-¿Lo dices en serio...?
-Sí. Pero primero...
-¡Aaah...! –Sanji jaló a Zoro del brazo -¡Oye...!
-Vamos a desayunar, en la cocina me contarás todo... Jajajajaja...
-“Se ve muy feliz...” –Pensó mientras iban de camino a la cocina y sonrió –“No, no, no, no... No estoy feliz por ese idiota... Es mi rival... Mi rival... El cocinero idiota, cejas de sushi, cocinero pervertido, torpe, mi juguete...”
<<HÁBITO>>
-¡Aah...! –Se detuvo en seco la escuchar de nuevo la voz de Yuko.
-Zoro... –Volteó a ver a su nakama -¿Qué sucede...? –Al ver que no respondía se preocupó y se acercó para ayudarlo -¡Zoro!
-No... No es nada... Estoy bien...-Comenzó a pensar - “¿Qué fue este escalofrió...? Antes no lo sentía cada vez que escuchaba su voz... Pero ahora...”
-¿Estás bien? –Sanji sacó al marimo de sus pensamientos tomando su mano –Dime la verdad... –Dijo preocupado.
-Si... No te preocupes... –Tomó el mentón del rubio y este como respuesta se sonrojó un poco al sentir la mano de su nakama –Tu... –Lo miró con un poco de frialdad –Aun no hemos acabado con nuestro asunto... –El humo volvió, esto aterró a Sanji.
-Zo-Zoro... ¿Qué te ocurre...? Ah... –Vio el humo –“No... No...” –Sin pensarlo abrazó a su nakama –Zoro, por favor... No lo hagas, por favor... No quiero que te conviertas en un monstruo...
-Tú y yo, tenemos un asunto pendiente... –Acarició con malicia el cabello de Sanji.
-Ugh... –Se aferró mas al abrazo –Zoro... ¡Basta...! –Miró a su nakama -¡Detente...!
-... –Se recuperó al ver a su atemorizado amigo.
-... –Vio como el humo volvió a desaparecer –“No otra vez...”
-¿Qué sucedió...?
-...
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-La piedra sigue su curso... En ocasiones se detiene, en otras sigue avanzando... Pero cada vez que lo hace, recibe una grieta... Al menos Sanji-san ha podido manejar la situación... Sin darse cuenta, una parte de Roronoa está recapacitando, sólo es cuestión de que descubra por fin su hábito –Yuko estaba tomando un poco de té mientras veía con atención los movimientos de los muchachos –Pero aun no hay una respuesta definitiva... Lo intentaste una vez al querer hacerlo entrar en razón, espero y ahora logres salvar a tu compañero –Sonrió mientras miraba a Sanji desde el portal –Pero debes apresurarte cuanto antes, lo que está consumiendo a Roronoa, le está haciendo perder la cordura...
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-Zoro... –Volvió a abrazar a su compañero -¿Eres tú...?
-¿Por qué no sería yo...?
-No importa...
-Aaahh... ¿Por qué me abrazas...?
-¡Ah! Discúlpame... –Se apartó con mucha pena del espadachín –Vamos a desayunar... –Comenzó a caminar seguido de Zoro.
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Se escuchó un gran portazo que provenía de la habitación de los muchachos –Una... Mari-Mariposa... Una sucia y temible mariposa... –Estaba completamente petrificado después de haber visto aquel animalito –Uuughh... –Se abrazó así mismo al sentir el terror y asco –Tranquilo... Esa cosa ya no te molestará más... –Dijo con un gesto exagerado de horror. Se recuperó y se alistó para comenzar a hacer sus deberes.
A lo lejos, Zoro se encontraba vigilando el barco –Esta me las vas a pagar, cocinero de cuarta... –El humo comenzó a emanar –Esto no se quedará así... -Comenzó a caminar en dirección al barco.
-Veamos... –Sanji se encontraba arreglando un poco la habitación de los muchachos –Después de esto iré a limpiar el bar y la cocina... –Antes de continuar con sus labores, se quitó con gran velocidad de su lugar –Sabia que vendrías por mi...
-¿no me recibirás como se debe, cariño...? –Dijo con gran sarcasmo.
-... –Sin voltear a ver a su contrincante, se dio cuenta del humo que estaba comenzando a invadir la habitación –No escuché tus pasos... Eres bueno, cuando te lo propones... –Respondió con el mismo humor – “En realidad el humo te delató... No es necesario hacer un escándalo...”
-Supongo que ya sabes para que vine... –Preparó sus espadas.
-... –Sanji mostraba una pose y una actitud calmada, pero en su interior hacia lo posible por no mostrar miedo alguno -¿Qué te parece si mejor lo platicamos...? En verdad no quiero pelear... Por favor... –Dijo sereno mirando esta vez a Zoro.
-¿Tienes miedo...? –Preguntó con arrogancia.
-No...
-¿Entonces...?
-Zoro, por favor... –Estaba haciendo lo posible por mostrar calma –En verdad no vamos a arreglar nada si seguimos peleando...
-...
-Este no eres tu... –Dijo con una mirada fría –El Zoro que yo conozco tendría una buena razón para pelear, yo no me interpondré nunca en tu camino por ser el más fuerte... –Comenzó a avanzar hacia su nakama con total calma –Puedes confiar en mi... Aun después de lo que me dijiste, no te puedo odiar...
-Je... –Bajó sus armas –En verdad no te importa morir...
-No es eso... –Respondió con decisión.
-... –Se molestó un poco.
-Tu... –Quedó a unos dos pasos alejado de Zoro –Debes analizar lo que te está pasando...
-...
-Es normal tener altibajos, nadie es perfecto y eso está bien... Porque de los errores uno aprende, te hacen más responsable, te hacen alguien con mayor experiencia, te ayudan a no volver a caer y si es así, vuelves a levantarte y seguir, porque también te convierten en alguien fuerte... –Dijo con una sonrisa –No debes sentirte mal por lo que pasó... Tampoco debes desquitarte contra quienes no lo merecen, entiendo que seas un hombre con orgullo, pero lo estás llevando demasiado lejos... –Posó su mano sobre el hombro de su camarada –Dime que es lo que te pasa, por favor... –Mostró un triste semblante.
-¿Ya terminaste con tu discurso barato...? –Dijo con bacilo.
-Lo sabía...
-En estos días, los aprovecharé para demostrarte que yo soy mejor que tú... No me costará vencerte...
-Pero no quiero pelear... –Interrumpió al espadachín.
-Entiendo que te dé miedo... –Antes de poder decir mas, Sanji caminó ignorando las fanfarronadas del marimo.
-Zoro... –Se detuvo a lado de él sin voltear a verlo –En verdad, medita muy bien lo que te está pasando...
-Esa actitud no es normal en ti... –Respondió con burla.
-Mira quién habla. –Se retiró del lugar, dejando a un colérico espadachín.
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-Aaahh... ¡Jump...! –Zoro y Sanji se encontraban en la cocina desayunando un omelet con queso gratinado –Está muy bueno... Te luciste, Cocinero... –Dijo esto con la boca llena y disfrutando cada sabor del platillo.
-... –Miraba con atención el rostro de su nakama -...
-Está muy bueno... –En eso se dio cuenta de la mirada de Sanji -¿Sucede algo...?
-... –Negó con la cabeza mostrando un dulce gesto –Tienes una bonita sonrisa... –Dijo con sencillez y bondad.
-... –Se crispó ante el comentario -... –Tragó de golpe el bocado que tenia y agarró con desesperación su vaso con agua para no asfixiarse. Una vez que se recuperó lo miró diciendo: -¡Déjate de tonterías...! –Estaba sonrojado y mostrando una mueca graciosa.
-Pero... Es la verdad. Me gusta mucho que sonrías, siempre te veo serio o enojado. Quiero que seas feliz... –Dijo sin desaparecer aquella dulce mirada.
-... –Se rascó un poco la cabeza –No sigas... –Desvió la mirada a otro lado para que no viera su sonrojo.
-Jajajaja... ¿Te gustó el desayuno?
-Si... La verdad era de esperarse comer algo muy delicioso hecho por ti... –Dijo aun evitando ver a Sanji.
-Que bueno... ¿Quieres otro...?
-S-Si... –Le extendió el plato sin mirarlo.
-Jajajajajaja... Eres muy tierno...
-¡Deja de decir esas cosas tan vergonzosas...!
-Pero es cierto... –Tomó el plato y se dirigió a la estufa para preparar otro omelet –Me hace sentir muy feliz...
-Uh... –Zoro se sorprendió un poco -¿...?
-Me agrada mucho el estar a tu lado... –Regresó con otro platillo y se lo entregó a Zoro -... –Le dedicó esa sonrisa que provocaba al espadachín perderse en ella.
-...
-Entonces... Ese hombre que te visita en tus sueños...
-... –Salió de su trance –Ah, si... Está bien si no me crees...
-Te creo... –Se sentó de nuevo a la mesa –Me gustaría agradecérselo...
-Bueno, la verdad no siempre aparece en mis sueños...
-Ya veo... Si él pudiera visitarme, pero creo que si lo hace olvidaré lo que soñé... –Dijo desanimado.
-No digas eso... Tengo una idea...
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-Se están empezando a llevar mejor... –Yuko apoyó su brazo sobre la mesa y al mismo tiempo su mentón en la mano –Así que el abuelo de Doumeki está visitando a Roronoa... Es válido. –Dijo con una sonrisa.
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-Vamos a ver que hay entre tus cosas...
-Es cierto, espero y haya algo para saber más de mí... Mmm... Pero primero, vamos a limpiar un poco.
-¿Limpiar...? Ay, por favor... –Contestó de mala gana.
-No podemos dejar así la cocina, debo ver la bodega... –Se levantó de su silla -¿Me podrías ayudar a lavar los platos, por favor?
-Tengo sueño... –Dijo con pesadez.
-Zoro... Por favor.
-No...
-Anda... –Lo jaló del brazo.
-Dije que no...
-Si me ayudas te dejaré beber sake durante una semana...
-Esos platos no se lavarán sólos... –Zoro estaba frente al lavabo tallando algunos platos.
-¡Qué rápido...!
-Vamos, no me dejes todo el trabajo... –Decía mientras lavaba los platos -¡Agh! –Fue aprisionado por otro abrazo del joven zorro.
-Te quiero mucho, Zoro.
-“Debes ser paciente... Es sólo un niño... ¡¿Un niño?! ¡Es el estúpido cocinero!” –Sus pensamientos fueron interrumpidos gracias a un beso en la mejilla por parte del empalagoso “niño” –“¿Qué rayos me pasa...?”
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-Sí que sabe como calmar a una fiera... Jejeje... –Ahora la bruja dimensional estaba buscando algunas cosas en su laptop.
-Ya acabé de limpiar las sábanas... –Watanuki entró a la sala con un platón de chocolates que había hecho para su patrona –Te preparé algunos, espero y te gusten... –Puso el plató sobre la mesita y vio lo que estaba haciendo la chica –Son muy raras las ocasiones que te veo con esa computadora... La última vez te vi con ella fue cuando visitamos aquella mujer de Ginza...
-¿Te refieres a la chica que se había obsesionado con su computadora...? No siempre ocupo este artefacto. Pero ahora, era necesario utilizarlo... –Decía esto mientras escribía sobre el teclado.
-Mmm...
-¿Te verás hoy con Doumeki...?
-Ah, si... –Dijo con un poco de sonrojo –Iré a verlo a su casa.
-Ahora veo por qué estuviste estos últimos días trabajando arduamente en la tienda... ¡Eres un gran novio! –Dijo con dulzura.
-Aah... Ah... Yo... No es cierto...
-No seas modesto, bien... –Se levantó de su lugar –Iré a traer un poco de sake...
-Si quiere yo voy...
-No, no, no... ¿Te encargo algo?
-Ah, si...
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-Aaahhmmm... –Franky dio un gran bostezo mientras caminaba de regreso al barco junto con Robin. Ellos habían decidido cuidar de la nave y de los muchachos –Estoy muy cansado...
-¿No dormiste bien...?
-Es que... –Cerró por un momento los ojos con esa mirada seria.
-Ya te dije que él estará bien...
-¡¿Cómo puedes estar tan tranquila sabiendo que está en el barco con un monstruo...?! –Las lágrimas salieron de nueva cuenta.
-Eres muy preocupón... Y muy quejumbroso, como Nobita... Fufufu...
-¡Deja de decir eso, mujer!
-Creo que es momento de comenzar a movernos... –Dijo esta vez con gran seriedad, provocándole algo de escalofríos a Franky.
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-Parece que ellos van a comenzar a moverse... –Yuko se encontraba en la bodega escogiendo la botella de sake, justo cuando estaba viendo las bebidas en el estante, hasta que percibió lo que estaba planeando su futura clienta –Me alegra saber que ellos también ya se hayan dado una idea...
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-Tal vez no estemos ciento por ciento seguros de lo que está pasando con esos dos...
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-Pero no se quedarán viendo...
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-Lo que podría pasar después...
-||Aun no hay un destino predeterminado...|| -Dijeron al mismo tiempo mostrando la misma seriedad.