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-¿En dónde estoy...? ¿Qué es este lugar...? ¿Dónde están todos...? –Sanji se encontraba caminando sin rumbo en una aldea en ruinas. Sin saber a dónde ir, estaba buscando al resto de la tripulación; en esos momentos encontró un edificio que se le hacía familiar –Este lugar... –Sus pies comenzaron a caminar a voluntad rumbo al lugar y sin darse cuenta, ya se encontraba dentro –Me pregunto cómo llegué aquí... Debo encontrar a los demás... –En eso, una sombra pasó junto al cocinero, este trató de seguirle con la mirada pero desapareció la silueta. Retrocedió un poco y continuó buscando. Pero antes de poder dar otro paso, fue atacado por unas tres sombras que traspasaron su cuerpo -¡¡Aghh...!! –El dolor provocó que se agachara y trató de recobrar el aliento. Las sombras lo rodearon mientras que les respondió con una mirada retadora –Ustedes... Malditos... ¡Ah...! –Las sombras comenzaron a tomar forma y se agrandaron.
-Así que aquí has estado... –Una de las sombras por fin habló tomando la forma de un niño –Jamás pensamos que sobrevivirías...
-Tu... –Sanji volteó a ver a su alrededor y las otras dos sombras lo agarraron de los brazos -¡Suéltenme! ¡Ya...!
-Sólo eres un miserable... No mereces llevar nuestra sangre...
-Esa voz... –Recibió un golpe en el estomago –Cof... Cof... ¡Basta, déjame...! –Pero antes de decir más, estaba convertido en un niño –“¿Pero qué está pasando...?”
-Sigues siendo el mismo... Jajajajajaja... Ahora... –Las dos sombras lo soltaron para golpearlo de nueva cuenta –Eres tan débil como siempre, hermano...
-... –Sanji reaccionó y como pudo escapó de las sombras y salió del lugar –Debo salir de este lugar... –Llegó hasta un lago y se detuvo para tomar un poco de agua, pero al verse en ella -¿Qué está pasando...? –Se tocó la cara –Aun soy un niño... –Se levantó y echó un vistazo atrás, ya nada lo perseguía –Debo irme... –Al caminar, chocó contra algo y al fijar su vista...
-Ahora es mi turno...
-¡Zoro...! –Retrocedió con gran temor ante la imponente imagen del espadachín.
-Mírate... Solo eres un insecto insignificante... –Dijo esto mostrando una sonrisa cínica.
-Ah... Ah... –Retrocedió aun más y cayó al suelo de sentón –No... –El temor lo invadió.
-¿Y bien...? –Se agachó para quedar a la altura del pequeño y vio con esa penetrante mirada logrando que este agachara la cabeza con apretando sus ojos cerrados –Mírame... –Tocó la mejilla derecha del niño.
-Yo... –Con temor vio a su nakama –Zoro... ¿Qué es lo que te sucede...? Por favor dímelo... –Lentamente abrazó al espadachín y posando su cara al pecho de este continuó –Por favor... Deja de lamentarte por eso, a mi no me importa si eres débil o no... Tú no eres el Zoro que yo conocí... –Se separó de su nakama y esta vez posó sus manos sobre las mejillas de este y se acercó para darle un beso en los labios quedándose un largo momento junto a su nakama. Una vez que lo hizo, se separó de él para mirarlo con una triste expresión –Zoro... Yo... –Estaba listo para mostrar sus sentimientos, pero fue callado por una golpiza de parte del peli verde, cayendo del lado derecho al suelo. Antes de poder reincorporarse, Zoro lo tiró del cabello con gran fuerza -¡¡Me duele...!!
-Ya fue suficiente... –De la nada apareció uno de los sables en su mano y posando la hoja sobre el cuello del pequeño continuó –No sabes cuánto te odio...
-... –Como pudo se zafó del agarre, se levantó y fue detenido del brazo -¡Suéltame...!
-Dices que esas manos son muy preciadas para ti...
-¡Noooo! –Le dio una gran patada en la espinilla, Zoro soltó al niño y este corrió todo lo que pudo para perderlo. Mientras corría por aquel extraño lugar, creció un poco, a lado suyo estaba un rio. Se detuvo unos instantes y miró de nuevo su reflejo –Soy yo... Cuando tenía 15 años... –Contempló cada rasgo de su existir. De pronto, las sombras volvieron a aparecer intentando volver a dañar al muchacho, pero esta vez no se dejaría –Ya déjenme... ¡Ya basta...! –Preparó su gran ataque –Diable... Jamble... –Al atacarlos con el fuego de su pierna, las sombras por fin se desintegraron y con esto, Sanji regresó a sus 19 años. Sin esperar continuó con su huida, pero en su camino, fue detenido por una gran red de hilos blancos -¡Aaahh...! ¡Debo escapar...! –Forcejeó contra los hilos, logró romper algunos, pero...
-No podrás huir más... –Zoro se aproximaba para atacar –Sólo eres un pedazo de escoria... No eres más que un gran estorbo...
-Ngh... –Cerró los ojos tratando de ignorarlo.
-¿Qué pasa...? ¿Acaso ya te das por vencido...? No eres tan fuerte como yo...
-... –Los hilos se volvían a formar gracias a las palabras de Zoro –Debo hacerlo...
-No puedes... Prepárate para ser aniquilado...
-¡¡CÁLLATE...!! –Logró por fin romper todos los hilos, volteó a ver a su nakama pero antes de poder hacer un ataque, el espadachín logró tomarlo de las muñecas arrinconándolo a una pared -¡Suéltame...! ¡Zoro ya basta...! ¡¡¡AAAAAHHHH...!!! –El mencionado enterró su sable sobre las preciadas manos del cocinero para así inmovilizarlo -¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHH...!!!
-Tienes una linda y excitante voz... –Otro sable apareció de la mano del espadachín y con él, esta vez lo enterró en la pierna de su victima.
-¡AAAAAGGGHHH...!
-Si... Grita más... Quiero escuchar esa melodiosa voz...
-Aghh... –Ahogó su voz. Cerró los ojos para poder evadir su infortunio.
-¿Tienes miedo...?
-... –Abrió de golpe los ojos y dio la cara, pero su cara mostró sorpresa –¡Tu...!
-Sabía que eras una basura... –Tenia frente suyo a Judge sosteniendo la espada de Zoro –Ahora podré acabar contigo... Eres el más grande error de mi vida... –Se preparó para dar el ataque final.
-No... No... ¡No...! –Intentó escapar, pero ya era tarde.
-|| ¡¡¡¡MUERE!!!! || -Se escuchó la voz de Judge y de Zoro al mismo tiempo mientras clavaban el sable sobre el corazón de Sanji.
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-¡¡¡AAHHH!!! –Despertó de golpe y miró con desesperación a su alrededor -... –Estaba sudando frio mirando con gran descontrol el bar –Sólo... Fue una pesadilla... –Se había quedado dormido en el sofá del bar -... –Se tocó el pecho y después de un rato, miró sus manos –Sólo estaba soñando... Se sintió tan real... ¿Acaso...? ¿Me estará advirtiendo de algo...? –Dijo esto aun mirando sus manos.
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-Aaaahhh... Nada como un delicioso baño después de terminar con el aseo... –Sanji estaba saliendo de la habitación con un suéter holgado que cubría sus manos y un poco el short que llevaba puesto junto con unas botas de montaña y unos calentadores en sus piernas. Vio que el espadachín se encontraba en el jardín limpiando sus katanas, bajó para hacerle compañía.
-...
-¿Te ayudo con algo...? –Dijo esto mostrando una linda sonrisa.
-No, ya casi acabó... –Dijo mientras colocaba un poco de polvo a la hoja con el uchiko.
-Mmm... –Se sentó en frente del peli verde para ver como limpiaba la espada -¿Qué es...?
-Ah, esto es un uchiko... Esto ayuda a quitar los restos del aceite viejo...
-No sabía que se lubricaba...
-Sí, es para que no se oxide el metal... Debo estar preparado... –Dijo con una leve sonrisa –Listo... Ahora... –Dejó a un lado el uchiko y sacó un pequeño papel de arroz para quitar completamente la suciedad.
-Mmm...
-Listo... ¿Qué pasa...?
-Nada... –Estaba viendo con atención el uchiko mientras movía su afelpada cola mostrando curiosidad.
-Ah, ya veo... –Dejó a un lado el arma, tomó el uchiko y se acercó un poco al cocinero y le dio unos suaves golpecitos en su mejilla descubierta.
-Jajajajaja... Hace cosquillas...
-Oye...
-¿Si...?
-¿No crees que estás un poco descubierto...?
-¿...?
-Hace frio...
-...
-Estamos en invierno...
-No siento nada... –Respondió con esa inocente sonrisa.
-Te acabas de bañar... Hay nieve...
-... ¡Ponte algo...! –Dijo con gran desesperación –¿En verdad no sientes frio...?
-No.
-Ve a ponerte un abrigo, zorro...
-Pero estoy bien con mi suéter...
-Tú... –Tomó al cocinero de los hombros y lo miró con gran amenaza –Quieres pelear, ¿eh?
-Estoy bien, no te preocupes por mi –Dijo sin desaparecer esa sonrisa que hacía perder al espadachín en sus pensamientos –De todas formas te agradezco mucho por preocuparte por mi... –Abrazó de nueva cuenta a Zoro logrando que este se sonrojara.
-O-Oye... ¡Cocinero!
-Te sientes tan cálido... –Se acurrucó en el pecho de su camarada.
-¡Oye, ya basta...! ¡Cocinero! –Trató de quitárselo de encima, pero fue inútil, una parte de él le agrava la compañía del cocinero, pero otra... -¡Cocinero! –Exclamó con un gracioso tono de voz.
-... –Sin decir nada, se limitó sólo a mover con alegría su cola y aferrándose más al abrazo.
-Veo que se están divirtiendo...
-¿Mmm...? –Los dos voltearon a ver al dueño que aquella voz -¡Franky...! –Exclamaron al mismo tiempo.
-¿Y bien Roronoa, explícate...? –Preguntó con celos el cyborg.
-¡Franky...! –Sanji se separó con calma y se levantó para recibir a su nakama con un abrazo –Jajajaja... ¡Bienvenido!
-Ah... –Se sonrojó un poco al recibir ese cálido gesto por parte del rubio -¿Estás bien...? –Dijo tratando de no llorar por la dulce bienvenida del zorro.
-Qué exagerado... –Dijo con desdén el espadachín.
-¡Cállate...! ¡Es obvio que estaba preocupado por el...!
-No es un niño... Puede cuidarse solo... Robot ridículo...
-No querrás verme enojado, Roronoa Zoro...
-¿Me estás retando...? –Tanto él como el carpintero, al mirarse a los ojos, unos rayos salían de estos chocando entre sí.
-Muchachos... ¿Están bien...? –Robin por fin hizo acto de presencia para poder romper ese incomodo momento –Cocinero-san...
-¡Robin! –Fue a recibir a la arqueóloga con mucha felicidad –Bienvenida.
-Gracias, Cocinero-san, fufufufufu... ¿Te encuentras bien...? –Dijo esto acariciando con cariño su cabello.
- ||¡Agh...!|| -Los dos varones se encelaron al ver la linda convivencia de sus dos camaradas.
-Sí, estoy bien... –Respondió Sanji.
-¿No están heridos...?
-No, estamos bien.
-¿Pero cómo es posible...?
-Eso no importa, estoy feliz de ver que estás bien... –Dijo Franky acercándose a los muchachos.
-¿Y yo estoy pintado...? –Dijo con gran enfado el espadachín.
-Ya vi que te encuentras muy bien... –Miradas amenazantes de nuevo.
-Es bueno saber que se encuentran bien... Hoy hace un buen día. –Dijo con una sonrisa la morena.
-Hace mucho frio, mujer... –Dijo con fastidio el marimo.
-¿Acaso no sientes el maldito frio...?
-Es un excelente dia. –Agregó el cocinero
-¡Oye, no andes con esas ropas, Sanji! –Dijo con autoridad el peli azul.
-Deberíamos hacer algo, ¿no lo crees Cocinero-san?
-Si...
-... –Zoro y Franky se sintieron ignorados por unos optimistas piratas
-¿Qué te parece si entrenamos un poco?
-¡Si!
-No soy buena con las patadas, pero puedo enseñarte un poco de yoga...
-No importa, estoy ansioso por aprender. –Y así los dos se fueron a preparar para la sesión de yoga en la sala de entrenamiento.
-Esa arpía...
-Me... Me ignoró... –Dejando así a dos hombres escépticos y con una pequeña pizca de celos bombardeando sus estómagos.
Mientras tanto en la casa de reposo:
-Bien, no podemos quedarnos aquí... –Luffy estaba alistando para regresar al barco.
-¡Luffy, deja de ponerte así! Robin y Franky están en el barco. Todo está bien.
-Si quieres puedes quedarte, yo iré a hablar de algo con Zoro...
-Aaahh... Está bien. Pero recuerda que gasté en este hospedaje para todos, regresa pronto...
-Lo haré... –Salió de la habitación.
De regreso al barco:
-... –Robin y Sanji estaban meditando en la sala de entrenamiento mientras eran observados por Franky y Zoro –Respira hondo... –Sanji obedeció mientras que los otros dos inconscientemente seguían lo que Robin indicaba –Muy bien, ahora abre los ojos lentamente... Nos levantamos... Estiramos un poco nuestras piernas y brazos... Y ahora estamos listos para entrenar...
-¿Qué vamos a hacer...?
-Bien, si no mal lo recuerdo. Tu entrenamiento consiste en hacer primero calentamiento de pierna... –Estiró las piernas adelante y hacia atrás, Sanji le siguió –Ahora, levanta el pie hasta arriba...
-¿Y bien...? –Dijo entre susurros Franky.
-¿Y bien qué...?
-Chopper y Usopp nos contaron lo sucedido...
-Estamos bien, no fue tan grave la herida...
-¿Y con que se curaron...? Dijeron que eran muy profundas...
-Tenía una medicina que compré en la última isla que visitamos...
-...
-Bien, no me creas...
-Zoro, algo te ocurre... No has sido el mismo últimamente... Quiero saber que es lo que te ocurre...
-Me sorprende que te preocupes ahora por mí...
-Zoro... ¿Qué te ha hecho Saji para que lo trataras así...?
-No sé a qué te refieres... –Pero antes de decir más, fue callado con el puño de Franky estampándose en la pared de la entrada.
-Si veo a Sanji llorar de nuevo, te mato...
-Hmm... ¿Lo quieres...? Es todo tuyo... –Dijo con gran enojo.
-Eres un maldito majadero... –Estaba a punto de comenzar una pelea entre ellos...
-¡¡Cuarenta flour...!! –Fueron aprisionados por la inmovilización de Robin –Saben que es de mala educación espiar...
-...
-¿Robin, pasa algo...? –Sanji miró con confusión a su nakama.
-No pasa nada... –Respondió con una sonrisa –Ahora, vayan a discutir a otra parte...
-||Si...|| -La arqueóloga deshizo su técnica y los dos intrusos salieron asustados del lugar.
-Hmm... Parecen unos niños...
-¿Y ahora qué debo hacer...?
-Ah, es cierto... Debemos continuar...
Franky y Zoro fueron al jardín a terminar su ridícula discusión. Escucharon unos pasos a tres metros del barco, fueron a ver de quien se trataba.
-¡Muchachos!
-Luffy... ¿Qué pasó? –Preguntó Franky.
-Sólo vine para ver como se encontraban Zoro y Sanji... –Dijo mirando al espadachín.